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8. La Dama Roja.

Multimedia: Vice-capitán de la Tercera División; Hoshina Soshiro.

NARRADOR OMNISCIENTE.

[19 años atrás; Estación de Otoño, Japón.]

Era una mañana algo refrescante, donde las hojas de los árboles volaban con la leve corriente de aire que se presentaba al momento en que el sol salía aquel día.

En una casa estilo tradicional ya había actividad desde altas horas de la mañana, como por ejemplo los que custodiaban el hogar se movían de un lado a otro ya sea para cambiar turno con alguien más o estar al pendiente de lo que se le ofrezcan tanto a los dueños como a sus invitados.

Sobretodo a sus invitados, quienes eran grandes amigos de la familia.

El Clan Hoshina, lugar donde en un futuro se unirán un futuro capitán y un futuro vice-capitán.

En aquella casa no solo los del clan Hoshina se estaban movilizando, sino que también las visitas.

—¡Mueve mejor ese brazo, Töru! ¡No aflojes el agarre, Hideyoshi! ¡Levanta esas piernas Makoto! —la voz de un hombre adulto resonaba alrededor de las 8:40 de la mañana en aquella casa tradicional.

El hombre era de edad media, cabellos color negro algo cortos y de ojos azules claros pero a la vez profundos si los ves por mucho tiempo, tez clara y media barba crecida. Medía pasando de los 1.80 de estatura, además de usar camisa de botones negra remangada hasta los codos, pantalones de cuero cafés y por el momento se encontraba en calcetines pero normalmente usa botas.

—¡Nadie debe de bajar la postura y lo saben! Si lo hacen su abuelo se dará cuenta y no queremos que eso pase, ¿cierto?

—¡No, padre! —contestaron 7 de los 9 hijos que tiene el hombre, sus otros dos hijos resultaron ser gemelos que ahora estaban al cuidado de su madre, es decir, la esposa de aquel hombre. Los gemelos solo tenían 3 años de edad.

—Tan temprano y ya los estás entrenando. Y yo creí que era un padre estricto. —se apareció un hombre de cabellos negros cortos, con barba más poblada que su amigo y sus ojos estaban cerrados a simple vista pero se sabía que podía ver perfectamente. —Pronto estará el desayuno, después pueden retomar su rutina.

El contrario lo pensó por un momento y accedió.

—Bien, el pre-calentamiento terminó. Vayan a darse una ducha rápida y después a desayunar. Que yo también muero de hambre.

Los niños obedecieron y se fueron rápidamente hacia el baño grande, mientras que el adulto iba a donde estaba su esposa con sus últimos hijos que sonrieron al mirar a su padre.

—¿No estás siendo algo duros con ellos? Recuerda que después de este año tendrás a 9 alumnos. Eso es alto. —le dice una mujer pelirroja de cabellos largos y ojos azules de una tonalidad diferente a los de su esposo, tez algo morena a comparación del hombre mientras cargaba a sus hijos con cuidado.

—Y por eso estoy aumentando la dificultad. El viejo me matará si no hago algo diferente con ellos y no quiero que ninguno repruebe su prueba correspondiente. Sabes como se pone cuando los ancianos le meten presión y él me mete presión y...

—Y tú les metes presión a tus hijos. Creí que no harías los mismo errores que tu padre hizo contigo y con tus hermanas. —le interrumpe su esposa alzando una ceja mirándolo de manera acusadora.

Este solo desvió la mirada.

—A comparación de mi padre, yo no los estoy lanzando a una fosa de fuego.

—No, porque él se va a encargar de eso, ¿no es así?

—Exacto.

—¡Renji! —le reprocha la mujer.

—¿Qué? Mentiras no dije y ellos lo saben. —responde en su defensa para luego mirar a su amigo que solo estaba al margen de la charla entre ellos. Ya se había acostumbrado. —Hoshi~, ¿qué hay para desayunar? —canturreó este mientras iba a la cocina.

El mencionado solo suspiró por su actitud algo infantil y miró a la pelirroja.

—No me mires a mi, te recuerdo que lo conociste primero y llevan más tiempo juntos del que yo llevo casada con él.

—Y todavía me sigue sorprendiendo el descaro que posee este sujeto. —suspiró en derrota al ver que su amiga y mujer de su mejor amigo no pueda consolarlo.

Al terminar el desayuno los niños van al patio a descansar un poco y de paso hablan sobre lo que harán en la tarde para mejorar el rendimiento.

En eso, se les unen otros dos niños más.

Uno de cabellos blancos con una trenza que los sujetaba y otro más pequeño pero con cabellos oscuros y de corte de tazón que llegó corriendo y se lanzó a uno de los otros niños en particular lleno de emoción.

—¡Senju-neechan! —le llama este antes de dejarse caer encima de su ser, de no ser que lo sujetó bien los dos hubieran caído de espaldas.

—¡Hola, So-chan! ¿Comiste bien? —le pregunta uno de los otros niños que le acarició la cabeza con ternura, era el que se llamaba Kösuke, el tercer hijo.

Soshiro asintió con fervor mientras se pegaba más a la que lo atrapó en brazos.

—Soshiro, no seas grosero con nuestros invitados. —le recriminó su hermano mayor de cabellos blancos, Soichiro.

—Esta bien Soi-kun, no nos molesta en absoluto que So-kun nos salude de esta manera. —le responde otro de los niños que estaban ahí, su nombre era Osamu, el segundo hijo.

—Además So-chian~ siempre pone el ambiente. No como otros que amargan a pesar de que tienen casi la misma edad tienen un aura deprimente. —dice un hermano con descaro y recibe un golpe en la cabeza. —¡Hey, ese si me dolió idiota!

—Que bueno.  —se limitó a responder uno de los más jóvenes.

—¡Si serás...!

Y con ello era la 3ra pelea que tenían y no eran ni las diez de la mañana. Tuvieron que separarlos otra vez.

—¡Tarö, no ataques a Makoto! —le regañó el que portaba el nombre de Senju.

—¡Ja! —se burló Makoto al ver que fue regañado su hermano mayor.

—¡Makoto respeta a tu hermano!

—¡Ja! —le devolvió la burla al más joven que él.

—La tienes difícil, ¿no? —le pregunta Soichiro a Senju quien solo suspiró cansada mientras seguía cargando a un pequeño Soshiro que estaba más que feliz de estar en su actual lugar.

—Ni me lo digas. Daría lo que fuera por tener a un hermano tranquilo como Soshiro en lugar de este salvaje buscapleitos como Tarö.

—¿¡Qué yo qué!? —le grita el mencionado pero recibe otro golpe por parte de su hermano Osamu. —¡Ay! ¿¡Y ese por qué fue!?

—Por gritarle a tu hermana mayor.  —dice seriamente y Tarö se tapa la boca con sus manos como si hubiese dicho un pecado.

Rápidamente va hacia donde estaba Senju junto a los hermanos Hoshina y se inclina hasta que su cabeza toca el suelo.

—¡Hermana perdóname! ¡No lo hice apropósito! —se disculpa a los cuatro vientos haciendo que los presentes se queden mudos.

—Tarö no es necesario que hagas eso, además levántate creo que estás sangrando de la frente. —le dice Senju que ve una línea delgada roja correr por el rostro de su hermano. —Kösuke, ¿podrías curarlo?

—Yo me encargo. —dice el mencionado para llevarse a su hermano menor. —Vámonos Tarö antes de que mamá y papá se enteren de que volviste a estrellar tu frente contra el piso.

Ambos hermanos se retiran del lugar y los otros hermanos van con ellos en caso de que Tarö escape solo porque si, dejando solos a los hermanos Hoshina con Senju.

—Senju-neechan. —llamó Soshiro a la mayor quien lo miró suavemente. —¿De verdad solo me ves como hermano menor? —le pregunta con un tono algo triste mientras frunce el ceño a modo de preocupación.

—¿Qué quieres decir Soshiro? —quiso buscar más respuestas en su pregunta.

—Es que a mi me agrada Senju-neechan.

—A mi también me agradas Soshiro.

—Pero... Senju-neechan es amable y bonita.

—Soshiro no seas atrevido. —le advierte su hermano mayor pero Senju solo le dice que no le molesta lo que le está diciendo.

—Es porque me ves con buenos ojos Soshiro, pero pregúntale a mis hermanos y verás que cada uno tiene una versión distinta de mi. —le acarició sus cabellos haciendo reír al más joven.

—Aún así Senju-neechan es buena conmigo.

—Es porque la pobre tiene que lidiar contigo Soshiro.

—¡Hermano no me interrumpas mi momento! —le reprocha al albino quien solo le sacó la lengua a modo de burla haciéndolo enojar más.

Toda esa escena solo causó risa para la invitada en el lugar haciendo que ambos hermanos la mirasen y sonrieran entre ellos.

Les gustaba pasar el tiempo con todos los hijos del amigo de su padre a pesar de las diferencias entre si.

Siempre era un día distinto para los hermanos Hoshina que aprovechaban al máximo cuando ellos los visitaban.

—So-kun, Soi-kun, llegamos. Lamentamos la tardanza, Tarö no se quedaba quieto. —dijo Osamu llegando junto a sus otros hermanos detrás.

