10. Vigilancia disfrazada.
Multimedia: Capitana de la Tercera División de las Fuerzas de Defensa de Japón; Ashiro Mina. Vice-capitán de la Tercera División de las Fuerzas de Defensa de Japón; Hoshina Soshiro.
⚠️ADVERTENCIA: Capítulo largo ⚠️
NARRADOR OMNISCIENTE.
En aquella terraza dos personas se encontraban mirándose una a la otra.
Aunque no se notase, el pelinegro sentía que estaba ardiendo en su interior por la misteriosa y nada visible mirada de la albina que se encontraba fumando minutos antes de su aparición.
Mientras que la mujer de cabellos blancos teñidos no dejaba de mirar al hombre portador de espadas. Para ella le parecía intrigante su forma de ser, su forma de pensar, e incluso su forma de moverse en la división.
Si que le han beneficiado sus años de entrenamiento.
Incluso teniendo la chaqueta de talla grande, a su parecer, podía ver perfectamente que tiene muy buena forma física de la que tanto se había oído hablar por el cuartel de la tercera división.
Hoshina sentía cada vez más pesada su mirada detrás de aquellos goggles oscuros. Podía percibir que lo están analizando más allá de su físico lo cual le ponía algo nervioso.
Para ser franco, desde el primer día en que la vio en el examen físico le llamó mucho la atención, no solamente por su cabello o por el hecho de que use esos extraños goggles que jamás se los ha quitado, sino que algo en ella le ha generado un impulso de saber más de su persona.
Algo raro ya que solo es una subordinada, una que le encanta hacer lo que quiere.
Cuando se discutió sobre quienes estarían en la tercera división se habló mucho con respecto a su desempeño, pero también de como hacía referencia hacia las personas que usaban armas de fuego.
No se tenía que ser un genio para saber de quién hablaba aquel día.
[Sala de conferencias de la Tercera División; reclutamiento de aspirantes.]
Los líderes de pelotón estaban divididos, Ikaruga quien era el que más respeto le tenía hacia su capitana no estaba de acuerdo en que ella se uniera a la tercera división, Nakanoshima dijo que a pesar de que su habla no era la adecuada lo que si importaba eran sus habilidades. Remarcó el hecho de como mató al residual con solo una estocada por su propia pierna.
Ebisu también dio su opinión con respecto a ella, sin embargo, solo se limitó a que no debían de darse el lujo de perder semejante talento como el suyo. Que a pesar de tener a Shinomiya Kikoru en sus filas no debían de descartar que aún era muy joven.
Hoshina escuchaba todo lo que decían para poder tomar una decisión, miraba de vez en cuando a su capitana para ver como reaccionaba con todo lo que decían sus líderes de pelotón pero solo se dedicó a leer la hoja de vida de la mencionada, frunciendo el ceño.
—Extraño... —susurró para si misma pero Hoshina la escuchó.
—¿Cómo dice? —le pregunta con confusión.
—Para ser alguien que nació aquí no hay mucha información de ella. —ante lo dicho todos guardaron silencio y miraron hacia su dirección. —No hay nada en lo que respecta de hace 8 años atrás. Solo se menciona que antes estuvo como limpiadora de kaijus.
—Lo mismo que se dedicaba Hibino Kafka, el aspirante 2032. —contestó Okonogi a lo que la mayor solo asintió.
—Además de que no viene nada sobre si estudió en alguna escuela militarizada o algo... Es como si...
—Apareciera de la nada. —concluyó su vice-capitán la oración de su capitana a lo que ella asintió estando de acuerdo.
—Por eso me sorprendió que matara al residual con tanta facilidad. Me hace pensar varias cosas.
Hoshina comprendió el significado de esa frase. Si lo que decía su capitana era cierto, entonces había más razones para tenerla cerca de ellos y para él ya serían dos objetivos a analizar.
Hibino Kafka e Ichinose Ichika.
—En ese caso no le molestará si la coloco en mi escuadrón, ¿verdad capitana? —sugirió con su habitual sonrisa el hombre llamando la atención. —No me molestaría tenerla bajo mi mando junto con el aspirante 2032. Y así podremos saber más de ella. Yo me encargo.
Ashiro se lo pensó un poco pero al final decidió dejarlo en manos de su mano derecha a quien tanto confiaba.
—Dicho eso, concluiremos con la reunión. También agregaré que tanto Shinomiya Kikoru como Ichinose Ichika serán nombradas representantes de los nuevos reclutas. —expresó Mina a sorpresa de varios.
