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Capitulo cuatro: Separación.

— No.

— ¿Qué?

— Lo que escuchas, no. — La voz del alfa salía firme, pero su lobo lloraba de tristeza intentando saber que hizo mal.

— ¿Dame un buen motivo del por cual no debemos divorciarnos?

— Por mis hijos...

— No te preocupes, también pensé en ellos, están lo suficientemente grandes para decidir con quién quedarse y si los dos eligen irse conmigo tu te verás obligado a verlos los fines de semana y así mínimo pasaran tiempo juntos. — Aunque el lobo de Jisung estaba de acuerdo con lo que estaban haciendo, aún podía sentir la tristeza de su lobo.

— Hannie... ¿me dejaste de amar?

— N-No, alfa bobo, ¿cómo se te ocurre eso? — Los iris del omega comenzaron a llenarse de agua salada, anunciando que en cualquier momento lloraria.

Minho camino los pocos pasos que le quedaban hasta Jisung y sin pensar en sus pobres rodillas, se tiró al piso, aferrándose a una pierna de su (aún) esposo, los sollozos del alfa y su olor a tristeza se hicieron presentes. Cualquier otro alfa que lo viera se burlaría del estado de vulnerabilidad del empresario, pero en esos momentos no le importaba con tal de no perder a su omega.

— Alfa, ¿que haces?, párate. — Han jalo del brazo a Minho, el cuál se rehusaba a pararse.

— Amor, vuelve a amarme.

— Que si te amo, Minho.

— ¿Entonces por qué estás haciendo esto?

— Porque me amo más a mi. — Una solitaria lágrima se deslizó por su mejilla.

Ahora, la furia se apoderó del cuerpo de Minho, se limpió el resto de lágrimas y se paró correctamente.

— No te pienso firmar esos papeles, no me voy a separar de ti. Te he entregado diecinueve años de mi vida y catorce en matrimonio.

— Los mismos diecinueve que te entregue yo. No me lo puedes reprochar.

— Mi respuesta sigue siendo no. — Sentencio.

— ¿Por qué? — Pauso. — Si me voy te quedas sin sirviente, ¿no?

— No seas testarudo, piensa en tu marca.

— Va a desaparecer con el tiempo, estaré bien.

— Puedes morir de tristeza. — Los ojos de Minho volvieron a aguadarse de solo pensar en una vida sin Han.

— Mamá sobrevivió.

— ¡Dios, Hannie! — Froto su rostro con frustración. — ¿Qué debo hacer para que sepas que te amo?

— Darme el divorcio.

— Ya te dije que no.

— Piensalo, seria lo mejor, tu padre ya podía volver a tenerte en su control como le gusta y mis hijos y yo ya no tendríamos que sentirnos desplazados.

— ¿Mi padre que tiene que ver en todo esto?

— Nada, Minho, nada. — Expulsó con rabia.

— Descarta la idea del divorcio porque no te lo daré.

— Bien, no me puedes obligar a ser tu pareja. Bueno, pareja dejamos de ser hace algún tiempo. No me puedes obligar a vivir bajo el mismo techo que tu y ser tu sirviente personal.

— ¿Ahora qué mierda intentas decir? — Sabía que el omega era terco pero esperaba que desistiera de la idea.

— Ya no te pediré el divorció. — El lobo de Minho sintio una falsa calma. — Simplemente separemonos. Tu puedes decir que estas perfectamente casado y vives feliz, pero no conmigo aquí.

— ¿Separarnos?

— Si.

Tras pensarlo unos minutos dijo;

— Bien. — Accedio. — Mañana y el lunes sacaré todas mis cosas de la casa.

— Yo puedo irme de la casa.

— Por favor, Sunnie, a pesar de ser grande para tu gusto, amas este lugar porque esta cerca de tus amigos. Felix tiene aquí cerca su departamento de soltero accederá a prestarmelo.

Jisung ya no dijo más y salió de la habitación. Aunque a Minho le dolía mucho tener que pensar siquiera en dormir sin la calidez de su omega, sabía que al separarse y no divorciarse tenia gran posibilidad de volver a reconquistar a su pareja. Lo que Minho no sabía era que Jisung esperaba ansioso la reconquista.

