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† XI. Frenesí †

— Eira —la voz de Hope llamando hizo que la castaña se detuviera y volteara a verla.

— ¿Qué? —contestó de mala gana.

— Solo quería darte las gracias por lo que hiciste.

— No lo hice por ti, Hope. Tú felicidad no podría darme más igual.

— Aún así, quiero agradecerte. Siempre dijeron que sería la bruja más poderosa pero yo no habría sido capaz de hacer un hechizo como ese.

— De eso estoy muy consciente, ahora, si me disculpas tengo cosas que hacer.

Eira se marchó dejando sola a Hope en el pasillo, tenía cosas importantes que hacer, no mentía al decir eso, cosas como comenzar con la cizaña entre Freya y Keelin y la mejor manera de hacerlo era con un romántico reencuentro entre la loba y su ex-novia ortopedista. Por muy segura que fuera Freya el reencuentro con un viejo amor afecta a cualquiera, mucho más cuando no fue tu pareja quien terminó la relación. Eira se había asegurado de que Keelin y Rachel, su ex, se encontraran, había obligado a Rachel a no estar asustada, a alegarse del reencuentro e invitar a Keelin a un café. Así que ahora tocaba llevar a Freya a la cafetería y que viera a su mujer con la atractiva pelirroja.

— Solo quiero que hablemos de cosas ajenas a magia y los Mikaelson —aseguró Eira cuando fue por sus tías a la casa, llevar a Rebekah haría que todo fuera menos sospechoso, aunque no esperaba que Hayley también se uniera—, siento que no las conozco de nada.

En la cafetería comenzaron a hablar de cualquier tema random, a lo lejos, en la barra, Eira divisó a Rachel esperando por Keelin.

— ¿Piensas retomar lo tuyo con Elijah? —cuestionó Rebekah dirigiéndose a Hayley.

La loba apartó la mirada, ella no había corrido con la misma suerte que Klaus y su maldición seguía activa, aunque el anillo en su mano le otorgaba control completo sobre su forma.

— ¿Eso es un sí? —habló Freya emocionada golpeando las costillas de Hayley con el codo.

— Anoche estuvimos juntos —contó Hayley.

Eira sonrió para sus adentros, los Mikaelson no eran conscientes del hechizo de fertilidad que ella había impuesto, algo le decía que muy pronto Dahlia tendría un nuevo primogénito que sumar a su colección.

— ¡Bien! —celebraron las hermanas a la vez.

Eira desvió la mirada cuando vio a Keelin entrar y saludar a Rachel, le había ordenado a la pelirroja ser bastante cariñosa y ella lo había interpretado muy bien.

— ¿Qué tal el embarazo, tía Bex? —cuestionó Eira, esperando el momento adecuado para alertar a Freya.

Rebekah comenzó a hablar de su embarazo, Eira ni siquiera la estaba escuchando, fue cuando Rachel estaba a menos de un palmo de distancia de Keelin que Eira habló otra vez.

— ¿Esa no es Keelin?

Freya giró la cabeza y su sonrisa se borró al ver la manera tan animada y cercana en que su mujer hablaba con la pelirroja, enseguida se levantó y fue para allá. A Eira le hubiera gustado oír la discusión, pero cuando su teléfono sonó con un mensaje de Sebastian desconectó.

Sebastian le contaba que estaba en el bosque cerca de las bodegas Lockwood y que el lugar estaba completamente solo, Eira sonrió, cosa que atrajo la atención de Hayley y Rebekah que la miraban con cejas enarcadas cuando esta levantó la vista.

— ¿Era ese chico de ojos azules? —cuestionó Hayley.

— Bueno...

— Te estás sonrojado —la interrumpió Rebekah—, no lo puedo creer.

La atención de las tres cambió hacia Freya cuando el lugar empezó a temblar y las luces a parpadear, la bruja Mikaelson estaba alterada y eso comenzaba a afectarle. Quizás Eira debió especificarle a Rachel que no debía asustarse de Keelin porque a pesar de que todos en el lugar corrían desorientados por lo que parecía un terremoto la pelirroja se mostraba imperturbable y es que solo le importaba la orden de Eira: seducir a Keelin.

Ahora que Freya manejara ese poder era indicativo de una sola cosa: Dhalia había vuelto a vincularla a su círculo, por tanto ahora eran más poderosas, mucho más poderosas... aunque no lo suficiente para el hechizo que Eira quería hacer, necesitaba más, muchos más primogénitos para tener el poder suficiente que necesitaba, necesita que Dhalia de una vez sumara a Hope al círculo, también al hijo de Rebekah y al que seguramente ya estaba esperando Hayley, también que Finn y Henrik que reprodujeran y que Freya terminara de una vez con Keelin y tuviera un hijo de su sangre.

En resumen necesitaba que los Mikaelson fueran unos putos conejos reproduciéndose para que cada primogénito se uniera al círculo de la Dhalia y le diera a ella el poder que necesitaba para su propósito.

Volviendo al drama en medio de su frenesí Freya tenía a Rachel acuclillada tosiendo sangre y rasguñandose el cuello intentando respirar, a ese paso la iba a ahogar algo que Keelin nunca perdonaría y entonces... habría cumplido su propósito con creces, Keelin abandonaría a Freya llevándose al bastardo con el nombre de su tío, Freya la odiaria entraría en un frenesí muy pareció al de ese momento solo que sexual y cuando estuviera en presencia del candidato perfecto quedaría embarazada sin siquiera saberlo, sumando así un nuevo primogénito Mikaelson al círculo.

Sin embargo había algo más que le preocupaba y a lo que intentaba resistirse, Inadu, Dhalia había dado una orden directa y aunque Eira se estuviera resistiendo tarde o temprano acabaría acatandola, tenía que encontrar una brecha y pronto si no quería tener un nuevo problema con el que lidiar.

No mal entiendan no era remordimiento por arruinar la vida de Hope o su familia, no, ella no sentía eso, simplemente no soportaría la presencia de una bruja infinitamente más poderosa que ella como lo era Inadu, suficiente tenía con coexistir con su prima.

Finalmente Rachel acabo por morir ahogada en su propia sangre Keelin lloraba y temblaba intentando reanimarla, me miro rogó que hiciera algo para revivirla, que después de un hechizo de la magnitud que había hecho eso no sería nada, pero aunque pensaba excusarme diciendo que aún estaba débil para otra resurrección Freya intervino prohibiendolo asegurando que si Rachel volvía a la vida sería a coste de la de la propia Keelin.

Rebekah fue la que propuso dejarlas solas mientras nos deshaciamos del cadáver, así que eso hicimos, que hablaron Keelin y Freya es un misterio pero la primera salió de la cafeteria hecha una furia y Freya salió segundos después asegurando que haberla conocido era el peor error de su vida.

°•°•°•°•

Efectivamente Keelin y su bastardo desapareciendo menos de medio día después, Freya estaba desconsolada y Eira le daría tiempo de vivir el luto al menos durante unos días para entonces seguir con su plan de obligarla a reproducirse.

Entre tanto y para su sorpresa, Jasper Fell parecía prendado de Hope, cosa que no le molestaría si no fuera porque una prima ocupada con un pretendiente no sería una prima inmiscuyendose en sus asuntos.

Eira se estiró en la cama intentando desperezar su cuerpo solo para darse media vuelta y mantenerse acostada, Sebastian a su lado dormía con una serenidad placentera pero en cuanto se sintió observado abrió sus profundos ojos azules y la miró, Eira tenía miedo, pavor de lo que comenzaba a sentir por él más que ninguna otra cosa, porque ya no era atracción o deseo solo, se sentía como en el diario de Stefan Salvatore, aquello que él describia sentir hacia Elena y eso era justo lo que la aterraba acabar como el hermano Salvatore.

Sebastian medio adormilado comenzó a acariciar suavemente la mejilla de Eira con el pulgar hasta trasladarlo a sus labios, la chica le sonrió, los ojos avellana le brillaban, él la acercó a su cuerpo en un abrazo que les pareció demasiado íntimo a los dos incluso cuando no hubiera un centímetro del cuerpo del otro que no conocieran a la perfección. Él también se había enamorado de ella y quizás ese hecho la asustara más que no serlo.

Eira podría revivir muertos, luchar en batallas mágicas o incluso matar de formas que nadie se imaginaba, podría quemar el mundo y disfrutaría de verlo arder, pero cuando estaba así con el vampiro de ojos azules se sentía una niña frágil y pequeña que podría quebrarse en cualquier momento se sentía frágil y vulnerable y era justo lo que no quería ser frágil y vulnerable.

Por eso es que cada momento íntimo o romántico que compartían Eira se encargaba de torcerlo y llevarlo a un plano más caliente, justo como hizo en ese momento en que rodó para estar a horcajadas encima de Sebastian y besarlo con esa pasión y vehemencia que los dos les volvía locos.

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