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† VII. Flor de Iris, Ortiga, Trébol Rojo, Ayahuasca y sangre de anaconda †

La dahlia roja que apareció en su ventana en la mañana fue el indicativo de que Dahlia quería ver a su sobrina, así que Eira usó el mismo hechizo de salvia quemada y la proyección astral para llegar hasta su tía en el río Hudson.

— ¿Querías verme? —cuestionó.

Dahlia recogía flores a la orilla del río, levantó sus ojos negros y los enfocó en su sobrina.

— Quiero que hagas algo —habló con voz serena—, a pesar de estar unida a ti, aún no tengo suficiente fuerza para preservar mi cuerpo y estoy envejeciendo.

— ¿Quieres que te consiga sangre de Hope?

— Claro que no, eso levantaría muchas sospechas, Hope debe ser para el final.

Eira asintió, aunque no comprendía por donde iban las instrucciones de Dahlia.

— Quiero que hagas un té con estas flores y sangre de anaconda y se lo des a beber a Rebekah. Con este hechizo sellarás el té, lo dejas reposar nueve minutos y solo entonces haces que beba, ni un minuto más, ni un minuto menos.

Dahlia murmuró unas palabras y entonces pudo pasarle las flores y el pergamino a Eira junto a un pequeño tubo de cristal que le aseguró contenía sangre de anaconda suficiente para el hechizo.

— Ahora siéntate, te voy a explicar que es lo que tienes que hacer.

‡•°•†•°•‡

Cuando estuvo de vuelta en el internado Salvatore, Eira se dispuso a hacer lo que Dahlia había mandado, metiendo en una bolsa el hechizo, las flores y la sangre para dirigirse a la casa Mikaelson donde se encontraría con su tía.

Había estado evitando a Sebastian desde que lo había obligado a besarla y luego a olvidarlo, así que salto por la ventana y haciendo uso de la velocidad que el vampirismo le otorgaba se esfumó del internado.

Cuando estuvo frente a la casa Mikaelson se aferró a la bolsa antes de llamar al timbre, aunque estaba segura de que la habían escuchado llegar, después de todo era una casa llena de vampiros. Fue su padre, Kol, quien abrió la puerta. Eira ni siquiera le dio chance de hablar.

— ¿Está Rebekah?

— Eira...

— ¿Está o no? Tengo cosas que hacer.

Kol suspiró y asintió haciéndose a un lado para permitir que su hija entrara, llamó a Rebekah con su clásico «Bex» y unos instantes después la rubia estuvo frente a ella.

— ¿Querías hablar conmigo, Eira? —cuestionó extrañada.

— En privado.

Rebekah frunció el ceño pero asintió y le pidió que la siguiera hasta la biblioteca, cuando estuvieron solas y a puertas cerradas Eira hizo su ya clásico hechizo de música haciendo que el oído sobrenatural solo captara One Last Time de Ariana Grande.

— Es un asunto delicado, no quiero intromisiones de la familia. Estuve investigando Rebekah, eres un vampiro original, si bebes la cura todo tu linaje se curará, a menos que se rompa el vínculo claro, no imagino que eso pueda ser precisamente beneficioso teniendo en cuenta que entre los vampiros de tu linaje se encuentran seguramente muchos de los amigos de tu querida Hope.

— Eira...

— Pero, considerame una especie de genio, porque voy a hacer realidad tu mayor deseo, tía Bex.

Rebekah enarcó la cejas y sirvió dos vasos de Bourbon pasándole uno a la castaña.

— ¿Qué deseo?

— Puedes tenerlo todo, no tienes que conformarte con las limitaciones del vampirismo, podrás tenerlo todo, belleza, vida eterna y la habilidad de procrear, solo tienes que desearlo.

— Eso es imposible —exclamó Rebekah, sin embargo, para Eira fue muy evidente que su propuesta la había afectado, bebió para disimular su sonrisa.

— También era imposible que una bruja se convirtiera en vampiro sin perder sus poderes en la transición —recalcó la chica sonriéndole ampliamente—, hago un hechizo, bebes la infusión que te daré y ¡BOOM! tu sistema reproductor se regenerará mágicamente, tienes sexo con un humano, hombre lobo, brujo o vas a una clínica de fertilidad y quedas embarazada seguro, nada quita que incluso tengas gemelos o trillizos.

— Eira... —Rebekah tragó—, eso es imposible, si pudiera hacerse... en mil años...

— Déjame que te lo demuestre.

— ¿Qué necesitas?

Una vez más Eira bebió para disimular la sonrisa antes de hablar:

— Flor de Iris, Ortiga, Trébol Rojo, Ayahuasca y sangre de anaconda... también necesito un gran poder que canalizar. Tengo todas las hierbas y la sangre, solo necesito el poder.

— ¿Un gran poder como cual?

— Un evento celestial, magia de sacrificio, sangre doppelganger, un poderoso y antiguo vampiro original, una bruja de más mil años, un trihibrido, cosas así.

— Cuando se pretendía traer a Silas de vuelta se hicieron doce sacrificios en distintos puntos formando un triángulo entre sí —explicó Rebekah—, si vamos al medio de ese punto ¿podrías canalizarlo?

— Estoy segura de que ese poder ya se canalizó.

— ¿No puedes canalizarme a mi?

— Tú vas a beber el té, no puedes ser tú. Olvídalo, robé un poco de sangre de Hope, con eso bastará, pero solo para concepción, si quieres volver a ser madre en el futuro tendremos que repetir el ritual.

Rebekah asintió y Eira comenzó a sacar todos los ingredientes junto al hechizo para empezar. Vertió las hierbas en un cuenco y comenzó a machacarlas, abrió la palma de su mano para verter su sangre e hizo lo mismo con la de Rebekah, vertió la sangre de anaconda que Dahlia le había dado y finalmente la de Hope antes de comenzar a mezclar con el mismo pilón que usó para macharlas.

Phasmatos procreum raverux, Sanguinem proveum vita. Phasmatos procreum raverux, Sanguinem proveum vita. In Unum Edito, Dominus Sae Domina.

»Bebe, tía Bex.

Rebekah tomó el cuenco y lo acercó a sus labios, antes de beber lo alejó y miró a Eira.

— ¿Si el hechizo funciona y tengo un hijo, será como... nosotros?

— Ese niño o niña, será como Hope, como yo, alguien especial, único, poderoso y sobretodo un Mikaelson.

La rubia miro insegura a Eira pero finalmente bebió, segundos después perdió el conocimiento.

‡•°•†•°•‡

— Ya era hora —exclamó Eira cuando Rebekah despertó— ¿Segura que tendrás fuerzas para criar a un niño?

— ¿Funcionó?

— ¿Cómo te sientes?

— Igual.

— ¿Quieres hacer la prueba?

— ¿Cómo?

— La posición te la dejo a ti, tía Bex.

— ¿Tengo que... engañar a Marcel?

— Marcel no puede procrear, pero en el pueblo hay muchos que sí, si me dejas puedo traerte a un buen partido.

— ¿Un buen partido?

— Se llama Jason Swann, es médico forense y muy amigo de la doppelganger, sería algo completamente clínico, tía Bex. Además, Jason es rubio y de ojos grises, alto y fuerte, esos genes junto a los de los Mikaelson, daría un bebé glorioso de ver.

— ¿Y si no funciona?

— Lo hará, confía en mí.

— ¿Qué es Jason Swann?

— Un simple humano —mintió la más joven.

La realidad era que Jason Swann si era todo lo que Eira había dicho, salvo por el detalle de que era humano, Jason en realidad era un hombre lobo, solo que todavía no había activado su maldición, uno muy sádico que solo encontró relajación para sus ataques de ira rodeado de cadáveres... como forense.

— Está bien, tráelo.

‡•°•†•°•‡

— Confirmado —dijo Eira mirando hacia la pantalla—, el nuevo bebé Mikaelson está en camino.

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