Los invitados
Una semana. Una semana estuve evitando a George. Aunque él tampoco estaba haciendo mucho porque hablásemos del tema, lo que me benefició pues no quería tratar lidiar ahora mismo con esos problemas. Me había dolido mucho lo que me dijo y como me trató, no iba a aguantar eso de nadie. Draco era mi mejor amigo y eso tendría que aceptarlo si quería que fuésemos amigos o...
No sabía ni lo que éramos. Todo esto era nuevo para mi.
Draco seguía demasiado taciturno. No creo que fuese porque echaba de menos a Pansy, más bien la razón era que todo lo que había creído estar construyendo durante todos estos años se había desmoronado. Su plan para poder trazar una vida tranquila y sin sobresaltos no había funcionado.
Además, Pansy no ayudaba pues iba todo el rato detrás de él intentando disculparse. Y la otra mitad del tiempo la pasaba pidiéndome que hablase con Draco para convencerle. Como me negaba, procedía a insultarme de todas las maneras que le eran conocidas. Al principio entré en su juego pero poco a poco estaba aprendiendo a ignorarla.
A todo esto, había que unir que ese mismo día llegaban los integrantes de las escuelas de Durnstang y Beauxbatons por lo que los alumnos y profesores estaban muy revolucionados. Y no los culpo, cuando hace años nos anunciaron el Torneo de los Tres Magos nos emocionamos muchísimo, viendo ese gran barco y el carruaje volador, con ganas de conocer a gente nueva...
Hermione estaba especialmente nerviosa. Ya no solo porque la directora Mcgonagall había puesto todo el peso de la organización del Torneo de la Concordia (no había conseguido que cambiase el nombre) en ella, si no porque volvería a ver a Krum después de mucho tiempo. La he conocido bastante durante estos meses y se que se preocupa por las cosas que escapan a su control.
Mientras nos encontrábamos en una noche estrellada y abierta, donde una leve brisa nos acariciaba desde el lago, tuve que coger a mi amiga de la mano mientras notaba su temblor sujetando una libreta donde parecía que había anotado miles de cosas.
- Herms, tranquila - dije en voz baja, acercándome a su oído - va a salir todo bien, ya lo verás.
- Lo se, pero... - contestó con una triste sonrisa - Todo esta siendo muy complicado y no quiero que haya nada que pueda arruinarlo.
- No lo habrá, ya verás.
Le apreté la mano más fuerte para que notase mi apoyo mientras se podía ver a lo lejos el carruaje del colegio Beauxbatons. Brillaba como un faro en el cielo nocturno y se empezaron a escuchar murmullos de admiración entre los alumnos. Para la gran mayoría de ellos era la primera vez que veían llegar a nuestros compañeros desde Francia.
- Black.
Sentí como una mano grande se posaba en mi hombro, me giré y vi al culpable de que hubiese pegado un respingo.
- Blaise.
No habíamos hablado mucho desde el incidente en la fiesta. Por el bien del torneo le había ayudado en las indicaciones que me había pedido, pero había cortado todos los intentos por su parte para intentar un acercamiento.
Cada vez que hablaba conmigo en su cara se reflejaba una especie de arrepentimiento, pero no podía creerle. Lo que me había hecho esa noche Angelina era horrible, pero lo que me hizo el durante meses... fui solo una apuesta para él y no quería escuchar sus escusas ni sus disculpas.
- ¿Has decidido si vas a colocarte de vigilante en una de las postas de la primera prueba?
Era una de las cosas que habíamos planeado al principio. Nos colocaríamos cerca de los sitios claves de la primera prueba para vigilar el buen funcionamiento del juego, pues iba a ser un poco locura. El problema era que se supone que tendríamos que ir los dos juntos, pues imagino que su plan era que yo siguiese engañada todo este tiempo.
- ¿Estaré sola? - pregunté muy seria, mirándole fijamente a los ojos.
- Claro - contestó suspirando - o puedes preguntar a alguien si puede acompañarte, que no tenga otra labor que hacer.
- De acuerdo.
Miré al frente dando por terminada la conversación. Noté como se iba de mi lado mientras unos ojos oscuros me observaban en la distancia. George estaba mirando hacia donde yo estaba, pero no podía asegurar que se estuviese fijando en mi. Me crucé de brazos mientras veía como las alumnas de Beauxbatons iban bajando del carruaje.
Cuando Hermione y yo íbamos a acercarnos a darles la bienvenida sentimos un temblor bajo nuestros pies. Un barco estaba apareciendo en el lago, muy viejo y gastado pero más pequeño que el que trajo a los alumnos hace años. Aun así, era una visión imponente. Todos estábamos pendientes de que nuestros vecinos de Durnstang descendiesen del barco.
Viktor Krum fue el primero en bajar de la embarcación. ¿Qué decir de él? Bueno, que los años le habían sentado muy bien. Su rostro estaba más curtido y una barba perfecta cubría sus labios fruncidos que esbozaron una sonrisa en cuanto vieron a mi amiga. Se acercó con paso firme y le tomó la mano sin dejar de mirarla a los ojos, dejándole en ella un dulce beso.
Hermione se ruborizó pero mantuvo la compostura, dándole la bienvenida con un leve gesto de cabeza. Ron apareció de repente a su lado, muy estirado. De esa manera se notaba más aún la diferencia de altura con el búlgaro, que se limitó a darle la mano efusivamente al pelirrojo.
- Estoy muy contento de verles, amigos míos - dijo Viktor con su acento tan rudo y peculiar - Les presento a mi compañero Ivan Vanik. Nos encargaremos los dos de que nuestros alumnos sean lo más formales posibles.
- Nosotros también estamos contentos de veros de nuevo - contestó Hermione mientras Ron seguía de brazos cruzados y negaba disimuladamente con la cabeza - Esta es la profesora de Pociones Marta Black, también ha sido de las que más ha ayudado a que salga adelante este torneo.
Krum asintió hacia mi con señal de respeto mientras su imponente amigo se acercaba y tomaba mi mano, besándola como antes había hecho Viktor con Hermione. Su abrigo negro y grande no dejaba entrever nada de su físico, pero sus ojos azules como el hielo y sus labios cubiertos por una fina mata de vello que formaba una barba rubia dejaban claro que ese chico era muy atractivo.
Para no variar, me puse también colorada.
Escuché una risita proveniente de mi izquierda y vi que Ron se estaba tapando la boca mientras me miraba, intentando contenerse. Le lancé mi mejor mirada de odio mientras Ivan seguía a mi lado sin apartarse. Mis nervios estaban aflorando con mucha rapidez y decidí tomar a Hermione del brazo con la excusa de que teníamos que ir a saludar a nuestras visitantes de Beauxbatons antes de ir a cenar.
- No os preocupéis - dijo Ron - mientras vosotras les poníais ojitos a los búlgaros, George y Harry están con Fleur dándoles la bienvenida.
Mientras nos acercábamos a donde estaban todas las alumnas francesas que ya se dirigían al castillo, escuché a Ron susurrarle a Hermione que como un buen novio había evitado acercarse por si había alguna Veela, a lo que mi amiga le contestó que él podía hacer lo que se le viniese en gana, que bastante trabajo tenía estas semanas como para andar pendiente de sus tonterías. Esta vez fui yo la que tuvo que contener la risa mientras Ron me miraba con cara de enfado. Creo que no se había dado cuenta de que ser un ser humano funcional no era algo por lo que felicitarle.
- ¡Marta! - dijo Ginny tomándome del brazo - Tengo que presentarte a mi cuñada, Fleur Delacour.
Una mujer rubia y preciosa se acercó a mi para darme un cálido abrazo. Tenía una sonrisa que se contagiaba, hacía que tu mal humor se esfumase. Me quedé embobada mirando sus grandes ojos mientras ella me explicaba algo que no alcanzaba a escuchar sobre su hija con un suave acento francés.
Sacudí la cabeza disimuladamente, acordándome de la parte Veela que tenía la familia Delacour. Aunque, sinceramente, creo que no le hacía falta para encandilar a cualquiera.
- Me ha contado Ginevra que eres una gran jugadora de Quiddittch y profesora de pociones. Espero que sigas por aquí cuando nuestra niña entre al colegio, seguro que le enseñarás un montón.
- Eeeee gracias -dije sin saber muy bien que contestar, su efusividad hacía que me desconcertara un poco. Pero me estaba cayendo bien.
Seguimos caminando y me fijé en que George iba delante de nosotras con una chica rubia cogida del brazo. Al ponerse de perfil pude ver que ella tenía una sonrisa perfecta y unos ojos grandes y azules. Su figura se adivinaba debajo del vestido y parecía una chica delgada y bastante escultural. Su risita por algo que había dicho el pelirrojo resonó en mis oídos.
- Ahora os presento a mi compañera Leonor Dubois - dijo Fleur con entusiasmo - es esa que esta con mi cuñado, os va a caer genial. Las dos estaremos encargadas de que las alumnas se porten como es debido.
Cuando miré hacia George, me fijé en que estaba sonriendo. Sonriendo sin tristeza, sin ninguna pesadez ni ironía en su mirada. Sonriendo como creo que no lo había hecho conmigo.
Un pinchazo agudo apareció en mi estómago, haciendo que se dibujase una mueca en mi rostro.
¿Qué había sido eso?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro