CAPÍTULO 15: Lo que formó el destino que lo termine de unir la... ¿Magia?
Magnus y Dagny caminan de la mano luego de haber entrenado hasta el cansancio. Todo lo sucedido solo les ha dado más energías para continuar; están en silencio, pensando en todo lo que aún no experimentan de la vida y las difíciles batallas que ya están enfrentando.
Ellos decidieron que eran el uno para el otro desde los 14 años, y resulta difícil en muchas oportunidades, pues, a veces, Magnus se rebela al intenso amor que siente Dagny por él. En diversas ocasiones eso les dificulta mantener la seriedad que les exigen los superiores en el internado, frente a sus compañeros, para ser el ejemplo como herederos.
Magnus siempre se comporta como un alma libre, amante de la batalla y de las celebraciones. Dagny por su parte es más determinada y romántica, su finalidad al aceptar a Magnus como compañero es hasta llegar al Valhalla y nada menos que eso. Magnus, sin embargo, aunque vive irremediablemente enamorado de ella, siempre le ha dicho que deben ir a paso lento, pero seguro, para no terminar como las demás parejas que se habían relacionado en el Garõd Ungr.
La historia de esta pareja, para el público, es como el cuento de hadas que le relatan a las niñas, antes de dormir, en todos los hogares dentro de los 9 reinos. Por el contrario, a puerta cerrada es casi como un libro para adultos con toques de misterio y terror. Puede sonar un poco exagerado, pero no lo es.
El amor entre estos dos empezó de una forma poco convencional y por más que se maquilló y editó de la mejor manera para evitar comentarios que dañen a ambas poderosas familias, habían cosas que a veces se comentaban por ahí, y costaban una expulsión misteriosa o actividad mágica bien sustentada por parte de la bella Dagny. ¿Qué podía ser tan terrible?
La mañana en la que Dagny abrió los ojos y se enteró que el compañero que habían designado para ella era nada más y nada menos que el extrovertido/amigo de todas, Magnus de la casa de Odín, llegó a sentir que en su mundo perfecto se había colado un Draugar que lo pudría todo de un extremo a otro.
Su gran amiga Eeva, de la casa de Baldr, fue la única que estuvo para oírla llorar en su habitación dos noches y un día. Tan solo tenía 14 años y se moría por experimentar el amor y el sexo, se había guardado bajo el deseo de encontrarse con su amado destinado solo para ella y liberar toda esa sexualidad reprimida que la poseía por las noches.
Valga la pena mencionar que quería un pretendiente destinado, y no designado, pero había otros planes, y como sus antepasados se unieron en una alianza poderosa, a ellos, la magia consultada por su madre a las Völva, les mandaba a ligarse de por vida.
Entonces Dagny, en su desesperación correría ante una y otra, y otra, y otra Völva hasta que alguna pudiera decirle lo que quería escuchar: "Que su destino no era ese chico voluble que la haría morir de celos", lástima que estaba tan equivocada. Todas y cada una de las videntes visitadas le dijeron que su destino era él, pero también le ocultaron algunos detalles que su madre, anticipando su espíritu rebelde, ya había obligado a callar.
Sin embargo, no contó con que una Völva, sería un alma tan desinhibida como su hija, y más amante de las joyas de su casa que ninguna otra. Por lo que Dagny lograría corromperla con facilidad. Esta no solo le indicó que el hilo de su vida sentimental estaba atado a Magnus, sino que le confesó que la haría sufrir terriblemente por sus infidelidades, y que las amantes de su pretendiente y futuro esposo se reirían de ella acostadas en su propia cama.
Asimismo, le hizo saber que se casarían por obligación siendo ya mayores y que sus únicas uniones sexuales serian para procrear, pues a él no le atraería de ninguna otra manera, sino para ser su incubadora, y poder denigrarla teniendo sexo con otras en su propia cara. Le dijo también que la ferviente llama de su sensualidad, que le escocía ahora, en plena juventud, sería extinguida por la frustración del enojo dirigido hacia Magnus. Quedando marchito, finalmente, todo el deseo que ahora la consumía.
