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22화

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🍭

―¿Cómo es que puedes comer tan rápido? ―Hice un puchero mientras veía a JungKook.

Se había recargado en el espaldar de la silla y tenía sus brazos cruzados viéndome con cierto tipo de burla. Como si dijera: eres muy lenta comiendo. No, no era lenta, ellos eran muy rápidos, de verdad. Le había visto meterse una cucharada tras otra. Incluso llegué a pensar que no estaba masticando. ¡Ni había tomado agua hasta terminar! ¿Cómo era que no se había atorado?

Ni siquiera llenando mi boca a su máxima capacidad y pareciendo ardilla en el proceso había logrado acabar rápido. Tenía poco menos de la mitad del plato y era extraño que alguien más te estuviera viendo mientras comías, no, no extraño, incómodo.

Justo cuando parecía que JungKook iba a responder algo o a decirme que siga comiendo en lugar de preguntar lo mismo por quinta vez, mi celular empezó a vibrar sobre la mesa. La pantalla de este se encendió y el nombre de quien estaba llamando apareció. En ese momento tenía ganas de pegarle un zape por ser tan inoportuno. Tomé el teléfono con rapidez y contesté. Jeon solo me veía de manera seria, sabía que alcanzó a leer su nombre.

―Bebé, ¿ya acabas? ―Apoyé mi codo en la mesa y evité la mirada interrogativa del chico que tenía enfrente.

―No, aún no. ―Suspiré―. Te dije que yo te avisaba; no necesitabas llamar.

―Si, lo sé. Es solo que se estaba haciendo tarde y yo me asusté. Sonaba demasiado bueno para ser real ―continuó balbuceando cosas a las que no les presté atención hasta que acabó.

―¿Terminaste? ―Respondió afirmativamente―. Oye, lo entiendo, es decir, te entiendo, pero debes saber que siempre cumplo mi palabra. Solo tenías que esperar.

―¿Cuánto te falta?

―No mucho. Yo te aviso, en serio.

―Bien, bebé. Estaré pendiente.

―Si, si, adiós. Nos vemos. ―Colgué la llamada y puse mi celular en la mesa con la pantalla pegada a esta.

Sentí que estaba cometiendo algún crimen. Como cuando me comí un chocolate de la caja de mamá hace años y dejé la envoltura sobre la mesa. Intenté fingir mi inocencia, pero el hecho de que era culpable estaba bastante claro y solo hacía el ridículo. En mi mente eso podía ser similar. Estaba haciendo estupideces sin cuidado.

―¿Quién era? ―Movió su cabeza apuntando el celular con su barbilla.

―Solo es un amigo. ―Su mirada seguía pidiéndome explicaciones. Aunque tampoco tenía que dárselas, lo hice―. Tú sabes que los exámenes están cerca y él me pidió ayuda con unos temas ―solté con tanta fluidez y naturalidad que incluso yo pude creerme. Él levantó sus cejas.

―¿Solo un amigo? ―Asentí―. Bien. ―Parecía que tenía cosas que decir, lo podía notar en la manera en que se veía intranquilo.

―Dilo. Se nota que aún quieres decir algo más. ―Empujé el plato de comida que no había terminado. Mi apetito se había ido por completo.

―Si, claro que quiero decir más cosas, pero no puedo, porque no está bien... No me has dado el derecho para decirlo.

―Si no es eso ―aludí a la confesión que incluso yo quería hacer―, puedes decirlo. Te doy el derecho justo ahora.

―HaeBi, no quiero que hables con otros chicos. ―Le vi sin decir algo más. Era una petición tonta que le atribuía a sus celos, porque a ese punto ya empezaba a notar cada vez que salían―. Mejor olvídalo.

―Ya lo dijiste y mi cerebro lo almacenó. No se borra. ―De nuevo tenía esa expresión neutra―. JungKook, no te preocupes por eso, ¿puedes? ¿o es que no confías en mí? ―Fingí ofenderme. En realidad solo quería que se relajara.

―No digas tonterías. ―Desvió su mirada a la gran ventana del comedor.

―Oye... ―Me ignoró―. JungKook. ―Nada―. Jeon JungKook. ―Seguía viendo la ventana como si fuera toda una obra de arte. Resoplé―. Bien, te lo pierdes. ―Hice la silla para atrás―. Me voy, gracias por la comida. ―Me levanté con la intención de tomar mi mochila que se quedó en una silla de otra mesa.

Me colgué dicho objeto en ambos hombros y metí mis manos en los bolsillos de la sudadera para comprobar que estuviera mi celular, pero lo había dejado en la mesa. Suspiré y agaché mi cabeza. Justo en momentos en los que quería huir con rapidez, siempre habían percances que lo impedían. «Diablos», pensé y titubeé tratando de evitar voltear.

―¡Esto es estupido! Ni siquiera puedo enojarme por eso, porque no estamos saliendo.

Me congelé en mi lugar por un instante y después giré con lentitud. Jeon ya tenía su mirada puesta en mí y no podía analizar bien su expresión. No estaba feliz, claramente, tampoco estaba triste. No lucía molesto ni neutro. De hecho, no sabía que estaba sintiendo.

―Aún. ―Su rostro expresó confusión y tomé aire antes de decir lo siguiente―: No estamos saliendo aún. ―Volvió a esa expresión que no podía descifrar―. JungKook, no importa nada de lo que pase o de lo que haya pasado en este tiempo, tú eres el único. Ni siquiera pude sacarte en todos esos años aunque me lastimaba. ―Se levantó y se acercó a mí.

―También eres la única, lo has sido desde entonces. ―Me abrazó y yo le correspondí rodeando su cintura con mis brazos―. Lo siento. ―Recargó su cabeza en mi hombro―. Es solo que en serio no quiero volver a perderte.

―No te preocupes por eso.

―Si me preocupa. Sé lo genial que eres, también eres bonita. ―Sonreí con disimulo―. Seguro hay chicos que quieren salir contigo y no puedo evitarlo.

La verdad era que, incluso si los hubiera, no lo sabía. No era un tema recurrente en el cual pensar después de todo. Estudio, estudio, estudio, eso fue todo lo que tenía en mente. El único chico que había notado era MinJae y la razón es que era bastante molesto. Se pegaba como un chicle a tu zapato. Ni siquiera había logrado deshacerme de él hasta ese momento. Era realmente persistente.

Podía recordar que SeAh incluso había propuesto citas dobles cuando algún chico le invitaba a salir, porque quería que me distrajera. Algunas veces había aceptado. Varios chicos de los que conocí me agradaban, incluso eran guapos o simpáticos, pero, después de terminar el día, cada quien seguía por su camino. Si me cruzara con ellos, los saludaría si me reconocieran, pero no intentaría entablar alguna amistad, porque no lo necesitaba.

Esa era una cualidad de SeAh que admiraba. Para ella siempre era fácil hacer conocidos o amigos a donde sea que fuera. Mi amiga era muy opuesta, pero eso era lo que me gustaba de nosotras. No me imaginaba teniendo una amistad con alguien con una personalidad igual a la mía, incluso sería aburrido.

―Para mí solo estás tú. Así que, si hubiera otros chicos, me daría igual. ―Me apretó aún más.

―Justo ahora... ―Tomó aire como si estuviera obteniendo coraje―... justo ahora te besaría.

―JungKook ―rezongué y escondí mi rostro en su hombro―, ¿por qué dices cosas así de repente?

―Porque ―rió de manera grave― me gusta cuando te sonrojas. ―Apreté más la cintura de Jeon y me escondí aún más sabiendo que, en efecto, si estaba roja.

En esa posición pude disfrutar más del aroma que JungKook tenía y no iba a mentir, lo cierto es que me gustaba bastante. Era muy único y no terminaba de acostumbrarme, pero era agradable.

―Eres muy malo conmigo. ―Dejó de abrazarme y se alejó con la intención de ver mi cara, pero no lo tuvo fácil.

―¿Yo? ―dijo con sorpresa y diversión a la vez―. No es cierto, tú eres mala conmigo.

―¿Yo por qué?

―No me dejas hacer lo que quiero. ―Puso sus manos en mis hombros y me alejó con cuidado. Yo solo bajé mi cabeza para que no me viera―. Como besarte, por ejemplo. ―Llevé mis manos hasta tapar mi rostro y solo separé mis dedos para poder ver a través de ellos.

―¿Quieres besarme? ―Mi voz sonó algo amortiguada. Él sonrió y asintió.

―Ha pasado mucho desde la última vez. ―Se encogió de hombros y yo volví a cubrir mi rostro de vergüenza―. No actúes como si no lo hubiéramos hecho antes. ―Se rió y tomó mis muñecas para que dejara de esconderme.

―Pero esas veces solo fueron besitos. Todavía éramos niños.

―Si y ahora ya somos casi adultos, por eso no serían besitos.

―Oh, por Dios. ―Mordí mi labio inferior por los nervios―. No puedo creer que estés diciendo esas cosas.

Sonrió de manera leve y empezó a acercar su rostro al mío. No era capaz de reaccionar. Llegué a sentir su respiración de lo cerca que se puso.

―Pareces un tomate. ―Amplió su sonrisa y enseñó sus dientes.

Me liberé de su agarre y le empujé con suficiente fuerza como para apartarle de mí. No estaba enojada, solo avergonzada. A veces JungKook era el lado tímido, pero él no se sonrojaba hasta parecer tomate como yo. Además, en lugar de sentir ternura, él solo lo disfrutaba; de hecho, se veía bastante divertido por mi aspecto y sonreía porque sabía que él fue el causante.

―Ya me voy. ―Caminé los pocos pasos hasta la mesa y tomé mi celular―. Nos vemos luego.

Me dirigí con prisa hasta la salida, pero Jeon me detuvo agarrándome de la cintura y abrazando la misma, después apoyó su cabeza sobre mi hombro. Le escuchaba y sentía respirar de manera tranquila mientras yo era un caos por dentro y, por fuera, parecía un tomate. Incluso podía sentir mis mejillas calientes y sabía que mis orejas estaban rojas.

―No te vayas. Me haces falta ―dijo con una voz de niño pequeño―. ¿Puedes? ―No le respondí y estaba viendo en dirección contraria a la que estaba su rostro―. Por favor. ―Dejó un beso en mi mejilla.

«Ay, no puede ser».

―Ya basta, no hagas eso. No es justo.

―¿Por qué? ―fingió inocencia.

―Porque sabes que vas a hacer que me quede y no puedo.

―Es que no te voy a ver hasta que termines los exámenes. Es mucho tiempo para esta pobre alma en desgracia ―dramatizó.

Puse mis manos sobre sus brazos e hice que me soltara para girar a verle. Ya me daba igual que estuviera sonrojada. No era la primera vez que me veía así y era probable que no fuera la última tampoco. Le vi directo a los ojos.

―En serio tengo que ir. ―Se decepcionó―. Pero, solo porque eres especial, puedes llamarme esta semana. Entre las nueve y las diez, ¿te parece?

―Supongo que tendré que conformarme con eso. ―Le sonreí.

―Después haremos algo que quieras, puedes ir pensando. Una película, videojuegos, no lo sé. Te daré todo un día.

―Bien, HaeBi, por ahora me convenciste. ―También sonrió y me vio con atención―. Ni siquiera te has ido y ya te extraño.

―También te extraño ―reí levemente―, pero ya es hora.

―Entre nueve y diez. ―Me señaló y asentí―. Ve con cuidado. ―Dejó un beso en mi frente―. Y anda antes de que vuelva a abrazarte para que no me dejes. ―Sonreí y me despedí con la mano.

―Nos vemos luego.

Caminé hasta el elevador con prisa para salir de ahí antes de que decidiera que quedarme era una mejor idea que ir con MinJae a quien sabe donde. Salí del edificio con prisa en busca de algún parque o cafetería donde esperar a ese chico. Una vez que encontré un restaurante, llamé a mi novio y esperé a que llegara. No tardó mucho tiempo. Me subí en su auto y empezó a conducir de nuevo. No hubo tema de conversación en todo el trayecto.

