Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☆31☆ ME SIENTO FATAL, EN MUCHOS SENTIDOS...

Aaron.


Hoy ya es jueves y tampoco he recibido noticias suyas. Estoy desesperado, no se que hacer. No contesta mis llamadas, no me manda un aviso de nada... Mi padre me dijo que si Maggie seguía faltando al trabajo sin explicaciones tendría que despedirla. Yo intento convencerle que ha debido pasar algo realmente gordo para que parezca desaparecida de la faz de la tierra. Hoy envié en secreto a Eddy a manejar a su apartamento e investigar qué está pasando.

—Hijo, no has tocado tu desayuno —hace notar mi padre señalando los platos que tengo al frente.

—Creo que estoy un poco acatarrado.

—¿Cuándo ha empezado el malestar?

—Hoy cuando desperté. Me duele un poco la garganta.

—No podrás ir el fin de semana a la fiesta del yate que están preparando los Nakamura.

—Va a ser que no —respondo pinchando con el tenedor una cereza.

No me interesa ir a esa estúpida fiesta de todas maneras...

Mi padre sigue comiendo en silencio y yo tanteo entre introducirme un trocito de manzana o uno de piña. Al final vuelvo a darme otro buche de batido. En la acción, me atraganto y empiezo a toser descontroladamente. No, no porque esté malo, sino por la escena increíble que ven mis ojos. Arthur y Khris están bajando la escalera principal. Los dos, juntos, provenientes de la misma dirección... Mi padre ha quedado igual de desconcertado. Bajan hablando normalmente, sin discutir ni decirse ofensas, y cuando llegan a la mesa mi hermano le pide a ella que se siente.

—Buenos días —dicen al unísono y tanta sincronización me eriza los vellos.

Intercambio una breve mirada asustada con mi padre que ahora se hace el desentendido y sigue comiendo sus crepes.

—¿Que tal estás Khristen? —le pregunta.

—Muy bien señor Kane gracias.

Arthur chasquea los dedos y unos sirvientes empiezan a servirle los platos a ambos.

—No podré comer todo esto —chifla Khris.

—Si puedes comer infinidades de pizza, podrás comer fruta —contesta Arthur ¿divertido?—. Por cierto deberías regularte con eso.

—¡Oye! La pizza es sagrada no te metas con ella —Khris le tira un pedazo de servilleta.

—¿Dónde han dormido? —No me aguanto más y lo suelto.

Las caras risueñas se evaporan.

—Aaron —Mi padre parece que se ha tragado un pimiento—, ¿no te he enseñado nada de prudencia? —masculla entre dientes.

—Hoyuelos, cómo se te ocurre... —Traga saliva mi amiga sin saber que más decir, atónita.

—Por supuesto que en lugares separados ¿a qué viene eso Aaron? —regaña mi hermano.

—Si tienen algo pueden decirlo —Me limpio tranquilamente la boca.

—¡No! Por supuesto que no —chilla Khris.

—¿Estás loco? —se ofende Arthur.

—¿Aaron qué te sucede hoy? —interviene mi padre.

—¿Qué me sucede? Qué estoy harto que Arthur haga siempre lo que le plazca por ser Arthur —Me levanto de la silla tirando la servilleta.

—Y otra vez... —vira los ojos el mencionado.

—Sí otra vez. Porque te peleas conmigo por haberme enamorado de una 'vulgar sirvienta' y vas de chismoso con nuestro padre. Pero ahora vienes, bajas con ella de allá arriba, la sientas a la mesa ¿y aquí no ha pasado nada? Por favor...

—Aaron siéntate —ordena grave Arthur.

—No gracias, he terminado. —Procedo alejarme de la mesa para ir al garaje— Y lo siento Khris, no es nada personal contigo —me disculpo antes de irme de la estancia.

De verdad no estoy molesto porque ella se siente a la mesa con nosotros, después de todo también lo hace en la Academia. Lo que me duele es toda la revolución que formó mi familia por lo de Maggie ¿por qué no puede ser igual que con Khris? Yo también la quiero a mi mesa todos los días, desayunando y riendo antes de ir a clases. Pero no. Tienen que amenazarme con despedirla, obligarme a no dirigirle la palabra y presionarme indirectamente a buscar alternativas escondido para poder pasar tiempo de calidad con ella.

