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Capitulo diecinueve: Presentación.

A la mañana siguiente Jisung despertó con una gran resaca, pero una risilla boba se colaba entre sus labios, el recordaba perfectamente todo y podía tachar una cosa más a su larga lista de fetiches. Aún con la sonrisa en cara se levantó de la cama directamente al baño para orinar, mientras hacia sus necesidades, poso la vista en sus boxers sonrojándose de feroz manera al ver su ropa interior.

[Patitos, ¿en serio, Jisung?]

[A alfa no pareció molestarle]

[O Dios mío, nos masturbamos con estos boxers, Minho a de creer que soy patético.]

[Agradece que no fueron los de Hulk]

[Omega, no ayudas]

[No entiendo que te avergüenza, es tu novio hace diecinueve años y tu esposo hace catorce, creo que ya ha visto todo de ti y si lo le parecieras sexy, no se masturbaría aun sabiendo que usas boxers ridículos]

Detuvo sus pensamientos a la vez que terminaba sus necesidades, camino al lavabo, lavándose rápidamente la cara y las manos, sentía su cabeza palpitar pero la felicidad seguía intacta.

Esperaba que esta vez todo sea diferente.

El omega no podía estar más contento, en realidad él pensaba que todo estaba mejorando. Han ya amaba su trabajo por permitirle estar al lado de su esposo, pero ahora lo comenzaba a amar mucho más. Desde aquel encuentro, todas las mañanas cuando llegaba a su trabajo, se encontraba pequeños post it pegados en su escritorio, cada notita tenía un motivo el cual alfa amaba a Jisung, el de ese día decía.

"Un motivo por el cual te amo es por tu sonrisa gingival, suena superficial, ¿no?, pero te juro que la primera vez que te vi sonreír mi alfa se derritió de ternura.

Cuando supe que te daba inseguridad, me sentí tan mal amar algo que sé que tu odias, pero, cariño, estoy tan enamorado de ti, y de esas pequeñeces que tú crees son feas.

Con amor, LM."

Suspiro enamorado y volteo el post it, al reverso y como en cada nota había una letra, en este caso era otra vez la o, Jisung ya las había intentado acomodar pero nada surgía de hacer esto, frunció el ceño, sabía que Minho tramaba algo e iba a averiguarlo. Se levantó de su asiento caminando hasta su jefe.

— Señor Lee, ¿se le ofrece algo? — Sonrío en grande mostrándole a Minho esa sonrisa que le causaba inseguridad.

— Un beso, ¿me lo darás?

— Disculpe, no puedo, soy casado. — Comento fingiendo tristeza.

— Ni siquiera usas el anillo.

— Tú tampoco, así que estamos a mano.

— Touché.

Han estaba lo suficiente cerca del escritorio para poder ser halado por el alfa, Minho no se resistió y tomando una de las manos del contrario con delicadeza lo jalo para que este se postrara delante del escritorio. El vicepresidente movió algunos papeles, para cargar y sentar en la gran mesa a Jisung, volvió a sentarse en su silla giratoria poniendo ambos brazos al lado de las piernas de omega olor a coco.

— ¿Qué estás haciendo?

— No lo sé. — Suspiro y deposito su cabeza entre las piernas de su marido.

Instintivamente Jisung llevo sus manos al pelo del contrario, haciéndole leves caricias, Minho cerró los ojos sintiéndose adormilado. La puerta se abrió de golpe haciendo sobresaltar a los dos adultos.

— Vaya, ¿pero que tenemos aquí?

La escuela a la que asistían los hijos de la familia Bang, los hijos de la familia Park, Riki y Jungwon, era uno de los mejores colegios de todo el país, (obviamente no era para barato), pero lo que les frustraba a varios era que no podrían salir de ahí hasta los dieciocho, puesto que era una escuela que tenía desde el kínder a preparatoria, pero para el más pequeño de la familia Lee, le alegraba ese sistema porque así podía seguir viendo a Sunoo mucho tiempo.

Ese día los maestros tenían una reunión dejando salir a todo el alumnado temprano, Riki salió de su salón alegremente yendo directamente a buscar Sunoo.

Lo encontró rápidamente, pero la escena frente a sus pequeños ojos hizo su estómago revolverse, se acercó de manera apresurada, pasando su brazo por los hombros del omega olor a durazno analizando al otro chico que estaba al lado de SU novio. A pesar de no poder percibir olores, sabía que el que el idiota al lado de su hyung era un alfa.

—  ¡Hey, cachorro! — Saludo Sunoo alegremente.

Riki no comento nada, atinando a alzar su mano y jugar un poco con la suave mejilla.

—  Ni-ki, él es Doyoung, mi compañero de clases. — Presento.

—  Hola, cachorro, un gusto, Sunoo me ha hablado mucho de ti. — El pelinegro estiro su mano pero esta jamás fue tomada.

Lee no dudaba que si ya no fuera un cachorro ya le hubiera gruñido al idiota frente a él por estar cerca de su Sunoo.

—  Hyung, vámonos. — Rogó.

—  Ni-ki, no seas grosero. — Regaño más aun así siguió al cachorro caprichoso y solo se atrevió a gritar un leve adiós a su amigo.

—  Umm, lo siento.

Sunoo no sabía cómo se había dejado convencer por Riki de ver películas en casa del menor, ellos múltiples veces ya habían visto filmes, pero esta vez algo se sentía raro y su omega siempre estaba alerta.

—  Hyung, huele muchísimo a durazno. — Comento un pelirrubio muy contento, acercándose más al cuello del mayor.

—  ¿Me puse mucho perfume? — Río por la cercanía del menor puesto que su respiración provocaba cosquillas en su cuello.

—  Si, quizás es el perfume. — Ronroneo.

Como Riki era el menor, se sintió muy mal cuando todos comenzaban a percibir los olores de los demás, pero él no podía, así que Sunoo para darle solución al problema se compró un perfume de Durazno para que su cachorrito pudiera mínimo percatar su olor.

—  Sunoo hyung, yo te quiero mucho. — Confeso el menor, acercándose más al contrario.

—  Yo también te quiero. — Dijo incomodo, no era que no lo quisiera, era que había algo raro en Riki.

—  ¿Sabes? Siempre me he preguntado una cosa.

—  ¿Qué cosa?

—  A que saben tus labios.

El omega se sonrojo dispuesto a regañarlo, pero no pudo porque los labios de Lee se estamparon contra los suyos. El beso era torpe, ninguno de los dos había besado a nadie con anterioridad, pero no importaba porque para ellos era perfecto. El omega bajo la guardia dejándose llevar por la calidez de aquellos belfos.

Bang no supo cuánto tiempo estuvieron así, hasta que se separaron buscando aire. Riki quiso volver a conectar los labios con Sunoo, pero este se negó.

—  Hyung, solo un beso más.

—  Ni-ki, no, esto no está bien, aún eres un cachorro.

—  Omega, por favor. — Gruño. Sobresaltando al mayor.

El cuerpo de Riki sintió una calidez abrumadora, su vista se esclareció, su escucha mejoro y lo mejor de todo fue, que todos los olores le eran más fácil de percibir, haciéndolo maravillar por el aroma natural de Sunoo.

—  Riki, creo que es mejor que me vaya a mi casa, papi me ha de estar esperando.

—  No, quédate. — Volvió a gruñir, esta vez sacando sus colmillos.

—  No, y-yo, en serio creo que debo irme.

Sunoo se levantó del sofá, tomo su mochila y se dispuso a llegar a la puerta, más fue retenido por Ni-ki que le arrebato la mochila.

—  Dije que te quedes, omega.

Por un segundo Sunoo estuvo dispuesto quedarse, pero sabía era un pésimo plan. Abrió la puerta y corrió lo más rápido que sus piernas permitieron, siendo seguido por un muy ágil Ni-ki.

Jeongin iba regresando a su casa, cuando vio a Sunoo correr, se mal estaciono en el patio y salió apresurado del auto.

—  Sunoo, ¿qué ocurre, cariño? — Grito, acercándose como pudo pues su hinchado estomago ya le era pesado.

—  Tío Innie, creo que Riki se está presentando. — Comento tembloroso sin percatarse que atrás de él se acercaba el pequeño alfa dispuesto a marcarlo como suyo.

—  Vaya, ¿pero que tenemos aquí? — Sonrío Felix con burla.

—  Carajo, no asustes, toca antes de entrar. — Regaño Minho.

—  Min, no lo regañes.

—  Mierda, cierto, a lo que venía, Riki se acaba de presentar.

—  ¿Qué? — Gritaron ambos padres.

Dejando a Félix con la palabra en la boca ambos corrieron fuera del edificio dispuestos a ir a casa.

{C I N C O}

Ya casi llegamos a los 1k en votos, gracias. <3

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