
Capítulo 10
Día siguiente del capítulo 8 en donde
es narrado por Stiles y sigue la perspectiva
de él y de Lydia.
"Gabriel Valack"
POV LYDIA
— Los doctores del Miedo por T. R. McCammon —leo la portada del libro mientras camino junto a Malia por el pasillo de la escuela y notó algo raro.
— ¿Qué?
— No sé. Tiene algo —no despego mis ojos del libro— ¿Alguien más lo leyó?
— Sólo yo y no entendí nada.
— Tal vez todos debamos leerlo.
— Kira trabaja en eso —llegamos hasta su casillero—. Stiles no encuentra nada sobre el autor. Cree que es un seudónimo.
Volteó el libro y leo el pequeño fragmento.
— "En un pequeño pueblo los jóvenes son enterrados vivos —volteo a ver a Malia sabiendo que eso hacia mención a lo que justo estaba con estos nuevos jóvenes convertidos en quimera—. Días después aparecen transformados, sembrando desastres y terror dirigidos por una orden de científicos conocida como Los Doctores del Miedo".
— Eso me suena muy familiar —llega Lauren al casillero de al lado y notó que guarda en su mochila dos copias del libro.
— ¿Cómo termina?
— No termina —me menciona Malia—. Parece que es el volumen uno.
— Adivinaré —se voltea hacia nosotras—. No hay volumen dos.
— Creo que vivimos en el volumen dos —mira a la rubia.
— Que horror —cierra su casillero.
— Entonces la pregunta es... —capto la atención de ambas— ¿se trata de una novela o la prediccion de alguien?
Cabe la posibilidad de que halla sido escrito por una banshee.
Las tres caminamos a la clase de geometría y yo no dejo de pensar en la extraña sensación que me causaba el libro. Sabía que debía leerlo pronto, necesitaba saber de que iba todo este asunto.
Abro el libro de calculo, pero no soy capaz de guardar el libro de los doctores del miedo y sin darme cuenta comencé a leerlo y estar atenta a cada detalle.
Comienzo a hojear la hoja cuando me topo con la página de agradecimiento y no podía creer lo que estaba leyendo.
— ¿Por qué te late tan rápido el corazón? —escucho a Lauren susurrarme y la miro.
— Mira esto —volteo el libro para que lo vea—. La página de agradecimientos.
— "Por su perspectiva científica y valiosa colaboración. Este libro está dedicado al doctor Gabriel Valack" —termina de leer y me mira—. ¿Por qué me suena familiar este nombre?
— Por qué es alguien a quien conocemos —le explica Malia y yo asiento dandole la razón.
.
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(...)
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El que tenga que venir a su casa a impedir que venga conmigo me deja preocupada. La última vez que fuimos casi nos asesinan y no deseo que vuelva a pasar por eso. Si fuera por mi, iría sola, pero desgraciadamente el resto sabía del plan y no me iban a dejar ir sabiendo los riesgos.
— Lydia, iré contigo.
Suspiro negando y me quedo viéndolo sabiendo que algo le pasaba. Desde que entre pude notar algo diferente en su expresión. Estaba como vacía, casi sin ningún tipo de expresión y evita hacer contacto visual.
— Pensé que estabas enfermo.
— No me siento bien.
— No tienes que venir —lo miro mientras se colocá el poleron—. Ellie no vendrá, al igual que Malia.
— Ellie está con Derek en su paraíso y Malia no irá, ella sabe que ese lugar es una pesadilla de locura y muerte ¿bien? Vamos.
Me cruzo de brazos y notó la cara de Stiles cuando hace un gesto de dolor al hacer un movimiento con los hombros al acomodar su ropa.
— ¿Qué fue eso?
— ¿Qué fue eso? —me pregunta viéndome a los ojos y más sentía que algo pasaba con él.
— Estás adolorido.
— Me lastimé el codo.
— Fue tu hombro.
Ahora si estaba segura.
— El dolor se irradia. Lo hace —intenta salir y yo no se lo permito colocandome al frente.
— No irás sin mí —me dice acercándose y yo intento no flaquear mi postura ante su proximidad— ¿Recuerdas lo que le pasó a Deaton cuando hablamos con Valack?
— Scott y Kira también van —le menciono intentando que entre en razón.