Cuando llego al garaje entro al Bugatti y me quedo un rato sentado jugando con el timón. Así no podré seguir viviendo. Hace rato una idea me está deambulando en la mente y al principio me pareció extremista  pero creo que finalmente la llevaré a cabo: Voy a irme de Mansión Fortress. Si aquí se me imposibilita estar con Maggie, pues me mudaré. La amo, quiero casarme con ella y formar una familia junto a Isabella. Después de todo, no seré el primer Kane que lo haga. Todo el mundo sabe que la madre de Ábner no era de origen digno, mi tío Alker se encargó muy bien de ocultarla ¿por qué más sería?. Además el patrón está en los mismos Legendarios. Ellos abandonaron su universo, su encumbrada posición y se mezclaron con humanos inferiores y de su descendencia vinieron los linajes. ¿Qué diferencia hay entonces con quién me case?

—¿Puedo entrar?

Es Khris la que me saca de mis pensamientos. No he escuchado cuando ha entrado al garaje y llegado a la puerta de mi auto.

—Claro. —Abro para que se siente.

—¿Cómo estás?

—He tenido días mejores. —Me encojo de hombros.

—Lo siento —me compadece.

—No, yo lo siento Khris. Lo que sucedió allá adentro... no quería hacerte sentir mal.

—No lo hiciste Hoyuelos, tú jamás conseguirías hacerme sentir mal.

—Es un consuelo saberlo.

—Pero quería aclararte que Arthur y yo no...

La miro. Ella está jugueteando con sus dedos sin concentrar la vista en ellos, o en mí, o en algo en particular. Parece indecisa sobre la elección de palabras más acertadas.

—Que Arthur y tú...

—Pues que no pasa nada ¿sí?

—Eso no parecía hace cinco minutos.

—Por favor —bufa—, tú y yo nos demostramos mucha más confianza y eso no significa nada.

—Exacto, nosotros. Pero tú y Arthur se odian.

—Bueno odiar que se diga odiar... es una palabra muy intensa.

—Anja, justo la ideal para caracterizar toda la intensidad que ustedes se tienen. —Mi amiga aprieta los labios y juega con el llavero del kit que tengo colgado en la pizarra del auto—. Por favor Khris, desde el primer día que pusiste un pie aquí ha sido evidente los contrapunteos que has tenido con mi hermano y viceversa. Y ahora resulta que de repente se llevan de maravilla.

—Ya lo hemos superado ¿vale? —Me mira finalmente tratando de convencerme y yo arqueo ambas cejas —. Más... o menos. El caso es que lo estamos superando. Estaré aquí el resto de mi curso en Howlland, no puedo pasarme cinco años discutiendo con Arthur.

—No, no puedes.

—Y además han pasado cosas... cosas sobre mí que me han hecho replantearme otras tantas. Arthur me dió apoyo anoche cuando lo necesitaba.

—¿Arthur?, ¿dando apoyo? Eso me hubiese gustado verlo.

—Fue peculiar, como todo lo relacionado con él. Pero sí, a su forma estuvo para mí y me dió el apoyo necesario. Luego me dejó dormir en su habitación y él se fue a otra.

—¿Sabes que todavía puedes contar conmigo verdad? —le recuerdo—. Puedo tener mis problemas pero nunca estaré suficientemente complicado para ti Khris.

—Gracias Hoyuelos —sonríe apretándome un cachete con suavidad—. Tú siempre has sido un encanto, lo sé.

—¿Quieres que nos vayamos juntos a la Academia hoy? En la limusina de mi padre digo. A no ser que ya hayas hecho planes con tu nuevo gran amigo Arthur —jaraneo con tono majestuoso y ella me golpea por el brazo.

—Por supuesto que nos iremos juntos tonto. Voy a mi apartamento a cambiarme.

—Yo estaré un poco más aquí —anuncio mientras ella se baja del Bugatti.

—Nos vemos pronto.

—Hasta pronto.

Veo como se va animada hasta la entrada y luego desaparece por la puerta del garaje. No sé que le habrá sucedido ayer pero al parecer, lo que hizo Arthur la ayudó bastante. En realidad, aún no soy del todo partidario de mi hermano como paño de lágrimas pero si Khris de veras se sintió mejor con él... bueno, ellos sabrán sus cosas.

Me quedo un rato más dándole vueltas a mi reciente plan y luego decido subir a mi habitación para terminar de retocarme. Me coloco una chaqueta roja estilo presidente con muchos botones con grabados en ellos, AK resplandece en oro y me gusta la vista que proyecto. Para mí vestir no es simplemente algo que hago todos los días, más bien significa seguridad, respeto, diplomacia. Reafirmo cada palabra mientras peino mi cabello hacia atrás, por alguna razón los lunares de mi cara hoy se notan en exceso.

