・05 ⎢ Break
—Sabes, ahora que estas algo callado y apartado aquí es cuando te pregunto "Oye, ¿Por qué tú no te integras?" y tú el más inteligente del mundo respondes todo con expresión sombría..."Me da lo mismo" —Dijo Mikey, en un intento de broma matemática.
Soltó una risa forzada que poco a poco se fue apagando al ver como Takemichi solo le respondía con una mirada curveada fingiendo que le había hecho gracia. Seguido de ello, el menor solamente bajo la mirada y continúo haciendo garabatos con su lápiz, simulando estar concentrado en entender las fórmulas para hallar el punto medio de un segmento.
¿A quién rayos le importaba saber cuándo media la mitad de una línea imaginaria en un plano? Era estúpido.
—¿Sabes que parte le faltó a mi chiste intelectual? —preguntó Mikey, con un tono más serio.
—¿Qué?
—La parte en la que te da puta gracia—Ambos se miraron durante un momento antes de que Mikey suspirara rendido— Me enteré que lograste el puesto diecisiete en los parciales. Felicidades, supongo. Enserio me da mucha alegría.
Lo dicho salió con un tono melancólico. Mikey en verdad se sentía feliz por su estudiante, pero Takemichi había llegado con ojeras más grandes que las del día anterior y mucho menos agraciado como de costumbre. Supuso que algo malo había pasado para que la felicidad de haber logrado notas bastante satisfactorias sea relegada a un segundo o hasta tercer plano.
Takemichi volvió a fingir una mueca de felicidad solo para responder a Mikey y luego regresó sus ojos al garabato que formaba con su lápiz— No todo es mérito propio, las tutorías sirvieron mucho. También el plan de la suerte.
¿Te refieres a la metodología basada en la ingeniería inversa y la probabilística para aprobar exámenes de forma legal, sencilla y hecha bajo conocimientos básicos de la matemática general?
—Si eso—respondió a secas.
Era un desperdicio de saliva mencionar un nombre tan largo.
Lamentablemente la conversación resultó ser efímera, nuevamente ambos jóvenes se encontraban en total silencio, solo siendo acompañados del sonido del lápiz al tocar el papel. Quizá no era el momento perfecto, pero Takemichi ya se estaba hartando de toda esta situación, no había pies ni cabeza en su actuar. Lo peor de todo, la ansiedad por no tener un cigarrillo en su boca estaba regresando.
—Creo que voy a dejarlo.
¿No se supone que ya habían tenido esta conversación hace poco? Mikey se recompuso sobre la mesa y suspiró para sí mismo, buscando convertirse en la voz de la razón como siempre.
—¿No estas satisfecho? —Mikey mencionó con tono tranquilizante— Micchi, últimamente estamos yendo en ascenso. Quizá todavía no es un top diez—volvió a aclarar— pero estamos cerca de lograrlo, tu confía en mí.
No hablo de las matemáticas. Yo me refiero a... Dejar la carrera.
Bien, esto era un asunto más grave. Se quedó helado, estaba volviendo a suceder.
—Eso es muy... Repentino de oír—Atinó a decir de primeras, dejando de lado la tristeza interna que lo embargo de repente— ¿Por qué?
Takemichi se mofo, pensando que lo decía de broma— ¿Enserio lo preguntas? —Mikey asintió con la cabeza esperando una mejor respuesta y al ojiazul no le quedo más opción que dársela— Yo no tengo talento para esto, soy pésimo y ¿Sabes qué? A mí ni siquiera me gusta la ingeniera. Solo me he estado complicando la vida y ahora simplemente quiero dejarlo, eso todo. Fin de la conversación.
A medida que hablaba se notaba el nudo en la garganta que trataba de ocultar Takemichi, rehuyendo su mirada y tratando de que suene lo más casual del mundo, incluso como si fuera divertido. Tan divertido como pedirle a los de la cafetería que cambiaran tu café por otro porque te arrepentiste.
No, esto no era para nada divertido.
La tristeza se convirtió en ira y Mikey apretó los dientes enfurecido —¿De que estas hablando, Takemichi? —No me dijo por el apodo, aquello no le había hecho ni una puta gracia—¿Qué hay de los finales? ¿Enserio lo vamos a dejar todo tan cerca? Deja de hacer bromas de mal gusto. Todavía tienes una oportunidad así que toma el lápiz y continúa estudiando, no te he dado permiso para descansar todavía.
—¿Oportunidad de qué? No sé de lo que hablas. Di lo mejor de mí y como vez, ese fue mi limite—Su voz bajo una octava sin que pudiera evitarlo y ahora estaba conteniendo lágrimas de impotencia al no poder olvidar como se habían burlado Hina y sus amigas de él—Si es por el dinero, no te preocupes. Vendré algunas lecciones más, pero eso todo.
—Pasó algo ¿Verdad? —preguntó Manjirou, ignorando lo último dicho por el ojiazul —Tú no eres así, Takemichi. ¿Es algo tan grave que no me lo puedes decir?
Trató de acercarse y ponerse a su lado, pero Takemichi de inmediato tomó distancia y negó en silencio a su pregunta.
—Estábamos avanzando muy bien. Si sientes que no fue suficiente, entonces ven más horas. ¡O mejor aún! ven todos los días— insistió, preocupado por no ver ningún cambio en las expresiones de Takemichi— No puedes simplemente dejar la carrera, por favor, olvida lo que dijiste.
¿Y tú con qué derecho te atreves a decirme aquello? Pensó Hanagaki. Incluso en esta situación Mikey se atrevía a esconder el hecho de que él había sido el primero en abandonarla cuando así lo quiso. Y lo peor de todo es que se tuvo que enterar por terceros, porque Mikey no tenía si quiera los cojones para decirle la verdad. Lo desconocía, nada de lo que sabía de Mikey era verdad y eso solo afligía más su herido corazón.
—No quiero continuar ¿Sí? Estoy cansado de esto, entiéndelo por favor.
—¡Bien! Hoy descansamos, pero retomaremos el estudio mañana.
—No me refiero a eso Mikey. Si no me voy a presentar al examen final es una pérdida de tiempo.