Como era de esperarse en la noche que Minho entro a su cuarto lo encontró vacío, él tenía la rutina de dormir abrazado al cuerpo del omega, cosa de la cual Jisung muy pocas veces se percataba porque el alfa era el último en dormir y el primero en levantarse. Se desplomo sobre la cama llorando. Jisung había sido su primera vez en todo, fue su primer beso, su primer novio, su primer esposo y ahora era su primer corazón roto. Minho intento darles lo mejor a su familia pero se olvidó de darles amor y tiempo que era lo que más pedían. Sus parpados se cerraban debido a todo el llanto, cada vez los sentía más pesados y decidió así rendirse a los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente Minho despertó demasiado temprano para su gusto, tomo el reloj que estaba sobre su mesa de noche, siete con cincuenta minutos. Había dormido unas pocas horas pero no importaba el día sería bastante largo.

Tomo una rápida ducha, al salir se colocó un viejo pans y una playera de igual forma. Nadie de su familia se encontraba despierto aún, así que intento hacer el menor ruido posible y salió de la casa. Camino hasta la casa azul a su derecha y toco el timbre varias veces cansado de que Felix no abriera.

— Ya voy, maldita sea, es un domingo por la mañana es lógico que a esta hora no este despierto. — Grito desde dentro su hermano.

— También te amo. — Un despeinado rubio fue lo primero que observo cuando la puerta fue abierta. — Lix, préstame tu casa de soltero.

La privada en la que viven, las casas solo es posible rentar o comprarla si eres trabajador de Industrias Lee. Minho pudo acceder a su casa actual cuando se reconcilio con su padre, contrario a Felix, que este simplemente vio una casa bonita y decidió quedarse, pero tuvo que mudarse a una casa más grande cuando se casó con Changbin. Lo irónico era que las dos propiedades de Felix, quedaban en medio de la casa de Minho.

— ¿Quieres la casa?, ¿cómo por? — Inquirió curioso.

— Vamos, es tu mejor amigo, no creo que no lo sepas

— Mierda, que si te pidió el divorcio. — Dijo sorprendido. — ¿Y tú accediste a dárselo?

— Obviamente no, pero es testarudo. Solo nos separaremos.

— ¿Qué harás?

— ¿No es obvio? Reconquistarlo.

— Debes empezar por trabajar menos. — Aconsejo el menor.

— Lo sé.

— Suerte, sé que puedes.

Con una cálida sonrisa dio por finalizada la conversación, Felix corrió dentro para buscar las llaves y volvió a la puerta.

— Me sorprende que no estés llorando.

— Soy un alfa, obviamente no le llorare. — Sacó el pequeño mostrando su falso orgullo.

— Ya le lloraste, ¿cierto? — Minho asintió varias veces.

— Dime, querido Lino, ¿ya sabes cómo lo vas a recuperar?

— Para empezar, no sé siquiera cómo lo enamore.

— Escúchame, querido, yo sé que debes hacer.

Jisung ese día tampoco pudo dormir mucho, ya estaba en la cocina haciendo el desayuno. Escucho la puerta principal siendo abierta y después un Minho muy ojeroso entro a la cocina, se dirigió a donde estaba el café instantáneo y Jisung lo miro con una mueca de reproche.

— Mejor ayúdame a levantar a los niños, yo te ayudare a preparar el café.

Sin muchos ánimos, solo salió de la cocina y fue a por sus cachorros. Riki se levantó al instante, escucho ya como bajaba las escaleras, con Heeseung era caso contrario pues levantarlo era casi imposible. Diez minutos más tarde lo logro y bajaron juntos hasta la cocina. Llegando a ella se sentaron en su respectivo lugar y el omega sirvió su respectiva comida para cada uno.

A Riki le hicieron unos huevos con tocino, tenía un par de pan tostados con mermelada de fresa y de bebida una malteada de chocolate. Heeseung por su parte tenía para desayuno tres huevos tibios, también un par de pan tostado con cajeta y un té de canela con leche. Para Minho había un perfecto omelet de queso y jamón, unas tostadas fritas con aguacate y su perfecto café negro con mucha azúcar, como le gustaba. Por ultimo Jisung solo tenía un par de huevos revueltos, un pan quemado con mantequilla y su habitual leche de fresas.

El alfa al mirar el plato se sintió mal, a pesar de todos tener huevo, sabía que el omega casi siempre cocinaba de cuatro distintas formas, porque amaba consentir a su familia y ahora se daba cuenta lo poco que valoraba el esfuerzo de su esposo.

La comida fue ruidosa más que nada por Riki, que les contaba el maravilloso sueño que tuvo, todos lo escuchaban con atención olvidándose por un segundo de todos los problemas. Al terminar la comida Minho se ofreció a lavar los trastos, acción que Han no le negó.

— Cachorros, váyanse a lavar los dientes y nos vemos en el comedor en diez minutos.

Y así fue, en diez minutos todos estaban en el comedor, a excepción de Minho que apenas se estaba terminando de lavar los dientes.

Cuando el alfa se sentó, Jisung comenzó a hablarles a sus hijos.

— Bien, ustedes ya están grandes y ya razonan, quiero que sepan que su padre y yo los amamos.

— ¿Se van a divorciar? — Pregunto Ni-ki de golpe.

— Riki, no digas eso ni de broma. — Regaño Heeseung.

— No, Riki tiene algo de razón, no es un divorcio, porque seguiremos casados legalmente, solo es una separación.

— Es por que papá trabaja mucho, ¿verdad?

— No es por eso. Los adultos a veces tenemos diferencias y...

— Hagan lo que quieran me da igual. — Heeseung se paró del comedor yendo directamente a su habitación.

Han se levantó para ir detrás de su hijo.

— Papá, ¿dónde vivirás? — Al pequeño Riki le comenzaron a escurrir las lágrimas en cuanto miro a su padre.

Minho sonriendo lo mejor que pudo contesto:

— No te preocupes, pequeño. Viviré en el antiguo departamento de tu tío Lixxie. — Levanto su mano y la llevo hasta la cabeza del cachorro revolviendo su pelo. — Tu papi quería preguntar con quién querían vivir, pero sé que están mejor aquí, viviré al lado no es como que no nos podamos ver diario.

Heeseung volvió a bajar llorando como un niño pequeño, corrió hacia Minho abrazándolo fuertemente. Jisung solo bajo las escaleras quedándose al pie de esta, le dolía como padre ver llorar a sus cachorros, pero le dolía más como omega perder al alfa de su vida.

— Papá, sé que tú me conoces y sabes que no se expresar mi amor con palabras. Sé que trabajas mucho para darnos esta vida y lo agradezco, cuando sea grande quiero ser como tú y te amo mucho, perdón por no decirlo seguido.

— Dios mío, cachorro me harás llorar. — Beso la mejilla de su primogénito. — Saben los dos que los amo muchísimo y por mucho que trabaje ese amor jamás disminuye, quitemonos esa tristeza y mejor ayudan a su viejo alistando mis cosas, ya están limpiando la casa de su tío Lix, hoy comenzare mi mudanza. — Pauso. — Ahora vayan un momento a sus habitaciones, necesito hablar con su papi.

Cuando por fin se quedaron a solas, ambos lloraban desconsoladamente.

— Hanji, a pesar de esto ser solo una separación, quiero hacer un contrato contigo respecto a nuestros hijos, ¿estás de acuerdo?

— Si.

— Entonces mañana a la hora que gustes ve a la empresa.

— Si, esta bien.

— ¿Me vas a dejar reconquistarte?

— No lo sé, Minho... — Contesto entrecortadamente.

Saco de su chándal un bonito anillo de oro blanco y se lo tendió a Jisung. Este solo se quedó viendo fijamente el anillo, Minho lo coloco sobre la mesa.

— Mañana cuando vayas a la empresa, sabré que me estás dando una oportunidad de volver a conquistarte si veo el anillo en ti. Si todo sale bien, te lo cambiare por uno de boda.

— ¿Quieres volver a casarte conmigo? — Inquirió con ilusión en la voz.

— Solo mírate, omega, estas tan precioso, que obviamente me quiero volver a casar contigo.

Minho se levantó de la mesa, dispuesto a ir por sus cosas para mudarse. Pero antes y justo como que el día que se conocieron, le robo un beso en la mejilla al pequeño omega, provocando un bonito sonrojo en estas.

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