1 ¿Nathalie Kincaid?
La profesora Stella me llamó, luego de que Avery le pasara mi número, no me sorprendió tanto su llamada, sinó más bien el hecho de que su hija fuera quién necesitara la asesoría legal. Sé exactamente quien es ella, Laura Rollins, una de las mejores corredoras que tenía el equipo de atletismo ¿Cómo lo sé? Bueno quizás, solo quizás me gustaba ver las prácticas de atletismo desde las gradas, no era una acosadora, las prácticas de ellas y el horario de educación física coincidían, y como no ver a Laura Rollins.
Estoy en medio de una reunión tediosa de cada mes, mi secretaria entra avisándome que Laura me espera, sirviéndome como excusa me retiro para verla, la verdad que no tengo ganas de ver como se la miden estos palurdos imbéciles, solo les falta golpearse el pecho o hacer un duelo de espadas con sus miembros para ver quién gana.
Llego a la recepción y suspiro al verla, me había olvidado de ese detalle de ella, Laura lograba sacarme suspiros y hoy no es la excepción, la adultez se llevó a esa adolescente y en su lugar una mujer madura y debo decir muy atractiva esta en su lugar, ese vestido floreado deja ver sus piernas esbeltas, su cabello castaño brilla con la luz que entra por la ventana y los anteojos la hacen ver aún más sexy «¿Pensé sexy?» hacía tanto que no pensaba que alguien era sexy, bueno desde hace unas noches en ese bar que le pedí a mi "dama de compañía" que le hablara a una chica en la que me había fijado y vaya que la pasé muy bien.
Con una sonrisa me voy acercando a ella y el idiota de mi hermano se le acerca primero.
—A mí me importa —aparezco a su espalda y si de lejos me parecía una mujer espléndida, de cerca es aún más hermosa—. Vete a hacer algo más, buitre —le extiendo la mano a ella—, soy Nathalie Kincaid un gusto.
—Laura Rollins —me estrecha la mano.
—La profesora me dijo que vendrías, te estaba esperando. Disculpa a mi hermano, está en crecimiento y sigue con las hormonas alborotadas. Vamos a mi oficina así hablamos mejor.
Le coloco una mano en la espalda a Laura mientras le saco el dedo medio a mi hermano que se ríe y niega mirando al suelo. Nos ponemos al día luego de hacer una gran actuación sobre no conocerla, y nos ponemos de cabeza por el tema que la trajo hasta a mí.
—Quiero divorciarme —dice ella—, pero hay un inconveniente —me mira directo a los ojos y por un momento me pierdo en ellos, tanto que ni siquiera sé que acaba de decir.
—Disculpa podrías repetirme.
—Que ayer descubrí que estoy embarazada.
Okay y cualquier mariposa y nostalgia del pasado, cualquier tipo añoranza residual de el crush que tuve con ella se acaba de evaporar, ella está embarazada.
—Oh ¿Él lo sabe? —ella niega— ¿Es el padre? —asiente y me quedo callada— ¿Crees que si le dices no te dará el divorcio?
—Lo sé, no me lo dará, viene de una crianza machista y súper cerrada. Dios —se lleva una mano a la frente—, nos casamos medio borrachos a las apuradas en las vegas ¿Tienes alguna idea de lo horrible que es tener una boda así? —yo sonrió, tengo toda la idea— De testigos fueron unos borrachos. El peor error que he cometido en mi vida.
—Bien, escucha Laura podemos hacer un acuerdo de divorcio y mandarle a él el acuerdo, pero no depende de nosotras, dependerá de cuan dispuesto esté él a firmarlo.
—¿Tienes experiencia en divorcios?
—Bueno el último acuerdo de divorcio en el que trabajé fue el mío —digo algo incómoda y ella lo nota.
—Oh.
—Haré todo lo posible para ayudarte. Ahora con lo de tu embarazo ¿Piensas seguir con el curso del mismo? En cuánto él se entere si es como dices, querrá la custodia.
—Sí —acaricia su vientre—, mi bebé no tiene la culpa de mis malas desiciones y voy luchar por él con todas mis fuerzas. Solo emm, me puedes decir cuánto va a costarme los honorarios y demás. Tengo algunos ahorros —la observo y es claro que ella va a necesitar el dinero.
—Por eso no te preocupes, luego veremos la forma de pago, puedo hacerte una financiación o una rebaja, tus madres eran mis profesoras favoritas y sobre todo Stella era la favorita de mi ex y también le tengo mucho cariño. Creo que eso es todo, déjame tu número y redactare el acuerdo, envíame por mensaje los bienes que tenían y que es lo que quieres tú de esto...
—No quiero nada, honestamente no quiero nada de lo que él tiene, hace cinco meses que estamos separados y de a poco he ido comprando cosas, tengo paz mental sin él. Lo único que quiero es que me firme el divorcio, que se quede con todo —si llevan cinco meses separados... Miro vientre y al parecer soy demasiado obvia—. Sí, este bebé fue una calentura de una tarde —suspira—, mejor me voy —toma mi tarjeta—, ya te mando mis datos —estira la mano para estrecharla con la mía—. Gracias Natalie.
