.Décimo Tercero.
Practicamente azoté la puerta para que me abra. Tenía rato y no había rastro de vida humana recibiendo mi pedido. Diablos, y para colmo, al sol se le había ocurrido escaparse de las nuves y atacar con toda su potencia a mi pobre deshidratado cuerpo.
Volví a tocar más fuerte que la anterior vez. Regañando para mis adentros, ya que se me vería raro si despotrico con la vida en medio de la calle. La gente podría pensar que la locura agarro todo mi ser, y aunque no me encontraba lejos de agarrarla, no estaba dispuesta a que me miren perder la paciencia.
Al ver que nadie sale, me veo en la necesidad de regresar a mi casita, rendirme ante mi constante insistencia de casi quince minutos. Algo me dice que Maze no está en su casa, ni si quiera su madre, que casi siempre está en las mañanas.
Comienzo a bajar las pequeñas escaleras que adornan su patio, mirando el jardín. Dios, esta casa es hermosa, tanto por fuera como por dentro, todo bien arreglado y fino. El jardín bien recortado, las paredes muy bien pintadas, hasta pareciera que los insectos derrochaban elegancia. Y luego esta mi casa, que, al lado de esta parece un vomito desagradable. Bueno, son los Prum ¿Qué podía esperar?
Mis divagues se ven interrpidos cuando la puerta es abierta, giro cual exorcista al escuchar el sonido que provenía de atrás.
Maze aparece en mi campo de visión, su mano masajea su ojo izquierdo, dandole a esa pose sexy que siempre tiene, un toque más tierno, que hace formar una sonrisa en mi rostro.
Regreso mis pasos avanzados y lo hago a un lado mientras paso dentro de su casa, no le dije lo tierno que se veía pues se le pueden subir los sumos.
—Media hora tocando, Maze. —agito mi mano abanicando lo más que puedo mi rostro. Hace mucho calor, aunque su casa se siente super fresca. —Casi muero derretida.
Sonrío y él cierra la puerta detrás de si.
—Estaba durmiendo, por cierto, gracias por levantarme.
Bueno, era temprano, había que admitirlo. Sé que dije que ayer lo vendría a ver para preparar todo lo de la fiesta, pero sinceramente me ganó la lectura, no podía despegarme de aquellos dos universitarios, estaba perdida en Hardin, perdida sinceramente. Muchos critican el libro, pero debo admitir que la novela me atrapó desde tan solo leídas los dos primeros capítulos. Y ahora por eso, mi tiempo se había apretado más de lo necesario. ¡Gracias libros! Aveces no sé si me favorecen o me desfavorecen.
No, no. Jamás dije eso, los amo perdónenme.
Aclaro mi garganta.
Por andar pensando en lectura, mi mente no se había percatado que Maze estaba tan solo en unos simples calzoncillos. Mis puros y sagrados ojos recorren su torso desnudo y practicamente a él entero. Lo hago tan descarademte que me sorprendo a mí misma. Desde los pies a la cabeza, por lo que llegar a sus ojos me despertó del trance. Me miraba con las cejas levantadas y clara diversión que me hizo tragar saliba.
—¿Disfrutando?
Sonrío. Algo hizo click dentro de mí, como si ubiera despertado mi lado pervertido con tan solo esa pregunta.
Me acerco a él caminando sigilosamente.
—Paños menores de un hombre, nada que no haya visto hasta ahora.
¡Lola reacciona! ¡Quedamos en nada de coqueteos!
Cierro los ojos con fuerza y me separo de él lo más rapido que puedo. ¿Qué me está pasando? Demonios, esas novelas alteran mi ser, mis sentidos. Como siempre yo, malograndolas desde tiempos inmemorables, aunque debo de admitir que él empezó esta vez. Al abrir los ojos, su mirada estaba un poco seria. Siempre, siempre poniendo las cosas incomodas. ¡Bravo! Deberias graduarte de eso, Lola.
Toso y decido centrarme a lo que vine. —Maze, prepara tus cosas. Hoy pasarás todo el día conmigo. —sonrío y él solo me mira confundido. —¡Pero cambiate primero! Santo cielo, no puedes estar así por la vida.
Lo empujo para que vaya escaleras arriba, directo a su habitación. Y a pesar que él no se resistía en ir, lo seguí empujando hasta que llegamos a su habitación.
—Ponte algo ligero, caminaremos buen rato.
Cojo la manija de la puerta y hago el amago de cerrala, conmigo fuera, obviamente, pero fui interrumpida.
—No seas niña y pasa.
Me asomo frunciendo el ceño.
—¡No soy niña! —aclaro mi garganta cuando siento que mi voz salió más aguda de lo normal. —Se llama privacidad. Tú privacidad.
Chasquea la lengua. —Pasa y alcánzame un polo o algo.
Suspiro derrotada.
Dirijo mis manos al cajón y como una experta haciendo esto saco un polo rápido, cuando volteo ya se había puesto un chavo. Le lanzo el polo jugando, le cae en la cara y mi risa no tardó en llegar.
Cuando lo retira me mira con una sonrisa, le hecha un vistazo a la ramera. —Buena elección.
Sonrío, claro que es buena elección, se lo regalé yo misma, hace tan solo menos de un año.
—Sí, bueno, ya vamos que hoy es la fiesta y no podemos perder tiempo.
Su cara se neutralizó. —Cierto, Dylan.
—Ajam. Mueve tu lindo trasero y vamos rápido. —me miró divertido. —Sí, sí, tienes lindo trasero, no me juzgues por decirlo.
Levanta sus manos a la altura de su rostro. —Yo no dije nada.
Me rodea y sale de su cuarto, lo sigo lo más rápido que puedo, por todos los insectos que pueden vivir sin cabeza, esta casa es demasiado grande y me agita sólo llegar al primer piso. Puedo deducir que se va al garaje cuando sale de la casa sin avisarme ni emitir palabra alguna. Yo por mi parte me dirijo a la cocina a servirme un vaso de agua, tomo, enjuago y salgo a la volada. No quiero tardarme. En el transcurso de la cocina hacia afuera llamo a Sheril, que por fin después de mucho tiempo me responde.
—¿Diga?
—¿Como que diga?
Ella ríe al otro lado de la línea. —Lo siento no vi el identificador.
Abro la puerta para salir y Maze estaba montado en una moto, ¿Esa es su moto? ¿¡Esa cosa gigante es su moto?! Ya me fui al carajo.
—¿Lola? —habla Sheril a través del celular.
Mis ojos estaban desorbitados, al igual que mi mente, Maze solo reía ante mi reacción.
—Eh, Sheril te llamo luego ¿Sí? —iba a colgar, pero entonces me acordé por qué la había llamado. —¡Espera! Hoy hay una fiesta, no te preocupes que el degenerado no esta invitado, es de Dylan, por cierto. —no dejo que me conteste y corto enfocandome en Maze. —¿Qué infiernos es esto? ¡No me pienso subir a esa cosa!
—Lo harás y lo amarás.
Lo miro horrorizada. —Jamás.
🤔🤔🤔
Mis cabellos por todos lados, mi cara sintiendo el aire entero llenando hasta el lugar más recóndito de mis pulmones, no podía creer que lo estuviera haciendo de verdad. Pureza, nervios, extrañeza, añoranza, revoltijos, pequeños calambres en las yemas de mis dedos, todo. Todo eso sentía, podría decirse que esto es lo peor, pero no. No lo es.
—¡Nunca pensé que fuera a sentirse así!
Grito para que Maze me escuche.
Si bien yo no manejaba al cien por ciento la moto, mi cincuenta por ciento lo disfrutaba al máximo. Maze desde atrás manipulaba los cambios y yo solo me encargaba de acelerar e intentar establizar la moto.
—Lo sé, maravilloso. Le bajaré un cambio, vamos muy rápido. No aceleres que nos mandas a nuestra muerte.
Río con mucha alegría, necesitaba esto.
—¡Sí, sí! ¡Hazlo! —grito.
Probablemente no era necesario gritar, pero no sabía como descargar tanta adrenalina. Comenzamos a ir más despacio, pero aún así la velocidad no era lenta, el centro comercial ya estaba cerca, creo que esa fue una de las razones por las que Maze decidió bajar la velocidad.
—Estamos cerca, bajaré más.
Asiento eufórica escuchando la risa de Maze atras mío.
La velocidad se hace menor y yo dejo de darle al acelerador como si se fuera a acabar el mundo. Entonces los brazos de Maze, que, estaban descansando en mi cintura, pasan a rodearme, ubicándose casi encima de los míos. Ambas manos se posan sobre las mías, y yo no podía dejar de mirar todo con atención.
—Se hace así. —susurra en mi oído.
La derecha estaba en el acelerador. Observé como su mano manipulaba la mía, desaceleraba con lentitud, pero yo no podía pensar en eso, sino en la delicadeza de cada acto, como si él estuviera saboreando nuestras manos unidas.
Trago saliba con dificultad, ¿Por qué esto me agrada más de lo necesario? ¿Por qué mi corazón no deja de latir tan rápido? No quiero que sea lo que estoy pensando, no quiero creer que algo más de un gusto, de una amistad, esté naciendo en mí. No quiero aceptarlo. Despierto del pequeño trance en el que me vi envuelta. No. Esto tiene que parar. Cuando noto que la moto se estacionó, me muevo ligeramente liberandome de su agarre, sentí una sensación extraña, pero la evadi bajando de la moto. Maze tuvo que moverse también para que mi pie, quien era el último en bajar, no lo golpeé en la cara.
Estaba en la acera, estabilizandome paulatinamente, caminé unos pasos dándome cuenta que Maze no me seguía, volteé en su dirección, él se había quedado ahí sentado.
—Apúrate Maze. No tenemos mucho tiempo.
Levanta la cabeza y asiente. Cada que tenemos un momento como este, simplemente lo dejamos pasar, nunca hablamos de eso y ya me estaba comenzado a acostumbrar. Caminamos en silencio, podía ponerme a contar ovejas para no sentir tensión, pero no quería ¿Desde cuando Maze y yo eramos así? Extraño esos momentos donde solo nuestras prescencias bastaban para estar cómodos.
Aclaro mi garganta. —¿Sabías lo de Sheril?
El voltea hacia mí, desconcertado. Seguro pensó que ya no iba a decir nada más por el resto del camino.
—Sí, de hecho la felicité. Una disquera quiere contactarse con ella y eso... Es bueno.
—¿Bueno? ¡Es genial! Esas oportunidades sólo se viven una vez, ella tiene una voz magnífica y que una disquera la busque, es simplemente algo loco.
Entramos y él se desvió unos centímetros buscando un coche, a penas y nos separamos unos segundos. Al regresar arrastrando lo que buscaba, tenía su mirada perdida como si sopesara algo, como si no se decidiera si hablar o no. Me dirijo hacia las bebidas cuando no dice nada, cogí una gaseosa metiéndola dentro.
Caminamos unos metros más. —¿Sabes de donde es esa disquera?
Su pregunta me toma por sorpresa, habíamos caminado hasta sección tragos, deposito el envase de Ron que había cogido en el carrito, con delicadeza para que no se rompa. Levanto la mirada y lo observo confundida. Maze esperaba con paciencia.
—No. —digo finalmente.
Asiente.
—Lo presentía. —¿Qué quiere decirme? No sé porque siento que lo siguiente que dirá, no me agradará nada. —Lola, la disquera de la que habla Sheril es de New York. Si tan solo ella llegara a hablar o hacer un contrato con esa productora, Sheril se mudaría.
Su respuesta me hace hiperventilar, no me lo esperaba para nada. Maze presta atención a cada uno de mis movimientos, creo que no es lugar ni momento para dar una noticia como esa. Mi ceño se frunce, estaba desorientada, Sheril no había mencionado nada de eso cuando me dijo la GRAN noticia, me sentía aturdida. ¿Por qué no dijo nada? ¿Temía mi reacción? Pues no se siente nada bonito que no me lo haya contado, creo que a pesar de todo, a pesar que va a doler no tenerla cerca, la hubiera apoyado... Pero mi lado egoísta, el que no quiere soltar a la única persona que me apoya y siempre está conmigo, no quiere dejar que siquiera de un paso lejos de mí. Entonces... ¿Que lado es el malditamente bueno? ¿Me enojo con ella? ¿Me alegro por ella? ¿Qué mierdas hago?
—Eso... Eso no lo mencionó.
Maze solo me observaba, levanto la mirada, la tenía pegada en el piso, procesando información, recibiendo cada palabra y tratando de mantener la calma, él suspira.
—Si es que la disquera llegara a hacer contrato con ella, mudarse no sería una opción, sino un hecho. ¿Ya ves por qué no me alegra tanto la noticia?
—¿Por qué no me lo dijo? Tampoco soy una bruja.
Él sonríe.
—Lo eres. —lo miro ofendida. —Solo digamos que con nosotros te pasas de buena, seguro pensó que tu lado malo saldría a la luz con eso.
Estaba tratando de animarme, y al parecer lo logró, me hizo reír.
De repente ya no tenía ganas de comprar, así que solo cogía cosas y las metía en el carro.
—No sé tú, pero la meyonesa no es precisamente mi opción para emborracharme.
Aquello me hizo fruncir el ceño, miré el carro y había puesto como cinco frascos. Reí sacando cada uno, devolviendolos a sus sitios.
—Lo siento, es que estoy distraída.
Sonrió llevando el carro hacia alguna caja con menos personas.
—Bueno, tendremos alcohol hasta Julio, creo.
Suspiro mirando el coche, estaba lleno de gaseosas y todo tipo de licores junto con varios sixpacs de cervezas. Era demasiado, como para emborrachar a un tumulto de personas y hasta sobraría.
—Es mejor que sobre a que falte.
Maze entre cierra los ojos. —Cierto, y ya sabes, todo limpio mañana.
Tan solo pensar ya me da flojera, no sé mucho de la vida de Dylan, pero ayer su mirada sincera y sus agradecimiento llenaron mi corazón. Fue tan dulce, como si nunca le hubieran hecho una fiesta en su vida.
Asiento a lo que dice, realemente vale la pena.
📌📌📌
¡Holaaaaa! ¿Cómo están? B)
El próximo capitulo es la fiesta :O
Aquí un pequeño adelanto (mejor dicho, la primera linea del capítulo xD)
"Era un desmadre ¡Todo era un maldito desmadre!"
¿Ya se imaginan que puede pasar?
Un secreto ya, pero shh: Si me animo, será un POV Maze 7w7
Yeiiii
Baee ♥
Sam.
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