Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXVII.


¿Sabes tú quién es el enemigo?


Conjurar aquí a Diego no era difícil, lo difícil es que después de lo que paso entre nosotros y de cómo terminaron las cosas él quisiera ayudarme.

Esperaba que me ayudara, porque de ninguna manera podía traer aquí a Merlín, si detectaban fácilmente que yo usaba mi magia que era tan poderosa o más que él, sin duda alguna lo detectarían a él en cuanto se apareciera en el lugar.

Eso si es que la o las personas que estaban colaborando con ellos estaban ya dentro del palacio.

Pero Diego, él siempre fue el mejor de todos.

Se especializo en una habilidad en particular.

Una muy específica y que no cualquier mago podía dominar, en realidad había muy pocos que lo hacían.

Por eso es que él era aún más especial y a veces también peligroso.

Estaba nerviosa, no lo iba a negar, así que tuve respirar unas cuántas veces antes para recomponerme lo más que podía antes de lanzar el hechizo localizador.

—Aquí voy, más te vale que vengas —dije mientras seguía respirando hondo— Quod homo non vis tu venire debet, non est hic, vos volo ut hic, veni, veni, veni ad me... (En latín: La persona que quiero, debe venir, debe estar aquí, debe querer estar aquí, ven, ven, ven a mí...)

Esperaba que viniera, y esperaba aún más que la fuerza de él no hiciera retumbar todo en la habitación.

Como siempre, pero por las dudas, había puesto un hechizo previniendo las inconveniencias de él, llegando aquí.

Esperé y esperé.

Estaba pensando que no había funcionado, cuando dos segundos después una figura conocida apareció frente a mí, con su típica sonrisa burlona.

—¿Me buscaba majestad? —Dijo dándome una leve reverencia.

Me examino de arriba abajo y no tuve que decir mucho.

—Estás en problemas.

—¿Cómo lo sabes?

—Solo me llamas cuando estás en problemas, ¿lo olvidas? —Eso sí que era cierto

—Pero si somos justos, tú siempre me llamabas cuando estabas solo y caliente.

—Buen punto, pero ya no te puedo llamar para eso.

—Pero yo sí puedo llamarte para esto, ¿no?

—Sí, siempre —dijo él cambiando un poco su aspecto ahora. Él era el único arrepentimiento de mi vida que aún me perseguía, hasta el día de hoy. Él era el que se había escapado. Me miró de arriba a abajo de nuevo— olvidaba lo bien que te ves con camisón de noche, aún siendo madre.

—Gracias, pero no es por eso que te hice venir.

—Lo sé, estás en problemas y graves para que me hagas venir a mitad de la noche y estés en pijama, eso o quieres ver cuál de los dos puede ser mejor en la cama —eso mi hizo sonrojar y también recordar porque él se me había escapado, porque yo lo dejé.

—Si no me vas a ayudar, será mejor que te vayas por donde viniste —dije dándome la vuelta, tomé una bata de una silla y la anude bien fuerte a mi cintura.

No cubría mucho, pero ayudaba a por lo menos sentirme más segura frente a la mirada sucia que me estaba dando "mi viejo amigo"

¿O amante?

Además, estaba más que segura que Taron no estaría de acuerdo en que Diego me hablará de esa manera, y lo que menos quería ahora eran problemas.

De ningún tipo.

—Ya, ya, estoy jugando, ya lo sabes, ¿verdad? —Dijo levantando las manos al aire.

—Esto es serio Diego. —Espeté molesta.

—¿Qué tanto?

—Soy rehén de esta gente.

—¿Tú? ¿Un rehén...? —El bufo y rio—. Jamás.

—Lo soy, ponme atención, me tienen vigilada las veinticuatro horas del día.

—¿Cómo lo sabes?

—Dime que no viste guardias al llegar aquí.

—Sí, pero este es un palacio, eso es lógico.

—¿Afuera de mi puerta?

—Sí.

—¿Y durante mi baño? ¿Y mientras alimento a mi hija?

—Ok, eso es raro, no tenías que mencionar la última parte.

—¿Cómo crees que los bebés comen, Diego?

—No lo sé y no quiero saberlo.

—Serás un gran padre algún día —dije riendo lo más silenciosa que pude—. Pero ahora tienes que creerme, los escuché decirnos bestias y algo sobre un complot con alguien de nuestra especie.

—Por eso me llamaste a mí, porque yo no soy de tu especie —dijo él mirándome resignado.

—No es por eso, lo sabes, confió en ti, más que en nadie en el mundo —dije tratando de tranquilizarlo. Parecía funcionar, gracias a Dios, porque no sabía que más inventarme.

Pero tenía razón, él había sido mi única opción porque él no era uno de nosotros.

Cuando era niña, antes de dormir mi abuela me contaba una historia sobre nuestros orígenes.

Grandes ángeles y demonios libraron batallas para que nosotros pudiéramos estar en paz en la tierra, conviviendo mano con mano con los humanos.

Pero lo que no me dijo y yo misma descubrí con el tiempo, es que mucho de ellos se quedaron en la tierra con nosotros.

¿Por qué?

Los motivos son variados, algunos de ellos fueron exiliados por apoyar al lado perdedor en la guerra, otros porque así lo decidieron, pero a cambio se les quitaron sus alas y otros, no sé sabe con exactitud.

Supongo que después de ver que nosotros y los humanos teníamos conciencias propias, dijeron, oye... ¿por qué no?

Y así es como llegué a entender el porqué de las habilidades tan poderosas de Diego y su familia.

Ellos eran Nefilims.

Seres provenientes de ángeles, exclusivamente de ellos.

Eran solo hijos o hijas de Dios, de su sangre proveniente, o sea ángeles y los humanos.

Su reproducción estuvo prohibida, pero aún así sucedió, se trató de erradicarlos muchas veces, la más conocida hasta terminó en la biblia.

El diluvio.

Pero claro que no se logró erradicar a esos seres tramposo y escurridizos. Los sobrevivientes vivieron escondidos por décadas, sobre todo porque mi raza les dio caza en numerosas ocasiones.

No estamos orgullosos de ellos, claro está.

Con el tiempo, y con el paso del progreso a nuestro pueblo, las reglas terminaron siendo más flexibles para ellos, teniendo derechos y leyes a su favor.

Aún así, ninguno de ellos había cruzado la barrera a nuestro mundo hasta la familia de Diego, ellos fueron los primeros en todo.

Desgraciadamente no salió muy bien para nadie. No todos estaban de acuerdo en que ellos se unieran a nosotros, por lo que hubo numerosas disputas y ataques en su contra, por eso Diego, aunque vivía para servirlos, era ahora una persona independiente de todo.

Trabajaba por encargo.

No puedes cambiar el pasado, en cambio el presente y el futuro sí.

Por eso pedí su ayuda.

—¿Qué necesitas? —Dijo después de mucho con una gran sonrisa en su rostro.

—Tus habilidades tan peculiares.

Hay un secreto que he guardado desde que conocí a Diego cuando éramos niños, uno que sus padres me han hecho guardar desde siempre.

Más que nada por la seguridad de él y su familia.

Si alguien supiera que Diego es en realidad algo más que un simple Nefilim, ellos estarían en un grave peligro.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro