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17화

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Empecé a abrir mis ojos con pereza. De no ser por la luz de las farolas y de los vagos rayos de la luna, todo estaría en penumbra. Estaba claro que la siesta me había ayudado y ya me sentía mucho mejor, por no decir bien.

Al parecer MinJae y yo habíamos cambiado de posición mientras dormíamos. Estaba recostada sobre su pecho rodeándole con un brazo a la vez que él me atrapaba en los suyos. Podía sentir su respiración tranquila. Era habitual para mí despertar abrazando algo y, según mi cerebro dormido, era mejor si lo que abrazaba era una persona. Me moví un poco para ver a mi novio.

―¿Por qué no puedes gustarme de verdad? ―susurré para mí―. Quisiera que fueras JungKook. ―Volví a cerrar mis ojos y me acomodé para seguir durmiendo por un tiempo más.

Apenas sentí como si los hubiera cerrado durante cinco minutos, cuando alguien tocó la puerta varias veces. Estaba claro que era mamá, no había nadie más en casa. No abrí los ojos y escondí aún más mi cara en el pecho de la persona que estaba abrazando. Daba igual que fuera MinJae, tan solo quería hibernar el resto de mi vida. Pasó tan solo un minuto cuando un fuerte destello perturbó mi tercer intento de dormir. Escuché la cámara del celular de mamá.

―Podías ser más discreta. ―Aún no me había movido.

―Cariño, creí que estabas dormida. ―Negué.

―Me despertaste. ―Bostecé. Era increíble que aún tuviera sueño.

―Despierta a MinJae para que se vaya a su casa, cariño. Llamé a SeAh para que se quede contigo esta noche, supuse que podrías querer compañía. ―Empezó a salir de la habitación.

―Gracias, mamá, pero no necesitabas molestar a SeAh.

―Ya debe estar en camino. Tengan noche de chicas ―Agregó antes de cerrar la puerta. Suspiré.

Era habitual que mi amiga viniera a casa, mas era extraño que yo fuera a la suya. No había razón para eso, solo era una costumbre que no intentábamos cambiar. Tal vez el hecho de que mi casa solía estar vacía era un motivo tentador. La libertad llama la atención de cualquiera.

―MinJae ―llamé su nombre muy bajo―. MinJae ―levanté el tono de mi voz. La única respuesta que obtuve fue que se movió atrapandome en un abrazo demasiado fuerte en el cual también enredó sus piernas a mi alrededor ―. Ya es tarde.

―No quiero irme ―su voz denotaba con claridad que estaba más dormido que despierto. Me acomodé un poco para quedar frente a su rostro. Se veía tan tranquilo.

―Debes ir a tu casa. ―Negó sin abrir los ojos―. ¿Qué quieres que haga para que te despiertes? SeAh va a venir a quedarse conmigo ―le informé. Su respuesta no estuvo en palabras, él solo estiró sus labios. Estaba pidiendo un beso―. ¿Qué haces? ―fingí no entender lo que estaba claro.

―Dame un beso y me voy. ―Volvió a poner en trompa sus labios. Tragué con pesadez.

―¿Solo uno? ―Asintió. Eliminé la poca distancia que quedaba y rocé sus labios―. Listo.

―Eso no fue un beso. ―Abrió los ojos y se veía desilusionado.

―Es lo que hay. ―Me encogí de hombros.

―Si no me das un beso de verdad, no me voy a ir. ―Atrapó mis ojos con los suyos.

―MinJae, no. ―Se quedó viéndome durante un lapso de tiempo que se me hizo eterno.

―Bueno ―vociferó aflojando el abrazo―, dije que no te iba a obligar a nada. ―Me sonrió y dejó un beso en mi frente―. Te amo, ¿sabes? ―Me limité a verle sabiendo que yo no le correspondía―. Y sé que tú a mi no, pero te voy a esperar. ―Se veía afligido a pesar de estar sonriendo. Volvió a besar mi frente―. Es hora de irme. ―Me soltó y se levantó.

―Ten cuidado de regreso a casa.

―Seguro, bebé. Quiero vivir para ver que ibas a usar para la cena. ―Peinó su cabello con los dedos―. Nos vemos.

Se acercó con la intención de dejar un tercer beso, pero este iba para mis labios, aunque al final decidió besar mi mejilla. Volvió a regalarme una sonrisa antes de salir de mi habitación. Me quedé viendo la puerta por unos instantes. «De verdad quisiera quererte, MinJae», mi mente divagaba entre lo que esperaban de mí y lo que sentía en realidad. Era una completa faena.

Giré en mi puesto y planté mi vista en el techo. Pareciera algo interesante de lo mucho que lo había visto hoy, pero era simplemente blanco y liso.

―¿Hubiera sido diferente si no audicionaba? ¿Y si no te veía? Mierda. ―Con cada mano tomé el codo del brazo opuesto y lo levanté hasta apoyarlo en mi frente. Cerré mis ojos y suspiré―. Ya no sé qué hacer.

🍭

Me había bañado y vestido lo más rápido posible. Iba de negro por completo, con una gorra y un cubrebocas. Aunque este último viajó en mi mano y no donde lo debí haber puesto. Estaba tan preocupado que me distraje totalmente obviando el hecho de que debía cuidar que alguien viera a dónde iba. Aun así, por instinto, me metí por calles casi vacías. Era gracias a la hora que no había un gran número de transeúntes.

Eran pasadas las diez de la noche cuando llegué a la zona en la que HaeBi vivía. Pude ver la larga fila de casas, algunas con luces encendidas y otras con estas apagadas. Llegué hasta la acera que me llevaba hasta su casa. Empecé a caminar más rápido y metí mis manos en los bolsillos a la vez guardando la mascarilla que no usé. Iba viendo al piso hasta que estuve frente a la fachada de la casa. Me quedé parado observandola sin saber que hacer a continuación.

«¿Solo debería tocar el timbre?», pensé. Negué de manera leve para mí.

Por mi derecha escuché los pasos de alguien, así que volteé en esa dirección. Me encontré con una chica de cabello negro, tal vez medía lo mismo que la chica que me gustaba. Venía distraída pateando las piedras de su camino hasta que notó que estaba parado ahí. Levantó su vista para verme y de inmediato sus ojos y boca se abrieron con sorpresa. Se tapó esta última y dio gritos ahogados de emoción mientras saltaba. «¿Qué le pasa?», estaba confundido.

―Oh, por Dios. ―Remarcó cada palabra y después me señaló con el índice―. ¿De verdad eres JungKook? ―Se acercó un poco más. Sonreía con demasiada emoción. Asentí de manera lenta y con algo de miedo―. Ay, no puedo creerlo. ―Se tapaba la cara con las manos―. ¿Viniste a ver a HaeBi? ―Sonrió de manera cómplice.

―¿Tú sabes sobre eso?

―Sé lo suficiente. ―Se encogió de hombros―. ¿Si viniste a verle? ―Asentí inseguro. No sabía si podía confiar en ella. Agrandó su sonrisa como si eso fuera posible. Empezó a inclinarse frente a mí y siguió hablando―. Hola, es un placer, soy la mejor amiga de HaeBi. Me llamo SeAh, Ko SeAh. ―Se irguió y extendió su mano esperando que la tomara. Lo hice.

―Hola, soy Jeon... ―Me interrumpió de manera abrupta.

―Oh, claro que sé quien eres. ―Agitó mi mano y la soltó―. Estás de suerte el día de hoy.

―¿De suerte? ―Hizo un sonido con la boca de afirmación.

―¿Estabas pensando en ir y llamar a la puerta? ―Asentí―. Su mamá te mandaría de vuelta por donde viniste.

―¿Por qué? La señora Kim me conoce. ―No me estaba enterando de nada.

―Eso es algo que no me corresponde decirte. Supongo que HaeBi te dirá cuando esté lista. ―Fruncí el ceño―. No le des vueltas.

―No entiendo nada de lo que me estás diciendo.

―Ah ―se rió de manera nerviosa y se rascó la nuca―, solo olvidalo. Te voy a ayudar a entrar. ―Me limité a verle. Su forma de ser me recordaba un poco a TaeHyung, tan extrovertida como él―. Tú anda por ahí y espera en la puerta de la cocina. ―Señaló la cerca que daba a la parte de atrás―. Te abriré la puerta cuando sea seguro.

―¿Por qué debería confiar en ti? ―Me crucé de brazos.

―No tienes que hacerlo. ―Se encogió de hombros―. Yo tampoco tengo razones para confiar en ti, acabo de conocerte, pero quiero que HaeBi sea feliz y tú tendrás un papel importante en eso. Lo sé.

―Está bien. ―La chica me transmitía confianza―. Voy a confiar en ti.

―¡Genial! ―Empezó a empujarme hasta la parte trasera―. Espérame ahí, trataré de hacerlo rápido. ―Agitó su mano cuando ya había empezado a caminar a donde ella había dicho.

Le vi acercarse hasta la puerta mientras yo ya me escabullía por la parte de atrás de la casa. Pude ver un árbol muy alto, seguramente llevaba muchos años ahí. Rodeé las paredes hasta que mis ojos dieron con una puerta. Gracias a la ventana confirmé que era la cocina y me quedé esperando y deseando que no fuera una broma. En serio quería comprobar que HaeBi estuviera bien.

No pasó mucho tiempo hasta que SeAh abrió la puerta. Su cara denotaba emoción. Tomó mi muñeca y me jaló hasta adentro. Siseó a la vez que puso su índice frente a sus labios. Asentí varias veces para que supiera que iba a hacer silencio.

―Bien, puedes subir. La habitación de HaeBi es la segunda a la derecha. ―Señaló las escaleras―. No hagas nada extraño, que te estoy vigilando. Además, su mamá está en la habitación del frente.

―¿Me vas a dejar subir porque sí?

―¿Quieres que esté ahí mientras estén hablando de no sé qué? ―Negué―. Necesitan tiempo a solas, lo tengo claro. No digo que vayan a arreglar sus problemas hoy, eso es imposible, pero necesitan ganarse su confianza mutua. Tú necesitas la confianza de HaeBi para que ella pueda contarte lo que sucede. Porque estoy segura de que hay cosas que no entiendes y solo ella puede explicar.

―¿Que ganas con esto? ―Negó.

―Nada para mí, pero quiero ver a HaeBi feliz. Ha estado muy mal últimamente. Anda antes de que me arrepienta y te saque de la casa.

―Gracias, de verdad. ―Me sonrió con complicidad.

―De nada. Aunque, primero, deja tus zapatos ahí. ―Apuntó un lugar cerca de la puerta―. Nadie quiere limpiar el piso.

―Oh, claro. ―Obedecí y me saqué las botas que llevaba dejándolas donde había apuntado la amiga de HaeBi.

―Listo, anda.

🍭

No pasó mucho desde que MinJae se fue cuando oí el timbre. Supuse que SeAh había llegado, porque no me imaginaba a alguien más a esa hora tan inoportuna. No me había movido de mi posición. Seguía con los ojos cerrados pensando y esperando que mi amiga se asomara por la puerta de mi habitación. También empezaba a tener hambre, desde el almuerzo no había comido algo y mi estómago ya se sentía vacío.

A los pocos minutos la puerta de mi cuarto se abrió y cerró. La persona que entró caminó hasta acostarse junto a mi. No dijo nada. Estaba claro que no era SeAh, la altura de esa persona lo hacía imposible. Pensé que sería MinJae, no tenía más suposiciones. A menos que fuera un ladrón.

El silencio seguía y no quería abrir mis ojos, aunque estaba segura de que no era mi novio quién estaba ahí. Mi cerebro trabajaba tratando de identificar el aroma de esa persona, pero no coincidía con ninguna. Suspiré, justo en ese momento dicha persona habló y supe quien era. No sabía cómo entró a mi casa, pero estaba ahí. Mi corazón empezaba a acelerar su ritmo.

―Solías tener estrellas que brillan en la oscuridad pegadas en el techo. Era bonito.

Bajé mis brazos y giré mis rostro para verle. Su perfil era remarcado por la luz que entraba por la ventana y, aunque mi cara no demostraba nada, en mi interior estaba gritando de emoción. Había extrañado verle durante esos días, aunque no estuviéramos en los mejores términos era mi zona segura después de todo. Me limité a mirarle tratando de entender porqué estaba ahí.

―¿Cómo entraste? ―Una imagen graciosa de él metiéndose por la ventana llegó a mi mente. Evité reírme mientras esperaba su respuesta.

―Tienes una amiga un tanto peculiar. Ella me ayudó.

―¿SeAh? ―Asintió―. ¿Conociste a SeAh? ―Me la imaginé en su faceta de fan gritando y chillando de emoción―. Lo siento si te asustó su reacción. ―Negó.

―No reaccionó de manera exagerada. Se controló bastante. ―Suspiré de alivio.

―Eso está bien. ―Me acomodé mejor para verle y me quedé en silencio. Su pecho subía y bajaba con tranquilidad y analizaba el techo, supongo que sin saber qué hacer―. ¿Por qué viniste? ―Volteó a verme, en sus ojos noté atisbos de preocupación.

―Dije que vendría si no me decías que estabas bien. TaeHyung te llamó, estaba preocupado de que no contestaras y al final yo también me preocupé ―confesó―. Ni siquiera te llegaron los mensajes.

No dije nada. Me senté con rapidez buscando el celular en la cama, más bien las partes de este. La batería y la tapa trasera estaban en el piso. Me levanté a tomarlas y vi el celular a unos centímetros. Fui hasta él y lo agarré. Me senté en el suelo y empecé a unir las piezas del aparato. JungKook seguía en mi cama.

Una vez que estuvo listo, apreté el botón en el lateral por un corto tiempo hasta que la pantalla empezó a encenderse. Me levanté y fui hasta mi cama, me subí en esta y me senté apoyándome en el espaldar esperando poder usar el móvil.

―Lo siento, no vi tus mensajes. Ni las llamadas de TaeHyung. ―Agaché mi cabeza―. No tenías que preocuparte. Seguro tenías cosas que hacer. ―Negó en respuesta y volteó a verme.

―Ya terminé por hoy. ―El contacto visual con Jeon me hacía sentir segura y a la vez nerviosa―. Quería asegurarme que estuvieras bien. ―Le sonreí antes de poder evitarlo.

―Gracias. Aunque estuve mal toda la tarde.

―¿Estás enferma? ―Abrió sus ojos con sorpresa y se sentó con rapidez sobre el colchón. Negué varias veces.

―Ahora estoy mejor ―dije para que se tranquilizara―. Estuve durmiendo hasta hace un rato y ahora casi no me duele.

―¿Casi? ―Ladeó la cabeza.

―Si, son problemas de chicas. Para mañana estaré bien. ―Mi celular vibró indicando que estaba listo. Desbloqueé la pantalla y las notificaciones empezaron a aparecer. Más de cien llamadas perdidas de TaeHyung, una de SeAh y tres mensajes de JungKook―. Oh por Dios. ―Remarqué cada palabra―. TaeHyung va a estar enojado conmigo. ―Cerré mis ojos y llevé la mano izquierda a mi frente.

―TaeHyung no es de enojarse, descuida. Solo explícale. ―Alcé a verle y me sonrió como si dijera "está bien". Me relajé un poco.

Volví a ver las notificaciones y abrí los mensajes de JungKook. «Se preocupó por mí aún cuando le hice llorar», pensaba de manera inconsciente mientras leía cada burbuja del chat.

viernes, 24 de junio de 2016

JungKook_19:56
Hey, hola. ¿Cómo estás? TaeHyung está preocupado.
JungKook_21:02
Si no me das señales de vida en cinco minutos, voy a salir a buscarte.
JungKook_21:05
Yo también estoy preocupado.

Me hizo gracia la idea que cruzó por mi mente y simplemente la hice. Empecé a escribir un mensaje en el que decía "Estoy viva" y lo envié. Al instante el celular de JungKook vibró y lo sacó. Vio el mensaje, sonrió, escribió una respuesta y la envió.

JungKook_22:27
Claro que si, te tengo frente a mí.

Sonreí. Actuar como si el tiempo no hubiera pasado y aún estuviéramos juntos en Busan se sentía, de alguna manera, bien. Como si no tuviera novio y pudiera estar con él de la manera que tanto quería. Aunque la realidad siempre llegaba para golpearme en la cara.

―De verdad lo siento, JungKook. No quería que se preocupen por mí.

―HaeBi, no sé si lo recuerdas, pero te dije que eras importante para mí. Aún lo eres.

―JungKook... ―Ahí iban mis hormonas a actuar en mi contra. Podía sentir las lágrimas queriendo salir―. Perdón. ―Solté mi celular y cubrí mi rostro con prisa―. No merezco que te preocupes por mí.

―Lo mereces, créeme. Siempre me voy a preocupar. ―Se acercó hasta mí y me abrazó apoyando mi cabeza en su pecho. Le abracé de vuelta. Mi llanto se intensificó―. Sé que estás enojada conmigo, lo entiendo, pero me importas mucho. Aunque no lo creas, te extrañé. ―Acariciaba mi cabello.

―No digas eso. Lo haces difícil, JungKook. ―Negué sobre su pecho e hipé tratando de no hacer ruido, porque estaba segura de que mamá no tenía idea de que él estaba aquí―. Yo no te odio, solo duele. Quisiera ir a ti, cada vez que te veo quiero ir a ti, pero no puedo.

―¿Por qué? ―Seguía tratando de que me calmara―. Yo quiero que me perdones.

―Incluso si te perdono ahora, no puede pasar nada. Las cosas cambiaron.

―Ya lo has dicho, todos cambian, lo sé. ―Hubo silencio durante unos minutos. Él seguía acariciando mi cabello y yo le abrazaba con fuerza―. Tú aún me gus...

―No ―le interrumpí. Mi corazón incluso empezó a latir más rápido sabiendo lo que iba a decir―. No lo digas. ―Mi voz sonó más débil de lo que hubiera querido―. Si lo dices ahora, voy a tener que decir cosas que no quiero decir.

―¿Cuando lo digo entonces? ―Sonaba algo decepcionado, pero al menos no estaba enojado.

―No lo sé. No quiero lastimarte y lo voy a hacer si lo dices. Lo voy a hacer aunque no quiera.

―¿Por qué no puedo decirlo?

«Porque tengo novio y no eres tú», respondí en mi mente con tristeza. Aunque estaba claro que eso no iba a salir de mi boca. Debía pensar en algo que no le lastimara, no podía decirle "Ya no hay espacio en mi vida para ti ahora" o "Tengo novio", no era capaz de decir ninguna de esas opciones. Me mordí el labio con desesperación tratando de encontrar una razón buena. No quería hablar sin pensar de nuevo, no debía.

―¿Tan malo fue que apareciera de nuevo? ―interrumpió mis pensamientos.

―No es eso, JungKook. ―Suspiré―. También te extrañé, pero igual duele.

―Déjame explicarte.

―No, no ahora.

―¿Cuánto tiempo más tiene que pasar hasta que quieras oír la razón?

«¿Cuánto? Tal vez lo suficiente para terminar con MinJae». Algo que no duela, debía encontrar algo que no le doliera. Moví mi mano un poco y sentí la cadena del brazalete que había sido obligada a usar.

―Te voy a escuchar cuando encuentres la pulsera. ―Se me ocurrió al instante. La mejor salida, al menos eso pensaba.

―¿Y si no la encuentro? ―Tal vez no fue la mejor.

―Entonces puedes esperar a que las clases terminen. ―Esperaba que para entonces ya hubiera terminado con mi novio.

―¿Este semestre?

―No, el siguiente ―aclaré.

―¿Cuál es la diferencia entre entonces y ahora?

«Que para entonces voy a terminar con MinJae como sea. No creo enamorarme de él en estos meses, así que lo haré».

―Te la diré después, no ahora. No soy capaz.

Sentí cómo asintió de manera lenta. Seguíamos abrazados a pesar de que ya me había calmado hace un rato. Él no se movía con la intención de irse, aunque seguro ya era bastante tarde. ¿Cuánto tiempo estaba dispuesto a quedarse? Si por mi fuera, congelaría el momento para que no vuelva a marcharse. Al menos habíamos hablado sobre eso, en algún sentido. Lo postergué, por ahora.

Por más placentera que fuera la situación, no iba a ser eterna, mi estómago me lo recordó. Emitió un sonido que estaba segura que Jeon pudo escuchar, porque a los segundos empezó a reírse. Su risa era grave, denotando que incluso su voz había cambiado en esos años. Me aferré a su torso por la vergüenza. «Que inoportuno».

―¿Hace cuánto no comes? ―Pusó sus manos en mis hombros y me alejó para verme a los ojos.

―Desde el almuerzo. ―Analizaba su rostro iluminado por la luz exterior de la casa. Negó con desaprobación.

―Debes comer bien.

―Es que no pude comer en la tarde, porque me dolía mucho. Ni siquiera sé cómo es que conseguí llegar a la cama. ―Respiró profundamente.

―Vamos a que comas algo. ―Estiró una mano hasta entrelazar la con la mía. Se sentía cálido y me encantaba. Se levantó provocando que también me levantara―. Después me voy, ya es algo tarde. ―Seguía viéndome. Asentí con decepción.

Giró sobre sus talones y empezó a caminar hasta la puerta de mi habitación haciendo que lo siguiera. Fue entonces cuando recordé que era momento de cambiar la compresa que estaba usando. Me detuve y él volteó a verme.

―Creo que... ―Desvié la mirada―... voy a usar el baño. Señalé la puerta dentro de mi pieza que daba a el mencionado―. Puedes adelantarte. Seguro que SeAh quiere tu autógrafo. ―Sonrió. Se acercó y, de manera inesperada, me dio un beso en la frente. Mi corazón iba a explotar de emoción.

―Te espero abajo entonces. ―Me soltó y desapareció detrás de ese pedazo de madera.

Me quedé viendo el lugar unos segundos antes de ir al baño y cambiar la compresa. Me vi al espejo mientras me lavaba las manos y casi me asusta mi reflejo, había olvidado que estaba sin maquillaje, tal vez fue porque JungKook no dijo algo al respecto. No es que luciera muy diferente sin él, pero me había acostumbrado a llevarlo seguido. Cuando terminé salí y bajé con calma a la planta baja. ¿De verdad él había venido solo por mi? Estaba preocupado por mi a pesar de la idiotez que hice el lunes y eso me hacía sentir bastante feliz.

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-비🌧

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