Le estrecho la mano mirándola a los profundos ojos cafés, siento la suavidad de su piel tersa, y pese a que se nota su preocupación me regala una sonrisa de agradecimiento.
—Te acompaño a la salida —le digo para evitar que mi hermano la intercepte. Antes de salir le coloco un postick rojo en la espalda—. Entonces estamos en contacto —le digo dejándola frente al ascensor.
—¿En serio Nat?
—¿Qué?
—¿El postick era necesario?
—Bueno acostumbrabamos a hacerlo cuando éramos chicos —le sonrió—. Mantente alejado de ella, es mi cliente, se está divorciando y lo más importante —lo miro—, está embarazada.
—Toda tuya hermanita —me dice palmeando mi hombro—. Nat —volteo a verlo y él se acerca para susurrarme—, no cometas el mismo error que con Avery.
Veo como el vestido floreado se ondea a su paso mientras ella entra al ascensor, nos miramos fijamente mientras las puertas se cierran y respiro al fin. Entro a mi oficina y reservo a Frida para antes de irme necesito quitarme el estrés que estoy a punto de pasar, es a la única que le he dado propina de las mujeres con las que he estado de la agencia y la verdad que ha valido cada centavo.
Miro la hora en mi teléfono y suspiro en tres horas más tendré que viajar a ayudar a Skylar con su boda y honestamente es de lo que menos ganas tengo de hacer, sobre todo porque tengo que llevar el acuerdo de divorcio para que lo firme. La tuve a ella, la tuve por años y lo arruiné, pero aunque seguramente ella estará mejor con cualquiera que pueda darle el reconocimiento que merece -me saco la cadena larga con mi alianza-, un anillo de bodas que usaba en mi mano solo en casa -suspiro y lo guardo en el cajón de mi escritorio.
Mi teléfono suena.
—Nat, dime que viajas —es Emily.
—Sí, por qué.
—Creo que Skylar y Avery se traen algo entre manos —aprieto la mandíbula al escuchar el nombre de mi ex—. Sabes que Skylar tuvo un crush con ella por años. Nat, no podemos dejar que esa escritora de poca monta le arruine la vida a Sky.
—Em, tiene más de 8 libros publicados, premiós en reconocimiento, ha dado charlas en podcast y hasta tiene un taller online de escritura creativa. Si hay algo que Avery no es, es poca monta.
—Bueno no sabía que la admirabas tanto —«es que ella es una mujer admirable. Yo fui una idiota en perder a mi esposa».
—Quizas lei algún que otro libro —suspiro hastiada a veces Em, logra sacarme de quicio, por eso nos vemos como mucho una vez al año—. Tengo colgar aún tengo trabajo pendiente que terminar y luego tomar un avión.
—Bien Nat. Solo asegúrate de no dejarlas a solas.
Me corta y suspiro sentándome al fin, me entra un mensaje de un número desconocido, pero sé quién es, en su foto de perfil sale hermosa.
—Esos son mis datos y los de él, va la dirección y su número de teléfono por si lo necesitas, la dirección de mi trabajo también. Gracias por haberme recibido sin cita previa, la verdad es que no es una situación fácil y te voy a pedir por favor que todo lo que hablemos quede entre nosotras, hay cosas que no quiero que mis madres sepan.
—Laura lo que hablemos es confidencial y no diré nada, ya eres mi cliente, oficialmente.
—Gracias, gracias de verdad. Me preocupa lo de los honorarios, por el lugar donde trabajas no debe ser muy barato y necesitaría que me dijeras el monto así voy juntando el dinero.
—Lo hablamos personalmente con un café si querés, viajo esta noche para ayudar en la boda de mi mejor amiga.
—¡Genial! Te veo en el pueblo, pero el café lo invito yo. Te mando un beso.
—Otro para ti.
—¿Por qué tan sonrojada? —pregunta mi hermano entrando e inténtando ver con quién chateo.
—¿Quierés perder la mano o un ojo?
—Papá quiere verte. Necesita que vas a una reunión con...
—Gente importante, que tiene algún hijo soltero ¿O me equivoco? —él sonríe— No iré, viajo esta noche y estoy ocupada, tengo que redactar un acuerdo de divorcio.
—Nat ¿Cuándo dirás la verdad?
—¿Qué verdad? —abre mi cajón y saca la cadena con la alianza.
—Esta verdad Nathalie, que te gustan las mujeres y que estuviste casada con una. Ya es tiempo ¿Y si aparece alguien que pueda ser el próximo amor de tu vida... con un vestido floreado?
—Eres el hermano que más detesto —digo sacándolo de mi oficina.
—Yo sé que soy el que más amas —pone su boca tirando besitos e intenta abrazarme.
—Respeta mi espacio personal —le digo colocando una mano en su rostro. Cualquiera que nos vea va a decir que parecemos niños discutiendo y no dos profesionales—. Vete a tu oficina a ocuparte de tu aburrida vida.
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