—¡Pero capitana! ¡La mujer no merece tal honor! —dijo Ikaruga en desacuerdo.
—Ayudó junto con Shinomiya a salvaguardar vidas de los aspirantes, además de que fue Ichinose Ichika quien la llevó a salvo a la sala de emergencias por lo que pude escuchar de los testimonios de los demás. Por eso considero que ella deberá de ser nombrada como una de las representantes. —concluyó por su parte.
—Bueno, si lo dice de esa manera tiene toda la razón... —susurró Ikaruga sobre el dato.
—No te quejes, ella tiene toda la capacidad para ser nombrada incluso como líder de pelotón. Por lo que no es de sorprenderse. —Nakanoshima aportó para que Ikaruga no tuviese dudas.
Al final por votación unánime se decidió que se ingresara a la tercera división.
Y así se dio por terminada la reunión a lo que los demás se empezaron a retirar.
Hoshina miró por momentos la hoja de vida de Ichika para después ir por ella y llevársela para poder leerla en su habitación.
Afirmando una vez más que la mujer le había llamado la atención en todos los sentidos.
Hoshina suspiró un poco al recordar aquel día donde se comprometió a recolectar más información de la peliblanca y ahora se encontraba justo a su lado mirando las luces de la ciudad.
—Así que... te gustan los lugares altos. —más que una pregunta fue una afirmación.
Aquel comentario le llamó la atención a Ichika, era raro que se apareciera y ahora quiera tener una charla. Pero recordó que él buscaba algo de ella.
—Si, al tener el aire chocando con el rostro me hace sentirme más relajada. Pero sería mejor si estuviera fumando. —Hoshina frunce el ceño ante el comentario.
—Ya te dije que eso no es bueno para tu salud. Yo mismo te puedo dar algo para que lo dejes poco a poco.
—¿Y que me sugiere, vice-capitán? —apoyó su codo en el barandal y su rostro era apoyado con su mano mientras le miraba directamente.
Hoshina se lo pensó por momentos hasta comentar alguna opción.
—¿Te gustan los dulces? —tremenda pregunta se atrevió a lanzar cuando en realidad le quería decir otra cosa. Soshiro se dio una facepalm mental cuando se dio cuenta de lo que dijo.
Ichika se lo pensó unos segundos antes de contestar, sin darse cuenta que Hoshina se estaba autoregañando en su cabeza.
—Me gustan los pays de zarzamora. —contestó finalmente sacando a Hoshina de sus pensamientos.
«¿Pay de zarzamora?»
Hoshina se quedó en blanco por una fracción de segundo ante su respuesta.
«Igual que a Nee-chan...»
—Aunque no solo eso, también los pudines, el flan, y una que otra tarta pero deben de ser de bayas silvestres. —concluyó por ahora la chica.
«¿En serio? Parece que tiene gustos algo sencillos, pero me alegra saber que no son complicados.»
—Aunque hubo una vez que alguien más joven que yo me dio a probar de su postre favorito. Algo dulce para mi gusto pero al final me lo terminé comiendo porque quería que me lo comiese. Si mal no recuerdo me dijo que se llamaba Mont Blanc. Creo que aquí los venden.
Como si fuese un interruptor mental, Hoshina quien miraba la ciudad giró su cabeza para mirarla con sorpresa.
—¿¡Conoces los Mont Blanc!? ¡Si, pueden ser algo dulces, pero su sabor de puré de castaña y cubiertos de nata montada le dan mejor presentación y más si le agregas bizcochuelo o merengue! ¡Personalmente me gusta con chocolate y pedazos de nuez encima de este pero si le agregas brandy se potencia más su sabor por lo que ya no estaría tan fuerte en sabor dulce pero no deja de saber delicioso! —en cuanto ella se giró ya tenía al hombre casi encima mientras le describía las cosas que llevaba dicho postre.
«¡Mierda! ¿Qué hice?»
Se maldijo por dentro la peliblanca. Era obvio que a Hoshina le gustaban esos pasteles y ella abrió la boca demás que ocasionó que no dejase de hablar.
Hoshina al darse cuenta que perdió un poco el control y que estaba invadiendo el espacio personal de la mujer se recompuso y carraspeó su garganta con algo de vergüenza mirando hacia el lado opuesto de donde se encontraba Ichika.
—Lo siento, lo siento. Es que... —intentó buscar algún buen fundamento de sus acciones poco modestas con un sonrojo en su cara. —... me gustan mucho, los como desde que era niño.
—No hay problema vice-capitán, yo también me emociono si me pusieran un pay de zarzamora frente mío. No debe de disculparse, es totalmente normal. —Hoshina agradeció internamente que no fuese una subordinada aprovechada como para chantajearlo.
Ya no actuó como alto mando y eso fue un error grave, pero gracias a sus palabras se calmó.
—Si lo hace sentir mejor puedo guardar el secreto. No es como que me llevase con nadie de aquí y no planeo abrir la boca frente a Kafka o a Reno, así que puede estar tranquilo. Soy como una tumba. —expresó ella para calmar lo que le quedaba de preocupación al hombre.
—Entonces... si te doy un postre de vez en cuando, ¿dejarás de fumar? —propone este a la mujer al ya saber sus gustos.
—No se pierde nada con intentar. Pero por favor vice-capitán, no me lo de delante de todos, quien sabe que puedan pensar y no sería bueno para su reputación. —miró el cielo una vez más antes de separarse del barandal. —Nos vemos vice-capitán, que descanse bien. —dijo caminando lejos de él mientras se despedía de él con la mano alzada dispuesta a irse a duchar.
A estas horas ya no debería de haber nadie en el baño de mujeres.
Sin darle tiempo de contestar a Hoshina ella sale de la azotea desapareciendo de su vista, el hombre solo suspira mientras se le sale una risa sin gracia.
—Pero al menos déjame contestar como se debe mujer, me dejas como idiota con la palabra en la boca. —se colocó una mano en su rostro mientras la deslizaba lentamente. Aturdido por la actitud de la peliblanca pero agradecido de que fuese alguien madura.
Cuando llegó a la zona de los baños le sorprendió ver unos cuerpos en el suelo con toallas atadas a sus cinturas y otras más en sus rostros mientras que Ichikawa les lanzaba aire como podía con un abanico de papel.
Ve que las mujeres salen del baño y observan la escena. Shinomiya es la primera en preguntar obteniendo la respuesta de Minase que tardaron en salir por hablar de Ashiro Mina, algo que le hizo fruncir el ceño a Ichika.
«¿La perra esa?»
Al llegar hasta donde estaban todos Ichikawa fue el primero en saludarla.
—¡Buenas noches, sempai! —dijo con sus ojitos brillantes y deteniéndose por momentos de abanicar a sus compañeros. Ichika le sonrió al verle tan animado.
—Buenas noches Reno. Veo que estás trabajando duro. —dijo al observar que ninguno todavía despierta a lo que el más joven asiente. —En fin no se puede hacer mucho, Reno lleva a Kaf a su habitación primero, luego lleva a los otros a sus respectivos cuartos. Ah, y no importa si los arrastras, eso les enseñará a no quedarse tanto tiempo en el agua. —miró hacia Shinomiya. —Niña Shinomiya ayúdalo, ¿quieres?
—¿¡Ah!? ¿¡Y porqué yo tengo que hacerlo!? ¡Es culpa de ellos al ser hombres estúpidos! —se quejó en primer lugar haciendo que la mayor estuviese a punto de darle un zape pero se aguantó.
—Porque lo digo yo así que calla y obedece. —le respondió con obviedad para irse a la ducha.
Al estar cerca tanto Hakua como Minase se quitaron de en medio para darle acceso a la mayor nerviosas de que pudiera hacerles o decirles algo pero Ichika solo pasó de ellas sin el más mínimo interés.
Shinomiya bufó pero era mejor hacerle caso que recibir un golpe de su parte y sin más se dispuso a hacerlo, siendo observada sin palabras por las otras dos quienes no creían que alguien como Shinomiya Kikoru le hiciese caso a alguien que no fuese un alto mando.
Los días pasaron tranquilamente mientras que los novatos entrenaban arduamente sin descanso alguno.
Entre esos días se salía a correr donde la mayoría quedaba exhausto y casi sin aire, como en el caso de Kafka a quien se debía de cargar para llevarlo a una banca cercana y quien lo cargaba precisamente era Ichika mientras que Ichikawa le daba una botella de agua.
Otros días se planeaban estrategias de ataque en donde Ichika siempre era la que resolvía dudas dejando a todos sin palabra alguna para refutar su acción ya que era correcto lo que explicaba.
En esos mismos días Kikoru empezó a tomar más confianza en pedirle a Ichika que se enfrentasen más seguido a lo que la mayor no tenía problema alguno, sin embargo...
—¡Agh! ¡Me rindo! ¡Me rindo! —decía como podía la rubia mientras sentía que la llave que le hizo la mayor se aflojaba y la dejaba respirar.
—Con esta van 58 a 0 a mi favor.
Kikoru siempre era derrotada por Ichika en cada enfrentamiento.
—¿No puedes ser más suave con ella, Ichika? —le sugiere Kafka mientras ayudaba a levantarse a la menor quien con un sonrojo aceptó su ayuda.
—Si lo hago eso no la ayudará para nada en su crecimiento.
Y ahora tenían público chico que se aseguraban de que Ichika no lesionase a Kikoru por cualquier razón aparente.
—Sempai, ¿cómo hizo aquel movimiento? ¿Me enseña? Por favor... —pidió un poco tímido Ichikawa mientras se acercaba a ella.
Ichika le sonrió con algo de ternura mientras asentía y se disponía a enseñarle pero con más delicadeza.
Shinomiya se indignó al ver la diferencia de trato.
Era una tarde tranquila mientras los reclutas acababan de terminar de dar vueltas en el campo, en eso la capitana Ashiro junto con la analista Okonogi paseaban acompañadas del tigre de la mayor pero este reacciona de repente gruñéndole a Kafka quien se asustó por lo repentino que fue su acto.
Ichika se coloca en frente de Kafka y le gruñe de regreso al tigre haciendo que este se calmase y diera un paso hacia atrás con las orejas hacia abajo, en señal de sumisión.
Hakua, Minase y Kikoru fueron hacia el tigre para acariciarlo, mientras que Iharu se burlaba de Kafka pero recibió un golpe en la cabeza por parte de Ichika callándolo en el instante.
—Deberías de controlar mejor a tu... —miró al tigre que no le dedicaba una sola mirada. —"mascota", antes de que empiece a atacar a civiles. —se fue de ahí tomando a Kafka de la mano sin permitir que Mina le contestase ni mucho menos Okonogi.
—¡Oye, no es forma de hablarle a la capitana! —le grita Okonogi al ver la distancia presente entre ambas pero fue callada por Ashiro. -Pero capitana...
—Está bien Okonogi, ella solo reaccionó a un posible peligro. Pero lo que me preocupa fue que Bakko reaccionase así, por favor haz que lo revisen.
—¡Entendido capitana! —recibió la orden y mandó un comunicado al laboratorio para realizar una cita para Bakko.
Ashiro solo miró hacia donde se fue la peliblanca con el hombre sin decir absolutamente nada y se retiró de ahí con Bakko y Okonogi.
[Campo de entrenamiento de la Tercera División.]
Todos tenían sus uniformes puestos para su práctica de tiro del día de hoy. En un lugar en lo alto se encontraba el vice-capitán Hoshina observando a los reclutas estando más que emocionados en ver cuanto han crecido en habilidad.
Notó que Shinomiya e Iharu se peleaban por ver quién tenía la razón sobre armas causando una pelea más entre ellos de la que Aoi y Haruichi tuvieron que intervenir.
Kafka estaba al otro lado de la carpa de armas intentando liberar más "potencial" del traje pero nada aún a lo que se rió de él.
Pero también notó que la peliblanca no estaba por ningún lado, en eso le llega un aviso en papel sobre la mencionada, sin siquiera pedirlo.
En dicho papel se especificaba que Ichinose Ichika estaba "indispuesta" para presentarse a la práctica de tiro, el papel fue escrito por Kafka y como firma de testigo estaba el de Ichikawa.
Lo meditó por unos momentos para dejarlo pasar por alto en aquella ocasión, más tarde iría a visitarla con algún postre en caso de que la encontrase fumando.
En su tabla de asistencia colocó que Ichinose se había presentado.
«¿Qué demonios estoy haciendo? Normalmente no me preocupo por estas cosas...»
Su mente divagaba un poco cuando se trataba de la mujer, pero era algo que no podía describir así que optó por pensar en su verdadero objetivo.
Conseguir más información de ella.
—Adelante. —dijo la mujer al escuchar los toques de la puerta y ver que esta se abría dejando ver al hombre con una cajita de cartón de color beige. —Buenas tardes, Vice-capitán.
—Buenas tardes Ichinose, ¿cómo te encuentras? —le pregunta amablemente al acercarse a la cama donde estaba ella y se sentaba en la silla que estaba al costado de la cama.
—Estoy mejor gracias. No debía de molestarse en venir, en unas horas me iba a levantar.
Para la sorpresa de Hoshina, creyó que Ichika había faltado a la práctica de tiro por alguna excusa sin sentido, pero cuando le preguntó tanto a Kafka como a Ichikawa ambos le dijeron que fue porque no se sentía bien a lo que sin darse cuenta se fue a conseguir el postre que acordó con ella y la visitó.
—No te sobreesfuerces, descansar también es parte del trabajo. —le dice antes de que empezara a moverse. —Por cierto, te traje lo que te prometí el otro día. —le mostró la caja de cartón beige y se la colocó en el regazo de ella para empezar a abrirla.
Ichika esperó por unos segundos para que Hoshina terminara de abrir la caja para poder mostrarle su contenido, dejándola maravillada.
Eran rebanadas de pay de zarzamora, mora azul, cereza y fresa. En el centro estaba un Mont Blanc que inmediatamente intuyó que era del hombre a su lado.
—Insisto, no debió molestarse. —le dice suavemente mientras tomaba una rebanada junto con una servilleta y empezó a disgustarlo.
Hoshina sonrió para si mismo al verla cómoda y satisfecha con el presente por lo que decidió tomar su postre y comerlo de igual forma.
—¿Te dieron algo los médicos para estar mejor? —rompió el silencio breve con aquella pregunta haciendo que Ichika casi se ahogase.
«Carajo...»
La razón por la que se sentía mal fue porque duró tanto tiempo en "visión compartida" con su kaiju insecto que le causó fatiga y leves mareos, incluso le sangró la nariz por forzar el vínculo por tantas horas.
Los últimos días no ha podido salir del cuartel porque aumentaron la vigilancia nocturna, cosa que se le hizo más tediosa a Ichika para salir y vestirse como "La Dama Roja" para poder patrullar con más comodidad por lo que le ha pedido a Garuda que vigilase toda la ciudad en su lugar.
Y lo peor es que ese aumento de vigilancia fue ordenado por el mismo vice-capitán.
—Si, ellos me dieron algo para los mareos y me dijeron que debía de reposar. Nada grave, se lo aseguro. —tuvo que mentir para zafarse de aquel embrollo.
En realidad no había ningún médico ahí, solo se encerró en la habitación para poder dormir plácidamente. Hasta que Hoshina apareció con algo dulce.
Perfecto para alguien que había perdido un poco de sangre.
—Me alegra escuchar eso. —dijo mientras le daba otra mordida a su postre mirando de vez en cuando a la mujer.
Ichika solo comía de su rebanada fingiendo demencia sobre que le estaba mirando. La vez que le pidió a Garuda que lo mantuviese vigilado fue para evitar situaciones como la de ahora.
Sabe que Hoshina Soshiro era alguien sumamente inteligente, por lo que casi siempre evitaba estar a solas con él o estar cerca de este sin alguien más acompañándola.
Ichika sabe que Hoshina le tiene un ojo encima desde la práctica de kendo, donde ayudó a Kafka a vencer a Iharu en una partida. Eso causó que ahora ella fuese el centro de atención.
—Y dime Ichinose, supe que antes de estar aquí eras limpiadora de kaiju al igual que Kafka. Es un trabajo pesado hasta donde yo sé. —acabó tu postre para después limpiarse y mirarla. —¿Era difícil para ti?
Ichika a través de sus goggles miró seriamente a Hoshina sin dejar de masticar. ¿A qué venía esa pregunta? El hecho de querer saber algo que pueden leer en un pedazo de papel le dio mala espina.
—Bueno, siendo franca había días en que eran pesados ya que dependiendo del tamaño del kaiju nos tardábamos como mínimo una semana o semana y media y más si eran grandes. —contestó lo más casual posible, sin levantar sospechas.
—Ya veo... —soltó el hombre sosteniendo su barbilla con su mano. —Puedo entenderte, a mi tampoco me gustan los kaijus grandes. —le sonrió con algo de gracia haciendo que Ichika entrecerrara sus ojos tapados.
De acuerdo con la información de Garuda, toda la división dudaba de ella en el sentido de que no sabían casi nada de su antiguo paradero.
No es que desconfiase de Garuda, pero le gustaba verificar todo bajo su propia mano. Y ahora todo era claro.
Los cuidados discretos, las charlas, los postres que tanto le gustan, las preguntas que le hacía de vez en cuando, incluso la visita de hoy.
No había duda.
La estaban investigando.
Ichika corría a toda velocidad en los pasillos para dirigirse a la cafetería donde sabía que se encontraban tanto Kafka como Reno. Al llegar no se equivocó y los vio comiendo a gusto en una mesa algo apartada de la de los demás.
Que suerte la suya.
Llegó como rayo que casi choca con la mesa sorprendiendo a Kafka que casi la atrapó para evitar que cayera tanto ella como la mesa.
—¡Ichika! ¿Qué ocurre? Casi te estampas con la mesa. —le dice Kafka mientras la ayuda a sentarse a su lado.
Reno la mira preocupado al verla recuperar el aire y llegar tan abruptamente.
—Sempai, ¿ocurrió algo? —Reno con cara llena de preocupación dejó de comer para prestarle atención.
La mujer tomó aire por la nariz y lo sacó todo por la boca para poder hablar.
—Tengo buenas y malas noticias, caballeros. —exclamó llamando más su atención. —Me encantaría decírselos en otro lugar pero no quiero levantar sospechas por lo que me alegra ver que están algo alejados del resto.
Kafka y Reno se juntaron más hacia ella para que nadie los escuchase en su conversación.
—¿Es algo grave? —cuestiona Kafka.
—Pues si y no mi estimado. —le contesta la mujer viendo detrás suyo que no hubiese nadie cerca de ellos. —Como dije son buenas y malas noticias.
—¿Cuál es la buena, sempai?
—El lado bueno es que ya no te van a vigilar mi querido amigo. —menciona mirando a Kafka quien se sorprende y abre su boca formando una pequeña "o" en ella.
No mentiría, estaba feliz de que ya no era un objetivo para la división, al menos en su forma humana.
—¡Que bien, Sempai! —festejó Reno hacia Kafka.
—¿Y la mala? —ahora fue Kafka quien pregunta.
—Que ahora me van a vigilar a mi. —se mordió el dedo índice de su mano derecha mientras resoplaba por su situación.
—¿¡Es enserio!? —dijeron ambos pero fueron callados por un manotazo en sus bocas de parte de Ichika haciendo que ellos mismos se cubrieran con sus manos.
—¡Cállense idiotas! —susurró fuerte mirando por ambos lados que nadie los estuviese observando. Suspiró de alivio al ver que no era así. —Escuchen, al parecer tanto los altos mandos de este lugar como los líderes de pelotón tienen dudas sobre mis orígenes, por lo que se le pidió al vice-capitán que se encargase de mi caso hasta que dejaran de dudar de mi persona. Por eso necesito que si por alguna extraña razón les llegase a preguntar algo sobre mi digan únicamente lo que saben y si se inventan algo avísenme para poder confirmar dicha información para los líderes o hacia los capitanes, ¿quedó claro? —pregunta a los dos recibiendo un asentimiento de su parte. —Bien, por ahora fingiremos que no sabemos sobre sus planes así que manténganse tranquilos. Su objetivo soy yo así que se centrarán más en mi.
—¿Pero que se supone que harás tú? No me gustaría dejarte todo eso a ti sola. —el comentario de Kafka fue apoyado por Reno quien asintió estando de acuerdo.
Ichika se conmovió por ambos.
—No se preocupen por mi, ya tengo un plan para que dejen de sospechar. Aunque me tomará un tiempo así que deberé de tomar medidas algo... drásticas.
—¿Qué quisiste decir con drásticas, mujer? —la mirada de desconfianza que le daba Kafka era más que suficiente para que Ichika entendiese el mensaje.
Kafka pensaba que Ichika iba a "lidiar" con los líderes de pelotón y con los capitanes de la división.
—Óyeme pero ¿qué es esa mirada juzgadora que me lanzas, eh? —le devuelve la misma mirada a Kafka por instinto. —¿Crees que voy a matar a esos sujetos?
—No lo sé. ¿Lo harás? —la misma mirada seguía en su rostro.
—Por supuesto que no. ¿Me crees una maníaca?
—Es que luego me sales con cada sorpresa... —suspira de tan solo recordar como se pone la mujer cuando está enojada.
—Fingiré que no escuché eso. —ambos concluyeron con la charla dejando más confundido a Reno quien no dijo nada desde que Kafka la empezó a mirar raro.
«Es curioso lo bien que se entienden con solo una mirada. Se nota que llevan 8 años conociéndose...»
Reno volvió a comer ahora que ya todo estaba planeado, solo debían acordar la información con ella y quería listo.
[Base Marítima de Ariake; Primera División; Salón de reuniones.]
Como cada mes el comandante general citaba a todas las divisiones para una reunión importante, o como ellos le llamaban: Una reunión algo exagerada.
¿El asunto? Era nuevamente el buscar a gente que no sabían si estaba viva o no.
Itami era el que más sufría de estas reuniones al escuchar una y otra vez lo mismo dos veces al mes. Y este era la primera para su desgracia.
Se encontraba sentado en una mesa grande que se ubicaba frente a unos asientos en donde se veían a todas las divisiones, desde la primera hasta la sexta con capitanes, vice-capitanes, líderes de pelotón, etc.
Estas reuniones eran convocadas por Shinomiya Isao para que nadie se olvidase de los detalles importantes.
Su misión era poder identificar a un descendiente directo de un clan que era capaz de enfrentarse a los kaijus sin necesidad de un traje como los suyos.
Poderosos guerreros que desde hace muchos años se han enfrentado casi a mano a mano o en su defecto con armas hechas de material creadas por el ser humano ante todo tipo de criaturas.
Criaturas que él mismo ha visto fuera del país y que ahora tenía fe en que conseguiría encontrar por lo menos a un solo descendiente.
No importase qué edad tuviese, la sangre de guerrero despertaría tarde o temprano.
—Como punto clave que deben de considerar es que estos guerreros no suelen estar a la vista así como así, les gusta mantenerse fuera del radar para protegerse de cualquier ryoka que amenace su existir. —empezó a explicar Isao hacia todos los presentes.
La mayoría tomaba nota en caso de que fuese un dato nuevo, otros solo prestaban atención creyendo que podrían memorizar lo explicado, y, en el caso del capitán de la primera división luchaba con todas sus fuerzas para no quedarse dormido.
Todos los malditos meses era lo mismo, reunión sobre un clan que no existe y las formas de como identificarlos.
Puras patrañas a su punto de vista. A veces pensaba que el viejo (Isao) tenía la cabeza deschabetada por la edad con cada cosa que se le ocurría.
Como ahora, un buen ejemplo.
—Recuerden que son extremadamente desconfiados, después de lo que les sucedió hace 12 años actualmente odian a la raza humana. —comentó Isao a lo que vio una mano levantada. —¿Si? —dio permiso para hablar.
Era un soldado de la tercera división.
—Disculpe señor, creo que no entendí esa parte. Usted dijo que desconfían de la raza humana pero... ¿No se supone que son humanos también? —aquella pregunta causó revuelo en la sala.
Isao suspiró ante ello, sabía que algún día se revelaría aquello.
—Ellos podrán tener apariencia humana, comer como humanos, hablar como humanos, pero ellos no se consideran como tal al tener grandes habilidades físicas y misteriosas. Ni siquiera yo sé de lo que son capaces de hacer al 100% pero lo que si les puedo decir es que no traten de pelear con ellos si llegasen a ver uno por la ciudad. Son capaces de matar a un ser humano hasta el punto de destazarlo.
La cara del soldado palideció de solo imaginarlo.
—¿Con sus armas, señor? —preguntó con temor.
—Con las manos. —con eso fue suficiente para que saliese de ahí para vomitar. —También quisiera agregar que en cuanto a armas solo han usado las convencionales para ellos como espadas, arcos, flechas, escudos, lanzas, alabardas, entre otros. Pero hay un arma especial que únicamente lo usa el más fuerte de su clan quien también es a su vez la cabecilla de este.
Narumi alzó la ceja ante ello, si claro, se sabe que el más fuerte era él.
—El arma que usa la cabecilla está hecha de cuero especial y que a su vez está consagrado para eliminar cualquier criatura a su paso con un solo movimiento. Dicha arma es señal de verificar que, en efecto, es quien dirige a todos los demás guerreros. —explicó Isao. —Y esa arma es un látigo.
Todos los presentes guardaron en su memoria el arma que se mencionó. Puede que no pudiesen verlo aquí en su país pero nada se perdía.
—Otros puntos a considerar sobre ellos es que la mayoría porta cabellos azabaches, pero también han tenido otros tonos de cabello, ojos azules brillantes con alguna iris singular, en la mayoría aclaro, son más fuertes que otro ser humano, les encanta pelear y probarse a sí mismos para ver si pueden superar sus límites, algunos comen mucho y son extremadamente iracundos al igual que son demasiado protectores y leales a quienes decidieron ayudar.
Aquel dato resonó en la mente de Ashiro Mina.
«Protectores...»
Al mismo tiempo que se ejecutaba la reunión en Ariake, en la base de Tachikawa se estaba terminando el entrenamiento solo por hoy al estar los mandos fuera a lo que la peliblanca estando más cómoda al no tener a nadie detrás de ella se fue a los baños para disfrutar de la soledad y silencio de estos.
Al llegar a estos se preparó con todo para después desvestirse y meterse cómodamente, relajándose al instante.
—Estos guerreros están especializados en destrozar a todo aquel que se le cruce en sus caminos, tienen poca paciencia así que si los ven como amenaza o intentan obligarlo a hacer algo que no les agrade tengan extremo cuidado, porque si no lo hacen... morirán. —las palabras del general Shinomiya resonaron en el salón hasta el último rincón.
Hoshina quien estaba al lado de Mina solo apretó los labios y fruncía el ceño.
«No todos son así...»
—Anteriormente usaban distintos nombres cada que estaban en un país diferente, aunque no se conocen todos ellos se sabe que el lugar que más visitaban era Japón por lo que todavía queda una posibilidad de que alguno de ellos se esté refugiando en alguna parte del país.
La peliblanca se enjabonaba pacíficamente mientras tarareaba algo feliz de que ese día fuese muy tranquilo.
—Son muy intuitivos.
«¿Intuitivos?»
Hoshina repitió aquello en sus pensamientos.
—Son hábiles con las manos.
«Hábiles con las manos...»
Ashiro remarcó eso en su mente.
—Y sobretodo... No son amantes de las armas de fuego. Las aborrecen ya que creen que es un insulto hacia sus costumbres y que son armas poco dignas ya que no son de total confianza.
Ashiro y Hoshina se miraron de reojo para luego volver a mirar hacia delante donde estaba el comandante.
—Una cosa más... —soltó Isao para que prestasen más atención. —La prueba más fiable para poder identificarlos y que sean genuinos es que en alguna parte de sus cuerpos llevan una marca que se les coloca al momento de nacer. Un símbolo que les hace ver que son verdaderos miembros del clan. Sé que es difícil ya que no será muy visible por parte de ellos pero si en algún momento llegasen a verlo tengan la total libertad de comunicarlo hasta la base general y describir como luce ese guerrero.
Una segunda mano se volvió a presentar en el aire.
—¿Si? -dio el permiso para hablar.
Esta vez era un soldado de la primera división.
—¿Cómo sabremos que es la marca que usted nos indica, señor?
Isao tomo aire para poder responder, a estás alturas se estaba disculpando al cielo por tener que revelar está información pero ya no había vuelta atrás.
—Es la marca de su escudo familiar. No hay necesidad de describirles como luce... Cuando lo vean lo sabrán al instante.
En la base Tachikawa la mujer mayor terminó de bañarse y ya se encontraba sentada disfrutando de las aguas termales del lugar.
Puede que odiase el sitio pero debía de admitir que no estaban tan mal sus baños. Observó las ilustraciones que ofrecían estos y vio que era la historia de como mataban anteriormente a los kaijus.
Una forma algo primitiva para ellos pero para su punto de vista era lo que se ejercía con tan pocos recursos.
Era lo evidente. Morir en batalla era la mejor manera de despedirse de este mundo con tu honor intacto. Simplemente majestuoso.
Al pasar los minutos decidió que ya era hora de salir por lo que al apoyarse su cuerpo se levantó dejando caer gotas de agua desde su cuerpo desnudo. Su largo cabello teñido estaba agarrado con una pinza que Kafka le regaló hace tiempo y aún estaba en buen estado.
Lindo regalo en su opinión.
Al voltearse para tomar la toalla dejo expuesta su espalda alta.
En donde residía un tatuaje que abarcaba casi todo el espacio de su espalda superior.
-Alessa.
Escrito: 25/12/2024.
Publicado: 26/12/2024.
Ryoka: Se le denomina así a los intrusos que amenazan un área protegida o, en su defecto, a una aldea.
Regalo atrasado ^^ lamento la tardanza pero ahora que ya me desocupé con el otro libro le daré prioridad a este.
Por cierto subí un Tik tok sobre está historia me pueden encontrar como: Lexy🗡️ o @lexy19lessa por si gustan ^^ verlo, gracias.
Intentaré darme prisa para subir tantos como pueda.
Nos vemos en otro capítulo ^^.
Capítulo dedicado a: IaraBelen076
Te la debía preciosa ❤️.
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