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16. Rutina.

NARRADOR OMNISCIENTE.

[2 semanas después.]

Los días pasaron con normalidad, para alivio de la albina, quien ahora estaba ayudando a entrenar a la joven rubia de coletas del como defenderse en caso de que dos kaijus la ataquen tanto al frente de ella como por detrás, simulando que ella era ambas criaturas.

Un ejercicio difícil de ejecutar pero no para la mayor. A su alrededor estaban el dúo de siempre; Kafka y Reno para asegurarse de que la más joven no tuviese problemas posteriores al entrenamiento intenso de la líder de pelotón.

—Cuando tengas a un kaiju de frente no solamente debes de enfocar la vista en él, sino en todo lo que los rodea tanto a ti como a este. —empezó a explicarle mientras le atacaba con sus, ahora, dos tessen en mano gracias a que Okonogi le cumplió el pedido previo. —Para ello, nunca sabes si en verdad están solamente tu y tu contrincante. Recuerda que existen criaturas sub-terrestres que aman atacar desprevenidos a sus presas.

La albina lanzó su tessen para atacar a Kikoru a la distancia quien esta la esquiva fácilmente y aprovecha la apertura para correr en dirección recta para poder darle, al fin, un golpe a la mayor. Sin embargo, cuando estaba levantando la vara de madera y saboreando la victoria no se percató que la misma tessen que lanzó anteriormente Ichika regresase y le diese en la cabeza de lleno dejándola aturdida y al mismo tiempo la albina atrapa su arma en el acto, en ese momento la mayor aprovechó para patearle la barbilla dejándola desplomarse. Dando así finalizado el combate.

—Te dije que no enfocaras tu vista únicamente en lo que tenías enfrente y mira como terminaste. Muerta. —dijo ella mientras se daba un poco de aire con uno de sus abanicos y miraba como Ichikawa la ayudaba a levantarse.

—¿No crees que eso fue algo duro para ella? —le pregunta Kafka al acercarse a su amiga con algo de preocupación por la menor.

—En absoluto. —contestó ella. —Si no puede manejar algo como esto, entonces no podrá manejarlo en un futuro donde hay probabilidad de que la situación empeore a gran escala. La estoy preparando para lo peor. Y ella lo sabe mejor que nadie.

Ambos miraban como la rubia luchaba para mantenerse de pie por su cuenta mientras el peliceniza le decía que no se esforzase pero casi vuelve a caer y este la atrapa en brazos. Ichika suspira al ver su condición.

—La niña no heredó una buena mandíbula por lo que veo. —dijo ella al aire al ver su deplorable condición. —Eso es malo, espero que nadie se dé cuenta de ello.

—¿A qué te refieres? —le cuestiona Kafka con algo duda reflejada en su rostro.

—Cuando recibes un golpe en la quijada hay dos tipos de reacciones; la primera es que al recibirla aún permaneces de pie a pesar de que es posible que se te nuble la vista pero tus piernas aún reaccionan; y la segunda es lo que está delante tuya. —responde sin más mientras que guarda sus abanicos para ir a la banca que estaba cerca y tomar algo de agua.

Kafka miró a Kikoru con algo de preocupación mientras era llevaba a la enfermería por Reno quien les informó a ambos mayores que se ofrecía a ayudarla, algo que el mayor le agradeció con una sonrisa.

—La niña Shinomiya prácticamente se "desconectó" cuando le di el golpe. Significa que su quijada no está hecha para recibir ese tipo de ataques, de lo contrario, será aperitivo express para los kaijus.

—¿Sabes? Cuando hablas así a veces me das algo de miedo. —dijo este mirándola con algo de pavor en sus ojos claros.

—Lo siento. —se disculpa dándole una leve sonrisa apenada. —Pero ser realista es lo que hace que uno deba de tener los pies en la tierra. La mocosa se confía mucho cada vez que se acerca a mi y cree que tiene la victoria asegurada. Lo que yo quiero es que no se confíe, eso algún día le costará caro. En más de un sentido.

Kafka entendía su punto pero no podía evitar preocuparse por la menor al ver como era apaleada por su amiga y este no podía hacer mucho más que ser testigo de como era que le daba lecciones. Aunque aprovechaba para prestar atención a todo lo que le decía a Kikoru.

—En pocas palabras te preocupas por ella. —concluyó dándole una sonrisa de victoria cosa que hizo que la albina se tensara un poco al oírlo decir aquello tan confiado. —¿Ves? Te dije que tenías buen corazón, no hace falta que te hagas la dura. —se acerca a ella para abrazarla por lo hombros y la zangoloteaba de forma leve al notar que ella desvió la mirada. —¡Pero no te avergüences! ¡No tiene nada de malo~!

—Kaf, por favor, no insistas. —dice ella sin mirarlo todavía. Le daba vergüenza que la pudiese leer tan fácilmente en aquellos momentos. Sus orejas estaban algo rojas y Kafka sabía de eso mejor que nadie.

Kafka solo sonríe más para así ambos retirarse del lugar sin que el castaño la soltase en ningún momento y de paso cargaba la botella de agua de la chica mientras que ella rodeaba la cintura del hombre con su brazo. Señal de que no le molestaba estar así de cerca con él.

Casi todos los días eran así, solo ellos cuatro enfocándose en el crecimiento físico de uno del grupo mientras que los demás toman nota y poder aplicarlo en su momento. Ichika tiene pensado qué tipo de entrenamiento funciona para cada uno, como en este caso de Kikoru le falta experiencia en el campo ya que casi depende de las armas.

Ichikawa se enfoca más en las armas porque tiene buena puntería, pero ella quiere que intente algo más sencillo, algo como lanzamiento de cuchillos o dardos. Lo que sea.

Para Kafka, al ya tener poder kaiju, no necesita portar armas pero ella quiere que esté listo para poder defenderse en combate cuerpo a cuerpo. La experiencia que este tuvo con Hoshina le dejó en claro que deberá de ayudarlo en todo lo que necesite para poder evitar una paliza más grave.

Sin embargo, desde unos pisos más arriba estos eran observados por uno de los soldados de mayor rango en la base. Desde el inicio del combate hasta la forma en que tanto Kafka como Ichika se fueron de ahí abrazados de forma tan cariñosa y con tanta confianza entre ellos. Era como si estuvieran en su propio mundo.

Desde la azotea el vice-capitán Hoshina miraba con algo de recelo el trato que esos dos se daban sin pena alguna.

¿Por eso es que rechazó la invitación de comer con los altos mandos del lugar?

¿Para entrenar a Shinomiya o para estar al lado de un soldado raso?

Desde que inició la mañana, este tenía planeado invitar a la capitana y a sus líderes de pelotón a tener una pequeña convivencia entre si y para que pudieran charlar un poco con la recién nombrada líder y poder tener algo de "momentos de camaradería" de vez en cuando.

Sin embargo, cuando este fue a visitarla...

—Lo siento señor, el día de hoy estaré algo ocupada por algunos asuntos importantes por lo que debo de dimitir a su invitación. Pero gracias por tomarme en cuenta. —eso fue lo que le respondió.

Y este quiso saber que eran esos "asuntos importantes" que debía de hacer como para que le rechazase sin más a lo que se le ocurrió ir a la azotea, lugar donde siempre va la albina, pero no la encontró ahí, pero desde su posición logró identificar a cuatro figuras en una zona algo alejada del cuartel. Para ser más precisos, cerca del área de entrenamiento donde estaban los árboles más frondosos para evitar ser molestados.

Y vaya que nadie los molestó, punto a su favor.

Pero no quita el hecho de que no sienta algo de frustración al ver aquella escena sin filtro.

¿Un soldado sin rango con una líder de pelotón? No era clasista en ese aspecto, pero en definitiva no le agradaba la idea.

Bufó de inconformidad y algo de desagrado para irse de ahí y distraerse un poco.

Por otro lado, los amigos entraban a la base ya sin abrazarse para evitar represalias y miradas curiosas para dirigirse a la cafetería, o ese era el plan.

—Oye, guárdame algo tengo que ir a ver al pelotón que me asignaron y ver que no estén estropeando el programa que les hice, ¿si? No tardo. —le avisa a lo que Kafka asiente y va directo a la zona de comida y la albina va directo a la sala de máquinas de ejercicio para verificar que estén siguiendo todo al pie de la letra.

Después de darles una paliza a todos determinó que deberán de enfocar su crecimiento físico y maestría en armas básicas para poder evitar que acabasen siendo un lastre para ella, aunque eso último no se los dijo pero lo pensó en más de una ocasión.

Subiendo las escaleras para la zona de ejercicio con algo de prisa estuvo a punto de chocar con alguien pero ella se detiene a tiempo mirando con algo de sorpresa a la persona que estuvo a punto de colisionar.

—¡Hola Ichinose! ¿Cómo estás? —exclama sonriente de verla sola.

Ichika solo suspira de forma nasal para poder contestarle.

—Hola señor, estoy muy bien, ¿y usted? —le responde cortésmente para luego pasar por un lado y subir de forma despacio las escaleras, siendo seguida por Hoshina.

—Ahora estoy mucho mejor para serte franco. ¿Vas a algún lado? —se colocó a su lado subiendo nuevamente las escaleras, pero ya no le importaba en si.

—Solo voy a verificar si el pelotón está haciendo lo que les pedí.

—Eso es bueno, comprometida a más no poder con tu labor y para hacerlos mejores. No esperaba menos de alguien como tú. —exclamó felizmente ante lo que escuchó. —Aunque eso significa que ninguno cumplió con tus expectativas. Me disculpo por eso. —le sonríe apenado por el rendimiento bajo de los soldados que él mismo escogió para ella.

—No se preocupe señor, ellos son buenos, es solo que yo pido algo más que solo saber disparar. Como usted comprenderá. —Hoshina asintió energéticamente sabiendo perfectamente a lo que se refería.

—Pero ya te dije que no me llames así~. —replicó. —Estamos solos~... —le insinuó de forma bromista.

Ichika solo quería llegar a la sala para desquitarse un poco con los soldados e irse lo más rápido que le permitían sus piernas para sacarse al de hebras oscuras de encima. Pero no podía evitar cumplirle uno que otro capricho.

—No es bueno hacerlo considerando que alguien pudiese estar cerca... Soshiro. —advirtió a este sin siquiera mirarlo.

Hoshina soltó una leve risita ante la forma en que lo llamó. Ya no se sentía mal como cuando la vio junto a Kafka, ahora ella estaba junto a él y eso era lo importante.

En eso se puso a pensar... ¿Cuándo fue que comenzó todo esto?

El día del examen no niega que la sorprendió con sus habilidades al igual que con Shinomiya, sin mencionar que tiene talento nato en dirigir un pequeño grupo, razón por la que la nombró como líder de pelotón.

Pero lo que le causaba más enigma era en dónde aprendió todo eso. Dudaba mucho que en su antiguo trabajo adquiriera conocimiento de combate básico. Liderazgo si, ¿el resto? Absolutamente no.

Conocimiento de kaijus, era obvio que si. Después de todo ha diseccionado a varios en todos los años que se mantuvo ahí, podría decirse que ella y Kafka estaban casi del mismo nivel en cuando a kaijus y sus puntos fuerte tanto débiles.

Sin embargo, la forma en que ella los abordaba cuando estaba frente a ellos le daba demasiada curiosidad. Aún se preguntaba el extraño comportamiento de aquel kaiju en el examen cuando ella se colocó frente a este.

Lo que le recordaba que jamás respondió a su antigua pregunta aquella noche fuera del restaurante.

La miró de reojo por unos momentos, era alta si, algo más que él, sus cabellos largos albinos se mecían levemente cuando esta caminaba de manera tranquila mientras que dos mechones caían a los costados de su rostro y la mitad de este era cubierto por aquellos curiosos goggles oscuros que no le permitían ver sus ojos. Considerando que uno de sus mechones también le tapaba la mitad de su cara.

Era como si no quisiera que vieran ese lado específicamente.

Hoshina supo de inmediato que era alguien con principios muy distintos que el resto, hasta se atrevería a decir que ella y él compartían alguno de ellos.

Por ejemplo, el uso de armas blancas o el estar muy apegados al estilo de combate cuerpo a cuerpo. Hasta donde sabía era una excelente combatiente, pero jamás se han enfrentado el uno contra el otro. Ni siquiera en las prácticas.

Ya que la mujer siempre lo ha evitado tanto como a podido.

—Disculpe vice-capitán, ¿acaso me quiere decir algo? —su voz hizo que se saliese de sus pensamientos. —Ha estado mirándome desde hace un rato, por eso lo pregunto.

Ah, y sus increíbles instintos junto a sus reflejos que lograban detectar las miradas en ella. Era como si tuviese un sexto sentido o algo así.

—Oh, lo siento. —se disculpa con esta. —Solo pensaba en algo, lamento si te incomodé. —le daba una leve sonrisa para no levantar sospechas.

—No se preocupe. —no le da importancia pero aún así siente como si algo estuviera escondiéndole.

Después de un rato llegaron a la sala de entrenamiento en donde yacían sus soldados asignados que estaban enfocados en los ejercicios que la albina les dejó hace días. Debía de admitir que no les tenía tanta fe como para que los hicieran pero le alegraba que fuesen diligentes.

Uno de ellos notó ambas presencias por lo que se apresuró a saludar.

—¡Muy buenas tardes, líder de pelotón Ichinose, vice-capitán Hoshina! —con el saludo firme de la tropa y con voz alta llamando la atención del resto de sus compañeros, quienes inmediatamente dejaron de hacer lo suyo para saludarlos con el respeto que se merecían.

Ichika les pide que descansen y ellos acatan.

—Buenas tardes a todos, veo que están haciendo lo que les pedí. Me alegra ver que sean responsables con sus tareas asignadas. —les comenta su líder con algo de satisfacción.

Sus soldados les sienta bien escuchar aquello, después de haber sido brutalmente apaleados por ella su orgullo estaba por los suelos por lo que deberían de esforzarse más que cualquier pelotón para ser dignos de estar en su escuadrón.

—¡Señora, gracias, señora! ¡Nos esforzaremos para estar a su altura! —respondió uno de ellos con gallardía siendo seguido por el resto.

—No hace falta gritar Fujioka...

—¡Lo siento señora! —un golpe detrás de su cabeza le llegó de lleno al mencionado por uno de ellos al ver que volvió a gritar. Tuvo que reprimir el quejido por respeto.

—Bueno, ya que han estado trabajando duro estas semanas pueden descansar. Se lo ganaron, los veré mañana a primera hora. Ahora retírense. —les da una señal con la mano para que se desplegaran y estos, confundidos pero contentos, recogen sus cosas para después despedirse de ambos y poder relajarse con un buen baño.

—Veo que les agradas~. —comentó canturronamente Hoshina a su lado al ver la forma en que se dirigen a ella.

—Si les agrado o no no es algo que deba importarme, sino el hecho de que ellos quieran superarse día a día. De lo contrario tendríamos bajas por doquier. —comentó esta mientras salía de aquella sala con el hombre detrás ella.

—Uhh~, cruel pero cierto. —concordó este. —¿Debería hacerle lo mismo a los míos? —se pregunta a si mismo mientras colocaba su mano en su mentón y soltaba una risita con maldad de querer ver a su pelotón esforzarse el doble.

—Si gusta le puedo dar el programa hoy mismo. —le sugiere ella mientras regresaban al piso donde se hallaba la cafetería.

—¿Y yo soy diabólico? —se burla de su propia pregunta al oírla tan dispuesta a compartirle su rutina de tortura para los soldados.

«Si.»

Pensó con seguridad la mujer al ser muy consciente de lo que puede llegar a hacer el hombre.

Duraron en silencio unos segundos que para la mujer fueron la gloria, pero como dicen por ahí lo bueno dura poco.

—Ichinose. —la volvió a llamar. —Si no tienes planes más tarde, ¿quieres comer algo? Yo invito. —le pregunta finalmente ahora que ya tenía todo el día libre.

La mujer se sorprende por la invitación sorpresa del de hebras negras, este en su caso esperaba ansioso de que aceptase al menos una vez.

Quería ganarse su confianza.

Una parte de Ichika quería aceptar su invitación solo por cortesía, pero sabe perfectamente el por qué lo estaba haciendo y no le daría la oportunidad de que todo su trabajo se fuese cuesta abajo solo porque él así lo quiere.

—Lo siento vice-capitán. —se disculpa ella en un tono falso de lamento. —Pero le prometí a alguien que comería con él una vez haya concluido mi trabajo.

Un tic aparece en su ceja derecha al ser rechazado nuevamente, su quijada se tensa al pensar quién es la persona que le prometió estar a su lado por lo que sin darse cuenta soltó su pregunta que pasaba por su mente.

—Es con Kafka, ¿verdad? —cuando se dio cuenta que había soltado aquello sin control se mordió levemente la lengua ante tal descuido.

La albina solo asintió sin dejar de caminar hacia la cafetería, lugar donde el mencionado la esperaba junto con Reno y Kikoru.

—Tú y Kafka parecen ser muy buenos amigo, ¿o me equivoco? —le empieza nuevamente a cuestionar sin disminuir su caminata hacia la zona de comida.

—Si, somos buenos amigos. Nos conocemos desde hace casi 10 años. —contestó sin darle importancia a sus intenciones.

—Ya veo... —soltó en tono algo bajo. —La manera en que se llevan hace parecer que son muy cercanos...

—Y lo somos, Kafka y yo hemos pasado por muchas situaciones que solamente nos han hecho ver que juntos podemos superar cualquier obstáculo. ¿Sabe? Él quería entrar a las Fuerzas con todo su ser así que al final terminé apoyándolo ya que eso hacen los buenos amigos, ¿no cree? —le pregunta mirándolo de reojo topándose con el rostro sereno de este. —¿Le ocurre algo? —alzó la ceja fingiendo demencia.

—No. —espetó. —¿Por qué la pregunta?

—De pronto se puso serio.

—No lo estoy. —contestó frunciendo el ceño levemente.

—Lo que usted diga...

La forma en la que dijo aquella frase solamente le causó más molestia, era como si no le creyese en absoluto.

¿Qué sabe ella?

—Lo digo en serio. —soltó con seriedad al ver que no le tomó en serio.

—Y yo le creo.

—Pues no parece.

—Pero es cierto. —mintió con todos sus dientes en su cara sin siquiera mirarlo.

En eso ambos llegan al lugar destinado, cosa que hizo a la albina feliz ya que por fin se lo quitaría de encima.

—Ahora si me disculpa tengo gente que me espera. Lo veo luego señor. —dispuesta a irse rápidamente lejos de él para ser libre al fin pero su voz la hace descolocarse por un momento.

Soshiro no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácil y menos si era algo que él quería. 

—¿De qué hablas Ichinose? —le dice este ahora con su habitual sonrisa. —Si yo también iré a charlar algo con los reclutas y de paso a pasar un buen momento con ellos, ¿no te parece? —le soltó tremenda bomba a la mujer para evitar que se le escapase.

Este fue rápidamente hacia la barra para poder tomar su charola y servirse su comida feliz mientras la de cabellos blancos lo miraba sin poder creer lo que acababa de hacer.

Pero qué entrometido podía llegar a ser a veces cuando no aceptaba un no por respuesta.

En lo que él estaba ocupado viendo que se servía esta fue rápidamente hacia la mesa donde estaban los tres de siempre con el corazón a mil por hora.

—Ah hola Ichika, mira te serví tus comidas favoritas. —en cuanto llegó hacia ellos Kafka la recibe con una sonrisa y le muestra su charola orgulloso de haber escogido todo lo que le gustaba a su amiga.

—Gracias, pero no hay tiempo de estar en modo felices los cuatro porque pronto seremos cinco. —dice ella agarrando algo de aire por lo apresurada que estaba en esos momentos confundiendo a los de la mesa.

—¿Qué quiere decir, senpai? —le pregunta Reno algo preocupado.

—Que el vice-capitán viene para acá para "charlar" con ustedes. —hizo comillas con sus dedos en la palabra «charlar» mientras su mirada se posaba en el mencionado que tomó sus cubiertos dispuesto a dirigirse hacia su mesa. —Y ahí viene, hazte a un lado Kaf.

El castaño le hace caso tan pronto ve su leve nerviosismo en su ser y con justa razón. Tener al vice-capitán cerca no era algo bueno ni para él ni para ella.

Después de todo era el hombre que sospechaba de él sobre si era el Kaiju no. 8 o no, además de que estaba tras su amiga desde hace tiempo.

A pesar de que ella ha hecho todo lo posible para que no tuviese ojos encima en su persona, le causó que ahora ella fuese el objetivo actual del hombre de las espadas.

Momentos después una quinta presencia llegó hacia ellos con su bandeja en mano.

—¡Buenas tardes vice-capitán! —los otros tres le saludan formalmente mientras que la albina solo se dedicaba a comer lo que su amigo le sirvió fingiendo demencia.

—Calma calma, no es necesario que se levanten. —los tranquiliza separando una de sus manos de la charola. —Sigan comiendo, yo solo quería saber si hay espacio para uno más.

Ichika solamente lo juzgó detrás de sus goggles con la mirada al verlo tan sinvergüenza delante de la mesa. Si el desgraciado llegó sin más por sus testículos de segundo al mando ya que sabe que no le iban a decir que no.

—Por supuesto, hay uno justo al lado de la líder de pelotón Ichinose. —le dice Ichikawa sin querer queriendo ocasionando que Hoshina sonriera para sus adentros e Ichika se lamentase.

Ichikawa se dio cuenta tarde que había cometido un gran error.

«Ay Renito mira lo que haces. Yo sé que no lo hiciste apropósito pero ¿qué estoy pagando yo como para tenerlo al lado? Me puede descubrir...»

Hoshina le agradece al joven y se dirige al lado de la albina para proceder a sentarse y así entablar una pequeña charla sin darse cuenta que los mayores a su lado estaban algo tensos por su presencia.

Kikoru le preguntaba al vice-capitán si ha habido avances sobre el nuevo programa de entrenamiento que tanto se hablaba hoy en día a lo que este le respondía que por ahora se estaban arreglando las áreas y los horarios para cada pelotón. Ichikawa también le interesaba aquel programa por lo que prestó atención.

Aquello hizo que tanto Kafka como Ichika se aliviaran por el momento al ver que lo estaban entreteniendo.

«Vivan los jóvenes que mantienen distraídos a los de alto rango.»

En lo que ambos adultos comían a gusto y los jóvenes le hablaban al vice-capitán, todo iba marchando bien sin necesidad de que se entablara una conversación entre ellos tres más que de simples oyentes en el caso de Kafka e Ichika, pero eso cambió cuando Kikoru decidió abrir la boca demás.

—Ahora que lo pienso, ¿no ha habido ningún reporte o aparición sobre esa figura, verdad? —pregunta la rubia al alto mando. —Ya sabe, de La Dama Roja.

Tanto Kafka, Reno e Ichika se les bajó la presión ante su comentario que hizo que los tres tuvieran diferentes reacciones.

Ichikawa estaba tomando agua en ese momento por lo que se atragantó a lo que la rubia le dio palmadas en la espalda algo asustada, mientras que Kafka casi se le atoraba un pedazo de carne en la garganta y a Ichika se pinchó la lengua con un tenedor sin querer pero pudo esconderlo ya que ayudó a su amigo castaño al darle un vaso de agua para pasarse el pedazo.

Hoshina se sorprende ante todo lo ocurrido que lo mantuvo algo pensativo por unos momentos haciendo que a Ichika lo mire de reojo algo alerta al verlo tan calmado para luego verle la típica sonrisa en su rostro.

—Ahora que lo dice Shinomiya no se ha presentado para nada aquella joven misteriosa. —comenta este.

Ichika continúa comiendo aparentando no saber nada, Kafka le sigue la corriente mientras le dirige una miradita a Ichikawa de que no participe en la conversación por su propio bien a lo que este solo se lleva una cucharada de arroz a la boca.

—Por cierto, ¿cómo sabes sobre los reportes, Shinomiya? Hasta donde se sabe no se ha revelado oficialmente el asunto y los únicos que lo saben son los líderes de pelotón y por supuesto, los mandos de cada División. —sus palabras resonaron entre los tres amigos. Ichika ya sospechaba que algo estaban ocultando los líderes desde hace tiempo, agregando lo que Garuda le compartió hace semanas ya era un hecho.

Los mandos se reunían por orden del Comandante General, es decir, el padre de Kikoru.

Por una parte hizo bien en no compartirle información sobre La Dama Roja a la joven por precisamente este tipo de situaciones, no era que desconfiara de ella en si, pero si de su sangre y más con lo que ha estado haciendo en los últimos meses por lo que sabe de momento.

—Oh, he visto en las redes que han hablado de ello recientemente. Como nadie la ha visto en las escenas de kaijus creen que le ha pasado algo o que dejó la ciudad como lo ha hecho con anterioridad. —reveló la joven de coletas al vice-capitán quien no ha parado de mirarla desde que se mencionó a la figura femenina. —Y siendo sincera me gusta su estilo, aunque me parece algo drástico e ilógico.

Ichika le dio un tic en la ceja derecha por su innecesario comentario a lo que Kafka disimuladamente le tomó la mano debajo de la mesa, más preciso encima de su rodilla izquierda donde residía la suya y la apretó levemente.

Sabía de sus arranques cuando alguien cuestionaba sus actos y si sucedía lo que más temía todo se echaría por la borda por lo que como ben amigo que es evitaría todo desastre futuro en donde ella fuese la protagonista.

—¿En serio crees eso? —preguntó Hoshina intrigado. —A mi parecer creo que lucha por sus propios medios, sabemos que no usa ningún traje hecho de kaijus pero igual es sorprendente el como puede lidiar con ellos usando diversas armas y métodos en el proceso de subyugación. Lastimosamente hemos querido entablar una conversación con ella pero al parecer evita a los oficiales lo más que se pueda y solo se dedica a salvar a los civiles. Según testimonios ella si les dirige la palabra lo cual eso nos indica que es probable que no la vuelvan a tener muy cerca como en veces anteriores y ella lo sabe. No rescata a las mismas personas dos veces ya que tenemos una teoría de que los ataques no se repiten hasta que pase cierto tiempo. Y sabemos que ella sabe eso. —compartió sin más al darse cuenta que ellos no dirían nada y más estando una líder y él presentes. —De hecho se hablará de ello en nuestra reunión de hoy.

Ante eso Ichika deja de comer y frunce el ceño. ¿Hoy?

—¿Cómo que hoy? ¿Qué cosa hay hoy? —pregunta con gran duda la mujer a lo que Hoshina la mira después de un buen rato con confusión.

—¿Cómo que qué hay hoy? Es la reunión semanal de líderes y los capitanes. ¿Lo olvidaste? —ladeó la cabeza ante su pregunta.

Ichika frunce más el ceño y suspira con molestia.

—Maldición, ¿era hoy? —soltó en consecuencia. —Con razón sentía que algo se me olvidaba y que tenía la tarde libre.

Hoshina reprimió una risa al notar que hasta alguien como ella podría ser algo distraía. Al menos pudo descubrir algo inusual en su ser.

—El lado bueno es que no será tan larga como las veces anteriores, no profundizaremos mucho ya que no tenemos tanta información. —le intenta relajar con eso ya que sabe como se pone en dichas reuniones.

Prácticamente era molestada por Ikaruga sobre cosas sin sentido a lo que ella lo ignora.

Ikaruga en cada pelea que hacía con Ichinose, o al menos intentaba hacer, siempre quedaba solo y aún así salía perdiendo.

—Si usted lo dice le creeré...

—Por ahora terminemos de comer que ya casi es hora. —sugirió Hoshina a lo que Ichika aceptó.

La charla siguió sin más pero en el fondo Ichika sabía que ahora estaba en una encrucijada, la forma en que Ichikawa y Kafka reaccionaron los delató en cierta forma por lo que deberá de hablar con ellos más tarde sobre lo que pasó.

Hoshina intuyó por momentos que esos dos saben algo con respecto al asunto de La Dama Roja quien no se le ha visto por acá durante casi tres meses. Le impresionó que fuese Shinomiya la que empezase el tema pero viendo bien era natural ya que su padre es quien dirige las reuniones en Ariake sobre ella y del clan que tanto buscaba con ansias.

El pelinegro tenía sus suposiciones con respecto a los motivos de la figura misteriosa, aquella noche donde se toparon por primera vez le hizo darse cuenta que no era una amenaza para ellos, sin embargo, no le gustaba tener roces con las Fuerzas por cuestiones de territorio.

La Dama Roja no aparece si las Fuerzas están en la zona del ataque. Si lo pensaba bien ella actuaba únicamente cuando las Fuerzas no pueden hacer nada, dando a entender que si ellos fracasaban sería ella la que se encargaría del asunto.

Había muchos factores de que hablar en dicha reunión y esperaba que Ichinose pudiera guiarlos con respecto a su manejo y pensamiento diverso fuera de lo reglamentario.

Una vez que acabaron de comer los mandos de mayor rango procedieron a irse a la sala de reuniones, no sin antes la mujer le dice a Kafka que luego hablaría con el sobre algunos "asuntos" a lo que este entendió asintiendo y llevándose de ahí a los más jóvenes.

Una vez emprendieron camino Hoshina le hablaba sobre los temas que se hablarían en dicha reunión para que estuviera al tanto al no haberle entregado nada para que estuviese al tanto.

Al llegar a la sala ven que únicamente faltaba la capitana para que se iniciara. Ikaruga por supuesto frunció el ceño al ver llegar a Ichika con Hoshina de manera tan casual. Nakanoshima saludó alegremente a la albina haciendo que la obligase a sentarse a su lado, Ichika se resignó a pelear con ella desde hace tiempo al ver que la mujer era totalmente irreversible en ese aspecto.

Momentos después llegó la capitana Ashiro y se dio iniciada la reunión. Tal y como dijo Hoshina el tema ahora era sobre La Dama Roja, su última aparición, las diferencias entre la forma en que aparecía y desaparecía, sus acciones en otras ciudades como lo que pasó en Hyogo, entre otros puntos más.

Ichika mantenía la calma al ver que no tenían prácticamente nada como para que su identidad se viese involucrada, gracias a que Alfred ha mantenido todo en orden desde que ella no ha podido salir por mero gusto.

—Hasta ahora cinco de los seis distritos han sido visitados por la figura roja, dado que en cada uno de los sitios también han aparecido ataques kaiju y esta siempre ha estado en el lugar del incidente. Se han tomado medidas más drásticas al momento de tener una visita del exterior. —mencionó Ikaruga con su parte del reporte gracias a la información que recopiló de otras divisiones.

—¿Cinco de seis? ¿Qué otra le falta? —preguntó Nakanoshima.

—Ariake. —contestó la capitana.

—Por ahora no hemos recibido ningún reporte por parte de la primera división, pero seguiremos de cerca las zonas en las que ha estado recientemente. —comentó Hoshina complementando lo que se ha compartido en grupo.

—Solo espero que ellos cooperen de manera tranquila. —suspiró molesto Ikaruga a lo que le llamó la atención a Ichika.

«¿A qué viene esa reacción? ¿No eran del mismo bando?»

La duda le invadió al alzar la ceja mirando hacia Ikaruga.

Se acercó al oído de Nakanoshima para que solo ellas escuchasen.

—¿Pasa algo malo con la primera división? —le pregunta ella en un susurro.

—La tercera y la primera división siempre tienen peleas de territorio a la hora de matar kaijus, ya que ambos comparten zonas en Tokyo por lo que la gente los compara constantemente y compiten para ver qué división tiene la delantera. —le responde de igual manera y contenta de que la albina por fin le hablase primero en lugar de ella.

«¿Qué mamada? Eso es absurdo. Se supone que el objetivo de esta organización es para proteger a los humanos, no el competir sobre qué división es mejor. Ni para eso sirven.»

Simplemente no entendía el por qué le prestaban más atención a eso que a sus verdaderas tareas.

En eso Ichika piensa más sobre el lugar que se mencionó recientemente.

«Ariake... Ahora que lo pienso es la única ciudad que no he revisado y la última que me falta. Si lo que Nakanoshima dijo es cierto y que ahí está la primera división entonces puede que esté ahí.»

Parte de ser La Dama Roja era que visitaba cada ciudad no solo para arreglar los desastres de las Fuerzas, sino que buscaba algo que necesitaba urgentemente y desde hace años supo que lo encontraría en Japón.

Sin embargo, le ha costado ocho largos años en poder localizarlo. Sin mencionar que ahora tenía más ojos encima de lo que jamás tuvo en su vida.

—Pasando a otro asunto, se han reportado anomalías en las afueras de las ciudades donde queda cerca un bosque o las montañas. Además de que algunos lagos han estado apareciendo siluetas que hacen creer a la gente que pueden ser kaijus koi o kaijus sapo cerca de la redonda donde hay senderismo. —comentó la capitana mostrando en pantalla los lugares donde se han reportado las apariciones extrañas.

—Pero no se ha presentado ningún ataque a los civiles por lo que tenemos eso a nuestro favor. Aunque no dudo en que algún momento se aparecerán cuando menos lo esperemos por lo que debemos de mantenernos alerta. —explicó Hoshina ampliando las imágenes y marcando las zonas donde era más probable que aparecieran aquellas criaturas.

El resto estuvo de acuerdo a lo que se dijo. Ichika miraba detenidamente las zonas del posible futuro ataque de dichos kaijus pero algo le parecía extraño.

Si en verdad fueran lo que dijo Ashiro hace unos momentos, ¿por qué no atacaron en el acto?

Leyó lo que tenía en sus manos y observó que los testimonios de los civiles dictaminaban que vieron figuras extrañas más no especificaron que eran kaijus en si. Es decir, que las Fuerzas concluyeron que eran eso solo porque era lo único que conocían en el momento, a lo que los civiles también creyeron que eran kaijus con forma rara.

Pasó página al reporte y en medio de su lectura encontró con algo que le llamó la atención.

"A las 1,500 horas unos campistas vieron desde lo profundo del bosque como una figura del tamaño de un humano caminaba alrededor de unos 500 metros desde su posición. Al creer que era alguien que se perdió fueron hacia donde estaba la misteriosa entidad, sin embargo, cuando llegaron a donde la vieron esta ya no se encontraba. Concluyendo que era posible que fuese un kaiju pequeño que estuvo por la zona y que ellos tuviesen suerte de no haber sido atacados."

"Según lo que pudieron visualizar desde aquella distancia, además del tamaño de un humano era algo oscura por lo adentrado que estaba en el bosque así que no sabían si era hombre o mujer a primera vista antes de creer que era otra cosa. Lo que si notaron era que se veía bastante robusta. Ante ello solo dijeron que ese día estaban bendecidos por Buda al seguir vivos."

La albina levantó la mirada hacia la pantalla una vez más, atando cabos de manera veloz en su cabeza al ver los lugares, la descripción, el suceso y en la forma en que todo ocurrió tan rápido ante los civiles.

«Suena a como si hubiese explorado el lugar para su gusto y al ser visto por los campistas decidió desaparecer así como apareció. Creo que necesitaré echarle un vistazo a esas zonas para poder saber un poco más. Alfred tendrá tarea que hacer fuera de casa.»

Mientras todos estaban ocupados prestando atención y creando teorías de lo que pudiese pasar en las zonas afectadas la alarma suena de manera estridente anunciando que había otro ataque kaiju.

—¡Emergencia! ¡Un ataque kaiju se ha presentado en la zona norte de la ciudad! ¡Todo el personal en servicio favor de presentarse en el área de transporte con sus respectivos pelotones! —volvió a repetir aquella frase Okonogi para alertar a los soldados y los líderes de pelotón junto a los capitanes se ponen en marcha.

—Vaya, algo de acción por fin. —exclamó Ikaruga. —¡Ahora verás que no es tan fácil ser líder de pelotón en servicio real! —miró hacia Ichika quien se adelantó a los demás dejando nuevamente solo al pelirrojo. —¡No me ignores mujer!

Nakanoshima se burla de su momento mientras le da palmadas en su hombro y se va a su pelotón, justo como lo hizo Ichika segundos antes.

Ashiro va hacia el centro donde reside Okonogi mientras que Hoshina va hacia su pelotón para dar las órdenes de la misión. Sin quitarle la vista de encima a la albina.

No había tiempo que perder ahora.

«Parece que podré ir a investigar más pronto de lo que pensé.»

Pensó Ichika al ver una oportunidad de oro.

Era hora de mancharse un poco las manos.

Escrito: 04/02/2025.

Publicado: 15/02/2025.

-Alessa.

Capítulo dedicado a: Susan_205, IaraBelen076.

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