13 | Medicine - Corregido
Después de que Kyle me dejó en casa, comencé a alistarme para ir a la universidad. Mis clases empezaban en una hora, así que me acerqué a mi clóset y escogí unos jeans blancos rotos, una camiseta gris suelta y mis vans negras. Me acerqué al espejo y decidí que hoy me arreglaría bien, no por alguien más, sino por mí. Me alisé un poco el cabello, me maquillé de forma sencilla y elegí unos aretes de aro, ni muy grandes ni muy pequeños.
Me observé en el espejo y no pude evitar sonreír, hasta que vi la marca en la parte superior de mi brazo. No era cualquier marca, sino una que me había hecho yo misma. No vayas por ahí, Emma, me dije al espejo mientras trataba de sonreír de nuevo. Vale la pena intentarlo, intenté convencerme.
Una vez lista, tomé mi bolso y salí hacia la universidad. Al llegar, me encontré de inmediato con "Mía", mi hermana de vida. Al verme, se acercó corriendo, preocupada, y me abrazó.
— Jamás vuelvas a hacerme eso, por favor, Emma —dijo llorando—. No sé qué haría sin ti. Eres mi roca, ¿sabes? Dios mío, pensé... pensé que t... —se interrumpió al ver que se acercaban los chicos.
— Hola, cariño —dijo Thomas—. ¿Estabas llorando?
— ¡No! —respondió Mía, mirando al cielo como para disimular. Me dio ganas de reír—. Solo me entró algo al ojo, nada más —Thomas también rió.
— ¿Vamos? —dijo Kyle, mirándome directamente.
Al entrar a clases, eché un vistazo al salón y, para mi sorpresa, vi que Ian estaba ahí, y lo peor de todo: se había sentado en la carpeta junto a la mía. Mierda. Caminé hacia mi asiento, y, conforme me iba acercando, Ian me sonrió como un perro faldero. Cuando finalmente estuve frente a él para pasar, se levantó y me sujetó de ambos hombros.
— No sabes cuánto lo siento, Emma —dijo mirándome—. Me comporté como un completo idiota. No sé qué me pasó. Perdóname, por favor.
— No me pidas perdón por ser quien eres o por lo que representas. Simplemente, tú y yo no compartimos los mismos pensamientos, nada más —le dije, acompañando mis palabras con una sonrisa sincera.
— Pero puedo cambiar, Emma. Me encantaría poder salir de nuevo contigo y conocerte m... —alzó la vista.
Quise voltear para ver qué estaba mirando con tanta molestia, pero sentí que me jalaban bruscamente. Al girarme, vi que era Kyle. ¿En qué momento me siguió hasta aquí sin que me diera cuenta?
— Cuando te digo que la sueltes, la sueltas —dijo Kyle, enojado.
— ¿Sí? ¿Tú y cuántos más? —contestó Ian.
— Si me conocieras, sabrías que no necesito a nadie —respondió Kyle, sonriendo con indiferencia.
Ian lo miró, visiblemente enfurecido, y observé cómo cerraba los puños. Sus ojos llenos de furia solo me recordaban a episodios de años atrás. Me acerqué para separarlos, y Kyle se volteó al sentirme cerca.
— Vamos, por favor, Kyle —le susurré al oído—. No dejes que se meta en tu cabeza.
Sentí cómo su cuello se estremeció por mi cercanía. Me miró y una sonrisa se escapó de sus labios. Tomó mi mano entre la suya, y comenzamos a alejarnos, no sin antes girarse.
— Quedas advertido, animal —le señaló.
Nos dirigimos hacia su asiento, y Kyle dejó mis cosas a su lado. El profesor entró al salón, y finalmente todos nos sentamos. Miré al frente y me topé con Mía, que me sonrió y levantó los pulgares, haciéndome reír. Me guiñó un ojo y se volteó para coger su celular, lo cual hizo que el mío vibrara.
Mensaje de texto - Mía
¿Quieres ocasionar una guerra entre estos dos simios o qué?
Pd: Yo también quiero que se peleen por mí.
Me reí al leer lo que Mía había escrito; jamás cambiaría, y sus hormonas parecían inagotables. Sentí la mirada de Kyle encima de mí, muy serio.
— ¿Se puede saber con quién hablas? —preguntó, arqueando una ceja.
— ¿Se puede saber por qué de repente estás tan interesado en saber con quién hablo? —le contesté.
— Emma, no me contestes con otra pregunta. Ahora dime con quién hablabas.
Lo miré seria, sin entender de dónde venía esa preocupación repentina, ni ese interés en con quién hablaba o me juntaba.
— ¿Tengo que decírtelo?
— No me jodas la paciencia, Emma. Es la última vez que te lo repetiré. ¿Con quién carajos hablabas?
No podía creer que ahora me pidiera explicaciones, especialmente alguien que no tenía derecho a pedírmelas.
— ¿Y qué pasa si no te lo digo? —lo reté con la mirada—. ¿Me pegarás como estabas a punto de hacer con Ian, o me forzarás a decírtelo? —Intentó responder, pero lo interrumpí—. No sé quién carajos te crees, pero te lo digo desde ya: el hecho de que me hayas besado no te convierte en nada mío.