—¡Si te vas a presentar, joder! —Impuso asustando al ojiazul en el acto. Mikey no quiso admitirlo, pero su dureza estaba flaqueando, no sabía qué hacer para detenerlo y sus sentimientos estaban tomando control sobre su hablar.
Sin pensarlo de más, se acercó hasta Takemichi antes de que este le rehuyera de nuevo y lo sujeto por los hombros de su chaqueta roja, tratando de encararlo.
—¡Dime que pasa! ya no es pregunta, ¡es orden!
—¡Déjame en paz! —forcejeo.
—¡Takemichi, no puedes dejar los estudios! Piensa en todo el tiempo perdido, que dirán tus padres...
—Mikey...
—¿¡Y Qué hay de tus motivaciones!? Que hay de Hin—
—¡Eran todas mentiras! ¿¡Si!? —Takemichi gritó, ya no poniendo contener las lágrimas que nuevamente empapaban sus mejillas. Se supone que ya había llorado toda la noche anterior, aun así, sus ojos no dejaban de estar acuosos de forma infinita y eso lo hizo odiarse más— ¡Es por eso! ¿¡Contento!? Solo se estaba burlando de mí. Hina nunca iba a darme una oportunidad, la escuche decirlo a escondidas.
Mikey se quedó estupefacto—¿De que estas hablando?
—Yo, todo este tiempo, ¡todo lo estaba haciendo por ella, para ella! Yo solo quería que estuviera orgullosa de mí, esa era mi única meta—apartó la mirada, riendo levemente—Incluso estudie una carrera que no me gustaba. Dime que soy ridículo...Por eso todo es una mierda, igual que yo.
—¡Claro que no lo eres!
—Yo ya no tengo motivaciones, Mikey. Ya no quiero seguir—dijo, directamente a los ojos negros del rubio cenizo.
—No abandones Takemichi.
El ojiazul no sabía porque, pero cada vez que Mikey repetía eso una parte de él se volvía a embargar de ira una y otra vez.
—¡Que insistente eres! dices que no lo abandone ¿Bien? Entonces dímelo, Mikey— Frunciendo el ceño Takemichi trató de apartar el agarre de Mikey, pero este se deshizo con facilidad al mencionar las siguientes palabras— ¿Por qué dejaste la facultad de ciencias?
El mayor trago duro. Sus ojos se abrieron en terror y sudo frio, alejando sus manos de Takemichi y tomando su espacio.
Al no recibir ningún tipo de respuesta, Takemichi supo que aquello era mucho más delicado para el mayor de lo que creía, aun así, el daño ya estaba hecho. Volvió a repetirse.
—Baji me lo dijo, eran amigos ¿No? Entonces, ¿Por qué?
De igual manera, el silencio prevaleció.
Mikey por su lado, trato de no mostrar debilidad al ser ahora él quien se encontraba reprendido. Y si ninguno ayudaba a aligerar el ambiente, no quedaba nada más de lo que hablar, solo incertidumbre acompañaba de mentiras e inseguridades.
—Bien. Es todo.
No paso mucho tiempo hasta que Takemichi decidió tomar sus cosas y retirarse de la estancia del de lentes, el cual, sin ningún tipo de queja o comentario, lo dejó irse sin soltar palabra. Por un lado, aquello lo hizo sentir doblemente herido, no solo porque había tenido el descaro de incitarlo a no abandonar la carrera cuando él ya lo había hecho hace mucho, sino también por su propia actitud hacia Mikey. Aunque Mikey le mintiera, se fuera por las suyas o actuara reacio con él algunas veces, todavía le seguía teniendo aprecio.
Cuando se fue, tuvo tiempo para calmarse.
Por un día, decidió ignorar todo lo que alguna vez significo algún tipo de preocupación para el: Faltó a sus clases, dejó colgados varios mensajes (así como llamadas de Hina) y se dispuso a no ir a sus lecciones de estudio con Mikey.
Había pasado mucho tiempo desde que no procrastinaba y ciertamente quedarse en su habitación todo el día, únicamente viendo series o videos en su celular sin siquiera levantarse de su cama desarreglada, tenía su encanto. Comió chatarra y se bebió media cerveza que tenía guardada en su mini refrigerador, pero no satisfecho con ello, salió de su departamento únicamente para comprar cigarrillos, sentarse en una esquina del campus y fumarse la cajetilla completa.
Al cuarto día de su vida como desadaptado, Takemichi entendió que no resultaba muy divertido que digamos levantarse a las tres de la tarde con leve resaca. Además, Chifuyu le había estado reventando el teléfono a llamadas y mensajes de texto, preguntándole si estaba muerto o si se le habían subido los humos para estar faltando a clases después de obtener una nota medianamente buena en los parciales.
Con toda su tragedia sentimental se había olvidado por completo que ciertamente había logrado una mejoría para sí mismo en lo que respecta matemáticas. Pero ¿Tenia alguna importancia ahora que estaba por abandonar?
Antes de que se respondiera mentalmente de que todo era una reverenda mierda, el sonido de mensaje de texto volvió a sonar en su teléfono. Suponiendo que otra vez era Chifuyu molestando, Takemichi desbloqueo su móvil. De una buena vez por todas le mandaría una nota de voz con gemidos para avergonzarlo en medio de las clases por no bajarle nunca el volumen a su dispositivo.
Para suerte de Chifuyu, el mensaje había resultado ser de Inupi.
Como solía hacer casi de costumbre, lo estaba invitando a que asistiera a la presentación que tendría su banda esa noche en un bar cercano a la universidad. Takemichi solía rechazar esas invitaciones casi de inmediato, alegando que tenía poco tiempo o ya tenía planes con Hina esa noche. No es que fuera muy fan de la musica rock en vivo, el hecho de estar entre mucha gente sudorosa, bebiendo alcohol de forma descontrolada y encima, en un lugar de mala muerte, no era su estilo.
No era para nada su estilo, pero, por alguna razón en particular, la invitación no se escuchaba como una mala propuesta en ese momento. Takemichi ahora se sentía libre de hacer lo que quisiera, así que, sin dudarlo más, respondió con un "Ahí estaré" antes de apagar su teléfono en el momento en que vio el nombre de Mikey en sus notificaciones.
