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C A P I T U L O. 33

Tres meses habían transcurrido desde que se vieron obligados a volver a sus actividades académicas y durante ese tiempo muchas cosas tuvieron lugar como el hecho de que pequeño Gookie les fue devuelto, pero esta vez con la función de qué cachorro mecánico podía transmutar a un pequeño lobo. Tal suceso había logrado asustar a Jimin y a JungKook, pero luego de unos días el miedo fue reemplazado por el estrés y cansancio que conllevaba cuidar a un cachorro en su forma lobuna.

Cuidar de un cachorro en su forma lobuna no era la tarea más fácil del mundo, y menos cuando este se transformaba en los momentos oportunos y corría cuál terremoto por todo el departamento causando desastres tras desastres, agotando la poca paciencia del JungKook y logrando llevar a Jimin al borde del llanto por el estrés. Sin embargo, ambos lograron encontrar una forma en la que lidiar con el pequeño demonio de pelaje gris.

Abriendo la puerta principal del departamento, JungKook ingresó con la clara intención de lanzar su mochila al rincón más alejado y dejarse caer sobre cualquier superficie cómoda para dormir hasta la mañana siguiente. Sin embargo, sus intenciones estaban totalmente alejadas a las obligaciones que tenía por cumplir; despojándose de su calzado y arrastrando sus pies hasta la sala de estar, JungKook se esperó encontrar con Jimin corriendo de un lado a otro, porque se le estaba haciendo tarde para llegar a su clase de la dos, pero en su lugar se encontró con una imagen totalmente diferente.

El omega no se encontraba revoloteando por todo el departamento, sino que en su lugar se encontraba plácidamente dormido sobre la afelpada alfombra—que había comprado semanas atrás— con el pequeño Gookie dormido sobre su pecho. Sin duda una imagen bastante alejada de lo que había esperado, pero que de cierta forma había removido algo en su interior.

A JungKook siempre le había resultado tierna la manera en la que Jimin dormida. Sus bonitas facciones relajadas y como de vez en cuando formaba pequeños pucheros o soltaba suspiros entre el sueño. Y ni hablar de cómo su aroma a manzanas acarameladas se volvía más dulzón y denotaba cuan relajado se encontraba. Sin embargo, ahora había algo en la ecuación que había inquietado a su lobo de una manera extrañamente positiva.

Impávido en su lugar, se permitió observar la hermosa imagen por un extenso lapso de tiempo, hasta que logró comprender que era lo que le hacía sentirse extraño e inquieto a su lobo. Era la forma en la que Jimin se aferraba a Gookie. Era eso lo que cambiaba por completo panorama y le hacía darse cuenta de que era ese pequeño detalle que había cambiado en su interior.

Era totalmente inverosímil, como todos sus esquemas cambiaron totalmente por la simple imagen de Jimin durmiendo plácidamente con un cachorro mecánico sobre su pecho. Pero, no podía negar ese nuevo, deseó que había comenzado a nacer en su interior.

Quería tener cachorros. No, mejor dicho. Quería tener cachorros únicamente junto a Jimin. Quería formar su propia manada junto al único omega que había sido capaz de poner su mundo de cabeza y darse cuenta lo que era estar genuinamente enamorado.  Quería volver del trabajo y encontrar a su omega y cachorros esperándolo después de un largo día de trabajo, porque sabía que con solo verlos todo lo malo se esfumaría. Realmente quería muchas cosas a lado de Jimin.

Soltando un denso y profundo suspiro, se acercó hasta donde su novio se encontraba, para con movimientos cuidadosos tomar al cachorro mecánico y así llevarlo hasta su respectiva habitación donde con el mismo cuidado lo colocó sobre su cuna. Tras ello volvió a la sala.

—Manzanita.—JungKook susurró al mismo tiempo en el que sacudía levemente el cuerpo del omega.—¿No vas a ir a clases?—cuestiono.

Jimin se removió en su lugar y murmuró palabras incomprensibles.

—Amor, se te está haciendo tarde para ir a clases.

—No tengo clases. Las cancelaron.—Jimin murmuró adormilado.

JungKook sonrió levemente.

—¿Realmente te las cancelaron o te las autocancelaste?—preguntó burlón.

—Las cancelaron, revisa mi teléfono. Ahí está el mensaje.

Negando con levedad y un deje de diversión, JungKook decidió confiar en las palabras de su novio. Así que, con Jimin quedándose en casa por el resto de la tarde, sus obligaciones quedaban en segundo plano; con el mismo cuidado con el que tomó al cachorro mecánico, JungKook tomó entre sus brazos a Jimin, para llevarlo hasta la habitación donde lo dejó con extremo cuidado sobre la cama.

Jimin no tardó en acomodarse sobre el cómodo colchón y soltar pequeños suspiros que denotaban que pronto volvería a entrar al profundo mundo de los sueños. JungKook por su parte, se dispuso a deshacerse de su vestimenta, para colocarse algo más cómodo. Lo cual únicamente era un pantalón de chándal y su torso desnudó. Y tras ello se aproximó a la cama donde se dejó caer y rápidamente apresó el cuerpo de Jimin contra el suyo, para tomar una reparadora siesta junto a su novio.

—Me gusta dormir así contigo.—Jimin murmuró con voz ronca y adormilada mientras restregaba su bonita nariz sobre el dormido pecho del alfa.—Creo que me gustas mucho, pero mucho puchunguito.

JungKook sonrió ladinamente.

—También me gustas mucho, pero mucho, manzanita. —susurró antes de dejar un casto y tierno beso sobre la cabellera de su omega.—Me gustas tanto que en un futuro me gustaría formar una familia contigo.

No hubo respuesta ante sus palabras, porque el omega ya se encontraba profundamente dormido y tras un suspiro, JungKook cerró sus ojos y se adentró al mundo de los sueños.

La situación estaba resultando un poco incómoda y sofocante para Jimin, quien tenía a su padre y novio lanzándose miradas asesinas y soltando cantidades inmensas de feromonas de alfa, en una clara muestra de que ambos buscaban demostrar cuan dominantes podían llegar a ser. Algo estúpido, pero común entre los alfas.

Se encontraba en una de las mesas más apartadas del lujoso restaurante al que había sido invitados por el padre de Jimin. A pesar de que cenar junto al mayor no había sido algo que a la joven pareja le agradará, terminaron aceptando la invitación luego de haber pensado durante días los pros y los contra. Al final, ambos asistieron al restaurante en un claro ejemplo de brindarle una segunda oportunidad a Park Haejoon.

Carraspeando su garganta, Jimin llamó la atención de ambos alfas.

—¿Papá vas a decirnos por qué nos citaste o solo te vas a limitar a mirar mal a JungKook y soltar feromonas de macho alfa?—cuestiono con fastidio.

El alfa mayor sacudió levemente su cabeza y soltó un pequeño suspiró antes de aclarar su voz.

—Sí. Primero quiero agradecer que hayan aceptado venir a cenar conmigo.—Park Haejoon dijo y en su voz se podía notar cierta incomodidad y nerviosismo.—Realmente dar este paso fue difícil para mí. Mi orgullo de alfa no me permitía ceder a pesar de estar consciente de que había sido yo el del error.

Tanto JungKook como Jimin fruncieron sus entrecejos y se dedicaron una pequeña mirada al no comprender las palabras del mayor, pero ninguno se atrevió a interrumpirlo.

—La razón por la que los invité a cenar, es porque debo disculparme con ustedes.—Jimin jadeó levemente y JungKook solo se limitó a permanecer impávido en su lugar.—Fui orgulloso y arrogante con ustedes. En especial contigo JungKook. Te juzgué mal y me dejé llevar por mi instinto de alfa que no me estaba dando cuenta que con mis acciones y comentarios hacia ti lastimaba a mi hijo y que sobre todo te hacían sentir mal. Lo lamento mucho, JungKook. 

JungKook solo se limitó asentir.

—Con respecto a ti hijo.—Jimin ladeó su cabeza.—Lamento que mis actitudes te hayan alejado de mí. No fui consciente de todo el daño que te estaba haciendo al sobreprotegerte. Quería mantenerte en una burbuja de cristal, para que nadie pudiera lastimarte y al final terminé siendo yo quien te lastimaba. Lo lamento mucho Jimin. Espero que tanto tú como JungKook puedan perdonarme, porque me duele saber que ya no quieres que sea parte de tu vida por mis acciones orgullosas e hirientes.

—Señor Park.—JungKook dijo mientras se aclaraba la voz.—Apreció muchos sus intenciones y comprendo cuando difícil es para usted como alfa aceptar su error. Así que, por mi parte, acepto sus disculpas, Señor Park. Sin embargo, al mínimo comentario fuera de lugar hacia mi omega o hacia mí no será fácilmente perdonado.

Park Haejoon asintió comprendiendo las palabras de quien ahora era su yerno. Sin embargo, una vez JungKook término de hablar, llevo la mirada hacia su hijo, quien tenía la mirada gacha y mordía levemente su labio inferior. Fueron varios minutos en los que Jimin se mantuvo en completo silencio antes de levantarse abruptamente de su asiento, para lanzarse hacia su padre, quien lo recibió en un cálido abrazo.

—Te extrañé mucho.—Jimin susurró contra el pecho de padre.—No nos volvamos a distanciar por comentarios tontos, ¿de acuerdo?

—De acuerdo mi pequeño cachorro.

Dándole un fuerte apretón al cuerpo de su padre, Jimin se obligó a soltarlo, para volver a su asiento.

—Aceptó tus disculpas, papá.—Jimin dijo.—Pero, espero que puedas comprender que ya no soy un cachorro, sino que ahora ya soy un adulto que está formando su vida junto a un maravilloso alfa. Amo a JungKook y realmente espero de todo corazón que mantengas al límite tus comentarios de cómo JungKook debe o no tratarme, porque solo él y yo sabemos lo que sucede dentro y fuera de nuestra relación.—a Haejoon le costaba aceptar que su hijo tenía razón.—Pero, eso no quiere decir que no pueda acudir a ti por un consejo cuando las cosas se pongan feas, ¿de acuerdo?

—De acuerdo. Estaré ahí para cuando necesites un consejo.—Haejoon profirió con una pequeña sonrisa.—Ahora, ¿Les parece si pasamos a ordenar la comida?

Realmente Jimin estaba feliz de haber hecho las paces con su padre, pero sobre todo que JungKook también estuviera en paz con este. Nuevamente se sentía completo.

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