Sería miserable e infeliz a su lado, solo verlo todos los días en el internado ya le daba una guía de lo que le deparaba el destino. Dagny lloró frente a la hechicera y Eeva, lloró hasta que los ojos le dolían y le provocaba arrancarlos con su daga, así que empezó a rogar, le pidió de rodillas que la ayudara a modificar su futuro. Si bien no podría cambiar lo que ya estaba destinado, en ese caso su matrimonio con Magnus, que la ayudara a tener el control sobre él; no la dejara sufrir en esa miseria. Entonces, la Völva, seducida por el poder divino que ya se percibía en la poderosa chica y contaminada por el amor a los tesoros de su casa, accedió.
Le advirtió que lo que pedía no era sencillo, que el destino siempre estaba escrito, pero que podían hacer ciertas modificaciones si ella estaba dispuesta a hacer un sacrificio. Dagny no lo pensó dos veces, Eeva un poco más cautelosa preguntó qué tipo de sacrificio. Y la vidente mencionó que tendría que ser una vida, pero no sabría hasta el momento exacto de qué vida se trataría. Le permitirían vivir la fantasía que ella quería escribir, pero tendría que dar esa vida a cambio cuando el destino lo creyera necesario.
Eeva no estaba muy convencida, a quién tendría que sacrificar para lograr su objetivo, y si fuera a Magnus, se quedaría sola. Y si fuera a sus padres, a sus mejores amigos, si fuera a ella misma; la instó a no realizar ese hechizo, pero en parte pensó que no podía ser tan egoísta de querer ver sufrir a su hermana dentro de un futuro tan cruel. Además, Dagny estaba resoluta, ella no pensó en la vida que debería terminar con tal de no sufrir un destino tan horripilante.
En cuanto al hechizo, lo tendrían que hacer dentro del Blóðstjarna o luna sangrienta, y además de aceptar el sacrificio de esa vida, tendría que cumplir con ciertas condiciones:
- No mantener relaciones sexuales hasta cumplir los 16 años.
- Convertirse en la portadora de un gran poder.
- No quedar embarazada hasta los 21.
- Que su corazón nunca guarde sentimientos por otro hombre que no fuera el destinado por el hilo de la vida.
- Oficiar un sacrificio anual, de sangre, durante el Blóðstjarna.
Hicieron el hechizo en la noche que la magia lo requirió para que la Völva lograra su objetivo y tuviera el favor de la magia antigua. Luego de eso a la chica le correspondió hacer su parte, de lo contrario recibiría como castigo duplicar el sufrimiento de la vida que había sido elegida para ella. La única que conocía su secreto era Eeva y había jurado con sangre jamás revelarlo. El cambio de Magnus se daría paulatinamente, ya que Dagny debía aplicar ciertos hechizos en él durante un mes entero para lograr su cometido sin levantar sospechas, y todo se viera de una forma muy natural.
Desde el principio Dagny se sintió más escandalizada por el primer requisito que por los demás, ¿cómo soportaría dos años más de abstinencia? —pensó— eso sería una tortura, aunque aún no se veía en la cama de Magnus. Tendría que eliminar a todas esas vulgares que habían transitado por esa habitación. Necesitaba usar su magia para eliminar la tendencia al libertinaje al que era propenso su futuro pretendiente; y dejarlo mansito solo para su disfrute.
Pensar ahora, en esas cosas, le traía unos recuerdos románticos. Ser la única consciente de todo lo que había tenido que pasar para llegar al punto que tantos envidiaban. La "relación perfecta", claro que solo una persona más sabía el precio real de esa idealización, pero contaba con su total lealtad. Esconder ese pasado y todas las consiguientes situaciones que había tenido que vivir fueron difíciles en primera instancia, pero en la actualidad disfrutaba de su presente.
Ella estaba totalmente convencida, que si para mantener oculto lo que había hecho en el pasado, era necesario derramar sangre, su mano y la magia serían su principal arma; y no dudaría en eliminar ese obstaculo. Era un juramento, una promesa, era su felicidad.
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