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.Décimo Cuarto.

C A P I T U L O:  1 4

"Venganza"

Era un desmadre.

¡Todo era un maldito desmadre!

Las cosas se estaban saliendo de control. Demasiado.

Comenzando por Sheril, quién se me había perdido hace bastante rato, después de lo que me costó hacerla venir y ¿Todo para qué? ¡Para que al final ni siquiera haya valido la pena! ¡Ella simplemente se fue y se perdió!

Por otro lado, Maze se había desaparecido después de una llamada que entró en su celular, otra vez mi curiosidad me picó por preguntar en ese momento de quien se trataba, sin embargo, me contuve, absteniendome a cualquier tipo de cuestionamiento de mi parte. Luego está el cumplementado, estuvo aquí, como ya me había dicho, pero después de unos minutos más, simplemente ya no lo volví a ver.

Estaba sola en esto y ya me encontraba mareada, borracha o como se diga. ¡Qué demonios pasa conmigo! ¿Cómo deje que todo se me saliera de las manos?

La piscina de Maze era el principal centro de atención, todo el mundo estaba ahí, mi mayor temor era que en una mala pasada, alguno termine ahogándose.

Mis padres me habían estado llamando ya que los vecinos se quejaban por el ruido y el tremendo desmadre que se había armado, por lo menos eso ya lo solucioné, nada que unos cuantos billetes no pudieran arreglar. Eso le dolerá al bolsillo de Maze.

Entonces entre tanto parloteo conmigo misma, algo logra captar mi atención, y creo que la de todos. A sólo unos metros logro divisar a un chico al que lo tenían de cabeza, sí como lo leen. De cabeza.

Había otro alentando y Klens dándole cerveza en esa posición. Eso me desconcierta, ¿Cómo rayos bebe así? Se puede ahogar...  Espera, ¿Qué hace Klens aquí?

¿O eran alucinaciones mías? Quizá la cerveza y los tragos cortos se cruzaron y ahora imagino cosas que en realidad no pasan. Dejé muy específico a los guardias que contrató Maze, que Klens no entrara y como si fuera poco les tendí una foto de él, facilitándoles el trabajo, el cual parece no cumplieron bien.

El chico al estar de cabeza toda la cerveza parece regresarcele y...  Vomita.

Genial, ¿Y quién limpiará eso? Sí, yo.

Me acerco cuando me doy cuenta que no son alucinaciones mías, que en realidad Klems sí está ahí. El imbécil tuvo el descaro de venir.

Me tambaleo en el camino. No es posible que esté mareada en tan poco tiempo, no me lo creo aún.

Cuando estoy parada frente a ellos, decido cambiar mi plan número uno que básicamente era herirlo con mi arma mortal, mi venenosa lengua.

—Hola ¿Interrumpo algo?

Mis palabras salieron arrastradas, lo cual no me hizo ver realmente amenazante. Pero igual, al Klens girarse en mi dirección, sus ojos casi se salen de sus órbitas. Ahora que recuerdo, juré venganza y nunca pude hacerle nada.

El chico que estaba de cabeza es el primero en hablar.

Shh, estamosh acupairos aquii, beba.

Ay Dios, este estaba peor que yo.

—Oh, ¿Deseas que me vaya?

Klens no me mira, no se atreve y eso me hace sacar una sonrisa. Puedo escudriñarlo con tan solo una mirada,  o palabras hirientes, correr el rumor que Sheril terminó con el porque tenía gonorrea, pero eso no me bastaba necesitaba más.

Puedres quedarrt...

Callate, Davon.

Klens interrumpe el ridículo que hacía su amigo y por fin se atrevió a mirarme, estaba borracho también, se notaba en sus ojos inyectados en sangre, quería creer que era borrachera y no pensar que posiblemente estaba drogado. Se me revolvía el estomago solo de pensarlo. Por mi parte, ni siquiera una sonrisa se llevo, no se merecía ni eso, entonces decido mirar a su amigo que seguía pies arriba y con la cabeza tan o más roja que un mismísimo tomate.

—No, no. Si interrumpo es mejor que me vaya.

Doy media vuelta desapareciendo entre la gente, un foquito se había prendido en mi cabeza. Deseaba arruinarle la noche y lo iba a conseguir.

Mis pies se dirigieron por si solos donde se encontraba el Dj. La música se hacía más grande a medida que me acercaba, los parlantes retumbaban mis pobre oídos y eso me hacía tambalear más de lo que ya tambaleaba al caminar. Trato de estabilizarme, no quiero caerme y hacer el ridículo, no cuando quiero que otra persona lo haga.

Subo unas pequeñas escaleras que me llevan directo a una diminuta habitación, cuando abro la puerta, se aprecia un cuarto bastante ambientado y muy bien acondicionado, vaya que estaba acondicionado. El olor a fresco era palapable aquí. Inspiré y me concentré en el chico que me miraba con el ceño fruncido.

Juro que esta parte de la casa de Maze nunca la había visto en mi pura y casta vida.

—¿Te perdiste? No puedes estar aquí. ¿Acaso hoy es el día de molestar al Dj? —se queja con enojo.

Mi ceño se frunció no entendiendo nada de lo que dice, el solo chasquea la lengua restándole importancia.

—Solo quiero hablar en el micrófono ¿Se puede?

Respondo también con molestia, yo venía para hablar toda educada pero el esfumó todas esas ganas.

—No, no se puede.

Lo miré escudriñandolo, otro grosero sin sentido alguno. Luego de lo dicho, se limita a hacer lo suyo de poner las malditas canciones, sin hacerme un mínimo caso.

—Pues yo organicé la fiesta, yo te contraté y yo hablaré por el maldito microfono si se me da la gana.

Suspira y se levanta de su silla para observandome detenidamente.

—A mí me contrato un chico.

—Mi amigo.

—No tienes como probarlo. —se volteó y se sentó de nuevo. Diablos, no puede ser que tenga que volver a hacer esto.

—Bien, ¿Cuánto quieres?

Me miró con una sonrisa en los labios,  maldito usurero, si no fuera por mi sed de venganza ni siquiera le daría un jodido sol[1]. Imito su sonrisa de forma sarcástica esperando su respuesta, este me enseñó su palma, mostrando a traves de eso sus cinco dedos.

¡Quiere 50 soles[1]!

Maldición.

Saco dinero delbolsillo de mi pantalón, refunfuñando en el proceso. Le entrego el dinero tirandolo en su mano y segundos después me entrega un microfono.

Bien. Hora de vengarse.

Aclaro mi garganta antes de hablar.

—Un poco de atención. —al ver que nadie me hacía caso, decidí apagar la música, no pagué 50 soles en vano. Al tener toda su atención de las personas y de paso todos lo abucheos, recién hablo. —No, no se alteren. Vengo a decirles que la fiesta no ha acabado, pero, que estará por acabar si un chico en particular sigue aquí.

Todo el mundo abuchea y comienzan a soltar palabras al aire. Una sonrisa malévola brota de mí.

—¿¡Quieren que la música siga?!

Grito con euforia.

—¡Sí! —se escucha al unisono.

—¡Muy bien! ¡Seguridad, saque al maldito entrometido que se coló a la fiesta sin invitación! —me dirijo al dj mientras tapó el micrófono con mi mano para que no se escuhe. —¿Conoces a Klens?

—Sí, sí, va un grado mayor que yo, está en tu aula. —asiento y me sorprendo al saber que el chico estudia conmigo, quiza sea el hecho que lo veo doble debido a mi borrachera, pero juro no haberlo visto antes.

—Ese mismo, señalalo con el reflector.

Asiente y hace lo propio.

Klens es iluminado por una luz que hace que todos se aparten y él sea el único que se distinga entre la gente.

Eso le facilita las cosas a seguridad que no tarda en dar con el chico. Ambos hombres fornidos lo sacan a la fuerza cuando intentó resistirse. Mi sonrisa no se borró ni un solo segundo mientras todo transcurría.

Me animé (*^ω^*)  ƪ(˘⌣˘)ʃ

POV. MAZE

Quinta llamada de Cristina que ignoro. Diablos, ya no soportaba ni un segundo más con ella.

Había estado conmigo, ivadiendo mi espacio personal, en la maldita fiesta. No toleraba ni respirar el mismo aire que ella, sí, eso es lo que ocasiona Cristina. Acepto mi culpa, le daba mucha importancia a los mensaje que me mandaba y ella se lo tomó diferente.

Pero como no hacer caso si se la pasó diciendo que tuvimos sexo. Algo que no recuerdo para nada y que definitivamente sé que es mentira, aunque en ese momento dudé un poco de la veracidad de sus palabras.

Hoy quiero creer que son simples patrañas, no quiero que ella sea esa chica.

Malditamente no.

Por eso y por una llamada que había recibido en ese momento, me había salido prácticamente corriendo de la fiesta de Dylan, al que no lo vi para nada.

