16 Isabella
Llegamos finalmente a la que es nuestra casa, Stella y Jasmine nos esperaban con la cena lista, el viaje fue agotador y llegar para ver que mis suegras nos esperaban con comida casera, fue un mimo al alma.
—Hola, nuera —me dice Stella con una gran sonrisa—. Quién iba a decir que pedir tu número hace unos meses para que mi hija se divorciara de ese imbécil, terminaría haciéndonos familia.
—¿Quién lo diría no? —le sonrió y entonces Jasmine me saluda con un gran abrazo también.
—Bienvenida a casa. Vayan a lavarse las manos y ya servimos la comida.
Les hacemos caso y vamos a lavar nuestras manos, cenamos, conversamos con ellas. Luego salgo un momento al patio mientras Jasmine y Laura sirven el postre conversando adentro, Stella sale conmigo un momento.
—Desde hace tiempo no veía a mi hija tan feliz —la miro le sonrió—, también trajiste a mi hijo de vuelta —toma mi mano—. Gracias Nathalie, has hecho mucho por mi familia, nuestra familia ya que ahora oficialmente eres parte.
—Ella también ha hecho mucho por mí —suspiro—. Me ha dado un nuevo propósito, valentía y finalmente soy libre de ser quién soy, porque enfrente a mis padres y saben que la amo —ella dibuja una gran sonrisa al escuchar la palabra amor en mi boca destinada a su hija—. Aún no se lo digo, quiero que sea en un momento especial —asiente—. Sé que no estuvo bien la persona que fui con Avery, pero si no la hubiera cagado quizás, no me habría abierto a Laura y no habría valorado realmente todo lo que ella me da y se merece, tal vez seguiría igual de gay de clóset.
—Te entiendo y créeme a esa mujer colorada de adentro le pasó lo mismo, hasta que entendío que era perderme definitivamente o arriesgarse a todo.
—Bueno creo que Jasmine y yo, solo ganamos al final. Gracias —le digo a Stella—, por cuidar de ellos. Cuando busqué a Ender leí su expediente —ella baja la mirada—, sé que es un tema difícil de tocar y no voy a presionarla, pero tenía la necesidad de decirte esto. Ellos fueron muy afortunados al tenerlas —me acerco y la abrazo.
—Nosotras fuimos las afortunadas, eso te lo aseguro —se separa y acaricia mi mejilla de manera maternal—. Ahora dejaré en tus manos a mi tesoro y mi nieta, te toca a ti cuidarlas.
—Y lo haré hasta el último de mis días.
—Ya está servido, duo de románticas sentimentales —sale Jasmine y Stella entre con una sonrisa besándola.
Tomo lugar al lado de mi novia y mientras conversamos con nuestras manos entrelazadas, acaricio la suya con mi pulgar. Algunos pensarían que novia e hijo en camino sería demasiado, pero para mí se fue dando de manera gradual y natural, antes de caer en la cuenta de que mis sentimientos comenzaban a ser cada vez más fuertes, ya estaba tan colada por ellas, y se habían metido tan profundo en mi corazón que solo había una alternativa sino quería perderlas, y era aceptarlas y aceptarme.
El último mes de su embarazo se pasa rápido, abrí el estudio con tres colegas más, Calum me propuso comprar mi apartamento, siempre le había gustado ese lugar, me dió un buen adelanto de dinero mientras lo demás se lo financie y con ese dinero compré una casa de la que aún Laura no sabe nada, ella renta la casa en la que vivimos ahora y yo quería que tuviésemos nuestro propio hogar para criar a nuestros hijos, porque sí en el futuro me encantaría que Isabella tuviera con quién compartir y ser una gran hermana mayor, después de ver a Ender y Calum, que son los mejores hermanos, nuestra hija podría tener esa complicidad con un hermano o hermanita más.
—¡¿Qué ya qué?! —recibo la llamada que estaba esperando aterrorizada este último tiempo—. Diego debo irme ya va a nacer mi hija ¿Cierras tú?
—Sí, Nat, ve y ¡Felicitaciones mamá! —me grita mientras salgo corriendo por la puerta.
Mamá, mi corazón se llena de gozo. De los nervios se me caen las llaves y el teléfono, pero subo a mi auto con una gran sonrisa. Llego al hospital sumamente aterrada ¿Quién no estaría aterrado y feliz por el nacimiento de su primer hijo? Saludo a mis suegras igual de nerviosas que yo, Ender y Estefanía llegan detrás de mí y Calum me dice que está viajando. Ella está con contracciones y al momento de verme su gesto es de alivio y dolor.
—Aquí estoy, amor ¿Desde cuándo estás con contracciones?
—Desde... esta mañana antes de... que te fueras —dice entre medio del dolor.
—¿Por qué no me dijiste y me quedaba?
—Porque me ibas a poner más nerviosa, amor —sonríe a duras penas—. Nuestra hija me está haciendo sufrir bastante, pero ya tengo 8 de dilatación.
El equipo entra para llevarla a quirófano y yo también me preparo para entrar, sus madres y hermanos la besan en la frente, Ender brusca y nerviosamente me abraza, su novia nos desea éxitos.
Laura comienza en trabajo de parto, y luego de un rato que parece eterno escuchamos el llanto de nuestra hija, ambas sonreímos entre lágrimas, el doctor la acerca a nosotras y la coloco sobre el pecho de Laura un momento mientras le hablamos.
—Te amamos hija, al fin estás entre nuestros brazos.
La revisan, limpian y cambian, mientras el doctor está con Laura. Salgo para comunicarle a la familia que salió todo bien y que nuestra Bella, pesa 3.287 kgs y tiene pulmones fuertes.
—Te felicito mamá —me dice mi cuñado y otra vez vuelvo a llorar, es uno de los días más felices de mi vida.
—Felicitaciones tío y abuelas —le digo y todos nos abrazamos.
Mi hermana que tuvo familia hace dos meses me hace video llamada, los niños han logrado acercarnos más, compartimos tips y me comparte reels todo el tiempo de cosas sobre la maternidad, aunque vive algo lejos me siento más cercana a ella en este momento que en años. Con respecto a mis padres, ellos ya no nos hablan ni a mí ni a Alison, y la verdad si me dolió un poco su actitud, porque a pesar de todo son mis padres, pero si no pueden amarnos completas y bajo nuestras normas, tampoco los quiero cerca.
Traen a Laura y a nuestra hija luego de un rato el llanto de Isabella se siente hasta entrar en la habitación y se calma luego de que la enfermera me la pasa y le hablo.
—Hola, hija, bienvenida a este mundo, tus mamás te amamos —apenas abre los ojitos y quiero creer que me mira o al menos reconoce mi voz—. Tienes un montón de personas que vamos a cuidarte como tus abuelas —ellas mira a nuestra Bella—, tus tíos que están algo locos —Ender sonríe—, hasta la tía Estefi —mi cuñado abraza a su novia y la besa—, todos te amamos y vamos a cuidarte y aunque mamá se enoje conmigo algunas veces, te voy a consentir porque eres mi princesa.
Beso su frente y se la doy a Laura así le da la primera leche, tomo la mano de mi novia y veo todo el esfuerzo de traer a nuestra hija al mundo, se ve exhausta. La beso y no puedo de dejar de verlas embobada.
—Si nos sigues mirando así, cualquiera diría que estás enamorada.
—Lo estoy —ella me mira con una gran sonrisa—, de ambas. Y también —me acerco y le susurro dejando un beso en su mejilla— las amo a ambas.
Laura comienza a llorar y yo intento calmarla, no quería que la primera vez que le dijera te amo ella llorara y más luego de haber tenido un bebé.
—Estoy bien, estoy bien, son lágrimas de felicidad. Nosotras también te amamos —me dice con una gran sonrisa y el alivio es inmediato. La beso con dulzura y beso la cabecita de Bella.
—Llegó el tío favorito —hace su entrada, Calum.
—Ya quisieras —le dice Ender y se acerca para darle la mano.
Luego de compartir con todos, se van marchando de a poco mientras yo me quedo con ellas, las últimas en irse son mis suegras. Laura se quedó dormida hace tan solo un momento y yo tengo a Isabella en brazos, miro sus manitos, su cabello castaño, sus pequeñas facciones y el amor que jamás creí que podría tener aflora en mí, sonrío y le susurro mientras ambas duermen, esta es una conversación madre e hija.
—Estoy tan feliz de conocerte, de ser una de tus mamás —tomo su pequeña manito—. Voy a peinarte, llevarte a la escuela y aprenderé a hacer las mejores trenzas, no me perderé jamás ningún acto y pobre del o la que se atreva a romperte el corazón —ella me sonríe dormida y observo que Laura siga dormida para mi siguiente confesión—. Un día me casaré con mamá —la observo con una gran sonrisa—, llevarás los anillos y quizás la convenza de darte un hermanito —beso su frente—. Las amo hija, las amo con mi vida entera.
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