
Capítulo 37
"La bestia de Beacon Hills"
POV ELLIE
Con Stiles ayudamos a Liam a colocarse de pie en tiempo record, justo a tiempo para escapar de la Bestia antes de que se nos fuera encima.
Desde ahí, todo el mundo fue consciente de que había una criatura extraña y peligrosa, lo que genero que todos comenzaran a gritar y a huir.
Hayden llega con nosotros y le pido a ella y a Stiles que sacaran a Liam, ya que necesitaba encontrar a Derek y no pierdo mi tiempo en hacerlo, pero entre tanta gente corriendo a todos lados al intentar escapar de allí, se me complicaba horrible la tarea de encontrar a mi novio.
A mi derecha veo como unas chicas se tropiezan y la Bestia se prepara para irse encima de ellas, pero antes de que lo hiciera salté a su dirección y con mi cuerpo lo golpeo haciendo que se desestabilice y choque contra las gradas.
Caigo contra el césped artificial de la cancha e intento no pensar en como esa cosa puede verse como si fuera una especie de neblina oscura y no algo físico, algo real.
Y si lo que sentí real y fuerte, muy fuerte.
Me levanto ayudando a las chicas a ponerse de pie.
—¡Busquen refugio! —grito y siento el rugido de la Bestia detrás mío.
Me volteo con rapidez maldiciendo internamente por no poseer mis armas, pero con el equipo deportivo era difícil tenerlo encima y jugar a la vez.
Noto de reojo como la policía intentaba alejar a las personas y sus armas iban apuntando a la Bestia en todo momento.
Como quisiera que me dieran un arma, pero ninguno en su sano juicio le entregaría un arma a un estudiante que según ellos, tiene cero conocimiento en armas.
Ni siquiera divisó al sheriff para pedirle una.
La Bestia me ruge y yo le gruño con mis ojos brillantes en ámbar.
—¡Ven por mi!
Intento que la Bestia me persiga, pero los gritos de las personas corriendo hacia la escuela para buscar refugio provoca su absoluta atención y va detrás de ellos.
Ay, no.
Eso era exactamente lo que deseaba evitar.
Maldigo y voy corriendo detrás de él.
Entro a la escuela y al final del pasillo lo intercepta Scott e intenta impedir que siga avanzando, pero de un solo golpe, lo manda por las escaleras al pasillo que estaba abajo, justo la que daba a los vestidores y por la que había subido Scott.
Me acerco con el pulso disparado en mi pecho ante la adrenalina y el repentino temor que me genero el poder de la Bestia.
Estaba claro que yo tenía mucha desventaja ahora.
La Bestia se gira hacia mi y me tenso, pero me mantengo alerta.
Corre hacia mi dirección y me voy contra él con las garras listas, pero fue inútil y mi espalda recibió todo el daño cuando me lanza contra la pared de concreto y sentí como la sangre comenzó a gotear a mi costado.
El dolor vino de golpe y bajo la vista viendo que sus garras perforaron mi piel, a un costado de mi estomago.
—¡Ellie, de pie!
Scott llega a mi lado y me ayuda a colocarme de pie con la vista fija en la Bestia. Se estaba alejando e iba hacia el grupo de personas que decidieron buscar refugio en la escuela y que, lamentablemente, son su principal objetivo.
—Vamos.
Nosotros teníamos la ventaja de que conocíamos muy bien los pasillos de la escuela, la Bestia no, por lo que podíamos llegar hacia los demás más rápido. Seguimos los gritos y todos parecían estar yendo hacia la biblioteca, así que tomamos la poca ventaja que teníamos y llegamos unos segundos antes que la Bestia.
Scott empuja a una chica, que había quedado paralizada a mitad de pasillo, a un aula vacía y ambos nos metimos junto con ella y yo cierro la puerta, usando a la vez mi cuerpo para bloquear la puerta e impedir que la abra.
Scott se acerca y se acomoda junto a mí haciendo la mismo y ahí pude notar que tenía su hombro izquierdo herido por las garras de la Bestia y un corte al costado de su frente.
Soy consciente de que ambos íbamos a ir directo a nuestro posible final, y por un segundo, agradecí que Derek no estuviera conmigo y esperaba que no apareciera como un loco buscándome.
Si estaba lejos iba a poder pelear mejor junto a Scott.
De pronto pude sentirlo, y eso me dejo con los pelos de puntas y los dos intercambiamos miradas junto a la chica rubia. Eramos conscientes que estaba detrás de la puerta, junto al pasillo, pero ninguno era capaz de mirar por la pequeña ventana de la puerta para comprobarlo. Estoy segura que sabe que estamos dentro del aula. Nuestros corazones frenéticos y la respiración acelerada nos delataba, sin mencionar que Scott y yo estamos impregnado de nuestra sangre y eso de seguro le debe de ser atrayente, ya que sabe que estamos heridos.
Esto es un juego en donde nosotros somos la presa.
La puerta detrás de nosotros es golpeada y ambos resistimos, pero no íbamos a aguantar mucho si la Bestia estaba empecinada a derrumbar la puerta para matarnos.
—Sal. Sal por la ventana —le indica Scott a la chica.
Con un golpe casi me resbalo, pero logré mantener el equilibrio y resistir.
—¡Vete! —vuelve a decirle cuando no reacciona y la chica sobresaltada le hace caso.
Otro golpe y la madera cruje.
La chica voltea hacia nosotros, insegura si de irse y dejarnos a nuestra suerte.
Me dieron ganas de maldecirla porque no se iba ya, pero los segundos pasaban y no me pude aguantar las ganas de gritarle.
—¡Mueve tu puto trasero y vete!
La chica sobresaltada parece reaccionar y por fin se digna a salir por la ventana.
Otro golpe provoca que los cristales se tricen y caigan sobre nosotros.
La puerta ya no iba a resistir y Scott se acomoda por completo en la puerta mientras que yo me pongo enfrente, con las manos a sus costados, pegadas a la puerta con toda mi fuerza para que la maldita madera resista y eso no entre, pero ambos nos sorprendemos cuando vemos unas enormes manos afiladas atravesar la ventaja de la puerta y nos atrapa a ambos con sus garras, pero yo las recibí al estar encima de Scott.
—¡Ellie! —grita Scott preocupado y mi respiración se me corta de golpe.
La Bestia nos atrapo a ambos y nos arrastra hacia el junto con la puerta, con una brutalidad que casi me ahoga.
Por un momento pensé que ahí nos iba a matar, pero solo nos arrojo hacia el pasillo y sentí como si todo se me desgarrara por dentro cuando quita sus garras de mi cuerpo.
Mi sangre salpica el suelo y es Scott quien me ayuda a colocarme de pie y apoya casi todo mi peso en él para que pudiera caminar y tener tiempo de sanar. Aunque lamentablemente nuestra única ruta de escape fue la biblioteca y ahí habían más de 20 personas ocultas entre los muebles e iban a ser un blanco fácil para la Bestia, incluyéndonos.
—Intenta recuperarte aquí —jala una silla hacia nosotros y me sienta en ella.
—Scott... —lo llamo mientras evaluó sus heridas.
Estaba bien, sanaría, pero enfrentarse a la Bestia nos iba a costar mucho a ambos.
—Scott. Tenemos que sacarlos de aquí.
Mi mención hace que por primera vez Scott capte que no estábamos solos y que al mirar a su alrededor, noto a todos los alumnos.
Su semblante cambia por completo.
Me levanto cuando me siento capaz de hacerlo y veo algunas caras conocidas. Habían chicos con los que compartía clases y habían algunos chicos del equipo también, a otros no los reconocí, pero ellos si que sabían quienes eramos nosotros y ahora iban a descubrir más aún.
Y eso era muy malo.
Si logramos salvar a todos y evitar que la Bestia nos asesine, ¿qué me asegura que no irán con el chisme a medio mundo? Muchas posibilidades pasan por mi mente, pero la voz de Scott hace que vuelva a la realidad y preste atención a lo que está a punto de suceder.
—¡Vayan arriba!
Todos cumplen con la petición de Scott y buscan refugio en el piso de arriba.
Respiro hondo cuando la Bestia ruge tras las puertas de la biblioteca y Scott se posiciona a mi lado, ambos listos para enfrentarlo nuevamente.
La criatura se muestra y al vernos ruge, al igual que nosotros.
Sentí como el poder de Scott y el mío se intensificaba, y ese hilo que nos unía a nuestra manada nos daba la suficiente fuerza como para poder dar pelea.
Scott me hace una seña para que rodee la Bestia, y al hacerlo, él se va de frente para atacarlo y que su atención estuviera puesta en él y no en mí.
La Bestia gruñe y no permite que ni siquiera lo toque, ya que con sus garras lo manda hacia las repisas y cuando cae al suelo lo toma por detrás y lo arrastra hacia él.
Miles de alertas se disparan en mi cuerpo y me lanzo contra su cuerpo clavando mis garras en su espalda e intento hacerle el mayor daño posible, pero pude sentir lo dura que era su piel y que se necesitaría de algo mucho más grande y filoso para poder atravesar todas esas capas y lograr matarlo.
La Bestia gruñe y lanza a Scott contra una mesa y luego su otra mano logra alcanzarme y siento como sus garras perforan mi hombro derecho y me arroja sobre Scott.
Ambos nos quejamos, pero rápido me muevo y me coloco en posición de ataque desde el suelo. Scott me imita y ambos tenemos la vista fija en la Bête.
—Los dos juntos —señalo y él asiente en respuesta.
Scott ruge y ambos nos impulsamos desde el suelo para saltar sobre la Bête y logramos golpearlo. Ambos caemos de pie y con los puños listos comenzamos a golpearlo y la criatura ruge molesta e intenta defenderse con rudeza.
De un solo manotazo me manda hacia atrás y mi espalda choca contra las escaleras y siento como mis huesos crujen ante el impacto. El dolor me deja medio paralizada, pero intento no derrumbarme, menos cuando Scott cae al lado mío y recibe el mismo golpe que yo.
Sabía que no podía rendirme y cuando mis ojos se encuentran con los de mi co-alfa, supe que íbamos a hacer esto hasta el final.
Siempre.
Gruño del dolor cuando me pongo de pie y ayudo a Scott para que logre estabilizarse.
No necesitamos decirnos las cosas como para saber lo que ambos pensamos, así que volvimos a retar a la Bestia.
No vamos a rendirnos.
La Bestia ruge mientras camina a cuatro patas y queda solo a medio metro de distancia de nosotros. Se coloca en pie y su enorme sombra nos cubre por completo.
De la nada aparece Liam y salta plantandole un puñetazo en el rostro a la Bestia, quien gruñe del dolor pero mantiene firme su posición. Luego, aparece Derek por detrás con una ballesta —era mía— y le dispara. La Bestia se gira hacia ellos y pronto fue bombardeado por las balas de una escopeta, lo que provoca que comience a retroceder hacia nosotros y Scott se me viene encima y me empuja hacia al suelo en el momento en que la Bestia gira hacia nosotros.
Caigo con Scott protegiéndome con su cuerpo y la Bestia salta hacia el ventanal, atravesándolo.
Los disparos cesan y Scott sale encima de mi cuando Derek se acerca.
Dios, como me duele.
—Maldición, ¡estás herida!
Derek me observa con el rostro endurecido por la rabia y con cuidado me ayuda. De seguro debo verme del asco por el sudor y la sangre, agregándole también que estoy despeinada y el uniforme de Lacrosse lo tengo arruinado.
Toda una belleza a la vista.
Muy feliz cumpleaños para ti Ellie. Una muy buena manera de cerrar tu noche y sin un jodido orgasmo.
Muy lindo.
—Estaré bien dentro de poco —le resto importancia y mi vista se dirige hacia Breaden.
Mi humor empeora, pero el dolor que sentía en mi cuerpo por las heridas al colocarme de pie pone todo en segundo plano, ahora todo me ardía y dolía a montones.
Malia y Liam se encargan de levantar a Scott, quien estaba en las mismas condiciones que yo. Ninguno era capaz de soportar estar de pie, el dolor era agobiante, así que necesitábamos el apoyo para mantenernos de pie, ya que si nos desplomábamos no íbamos a poder continuar.
—No pensaron que tendrían oportunidad en contra de esa cosa, ¿o sí? —nos pregunta Breaden conmocionada por lo que había visto.
—Sabíamos que no.
La respuesta de Scott hace que Derek nos mire mal y más a mí, pero no deja de mostrarse preocupado y me trata con cuidado al mantenerme estable.
Sabía que con Scott no tendríamos chance de ganarle, y que era una suerte que aparecieran ellos para ayudarnos, pero con lo que nunca contamos, era que esto nos dio una nueva oportunidad.
—Ahora tenemos algo que nos servirá —miro a Scott y este asiente—. Tenemos su aroma.
Eso deja a todos en otra postura, con más confianza.
Scott me hace un gesto para que lo siga y obligo a mi cuerpo a aguantar otro poco más, así que voy detrás de él a un ritmo moderado.
Derek con Liam vienen detrás de nosotros pidiendo que no siguiéramos, que estábamos heridos y que necesitamos descansar para que pudiéramos sanar, pero ninguno le hizo caso, ya que el aroma estaba impregnado aún y dejo su rastro hasta la parte de atrás de la escuela.
—No sean tercos —nos pide Derek y suelta un gruñido de frustración cuando no le prestamos atención—. Ellie Argent, detente.
Scott toma mi mano y ambos, dejando a lado el dolor, corremos entre los autos cuando el aroma se vuelve cada vez más intenso. Avanzamos con cuidado cuando ya el olor era fijo y vamos viendo uno por uno los autos hasta que damos con uno negro.
—Aquí —me dice y ambos ejercemos presión en el maletero hasta abrirlo.
Y justamente habían un par de tenis guardados ahí.
Scott tomo el tenis derecho y vimos la suela manchada de sangre. Tomo el otro y compruebo que efectivamente es la talla 40 que estábamos buscando.
Dejo el zapato ahí y cierro el maletero.
Todos fijamos la mirada en Mason, quien aparece de frente a nosotros mirándonos perplejo, parecía confundido.
—¿Scott? —lo llama frunciendo el ceño levemente— ¿Qué le hicieron a mi auto?
¿Su auto?
Eso quiere decir que...
—Eres tú —le dice Scott serio.
Yo no podía terminar de procesar que Mason realmente fuera él, porque si así fuese, eso significaría que tendría que matarlo.
Solo así evitaría que Sébastien volviera a la vida.
Demonios.
—¿Qué? —Mason nos mira sin comprender, parecía que aún estaba procesando que nos viera metidos en su maletero— Liam, ¿de qué habla?
Liam fue incapaz de responder, la noticia lo dejo mudo.
—Liam —lo vuelve a llamar, ya entrando a angustiarse ante la situación.
Da un paso hacia Liam, pero este sigue sin reaccionar.
Me giro hacia Derek al no tener idea a como debería actuar, pero el mantenía su vista en el carro rojo de al lado, justo a atrás de Mason y es ahí cuando lo noto a la quimera aparecer.
—¿Corey? —lo veo con sorpresa, pero quedo peor cuando noto como, con pánico, agarra los hombros de Mason— ¡Espera!
— ¡Corey! ¡Espera!
Scott corre hacia ellos, pero no logra alcanzarlos, el rastro de ellos dos había desaparecido por completo.
— Hay que alertar al resto —dice Derek a mi espalda—. Debemos encontrarlo antes de que sea tarde.
—Le avisare a Stiles.
—Le avisare a mi padre.
—¿A tú padre? —Liam me mira serio y da varios pasos hasta colocarse en frente de mi— Lo va a cazar.
Sí.
—Técnicamente, sí. Es lo que hace, pero debemos encontrarlo —le digo intentando no dar muchos detalles—. No somos los únicos que estamos interesados en su identidad.
Suspira tenso y asiente, sabe que mi padre es capaz de encontrarlo.
Nos ponemos en marcha para poder ir en busca de Mason, y de paso nos encontramos con Stiles, Kira, Malia y Braeden. Rápido damos el contexto lo más breve posible y nos ponemos en marcha, aunque Kira se llevo a Scott para que fuera a recuperarse de las heridas en casa y Derek estaba intentando hacer lo mismo conmigo en su camioneta, pero yo no quería y es por eso que fui más rápida y le quite las llaves.
—¿Sabes lo que pasará si el viejo se me adelanta?
Derek suspira estresado en el asiento de copiloto.
—Dame las llaves.
—No lo haré.
—Ellie.
—Derek, ¡no me estas escuchando!
—Porque necesito que vayamos a casa, necesito que sanes.
—No puedo, entiéndeme.
—Lo hago, por eso es que iré a dejarte a nuestro hogar para que sanes bien y mientras tanto iré con el resto a buscar al chico.
Lo miro ceñuda, con ganas de estrangularlo ahí mismo.
Derek pone sus ojos en blanco al notar mi reacción y respira hondo como si buscara paciencia.
—Por favor, solo quiero que estés bien —me suplica con la mirada a que ceda y extienda su mano para que le entregue las llaves.
—Es injusto —me quejo.
—Ellie...
—No. Se supone que no íbamos a jugar hoy y tú me ibas a llevar a casa para darme los orgasmo que me negaste hoy —espeto molesta— y resulta que si termine jugando y luego peleando con esa enorme cosa, sin decir lo jodida que me siento físicamente por la paliza que me dio, pero aun así, con dolor y todo, yo quiero ir, no voy a permitir que Gerard se lleve el crédito por matar a la Bestia.
—¿Vas a matar a ese chico?
—¡No! Yo solo... encontraré la manera de que él este bien.
Derek suspira y se acomoda en el asiento para verme bien.
—Entiendo que estés molesta, pero ahora los planes cambiaron y lo que más urge es que encontremos a Mason, ¿si? Prometí que iba a recompensarte y voy hacerlo, solo que no esta noche.
Respiro hondo mientras me enderezo en el asiento y mi vista queda hacia el frente, intento no moverme más de lo debido, hasta con solo respirar dolía, pero debía pensar en como llevarle la delantera en esto. Mi primera ventaja era que yo sabía quien era el adolescente dentro de la Bestia, no él. Gerard solo tenía el conocimiento de la historia familiar, nada más que eso.
Lo mejor es que no le diga nada a mi padre y cuando ya tengamos a Mason con nosotros le puedo decir, solo así puedo asegurarme de que todo va a salir a mi favor.
—Amor...
Derek toma con delicadeza mi mentón y hace que voltee mi rostro hacia él.
—No seas terca en esto, déjame llevarte a casa.
Asiento ante su petición y extiendo mis labios hacia él para que me bese, y cuando lo hace, llevo mi mano a su nuca y lo afirmo bien para que no se aparte y prolongar el beso más de lo debido.
—Ellie —me advierte entre mis labios pero yo no me detengo y me voy encima de él sin importarme mis heridas— Mierda, no seas testaruda y hazme caso.
Estaba comenzando a enojarse, pero yo iba a conseguir ganar en esto, estaba decidida a conseguir lo que se me negó.
¿Es estúpido? Sí, puede ser. Pero al menos iba a conseguir ganar algo está noche, ya que ni siquiera el maldito partido logramos salir campeones.
Me acomodo sobre Derek y aunque él intenta impedir que lo haga, yo no me detengo y vuelvo a atrapar sus labios en un beso, pero corre la cara y gruño en protesta.
—Estás herida, joder —pasa su mano por su rostro todo frustrado y yo solo sonreí, porque sabía que me iba a salir con la mía—. Me voy a enfadar contigo, hablo en serio.
—Puedes hacerlo —me encojo de hombros y apego mis caderas a las suyas haciendo que apriete con fuerza la mandíbula—, pero no puedes resistirte a mí, y si quiero que me lo des ahora, lo vas a hacer.
Maldice por lo bajo y yo vuelvo a moverme haciendo que todo su cuerpo comience a tensarse entre una mezcla de enojo y placer.
—Te prometo que mañana te daré todos los orgasmos que quieras —lleva sus manos a mis caderas y frena de golpe mis movimientos haciendo que suelte un quejido de dolor. Derek al notarlo se preocupa—. Vamos a casa, ¿si? Por favor.
Podría, pero niego ante su petición y vuelvo a besar sus labios con necesidad de él, con ganas de ya no dejar pasar más el tiempo y reclamar lo que es mío.
Toco su cuerpo por sobre la ropa y Derek gruñe contra mis labios intentando detenerme, pero gruño de vuelta en protesta y ejerzo mi dominio sobre él.
—Mío.
Jadeo en sus labios y comienzo a recorrer la piel de su cuello con mis labios y mis caderas vuelven a moverse contra él con vehemencia, con la necesidad de quitarme las malditas ganas.
No me importa que Mason sea la Bestia, no me importa el resto, no me importa lo herida que estoy por la batalla, simplemente ya no puedo resistirme.
Mis manos bajan hasta sus pantalones y me encargo de liberar su miembro duro y erecto para mí.
—Ellie. Amor. —me llama entre suspiros y alza sus caderas cuando mi mano recorre su punta—. Estas herida, aún no sanas.
Estaba preocupado y con justa razón.
—Follame, Derek —ronroneo en sus labios mientras una de mis manos lo complacen mientras que con la otra rajo el short deportivo para quitármelo más fácil—. Estoy húmeda y lista para recibirte.
Muerdo la curva de su cuello haciendo que jadee mi nombre y ya no queriendo prolongar más el momento, hago mis bragas aun lado y acomodo la punta justo en mi entrada. Ambos jadeamos cuando nos sentimos y comienzo a bajar. Mis paredes se adaptan a él a medida que se hunde en mi interior hasta el fondo.
—Derek —gimo su nombre y mis caderas se mueven sobre él a mi propio ritmo, a mi deseo de complacerme más a mí que a él.
Me afirmo bien de sus hombros sin sacar mi cabeza de su cuello, ya que estaba deleitada con su olor y la sensación de su frenético pulso bajo mi lengua.
Las manos de Derek rodean mis glúteos intentando tomar el control de mis movimientos, pero no se lo permito, estaba perdida en la bomba de sensaciones mientras mis caderas se mueven en el punto perfecto. A los minutos, todo comienza a acumularse en mi vientre bajo como un torbellino y termino explotando en mi esperado orgasmo sin poder prolongarlo.
Chillo sintiéndome aliviada, pero esto no iba a terminar aquí, no señor.
Respirando de forma errática, alzo la vista para ver a Derek a sus ojos y estaba tenso, con los ojos verdes brillando por la carga de lujuria en su cuerpo. Estaba jodidamente hermoso debajo de mí, con su cabello despeinado por culpa de mis dedos y su polera estaba arrugada por mis dedos y parecía que no le importaba, ni siquiera le parecía relevante lo desastrosa que me veía.
—¿Ahora vas a dejar que te toque? —una leve sonrisa tira de sus labios.
—Solo si me complaces como corresponde.
Agarra con firmeza mi trasero y me vuelve a hundir en él por completo de un solo tirón. Chillo de la sorpresa y no soy capaz de recomponerme cuando vuelve a subirme y luego me baja de golpe otra vez.
El dolor de mis heridas quedo en segundo plano.
Mis gemidos llenan la camioneta a medida que le sube a la intensidad a los movimientos y yo mezclo mi ritmo al suyo para generar más placer a los dos.
De un momento a otro, Derek tira del asiento más para atrás y luego el respaldo del asiento cae quedando él acostado, lo que me permite moverme con mayor facilidad sobre él mientras admiro su maravilloso rostro y como contrae sus facciones ante el placer que siente.
Mis paredes lo vuelven a apretar con mayor insistencia y con un gesto de negación, impide que me siga moviendo, él comienza a controlar las embestidas en mi interior, dejándome inmovilizada con sus brazos y dándome en el punto justo para hacerme gritar en medio del estacionamiento de la escuela sin pudor.
—Dámelo, bonita —gruñe teniendo la respiración agitada mientras se esfuerza en mantenerme en ese glorioso punto—. Lo quiero todo.
Mi cuerpo tiembla a medida que voy llegando a mi tope y mi orgasmo estalla de manera exquisita, pero Derek no permite que sea lento, lo prolonga haciendo que chille su nombre presa de la neblina lujuriosa y cuando creo que fue suficiente, levanto su pelvis haciendo que su polla choque contra mi punto G y vuelvo a tener otro orgasmo de forma inmediata, acompañado de un tortuoso squirt.
Ventajas de ser multiorgásmica.
Gracias Dios.
Derek no tarda en tener su propia liberación y la sensación de estar llena me deja atontada.
Pasan los minutos y ambos no podemos dejar de tocarnos, todo se siente caliente e intenso, a pesar de que no podemos maniobrar bien las posiciones por la incomodidad del vehículo, nos adaptamos perfectamente para continuar follando.
Sentía mis músculos pesados al igual que toda mi vulva me suplicaba por un descanso, mis pezones dolían al igual que mi trasero, pero era incapaz de negarme, a pesar del cansancio, cuando Derek me tocaba, mi cuerpo volvía a reaccionar a él y me es inevitable no ceder.
Toda la temperatura en el vehículo se siente alta y los vidrios estaban empañados por todo lo que hicimos aquí adentro del vehículo y fue maravilloso, cada embestida, cada sonrisa compartida, cada caricia, las miradas, los toqueteo entre nuestros cuerpos, todo, absolutamente todo.
Mi cuerpo había sanado por completo, pero estaba sucia por mi propia sangre seca y entre otras cosas ahora.
—¿Deberíamos parar? —acaricia mi cabello cuando nota como mi energía disminuía.
Niego de todas formar aunque mi cuerpo proteste lo contrario.
—No deseo hacerlo, ¿y tú?
—No, pero no puedo evitar recordar que hoy pasaron muchas cosas.
Suspiro sabiendo que por esta vez, debo ceder y ser más comprensiva.
Juro que ahora si lo hago en serio.
—Vamos a casa.
Mis palabras parecieron aliviarlo, pero no dice nada al respecto y se acerca dejando un corto beso en mis labios.
Su mano se extiende al otro asiento y me pasa su chaqueta para que cubra mi cuerpo con ella.
Me salgo sobre él y cuando mi trasero toca el asiento, me arde y aprieto mis muslos cuando el dolor en mi vientre bajo se hace presente como un recordatorio de que fui follada a lo grande y que el exceso de eso, me iba a traer estas consecuencias por el momento.
—¿Todo bien? —sonríe al notar mi estado.
—Todo está perfecto —menciono mientras acomodo bien la chaqueta y evitó que el roce del material toque directamente mis pezones.
Todo mi cuerpo estaba sensible y dolía, pero no podía negar que a pesar de todo eso, me gustaba la sensación, porque es un leve recordatorio de lo que hicimos en el carro.
De pronto recuerdo donde estamos y se me escapa una risa.
—¿Qué es lo divertido? —pregunta con curiosidad Derek mientras acomoda el asiento ya vestido y enciende el motor del vehículo.
—Acabo de analizar que estamos en el estacionamiento de la escuela.
—Bueno, si nos vieron no pasa nada, dimos un buen show.
—¡Derek! —me río como una tonta y olvido que hace solo una hora atrás había recibido una paliza de la Bestia— Hay cámaras aquí, no creo que te guste que un pervertido vea como se mueven mis tetas cuando te monto ¿o sí?
Juego mi carta más sucia y sonrió cuando siento su rabia.
—Es una suerte que Andrea sepa como borrar eso y dejarme a mí el vídeo original —siento como mis mejillas se encienden—. Solo yo puedo ver las tetas de mi mujer rebotar cuando me monta.
Contrólate Ellie, contrólate.
Mierda. La idea de ver un vídeo nuestro follando me deja acalorada y muy cachonda, así que espero que la cámara sí nos enfocará a nosotros para que Andrea pueda conseguirnos el vídeo.
Dejo que Derek conduzca tranquilo y yo aprovecho del cómodo silencio para analizar nuestros pasos a seguir para mañana, porque definitivamente descarte la opción de buscar a Mason, ya que necesito ir a casa a descansar. Ni siquiera podía moverme ahora, pero agradecía que Derek me complaciera en esta última hora y me permitiera cerrar mi noche de cumpleaños como correspondía.
Suspiro sintiendo la pesadez de mi cuerpo muy notorio y recargo mi cabeza en el asiento cayendo dormida.
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