¿Por qué Stacy me llamaría a mí? Justo a mí, que soy prácticamente un rival para su hermano, eso no lo entendía, pero aquí estoy... Montado en mi moto buscándola entre la gente de la pista de carreras sin obtener resultado de encontrarla. El hecho que yo llegue no hará que su hermano cambie de opinión acerca de ir a un hospital. Recuerdo que hace tan solo minutos Stacy me rogaba, casi imploraba, que viniera a ver a su hermano.

—Por favor, si no fuera de urgencia no te lo pediría. Su pierna sangra demasiado y se niega a que lo atienda un especialista. —dijo casi llorando cuando hablamos por el celular.

—Bien. Estoy llendo. —fue lo único que le respondí.

Recuerdo la otra noche, en donde hablamos y ella me contó bastante sobre su vida, solo me limité a escucharla, en serio me agradeció el hecho que haya dejado ganar a su hermano, me habló de muchas cosas, pero lo que capto mucho mi atención fue el saber que su madre estaba enferma. Me quebró un poco cuando dijo que era muy posible que ya le queden muy pocos días, sinceramente no sé que haría sin mi madre, si ni siquiera soporto haber perdido a mi papá. Lo único que atiné en ese momento mientras Stacy se desmoronaba en mi presencia, fue abrazarla.

Dicen que los abrazos son la medicina del alma. No sé si llegue a sanar algo, sin embargo, abrazarla se sintió bien.

Creo que ese pequeño gesto de confianza hizo que sea yo la persona a quien acudiera en un caso como este.

Dislumbro entre la gente a una cabellera muy particular, era ella junto a Aníbal, estaban sentados en el suelo, Stacy hechandole agua en su pierna para despejar la sangre y él con un trapo tratando de que pare.

Acelero hasta que estoy frente a ambos. Ellos se percatan de mi presencia, pero solo Stacy me mira. Bajo de la moto quitándome el casco y dejándolo encima del asiento, evitando que se caiga.

Anibal decide levantar su mirada lentamente hasta que encuentra mis ojos.

Chasquea la lengua como si verme fuera un fastidio, no lo culpo, para mí tambien es un fastidio estar aquí.

—Hoy no, riquillo. —fue lo único que dijo, ignorandome.

Miro a Stacy levantando las cejas, ella sonríe en modo de saludo.

—Tienes que curarte esa herida.

Él, que había dado por terminada su charla conmigo dedicándose a su herida, vuelve a mirarme.

—Lo hago.

Suspiro con pezades, no hay peor enfermo que el que no se quiere curar. Algo me dice que así no es el dicho.

—Hablo de un médico.

Expulsa el aire de sus pulmones. Stacy sigue hechandole agua a esa herida que está demasiado abierta como para que no vaya a un hispital.

—No es asunto tuyo, Maze.

Miro a Stacy con fastidio, ella fue quien me trajo aquí, sabía que yo no podría convencerlo. ¿Por qué razón me haría caso a mí? Entonces noto en su mirada angustia y eso hace que decline mis intenciones de largarme de este lugar.

Me agacho a su altura, quitándole el trapo con el que se estaba curando. Anibal me mira con molestia, amarro el trapo por arriba de la herida para que deje de salir tanta sangre.

No puedo creer que este haciendo esto sin desmayarme en el proceso.

Sólo me encargo de amarrar, tratando de no mirar la herida, en especial la sangre.

Veo a Stacy limpiarle con un pañuelo.

—Por favor Aníbal, vamos al médico. —le ruega, él solo niega y yo me levanto de la posición en la que estaba.

Bien, esto es todo lo que puedo hacer. Sé que no fui de mucha ayuda... Pero en serio esto me produce muchos nervios y no quiero que ninguno se entere de mi debilidad. La única que tengo.

Entonces, Stacy también se levanta.

—Iré por gassa y esparadrapo. —le avisa a su hermano, luego se dirige a mí. —¿Podrías llevarme?

Aníbal mira a su hermana con el ceño fruncido mientras que yo solo me limito a asentir un poco contrariado. Me giro hacia mi moto sacando mi casco y el casco extra que tengo debajo de asiento.

—Póntelo.

Ella lo recibe, está toda callada eso me sorprende un poco. Siempre anda seduciendome o provocándome, creo que desde su desahogo conmigo, ella dejó de verme como lo hacía.

Parece que ahora sí ya le parezco persona.

—Si tienes algo que hacer puedo ir a comprar yo sola.

Está cruzada de brazos, no entiendo por qué lo dice.

—Puedo llevarte.

—No parece. Tienes cara de culo.

Río por su ocurrencia.

—¿Siempre tan directa? —hablo mientras subo a la moto con el casco puesto, por lo que mi voz sale distorcionada.

Ella se encoje de hombros. —No me gustan los rodeos, para eso están los establos ¿no?

Río de nuevo, le hago una señal para que suba a la moto y salgo hacia una farmacia que esté lo más cerca posible.

Ella duda pero al final decide poner sus manos al rededor de mi torso. Aumento la velocidad solo para molestarla, es graciosa, puedo sentir su miedo, ella está tan pegada a mí, que su palpitar se siente claramente en mi espalda.

—¡Mierda! ¡Baja la maldita velocidad!

Mi cuerpo sube y baja por la risa, entonces a lo lejos logro divisar una farmacia. Paro en seco al estar cerca haciendo que ella se agarre aún más fuerte de mí. Me está resultando bastante divertido joderla.

—Bien, aquí es.

Ella gruñe atrás mío, baja con bastante torpeza, al parecer la velocidad no es algo que le guste. No como a Lo...

Frunzo el ceño ante la comparación interna que hice.

Stacy toma mi atención cuando noto como se quita el casco con rudeza.

—¿¡Estás loco?!

Sonrío con superioridad y le señalo la farmacia que tenemos en frente.

—Anda y no seas llorona.

Suspira llendose a comprar lo que necesita, espero paciente mientras la observo conversar con la recepcionista, ella habla, habla y la otra trata de entenderla, deduzco que seguro le está preguntando como puede curar un herida sin necesidad de acudir a un especialista. Veo que tiene una bolsa con bastantes medicentos, lo cual me hace fruncir el ceño, no creo que todo eso necesite su hermano.

Y luego, algo raro pasa, todo sucede tan rápido que no logro entender aún, más cuando veo que Stacy está corriendo en mi dirección. La recepcionista al percatarse de ello, solo grita.

—¡Ratero!

Diablos.

Veo a Stacy subirse a la moto con rapidez.

—¡Ahora sí, corre!

Me pongo nervioso pero atino a prender la moto, salgo disparado. Y solo segundos después caigo en la cuenta de todo.

—¡Diablos, Stacy! ¿¡Qué sucede contigo?!

Ella solo estaba cogiendose de mí con una mano teniendo el cuerpo hacia atrás, he de suponer que con la otra ocultaba mi placa. Tuve que hablar fuerte para que me escuchara y cuando ya habíamos salido del peligro de ser vistos, Stacy recién se enderezó para contestarme.

—Tuve que hacerlo—responde despreocupada.

—¿¡Y lo dices así nomás?!

Estoy a tanta velocidad que en tan solo segundos ya habíamos llegado a la pista de carreras teniendo a Stacy abrazando mi torso en todo el transcurso, pero esta vez sin quejarse. Vuelvo a parar en seco, ya que no me había dado cuenta. Escuhco un "Demonios" de su parte por lo abrupto que fue parar así. Ella baja refunfuñando otra vez, pero la diversión había desaparecido en mí.

—Sí, bueno. Robo y ¿Qué? —me mira con molestia.

—¿Robo y qué? —repito sorprendido. Ya me había calmado un poco. —No puedo creerlo, pudiste haberme pedido dinero, pudiste prestar a otro sitio si querías, pero ¿Robar? ¿Te das cuenta de las consecuencias?

—Ay por favor, no me digas que me vas a dar sermones. —resopla.

Entorno mis ojos hacia ella negando con la cabeza.

—Pues no. Pero no deberías hacerlo.

Ella ríe amargamente. —Escucha Maze, no me des esaierda de mirada decepcionada ¿Bien? Yo no tengo una madre o un padre con mucho dinero como tú. Nunca conocí a mi 'papá', ¡Mi mamá está enferma, maldita sea! Anibal no me deja correr y ahora se rasgó la maldita pierna, si tengo que robar para que ambos se curen lo haré ¡Y no te atrevas a juzgarme porque a diferencia de ti, yo no tengo la vida resuelta!

Tomó aire y me tiró el casco en el pecho.

Me dejó sin palabras, quise ir tras ella, no tengo motivos, solo quería ir, decirle que cuente conmigo si de situación económica se habla, yo podría ayudarla... Pero todo intento de hacerlo quedó en el aire cuando sentí mi celular vibrar en mi bolsillo.

Lola.

📌📌📌

Sol o soles [1] : Nombre establecido de la moneda o billete aquí en Perú. Monedas menores a un sol, se les denomina céntimos.

¿Qué les pareció el capítulo? :D

Sam♡

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