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♤14♤SUPOSICIONES

Año 5.
10Ka, 50Ma.
Korbe.

El cuarto de baño no era precisamente el que esperaríamos encontrar en un hotel de California. Las paredes que lo conformaban eran de un estuco ya sucio por el tiempo y sin adornos. No había calefacción, el ambiente se mantenía frío como a las afueras de la posada, a merced de la noche. El único espejo constituía un trozo de metal raspado de una punta a la otra en diagonal, pero reflejaba lo suficiente para mostrarme una Khris ojerosa y como había notado Bastian, con pérdida de peso.

Me asomé entonces a la bañera pero esta tenía una viscosidad verde y residuos de sabrían los xarianos qué cosas. Inhalé y me llegaron olores variados; desde ácidos y dulces hasta putrefactos y desagradables.

Abrí la única llave y dejé que el agua caliente se llevara la suciedad. Añadí también un líquido que me pareció jabón y después de llenarse la bañera me introduje en ella. Suspiré y cerré los ojos disfrutando el momento de paz, no sabía cuánto iba a durar así que debía aprovecharlo.

—¿Khris? —Se oyó desde la puerta.

—¿Sí, Bastian?

—¿Deseas algo en específico para cenar?

—¿Puedo darme el lujo de especificar?

—Puedes especificar y yo veré si hay posibilidades de acercarse a tus deseos.

—Uhm... —Me tomé unos minutos para pensar, jamás di por hecho que tuviera elección en Irlendia-. Pizza por favor y con mucho queso.

—¿Pizza? —Bastian rió—. ¿De todas las comidas en el mundo vienes a pedir pizza?

—Has dicho lo que yo desee.

—Veré qué puedo hacer —añadió y sentí sus pasos alejarse de la puerta.

Me quedé con una sonrisa plasmada en mi cara. Era genial que nos hubiéramos encontrado con el francés. No es que tuviera mucha relación con él en la Tierra pero al ser el mejor amigo de Adrián y además habiéndose ofrecido voluntario para luchar contra los Oscuros cuando más lo necesitábamos, se convertía automáticamente en un aliado confiable. Me quedé conectada con sus palabras respecto al trato que cerró con Adara a cambio de buscar a su hijo y también en los ojos grises enigmáticos que tantas contradicciones causaban en mí.

¿Dónde estaría Adrián? ¿Cómo afectó al resto de los Kane que él tomara la energía Oserium?

De igual modo medité en las últimas noticias que había recibido. En Howlland se estaba sometiendo a los herederos a pruebas para escoger el más capaz, y si Bastian había saltado justo antes que lo anunciaran y llevaba dos meses en Korbe, eso podría significar que ya ese descendiente debía estar en Irlendia. O al menos eso suponía... La cuestión del tiempo me era confusa aún. ¿Quién sería el escogido? Acaso existían posibilidades que...

Sonreí con tristeza y negué para mis adentros. Era imposible que Arthur cruzara a otro universo con la médula espinal lesionada. Aunque me hubiese resultado maravilloso que eso ocurriera y por unos segundos mantuve la fantasía que fuera así. Si el clan Fayrem estaba dispuesto a agregar un descendiente en sus tropas yo respiraba convencida que Arthur llenaría los requisitos. Su fuerza e integridad, sus poderes superiores y el calibre de acero que lo acompañaban eran más que suficientes. Arthur Kane podía ser un digno guerrero fayremse. Era una lástima que él no lo deseara.

Mientras viví en Mansión Fortress no fueron pocas las veces que él se expresó desdeñosamente de su legado legendario. Quería que lo reconocieran por sus capacidades naturales y no por la habilidad adquirida del clan. Arthur era un hombre orgulloso y prepotente, deseaba que su nombre fuera perdurable a través de los años como un humano asombroso y no un descendiente con suerte. Aunque expresado por él mismo, cuando yo llegué a su vida le creció un apego intenso por su ascendencia Fayrem. La debilidad por mi bienestar, el ahínco en protegerme, el cambio de actitud... Arthur Kane entendió su papel en el universo, y ese papel era velar por mi seguridad hasta el final de sus días.

"Voy a defenderte Khris, voy a defenderte con mi vida"¹

Las palabras encerraban tantas cosas... Cuando fueron expresadas no entendí a cabalidad porque una, acababa de despertarme a mitad de la madrugada y dos, aún no había descubierto que era daynoniana. La memoria no me fallaba al respecto: Abrí los ojos por el brusco ruido a mi derecha, sorprendiéndome al instante por el chico que lo había provocado. Arthur con el cabello revuelto y la frente sudorosa se llevó un índice a los labios y me indicó que saliera afuera. Lo hice totalmente confundida, esperando durante mucho tiempo escuchar qué tenía que decir, palabras que se aplazaron por su profunda mirada recorriendo cada centímetro de mi cuerpo. Estaba agitado, con la ropa sucia y una expresión desconcertante. Después de un intercambio corto de diálogos fue cuando me aseguró que me defendería con su vida.

Reconozco que se me agitó el corazón como nunca, porque además del peso de la promesa, ver a un indescifrable Arthur bajo la luz de la luna y con un brillo plateado en los ojos resultaba de las cosas más bellas del mundo.

—Khris. —Bastian volvió a tocar la puerta-. Ya está todo listo aquí afuera.

—En seguida salgo —respondí quitándole el tapón a la bañera.

Como no encontré toalla por ninguna parte encendí una mecha en mi índice y me sequé a lo daynoniano.

Afuera el olor a comida caliente hizo que me rugiera el estómago. Bastian y Forian estaban sentados a la mesa que contenía todo tipo de alimentos deliciosos. Desde pollo hasta uvas, panes recién horneados y dulces con mantequilla.

—No pude conseguir pizza —lamentó el francés.

—Calla. —Sonreí, no era pizza pero bueeeeno... Tampoco había que ponerse exigente.

Forian se levantó y me ofreció su silla para que me sentara.

—¿Y tú?

—Comeré luego —alegó él.

Me senté entonces y probé un dulce de harina, disfrutando como crujía entre mis dientes.

—¿De dónde ha salido esto? ¿Acaso hicieron un mini agujero negro para traer comida de la Tierra? —indagué, felizmente sorprendida.

—Respondería que de la cocina de la posada pero en realidad es un regalo de Uno.

—Y de nuevo con el misterioso que se nombra con el dígito —recordé muerta de curiosidad—. ¿Cuándo me contarás quién es este amigo tan influyente Bastian?

—Yo no lo llamaría amigo —rebatió tomando un muslo de pollo y enterrando en el mismo sus dientes.

Imité la acción con gusto: el pollo estaba delicioso.

—Bueno, adquirimos hospedaje para los tres a precio bajo —Empecé a contar con los dedos—, seguridad y discreción por toda la noche y ahora este exquisito manjar. Y tú dices que no son amigos...

—No hables con la boca llena princesa —notó Forian.

—Mjum. —Mordí otra vez el muslo de pollo con la intención de devorarlo de un bocado.

—Y mastica bien la comida antes de tragarla —regañó cruzando los brazos sobre su pecho.

—Sí jefe —bufé.

—Ustedes dos parece que han vivido juntos toda la vida —resaltó Bastian.

—Forian no lo dice, pero yo nací y le di sentido a su vida —jaraneé tratando de sonar graciosa— ¿Verdad Forian?

La respuesta vino de una forma inesperada, porque se inclinó y tomando mi cara con una mano usó el pulgar de la otra para limpiarme el mentón.

—Pareces una niña... —dijo bajito mientras me limpiaba también alrededor de la boca mirándome extraño.

—Y tú mi niñero —contesté dejándome limpiar—. Pero eso te encanta ¿verdad? —reí.

Forian no rió, como era de esperarse. Pero en el afán de sostener mi cara sus ojos se encontraron con los míos y por esa misteriosa razón se le oscurecieron considerablemente. Yo percibí algo, algo grande. No supe si por ser daynoniana, o él como destroyador me transmitía algún tipo de mensaje. Pero me estremecí bajo su agarre y Forian no me soltó. Apretó el pulgar en mi labio e hizo presión hasta que abrí la boca...

—Ya está —susurró sabiendo que lo que tocaba a continuación era apartarse.

Y lo hizo.

De una forma extraordinaria pude escuchar su corazón galopando como un potro descarriado.

El calor corporal del destroyador también había subido a grados supremos y sus pupilas estaban dilatadas. El francés tosió incómodo y yo me quedé ahí, entre la incertidumbre y el escozor de mi vientre.

—Voy al baño —se excusó Forian y se perdió por la puerta.

Bastian controló su tos y siguió comiendo avergonzado.

—Em... ¿qué fue eso? —pregunté más bien para mí misma.

—¿Tu confesión directa o la reacción natural del otro?

—¿Confesión directa?

De verdad no tenía idea de a qué se refería Bastian porque había confianza entre Forian y yo para que me atreviera a decir ciertas cosas, por tanto no debían ser tomadas como confesión.

—Verás Khris, tengo una hermana de tu edad así que toma a bien lo que voy a decirte.

—Te escucho.

—Digamos que tratas a Forian de una manera muy... —Hizo una mueca con su cara- ¿Íntima?

—Pero eso es normal entre nosotros —resté importancia y sacudí con la mano.

—Bueno, fuera normal con una amiga o un hermano. Pero él no es ninguna de esas cosas.

—Es mi guardián.

—Exacto. Un guardián con necesidades masculinas...

—Estás suponiendo que...

No terminé la frase y sentí unas chispas estremecer mi pecho. Me asusté con mi deducción al respecto. Entonces estallé en carcajadas.

—¿Estás loco? Forian jamás... él no... ¡Cielos no! Por todos los clanes es que no es posible.

Mi cara risueña fue poco a poco dando lugar a una expresión seria. Yo era la que se debatía por cuestiones de sentimientos, no él. Forian era maduro, despejado en pensamientos y jamás actuaba por impulso antes de decidir qué era lo correcto.

Medité en esas cosas y sostuve mi postura. Aunque no ayudó la expresión de Bastian que seguía firme ante su hipótesis.

—Es que no tiene sentido Bastian —intenté esa vez con más convicción—. Es un destroyador y uno muy inaccesible —agregué como si eso lo explicara todo.

—Tiene un corazón que le bombea sangre a todas partes Khristen. —El chico abrió los ojos y chasqueó la lengua.

—Por todos los clanes. —Abrí los ojos—. Tanto tiempo solo en Korbe le ha hecho mal a tu cabeza. —Le di unos toquecitos en la frente y volví a enfocarme en la cena.

—Digo la verdad princesa —afirmó en tono suave y educado—. Que tú te niegues a verlo es otra cosa...

Las últimas palabras se escucharon en susurro, como quien dice algo para que no le respondan pero que se quede ahí, flotando en el aire para hacer mella y te quedes pensando.

En realidad entendía la posición de Bastian. Volví a meditar en todas las veces que traté de hallarle explicación al extraño lazo que nos mantenía a Forian y a mí unidos. Incluso llegué a pensar que se trataba de algo más, hasta que él devoró un híbrido prácticamente en mis narices.

Pero juraba que era yo la que era un lío sentimental y que el destroyador jamás intuyó nada al respecto. Es más, desde nuestra conversación del Clan Destroyers y la elección que debía hacer el Alfa de su pareja, me quedó más que claro que Forian no desarrollaba sentimientos románticos, más bien actuaba según la tradición de su especie. Y eso incluía: ser escueto, no tener sentido del humor, advertir peligrosidad, mantenerse carnívoro por instinto y en su caso único, protegerme a toda cosa. Punto final, eso resumía a Forian.

Bastian y yo seguimos compartiendo la cena hablando de otros detalles del mundo Korbe y aunque se lo agradecí, la cuestión principal continuaba dándome vueltas en la cabeza. Lejos de eso, el francés me contó que las lluvias eran tan ácidas para la piel humana que una exposición constante podía crear úlceras muy feas. Le sucedió el segundo día que llegó y estuvo padeciendo las secuelas. También que no se podía confiar en nadie, pues hasta el de apariencia más inofensiva podía esconder un motivo podrido dentro. Lo decía por experiencia aunque no quiso especificar cuál, solo que sufrió a causa de esto hasta que Uno lo encontró y mandó a que lo curaran.

Luego llegamos a la parte que me interesaba: sus amigos los dígitos. El heredero Dubois tuvo cuidado de no revelar mucho, pero al parecer se trataba de un grupo de xarianos desprendidos del gobierno que tenían cierto control en Korbe pero actuaban desde las sombras. En fin Uno, que era el líder, lo había llevado a su 'guarida' y había permitido que un tal Siete lo curara. A cambio el francés tuvo que hacer varios trabajos para ellos pero tampoco quiso decir cuáles. De hecho cerró el asunto y se levantó a recoger los platos.

—¿Vendrá alguien a llevárselos?

—No será necesario. —Guiñó el ojo y se dirigió a la esquina del lugar donde se encontraba un largo tubo plateado que se enterraba en el suelo.

Bastian puso los utensilios en un agujero del mismo y accionó un botón de un panel que produjo la succión de los objetos.

—Los baja directo a la cocina.

—Genial. —Chiflé.

—No has visto nada. Esta posada carece de los adelantos tecnológicos que hacen de los xarianos los mejores eruditos de Irlendia.

—Ya me di cuenta. —Alcé las cejas torciendo los labios.

—Pero ahora imagina los hoteles de lujo, los establecimientos acaudalados del Downtown. En Imaoro hay derrochada tanta ciencia y dinero que ridiculizaría a los más grandes soñadores de la Tierra.

—Forian y yo no hicimos estancia en la capital ya que huíamos de la policía. Pero lo poco que vi me convenció que los creadores de las pelis de ciencia ficción matarían por hacer un Discovery allí.

Terminando yo de hablar la puerta del baño se abrió y Forian complació con su presencia silenciosa acercándose al tubo que conectaba con la cocina de la posada. Su cuerpo estaba mojado y los poros exudaban pavor, de seguro por el agua hirviendo con la que se había bañado.

Tecleó un menú en el panel y esperó de pie a que le llegara. Quise decirle algo, lo que fuera, pues sentí una tensión rara en el aire. O tal vez estaba influenciada por las palabras del francés y por alguna razón quería demostrar lo contrario. Pero al final decidí morderme la lengua en vista de no encontrar nada importante que decir.

Bastian atravesó la estancia y sacó una cama de la pared.

—Es tarde, deberíamos descansar —sugirió—. Mañana nos espera un día agitado.

—¿Sabes dónde puedo conseguir una nave?

—Conozco un sitio en el mercado negro donde las alquilan, pero son demasiado caras. Por ese motivo he estado ahorrando para buscar a Adrián en una de esas. Y ya luego tenía planeado usar la energía Oserium para que ambos regresáramos a la Tierra.

—¿Cuánto llevas reunido?

—Casi todo, estoy seguro que puedo regatear por un Y20.

—¿Existe el Y20?

—Y el Y30 —informó él—. Son naves no hostiles creadas por los xarianos con el único objetivo de transportarse de un mundo a otro. La cifra numérica indica la generación. Y01 fue la primera y fueron ascendiendo de uno en uno hasta llegar al 10. Luego las fabricaron por centenas: Y10, Y20, Y30... La última es Y90, trabajada para viajar con más confort.

—¿Y las naves que usaron los Oscuros para atacarnos? —quise saber.

—Debieron ser X50, tienen lo necesario para iniciar un combate espacial pero no son lo suficientemente grandes para considerarse buques de guerra.

—¿Hay más? —Alcé las cejas.

—Son varias en dependencia del uso. Los buques de guerra son los más potentes fabricados hasta la fecha y el último modelo Z80, salió a principio de este kiloaño actual, en el año uno.

—Estás bastante informado para llevar solo dos meses en Korbe.

—Tuve que aprender rápido si quería sobrevivir —se limitó a revelar zanjando el tema—. Ahora ven. —Palpó la cama—. Trata de tener un sueño reparador.

—Gracias. —Me acosté preguntándome cómo se compartirían él y Forian para dormir.

Restaba una cama y no era grande. Pero no dije nada al respecto suponiendo que el destroyador dormiría en las alfombras. Teoría que confirmé al ver que Bastian sacó una manta extra de un cajón y la acomodó en el suelo. Después dio dos palmadas y las luces del área se apagaron.

—Buenas noches —despidió.

—Buenas noches.

