
C A P I T U L O. 8
Tal y como se prometió asimismo, JungKook comenzó a investigar si los demás omegas estaban pasando por el mismo episodio gracias a la inyección. Y en su búsqueda de respuesta, se había visto asimismo realizando cosas que nunca creyó hacer.
Primero había escuchado las conversaciones de varios de sus compañeros cuando estos comenzaron a hablar de sus compañeros de proyecto, pero lastimosamente ninguno mencionaba un episodio idéntico al de Jimin, luego se había atrevido a preguntarle a TaeHyung de una forma muy disimulada para que este no preguntara el origen de su duda, pero como era de esperarse no estaba pasando por lo mismo. Y por último se había colado en una pequeña reunión de omegas donde los treinta omegas solo había dos presentados el mismo episodio psicológico.
Un sentimiento de alivio le había embargado al escuchar que no solo Jimin se encontraba en las mismas. Sin embargo, el sentimiento no duro muy poco, puesto que a sus oídos llegaron los murmullos de una de las omegas que daban a entender que como no se tratara con rapidez, habría daños irreversibles. Su lobo se había vuelto loco en su interior, ladrando, gruñendo e incluso rasguñando en exigencia ayudar a su omega. JungKook estaba completamente de acuerdo en ayudar a Jimin, más no en considerar a este como su omega.
Ahora, con un nuevo objetivo en mente, abandonó aquella reunión sigilosamente para que no llamar la atención, y tras salir dirigió sus pasos hasta la enfermería. Su intención había sido hablar con la doctora que les había atendido cuando a Jimin se aplicó la inyección, para preguntarle si había una forma de controlar los efectos secundarios y sobre todo que hacer con respecto al episodio que el más bajo presentaba, pero al llegar tuvo la mala suerte de que esta no se encontraba, pero la enfermera presente había sido demasiado amable en brindarle la dirección de la clínica de la doctora.
Con solo leer la dirección, se había dado cuenta de que se encontraba en el centro de la ciudad, por lo que debía esperar al fin de semana para aclarar sus dudas. Con todo eso en su cabeza su día dio por finalizado, dejándolo agotado, que esa noche ni siquiera dio reparo en las acciones del omega y se había quedado dormido luego de terminar uno de los planos digitales que debía entregar al día siguiente; y de lo cansado que había término que ni siquiera se había preocupado por cenar.
Los días pasaron con rapidez hasta que el viernes por la noche llegó y con ello concluía la primera semana con la inyección causando estragos en el omega, y tres días desde que este se había mudado temporalmente con él; despojándose de su calzado en la entrada se extrañó al encontrar la sala de estar casi en penumbras porque la luz de una pequeña vela era lo único daba luminosidad, y una relajante música sonando por los altavoces que estaban situados en cara esquina de la estancia. Con el entrecejo fruncido se adentró por completo y con extremo cuidado camino, puesto que temía golpearse uno de sus dedos de los pies con algo y porque se negaba a transmutar su vista para ser capaz de observar con claridad en la oscuridad.
Al llegar al centro de la sala, estudio cada rincón de esta en busca de algo fuera de lugar y al no encontrar nada sencillamente se encogió de hombros y se dispuso a caminar hacia el interruptor para encender la luz, pero a medio trayecto su vista fue hacia el blanco donde una sombra entraba desde allí. Ladeando la cabeza se acercó, ya que debido al aroma a manzanas acarameladas con ese toque a canela, pero ahora más dulzón sabía que se traba de Jimin. ¿Qué hacía el Omega en el balcón? ¿Y por qué tenía casi todas las luces del departamento apagadas?
—Jimin.—llamó una vez llegó hasta las cortinas que cubrían la puerta corrediza.—Oye, ¿Por qué...
Sus palabras quedaron en el aire cuando sus obres captaron al omega sentado en una posición de indio llorando al mismo tiempo que llenaba sus mofletes de comida. Haciendo una mueca de asombro, cruzó el umbral de la puerta corrediza y se situó de cuclillas frente al más bajo. En esa posición fue capaz de percibir las feromonas de tristeza y culpabilidad de este.
—Se suponía que no deberías estar aquí.—murmuro el de hebras moradas sin dejar de llorar y sobre todo con la boca llena.
JungKook arqueó una ceja ante las palabras del omega.
—¿Y dónde se supone que debería estar?—inquirió divertido. Con una pequeña sonrisa en su rostro, le limpio la comisura de los labios con su dedo pulgar.
—En la universidad o con tus amigos.—murmuro este completamente apenado.—Se suponía que deberías llegar más tarde, así yo tendría tiempo para prepararte la cena..., y así no me sentiría tan culpable de estarme comiendo esta comida.
Sin saber por qué eso le resultó demasiado enternecedor.
—¿Tú preparaste esta comida?—preguntó.
Jimin negó levemente y tragó el bocado de comida que tenía en su boca.
—No, mamá, vino a dejarnos comida.—bisbiseo Jimin.—Estaba preocupada por sobre si ambos estamos comiendo bien, que vino a dejarnos comida..., ¡Y yo me la comí toda! ¡Lo siento tanto, soy un jodido glotón!
—¿En serio?—Jimin asintió.
JungKook soltó una pequeña carcajada cargada de una diversión genuina por la situación y antes de que pudiera agregar algo más, su celular vibró en su bolsillo en anuncio de un nuevo mensaje. Sacando el dispositivo se dispuso a ver el nuevo mensaje, no obstante se extrañó al ver que se trataba de un número desconocido.
Desconocido:
Hola JungKook, soy la señora Park, la mamá de Jimin. Lamento haber tomado tu número del celular de mi hijo, pero era la única forma de obtenerlo. Te escribo para decirte que es probable que Jimin a este punto se haya comido toda comida que le di, así que te he dejado la tuya dentro del microondas. Espero que puedas cenar bien.
Gracias por cuidar de mi bebé. Cuídate tú también, ¿de acuerdo? O tendré que jalarte las orejas. Pd: cualquier cosita estoy para ustedes, e incluso pueden venir a cenar cuando gusten. ♡
JungKook pestañeó reiteradas veces luego de leer el mensaje, y nuevamente se sorprendió cuando un nuevo mensaje llegó del mismo número.
Desconocido:
Por cierto, Minnie comentó algo sobre qué te dan miedo los microondas, así que no te preocupes que lo desconecte para que no explote, y también se me olvidó decirte que he dejado una caja de cereal en la alacena y una botella de leche, no me gustaría pensar que se van a la universidad sin desayunar. Cena bien, y luego vayan a la cama a descansar como se debe, ya que en unos días les será imposible dormir bien en las noches.
—¿Quién te escribe?—preguntó Jimin con sus mofletes nuevamente llenos por la comida.
JungKook rodó sus ojos divertidos al mismo tiempo que guardaba el número en sus contactos.
—Es tu mamá.—responde si más.—Dice que dejes de llorar, o que si no va a regalarte y adoptarme a mí, y a TaeHyung como sus nuevos hijos.—agregó divertido.
—¡Mientes!—Jimin exclamó.
JungKook solo río.
—Ven, hay que entrar, la noche se está poniendo demasiado fresca y podrías enfermar.—murmuro mientras le ayudaba a ponerse de pie y recoger los toppers.
Una vez ingresaron nuevamente al interior del departamento, ambos caminaron hacia la cocina para colocar los toppers vacíos en el lavaplatos y sacar los que se encontraban en el microondas; cuando JungKook se dispuso a degustar la comida soltó un sonido que denotaba lo delicioso que estaba, que sin darse cuenta había acabado con todo con suma rapidez. Dejando completamente en claro que la señora Park cocinaba extremadamente rico.
Tras haber enjuagado los toppers para deshacerse de los restos de comida que pudieron haber quedado, los coloco en el lavavajillas para que esta hiciera el resto. Y mientras la máquina realizaba su trabajo, tomó su celular para enviarle un mensaje a la madre del omega que tenía frente a él, hablando hasta por los codos.
Señora Park, la comida ha estado deliciosa, muchas gracias.
Pd: cocina usted muy bien que este martes iremos a cenar.
—Hay que irnos a dormir.—murmuro luego de haber presionado la tecla de enviar.—Mañana hay que levantarnos temprano.
Jimin frunció levemente su entrecejo.
—Te he sacado una cita con la doctora que te ha colocado la inyección.—dijo sin despegar su vista del rostro de Jimin.—Quiero que te haga un chequeo, nada fuera de lo normal, ¿de acuerdo?—aclaró rápidamente al ver una expresión de miedo en este y notar como llevaba instintivamente hacia su chaleco simulador–con el cual hasta dormía-
—¿Un chequeo para ver si nuestro cachorrito está bien?
JungKook presionó sus labios hasta formar una delgada línea por un par de segundos antes de contestar.
—Sí, para ver si todo está bien con él y contigo.—No le hacía gracia la situación, pero no podía ponerse a discutir con Jimin sobre si lo que su mente y lobo le hacían creer, pues después de lo ocurrido en la pizzería, así como también lo mal que la había pasado esa misma noche le había dejado demasiadas cosas en claro.—Ahora ve a tomar una ducha para que podamos irnos a dormir.
—¿Hoy si nos ducharemos juntos? Ayer dijiste que hoy te ducharías conmigo.—Jimin dijo con una pequeña sonrisa coqueta en su rostro.
—No, yo dije que hoy me ducharía contigo, solo me traías a tu abuelito de cien años, pero por lo que veo no está aquí, así que ve a ducharte.
Lo único que obtuvo de parte de Jimin fue una mala mirada, un gruñido de frustración antes de que este se dirigiera hacia la habitación.
En cuanto los primeros rayos de luz se colaron entre las blancas cortinas de la habitación, Jimin se levantó con rapidez de la cama para correr con dirección al baño, y es que si bien ya no sufría por los vómitos durante la noche o madrugada lo hacía a primera hora del día. Una vez termino de expulsar de su organismo todo lo que había cenado la noche anterior y madrugada por culpa de los antojos. Bajo la pequeña palanca del escusado y segundos después enjuagó su boca; minutos después abandonó el cuarto de baño y aun con cansancio se encaminó nuevamente hacia la cama.
A mitad del trayecto sus pequeños ojitos adormilados captaron la caliente figura del alfa de cabellos azabaches que dormía plácidamente con su torso desnudó. Jimin estudio a detalle cada uno de los tatuajes que cubrían la acanelada piel de aquel cuerpo bien trabajado. Buenos pectorales que le estaba haciendo babear, y si hablar de los abdominales que portaba, estaba seguro de que ahí podía hablar toda su ropa muy a gusto.
Con solo la imagen mental de estar tocando de una forma lasciva el cuerpo de JungKook, se le formó una revolución de hormonas que sin despegar la vista del alfa comenzó a acercarse a este con intenciones más allá de volver a dormir. Y es que su nivel hormonal causaba que comenzara a cegarse por el deseo que había comenzado a embargarle. Al llegar a la cama sonrió ladino antes de meterse bajos las sábanas y colocarse entre las piernas de JungKook, a modo que su rostro quedase a la altura de cierto bulto matutino–con el cual, él también hacía despertado minutos atrás–
¿También estará tan bien dotado de aquí abajo? Se preguntó a sí mismo mientras que bajaba el pantalón de chándal del alfa. Si la respuesta era afirmativa, no dudaría en lanzarse sobre el trozo de carne para degustarlo. Con su lobo interno impaciente por ver lo que las capas de ropa cubrían, bajo con rapidez y frustración el bóxer negro, y al hacerlo su rostro fue levemente golpeado por un gran y grueso trozo de carne.
¡Oh! ¡Vaya, luna! ¡Qué pedazo de polla!
Jimin estaba más que impresionado por lo que tenía a solo centímetros de su rostro, pues en su poca experiencia sexual jamás se había topado con algo de esas dimensiones, si bien antes había pensado que al ver una así saldría corriendo por miedo a ser lastimado, ahora no paraba de imaginarse como sería ser arremetido por algo de ese tamaño y grosor, y más si se trataba era JungKook quien lo embestía; Tomando el miembro con una de sus manos la que obviamente no lograba cubrir por completo, lo acercó hasta su pequeña nariz para olfatearlo y al hacerlo su boca se hizo agua al percibir el olor a limpio. Y Jimin descubrió que le gustaba el olor a limpio que desprendía el miembro de JungKook
Incapaz de seguir esperando, saco su lengua con intención de lamer lo que tenía en sus manos. No obstante, antes de que su lengua pudiera tocar la piel contraria, la sábana fue removida dando paso al rostro del alfa, quien claramente tenía una expresión nada amigable. Importándole muy poco la expresión del alfa, pasó su lengua por el falo sin despegar la vista de este.
—¿Pero qué mierd..., —sus palabras quedaron a medio camino cuando sus obré notaron al intrépido omega tomar su polla con su boca.
JungKook soltó un grito ahogado por lo bien que se sentía estar dentro de la fresca cavidad bocal de Jimin. ¡Luna! Se sentía jodidamente bien y su lobo interno gruñía en busca de más. Y con más se refería a follar esa linda boquita, pero su lado racional le gritaba que no estaba bien, que detuviera al omega, y eso hizo.
Obviamente, lograr que el omega soltara su miembro fue toda una proeza, puesto que el más bajo se negaba rotundamente a soltar aquella delicia; aun con las hormonas alborotadas trató nuevamente de tomar el miembro del alfa, pero este sencillamente se lo impido cuando se puso de pie y subió ropa interior, y su pantalón de chándal.
Gruñendo con frustración, también se colocó de pie y volvió nuevamente al ataque, pero esta vez, antes de que siquiera pudiera colocar sus manos sobre las prendas de ropa, JungKook ya se había encerrado en el baño.
—¡Maldito alfa cobarde!—murmuro para sí mismo mientras miraba la puerta con rabia.
Después la intensa mañana, ambos habían abandonado el departamento cuando el reloj marcaba las nieve de la mañana, pues la cita con la doctora estaba programada para las once en punto; todo el trayecto hacia el consultorio, el omega se la pasó disfrutando de su playlist la cual consistía en una mezcla de varios géneros de música y diversidad de cantante y bandas/grupos. Que cuando al fin llegaron dio un pequeño suspiro antes de ingresar al edificio.
Una vez saludaron a los del personal, se dirigieron al pequeño ascensor para subir hasta el piso cuatro donde se encontraba el consultorio;
Con todo pasando con suma rapidez para Jimin. Se encontró a sí mismo sentado en la pequeña sala de espera en compañía del alfa, quien parecía entretenido con un videojuego en su móvil, así que sin ganas de ser el único nervioso se dispuso a hacerlo lo mismo, solo que a diferencia de JungKook, él se encontraba jugando un juego de estrategia.
El tiempo pasó relativamente rápida que para cuando menos acordaron la secretaria les llamó diciendo que era el turno de ellos, pero antes de que Jimin pudiera ponerse de pie, JungKook le dijo que esperara un poco, pues quería hablar algo a solas con la doctora. Obviamente, se le había hecho extraño, pero prefirió no tomarle mucha importancia.
JungKook por su parte, al ingresar con la doctora, hizo una pequeña reverencia antes de sentarse frente a esta.
—Bueno, ¿qué te trae por aquí?—preguntó la beta.
El joven alfa tomó un pequeño suspiro antes de hablar.
—Se trata sobre mi pareja de proyecto.—respondió y la beta alzó una de sus cejas.—Está presentando un pequeño cuatro a nivel psicológico que es causado por su lobo y mayormente por la inyección que usted la aplico.—realizó una pequeña pausa para estudiar las expresiones de la doctora.—Él realmente cree que estamos a la espera de un cachorro, y los síntomas del embarazo son desmesuradamente desastrosos, la segunda noche sufrió de constante vómitos que le era imposible alejarse del escusado.
»Indague con varios omegas e incluso hable con varios de mis compañeros alfas para saber si alguno de sus compañeros de proyecto estaba pasando por lo mismo, antes de siquiera venir a usted. Lo que busco es que mi compañero no sufra después de todo esto, así que le suplico que me ayude.
La doctora asintió levemente luego de escuchar al menor, quien empezó a explicarle en profundidad cómo se había estado comportando los días previos a la consulta.
—Sabíamos que habría un pequeño porcentaje de omegas que sufrirían efectos secundarios mayores y es por ello que tomamos en cuenta muchos factores, entre ellos el embarazo psicológico extremo.—comenzó a explicar la beta.—Así que para ello se preparó un antígeno que regularía el nivel hormonal y ayudaría al lobo interno del omega a diferencia la realidad de lo ficticio. Realmente me alegra que hayas recurrido casi de forma inmediata a mí, porque así le ponemos detener un daño irreversible.
Tanto JungKook como su lobo se sintieron realmente aliviado ante las palabras de la especialista que casi pudo sentir como un enorme peso se le quitaba de los hombros. Luego de intercambiar un par de palabras más hicieron pasar al omega, quien se vio reacio a querer quitarse el chaleco simular, pero luego de un par de advertencias por parte de JungKook lo hizo, así como también se dejó colocar una inyección la cual según el alfa era para controlar las náuseas y vómitos matutinos.
Durante el tiempo en el que Jimin se encontraba acomodándose su ropa, la doctora le dio un par de recomendaciones más a JungKook por si algún dado caso el antígeno no hacía su efecto en un periodo de un día y medio, y máximo dos días.
—Y recuerda, no permitas que tenga cualquier tipo de actividad sexual hasta que el muñeco se les sea entregado, o lo que hemos aplacado podría volver a estallar debido a la cantidad de hormonas liberadas durante el orgasmo, ¿de acuerdo?—JungKook asintió levemente.—Bien, cualquier cosa llámame.—La beta agregó mientras extendía una pequeña tarjeta de presentación.
Pero antes de que JungKook pudiera siquiera tomarla, fue arrebatada de los dedos de la beta por un irritado omega de cabellos morados.
—Quién la llamará seré yo, no mi alfa, ¿de acuerdo?—profiero este claramente celoso.—Muchas gracias por la consulta, pero es hora de irnos.—añadió al mismo tiempo que tomaba del brazo a JungKook para sacarlo arrastras del consultorio.
Diminnie no permitirá que cualquier omega o beta se meta con su alfa, Diminnie cuida de su alfa, Diminnie le rapará la cabeza a quien ose tocar a su alfa, Diminnie molesto con Gguk, papá de cachorro coqueteando con esa beta, malo, muy malo.
Con su lobo repitiendo eso una y otra vez llagaron hasta la parada de autobús donde tomaron el correspondiente hacia su destino, y como era de esperarse, el omega no emitió palabra alguna durante todo el trayecto, algo que a JungKook le importó poco, pues así pudo estudiar uno de los documentos que seguro saldría en su próximo parcial. Y con su actitud que fuera de lo que conlleva el proyecto le era completamente indiferente, y en ello estaba incluido el enojo del omega.
Pobre alfa ingenuo no sabía qué clase de castigo le esperaba al llegar a casa.
#FunFact 1: La idea para esta historia surgió el 31/07/18 y aún conservo la nota donde solo escribí "Donde el kookmin cuida de un bebé mecánico."
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