—En mi defensa Kösuke-nii le pesaba la mano hoy porque me dolió todo.

—Llorón. —exclamó Makoto ante la excusa de su hermano mayor.

—¿¡Quieres pelear, mocoso!?

—¡A callar! —ordenó Senju causando que los involucrados se separasen al instante por miedo a su hermana.

Sin mencionar que su tío Renji, manera en que el hombre les dijo que se refirieran a este, les sacaba una que otra carcajada porque molestaba a su padre constantemente.

Algo que no olvidarán nunca y que esperaban que fuese así hasta que llegaran a ser adultos.

Pero como dicen por ahí: Todo lo bueno tiene un final.

[7 años después.]

Ese día curiosamente estaba nublado, como si el cielo supiera que debía de lamentarse por algo realmente trágico.

En una habitación donde el hombre de ojos rasgados leía una carta que le fue entregada no hace mucho solamente se percibía una sensación de soledad y tristeza.

El ambiente era silencioso, nada se escuchaba por parte del hombre y nada se lograba percibir desde afuera.

Hasta que el sonido de una hoja siendo arrugada fue lo que se captó al momento, el hombre únicamente hizo esa acción junto al fruncimiento de sus labios y ceño, queriendo retener sus emociones por su propio bien y el de sus hijos.

Pero poco a poco la impotencia lo abordaba en cada centímetro de su piel para después arrojar lejos la mesita de madera que tenía cerca causando que la puerta corrediza que se encontraba a su lado se destruyera por el impacto.

El ruido hizo que varias personas que se encontraban en la casa fueran a su habitación encontrando tal escena catastrófica, incluyendo a sus hijos.

—¿Señor? —fue llamado sutilmente por parte de uno de sus hombres.

Las gotas de lluvia cayeron de poco a poco hasta que se vino una fuerte torrencial de agua ambientando más el momento en donde el hombre creía que se volvería loco por la noticia.

—Preparen un Butsudan lo más rápido posible. —ordenó el hombre con una voz gruesa y pausada. —Y que nadie lo quite hasta el día en que yo muera, ¿quedó claro?

—¿Un Butsudan? ¿Para quién? —se atrevió a preguntar uno de los suyos.

El hombre solo tomó una bocanada de aire lo suficientemente grande para poder soltar las siguientes palabras.

—Es para la familia Shinmon.

Y como si esas palabras nunca se hubieran presentado nadie dijo nada, nadie hizo nada. Solamente que sus cerebros aún no asimilaban la inoportuna noticia.

—¿Qué...? —soltó su hijo mayor ante tal revelación. —Padre, ¿es eso cierto...?

El señor Hoshina no asintió pero tampoco negó nada, por lo que era cierto lo que él dijo cosa que ni su propio ser podía creer.

Sus subordinados se fueron retirando al ver el estado de su jefe dejándolo solo con sus hijos quienes tampoco podían asimilar bien lo que sucedió.

—Retírense, quiero estar un poco a solas. —les pidió a sus hijos que al verlo solamente hicieron caso.

Soichiro llevó a su hermano a su habitación y le dijo que descansara mientras que él va a supervisar la elaboración del Butsudan.

Por mientras Soshiro al estar solo en su habitación se sienta de rodillas mientras miraba al suelo con una mirada algo ida.

Posterior a eso el más joven solo apretó los puños al ya procesar aquella bomba de información pero al mismo tiempo se decía a si mismo que no era cierto.

¿Por qué ellos? ¿Por qué ahora?

Eran aquellas preguntas que se planteaba ahora mismo el joven Soshiro.

Finalmente, sus ojos reflejaron lo que realmente sentía en aquel momento.

Poco a poco las lágrimas iban cayendo por su rostro mientras apretaba sus puños arrugando su pantalón de tela tradicional que siempre portaba desde niño y temblaba de la impotencia.

Su lamento fue lo más silencioso posible, sin embargo, su hermano quien había estado detrás de su puerta fue el único que logró escuchar sus gimoteos lamentándose también por lo sucedido.

—Senju-neechan... —fue lo único que dijo Soshiro al derrumbarse por completo al decir el nombre de la persona que amó de verdad.

Soichiro solo frunció la boca al escucharlo y una pequeña lágrima salió de uno de sus ojos rasgados para después limpiarse e irse de ahí antes de que él también se derrumbara en ese instante.

La familia Hoshina estaba de luto por lo que le quedaba de existencia por la familia que también era como la suya.

[10 años después, Hyogo.]

El día era soleado para muchos en la zona que habían querido salir a disfrutar de su fin de semana deseado.

En una zona familiar como un parque, cerca de una fuente, entre otras zonas lindas más en el área.

Sin embargo, no todo se puede apreciar por el lado hermoso. Era Japón después de todo, mejor conocido como el país Kaiju.

Desde un punto en específico la tierra empieza a grietarse saliendo unos tallos verdes con pequeñas espinas en ella para después aparecer unos capullos de color vino y que al abrirse revelan unos dientes junto a un rugido voraz.

Las personas salen corriendo de ahí para evitar ser comida de planta carnívora llevando consigo a sus pequeños hijos quienes lloraban al estar en una escena peligrosa.

La división a cargo de la zona recibe el reporte de la aparición del kaiju planta, sin embargo, se dudaba que pudiesen llegar a tiempo a la zona afectada con tanto tallo en el camino por lo que optarían por algo más.

En el parque muchas personas corrían por sus vidas sin importarles a quienes empujaban en el proceso, solo querían salir de ahí.

Una madre con su hijo de 5 años tropieza por el tallo en el suelo causando que su niño se separase de ella en la caída.

La madre grita del susto al ver lo que lo rodeaba a su criatura.

Los tallos lo rodeaban como si fuese una serpiente verde a punto de comerse a su presa sin salida alguna, Desde los tallos empiezan a salir los capullos color vino con dientes con intenciones de comerse al niño que solo lloraba de terror al estar en aquella situación mientras que la madre lloraba y gritaba de desesperación al no poder salvar a su hijo de una muerte segura, resignándose a que lo había perdido.

—¡Kotaro! —gritó la madre al ver que el capullo se lo iba a comer. —¡No!

A punto de ser devorado un látigo golpeó a la criatura tipo planta que se alejó del niño rugiendo de dolor y que poco a poco un fuego lo rodeaba al instante.

Una sombra se lleva al niño cuando el kaiju iba a matarlo de un golpe dejando atónita a la madre quien intentaba ver hacia todos lados para ver si su hijo seguía vivo.

Sin darse cuenta que un tallo estaba detrás de ella dispuesto a comerla también, pero la misma sombra la saca del lugar a centímetros de que el kaiju se impactara contra el suelo.

La mujer abre los ojos al no sentir nada topándose los edificios a una altura algo cercana a diferencia de como los veía antes, se dio cuenta que entre sus brazos estaba su hijo quien se aferraba a ella con miedo y llorando a mares. Giró su cabeza y ve que la cargaba una persona con máscara roja y ropas negras.

—¿Se encuentra bien? —le pregunta cuidadosamente sin quitarle la vista al tallo gigante.

La señora no podía articular palabra alguna por el shock, sin embargo, notó por la voz que era una mujer.

Ella salta desde el poste en que se encontraba evitando el ataque del kaiju, aterrizando en una zona alejada para soltar cuidadosamente a la madre junto a su hijo quien miraba asombrado a la chica enmascarada.

—¿Quién eres? ¿Eres del Cuerpo de Defensas? —pregunta finalmente la señora.

La entidad enmascarada no dijo nada pero solo se giró para verla, lo que pensó la señora al ver la mitad de aquella máscara roja, y decirle lo siguiente:

—Váyase de aquí, no es seguro ni para usted ni para su hijo. Priorice la vida de su criatura siempre.

Sin más se fue de ahí para enfrentarse cara a cara con el tallo gigante. Toma vuelo para poder saltar lo suficiente y estar en un techo donde puede ver el origen del kaiju planta.

Una vez localizada se dirigió al lugar. Como dicen por ahí si quieres terminar con los problemas, corta la raíz.

Al llegar a la raíz toma su látigo para poder rebanarla a pedazos pero los capullos aparecen en todas las direcciones rodeándola únicamente a ella dejando de lado a los demás civiles.

Eso era lo que quería desde un principio.

—Eso es maldita carnívora, ven a mi. —susurra al ver todos los capullos a su alrededor y los civiles pueden escapar sin ningún problema.

Los capullos se abren revelando sus dientes filosos y se inflan para después expulsar un humo de color morado. Era veneno ácido.

Si ese humo llegase a tocarte aunque sea un poco, no solo tus ropas se derretirán sino que también tu piel hasta llegar a los huesos.

El kaiju pensó que con eso sería suficiente para matarla, eran alrededor de 15 capullos por lo que el veneno se esparciría a lo mucho 5 kilómetros a la redonda, llegando a los civiles que aún no evacuaban del todo.

Un remolino se formó en el centro dejando ver a la fémina con un abanico negro en mano haciendo que el humo se reúna en el tornado formado por ella para después elevarlo al cielo de un solo movimiento de mano, una vez que el humo estuviera a buena altura con la otra toma su látigo para lanzar un ataque hacia el humo reunido y que al estar en contacto con la fricción este empezara a estallar formándose varias esferas rojas causando una reacción en cadena eliminando por completo el veneno ácido.

Las ropas de la enmascarada estaban intactas al igual que la máscara, ahora que había erradicado el humo procedería a ir hacia el tallo más grueso.

Los tallos van en su dirección para poder atravesar su cuerpo y así comerlo, pero ella los esquiva saltando un poco en cada ataque de esos tallos que se dirigían hacia ella.

Era como un baile aéreo, los tallos jamás la pudieron tocar mientras que en cada oportunidad que la enmascarada tenía aprovechaba para poder atacarlos con su látigo cortando cada una de ellas, otras veces solo tomaba el tallo en sus manos para arrancarlos cual maleza en el pasto.

Los tallos restantes protegían al "corazón" de la planta al ver que nada servía en su contra, por lo que por instinto se defendía como podía.

—Oh vamos, no pienso ser dura contigo a menos que me dejes matarte rápidamente. En ciertos momentos me vuelvo piadosa. —menciona al ver como reacciona el kaiju. —Ahora deja de cubrirte para poder hacer un corte limpio y que puedas descansar. Incluso las plantas tienen que dejar de vivir por cierto tiempo para volver a nacer, ¿sabes?

El kaiju siguió con lo suyo de protegerse, la enmascarada sabía que el núcleo, como es que le dicen al corazón en aquel país, estaba justamente ahí por lo que solo suspiró al ver lo terco que era el kaiju planta.

—Que quede claro que te lo pedí amablemente, que no hicieses caso ya es tu problema. —dijo eso para después sacar su látigo lista para penetrar el escudo de tallos. —Que descanses en paz plantita.

De un solo movimiento de mano el látigo impactó sobre el escudo cortándolos en el proceso incluyendo la raíz madre y así matando a la criatura de forma limpia y rápida.

Los tallos poco a poco se empiezan a caer tornándose de color gris claro al ya no estar enlazadas con la raíz madre.

Al ya no ver nada de ella con vida procede a retirarse antes de que la división a cargo la viese y la cuestionaran.

De un salto sale de ahí yendo de techo en techo de cada edificio que estaba cerca a ella e incluso se llegaba a columpiar gracias al látigo para irse de ahí más rápido.

Sin embargo, las cosas que ella tenía planeado no salieron como esperaba.

—¡Alto! ¡Cuerpo de Defensa! —aquel grito hizo que se detuviese por completo.

«No puede ser...»

Se golpea la frente mentalmente al verse envuelta en aquel embrollo. Al darse la vuelta poco a poco ve un hombre pasando de los 24 años aproximadamente de uniforme de cuerpo completo, botas blancas, una pistola consigo colgando a un costado de él, una espada en su espalda y sus cabellos largos blancos estaban sujetados en una trenza, sin mencionar que portaba ojos rasgados.

«De todos los sujetos que hay en la ciudad, ¿tenía que toparme justamente con él?»

La enmascarada maldijo en sus adentros al ver en el lío en que se vio obligada a estar. Al ya estar volteada completamente hacia él no hizo nada más que esperar a que le dijese algo más.

—¿Qué fue lo que hiciste en el parque? ¿De verdad mataste a ese kaiju? —el albino siguió cuestionándola estando alerta a como reaccionaría ella.

La enmascarada solo apuntó hacia donde estaba el cadáver de aquel kaiju planta sin decir nada más.

El hombre entendió. Si fue ella quien lo mató.

—Dime quien eres, estoy seguro de que no eres de por aquí ni mucho menos de alguna división. Incluso me atrevería que ni siquiera eres de este país.

La enmascarada no hizo ningún ruido, no tenía planeado contestarle ni nada por el estilo. No se iba arriesgar a que la buscaran en su forma civil.

No, no, no.

La enmascarada solo se limitó a apuntar al cielo para después apuntar hacia al suelo de un rápido movimiento de mano.

Aquello el hombre no lo entendió del todo pero supuso que se refería al cielo y a la tierra.

¿Qué tenía que ver aquello? No tenía la menor idea pero eso fue lo que se le ocurrió en el momento.

Sin más estaba dispuesta a salir de ahí con toda la calma del mundo, al girarse iba a dar el primer paso hacia su libertad pero todo eso se fue al caño cuando una bala pasó al lado suyo en señal de advertencia.

Se giró de inmediato viendo como ese hombre estaba preparando una segunda carga.

«¿Disparos, en serio? Debería darle vergüenza usar esas monstruosidades.»

—¡No des ni un paso más! Volveré a disparar si te mueves un solo centímetro. —advirtió con el ceño fruncido y apuntando hacia la mujer.

La enmascarada le dio un tic en la ceja derecha al ver lo terco que era. Lo ignora girando su cuerpo con intención de irse de una vez ocasionando que el hombre apuntara bien hacia ella y disparase.

La bala iba directo hacia ella, sin embargo, de un solo movimiento cortó la bala en dos con el abanico que utilizó antes dejando que ambas mitades se impactasen a sus costados sin causarle ningún daño dejando atónito al hombre armado.

—¿Pero qué...? —soltó en un jadeo al ver lo que pasó frente a sus ojos. —Supongo que las armas de fuego no sirven contigo, por lo que tendré que hacerlo a la fuerza.

Soltó la pistola dejándola a un lado para después desenvainar su espada. El estilo único del que tanto se enorgullecía por sobre todas las cosas, preparándose en su postura básica de espada para poder atacar en cualquier momento.

La enmascarada solo abrió su abanico dejando en claro que aceptaba la pelea contra aquel hombre.

Ambos caminan lentamente hacia adelante y poco a poco aumentaban la velocidad hasta correr para después sus armas chocasen entre si expulsando una onda de fuerza pura entre ambos portadores.

La espada chocaba contra el abanico, mientras que el abanico desviaba los ataques rápidos y filosos de la espada.

Nuevamente chocan entre si quedando cerca los rostros de los portadores, el joven albino mira de cerca la máscara roja de la mujer quien no tiene problema con retenerlo con una sola mano que agarraba el abanico con firmeza, sin titubeos.

El joven queriendo arrancarle la máscara actúa para poder quitársela y ver por fin su rostro, pero la mujer ladea su cabeza haciendo que el albino casi se cae de cara y con aquello la mujer aprovechó la apertura para alejarse un poco de él y poder usar su ataque.

«No tengo ni la más mínima intención de alargar esto.»

De un movimiento mueve su abanico hacia abajo de manera suave para después una ráfaga de viento salga de manera agresiva mandando lejos al albino que no pudo hacer nada para defenderse del ataque.

Una vez que ya estaba lo suficientemente alejado de ella se largó de ahí guardando su arma en el camino.

Su intención jamás fue hacerle daño, pero si seguía así se vería obligada a usar fuerza demás.

Por otro lado el joven de cabellos blancos como pudo aterrizó en un techo muy alejado de donde estaba originalmente observando que la enmascarada ya se había ido del lugar.

Este suspiró al ver que falló con querer saber su identidad.

Corrió hacia los techos para llegar a una zona llena de gente, desde su ubicación quiso ver si tenia suerte en poder verla pero era inútil considerando que querían salir de ahí por el kaiju que al parecer no sabían que ya estaba muerto.

El albino bajó de un salto en el asfalto y comenzar a mirar hacia los lados en busca de una figura sospechosa, sin embargo, solo obtuvo miradas de sorpresa y de admiración por parte de los civiles.

«No está por aquí, tampoco aquí. Logró escapar.»

Pensó mientras bufaba molesto, dispuesto a irse del lugar se da la vuelta pero en eso siente que choca con el hombro de alguien. Siendo más exactos de una mujer.

—Discúlpeme no me fijé. ¿Se encuentra bien? —se aproximó para ver si no le había hecho daño.

La mujer con gorra negra que justamente le tapaba los ojos solo levantó un poco la cabeza para sonreírle levemente llamando la atención del joven.

—No se preocupe, estoy bien. —el tono de voz era un poco más gruesa de la normal en una mujer adulta pero no le dio mucha importancia. —Por cierto que amable es usted. Por favor cuídese.

Ella le da una leve reverencia y camina normal mientras revisa su celular como si nada.

El albino se queda confundido con sus palabras pero solo concluye que solo era otra civil más que apoya a las Fuerzas y lo decía por formalidad.

Sin éxito sale del lugar de un salto para poder reunirse con su división.

Sin darse cuenta que la mujer con la que compartió palabras era la que precisamente buscaba con tanto esmero quien solo miró hacia la dirección en donde se fue el joven albino.

—Eso estuvo cerca. Menos mal que no se dio cuenta de que cambié mi acento para que creyera que era de aquí. Si no me hubiera dicho que no parezco de este país la cosa hubiese terminado diferente.

 Se va de ahí sin más para poder largarse a otra prefectura. Tal vez intentaría ir a Tokyo o algún sitio parecido.

«Fue divertido pelear con él.»

[Actualidad; Meses antes de realizar la prueba de admisión para las Fuerzas de Defensa.]

NOTICIA DE ÚLTIMO MINUTO:

LA DAMA ROJA.

"La Dama Roja es considerada una figura moderna que se ha vuelto popular mediante los previos acontecimientos que han ocurrido en los últimos días así como hace 2 años en Hyogo donde exterminó a una criatura tipo venenoso sin morir en el intento."

"Muchos dicen que puede ser un soldado de las Fuerzas que hace trabajo extra, otros que solo puede ser alguien que busca ser reconocido. Pero según los testigos es alguien que solamente se dedica a matar a los kaijus y salir de ahí antes de que las Fuerzas lleguen al lugar de los hechos."

"Hemos querido entrevistar a algunos de las Fuerzas, como es en el caso del Vice-capitán Hoshina pero que no han dado su opinión al respecto. Otros como el Capitán Narumi no quieren saber nada relacionado con La Dama Roja y solo se dedica a decir que "no es un asunto de importancia", aunque lo dice con una cara de enfado. Probablemente celos."

"De hecho se quiso entrevistar al Director General sobre qué opinaba al respecto, pero se ha mantenido alejado de los medios por lo que no podemos saber qué es lo que piensa."

"El Capitán de la 6ta División solo dijo: Gracias por tu asistencia. pero no necesitamos a un desconocido que busca ser el héroe en nuestro territorio."

—Se dice gracias maldito zorro mayor malagradecido. —dijo la pelinegra al leer el articulo con su taza de café en mano. —Todavía que les doy mi ayuda y lo llamas "asistencia", pero que falta de respeto.

Deja de leer el articulo para cambiarle a otra cosa, en eso, ve uno en donde habla de su hermano menor.

—A ver, esto si quiero leerlo. —dice para comenzar a leer la nota. —"El Vice-capitan Hoshina Soshiro se muestra indiferente ante lo ocurrido con el asunto de La Dama Roja. Ya que hemos preguntado sobre que piensa al respecto pero solo se ha limitado a decir "sin comentarios", por lo que resta esperar a que tengan nueva evidencia." Que bueno que vi esto para menos dejar algo que los haga llegar hasta mi.

—Ama. —habló Alfred. —Acabé de pulir todo el armamento necesario, puede usarlos cuando usted guste. ¿Necesita algo más?

—Descuida Alfred, ya me iba a encargar de eso pero gracias por adelantar el trabajo. —le dice ella al levantarse de la silla de su comedor e ir a cambiarse.

—Ama. —volvió a llamar su mayordomo. —Si me lo permite, creo que será mejor estar lejos del radar de las Fuerzas. Han estado investigando más de la cuenta y eso no sería bueno para usted. ¿No cree que deberá de dejarles el trabajo a ellos?

—Me encantaría tener un descanso Alfred, pero sabes que si hago eso estos inútiles tardarían horas para llegar al lugar. Y no queremos que la taza de mortalidad aumente este año, ¿no? Soy consciente de que han querido saber quien es la que han nombrado "La Dama Roja", sin embargo, los ciudadanos han condecorado a esta figura más de lo que lo han hecho con las Fuerzas. Debo de tener eso a mi favor si quiero que esto funcione.

—Lo comprendo Ama, pero por favor tenga cuidado con la 1ra División.

La 1ra División.

La más molesta de todas si se lo pensaba bien. Ya que ahí se encuentran las dos personas con vida que pueden arruinarle los planes que tanto tiempo le costó crear.

—Siempre lo tengo Alfred. —conforme iban hablando, la pelinegra entró a su habitación y el hombre esperó afuera en lo que ella se cambiaba a mejores ropas. —Además hoy vi que han estado ajenos a lo que pasa con el tema de La Dama Roja, por lo que debo de aprovechar que no estén metiendo sus narices en mis asuntos.

Al abrir la puerta ella salía con pantalones negros, camisa de botones blanca y sus mangas estaban remangadas hasta los codos mientras se hacía una coleta alta en el camino, siendo seguida por Alfred quien fue rápidamente a la cocina para servirle algo en su plato.

—Por cierto, necesito que me investigues a alguien en particular. —dijo cuando se estaba sentando en su silla para poder comer al fin.

—Lo que necesite mi señora.

—Son estos nombres. —sacó un papel de su bolsillo y se lo entregó una vez que le dio su plato con comida. —No importa cuanto te tardes, quiero la información completa. ¿Quedó claro? Ah y hay algo extra en la nota, espero y no tengas problemas en conseguirlo todo.

—Por supuesto. Ahora coma que se le va a enfriar la comida. —guardó el papel en uno de sus bolsillos de su chaleco y se dispuso a servirse también para acompañarla en la mesa.

Pronto serán los exámenes de admisión para las Fuerzas de Defensa, Kafka le dijo que ya iba a hacerlo por última vez y ella, aunque no queriendo, debía de acompañarlo a donde fuese que vaya.

Si eso significa ir al lugar que más odia en el país.

Pero después de meditarlo un momento le pareció una brillante idea.

Nadie esperaría que aquella figura famosa se colara en sus tropas y tendría acceso a sus sistemas fácilmente. Además de que podría tener mejor vigilancia ya que tienen una base bien ubicada por lo que podría usarlo a su favor para sus patrullajes nocturnas.

No le gustaba el lugar pero si obtendría beneficios, ¿por qué no usarlos?

No puedes tenerlo todo, pero si usarlo todo en ti mismo.

Era una buena estrategia por ahora. Para evitar tener más ojos encima.

El día de hoy será tranquilo, y eso era más que suficiente.

[Base Marítima de Ariake; Cuartel General; Salón de Juntas; 4:58 pm.]

En la base donde residía la 1ra división de las Fuerzas de Defensa Anti-kaijus todos se encontraban entrenando para no perder condición o para no tener que perder contra la 3ra división.

Sabían que habría nuevos reclutas este año por lo que no se darían el lujo de que ellos tengan más en su división que en la suya.

Los líderes de pelotones eran quienes más se esforzaban, algunos por el bien de sus tropas, otros para sorprender a su capitán.

En la sala de juntas donde se reúnen los altos mandos de toda la organización se encontraban dos de ellas hablando sobre un tema en particular.

—¿Aún no dirás nada con respecto a esto? —el hombre sin cabello le lanzó una carpeta llena de fotos, informes, notas de periódico, entre otras cosas de una figura negra con cara escarlata. —Todavía creo que podemos detenerla hasta cierto punto y así persuadirla.

El hombre de cabellos rubios y gran barba con bigote de aspecto estoico y gran altura negó con lo que dijo su amigo y segundo al mando.

—Necesito más. —fue lo único que dijo al leer la nueva nota del día sobre la misma figura.

Itami Keiji suspiró cansado de verlo tan sumergido en algo que para él no tiene mucho sentido.

—Ya tenemos los reportes de la 6ta división y de la 3ra división sobre esto. Déjalo ir, Isao. No te hace bien. —le dice en tono de preocupación al verlo de aquella manera.

—No hasta tener más pruebas, debo de comprobar si es cierto o no.

—Puede que lo conocieras más que yo. —decide soltar lo que pensaba en el momento. —Yo solo conviví algunas veces con él y me cayó bien. Pero llegar a este extremo después de todo lo que has pasado, ¿no crees que debes de tomarte un pequeño descanso? Al final aparecerá lo que quieres y podrás sacar tus conclusiones.

El director general, Shinomiya Isao, lo meditó por un momento todo lo que acababa de decir su segundo al mando para luego suspirar y levantarse de su silla giratoria y salir de ahí acompañado de Itami quien se alivió de haberlo sacado de esa oficina por lo menos unos minutos.

El tema de "La Dama Roja" le ha estado cobrando factura desde que su primera aparición.

Una mujer de aspecto desconocido que se dedica a cazar kaijus sin ninguna compensación y que además deja heridas que no pueden ser causadas por el ser humano.

Isao dijo que no necesariamente debe de ser eso para hacer lo que ha hecho hasta ahora, sino que usa un arma especial para ejecutar todo.

Itami por un momento creyó que Isao había perdido la cabeza después de leer algunos de los artículos y de los testimonios que daban los sobrevivientes.

Hasta le sorprendió que entrevistara a cada una de ellas con tal de obtener más información.

Itami sabía que andaba algo mal de su mente desde la muerte de su esposa y de uno de sus mejores amigos, pero no creyó que lo llevarían a este extremo.

Uno en donde ahora estaba dando seminarios para poder identificar a personas que, por lo menos para él, ya estaban más que muertos.

Itami no era una persona pesimista, sino realista.

Y su realidad le decía que la realidad de Isao estaba más que alterada.

-Alessa.

Escrito: 21/10/2024.

Publicado: 08/11/2024.

Butsuda: Es un tipo de altar budista, al igual que en México los japoneses realizan pequeños altares para sus difuntos con fotografías, comida, sake, velas e imágenes de Buda. Un Butsudan normalmente contiene artículos secundarios llamados "butsugu", tales como candeleros, quema-inciensos, campanas, y plataformas para colocar ofrendas, que representan distintos conceptos de la filosofía budista.

Ahora que lo pienso, la temática era para subirla el 2 de Noviembre, pero estuvo ocupada.

Pero el chiste es que aquí está, espero que lo hayan disfrutado ^^.

Según yo iba a ser un capítulo "corto", pero la cosa fue otra.

En el siguiente capítulo vuelve a la línea original.

¿Teorías? Por que me gustaría leerlas ^^.

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