・
A ciencia cierta no sabía muy bien cómo se debía vestir para una tocada de ese tipo, así que solo atinó a mostrarse casual pero accesible, usando botines negros, jeans ajustados levemente rasgados, camiseta gris desteñida y una chaqueta de cuero. No se tomó la molestia de arreglar su cabello así que solo se lo dejó desordenado. A su percepción lucia bastante bien a pesar de no poder ocultar las orejas que todavía permanecían debajo de sus ojos, pero no le molesto. De todas maneras, solo iba a estar un rato y a lo mejor beberse unos cuantos tragos.
Cuando llego no se llegó a sorprender demasiado, el bar en si era como lo estaba imaginando: Sillas altas de terciopelo desteñidas, afiches musicales fosforescentes rotos y sobreponiéndose los unos a los otros en las paredes, piso pegajoso y el fuerte olor a cerveza trasnochada. El lugar era estrecho, con el techo bajo y repleto de gente, únicamente siendo iluminado por luces neón y solamente un reflector amarillo que apuntaba directamente al escenario.
Después de estar sentado en una de las sillas del bar solamente tamborileando los dedos por veinte minutos las pruebas de sonido al fin terminaron, los chicos de la banda hicieron aparición y la multitud se apachurró alrededor del escenario expectantes. Takemichi también se acercó y saludo con un gesto en su mano al ver a Inupi, recibiendo a cambio un guiño en respuesta mientras este soltaba leves acordes con su guitarra.
El sonido estruendoso de la batería redoblando resonó en todo el local, dejando a Takemichi atónito. En esta se encontraba Ryuguji Ken, un chico de tercer año que era muy conocido por realizar tatuajes de buena calidad a bajo costo. En el bajo estaba Kokonoi, el mejor amigo de Inupi y uno de los mayores usureros de la universidad, tocando al ritmo del compás y resaltando por la forma tan genial en que lucía su delineado negro. Y claramente en el centro, en toda su gloria, se encontraba Inupi como guitarrista y cantante principal de la banda.
Su actuar era hipnótico y cantaba cada palabra como si se la creyera, inclinándose una y otra vez sobre el micrófono a la vez que rasgaba las cuerdas de su instrumento, solo alejando su mano cuando tenía que recogerse el cabello hacia atrás para volver a comenzar el coro. También era increíble el movimiento de sus hombros y cadera enfatizados por sus jeans desgarrados y camiseta ajustada, resaltando su delgadez.
Takemichi se tomó un momento para observar como las chicas se quedaban igual de alucinadas por el actuar de su amigo guitarrista. Y no era para menos, en algún momento de la noche él también estaba como los demás llevando el ritmo de la música con su cabeza y con una lata de cerveza en su mano lleno de excitación por tal presentación.
—No sé qué es peor compañero, que faltes durante cuatro días a... No lo sé, ¡Todas las clases! o aún peor, verte por aquí como un ebrio sin preocupaciones por la vida.
Después de tan maravillosa tocada la gente se dispersó por el bar y empezó una fiesta improvisada en el salón de ensayos detrás del escenario principal. El lugar era mucho mas reducido y Takemichi no podía creer como había tanta gente apretujada en un mismo sitio, bailando y frotándose como si la vida dependiera de ello.
Para su buena suerte, Chifuyu apareció para hacerle compañía, porque, el hecho de estar completamente solo en un bar, sentado en la barra bebiendo piñas coladas lo hacía ver como blanco fácil para los calenturientos que buscaban una presa fácil para llevar a la cama.
Y, a lo mejor ya estaba algo mareado. Porque esos leves roses que sintió en su cuello, que no eran para nada casuales, de algunos extraños que lo rodearon no habían sido precisamente molestos.
—No estoy ebrio. —aclaró Takemichi. No solo para objetar a Chifuyu, sino también para ver si podía creérselo el mismo.
—No, pero estas a punto —respondió enojado —Ahora, ¿Me puedes decir porque faltaste?
Takemichi borró su sonrisa despreocupada y agacho la cabeza. Trató de beber otro sorbo de su bebida, pero Chifuyu se lo impidió alejando el popote de sus labios y fulminándolo con su mirada para que hablara.
—Lo de Hina y yo se terminó.
—¿¡Qué!?
—De hecho, ahora que lo digo en voz alta...Ni siquiera había algo que comenzar—rio, sentándose hacia la barra y apretando con ambas manos el vaso de vidrio, tratando de evitar que sus ojos se pusieran rojos de nuevo— Ella... Me engaño Chifuyu.
—Takemichi yo...—susurró afligido, acercándose a su mejor amigo para rodearlo en un abrazo— Lo siento mucho.
Takemichi se dejó abrazar y solo miró al suelo desganado. Aun así, la música a todo volumen del local le hacía recordase a si mismo que ya no estaba contra su almohada, debía mantener las apariencias.
—¡Lo sabía! Sabía que era una maldita perra. ¡Por Dios, mi intuición nunca falla! —enfureció, pataleando en su propio asiento —Si quieres ahora mismo vamos y metemos insectos por debajo de su puerta. Veras que entre rastreros se entienden, joder, ya quiero ver su cara de asco. Eso te hará sentir mucho mejor, estarán a mano.
—No, está bien. Déjalo así, enserio.
—Pero Takemicchi ¡Tiene que pagar!
—Igual ni éramos novios. —soltó avergonzado— Solo voy a ignorar sus llamadas, es todo.
—Pero...—Chifuyu insistió inflando los mofletes. No podía quedarse de brazos cruzados—Esta bien, te entiendo.
Takemichi sonrió para su amigo gatuno, sintiéndose más tranquilo.
—Te entiendo, pero igual me vale mierda. —declaró el rubio molesto. Tomó su teléfono y marco inmediatamente a su persona de confianza. Mientras timbraba, siseó en silencio lanzando insultos al aire, hasta que escucho una voz del otro lado de la llamada— ¡Baji! Prepara dos latas de pintura y papel de baño. Te veo en el campus principal en veinte minutos.
—Chifuyu, ¿Qué vas a hacer?
—No le haremos nada a su dormitorio, tranquilo Juró haciendo un gesto de confianza. Aunque este gesto fue borrado al ver como sobaba sus palmas de manera "malévola" y apretando sus ojos en una mueca— ¡Vamos a vandalizar el edificio de su club! deséame suerte— dijo, antes de darle un largo trago a su bebida y soltarla con fuerza contra la barra— Me pagas esto, ¿Sí? Adiós.
—¡Idiota, espera!
Antes de que Takemichi pudiera detenerlo su mejor amigo ya había salido volando, volviendo a quedarse el solo por uno momentos con cara de incrédulo. Igual no podía hacer nada al respecto, cuando a Chifuyu se le metían ideas de venganza en la cabeza no paraba hasta cumplirlas.
Como aquella vez después de su fiesta de bienvenida, esa vez en que fueron humillados al ser emplumados como gallinas. Recordaba ese día muy seguido por ser el inicio de su enemistad con el novio de su amigo, pero lo más gracioso de esa historia era que tenía un final feliz. Porque Chifuyu se metió al dormitorio de Baji y le cortó su larga cabellera al mayor y a todos los de tercero en venganza.
Y nuevamente repetía, lo que pasó después ya era historia.
Viendo que se había vuelto a quedar sin bebida, alzo un poco la voz para llamar la atención del encargado para recargar su vaso, pero una persona ya conocida se le adelantó y tomo el lugar vacío a su costado.
Dos cervezas por aquí— indicó, recibiendo un asentimiento del barman. De inmediato, giró su mirada a Takemichi y sonrió coqueto— Yo invito. Me sorprende verte por aquí, Takemichi.
—Supongo que no es muy común en mi—sonrió levemente—¿Tu como has estado, Inupi?
Despues de la presentación de la banda ambos chicos no pudieron hablar de inmediato, debido a que Inupi y su grupo tenían que ayudar a retirar los equipos de sonido. Además de ello, el chico estuvo retenido un largo rato rodeado de chicas que querían su atención.
¿Así que ese es el poder de los que tienen talento para tocar un instrumento, eh? envidió el ojiazul.
—Hago lo que puedo, no me quejo —Inupi alegó, recibiendo su cerveza y dándole un trago de inmediato— ¿Qué piensas, Takemichi? ¿Estuvimos bien?
¡Por supuesto! Traían a la audiencia como unos locos. Y estuviste fabuloso con la guitarra, no sabía que eras tan bueno.
—Todavía no soy tan bueno, pero hoy estaba inspirado porque te vi en el público —Habló risueño.
Takemichi se avergonzó y solo atinó a reírse casualmente. ¿Acaso esa fue una señal de coqueteo? Oh, bueno. De igual manera, recordaba la presentación de su banda como una experiencia realmente distinta a las que ya estaba acostumbrado, como una dosis de adrenalina que no sabía que necesitaba. Indirectamente, agradecía a Inupi por eso.
—Hay un montón de gente, no sabía que fueran tan populares—comentó, haciendo caso omiso al alago anterior dicho. Imitando a su amigo y agradeciendo la bebida gratis, tomó de su cerveza y sintió lo amargo recorrer en su garganta de manera satisfactoria.
—No tanto—soltó modesto— Pero Koko es bueno con la publicidad, no sé cómo lo hace. Siempre logra vender todas las entradas antes del show.
—Y mientras tanto tú las regalas, Inupi. Arruinas mis finanzas ¿Si lo sabes? — El pelinegro mencionado apareció de pronto por detrás de Inui y atinó a golpear de forma amigable la cabeza del regañado con una lata de cerveza, haciendo sisear a Inupi por lo helada que estaba. Los ojos de Koko se dirigieron ahora hacia el ojiazul saludando con un gesto— Hanagaki Takemichi, No sabes lo mucho que Inupi estaba esperando que vinieras, hoy se pasó toda la tarde regañándonos para que la presentación fuera perfecta.
—¡Claro que no! —alegó Inupi en una sonrisa forzosa, indicándole a Koko con los ojos que dejara de avergonzarlo—Es que siempre debe ser perfecta, no digas tonterías.
—Como digas—Hablo curveando su mirada sarcásticamente— Perdóname porque estar interrumpiendo tu ligue—bromeó, sacando su lengua para seguir alterando al rubio.
Takemichi solo se quedó como espectador, riendo de forma genuina ante las bromas de Kokonoi hacia su mejor amigo. Se notaba que se llevaban bastante bien a pesar de que ahora estaban mano a mano tratando de empujarse y discutiendo.
—Koko ¿Qué haces aquí de todos modos? ¿No ibas a cobrar autógrafos con tus fanáticas? —le recordó el rubio, tratando de echarlo de forma amistosa, pero resaltando una vena saliente debajo de sus ojos.
Kokonoi asintió con una leve risa por haber logrado cabrear a su mejor amigo, así que solo atinó a dejarle sobre la barra aquella lata de cerveza que trajo diciendo "Toma, tu premio" y se alejó agitando una de sus manos libres — Un gusto, Hanagaki.
Takemichi respondió amistosamente e Inupi se disculpó por el actuar de su bajista, suspirando al aire agotado.
No te creas nada de lo que dice ¿Ok? Es un idiota—Excusó y Takemichi sacudió la cabeza para restarle importancia.
—Tranquilo, me cayó bien. De todos modos, como banda creo que son fantásticos— dijo, sorbiendo su propia bebida.
—¿Solo como banda? —Jugueteó.
—Todo tu, Inupi— Respondió dándole lo que quería. De todos modos, era verdad, Inupi era fantástico— Por cierto ¿Tienes cigarrillos?
Inupi abrió un poco los ojos sorprendidos y ladeo la cabeza. Asintió a la par que rebuscaba en el bolsillo de su chaqueta y sacaba una caja a medias que todavía tenía, ofreciéndole uno al menor
—Pensé que ya lo habías dejado, ¿Sucedió algo?
—No, claro que no. —Aunque lo negara y de vez en ratos se sintiera bien seguía recordando todo lo que cargaba consigo mismo. Era como una tortura.
—¿Estás bien Takemichi? No lo quería decir, pero, te veo un poco desanimado.
—Solo se me antojaron, no me pasa nada—comentó indiferente, recibiendo el encendedor que Inupi le ofreció para prender su cigarro, inmediatamente lleno sus pulmones de tabaco y lo soltó en una minúscula nube opaca.
—No me malentiendas, no es que me estés aburriendo ni nada de eso. Pero, sabes que puedes confiar en mí—hubo un silencio, esperando respuesta, pero Takemichi se veía retraído— A veces uno solo necesita ser escuchado para sentirse mejor, para sentirse más liberado. Y si tú me lo permites, te ofrezco mi noche completa.
Takemichi curvó los labios en una media sonrisa, soltando una risita agradecida. Realmente le resultaba gratificante al menos tener un amigo en estos momentos en que se sentía tan vacío. Tambien tenía a Chifuyu, pero este se encontraba empapelando la fraternidad de su ex no-novia. Lo que ciertamente ahora le resultaba algo gracioso, al menos lo apoyaba a su manera.
—Bien, solo porque eres tú.
—Me alagas—Inupi resaltó, antes de levantarse de su asiento y tenderle su mano al menor— ¿Bailamos?
Claro—asintió Takemichi, tomando su mano en respuesta.
・
Cuando la pista de baile los dejo exhaustos decidieron sentarse a platicar en un lugar un poco mas privado. Inupi sugirió que fueran hasta el final del corredor trasero, estaba pasando los baños y, aunque el ambiente estaba rodeado de parejas besándose y acariciándose por encima de la ropa, era un lugar tranquilo y todavía estaba a la vista de la fiesta, así que podían sentarse y fumar sin problemas.
Takemichi confió en Inupi así que decidió no darle muchas vueltas y contarle todo sobre Mikey. Le contó sobre como su tutor hacia las cosas que hacía y como lo hacía sentir al respecto, como le enseñaba y no se rendía con él, su forma tan infantil de comportarse, las peleas que tuvieron. Todo. Inupi escucho en silencio, asintiendo en ciertos momentos para confirmar su atención.
—Entonces, aquella vez en el comedor— Recordó Inupi, mirando hacia la luna que iluminaba por una de las ventanas altas—Supongo que estabas tratando de defenderlo. Pero no sabías que Manjirou era ese tipo de persona.
—Yo...Realmente pensé que Mikey quería cambiar —susurró el menor agachando su mirada y recostando sus brazos cruzados sobre sus piernas levemente estiradas— ¿Fui muy engreído? Yo creía que realmente era el cambio positivo en su vida.
—Claro que no, tu hiciste todo bien. Ni siquiera te aprovechaste de él teniendo la oportunidad, eso requiere valentía—Mientras Takemichi lo observaba Inui pasó sus nudillos suavemente por su mejilla, escuchando el resto de sus quejas.
—¡Obviamente no lo iba a hacer! —declaró seguro de sí, logrando que Inupi contorneara sus labios en una media sonrisa— Estoy enojado porque no confía en mí, ya no sé quién es Mikey en realidad.
—Creo que igual no deberías darle demasiadas vueltas— Takemichi lo miró ingenuo— Lo que me refiero es que, ¿Por qué debería importante Manjirou? Si el quiere mantenerse de esa manera, bien, que lo haga. Quizá puede ser un excelente tutor, pero su vida personal te esta afectando mas de lo que debería.
—¿Eso crees?
—Mírate ahora, sacaste una excelente calificación en matemáticas, pero, no te veo muy contento que digamos.
—Supongo que son...Varios motivos.
—Solo deja de pensar en todo. Manjirou no tiene que ser el centro de todo tu mundo.
Y quizá Inupi tenía razón. Se sentía mucho mejor luego de soltarlo todo, pero, aun así, seguía el vacío dentro de si mismo. Ya no sabia que estaba haciendo con su vida, estaba perdiendo el rumbo de a poco. E inconscientemente, sentía la necesidad de que alguien le dijera que hacer: como sentirse, como moverse, como vivir.
—Libérate de todas tus preocupaciones.
—¿Cómo hago eso? —preguntó agitado. El alcohol también calentaba su cuerpo y se sentía mucho más impulsivo que de costumbre.
Inupi dirigió sus ojos hacia Takemichi, enternecido por su ingenuidad. Y aquello lo llevó a comportarse de forma impulsiva, acercando su rostro hasta su acompañante, tanteando lentamente hasta que deposito un fugaz beso en los labios del ojiazul.
— ¿Inupi? —Fue lo único que atinó a decir de primeras, la cabeza empezó a darle más vueltas— ¿Tu?
—Supe lo que pasó con Hina —soltó, dejando a Takemichi nuevamente un poco cabizbajo. Odiaba mucho que siguiera afectándole hasta ese punto— Se que ella era muy importante para ti, pero no merece tus lágrimas. No cuando tú eres alguien tan tierno y gentil, Takemichi.
—¿Qué sucede? No entiendo lo que estás diciendo—Takemichi se sonrojo.
—Se que todavía no soy suficiente para llenar tu corazón —Inui acentuó más su mirada sobre el rubio de ojos azules, acariciando su barbilla para que no alejara la mirada —Pero déjame consolarte, al menos por hoy ¿Sí?
De nuevo se acercó.
Takemichi podía sentir su aliento contra sus labios, a la vez que su cabeza daba vueltas y retumbaba al ritmo de la música electrónica que todavía resonaba en el bar. Se sintió extrañamente emocionado, desenfrenado, como si sus acciones no tuvieran la importancia que en realidad se supone que tenían.
Por alguna razón, también recordó las palabras de Mikey cuando este se había referido a un beso con un: No sentí nada.
Porque, cuando finalmente dio un asentimiento con solo el movimiento de su cabeza y tuvo a Inupi besando de forma fogosa sus labios, el respondió de la misma manera, entregando a su disposición su lengua y dejando que le diera caricias descaradas alrededor de su cintura. Y era verdad, el tampoco sentía nada. Pero por alguna razón, a pesar de no haber ningún sentimiento de por medio, sus ojos cerrados no podían dejar de soltar lágrimas silenciosas.
Sus corazonadas no mentían, estaba en lo correcto cuando supo que su alumno no se presentaría esa noche. Entendía su situación, estaba totalmente fuera de sus cávales y a lo mejor no había reaccionado de la mejor manera, pero, aun así, le cabreaba.
Cuando el reloj de su pared dio las ocho de la noche supo que el menor estaba un tanto retrasado. Si claro, una hora era un ligero retraso.
En un principio lo ignoró y se dedicó a terminar sus asignaturas, pero conforme pasaba el tiempo supo que "el ignorado" en realidad era él, eso no era algo que le agradara demasiado. Así que lo llamó, varias veces. Pero el imbécil de Takemichi tenía el teléfono apagado y eso ya era mucho peor ¡estaba siendo evitado!
—Este mocoso, ¡Como se atreve!
Se quejó en voz baja, tirado en el suelo y pataleando mientras se apretaba las mejillas con las manos para retener un grito. Sentía sus mejillas calentarse al recordar su actitud tan prepotente y asustadiza hacia Michi, como si lo hubiera acorralado en contra de sus pensamientos ¿Por qué tenía que ser así? ¡Por eso todos se le alejan!
Y lo peor de todo es que sabia su secreto. Qué vergüenza.
No podía creer que el cabrón de Baji haya abierto su bocota, quería ir hasta su dormitorio y ponerle una almohada encima hasta matarlo. Aun así, se contuvo, el daño ya estaba hecho. Tampoco es como si el en algún momento le hubiera amenazado o hecho prometer que debía ocultarlo, pero le molestaba ciertamente, estar siendo expuesto como una puta por el que considero en su momento su amigo.
Busco en su lista de contactos y afectivamente ahí seguía su nombre, no había tenido el valor para eliminarlo. Su dedo tembló al querer pulsar el botón de llamada y la ansiedad lo obligó a estar paseando el teléfono por su mesa, el suelo y mantenerlo en el aire sobre su cara hasta que este le cayó sobre su nariz haciéndolo chillar.
Al final no tuvo el valor para marcar por su cuenta así que la gravedad lo hizo por él, apretando el botón verde con la punta de su nariz. Bueno, lo hecho... hecho estaba.
Timbro...Timbro...Timbro. Hasta que una voz se escuchó del otro lado.
—Ugh, ¿Por qué me estas llamando?
Oh genial, gran comienzo.
—Que cálido saludo, también me alegra oírte.
Apretó sus labios para que no se curveen en una sonrisa. Quizá lo estaba tratando como el culo, aunque eso era normal cuando solían ser amigos, pero en verdad le generaba mucha nostalgia y no podía evitar estar feliz.
—Voy a colgar.
—¡No! ¡Espera! Esto...Quería preguntarte algo—Murmuró con cautela. Sabía que si le colgaba no le iba a volver a responder —Y también, ¿Cómo haz estado? Yo...Vi que Mitsuya y Ken-chin presentaron su avance de la tesis... No pude acercarme mucho por obvias razones...Pero, ¿Les fue bien?
Mikey tragó fuerte al sentir el silencio ajeno a través de la línea. Al parecer Baji estaba fuera de casa, podía escuchar en el fondo una risa ajena gritar "Por perra" una y otra vez, aunque no se le hizo extraño. Esperaba que al menos no estuviera quemando coches de nuevo.
—Consiguieron los fondos para financiar su proyecto, si es lo que querías saber— Baji comentó, más retraído de lo normal.
—¡Increíble! ¡Enserio! Oh Dios, quiero felicitarlos. Ah, espera... Seguro no querrán verme, felicítalos de mi parte, por favor.
Escucho como Baji siseo en respuesta, no queriendo hablar mucho más del tema.
—Y bien, ¿Esa era tu pregunta? Ya déjame en paz, estoy ocupado.
—¡Es verdad! —Se recompuso Mikey recordando el porqué de su llamada. Entrar a la burbuja de nostalgia también lo había hecho olvidar algo importante— ¡Eres una mierda Baji! ¿¡Porque le dijiste a Takemichi que dejé la carrera!? ¡Cabrón! ¡Imbecil! ¡Estupido! —Al quedarse sin insultos va por lo tradicional— ¡Idiota!
Baji balbuceo irritado por los insultos, ¿A qué venia todo eso? — ¿Mierda yo? ¡Te recuerdo que tu-
—¡Eso no importa ahora! —Interrumpió— ¿Sabes dónde está Takemichi?
—¿Eh? ¿¡Y porque tienes que preguntarme a mí por tu querido cliente!?
Mikey apretó los dientes furioso por la forma en que se refirió a su estudiante, pero era inevitable, Baji lo seguiría juzgando hasta la muerte por la decisión que tomó.
—No contesta el teléfono, creo que lo apagó. Pero el...—Evito ser impulsivo, así que trató de guardarse los detalles— Él no se encuentra estable del todo y no vino a estudiar. Temo que algo malo le haya pasado.
—No lo sé. Tampoco me importa.
—Quiza conozcas a alguien que sepa.
—¡No, Mikey! Además, estoy en medio de algo importan-
—¡Por favor!
Dios, como le quemaba rogar por algo como esto. Pero conforme pasaban los minutos se ponía más ansioso por su mal presentimiento. Al menos Baji no era tan idiota para no darse cuenta de ello, así que muy de mala gana soltó un molesto "Espera" y nuevamente se escucharon voces de fondo. Mientras esperaba, agradeció silenciosamente al pelinegro por no haberlo mandado a la mierda apenas vio su nombre en la pantalla, aquello lo reconfortaba de cierta manera.
Pero ese confort fue muy momentáneo. Por un segundo, se sintió a palidecer cuando vio en la parte superior de su teléfono una llamada entrante de "Hamma Shuji". Es cierto, miró el reloj alterado y se dio cuenta que estaban por ser las diez de la noche. El estaría ahí pronto, no podía irse o generaría mas problemas. En medio de su burbuja de terror sobre que hacer, escuchó de vuelta la voz de Baji haciéndolo centrarse nuevamente, indicándole un lugar en particular que no le generó ninguna gracia.
—¡Takemichi, idiota!
Las cosas se habían puesto un poco mas intensas al cabo de los minutos.
Efectivamente, estaba dejando que un chico lo besara y manoseara a su antojo. Evidentemente, el estaba siguiéndole el paso y soltando pequeños gemidos mientras apretaba su cabello en respuesta. Y jodidamente, no había nada mas que decir, ni siquiera podía pensar.
Primero fueron besos de lengua intensos. Inupi tenía cierta habilidad con la lengua que no pudo pasar por alto, aunque lo quiso, era un experto. El nunca había besado a Hina de esa manera y se sintió un poco humillado al no poder haber cumplido ni de esa manera con ella. Otro gemido se hizo presente en sus labios al sentir las manos del rubio muy cerca a sus pezones, los cuales había estado rozando sobre su camiseta un par de veces.
Todo era un acto lento y tortuoso, ni siquiera estaban en una habitación, seguían en los pasillos de aquel sucio bar y mas de un curioso podía verlos en plena faena. La idea lo hubiera aterrado, pero estaba tan ebrio que todo lo desconocido se disfrazaba de excitación. Y aunque el luciera tranquilo y feliz con el contacto, una parte de él, la pequeña parte racional que le quedaba, le decía que esto no tenía ningún sentido. Si, le gustaba Inupi. Pero no de forma romántica. Y al ver como su amigo de abajo no reaccionaba pudo saber que tampoco lo hacía de manera sexual.
Es por eso que, cuando llego el momento en que Seishu le metió una rodilla entre las piernas para frotarse, inconscientemente trato de pensar en alguien más para no verse ridículo. Pensó en Hina y como siempre le atrajeron sus pechos, sus piernas y los toqueteos que le solía dar como premio. Pero no hubo mejoraría, seguía desanimado. Pensó en otras chicas, en otros chicos que alguna vez le resultaron atractivos, en esos videos porno que a veces veía en las noches, se concentró en sentir a Inui por completo, pero nada funcionó.
Por un extraño motivo, pensó también en Mikey. En su linda e infantil sonrisa, en la forma en como sus manos quedaban cortas cuando usaba camisetas de manga larga, en la forma en como solía recostarse contra la mesa y especialmente en sus ojos, aquellos que le quitaban el aliento cada vez que los veía. Cada vez que lo miraban directamente.
Y si eso fue suficiente para emocionarse por completo.
—¿Quieres que vayamos a un lugar mas privado? Tengo un lugar cerca— Le susurró Inui contra su cuello, dejando pequeñas lamidas y besos.
No sabia que hacer, estaba perdido ¿Simplemente debería liberarse de todas sus preocupaciones teniendo un polvo de una noche? ¿Acaso estaba bien? ¿Mal? ¿Aquello lo haría sentirse mejor? Inui siempre tenía razón en todo. Debería simplemente... creerle.
Asintió con su cabeza, pero antes de hacerlo oficial con las palabras, Inupi fue alejado de su propio cuerpo y de un momento a otro ya estaba contra el suelo del otro extremo de pasillo.
—Hijo de perra.
Los amantes que se encontraban a los alrededores detuvieron sus actividades para quedarse igual de confundidos ante lo que estaba pasando. Pero Takemichi solo podía centrar su atención en quien se encontraba ahora en frente de él dándole la espalda, como si estuviera resguardándolo.
—Mikey...
¿Sus alucinaciones le estaban tomando el pelo? Sino era así, entonces ¿Por qué razón Mikey se encontraba ahí? De lo que podía estar seguro es que, cierto grado de conciencia volvió en sí, dándose cuenta de lo que había estado apunto de hacer.
—¿Que mierda? ¿¡Que te pasa!? —gritó Inupi siseando de dolor por ser arrojado al suelo, abriendo los ojos un par de segundos después al reconocer a la persona involucrada.
Mikey se veía realmente enfadado. Y aunque sus lentes taparan casi toda su cara, podía reflejarse en los cristales como sus ojos chispeaban de furia y como apretaba los dientes demostrándose imponente, al menos sobre Inui.
Escúchame bien, imbécil— Habló Mikey, dirigiéndose al rubio que todavía seguía contra el suelo sobando su cabeza— Takemichi es la persona más respetuosa que conozco, piensa mucho en los demás, más que en el mismo. Es un poco torpe y le cuesta entender matemáticas, pero aun así se esfuerza más que cualquiera. Y a veces... ¡Solo a veces! es en extremo cursi con sus palabras—Los gritos que soltaba llamaron la atención de todas las personas que estaban a su alrededor y las que se acercaban para curiosear— Es alguien de bien que no se mete en este tipo de mierdas solo porque quiere hacerlo... ¡Si lo conocieras bien sabrías que Takemichi no es el tipo de chico que sirve para un polvo de una noche! —Al cabo que soltaba palabras que no se esperaba decir en su vida, sus ojos se adornaban de diminutas lagrimas por los costados, recordando como Takemichi le enseño sobre su amor verdadero. Aquel amor del que no conocía nada, del que pudo sentirse conmovido, algo como ello... No podía ser falso— Tal vez está pasando por un momento difícil... ¡Pero eso no le da el derecho a nadie de aprovecharse de él! ¡No pueden reírse de las cicatrices, quien no ha tenido nunca una herida! Takemichi... ¡Tiene verdaderas motivaciones! Y aunque crea que las haya perdido, no es así. Porque el no esta solo en esto. Y nunca lo estará —Al decir lo último, giró su mirada al de ojos azules a sus espaldas, dejando de lado un momento su cara de enfado para darle una de consuelo, logrando el deseado contacto visual de ambos. De inmediato, se volvió a poner firme, regresando a Inui— ¡Así que no te atrevas a burlarte! ¡No te atrevas a burlarte de sus sentimientos!
—Mikey...—Takemichi murmuró avergonzado, pegando su espalda contra el muro a sus espaldas y resbalando sobre este hasta tocar el suelo. En el acto, el brillo opaco de sus ojos volvió a resplandecer, terminando con los ojos húmedos por las lágrimas que volvían a salir.
Al pasar unos segundos de silencio, Inupi fue rodeado por algunas de sus fanáticas para ayudarlo a recomponerse. Mas que herido, se encontraba en Shock, tampoco es como si tuviera tampoco la valentía para decir algo más al respecto.
Mikey se trató de mantener firme hasta el final.
Se había dejado llevar un poco, no estaba en sus planes golpear a alguien y mucho menos soltar todo eso que termino diciendo, el solo había actuado impulsivamente al llegar y ver como claramente Takemichi lloraba mientras aquel tipo lo tocaba sin descaro. Estaba asustado, pero lo peor de todo es que entre los espectadores había chicos y chicas que habían sido sus "clientes", murmurando sin mucho descuido sobre lo que estaba pasando.
Mikey se quedó helado e inconscientemente se aferró a sus anteojos y bufanda. Odiaba ser el centro de atención, odiaba que lo miraran así. Se le fue todo el valor de golpe y ahora estaba involucrando a Takemichi en sus asuntos. Seguro todos pensaban que esto era una clase de triángulo amoroso inconcluso. No, no lo creían, eso estaban pensando.
—Tsk, vámonos Michi, andando.
Mikey no lo pensó demasiado y tomó la mano de Takemichi para salir huyendo del lugar. A pesar de que el menor estaba confundido y casi se cae al tratar de levantarse del suelo, el no detuvo su caminar, agachando la cabeza y ocultándose por completo.
Cuando al fin dieron con una de las salidas de emergencia Mikey volvió a respirar aliviado.
Ambos terminaron en un callejón rodeado de basura y piso con charcos debido a la repentina lluvia que azoto la ciudad. Era estrecho, así que se posicionaron uno delante del otro. Aunque Takemichi no aguanto mas estar de pie y nuevamente cayo al suelo recostándose en un muro, agotado...y agobiado. Ninguno dijo nada por un largo rato y solo se escuchaban sus fuertes respiraciones por haber corrido mucho.
—Yo...Lo siento, supongo. —se disculpó Takemichi.
Mikey solo atinó a mirarlo enfurecido, quitándose los lentes para limpiarlos en la tela de su abrigo mientras regañaba—Lo siento, una mierda. ¡Como es posible que te dejaras toquetear así de fácil, idiota!
—No estaba pensando las cosas, Perdona ¿Sí? Y gracias también, por ayudarme y decir...Todas esas cosas— Recordarlo le daba vergüenza, pero, así como esta llegó, se esfumó. Quería tomarse las cosas enserio, pero ver a Mikey sin sin anteojos podía más que él.
Sus hermosos ojos.
—No estoy de humor para tus agradecimientos, si no llegaba a tiempo... Te ibas a terminar acostando con ese tipo. ¿Y que es eso de andar de exhibicionista? Ten algo de dignidad, por Dios...
—¿Por qué estas tan molesto? Es mi vida...
Es verdad, ¿Por qué estaba enojado? Se preguntó Mikey. Estaba actuando infantil de nuevo y sus mejillas se sonrojaron levemente por ello.
—Eres un chico muy problemático Michi—Suspiró rendido, poniéndose en cuclillas a su lado y dejando sus lentes en el borde de su camiseta, para proceder a sacar un pañuelo y limpiar las lágrimas que iban cayendo por las mejillas de su teñido favorito— Yo también pertenezco a tu vida, lo quieras o no.
Takemichi tocio avergonzado y frunció el ceño. También hubiera alejado la mirada, pero los orbes negros lo tenían hipnotizado.
Baji me lo dijo. Faltaste a clases y viniste a un bar de mala muerte a embriagarte, has caído muy bajo Michi—soltó sin lastima ajena, dejando a Takemichi en un limbo de emociones—Pero al mismo tiempo te comprendo, te lo dice alguien que sigue inmerso en un profundo abismo. Y que sabe, que las heridas que no se ven son las mas profundas —sonrió Mikey, acariciando el rostro ajeno de forma dulce aun por encima del pañuelo de tela—Lo que quiero decir es que, yo no creo que tus motivaciones hayan existido solamente por una chica. Es verdad que en un inicio pudo ser así, pero no todo el tiempo. Tu deseo de aprender y mejorar es grande, yo lo puedo ver cada vez que esfuerzas por terminar un problema de matemática, cuando anotas cada una de las cosas que digo o las veces que muerdes la punta de tu lápiz al estar muy concentrado. Y tal vez no es tu vocación ¿Quién sabe? pero con el tiempo, has tratado de convertirla en tuya. Es por eso que muchas veces sabemos lo que somos pero no en lo que podemos convertirnos, eso eres tu. No estoy tratando de convencerte de que debas continuar estudiando, eso no lo haré de nuevo y admito que fui una mierda al tratar de imponerme sobre ti. Pero, al menos piénsalo bien antes de tomar una decisión que puede comprometer tu futuro. No dejes que una decepción amorosa sea lo que te hunda, porque, no creo que ninguna persona merezca tus lagrimas. Y quien las merezca, no te hará llorar. Es...basicamente lo que dijiste antes ¿No? —Mikey sonrió para ambos, apretando los ojos dulcemente y dejando al menor con ojos lastimeros y cara arrepentida— ¿Amor verdadero? Entonces, comienza amándote tú mismo.
¿Por qué todo lo que decía resonaba directamente en ese espacio vacío que estuvo cargando dolorosamente? Era un lugar horrible, el seguía sintiéndose horrible. Pero Mikey, él se veía como un ángel y aquel pensamiento lo hacia sentir tan cálido. Volvió a llorar, pero esta vez por otros motivos. Aun así, Mikey no lo juzgó y le limpio las lágrimas.
—¿Te han dicho antes de que eres un llorón? A pesar de todo, hoy te vez muy guapo. Lo digo porque quiero consolarte, aunque es verdad.—Terminó Mikey mientras jugaba con el cabello del ojiazul, dándole mimos.
Takemichi rompió en llanto, abrumado por una ola de emociones descontroladas. Nuevamente, estaba a punto de dejarse llevar—Mikey yo...
—Déjalo así, estas muy ebrio— Le interrumpió, ayudándolo a levantarse y tomándolo por los hombros— Te llevaré a tu dormitorio.
Todavía había cosas pendientes entre los dos. Pero eran suficientes emociones por un día.
⎢ 5 / 8 ⎢
Próxima actualización: 21/04/2023
Confirmo, cuando besas a alguien que no te gusta, no sientes nada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro