CAPÍTULO 5: Las sospechas sobre el nuevo Ragnarok
Los Altos Mandos de cada familia son citados para una reunión de emergencia, puesto que lo sucedido en Jotunheim no es una casualidad. Hasta la fecha, la paz se ha mantenido en los nueve reinos; sin embargo, se sabe bien que no es un deseo común que siga su curso. Los gigantes siempre han querido la guerra, al igual que los elfos oscuros, pero antes que se pueda levantar una horda revolucionaria, ellos los han acallado. En muchas décadas las pruebas han salido a la perfección, no pueden explicarse lo que sucede ahora.
En la reunión, cada jefe de una casa, flanqueado por sus dos caballeros de confianza, están sentados en tres filas de mesas rectangulares y largas. Frente a ellos, en una tarima, los directivos del internado les hablan acerca de sus inquietudes por lo que ha acontecido. La mayoría escuchan atentos, pero se siente entre algunos hablar del regreso de Hel, la hija de Loki junto a sus hermanos, Fenrir y Jörmungandr. Se dice que desea vengarse retornando el Ragnarok, y así terminar con los nuevos descendientes de los Aesir. Supuestamente, los hermanos deben despertar a su padre Loki para que reúna a los Jotnar de hielo y fuego, y de esa manera finalizar el reinado de los Aesir.
El silencio se apodera de la sala cuando los susurros se van haciendo a viva voz, los actuales portadores de las reliquias ya no tienen el poder suficiente para controlarlas, porque ha llegado el Leidarstjarna. La estrella de guía, que simboliza el día en que las reliquias reconocen a sus nuevos portadores, y empieza un nuevo ciclo. Se siente el temor estallar en todas las esquinas de la sala, el Director Principal pide silencio y calma.
—¡Hermanos! —toma la palabra Baldur, su aspecto de poderoso guerrero se ve extraviado fuera de la armadura, enfundado en esas ropas tan pulcras y sobrias—. No podemos hablar de esa manera tan descuidada, los jóvenes no deberían llenar sus mentes de miedo o anticipación. No sabemos qué ha sucedido, pero mencionar al “Nuevo Ragnarok”, no creo que sea lo más inteligente.
—¿Nos estás llamando brutos, Baldur? —menciona una Dama exquisitamente ataviada en un vestido de seda y una pequeña capa de piel sobre sus hombros—. Espero no haya sido esa tu intención. Sabemos que existe esa posibilidad, no la puedes negar—. Alzó una ceja maliciosamente. Baldur rodó los ojos y lanzó una especie de bufido de molestia.
—¿Qué opina, maestra Helga? —pregunta un hombre un tanto pequeño, comparado con los demás que están ahí. Por su estandarte, pertenece a la casa de Freyr.
—En este momento, me reservo la opinión—. responde seriamente. Empieza un barullo mayor al anterior, Baldur trata de silenciar a los presentes, pero el desorden se ha instaurado. Los deja continuar, haciendo un ademán con la mano y recostándose en su enorme sillón ubicado al centro de la mesa.
Baldur es consciente que si lo del nuevo Ragnarok es cierto, los portadores actuales no se encuentran en condiciones de defender al actual reino Aesir y el humano. Este temor no lo siente porque no sean lo bastante fuertes o jóvenes, ya que ellos comen las manzanas encantadas de Idunn de manera habitual. Las que los dotan de longevidad. El problema está ligado a su idoneidad con las reliquias, esta ya se encuentra sesgada por el Leidarstjarna. Y las reliquias anhelan unirse a sus nuevos portadores.
Aunque no ha sido revelada la verdadera situación ante los estudiantes del internado, los herederos sienten que hay algo malo acechando en el Yggdrasil, pueden percibirlo, la magia y la divinidad se siente pesada. Es por ello que se reúnen para conversar, utilizan uno de los campos, lejos del salón principal donde están sus familiares y el Alto Mando. Necesitan escuchar la experiencia de Kolbein, Ailana y Eeva, ellos presenciaron todo el suceso, tal vez vieron algo en Jotunheim. Nueve muchachos están de pie en el centro del campo de lucha cuerpo a cuerpo. De pronto, se ve llegar a las tres herederas pertenecientes a la casa de Freyja, han sido las primeras en realizar la Prueba 3. Se ven agotadas y algo sucias, pero realmente satisfechas.
Dagny, cuyo nombre quiere decir nuevo día, es la inigualable vencedora de la contienda. Posee un rostro seductor y cabello rojizo ondulado hasta la cintura que lo suele llevar peinado en una gruesa trenza. En sus ojos azules reconoces la suspicacia, delicadeza y determinación por las que se caracteriza desde pequeña. Su figura atlética y esbelta, de 1.75 m de estatura, suele confundir a sus oponentes, pero tiene mucha fortaleza física. Viste un pantalón y chaleco sin botones azul ultramar, color de su casa. El peto, braseras y grebas en oro negro, a cada lado del cinturón una daga de doble filo de buen tamaño.
Filippa, su nombre significa amiga de los caballos, observa a todos con sus ojos verdi celeste. Es de figura esbelta y muy elástica, aunque mide 1.79 m. Tiene el cabello castaño claro, largo y liso que contrasta muy bien con su piel blanca nívea. Sus principales cualidades son la valentía, fuerza, habilidad intelectual, lealtad y generosidad. Su ropa de batalla consta de un enterizo manga cero color verde olivo, un peto, cinturón, brazeras, una hombrera y grebas forjadas en plata oscura. También lleva dos correas cruzadas que sostienen la funda de Angurvadal, su espada con poderosas runas en su hoja, esta emite una poderosa luz en tiempo de guerra y es más tenue en tiempo de paz. Finalmente, sus botas verde oscuro.
Por último, pero no menos importante, llega Anja, cuyo nombre significa gracia, mantiene una delicada y atlética figura de 1.75 m. Su cabello es oscuro y corto hasta debajo de las orejas. De piel blanca y rosada, su rostro grácil en combinación con sus ojos celeste claro la hace lucir indefensa, parece un Elfo de luz; sin embargo, posee vigor y resistencia. Además, se caracteriza por ser serena, generosa, tenaz e inteligente. Viste un enterizo manga larga gris oscuro, peto, hombrera, brazeras y grebas de oro, adicional a eso, dos correas cruzadas para sostener las fundas de sus dos espadones de hoja gruesa de tamaño medio.
—¿Qué ocurre? —pregunta Dagny, una vez llegaron todos al centro del campo—. He visto a guardias de los Altos Mandos fuera del castillo.
—Primero… ¡Felicidades, Dagny! —menciona Ragnar, simulando aplausos —Luego de este momento emotivo, me gustaría saber lo mismo que acaban de preguntar—. Dagny rueda los ojos.
—Kolbein, ilumínanos —pide Magnus, dándole un guiño a la chica, ella se lo devuelve con una sonrisa.
—Bien, —inicia Kolbein, dando una pausa de intriga. Los demás lo miran con ansiedad y él sonríe por dentro—. Ya habíamos terminado la segunda prueba, todo parecía ir según lo planeado…
—¡Incluyendo tu victoria! —interrumpe Ragnar y le hace una venía, este responde con una elegante inclinación de cabeza.
—Como decía, nos trasladaron al lugar de recojo del Byfrost, pero nunca se abrió. De pronto, se escuchó un grito en lo alto de las montañas, era un grito de guerra; se pudo oír por encima de las rafagas de viento —todos escuchaban con atención y asentían con la cabeza—. Tratamos de buscar el origen y vimos un lobo gigante bajando por la montaña, sin embargo, cuando continuamos observando había desaparecido y ya no se alcanzaba a ver nada con tanto viento y hielo. Luego, se empieza a ver como una sombra bajando por las montañas de alrededor.
—Parecía una avalancha, chicos —agrega Ailana, que seguía el relato ensimismada.
—¡Exacto! Eso es lo que parecía —agradece él poniendo su mano en el hombro de la chica—. La tierra empezó a temblar bajo nuestros pies, fue alucinante, pensé que moriríamos.
—¡Todos lo pensamos! - concluye Eeva, emocionada—. Fue de locos.
—Lo más increible o anecdótico, fue el brazo que llegó con nosotros. Eso fue porque en el momento justo en que estaban sobre nosotros, se abrió el Byfrost. Eso solo puede significar una cosa—. Observa a Magnus y este afirma con la cabeza.
—Hermano, eso quiere decir que alguien estaba controlando el Byfrost—. Culmina Magnus y todos lo miran con asombro.
—¿Quién de aquí sería capaz de hacer eso? —pregunta Brand, frotándose el mentón con los dedos.
—Los Directores, no. Ningún descendiente de Heimdal, tampoco, todos son muy honorables. Un Alto Mando, no lo creo —, enumera Filippa—. Nos quedamos sin participantes.
—Que conozcamos —interrumpe Dagny —es posible que fuera alguien del que no tenemos idea.
—Eso quiere decir que los Directores y Altos Mandos, sí lo conocen—, interviene Magnus—. deberíamos investigar un poco más.
—Nuestras familias no nos ven muy seguido, menos aún durante las pruebas y dudo que tengan permitido hablarnos de lo que está pasando —menciona Anja quejosa, tomada del brazo de Dagny.
—¡Es cierto, preciosa! —dice Ragnar —¿Quieres un abrazo? —Dagny le lanza fuego con la mirada. Anja oculta una sonrisa.
—Espero que no se den más ataques de este tipo, al menos, hasta que cada reliquia tenga su portador—. Dice Eeva.
—Sí, es muy peligroso en este momento—. Agrega Dagny con seriedad.
—Tienes razón, sin la idoneidad al 100% con las reliquias… todos estamos en peligro—. agrega Anja y se tapa la boca horrorizada.
—¡Dios, no lo había pensado! —menciona Kolbein—. Tienen razón, chicas, pero deben aceptar que si esto es un plan de sabotaje, han escogido el momento justo.
—Pues sí, —recalca Ailana —justo cuando ya no están en condiciones de defender las reliquias ni a los reinos. El momento ideal, definitivamente, tiene que ser alguien peligroso.
—Necesitamos indagar—, culmina Brand, con los brazos cruzados— usemos los medios necesarios, pero tenemos que obtener información. ¡Nos están atacando directamente!
Todos están de acuerdo, y empiezan a caminar de regreso al castillo, ya que dos grupos faltan pasar por la tercera y última prueba. La ansiedad se empieza a elevar como la espuma, se preguntan si los volverán a atacar, si bien es cierto, un grupo ya pasó sin inconvenientes, el ataque anterior se dio en la última prueba. Sin embargo, en la primera nadie fue atacado, era una incertidumbre difícil de ocultar, pero debían simular que no estaban al tanto de nada para no alertar a los adultos sobre sus planes de obtener información
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