Cuando bajo y me dirijo al driveway me sorprende ver a mi hermano dentro de la limusina con todos los demás. Está sentado al frente de Khris y ella está riendo por algo que no logro escuchar.

Arthur gracioso...

Mmm, esto me está dando por pensar tantas cosas y ya no sé cuál es la correcta.

—¿Y el Lamborghini? —pregunto acomodándome al lado de Khris.

—En el garaje —responde mirando con seriedad—, ¿no es obvio?

—Hay muchas cosas obvias que sin embargo me siguen extrañando. Por ejemplo, llevas días yéndote aparte, ¿y este repentino deseo familiar?

—Hoy no me apetece manejar.

—Dile a Jackson que te lleve.

—No me apetece decirle a Jackson que me lleve —agrava el tono, fulminándome con la mirada—. Además soy alérgico a que otra persona toque mi auto —desvía los ojos y se concentra en Khris—. Entonces ¿aceptas?

—No creo que los demás se sientan muy cómodos.

—A quién le importan los demás, ¿tú quieres ir?

—Siento curiosidad —acepta Khris colocándose un mechón rojo tras la oreja.

—Entonces vendrás conmigo y listo.

Saco mi iPhone dándome cuenta que hablan de la fiesta en yate que organizan los Nakamura. No me hace especial ilusión ir, me siento fatal por la gripe que empieza a caminar por mi organismo y no tengo noticias de Maggie. Pero si Khris va pudiera hacer un esfuerzo, no confío en Arthur. Conociéndolo lo más probable es que se vaya por ahí con nuestros primos y deje a la chica olvidada en una esquina.

El trayecto a Howlland hoy me demora más de la cuenta, supongo que estoy ansioso. Y el resto de las clases también se vuelven una eternidad. Lo único entretenido es cuando Khris decide en el almuerzo escoger macarrones con queso y una salsa con mucho tomate. Hicimos una competencia de quien comía más rápido.

Ganó ella.

Después, a diferencia de veces anteriores, mi amiga decide quedarse en la clase que damos en el campo de entrenamiento afirmando que quiere ver mi habilidad en directo.

Estoy abajo en la tabla, he faltado bastantes días y mi puntaje da risa. Si hoy no levanto, me espera una charla con nuestro querido director alias mi padre. Los Kane tenemos que estar arriba, siempre. Así que la tarea de lanzar navajas hacia la diana me la tomo muy en serio. Desde antes voy llamando a las ondas de aire con la mente. Estiro las manos y empiezo a sentir el cosquilleo entre mis dedos. Cuando es mi turno, el auxiliar desencaja las navajas y las coloca en la bandeja a mi derecha. Antes de mí, ha lanzado Eskandar Kumar. El tío es muy bueno en casi todos los ejercicios. El hecho de ser elemento tierra y aire le da sobre ventaja por encima de los demás pero no de mí, no de un Kane.

—Listo Aaron, cuando quieras —grita el profesor detrás de una valla.

No miro a nadie y por el contrario, desprendo el control del aire que he estado reteniendo. Las navajas empiezan a vibrar, y poco a poco, en orden, se levantan y alzan quedando suspendidas en el aire en posición vertical. Trago saliva y apunto con las manos al frente. Los objetos filosos salen disparados a la diana y se encajan en el mismísimo centro.

—Touché —digo bajo y los aplausos no se hacen esperar.

Esto me dará un diez seguro.

—Eso ha sido impresionante Hoyuelos. —Khristen me abraza emocionada— ¿Aaron? —Me toca la frente preocupada—. Estás hirviendo.

—Es por la gripe.

—Vamos a que te vean en la enfermería.

—No, que me vea Vanessa en casa —reposto y me aparto.

Subido mi puntaje no tengo otra razón de peso para quedarme. Me empiezo a sentir realmente mal.

—¿Quieres que le avise a tu padre para que te pida un coche?

—Tomaré la limusina —le digo con una idea fija. Necesito conducir solo ya que antes de la Fortaleza pretendo hacer una parada.

Le doy la noticia al profesor y me asegura que le comunicará después a mi padre. Atravieso la Academia y algunas chicas murmuran sonrojadas entre ellas cuando les paso cerca. No pierdo tiempo en cambiarme la ropa de gimnasia y voy directo al estacionamiento

El señor Alioth Kane, mi querido padre, detesta que usen su limusina.

«Qué bien que no está aquí para verlo» reposta mi voz interior.

Introduzco las llaves que he cogido antes de su despacho en el lugar correspondiente y el motor se enciende. Me siento fatal de verdad, pero empeorará si no acabo de descubrir que está pasando, pues esperar a las cinco de la tarde a ver Eddy para descubrirlo me resulta insoportable.

—☆—

—¡Cómo que se ha ido! —me quejo ante la casera del apartamento de Maggie.

—Entregó ayer al mediodía y se fue con todas sus cosas.

—No puede ser. —Entierro los dedos en mi cráneo, esto no tiene sentido.

Doy la vuelta a la limusina y me encierro dentro de ella. No puede haberse marchado sin más, haberme dejado sin noticias... Ese apartamento lo escogimos entre ambos y pasamos buenos momentos allí. Le pagué todo un mes adelantado y ahora ha perdido el depósito sin razón aparente. Algo ha pasado y mi mente empieza a imaginar el qué. Comienzo a sudar más denso y no tiene que ver con la gripe. Una furia impropia de mi carácter es ahora la que domina mis sentidos.

《Como me entere que has tenido culpa Arthur Kane juro que te rebano los sesos》

Aprieto el volante cargado de dicha furia y me entran ganas desesperadas de golpear algo. Fue él, su estúpido ego no pudo soportar que la recontratara y luego nuestro padre no la echara de nuevo. Ya me lo imagino amenazando a la pobre para que las cosas resultaran según sus caprichos. Juro que esta vez, enfermo y todo voy acabar con mi hermano. Y después que lo haga lo obligaré a decirme dónde está ella, y vaya si lo obligaré... lo obligaré con mi pie en su garganta si es preciso.

Enciendo nuevamente el motor y manejo consternado a Mansión Fortress. Creo que la fiebre comienza a subirme porque me siento más caliente. Así que manejo de forma torpe y cojo la avenida más rápida. No me fijo mucho en los alrededores producto a la velocidad, pero debido al cambio de luz del semáforo justo antes de doblar a la siguiente esquina, mis ojos inquietos empiezan a detallar el entorno. La jardinería por esta área está desatendida. También veo un restaurante barato que tiene divisiones de cristal y... Mi boca se abre producto a lo que contemplo asombrado. con una imagen que mi cerebro no quiere procesar.

Es... ella. Está sentada a una mesa con un vestido azul que le compré en el Centro Comercial la última tarde que nos vimos. El cabello chocolate le cae amoldado a un solo lado del cuerpo y ríe coqueta y... feliz con la persona que tiene al frente. En un momento extiende la mano izquierda sobre la mesa y el hombre coloca la suya encima, en una caricia que consigue hervirme más la piel de lo que se encuentra. Maggie no la retira y sigue su animada conversación sin pensar un momento lo que está haciendo, sin pensar en... en mí.

Comienzan a intercambiar muestras de cariño y ya no puedo seguir mirando. Es asqueroso..., asquerosamente vergonzoso.

Una punzada de dolor me entra por el pecho, oprimiéndolo, consumiéndome a un manojo de contradicciones y lágrimas ¡Maldita sea! Duele, quema y escuece, ¿por qué lo está haciendo? ¿por qué me está haciendo semejante barbaridad?. No lo merezco, no...

Me limpio con rabia el camino de lágrimas que se ha formado pronto. Limpio y limpio, pero siguen saliendo como una manguera que brota sin ánimos de cerrarse. Golpeo el timón una y otra vez y lo comprendo todo. Me doy cuenta lo patético que debo verme, con fiebre en la limusina que mi padre no sabe que he tomado, a punto de estallar por el malestar y llorando al costado de un restaurante para pobres por la mujer más cruel de Estados Unidos.

《Me das asco Aaron》

Me asqueo, pero no deja de dolerme. El semáforo cambia a rojo y el claxon del auto que permanece detrás empieza a apremiarme. No me quedaré media hora más en este lugar torturándome con la espantosa escena. Así que me obligo a reaccionar y salir disparado hacia un lugar donde pueda esconderme, esconderme y llorar sin parar. Porque eso es lo que quiero hacer, patear todo y llorar hasta deshidratarme, hasta perder la consciencia...

_Notas_

Corrección: Arriba debía ser "el semáforo cambia a verde". Lo coloco aquí para no corregir el párrafo y se pierdan los comentarios 🙏🏻.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro