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2. Transformación.

Multimedia: Departamento de Ichika; Opening Kaiju no.8.

NARRADOR OMNISCIENTE.

[Época actual; Ciudad de Yokohama; Prefectura de Kanagawa; Japón; 2:15 pm.]

Así es como se le conocía hoy en día al país del sol naciente, lugar donde el mayor número de kaijus aparecen a nivel mundial.

Este día era de un tipo lagarto, uno muy grande que sus sesos se esparcieran por todas partes ensuciando los edificios, las calles, y todo lo que quedaba cerca.

—Parece que hoy tendremos que trabajar horas extras. —exclamó uno de los encargados de la limpieza de restos de esas criaturas.

—¡Bien, vamos! —ordenó el líder del grupo.

—Si, señor. —acatando la instrucción el grupo se bajó de la camioneta en donde se encontraban, lejos de la escena grotesca de aquel monstruo.

Ellos eran los limpiadores profesionales de Kaijus, Monster Sweeper Co., LTD.

Cuando las Fuerzas de Defensas Anti-Kaijus se encargan de matar a las criaturas mutantes, el trabajo de esta organización es limpiar su desastre.

Las Fuerzas pelean con kaijus vivos, mientras que Monster Sweeper pelean con los órganos de los kaijus muertos que aún siguen estimulándose llegando a causar un daño igual de peligroso que cuando están vivos.

Básicamente, ellos son los guerreros ocultos de ese país.

—¡Es inútil! ¡El esqueleto es demasiado duro! ¡Traíganme la motosierra térmica! —exclamó uno de ellos al ver que el intento era fallido. —¡Ichika, ayúdame!

Una mujer de cabellos negros largos agarrados en un moño algo desordenado mientras que parte de su rostro era ocultado con unos mechones se acercaba al otro pelinegro con lo que le había pedido.

—¿Lista? A la cuenta de tres... Uno... Dos... ¡Tres! —se inició el corte profundo en el hueso.

—¿Tan siquiera podremos acabar en esta semana? —peguntó al aire uno de ellos al ver que si les costaría trabajo esta vez.

—Kafka, Ichika, cambio de posiciones, al parecer hay una vacante. —se dirigió hacia ellos el jefe del lugar.

—¿A qué zona?

—Los intestinos. —decretó haciendo que el hombre de nombre Kafka se horrorizase.

—¡No quiero!

—Muy tarde, ya ha sido aprobado. —le dice mientras lo comienza a jalar de su cuello del traje de limpieza. —No te quejes tanto, mira a Ichika, ella ni se inmuta.

La nombrada solo tomó las herramientas necesarias para dirigirse hacia el lugar asignado sin decir palabra.

—¿Ves? ¿Por qué no puedes ser como ella?

—Ichika, la imperturbable. —dijo uno del grupo al ver la serenidad de la chica.

—¡No es justo! ¡Ichika siempre es así! ¡No es como que esa parte de ella lo haya obtenido con el tiempo trabajando! —lloriqueó Kafka mientras aún era jalado por el jefe.

—¿Tan malo es trabajar ahí? —pregunta uno de ellos a otro.

—Tanto que no podrás comer por un tiempo, sólo imagínate las cosas que te puedes encontrar ahí dentro. Pero curiosamente eso no es problema para Ichika ya que cuando termina esa área come como si nada. Por eso algunos la llaman la imperturbable. —le aclaró al compañero.

—Es genial, pero a veces me da miedo. —dijo otro riendo nerviosamente.

Mientras ellos seguían hablando, la nombrada solo seguía en su trabajo lo más rápido posible. Solamente quería irse a su departamento a recostarse un poco ya que la noche anterior se durmió algo tarde.

[8:30 pm.]

Llegando la noche y acabando la jornada del día de hoy solo se dispuso a caer de espaldas en su cama suspirando de cansancio.

Y mañana iba a ser igual por lo que solo cenaría algo ligero, se bañaría y después dormiría como oso hasta el siguiente día.

Algo de yogurth con granola no le haría nada mal. Su cocina era lo suficientemente espaciosa como para tener almacenado todo lo que quisiese.

Se levantó para poder degustarse de aquel ligero aperitivo cuando en la televisión que tenía en la sala aparecen las noticias de la subyugación de hoy.

"¡Informativo especial de la tercera división! ¡Esta hizo un excelente trabajo en la subyugación de hoy! ¡Y todo gracias al liderazgo de su capitana; Ashiro Mi-"

Apagó el aparato en el momento exacto en que salió la imagen de la mencionada para luego tirar el control remoto por ahí cayendo afortunadamente en el sofá y al terminar su cena, se fue a dar un a ducha.

Necesitaba quitarse esa imagen de su cabeza con algo de agua fría.

Al llenar la tina y estando más tranquila solo se dedicó a pensar en una sola cosa.

—Espero y Kafka no haya visto esa porquería de noticia... —susurró para si misma mientras se hundía más en la tina.

Ella y Kafka son muy buenos amigos desde que ella se integró a ese trabajo.

Kafka ya estaba ahí cuando ella entró. Con solo decir que entre ellos solo se llevan 3 años. No había mucha diferencia por lo que se sentía cómoda con su presencia.

—No. Lo más seguro es que si lo haya visto y es probable que haya tomado demás. —tantos años se conocían que hasta sabe lo que podría hacer aunque estuviesen lejos entre si.

Es como si hubiese un pequeño vínculo de amistad que a ella le permitía adivinar ciertas acciones de su amigo.

—Ni hablar, tendré que animarlo si ese fuese el caso. —suspiró para luego salir de ahí e irse a descansar.

Tenía entendido que el día siguiente se uniría alguien nuevo a la brigada.

[Limpiadores Profesionales de Kaiju; Monster Sweeper Inc.; 8:00 am.]

—Sabía que habías bebido demás. —le dice a su amigo en cuanto lo vió llegar en su motoneta, mientras que ella bajaba de su motocicleta y se quitaba el casco. —No debiste de haber visto ese informativo.

—Si, no debí de haberlo visto. —se lamenta con la mano aún en su cabeza en un intento de mitigar el dolor.

Una vez dentro Kafka saluda a todos por los dos y Toku los llama para algo que Ichika ya intuía desde hace tiempo.

Un trabajador a tiempo parcial; Ichikawa Reno.

«Se ve demasiado joven, debe tener a lo mucho 18 años.»

Pensó Ichika al verlo.

—¡No solo eso! ¡Dice que quiere unirse a las fuerzas de defensa! —exclamó Toku.

«Oh no, ahí viene...»

Toku empezó a decirle al nuevo que Kafka quería unirse también pero que se rindió y que ahora es parte de la compañía de la limpieza.

—Toku ya fue suficiente. —le cortó Ichika con el ceño fruncido. —El nuevo no quiere saber nada de lo que unos viejos quisieron intentar...

—¿Por qué? —antes de terminar la oración, esta fue interrumpida por el peliceniza.

Aquella pregunta fue dirigida hacia Kafka.

Ichika solo se le quedó viendo mientras le daba un "tic" en la ceja.

«Estos jóvenes de hoy en día ya no tienen respeto por los mayores.»

Pensó nuevamente la pelinegra.

—Kafka no tienes que...

—Bueno, quiero decir, di lo mejor de mi. Pero todos tenemos un límite, ¿sabes? —Kafka al final decidió responderle antes de que Ichika lo detuviese. Más esta suspiró resignada yéndose de ahí para irse a su casillero y colocarse el traje.

—Incluso si me muero no entenderé eso. —respondió seriamente el joven ante las palabras del mayor.

La pelinegra azotó su puerta asustando a los presentes.

—Ichika, por favor no vayas a matarlo... —le dice uno de ellos cuando la ve acercarse a Ichikawa.

—Mira muchacho. —queda delante de él dejando en claro que ella era un poco más alta que él. —Puede que ahora digas eso, pero cuando se te presente una situación en donde la vida te golpea el rostro será ahí cuando lo entiendas. Y sea a la buena, o a la mala.

Salió de ahí una vez que terminó de decir lo que pensó, causando que muchos suspiraran de alivio al ver que no se salió de control la situación.

—Ichikawa. —le llamó uno de los que estaban presentes haciendo que este voltease hacia él un poco sorprendido. —Es normal que pienses así a tu edad, pero por favor ten cuidado de lo que dices y más enfrente de ella. Ichika tiende a ser algo dura con los de tu edad por lo mismo, pero no es una mala persona.

Ichikawa solo parpadeó algunas veces y asintió levemente.

—Y usted. —apuntó hacia Toku quien se apuntó a sí mismo confundido. —Sabe como se pone ella cuando habla así de Kafka pero parece que no entiende. —suspiró cansado. —Algún día de estos Ichika le terminará golpeando si no se controla.

—¿¡Eh!? Pero si yo pensé que se llevaría bien con Kafka. —se excusó el acusado.

—Pues ya vio que no...

Una vez fuera, se les asignaron las tareas de cada equipo.

En eso, Ichikawa le estaba costando un poco subir el cierre de su traje a lo que eso lo notó Ichika.

—No lo estires demasiado fuerte, lo romperás y dudo mucho que nos den fondos para nuevos trajes. —le advierte mientras se le acerca. —Permíteme.

Con cuidado quitó las manos del más joven para poder tomar el cierre, bajarlo y después subirlo despacio sin que se atorase en el camino, así, cerrándolo completamente.

—Gracias, señorita Ichika. —agradeció este un poco avergonzado.

Se sintió como si su madre lo estuviese vistiendo cuando era niño.

Ichika solo lo miró por unos momentos y soltó un suspiro nasal mientras una diminuta sonrisa aparecía en su rostro.

—No es nada. —le acaricia la cabeza, como movimiento involuntario. —Y no me llames señorita, a mi criterio no soy tan joven. —este solo asintió levemente mientras intentaba quitarse el pequeño sonrojo que le causó su acción.

Definitivamente parecía una madre con su hijo.

—Y... —suelta para que ella le prestase atención. —Lo siento por lo de hace unos momentos. No era mi intención ofender a nadie...

La pelinegra solo niega un poco, dejando en claro que no debía de disculparse.

—Soy yo quien debería de disculparse. No actué como el adulto que soy y al final me desquité un poco contigo. No fue apropiado. —bajó un poco la cabeza en señal de disculpa.

A lo que Ichikawa, por los nervios de ver a una mujer mayor disculparse tan propiamente, dijo que no era necesario.

—Pero solo te pediré una cosa. —le dice ella. —No seas tan malo con Kafka. Él tuvo sus razones por las que se tuvo que rendir. Hizo muchas veces el examen que cuando se dio cuenta ya rebasaba el límite de edad en aquel entonces. Por eso me enojo cuando alguien se mete con él en ese tema, como viste con Toku hoy. A fin de cuentas, era su sueño de cuando era niño.

Ichikawa asiente. Tendría más cuidado en ese aspecto.

Por lo que ambos quedaron en buenos términos.

Mientras tanto, el jefe se acerca a ellos para poder dictaminar sus obligaciones del día.

—El chico nuevo trabajará en los intestinos. Vienes conmigo. —dijo el jefe a lo que Ichikawa accedió.

«¡Si! ¡Eso es lo que te mereces!»

Celebró Kafka en sus pensamientos.

—Kafka, tú también vas a trabajar en los intestinos junto con Ichika, vamos. —su felicidad no le duró mucho.

—¿¡Dos días seguidos!?

—Es porque eres bueno en ello. —admitió el hombre de lentes.

—¡Agh! ¡Maldición! ¡Está bien! ¡Andando Ichika! —llamó a su amiga, pero ya no estaba.

—Ella la empezó desde hace rato, Kafka. —apuntó hacia donde estaba la mencionada limpiando el área con la turbo manguera.

—¿¡Ah!? ¡Oye no empieces sin mi! —le grita mientras hace lo mismo que ella con el instrumento.

«Tiene una buena actitud cuando Ichika está involucrada. Se han vuelto buenos miembros del equipo.»

Pensó el jefe mientras tomaba la misma manguera.

Ichikawa solo miraba a ambos adultos hacer el trabajo como si nada, por lo que a él también le saldría bien la actividad.

Lo que no pensó fue que su estómago no era tan fuerte como creyó todos estos años.

[12:00 pm; Descanso.]

Todos estaban comiendo su almuerzo recargados en alguna pared o en el mismo pasto; otros debajo de un árbol que se encontraba ahí.

Entre esos, estaban Kafka, Ichikawa e Ichika descansando o al menos intentando hacerlo dos de ellos.

Kafka e Ichikawa querían vomitar por causa de limpiar los intestinos, pero Ichika estaba de lo más normal comiendo sus bolas de arroz con relleno de salmón acompañado de un té verde.

«¿Cómo puedes estar como si nada, desgraciada? Préstame tu resistencia...»

Refunfuña Kafka en su mente al verla tan tranquila.

Kafka nota que Ichikawa llevó poca comida.

—¿Sólo vas a comer eso?

—No creo poder comer nada ahora mismo. —le dice este tapándose la boca en un intento de no vomitar ahí mismo.

—Bueno, si... Se entiende...

Kafka siente un leve golpe en su hombro y al voltear es Ichika que le lanza una pequeña bolsa nutritiva que viene en presentación de gelatina, a lo que el mayor asiente estando de acuerdo.

—Toma, puedes tenerlo. —se lo lanza en el rostro tomándolo desprevenido. —Debes comer todo lo que puedas. Si no, no serás capaz de aguantar el resto del día.

—Estoy bien, no lo necesito.

—Tonto, haz caso. Además no viene de mi parte, sino de Ichika. —apunta detrás de él a la mencionada que solo se dispuso a levantarse. Ya había acabado su almuerzo. —Y también, ponte esto. —le muestra unos tapones. —Llevar esto ayuda mucho.

Aquello hizo que Ichikawa lo viese raro.

—No, creo que estoy bien. Además la señorita Ichika no los usa así que...

—¡Deja de avergonzarte y póntelos! —se lanza hacia este. —¡E Ichika aguanta más que todos nosotros por eso no los usa! ¿¡Qué no la viste comer hace rato!?

—¡Esto es abuso de autoridad! ¡Señorita Ichika, ayúdeme! —pidió en su auxilio.

—Mira que bien se llevan. Así éramos nosotros en un principio, eh. —dice uno de los del grupo viendo la escena.

Ichika sale del baño al escuchar su nombre pero al ver que eran Kafka e Ichikawa solo suspiró y fue al rescate del menor.

A veces Kafka podía llegar a ser algo pesado con los que son menores que él.

[8:30 pm.]

—¡Nos vamos adelantando! —dijo uno yéndose con otros dos a descansar.

La noche cayó, lo que significaba que la jornada del día concluye ahí mismo. A pesar de que el cuerpo de aquel kaiju lagarto era demasiado grande pudieron avanzar mucho a comparación de otros días.

Ya habían pasado por "la peor parte", por así decirlo, de aquel cadáver.

Kafka e Ichika se quedarían un poco más para ver los pendientes finales y los de mañana, en eso, ambos estaban platicando.

—Entonces como quedamos, yo te invito la cerveza de hoy. Solo que no te sobrepases, ¿de acuerdo? —le dice la fémina mientras veía unas cosas en su tabla con papeles.

—¿Me crees un niño? Tengo aguante para eso y más. Tengo 32 añitos, ¿lo olvidas? —decía al ver un órgano expuesto de aquel kaiju.

—Si, a veces lo olvido al ver como eres. —la cara de ofendido de Kafka no se hizo esperar más.

Pero cuando le iba a contestar, Ichikawa le llama haciendo que ambos volteasen.

—Fui capaz de completar mi primer día aquí gracias a todo su apoyo. Se los agradezco, senpais. —agradeció de corazón a ambos adultos.

Las palabras del joven hicieron sorprender a Kafka, con Ichika solo estaba feliz de que poco a poco él se intentaba disculpar con el mayor a su manera.

—Ah, y también... Han aumentado la edad de reclutamiento a las fuerzas de defensa hasta los 33 años. —reveló este sorprendiendo a ambos. —A causa de las bajas tasas de natalidad, sé que es su vida, y que no debería ser de mi incumbencia, pero se veía bastante triste cuando habló de que se rindió y... —dudó en decirlo o no pero al final optó por hacerlo. —Alguien que lo aprecia me dijo que ese era su sueño.

Ichika solo voltea la cabeza cuando sintió la mirada de Kafka en ella, fingiendo demencia.

—Solo era eso, ya me voy. Si entendí mal entonces siéntase libre de rendirse y eso... ¡Hasta mañana! —huyendo de ahí ocultando su sonrojo se voltea dispuesto a marcharse.

—Ichikawa. —le llamó Kafka. —Gracias, eres un chico mucho más bueno de lo que me imaginaba y de lo que me contó Ichika. —aquello puso nervioso al peliceniza.

—¡Tan solo lo dije porque me...! —antes de que pudiese terminar su oración, detrás de él apareció un kaiju residual dispuesto a comerlo.

Ichikawa sintió su presencia y al voltearse se esperó lo peor, no podía moverse en esa fracción de segundo.

El miedo y la sorpresa dominaron su cuerpo. Sería comida de esa cosa.

O eso pensó hasta que sintió un peso extra en él.

Tanto Kafka como Ichika lo empujaron para evitar aquella desgracia.

—¿¡Estás bien!? —le dice Ichika mientras aflojaba el agarre en él.

Ichika cubrió a Ichikawa con su cuerpo, mientras que Kafka cubría los cuerpos de ambos.

Sin embargo, antes de que este pudiese contestarle fue pateado por ambos ya que el kaiju quería volvérselo a comer.

—¡Corre Ichikawa! ¡Usa todas tus fuerzas restantes para huir de aquí y repórtalo! —le grita Kafka cuando ve que está seguro.

—¡Pero tu sólo no-...!

—No está solo, yo estoy con él. —le corta Ichika mientras no perdía de vista al kaiju. —Kafka tiene razón, usa todo lo que te queda para llegar a un lugar seguro y reporta esto a las fuerzas.

—¡Ichika, tú también! —le reclama este.

—Idiota. ¿Por quien me tomas? Soy mucho más resistente de lo que aparento. Me quedo contigo. —dice para estar a la par de él. —Te prometí que estaría a tu lado en las buenas, en las malas y en las peores. Soy una mujer de palabra.

Kafka se mordió el labio de impotencia. No quería que su amiga saliese lastimada.

—Además, ambos somos los adultos. Nuestro deber es que este joven se mantenga con vida. Debe de unirse a las fuerzas, ¿recuerdas?

Fue ahí que Kafka lo entendió.

—¡¿Vas a unirte a las fuerzas de defensa, no?! —ahora le dice a Ichikawa. —¡No puedes morir aquí!

Con eso, Ichikawa, resignado, se marcha de ahí, dejando el trabajo duro a los adultos.

Una vez lejos, Kafka toma una barra de hierro e Ichika un pedazo de escombro lista para darle en la cara.

—Bueno, ¿es que todos los kaijus de este país son así de feos? —suelta Ichika al verlo se cerca.

El kaiju tenía cuerpo de araña pero con un rostro algo tétrico y con ojos saltones.

—Te sorprenderías de todo tipo de kaijus que aparecen de vez en cuando. —le dice Kafka soltando una risa seca.

—Asco. —concluye. —Bien, este es el plan, ambos correremos en direcciones opuestas y mientras sigue a uno, el otro le da el golpe. ¿De acuerdo? —Kafka asiente a lo dicho. —Bien, a mi señal... ¡Ahora!

Ambos empiezan a correr y el kaiju los persigue sin más, en una desviación, Kafka va hacia la izquierda e Ichika a la derecha.

El kaiju sigue a Kafka por un edificio semi derrumbado a lo que Ichika aprovecha su distracción para ir hacia él y tirarle el escombro en la cabeza, atontándolo un poco.

Ella cruza el edificio junto a Kafka y entre ambos rompen la ventana para salir de ahí.

—¡Nos lleva la que nos trajo! —grito Kafka al ver que no había otro camino.

Al salir, la chica toma ahora una barra de hierro lista para poder darle unos buenos golpes.

—¿¡Qué haces!? ¡Tu sola no podrás con eso! —le dice preocupado su amigo al ver sus intenciones.

—Mira quien lo dice. El tipo que no deja de temblar. —le responde esta. —Dame eso, necesitaré todo lo que encuentre para darle en las piernas. —le arrebata la barra de sus manos.

—¡Espera Ichika! ¡Deja que lleguen las fuerzas!

—¡Esos imbéciles llegarán cuando a ti te coman o te maten! ¡No voy a esperar a que suceda eso! ¡No en mi guardia! —le grita mirándolo de reojo. —Kafka... No quería que vieras esta parte de mi, pero supongo que no tengo opción.

La pelinegra se prepara lista para combatir. Cuando el kaiju se para en dos patas ahí aprovecha para correr de forma directa hacia el área que dijo que atacaría.

—¡Ichika! —su preocupación estaba en su rostro a máximo esplendor.

El kaiju quería aplastarla pero esta no le dio tiempo para eso y con una fuerza descomunal, para Kafka, le dio en una de sus piernas logrando herirlo lo suficiente ya que la criatura gritó de dolor.

Al estar debajo de ella le proporcionó golpes en su estómago para luego intercalarlos hacia las demás piernas para que esta cayese.

Los golpes que le daba al kaiju eran lo suficientemente poderosos para que este se molestase. Cada intento de golpearla este la fallaba, la chica era muy rápida.

Usando sus alrededores, escaló a los escombros para poder saltar y con ambos fierros enterrarlos en la cabeza, haciendo que uno de sus ojos se le cayese por la fuerza usada.

El kaiju cayó y ella solo retrocedió un poco para ver que no se moviese. Una vez confirmado eso, se volvió hacia Kafka rápidamente para examinarlo.

Notó que se había roto una pierna.

—¿Estás bien? ¿Puedes apoyarte en mi? —le pregunta esta mientras realizaba un intento de torniquete en su herida.

Kafka no le contestaba ya que no salía de su asombro. ¿Ella hizo todo eso?

—Mujer, ¿qué demonios comes? —fue lo primero que se le salió de la boca.

Ichika aguantó la risa por aquel comentario de su amigo. Significaba que estaba bien.

—Sólo vámonos de aquí. Te llevaré al hospital. —le dice para poder pasar su brazo a sus hombros y sujetarlo de su cintura.

Cuando estaban dispuestos a irse escuchan un ruido detrás de ellos y notan que era el mismo kaiju.

Ichika no puede encargarse de él mientras tenía a Kafka en brazos, pero debía de sacar el arma que llevaba consigo en casos especiales. Aunque eso la exponga.

Listo para comer va hacia ellos y ella lista para matarlo en ese instante se ve interrumpido cuando la cara del kaiju se voltea por un golpe sorpresa.

Ichikawa había regresado y lo había golpeado con una señal de calle.

—¡Idiota! ¿Para qué...? —le pregunta Kafka pero el menor le interrumpe.

—¡Hice el reporte!

—Eh, yo creo que a eso no se refería... —menciona Ichika por su respuesta.

—¡Si huyera y los dejara aquí, jamás podría convertirme en un miembro de las fuerzas! —exclamó este con determinación.

Ambos no permitirían que ese chico se arriesgase. Entonces solo había una sola cosa por hacer.

—Kafka, déjame sentarte para que descanses, necesito hacer esto aquí y ahora. —le dice ella dejando confundido al mencionado.

—¿Y ahora de qué estás hablando? —fue puesto en el suelo mientras no dejaba de mirarla.

—Pronto lo sabrás...

Mientras Ichikawa hacia todo lo humanamente posible para mantenerlo a raya, recibiendo los golpes pero los desviaba con el señalamiento que traía en manos.

No sabía cuanto aguantaría, pero debía de resistir hasta que las fuerzas llegasen.

—¡Reno, al suelo! —le gritó alguien de atrás.

Y como pudo le hizo caso haciendo que el kaiju recibiese un gran impacto en el rostro y mandándolo algo lejos del chico.

Ichikawa al alzar la vista vio que una figura estaba delante de él.

Su espalda estaba firme e imponente mientras que sus cabellos negros, ya sueltos, se ondeaban con el viento.

La chica tenía en mano un látigo de cuero que hizo que aquel kaiju retrocediese.

—Tú no vas a tocarles un solo cabello más, malnacido. No si estoy aquí. —dice ella mientras estiraba el látigo en manos lista para darle otro ataque.

El kaiju se levanta y se dispone a correr hacia ella nuevamente.

Ichika de un movimiento extiende el arma y lo azota en la criatura haciendo que perdiese dos de sus piernas, cayendo nuevamente contra el asfalto.

De otro movimiento le destroza las otras dos piernas y el kaiju grita de agonía.

—¿Te duele? Mis disculpas, pero eso te lo ganaste al herir a esos dos de allá. Paga por ello. —le dio otro ataque con el látigo haciendo que perdiese ahora el ojo.

Antes de matarlo, debía de hacerlo sufrir un poco.

Pero antes de que pudiese darle otro, llegó un tigre blanco haciendo que la tomase por sorpresa y rápidamente escondiese el arma.

Conocía a ese tigre, para su desgracia.

De un momento a otro un disparo se escuchó y le voló la cabeza a este causando que los tres se ensuciasen de su sangre. Más Ichika ya que corrió para cubrirlos a ambos.

—El objetivo ha sido abatido. Parece haber heridos. —se escuchó una voz femenina cerca de ellos.

Kafka volteó hacia donde provenía y la vio, era ella. Su antigua amiga de la infancia. Ashiro Mina.

Ichika la miró de reojo frunciendo el ceño.

¿Ahora se dignaba a aparecer junto a su pequeño pelotón?

No le jodan.

—Ahora me dispongo a rescatarlos. Igarashi, Takaragi, les encargo a los lesionados. —ella va a rescatarlos, ¿pero le deja el trabajo a sus lacayos?

Simplemente no comprendía sus palabras.

—Los demás, síganme. Barramos la cercanía en busca de kaijus residuales. —dijo todo eso mientras miraba la escena debajo de ella para después irse.

Ichika estaba a punto de detenerla pero Kafka la detuvo.

—Ichika no... Por favor...

Ella solo aprieta los dientes y cede ante su pedido. La ira la consume pero no era momento de sacarlo, mucho menos frente a él.

Va con Kafka e Ichikawa viendo como el mayor era tratado por los soldados. Esta se dirigió hacia uno de ellos sin más.

Al darse cuenta que se encaminaba hacia él se apresuró en atenderla.

—Disculpe, ¿está bien? ¿No está herida? —le pregunta el soldado pero esta solo respondió cortante.

—Siete. —fue lo único que dijo confundiendo al uniformado.

—¿Cómo dijo?

—Siete. Siete minutos fueron los que se tardaron en llegar hasta aquí, siete minutos en los que pudieron ser los últimos de nuestras vidas. Siete minutos que cuando ustedes hubiesen llegado ya no estaría ni nuestros huesos. Y si no fuese por el joven de ahí. —apuntó a Ichikawa. —Ese hombre hubiera muerto. Dile a tu incompetente capitana que para la otra ni se presente y deje morir a los que creen en ella. Ya que lo único que encontrará será muerte y destrucción, en lugar de aplausos y vitoreos.

Una vez concluyó fue hacia donde estaban ambos hombres para ver que esos soldados hiciesen bien su maldito trabajo.

«Imbéciles, buenos para nada.»

[Hospital General del Sur de Yokohama.]

Los tres estaban postrados en cama de aquel lugar. Kafka por su pierna rota, Ichikawa por su cansancio e Ichika solo estaba leyendo algo para matar el tiempo sin dejar a esos dos solos.

—Senpais... —rompió el silencio el más joven captando la atención de ambos. —Si no hubieran estado ahí para ayudarme, habría muerto. Estuvieron realmente genial ahí fuera. Sobretodo usted, Ichika-senpai.

—No fue para tanto niño... —soltó sin ganas mientras seguía leyendo.

—¿¡Qué no fue para tanto!? ¿¡Me estás jodiendo!? —explota Kafka ante las palabras de su amiga. —Ichika, ¡literalmente te cargaste a un kaiju con palazos y azotazos! ¿¡Y me dices que no fue para tanto!?

—En eso le doy la razón. Senpai, usted definitivamente debería de convertirse en un miembro de las fuerzas de defensa junto a Hibino-senpai.

—No gracias. Así estoy bien. —respondió ella sin querer hablar más del asunto.

—¡Solo piénsalo! Tu, yo e Ichikawa en las fuerzas de defensas. Los 3 estaríamos juntos en la misma división. —expresó Kafka ante la linda idea de que ellos en el futuro estuviesen combatiendo kaijus.

Ichika solo se hace bolita en su cama mientras frunce el ceño. No quería unirse a esa organización, pero tampoco quería decirle que no a Kafka.

En eso, Kafka se detiene a pensar que ya no debería de permitir que dejase las cosas así.

—Decidido. Gracias Ichikawa, realmente eres un buen chico. Intentaré unirme a las fuerzas de defensa una vez má-...

Cortó la oración al ver lo que estaba frente suyo.

Ichika se pone alerta al detectar algo raro en el ambiente.

Era un kaiju pequeño con alas de forma de insecto o algo por el estilo.

—...¿Eh?

«Te encontré.»

Aquel pensamiento resonó en las cabezas de Kafka y de Ichika. Esta última se levanta mientras quita las cortinas tanto suyas como las de Ichikawa.

—Un kai-... —nuevamente es interrumpido ya que dicho kaiju se le mete por la boca.

—¡Kafka! —gritó ella asustando al más joven.

—¿Qué ocurre, senpai? —pregunta este sin entender. —¿Le pasa algo a Hibino-senpai?

Entre los dos quitan las cortinas que separan a Kafka e Ichikawa para toparse con la imagen de algo insólito.

Un kaiju azul con negro con cara de calavera con dientes afilados acostado en la misma cama que estaba Kafka.

—¿Eh...? —soltó únicamente Ichikawa.

—¿Eh...? —ahora soltó el kaiju con la voz algo distorsionada. Este se mira en la ventana y ve su reflejo.

—¡¿Eeeeehhhhhh!? —ambos gritaron mientras Ichika no daba crédito a lo que veía. Fue entonces que cayó a Ichikawa tapándole la boca con la mano.

—¡Dejen de gritar, idiotas! ¡Nos van a escuchar! —les dice mientras seguía callando al menor de los tres.

—¡Ichikawa, Ichika, soy yo! ¡Soy yo, se los juro! —se intentó excusar lo que parecía ser Kafka.

—Si, eso ya lo sé. Hueles como siempre. —le dice ella mientras soltaba a Ichikawa que volvía a respirar nuevamente.

—¿Y a qué huelo? —pregunta inocentemente a su amiga.

Antes de que le pudiese responder ven que hay un anciano quien al ver a Kafka en esa forma hace una llamada rápida.

Era un reporte.

—Ah. —respondieron los tres.

La imagen del kaiju que se le voló la cabeza les llega a sus mentes por lo que deciden actuar.

—¡Larguémonos de aquí! —dijo la única mujer para evitar que le maten a su amigo.

Por primera vez en aquel siglo, se vio la transformación de un hombre común y corriente, a un kaiju poderoso.

-Alessa.

Escrito: 16/07/2024.

Publicado: 04/08/2024.


🗡️Nombre: Ichinose Ichika.
🗡️Edad: 29 años.
🗡️Altura: 1.78 cm.
🗡️Fecha de nacimiento: 19 de Enero.

Tiene los ojos color azul claro, pestañas algo largas, cabello negro y un colmillo sobresaliendo de sus labios del lado izquierdo. Además de que siempre cubre su ojo izquierdo con su flequillo y no deja que nadie lo vea.

Se considera como alguien tranquila y sin muchas cosas que le interesen, a no ser que su amigo Hibino Kafa esté involucrado.

Tiene 8 perforaciones en total en sus orejas, 4 en cada una. Usa gargantilla por mero gusto.

Ichika y Kafka se conocieron en el trabajo cuando ella apenas tenía 21 años.

Toma de vez en cuando, agregando que tiene un buen aguante al alcohol, a diferencia de Kafka.

Fuma cuando está demasiado estresada.

Tiene un mayordomo que va a visitarla al menos 3 veces a la semana, para asegurarse de que ella no le falte nada y para ver si no había destrozado algo. El mayordomo se llama Alfred.

Odia a las Fuerzas de Defensa porque los considera unos " buenos para nada" que no saben hacer su trabajo bien.

No le agrada mucho la capitana Ashiro Mina por la forma en que trata a Kafka desde su puesto.

Siempre lleva agarrado el cabello en una cebolla o moño como se muestra en la imagen, pero a veces se hace una cola de caballo dejando ver lo largo que es su cabellera.

Le gusta el café negro y leer algo en su tiempo libre.

Tiene tatuajes.

Piensa que Japón es un lindo lugar para hacer turismo, pero como para vivir ahí es un asco.

Uno de sus pasatiempos es arreglar cosas, entre ellas motocicletas.

No es quisquillosa con la comida, digamos que le gusta un poco de todo.

Su personalidad es en base a su signo zodiacal, el resto es por inspiración de la autora.

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