— No te dejaré ir a un lugar donde casi te matan —refuta en contra y mi corazón se acelera cuando notó su mirada.
— Casi te matan también —le recuerdo irritada por su actitud y por mis estupidos sentimientos.
— Y seguimos vivos. ¿Lo ves? Trabajo en equipo —me esquiva y sale por su puerta.
Respiro hondo mientras me doy media vuelta para seguirlo por detrás intentando enterrar estos sentimientos que desean salir aflote desde hace mucho, pero es mejor dejar las cosas como están.
.
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(...)
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POV STILES
— Hola, ¿hay alguien ahí?
Scott voltea hacia mi dirección en el momento en que las chicas se encargan de que alguien nos abra la puerta. Intentaba guardar mis sentimientos respecto a eso para que mi amigo licántropo no me sintiera raro y tener que explicar que era mi vida o la de él. Sabía que Scott no lo iba a entender jamás, porque él es la clase de persona que desea salvarlos a todos por igual.
— ¿Estarás bien ahí?
— Sí. ¿Por qué? —le pregunté comenzando a sudar hielo.
— Te ves alterado.
Mierda.
— Todos lo estamos un poco — no logré mantener contacto visual con él, intentaba no mantener mi vista sobre la suya producto del miedo a que descubriera mi secreto.
—Tal vez algunos más que otros —comenta y por unos segundos presentí que me había descubierto, pero me sorprendí cuando llevo su mirada a Kira.
—Espera, ¿qué ocurrió?
—Cuando la otra quimera, Lucas, cuando nos atacó… escuche a Kira decir algo en japonés.
—No me parece mal.
La chica es asiática, no me sorprende que sepa.
—Ella no sabe japonés.
—No es tan terrible.
—Tal vez también la detuve para que no matara a Lucas —ahora si comprendo el porque de su preocupación, pero lo que me cuenta hace que quiera indagar más respecto a lo que opina.
—Bien —miró a Kira por unos cortos segundos pensativo. Las chicas seguían pendientes de que le contestaran del otro lado, sin tener la menor idea de la conversación que estábamos manteniendo Scott y yo—. Pero ¿él no quería matarte? Me parece defensa propia.
—Fue más que eso. Ella casi le arranca la cabeza.
—Tal vez no tuvo opción —no pude evitar sonar a la defensiva al notar su mirada—. Debe haber un punto donde se justifica la defensa propia. Tracy mató a su padre y Luca te hubiera matado.
—Ellos no son los malos —podía notar la nobleza en su mirada cuando decía eso, el entendimiento de sus actos lo cual me molestaba e irritaba bastante—. Son víctimas. No deberíamos matar a la gente que tratamos de salvar.
Deseaba decirle algo más, pero no pude. Recordé lo que sucedió años atrás cuando Scott encontró a Ellie con los cazadores en medio del bosque y por su seguridad tuvo que partir por la mitad a un omega. Fue una decisión egoísta que todos aceptamos porque se trataba de ella y el riesgo que corría con su desquiciada familia en ese entonces. Quise decirle que en mi caso lo hice porque Donovan iba a devorarme literalmente. Ellie tuvo opciones, yo no.
Era vivir o morir.
Un sonido hace que todos nos fijemos en la puerta en el momento en que se abre automáticamente por vía de electricidad. Todos nos adentramos sin preocuparnos de cerrar la puerta tras nuestra espalda, pero cuando íbamos subiendo por las escaleras el sonido del click que hace la puerta en el momento en que se cierra, hace que el ambiente se torne más oscuro y escalofriante. Todos volteamos a ver la puerta cerrada y no necesitaba poderes sobrenaturales para saber que a todos nos daba un mal presentimiento al pisar este lugar.
Nos adentramos al lugar y nos acercamos a la recepción en donde estaba un enfermero de turno. Era alto con una contextura delgada y ojos increíblemente oscuros. Su mirada era muy escalofriante, más cuando apenas nos vio llegar sacó una caja de plástico.
—Vacíen sus bolsillos en el recipiente.
—Vinimos a ver…
—Vacíen sus bolsillos en el recipiente —interrumpe a Scott.
Scott voltea a verme y yo asiento con la cabeza comenzando a meter mis manos en mis bolsillos para sacar todo lo que tenga en ellos. El resto hace lo mismo y comenzamos a llenar la caja. A nadie le gustaba esto, pero parecía que el enfermero solo conocía esas seis palabras y cero educación, ¿pero que se podía esperar de esto lugar? Absolutamente de todo y no eran cosas buenas.
Una vez listo el enfermero sonrió de costado viendo a Kira y no era por coquetería.
—Quítese el cinturón y colóquelo en el recipiente.
—Necesito el cinturón. Es esencial para la ropa.
—Quítese el cinturón que los pacientes querrán arrebatarle para estrangularse a sí mismos o a los demás —insiste y Kira no tenía otra opción más que aceptar.
—Bien, entiendo —veo como le costó sacarse el cinturón y más dejarlo en la caja.
Frunzo levemente el ceño cuando noto que mira de forma extraña a Lydia y como ella apartaba la mirada con incomodidad. No me gustó para nada eso, pero no podía abrir mi boca.
Bajé mi vista a la caja con nuestras cosas y sentí como casi me da algo al ver el perno que afirmaba los andamios. Escucho una puerta abrirse y volteo a ver al guardia que iba a ayudarnos. Noto como el enfermero toma la caja y comienza a irse con ella. Me tense e intente ver a donde iba a llevar esa caja.
Yo no podía permitirme perder ese perno, ya que es prueba suficiente como para delatarme por el homicidio de Donovan.
Si es que en verdad está muerto.
Aún así, debía mantener esa evidencia a salvo.
—Les recuerdo que solo hago esto como un favor a Deaton —nos menciona y me obligó a seguirlo junto al resto. Bajamos por varias escaleras—. Y lo hago en contra de mis propias convicciones.
—¿Cuál es la etiqueta para hablar con este tipo? — quise saber—. Digo, ¿alguna vez voltean a verle el otro ojo?
—Yo no lo haría. Mientras estén aquí abajo traten de no tener contacto visual con nadie ni nada.
Llegamos hasta el subterráneo en donde tenían a todas las criaturas sobrenatural al parecer y caminamos por un largo pasillo hasta llegar a una reja, pero me detengo cuando noto a Lydia voltearse y sigo su mirada hasta los chicos, que estaban detenidos a unos pocos metros de nosotros.
—No pensaron que irían todos, ¿verdad? —hablo de seguridad.
—¿Es ceniza de montaña? —le preguntó Scott.
—En todas partes —le responde esté tranquilo—. Pero se concentra mucho aquí.
Claramente, debían mantener a raya a todos los seres sobrenaturales que estaban aquí abajo. Parecía una verdadera tortura estar aquí sin poder tener contacto con otras personas.
El de seguridad pasa su tarjeta de acceso para abrir la reja.
—La celda de Valack es la última al final del pasillo.
Lydia y yo miramos a Scott.
—Estaremos aquí.
Con Lydia comenzamos a avanzar solos, sabiendo que el guardia no nos iba a acompañar una vez adentro.
Habían muchas puertas y se lograba ver a las diferentes criaturas sobrenaturales que tenían encerradas en este lugar. Lydia y yo estabamos sorprendidos, ya que estas criaturas eran muy extrañas. Algunos no tenían bocas o sus brazos estaban amarrados con un chaleco de fuerza y eso era alarmante.
Siento como Lydia respinga a mi lado asustada y agarra mi mano, pero cuando se tranquiliza la suelta, pero yo no se lo permití y volví a apretar su mano con la mía.
Continuamos nuestro camino notando a Valack al final del pasillo, pero mi mirada se desvía aún lado mío cuando noto a Donovan en una celda y mi corazón salta de miedo al darme cuenta que estaba ahí, estaba vivo; aunque al pestañear me mostró una criatura esbelta, grande y verde en vez de a ese chico. Seguí mi mirada al frente inmediatamente intentando calmar mis nervios. No deseaba darle más sospechas a Lydia, no deseaba que ella supiera sobre mi incidente.
— Dime lo que acabas de ver.
— ¿Yo? —miro de reojo a Lydia antes de regresar mi vista en Valack.
Estaba sentado como indio en el suelo y parecía que la banda de su cabeza la habían cambiado.
— La criatura en la otra celda, el sluagh —no me estaba gustando a donde iba—. Dicen que puede tomar la forma de las almas perdidas que están ligadas inextricablemente a él —sentí la mirada de Lydia en mi— ¿Ha visto almas perdidas, señor Stilinski?
— Si, todos los de aquí abajo.
— No se rinda con nosotros. Todos vamos progresando.
Agradezco que no siguiera con eso.
— ¿En donde oyó eso? —le pregunta Lydia.
— Sabiduría de un compañero de celda —Peter Hale fue su compañero de celda, me pregunto que habrá pasado con él. Valack se coloca de pie— ¿Trajeron el libro? —suelto la mano de Lydia para llevar mis manos hacia atrás de mi espalda y saco el libro que tenía escondido. Se lo muestro—. Muy bien. Primera edición y claro, es el único que se imprimió —sonríe de lado como si estuviera viendo algo valioso para él.
— ¿No hay ningún T. R. McCammon?
— No.
Porque eres tú.
— Usted escribió el libro.
— Así es, Lydia. Tal vez ya adivinaste que no es un simple libro.
— ¿Qué es?
— Una herramienta para abrirles los ojos.
— ¿A qué? —le pregunto esta vez yo.
— A ellos, los Doctores del Terror.
Lydia da un paso hacia la pared transparente que nos permitía ver a Valack. Él no estaba como el resto de los pacientes aquí, el estaba en plena vista sin nada de privacidad.
— ¿Por qué un seudónimo?
— Tuve una reputación. No quería arruinarla poniendo mi nombre en esa basura.
Al parecer no era de su agrado el libro.
— ¿Y para qué escribió el libro entonces? —le pregunto.
— Ni siquiera lo han leído, ¿verdad? —tomo nuestro silencio como respuesta—. Lo escribí porque nadie me creía, porque nadie me oía.
Miro hacia otro lado al recordar a Malia, la subestime mal. Regresó mi vista en Valack cuando nota mi mirada.
— Están aquí, ¿no? En Beacon Hills.
— ¿Qué son?
— No son totalmente humanos —le responde a Lydia—. Al menos ya no. Fueron científicos. Científicos que adoraban lo sobrenatural. Tesla dijo: "Si buscas los secretos del universo piensa en energía, frecuencia y vibración". Encontraron sus secretos en las fuerzas electromagnéticas, formas de prolongar su vida, de tener poder y lo más importante, hacer que olvides que alguna vez los viste.
— ¿Qué quieren?
— Buena pregunta, Lydia. Todos quieren algo, ¿verdad?
Bien pillado. Ahora soy yo quien habla.
— Bien. ¿Y qué quiere usted?
Saca una grabadora de su bolsillo y lo coloca en el dispensador en donde se abre solo de nuestro lado.
— Quiero que grabes —mira directamente a Lydia y me tenso.
— ¿Que quiere que diga?
— No quiero que digas nada, quiero que grites.
Luego de un horrible silencio veo como Lydia abre la puerta y saca la grabadora dejándola en sus manos.
— De ninguna forma —se lo quito de las manos antes de que haga una locura y cierro la puerta teniendo todos mis sentidos humanos alertas—. No sucederá, lo siento.
Lydia se da media vuelta y avanza unos pasos, yo la imitó acercandome en el momento en que me doy cuenta que me va a decir algo.
— Él es el único que sabe algo —me susurra y me quedo un momento perplejo al sentir su aliento chocar cerca de mi rostro.
— El tipo es un loco que se perforó la cabeza —le recuerdo sin importarme si Valack nos escuche—. Probablemente esté mintiendo.
— ¿Cuántos han muerto? —alza la voz el loco y fastidiado me giro para verlo—. Todos adolescentes, ¿no es así? ¿Quieren saber cuántos murieron la primera vez que vinieron? Me pregunto cuántos morirán si tienen éxito.
Las luces parpadean y yo miro a mi alrededor.
— Esto ya pasó antes.
— Y ahora regresaron solo porque unos adolescentes que no consideraron las consecuencias ¡decidieron llamar una fuerza sobrenatural que no entienden!
— ¿El Nemeton? —Lydia parecía preocupada.
— ¿Cómo sabe sobre eso? —le pregunto.
— Lo sé porque lo vi —se saca la venda de la frente dejando su asqueroso orificio a la vista. Las luces nuevamente comenzaron a fallar— ¿Con quiénes vinieron?
— Con nuestros amigos —le responde Lydia.
— ¿Qué son?
— No respondas —me adelanto antes que ella dijera algo más.
— Trajeron un kitsune —hablo molesto y las luces explotaron dejandonos con una tenue luz natural de la luna.
— ¿Qué pasa? —se sobresalta Lydia.
— Daña las defensas del edificio —le responde Valack.
— ¿De que habla? —le exige Lydia.
— No solo hay cenizas para proteger el edificio. Hay energía electromagnética. Eichen está en la convergencia de corrientes telúricas, eso permite encerrar a ciertas criaturas sobrenaturales y alejar a otras.
Por eso es que Scott y Kira no pueden ingresar, al igual que a otras, pero ahora... de repente se escucho un zumbido de frecuencia y una vibracion de algún sonido.
— Sabían que ustedes vendrían. Ellos están aquí y ustedes les abrieron la puerta —Valack pega sus manos a la pared transparente que nos divide y ambos nos sobresaltamos por su repentino movimiento—. Graba. Hazlo ahora, no te cuesta nada.
— Pero vale algo para usted así que no será gratis —me adelanto para dejarle las cosas claras.
— ¿Qué hace el libro?
— Estimula los sensores de memoria en el cerebro y pone las imágenes de los Doctores del Terror en enfoque. Lo escribí para ver si alguien más los había visto —nos explica apresuradamente—. Pensé en hacerlo circular para estimular la memoria de otros —escucho un ruido y volteo mi mirada—. Verían la portada, les recordaría algo. Verían el libro, saldrían de la memoria superficial y llegarían hasta mi para descubrir más, como ustedes.
— ¿Funcionó con alguien más? —lo vuelvo a ver.
— No es de los más vendidos.
— ¿Solo debemos leer el libro? —le pregunta Lydia.
— Si los ven, si les hicieron algo el libro los hará recordar. ¡Ahora dame lo que quiero! —mira a Lydia asustado y realmente estaba impaciente por conseguir su grito.
Lydia extiende su mano hacia mi para que le devuelva la grabadora y yo seguía muy dudoso sobre eso, pero un trato es un trato, así que no me quedo de otra que dárselo.
Una vez listo Lydia deja la grabadora para que el la recoja y estaba bastante agitada.
Una alarma comenzo a sonar a través de los parlantes de los pasillos.
— Diganos que quieren.
— Debemos salir de aquí —tomo su brazo queriendo llevármela.
— ¿Qué tratan de hacer? —le vuelve a preguntar ignorando mi petición.
— Lee. Cualquiera que haya tenido contacto con ellos.
— Lydia, debemos irnos. Ahora —vuelvo a moverme y agradezco que ahora me siga.
— ¡Lean el libro! —lo escucho gritar a nuestras espaldas.
Agarro a Lydia de la mano para ir más rápido cuando ese sonido se escucha más cerca. Había una puerta abierta así que nos metimos ahí y apoyo mi espalda en la pared atrayendo así a Lydia hacia mi pecho. Envuelvo mi brazo alrededor de ella al notar como temblaba. Escucho pasos y veo con cuidado hacia la puerta cuando veo a tres sujetos altos con máscaras pasar y esa frecuencia de sonido que transmitía me dio un leve escalofríos, pero afirme más el agarre de la chica hacia mi y volví a mirar alfrente pegando mi nariz con su cabello. Necesitaba tranquilizar mi respiración y se que debíamos estar listos para volver a correr una vez que se alejen lo suficiente.
Aspiro el aroma de Lydia antes de darme el valor para que podamos avanzar y ponernos a salvo de ese lugar, pero de un momento a otro las luces volvieron y ninguno se había movido, yo no podía moverme con todo lo que mi mente había procesado y analizado tras las palabras de Valack.
— Creo que estamos bien —me susurra mientras su mano se vuelve a firmar con fuerza en mi brazo— ¿Stiles?
— No, no está bien —niego levemente con la cabeza—. Todo esto es por nosotros. Todo lo que pasó, todo lo que pasará es nuestra culpa.
— Es nuestra responsabilidad.
La afirmo cuando siento que flaquea con la realidad de nuestro problema. Nosotros somos responsables de las muertes que no logramos impedir y de las nuevas que habrán si no hacemos algo al respecto.
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