🍭

Cuando MinJae aparcó su auto en el estacionamiento del centro comercial pensé dos cosas: uno, iríamos a comer comida rápida, o dos, me llevaría al cine. Acerté con la opción dos, lo que agradecí, porque en mi estómago no entraba ni un gramo más de comida. Aunque, no me agradó, porque sabía que en cartelera no había nada que quisiera ver.

―Bebé, escoge algo.

Ya había repasado los pósters y anuncios. Había visto los trailers y leído los títulos varias veces y seguía sin llamarme la atención ninguna de todas las películas que se exhibían. Suspiré por enésima vez desde que llegamos.

―No quiero ver ninguna de esas, MinJae. ―Regresé a verle con el ceño fruncido.

―Podríamos ver esa ―me ignoró y apuntó una película― o esa. No, ya sé, esa. ―Señaló una de terror, al menos eso suponía después de ver el avance.

«¿Para qué fingir que mi opinión importa?», pensé mientras le veía con incredulidad, fastidio y, tal vez, decepción. Había tratado de convencerme que no sería tan malo, pero empezaba a serlo. No era por el hecho de que fuéramos a ver una película de terror o algo así, era por el hecho de que había dicho que no quería ver ninguna de esas y le dio igual.

Tomó mi mano y tiró de mí hasta que estuvimos en la fila. Él se veía distraído viendo a su alrededor como un niño pequeño que llega a un lugar donde no había estado antes. Avanzaba la fila y él seguía conmigo de la mano. Incluso llegamos a la caja, escogió los asientos y pagó los boletos sin soltarme. Me sentía incómoda en el peor sentido de la palabra.

Agarró las entradas y las guardó en su sudadera. Luego fue hasta el lugar donde se compraba la comida. Palomitas, nachos, gaseosas, él pidió todo sin preguntar. Su expresión era radiante mientras caminábamos a unos asientos para esperar poder entrar en la sala. Por suerte él había soltado mi mano para poder llevar todas las cosas que había decidido comprar. Se metía una palomita de maíz tras otra mientras veía a la gente pasar. Por mi lado estaba cruzada de brazos rogando por que todo terminará. En definitiva prefería infinidad de veces haberme quedado con JungKook, incluso si terminábamos por hacer nada.

―¿Sabes que es la primera vez que vengo al cine? ―llamó mi atención. Entonces pude entender porqué se veía tan alegre.

―¿Por qué? ―seguí el hilo de la conversación.

―Cuando era pequeño papá me mantenía en casa siempre y luego no tuve oportunidad de venir con alguien. ―Se encogió de hombros―. Me alegra que seas la primera persona con la que vengo.

A veces parecía un niño. Como si estuviera experimentando cosas que nunca antes hizo o como si viera cosas completamente nuevas que a mi me resultaban comunes. Sabía que su padre había sido sobreprotector con él cuando era pequeño, tanto que estudió en casa hasta que tuvo que empezar el bachillerato. Ni siquiera había escuchado que tuviera amigos en su infancia, eso era triste.

―No es la gran cosa venir. Solo es una pantalla enorme, sonido a tope y comida que no puedes comer a diario. A veces, incluso, la gente hace mucho ruido y es molesto.

―¿Preferirías haberte quedado en casa? ―Asentí.

«En realidad, prefiero estar con JungKook».

―¿Qué es lo que planeaste para después?

―Quería llevarte a cenar. ―Moví mi cabeza en entendimiento―. Aunque también creo que solo te llevaré a casa. Sé lo importante que es para ti mantener tu promedio.

―Gracias ―Me limité a decir y de nuevo hubo silencio entre nosotros.

Aunque sabía que solo fueron diez minutos de espera, lo sentí como una hora completa. MinJae intentó conversar un par de veces, pero los temas no se extendían mucho y terminaron después de un tiempo.

Antes de que nos levantáramos para entrar a la sala, me dio las entradas para que yo las entregara. Fue en ese momento que pude ver que había escogido salas VIP y era obvio que lo haría, porque tenía el dinero para permitirse eso. Todo lo que él experimentaba estaba lejos de asemejarse a lo que otras personas podrían. Era capaz de decir que ni siquiera yo había entrado a alguna de esas salas en toda mi vida, porque no había tenido oportunidad.

―¿Por qué no compraste entradas normales? ―Le entregué los boletos al encargado de hacernos entrar en la sala. Me devolvió la parte que debía quedarme e ingresamos.

―Quiero darte lo mejor ―dijo con mucha tranquilidad.

―No necesito nada de todo lo que dices hacer por mi. ―Busqué los asientos que él había escogido y caminé hasta ahí con MinJae detrás. Nos sentamos y él acomodó la comida.

―Tal vez no lo necesites, pero yo quiero que lo tengas. ―Suspiré. Él seguía comiendo palomitas.

―MinJae, yo no quería ver ninguna película.

―La siguiente vez hagamos lo que quieras. ―Sonrió dándome a entender que si me había escuchado, pero que le dio igual―. Podemos ir al parque de atracciones o a jugar bolos, tú escoges.

―De hecho, no creo que quiera volver a salir contigo. ―Frunció el ceño y dejó de comer.

―HaeBi, lo siento. Yo quería venir aquí contigo por primera vez.

―Pero te dije que no quería ver ninguna película y te dio igual. MinJae, en serio, quiero creer que no eres tan malo, pero siempre haces cosas que no me agradan y no te importa.

―Lo acabo de arruinar, ¿no?

―Incluso quisiera decirte que no, pero si lo hiciste. Lo haces siempre.

―No quiero perderte.

―MinJae, no me tienes realmente. Soy tu novia, pero ni siquiera me gustas, es mas, no me agradas. ―Respiré profundamente―. Incluso me enoja el hecho de que, por salir contigo, no puedo estar con la persona que si me gusta. ―Pareció enojarse y fastidiarse.

―Pues ahora eres mi novia, así que ya olvídate de él. Tienes que verme a mi. Ni siquiera vuelvas a mencionarlo si no quieres que empiece a estar detrás de ti todo el tiempo.

Mi cara expresaba sorpresa y disconformidad. Había cambiado su actitud en un segundo. Incluso comencé a creer que estaba empezando a sentirse arrepentido, pero no. Era como si hubiera abierto un poco la puerta para dejarle entrar, pero él la forzó y acabó abriendo esta de par en par para entrar a la fuerza. Olvidé que sus dotes de actor eran naturales.

―En definitiva, nunca me vas a gustar, ¿entendiste?

Las luces del lugar empezaron a apagarse y la única iluminación era la gran pantalla de la sala. Sonrió de lado de esa manera egocéntrica que hace tiempo no había visto y se acercó de manera amenazante a mí.

―Acostumbrate, porque no te voy a dejar ir. ―Tomó mi barbilla―. No me importa si no te gusto. Tu mamá me ama y a mi papá le agradas. No quieres decepcionar a tu mamá, ¿o si? ―Quité su mano de un manotazo.

―Mejor mira la película. ―Fingí empezar a ver el filme que me pareció aburrido. Sabía que no lograría asustarme, porque tampoco pondría interés. Solo quería que terminara.

Él tomó mi mano y puso su atención en la pantalla. Había empezado a morder mis labios con insistencia gracias a que estaba demasiado incómoda. Maldecía el día que conocí a ese chico. Ni siquiera podía recordarlo con nitidez, pero deseaba haberlo ignorado.

Esperé un cuarto de hora en la que estuve ansiando por salir de ahí. Usaría como excusa ir al baño, porque él continuaba teniéndome de la mano con demasiada fuerza. Mi pie se movía con impaciencia y ya había sentido cómo mis labios sangraron gracias a que los seguía mordiendo.

Intenté levantarme, pero MinJae hizo que me sentara de nuevo y me vio preguntando a dónde iba. Usé la excusa que había pensado, él asintió antes de soltarme y decirme que no me demorara. Suspiré de alivio cuando llegué al corredor. Sentía una opresión en el pecho y también quería llorar.

Fui hasta el baño y me encerré en un cubículo antes de que mis lágrimas fueran visibles para las otras chicas que estaban ahí cuando entré. Me senté y saqué mi celular buscando el nombre de SeAh y le llamé. Pasaron unos segundos hasta que contestó y cuando oí su voz sentí calidez.

―Mocosa ingrata, pensé que te habías olvidado de mí ―bromeó. Sonreí un poco, pero la mueca se borró al instante.

―Nunca me olvidaría de tí. ―Mi voz ya sonaba mal gracias al nudo que se había formado en mi garganta.

―¿Ahora que pasó? ―sonó preocupada.

―SeAh, lo odio. Odio el momento en que le hablé por primera vez. Odio que pueda manejar mi vida como se le da la gana.

―¿Hablas de JungKook? ―Estaba confundida.

―No... ―Sorbí por la nariz―... hablo de MinJae. ¿Puedes venir a salvarme?

―¿Dónde estás?

―En el cine. ―Tragué sintiendo mi garganta seca―. Acepté salir con él, porque quería conocerle de verdad, al menos para que nos lleváramos bien, pero él no va a cambiar nunca y debí saberlo.

―HaeBi... ―su tono fue condescendiente―, todo va a salir bien, ¿si?

―Soy tonta. Debí saberlo. Pude haberme quedado con JungKook y estaría mil veces mejor, pero él sigue metiéndose. ―Escuché la puerta de la casa de SeAh cerrarse―. Le dije que me gustaba alguien más y pensé que se rendiría, pero no. Hace un rato ya amenazó con vigilarme. Odio esto. Odio no poder ser real con mis sentimientos. Me estoy lastimando por hacer feliz a mamá.

―Deberías decirle que no te agrada MinJae, seguro YoonJi lo entenderá.

―No quiero romper sus ilusiones.

―¿Y prefieres hacerte daño? ―Suspiró―. Mira, HaeBi, ella ya vivió su vida e incluso si cree que estar con Han es mejor para ti, debería respetar que no te gusta.

―No quiero decepcionarla.

―¿Entonces planeas seguir siendo la novia de MinJae y después casarte con él? Porque estoy segura de que esa es la idea de tu mamá, de MinJae y de su papá y tú solo te estás dejando llevar como una marioneta.

―No soy capaz de aguantar lo que seguro va a pasar si le digo a mamá que no me gusta. No soy tan fuerte.

―Al menos deberías decirle a JungKook porqué no estás con él a pesar de que si te gusta.

―Él también se decepcionaría de mí. SeAh, yo no puedo aguantar esto. Intento actuar como alguien fuerte, pero no lo soy.

―El lo va a entender, solo tienes que explicarle. No es tu culpa que le gustes a un niño mimado. ―Se quedó en silencio por un momento―. Voy a llegar en unos minutos. Dile a ese idiota que te sientes mal y que yo voy a recogerte. Por favor no llores más.

―SeAh, en serio, yo sin ti seria un desastre aun mas grande.

―Te amo, mocosa. Deja de llorar que te ves fea. ―Se rió, sabía que lo decía en broma.

―También te amo, unnie. ―Resopló al otro lado de la línea―. Te veo en la entrada.

―Te compraré agua. Ve rápido. ―Colgó.

Me levanté mientras secaba las lágrimas de mis mejillas con la manga de mi sudadera. Cogí papel y me soné la nariz. Me lavé la cara y salí de ahí tratando de regular mi respiración para no parecer débil frente a esa persona que parecía odiar más día con día.

Me senté a su lado y llamé su atención, el volteo a verme con una mirada interrogante y le dije lo que SeAh había recomendado. Insistió un rato en que él me llevaría hasta que le dije que mi amiga ya estaba esperándome abajo y se dio por vencido. Me hizo darle un beso y después salí de ahí casi corriendo.

Quería encerrarme en una cueva el resto de mi vida y que las personas se olviden de mi existencia. Deseaba nunca haber sido amable con MinJae el primer día de clases. Anhelaba poder intentar algo con JungKook de verdad. Todo eso estaba en mi cabeza y parecía no querer suceder nunca. A veces me preguntaba si había hecho algo mal en mi vida para que me sucediera todo eso.

🍭

No les voy a mentir. Hacer que HaeBi sufra me duele muchísimo. TnT

-비🌧

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