Vi como sacaba la otra cama para sí y se acostaba en la misma. Luego me enfoqué en la única luz encendida de la habitación proveniente del comedor. Allí aprecié a Forian sentado a la mesa devorando un pulpo en salsa. Habían varios platos ya vacíos y otros ocupados de carne variada. Sí que ese ser comía carne a cantidades desorbitantes...

Hizo por venir a mi mente el suceso impactante del Estanque negro pero lo aparté para poder dormir tranquila. No me apetecía que mi último pensamiento antes de dormir fuera Forian en esas condiciones. Así que cerré los ojos y empecé a contar cerditos con pijamas rosados. Según los estudios humanos no resultaba un método muy eficaz pero estaba en Irlendia, otro universo, otras reglas.

Y el caso es que me quedé dormida antes de llegar a cien.

Sangre, híbridos desollados y una noche fría que helaba los huesos. Traté de cerrar los ojos pero seguían apareciendo por docenas. Cientos de ellos.

Obligué a mi cuerpo a reaccionar para escapar de aquel valle del miedo, pero justo cuando me volteé para echar a correr, un destroyador alto e impresionante me cortó el paso. Forian estaba sucio, despeinado y hambriento. Sus garras relucían, sus ojos pardos tenían las pupilas aumentadas.

—¿A dónde pensabas irte? —inquirió con voz ronca.

—¡Aléjate de mí! —Retrocedí.

Él se agachó, apoyando sus puños en tierra sin apartar sus fieros ojos.

—Nunca.

Y en un pestañazo se abalanzó, al tiempo que yo echaba a correr para salvar mi vida...

—♤—

Abrí los ojos de golpe sintiendo una presión en el pecho. Mi respiración estaba descontrolada y la adrenalina me corría por los miembros tal como si hubiera estado corriendo de verdad. Había sido una horrible pesadilla. Intenté recuperar la calma para volver a dormir, pero unos murmullos me lo impidieron.

El cielo todavía se veía negro por la ventana, lo que me indicó que probablemente habían transcurrido pocas horas. Mis pupilas tardaron en enfocar con detalle la habitación porque todo estaba en oscuridad total. Quizás lo más inteligente hubiera sido volver a conciliar el sueño, teniendo en cuenta lo agotada que estaba no me sería difícil en absoluto. Mas los murmullos captaron poderosamente mi atención obligándome a resistir.

—¿Y qué piensas al respecto? —Identifiqué la voz de Bastian.

—No lo sé... No es algo en lo que he pensado —confesó Forian.

Mis pupilas a base de esfuerzo lograron adaptarse al medio. Distinguí al francés en su cama, boca abajo con los codos apoyados en el borde de la misma. El Alfa de los destroyadores permanecía sentado en el suelo con la espalda arrecostada en la cama, en el mismo borde donde se apoyaba el otro.

—Pero deberías pensarlo Forian.

—No estoy acostumbrado a lidiar con ciertas cosas. En el clan Destroyers te entrenan para ser un cazador capaz, pero nadie te habla de cómo lidiar con sentimientos.

—Khris piensa que se debe a tu condición de guardián y todo ese rollo.

—Es mejor que lo siga pensando, no quiero asustarla.

Asustada estuve en ese preciso instante al escucharlo. ¿Era real u otro sueño de esos que jugaban con mi mente? A ese punto me encontré sudando y con una presión súbita en el tórax. No había escuchado el contexto, no podía sacar conclusiones precipitadas...

Ayudó que ellos se pusieran hablar de cosas aburridas como el sistema binario de los equipos del clan Xariens para yo desconectar mi cerebro y volverme a dormir.

Lo menos que debía rondarme era la suposición que Forian, mi guardián, empezaba a tener sentimientos de otra índole por mí.


♤Notas♤

Hola!!! No olvides dejar tu voto.

Sobre este cap, recordamos que Khris ya no está confundida porque sencillamente los destroyadores en todas sus facetas son muy perturbadores a su parecer. Quizás a ustedes no, pero tengan presente que ella tiene 19 años y un montón de responsabilidades que asumir. Además que la sensibilidad de cada ser tiene medidas diferentes y la de Khris no pudo combatir ver cosas que desconocía de Forian.

No obstante, eso no quita el hecho de que él... ¿cómo dijo Bastian? Tiene sangre que le bombea a todas partes... ¡UM! Comentarios >

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