Comencé a recoger mis cosas mientras él me miraba, sorprendido, y trataba de detenerme.
— Créeme que hay muchos que han hecho más que besos y siguen siendo completamente y absolutamente nada para mí.
Finalmente, agarro mis cosas y salgo de este estúpido salón. Me dirijo al salón de arte, donde tengo todas mis pinturas. Usualmente, pintar es como una medicina para mí; me ayuda a escapar y a poner mi vida en modo "stand by".
Camino por la parte trasera del edificio, mi ruta habitual. Saco un cigarro para relajarme y quitarme este mal sabor de la boca, y me sorprendo al encontrarme con Dereck. ¿Qué carajos hace aquí?
Me acerco mientras enciendo el cigarro. Guardo el encendedor y la cajetilla en el bolsillo trasero de mis jeans.
—¿Qué haces acá? —digo mientras exhalo el humo.
—Vamos, Emma, tú y yo siempre hemos sido los dos contra el mundo. Sabes lo mucho que me importas. Sé que la cagué, pero no puedes alejarte de mi vida así, como si no hubiera existido. —Abre su mochila, y mis ojos se abren al ver mi "vieja amiga": heroína. Me alejo de Dereck, mirándolo a los ojos.
—Vete, por favor. No quiero tu "regalo". —Trato de avanzar, pero él me detiene rodeándome la cintura con sus brazos.
—Por favor, Emma, no me dejes —susurra, girándome hacia él y pegando su frente a la mía—. Te necesito en mi vida; eres mucho más que sexo para mí. Dios, Emma, si me dijeras que lo dejara todo, lo haría, pero por favor, no me dejes.
Voy a responder, pero al levantar la mirada, veo a Kyle al otro lado del pasillo, furioso. Lo único que le faltaba a esta situación.
—Así que esa era tu maldita prisa por venir aquí —dice, mirándome primero y luego al cigarro en mi mano—. Ahora, ¿además de drogarte también fumas? Sabes, cada día me sorprendes más.
—Para tu estúpida información, no me drogo desde hace dos semanas y no tengo intención de hacerlo. Así que no vengas a juzgar, porque no eres mejor que nadie. —Me acerco a él—. Entiende algo, Kyle: no siempre tienes la razón.
—¿Me quieres joder, o qué? —gruñe, agachándose para recoger la bolsa de heroína que se le cayó a Dereck—. ¿Tú eres el imbécil que le vende esta mierda?
Y entonces lo entiendo. Kyle piensa que Dereck es mi proveedor (lo cual, en realidad, no estaría muy equivocado).
—¿Y quién mierda te crees? Seguro eres el imbécil que le dice que deje la droga. Una vez que empiezas con esta mierda, nadie, y créeme, nadie la deja —dice Dereck, volviéndose hacia mí y sacando una jeringa de su bolsillo—. Y déjame decirte algo, cariño, yo me aseguraré de que seas tan dependiente de mí y de esto que hasta te prostituirás por ello. —Se ríe, acercándose peligrosamente—. No es nada que no te hayan hecho antes, ¿no? Te inyectaban para poder cogerte de todas las maneras posibles.
—¡BAJA ESA MIERDA DE UNA VEZ! —grita Kyle, y veo cómo se le marcan las venas en el cuello.
—Dereck, baja eso, por favor —digo entre lágrimas—. Ya no quiero más. Deja mi pasado en el pasado.
—¡NOOOO! —exclama, levantando la mano agresivamente—. No me dejarás, perra. Si no eres mi Emma, no serás de nadie.
—¡EMMA! —escucho la voz de Kyle que corre hacia mí, pero es demasiado tarde; siento cómo el líquido de la jeringa entra en mi sistema.
—¿Por qué, Dereck? ¿Por qué me haces esto? —empiezo a sentir el éxtasis en mis venas—. Jamás te lo perdonaré.
Me deslizo contra la pared mientras veo a Kyle tirándose encima de Dereck, golpeándolo sin piedad. La sangre empieza a brotar, y trato de no dejar que mi mente vaya a ese lado oscuro, pero me dejo vencer.
"Ahora sí, perra, haré lo que quiera contigo" —recuerdo las palabras de un extraño en mi memoria, y siento cómo se revuelven recuerdos en mi mente. Lágrimas caen mientras dejo que el dolor consuma cada pedazo de lo que fui alguna vez.
—¡NO, YA NO MÁS! —grito mientras lloro.
Me arrastro hacia la mochila de Dereck y encuentro más jeringas. Sin pensarlo dos veces, preparo dos de ellas y me inyecto. Ya no puedo seguir. Mi pasado siempre me perseguirá; Dereck nunca me dejará en paz. Él, de todas las personas, tuvo que hacerme daño; él, en quien más confié.
—Ya no más —murmuro mientras las agujas vacías caen de mis manos.
Veo la desesperación en los ojos de Kyle mientras corre hacia mí.
—¿Por qué hiciste eso, Emma? —pregunta, sosteniéndome entre sus brazos.
—Ahora sí podré ser feliz —respondo, dejando que mis ojos se cierren suavemente.
"A veces tenemos que tocar fondo para cambiar".
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro