Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXII.


Maldita sea la oscuridad, maldita la luz de ti...


—¡Están chiflados si creen qué vas a darles más de lo que ya les has dado!

Salimos de aquella casita apresurados, con media docena de personas también cuestionándonos y lo más importante, sin saber hacía donde íbamos.

Pero está vez, juntos.

Eso es todo lo que importaba.

Éramos él y yo.

—¿Quieres ir a otro lugar? —Iba caminando detrás de él, siguiéndolo fielmente cuando mis palabras le detuvieron.

Traté de sacarlo de seguir atacado a mi familia, porque, aunque lo hiciera con justa razón, esos dos que tanto me estaban atacando momentos atrás eran lo único que quedaba de mi línea de sangre.

Una línea de sangre que algún día yo tendría que seguir.

A veces la sangre pesa más que todo.

Él me miró y luego me besó.

—Tomaré eso como un sí —le dije mientas me reía en sus labios— toma mi mano y no la sueltes, un traslado de una persona es difícil por sí mismo, pero transportar a dos.

Es tomar toda su destreza mental, toda esa energía y drenarla por completo. Por eso a menudo cuando viajaba yo sola me mareaba y desmayaba cuando comencé a hacer esos viajes.

Y aún después de cien años siendo una bruja con entrenamiento más que básico sucedía.

—Entendido —dijo asintiendo y tomando mi mano fuertemente, él parecía estar más nervioso por esto.

Era nuestro primer viaje juntos.

Por fin podía ir a donde quisiera con él, no tendría que ocultar a mi magia o lo que podía hacer, bueno o malo, nunca más.

—Ah y tengo que mencionarte también que podrías experimentar mareos, cambio de idioma, o vómito en el mejor de los casos después del viaje.

—En el que... —No lo dejé terminar y antes de que si quiera pudieras decir Shazam, estábamos en casa.

—¿Nos trajiste a Ravena?

—Sí, a casa.

—¿Esto es "casa" para ti? —Taron hizo énfasis en la palabra casa, con los dedos índice y medio de ambas manos.

—Sí y sé que para ti también.

—¿Cómo lo sabes?

—No estoy muy segura, es solo algo que siento aquí —dije señalando mi mente y luego mi estómago— no creo que sea propiamente magia, pero si es una sensación que va en aumento cuando estamos aquí, como cuando tomó tu mano, siento como si aquí estuvieras en paz, por eso cuando me tomaste de la mano el primero lugar al que pensé traerte es aquí.

—Sabes con lo que dijiste casi podías haber pasado como una adivina o un oráculo.

—Sí, no gracias, ya tengo responsabilidades de proporciones astronómicas de las cuales no sé cómo zafarme, esa.... —Le dije tomando la puerta de la entrada para que él pasará— No, ni pensarlo.

—Sabes que uno de los favores que le hacía Merlín al rey Arturo era predecir el futuro, ¿no?

—Sí, ¿pero eso que tiene que ver conmigo?

—Que podría ser hereditario.

—No quiero pensar ni siquiera en eso.

—¿No sabes si tu madre biológica lo tenía?

—La verdad lo que tú sabes de ella creo que es lo mismo que se yo de ella. —Entré a la casa y lo llamé con la mano desde adentro— ¿podemos no hablar de eso ya?

—Como usted lo pida mi reina. —Dijo él sonriendo.

—Ni tampoco de eso.

—Sé que no quieres oírlo, pero mientras nos íbamos empecé a pensar claramente sobre el asunto y llegué a una conclusión.

—Y me la vas a decir ¿no?

—Si no hay más remedio, mi amor. —Esas palabras me hicieron sonreír y olvidar al instante lo que estábamos hablando— Creo que deberías de elegir uno.

Sin embargo, sus otras palabras me sacaron de ensueño de amor al instante.

—¿Elegir un qué exactamente?

—Elegir un reino para gobernar y creo que se cuál es el que deberías de elegir.

—Te escucho.

—El Reino Muerto, dado que tú no quieres quitarle el trono terrenal a nadie, imponiéndote, es tu mejor opción.

No lo había pensado.

La verdad, había estado evitando tener que pensar en ello, pero su idea no era tan descabellada tampoco, quizás hasta podría resultar. Con eso tendría contentos a todos, a Merlín, la tía Morgana, los oráculos, todos.

Excepto a mí.

Nadie mejor que yo sabía de cómo era la vida real dentro del palacio. Años atrás sin saberlo conocí a un miembro de la corona, cuando aún había otros posibles candidatos, justo antes de que la gran guerra se desatara y acabará con todos ellos. Ese día no solo pedimos a nuestros gobernantes por derecho de sangre real y por medio de matrimonio sino también perdimos un poco el rumbo que habíamos estado llevando hasta ese momento.

Años más tardes lo pudimos recuperar gracias a la creación de los comités.

Grupos formados por ancianos, cabezas de familias, en todas las comunidades o ciudad del Reino Muerto y por cada tipo de especie y subespecie que había de nosotros.

Y estábamos bien, hasta donde yo sabía.

Vivíamos en paz.

¿Entonces por qué alterar la paz con mi llegada? Si para empezar no soy ni nunca seré como esos diplomáticos o gentes de la corona.

Lo que si es que no estoy dispuesta a sacrificar mi dignidad o mi individualidad por la corona.

—No creo que funcioné —dije al fin.

—¿Por qué?

—Mira es más que obvio que nací para gobernar un país, eso ya lo dejó claro mi abuelo, pero yo no me siento así —dije sentándome en el sillón de la sala— yo solo quiero ser una persona normal.

Él se sentó a mi lado y comenzó a masajear mi mano con el dorso de su pulgar.

—No quiero sacrificar nada, yo solo quiero estar aquí contigo, en nuestro hogar. Juntos.

Quiero una vida normal y tranquila, donde nadie me juzgue ni señale. Donde pueda ser yo misma cada maldito segundo del día.

¿No es eso lo que todo ser quiere en la vida?

—Yo también, pero no quiero que sientas nunca culpa por no estar allá, por estar aquí conmigo haciendo cosas comunes, tú sabes que yo vivo así porque no es mi elección, yo tengo que estar aquí porque este es mi lugar de trabajo, yo solo puedo estar en el Reino Muerto cuando ya me hayan retirado.

También estaba eso.

Si me iba a reinar, sería sin él, si me iba a la corona jamás me casaría con él, jamás estaríamos juntos por completo.

Tendría que casarme con alguien que llevé sangre real en las venas, si es que queda alguien por ahí, aunque fuera con un porcentaje mínimo para poder continuar con el legado puro de nuestra sangre.

Los guardianes siempre son asignados a personas en problemas en la tierra porque es donde a menudo huyen las personas como nosotros, también es a donde re-asignan a personas que pueden ser un peligro potencial para nuestro mundo o para una especie en específico, por eso los guardianes siempre están aquí.

Y no allá.

Aunque si pueden regresar a visitas, pero son pocas y pueden retirarse una vez que han alcanzado cierta edad y regresar al mundo de los suyos o pueden elegir quedarse aquí, es su elección por fin.

No puedo imaginar una vida ya sin él.

¿Pero él podría?

Si se queda aquí, él podría encontrar a una mujer de la tierra, una humana que no tuviera tantos problemas, una que le diera estabilidad, amor, y una familia. Y así él podía quedarse con su familia, en lugar de estar yendo y viniendo de aquí a allá y viceversa.

Comencé a sentirme triste. Y confundida.

¿Entonces qué hacemos?

Se supone que deba elegir entre una vida sencilla con el amor de mi vida o gobernar un país siendo infeliz por estar separados.

—¿Sabes qué, si hago eso, jamás vamos a poder estar juntos como los dos queremos?

—Lo sé, pero en serio me gustaría que lo considerarás, ¿solo piénsalo sí? No tienes que decir no ahora, puede ser otro día, solo no quiero que te arrepientas en un futuro y con respecto a nosotros habrá una manera de estar juntos.

—¡En serio lo crees?

—Sí, podemos estar juntos si queremos y si no me dejan, que se enfrente a mí el que opine lo contrario y a ver de cómo nos toca.

Me reí histéricamente.

No podía creer lo que había dicho ni la expresión que había usado.

—No, eso no. No dejaré que eso pase nunca —dije aún entre risas.

—¿Entonces qué...?

—No creo que yo pueda ser una buena reina.

—Por supuesto que sí, creo en ti ciegamente. Hasta el final de los tiempos, hasta el fin de mis días, hasta que la luna ya no salga de noche, hasta que el sol se apague por completo.

—Si lo dices así tendré que creerte.

Pasamos a acurrucarnos en la sala, abrazados y luego besándonos.

Éramos una misma alma fusionada, en un momento que tenía que ser algo más que simple pasión.

Éramos más, era algo profundo y sincero, algo que no había sentido en mucho tiempo.

Era amor.


<<>>


Debimos de habernos quedado dormidos en el sillón. Porque justo cuando desperté ya estaba oscura la casa. Y por un solo momento sentí escalofríos por la oscuridad que me rodeaba. Luego recordé que esa misma oscuridad era normal, que era parte del ciclo de la vida, y que, así como la luz del día era algo que no se podía evitar ver o salir.

Así que encendí algunas luces de la cocina para iluminar por lo menos ese lugar. Tenía miedo de que Taron se despertara con el movimiento, aunque fui muy cuidadosa para evitar hacer mucho ruido, aún así él no se movió, vaya si podía dormir como muerto.

—No está muerto, pero si no vienes conmigo lo estará pronto. —Dijo una voz a mis espaldas.

Ahí frente a mi tenía a la encarnación de la locura en mi familia.

A mi madre.

La real, la biológica.

Tragué saliva genuinamente asustada.

—Tú... —Di un paso atrás. Insegura. Miedosa.

—Ahórrate tus insultos por favor, solo ven conmigo y nadie resultara herido.

—Pero si ya te tenían. Ellos dijeron que había un plan para capturarte.

—No has sabido nada de mi padre y de Morgana en estas últimas horas, ¿verdad?

—No sé a qué te refieres.

—Creo que lo sabes.

—Estoy soñando ¿verdad? —Giré mi cabeza hacía todos lados.

Nada se movía, nada salía de debajo del suelo o paredes. Como en mis sueños anteriores.

Aún así, parecía que era un sueño-

—Quisiera que no.

—Entonces estamos soñando. —Miré a mi alrededor buscando que algo hubiese cambiado, pero no lo hizo.

Me encontraba en el mismo lugar donde había estado con Taron.

—Sí, al parecer aquí es el único lugar donde se puede hablar cómodamente sin que nos interrumpan.

Me di la vuelta para ver a Taron, sé que esto era un sueño, pero en verdad me preocupaba la amenaza de la loca de mi madre.

¿Qué tal si lo mata?

—Tranquila, no está muerto, no te haría eso, sé que lo que se siente perder a un ser amado, pero si está un más allá que dormido.

—¿Por qué?

—Porque necesitaba hablar contigo.

—Pues habla. Te escucho.

—Tienes que venir conmigo.

—¿Para qué puedas sacrificarme? ¿Para qué puedas usar mi sangre y traer a mi padre a la vida?

—Yo jamás te mataría, eres mi hija.

—No sé por qué no te creo. —Será por todo lo que vi que hiciste antes...

—Tienes que hacerlo, créeme, jamás te haría daño a ti, eres mi sangre.

—Está bien hablemos de sangre, desde que nací según mi sangre debía de gobernar un reino en la tierra y otro en el mundo de todos los seres mágicos, correcto.

La mujer sintió solamente.

—Bien, continuo, según mi sangre además tendría que haber sido criada por diferentes personas a las que crecí, además debí de haber sido prometida desde los seis años con un príncipe o con alguien de la antigua corte real que ahora está desaparecida si no es que extinta.

Debí de haber tenido a mis consejeros, guardianes y oráculos de mi lado para no cometer todos los errores que he cometido hasta ahora.

Debí de haber tenido guías, acompañantes y toneladas de soldados que obedecieran mis órdenes sin rechistar.

—¿Qué más me falta? —Me toqué la boca suavemente y luego jugué con mi mentón como si estuviera pensando bien lo que iba a decir, pero la realidad es que solo estaba haciendo tiempo para decírselo de la mejor manera frente a su cara, a ver si lograba causar alguna reacción, aunque se lastima, algo, lo que sea— ah sí, si mi sangre hubiera sido respetada, habría vivido en un palacio, rodeada de sirvientes y con la vida solucionada sin tener que preocuparme por nada, estaría protegida, con personas que me quieren y se preocupan por mí, con mis padres, pero no, tenías que hacerlo todo mal, tenía que hacerlo todo mal Merlín, no es mi culpa todo lo que paso, así que te lo diré una vez más, me dejaras en paz de ahora en adelante o te juro que yo misma te buscaré y te matare si tengo que hacerlo con mis propias manos.

No soy una propiedad, no soy solo sangre, no soy más los errores de mis padres o mis abuelos, ¡no soy solo un estúpido Legado de Sangre!

¿Me has entendido, mundo?

—Si no vienes conmigo pronto, la oscuridad que tanto temes, esa inestabilidad y tragedia que sabes te rodea, se apoderará de ti a la menor entrada de tristeza y créeme entonces me vas a necesitar.

—Yo nunca te necesité antes y nunca lo haré.

—Escúchame hija.

—¡No me llames así! No soy tu hija desde que decidiste poner un blanco en mi espalda, desde que decidiste que yo era solo un medio para un fin.

Y entonces la conexión se rompió. El sueño acabo.

Me desperté sobresaltada, acurrucada en el sillón.

Con Taron.

Gracias a Dios.

Todo había sido un sueño, nada era verdad. Me acurruqué junto a él y el movimiento de mi cuerpo lo empezó a despertar poco a poco.

—Buenas noches —le dije plantando un beso en sus labios.

—Buenos días. —Me dijo dándome un beso en la frente. Nunca había tenido uno de esos, ni siquiera de mi madre falsa.

Se siente bien.

Cálido.

—No te has dado cuenta, pero ya es de noche aquí.

—¿Ah sí? —Dijo enderezándose un poco en el sillón conmigo encima de él, pero me movió como si fuera una pluma en sus brazos.

—¿Tienes hambre? Puedo prepararte lo que quieras, lo que se te antoje.

—¿Pizza?

—Lo que sea que quieras.

—¿Y pasta?

—También eso.

—¿Y panqueques?

—Sí.

—¿Y pastel?

—Lo que quieras.

—Sabes yo también podría aparecerlo, pero no quiero, estoy harta de tener las cosas que quiera de esa manera.

—¿Cuál manera?

—La fácil, no me gusta, me hace sentir mal, como si en lugar de estar haciendo aparecer pastel o algo así debiera de estar arreglando otros problemas en el mundo.

<<—Suena agotador... —Una voz familiar hablo dentro de mi cabeza.

—Porque lo es... —Contesté>>

—¿En cuál mundo?

—En ambos.

—Sé que no quieres escucharlo, pero suenas como un buen gobernante.

—Es tu culpa, ¿sabes?

—¿Por qué?

—Porque tú comenzaste a hablar de eso y me hiciste pensar en todo.

—Lo siento —dijo tomando mi mano izquierda y besándola.

—Lo sé, lo sé, es tonto, pero así es como me siento.

—Y es por eso que sé que tomes la decisión que tomes siempre será para que todos estemos bien y felices.

—¿Crees que pueda realmente?

—Sí, ahora vamos por comida, me muero de hambre.

—Sabes que puedo aparecer cualquier cosa que necesites o quieras.

—Bien, quiero la pizza margarita de Italia.

—Sus deseos son órdenes para mí, señor.

En cuestión de segundos en la mesa de la cocina apareció todo un festín de comida italiana. No es por nada, pero quería lucirme, sorprenderlo y que pensara por una vez que mi poder tenía más pros que contras.

Había pensado en todos mis platillos favoritos de la región.

Había pizza en diferentes clases, con diferentes ingredientes, la margarita de Nápoles por supuesto, pasta a la boloñesa, linguini, lasaña.

Era todo un festín.

Taron me miró y fusiono sus labios con los míos, ese era todo el agradecimiento que necesitaba.

No sentamos a comer y pasamos un rato agradable a la luz de unas cuentas velas, Taron no pareció incómodo con el uso de mi magia, al contrario, pareció cada vez más y más cómodo con la idea de estar conmigo y con ella para siempre.

Todo era perfecto, él y yo, por siempre o por cuanto Dios quisiera que durara esto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro