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Capitulo dos: Decepción.

Una semana paso desde el incidente y como Minho prometió terminando el trato llego con el celular más nuevo que se topó. Jisung iba a rechazarlo, pues hace menos de tres meses el alfa le obsequio uno cuando el omega se quejó de que trabajaba demasiado. Pero Heeseung cuando noto el celular sus ojos se abrieron desmesuradamente y le explico a Han porque era tan bueno ese teléfono. Lo acepto regalándoselo a su hijo mayor al instante. Cosa de la cual Minho no se percató.

Era viernes, lo cual no significaría nada en otra ocasión si no fuera por el show de baile que tenía Ni-ki en el colegio. Era una de las cosas que compartía el alfa con su cachorro más pequeño, el amor por el baile. A los padres de Minho jamás les gusto que el alfa danzara, así que cuando vio que a su pequeño hijo le interesaba bailar fue el primero en apuntarlo en una academia. Jisung rara vez acudía a las presentaciones, solamente cuando Riki tenía la iniciativa de invitarlo, que ocurría en raras ocasiones porque el pequeño corría emocionado a invitar a su padre, olvidándose de su papi. Cosa que no le molestaba al omega porque era una cosa intima de ellos. Hoy era una ocasión todavía más importante, Ni-ki se encargaría de iniciar y cerrar el programa con coreografías que el mismo había hecho.

El show no tardaba en culminar y Jisung se estaba apurando a terminar de preparar sus filetes al jerez, acompañándolo de un rico puré de zanahorias, por ser una ocasión especial. Tarareaba una canción que en la mañana se le pegó al escuchar la radio. Su teléfono comenzó a sonar, Han se apuró a buscarlo, pero cuando lo encontró la llamada ya había sido cortada. Reviso el identificador, al ver que se trataba de Heeseung regreso inmediatamente la llamada.

—  Papi. — La voz calmada de su primogénito sonó al otro lado de la línea.

—  Dime, cariño. — Extrañado porque se suponía que a esa hora Hee estaba en clases preguntó. — ¿No estás en clases?, ¿Sucede algo?

—  Yo estoy bien. El que no está bien es Riki.

—  ¿Qué paso con tu hermano? No me asustes.

—  Tranquilo, pa. Jungwon me llamo, Ni-ki esta inconsolable, no quiere siquiera cerrar el show. Sunoo esta intentado consolarlo pero parece no funciona.

—  ¿Por qué?, ¿y tu padre?

—  Ese es el problema. Papá no llego a la presentación.

—  Debe haberlo olvidado. Gracias, pequeño, debo de colgar.

Heeseung murmuro un leve "adiós", colgando, Jisung se apresuró a tapar la comida, agarrar sus gafas y tomar la llave de sus camioneta. Cerro la puerta con seguro, subió a su vehículo y condujo lo más rápido que pudo a la secundaria de su hijo. En menos de quince minutos ya estaba aparcando en la escuela. Se mal estaciono y corrió dentro del teatro. Para su sorpresa, Heeseung también estaba entrando al recinto. Tomándolo del cuello de la camisa, lo jalo levemente. 

—  ¿Qué haces aquí? — Le susurro a su hijo. — ¿No debes estar en clases?

—  Me escape. — Elevo los hombros restándole importancia.

Jisung lo iba a regañar pero recordó que era por una buena causa. Caminaron hasta toparse con un maestro y preguntaron por "Lee Riki", al indicarles donde estaba, corrieron. Ni-ki estaba en un aula, hecho un ovillo en el piso, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar, ahora de su cuerpo solo salían pequeños hipidos, Sunoo acariciaba su espalda intentando brindar consuelo.

—  ¿Preparaste esta coreografía tú solo tres meses y te piensas rendir? — habló Jisung amorosamente.

Al oír la voz de su padre, Riki se levantó del piso y se encamino a abrazar fuertemente al omega.

—  No puedo presentarme. — Lloriqueo.

—  Claro que puedes. No trabajaste duro para nada. Así que anda, limpia esas lágrimas, cámbiate y sal a presentarte. Estaré viéndote desde las gradas.

Sin decir más Han salió del aula, Seung le subió ambos pulgares deseándole suerte y siguió a padre a las gradas, paso su brazo por los hombros del omega.

Una profesora anuncio el acto final, todos aplaudieron y las luces se apagaron solo dejando una en el centro. El más pequeños de los Lee's entro al escenario, sus nervios consumiéndolo. Miro directamente a los asientos encontrándose a su papi y hermano gritando su nombre animadamente. Respiro profundamente. Las primeras notas de bad guy resonaron.

Los movimientos del chico se sincronizaban bien con la canción. Se olvidó un momento de todos sus pesares, dejándose llevar solamente por la música. Desde el escenario la mirada orgullosa de Jisung sobresalía.

Los tres llegaron a la casa, sin percatarse del bmw negro aparcado fuera de la casa. Lo único que salía de la boca de los dos mayores eran halagos para el pequeño. Un Minho sonriente salió de la cocina, tenía la camisa subida hasta los codos, ya que había lavado los tratos en los que comió.

— Oigan, ¿donde estaban? — Se quejó en forma de broma el alfa — Tuve que comer solito.

La sonrisa que Riki traía se desvaneció al instante al ver a su padre. Lágrimas dolidas comenzaron a salir de sus pequeños ojos. Corrió a su habitación, siendo seguido por Heeseung que lo trataba de consolar.

— ¿Qué ocurre?, ¿Porque Ni-ki está llorando?

— Lee Minho, ¿sabes qué día es hoy? — Jisung cruzó sus brazos haciendo relucir más su enfado.

[Dijo nuestro nombre completo, estamos en problemas] gritó el lobo del alfa.

— ¿Vi-iernes, bebé? — Preguntó temeroso.

— Alfa, bobo.— Suspiró frustrado — ¿Te acuerdas de la presentación de la que Riki te ha estado hablando de los últimos tres meses?

— Claro, no me la pienso perder por nada del mundo. — Sonrió orgulloso.

— Fue hoy, Minho. — Las palabras fueron expulsadas con rabia.

— N-no puede ser, lo tengo anotado, es el seis de agosto. — Revisó su móvil para asegurarse que si fuera la fecha correcta. — ¡Mierda, Sunnie!, ¿cómo está mi bebé?

— ¿Ahora te importa? No lo sé, puedes ir a preguntarle tu mismo. Ya sabes donde está su habitación.

Minho asintió, estaba a punto de subir las escaleras cuando sonó su alarma indicándose que debía regresar a la oficina. Dándole una mirada indignada Jisung solo se fue a la cocina para alimentar a sus hijos. El omega escuchó como la puerta de entrada era cerrada.

A las nueve que llego Minho, se topó con todas las luces de la casa apagadas a excepción de la de sala, donde estaba Heeseung haciendo un proyecto. Su hijo al verlo lo llamó.

— Papá, ¿puedes ayudarme? No tengo la más mínima idea de cómo hacer este balance.

El alfa solo asintió dejando sus cosas en el piso. Sin querer cuando vio ya había estado una hora ayudando a su hijo. Se apresuró a subir las escaleras para llegar a la puerta que tenía una N perfectamente pintada. Tocó dos veces, como no obtuvo respuesta se aventuró a entrar. Se topó con a su pequeño hijo envuelto en un nido de cobijas y ropa de Jisung.

— Hijo, ¿puedo pasar? — Habló en tono dulce.

— Ya estás adentro.

Minho se encaminó hasta la cama de Ni-ki sentadose en la cama. Siguiendo a su padre, Riki igual se sentó en la cama sacando los brazos del nido.

— Mira lo que te traje. — Elevo la caja de la PlayStation 5 sacudiendola levemente.

— No era necesario. — Dijo Riki dolidamente.

— No fue nada real....

— No, papá, en serio no era necesario. — Apuntó a una esquina de la habitación. — Nos compraste una a mi y a Heeseung la semana pasada cuando olvidaste que prometiste llevarnos de pesca.

— Si, bueno, yo, siento eso, también siento no poder asistir hoy a tu presentación, tengo mucho trabajo y lo olvidé.

— Si, esta bien, papá.

— Pero anímate, abra más presentaciones, en esas sin falta si estaré y yo...

— Papá, no te ofendas, pero creo que es la última presentación a la que te invito, me harté de que siempre prometas cosas que no cumples.

— Solo fue esta vez. — La voz de Minho ahora sonaba furiosa.

— Papi odia el fútbol, pero tuvo que aprender a jugar solamente para que no nos sintiéramos mal cada que prometías enseñarnos a jugar y no lo hacías. La semana pasada se quedó viendo tutoriales de cómo pescar para llevarnos a nosotros.

— Hablas como si estuviera ausente todo el tiempo.

— ¡LO ESTÁS! — Explotó el cachorro.

— Lee Riki, cuida tu tono. — Regaño el mayor.

— Bien, lo siento, ¿puedes salir y cerrar la puerta?

Riki se acostó volviendo a envolverse en su nido. Minho molesto salió de la habitación yendo directamente a su oficina.

Sin saberlo las horas transcurrieron, si no hubiera sido por su estómago el alfa seguiría encerrado en el sótano. Se estaba terminando de comer su sándwich cuando decidió revisar el reloj de la cocina. Este indicaba que ya serian las cuatro de la mañana, se demoró tiempo de más con sus hijos y se le había hecho muy tarde. Suspiró. Dejando todo su trabajo acumulado se dirigió a la habitación que compartía con su omega. El calor de este le sería reconfortante para poder dormir.

Al intentar girar la perilla se percató que esta estaba con seguro. Maldijo en voz baja. No despertaría a su esposo solo para que le abriera. Molesto giro sus pies para ahora caminar hasta la habitación de huéspedes. Al abrir se topó con una gran manta para que no pasara frío.

— Ja. Qué considerado.

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