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C A P I T U L O. 32

Los húmedos besos sobre su cuello y la forma tan devastadora en las que ese par de traviesas manos se colaban entre su camisa para recorrerle la piel lo tenía sometido en un estado dónde él y su lobo comenzaban a necesitar más de lo que su alfa les estaba ofreciendo. Soltando un jadeo agudo, echó su cabeza hacia atrás para darle mayor acceso al alfa. No obstante, a pesar de lo que su cuerpo y su lobo exigían a gritos, estaba totalmente lejos de lo que el lado racional le pedía hacer.

Y es que, no era momento más propicio para tener un encuentro carnal. Estaban retrasados casi media hora para asistir al evento que habían sido invitados la semana pasada y por mucho que tuvieran la tentación de no asistir, esa ni siquiera era una opción para ambos, no cuando el anfitrión no era más que el ahora llamado Jung TaeHyung.

—¡Basta!—Jimin logró exclamar con suavidad.—Estamos retrasados..., ¡Puchunguito!

El alfa, por su parte, gruñó con fastidio. Quería disfrutar de su omega. Y es que, inevitablemente, tanto él como su jodido lobo se habían excitado al ver a Jimin vistiendo esos pantalones negros de vestir a la medida—los cuales resultaban sus hermosas y tonificadas piernas como ese glorioso trasero que él tanto amaba profanar.—los cuales hacían un match perfecto con esa camisa de botones de color azul cielo, y ni hablar como su ahora cabello azabache le daba a Jimin una aura totalmente diferente..., tal vez todos esos factores lo habían predispuesto a esa situación donde quería arrancarle cada trozo de tela y hacerlo completamente suyo una vez más.

Y si, su actividad sexual había aumentado tras el celo de Jimin. Desde entonces ninguno de los dos podía tener sus manos fuera del otro, a tal punto que sus días comenzaban con una buena ronda de sexo y terminaban con ellos teniendo una ronda hasta altas horas de la madrugada. Sin duda, ambos se habían dado el lujo de experimentar cosas nuevas y otras en las que se iban por lo convencional cuando el tiempo les resultaba un problema, justo como esa tarde.

—Podemos llegar una hora tarde.—JungKook dijo al mismo tiempo en el que comenzaba despojar al omega de su camisa.—O incluso no asistir...,

—¡No!—el omega exclamó.—¡No podemos hacer tal cosa!—con la poca fuerza de voluntad que le quedaba y contra el deseo de su caprichoso lobo Jimin logro librarse del agarre de JungKook.—¡Es una fiesta importante para TaeHyung! Y siendo nuestro amigo no podemos fallarle.

Con sus manos y cuerpo temblando por la excitación y el deseo Jimin comenzó a abotonar su camisa y tratar de volver a estar presentable, JungKook por su parte trato de apresarlo nuevamente, pero fue en vano, porque el omega lo esquivó fácilmente.

—¡He dicho que no!—JungKook gruño.—Al regreso podrás hacer conmigo lo que gustes, pero justo ahora no voy a permitir que me pongas un dedo encima.

A pesar de que Jimin le estaba dando una carta blanca a su favor, JungKook no estaba del todo satisfecho. Y es que, ¿A qué alfa le gustaría que se le privara de tocar a su omega? A ninguno y menos a él.

Importándole muy poco si el alfa estaba de acuerdo o no, Jimin se encaminó hasta el cuarto de baño donde se apresuró a retocar su maquillaje y cerciorarse de que tenía una imagen presentable y no la de alguien que estuvo a punto de tener la mejor follada de su vida; aunque no lo pareciera él también se sentía frustrado por no poder disfrutar del placer que JungKook le proporcionaría, pero era algo que pasaba a segundo plano cuando recordaba que TaeHyung esperaba por él y por JungKook.

Tras cinco minutos después, Jimin se encontraba abrochando el cinturón de seguridad el vehículo, mientras JungKook daba marcha al motor entre balbuceos que seguramente no eran más que pequeñas protestas de un alfa frustrado sexualmente.

—Si te portas bien durante todo el evento, te dejaré destrozar las bonitas bragas negras que llevo hoy.—Jimin murmuró con su vista fija en el paisaje.

—No prometas cosas que no piensas cumplir, manzanita.

—No estoy haciendo una promesa en vano, si te comportas te prometo que dejo que las destroces..., incluso llevo las más caras de mi colección. El poder de lo que sucederá al regresar a casa está en tus manos, Puchunguito.

JungKook solo se limitó a sonreír levemente.

El bonito jardín trasero de la casa familiar de Hoseok se encontraba decorado con colores que representaba bien al omega y al alfa en cuestión. Todo parecía perfecto, incluso Jimin podía atreverse a decir que en todo no había algo que pudiera estar fuera de lugar. Y es que, no podía esperarse menos cuando TaeHyung había puesto demasiado empeño en lograr que todo estuviera en perfecto estado, justo como lo había soñado y esperado.

Llevando con delicadeza la copa de champán a su boca, se animó a darle un largo sorbo, para vaciar el poco líquido que la copa poseía.

—¿Jimin? ¿Eres tu querido?—una conocida voz resonó a sus espaldas obligándolo a girar levemente su cuerpo.

Jimin sonrió en demasía cuando sus ojos captaron la figura de la madre de JungKook.

—¡Yejin!—el omega exclamó al verla.—Pensé que no asistirían.

—¿Y perdernos este evento tan importante? ¡Jamás!—la omega Jeon profirió al mismo tiempo en el que estrechaba a Jimin contra sus brazos.—Es bueno verte. Aunque casi no te reconozco con ese nuevo look, pero te sienta bien. El negro te sienta muy bien, te hace ver seductor. Me gusta.

Inevitablemente, las bonitas mejillas de Jimin se colorearon de un hermoso rosa carmesí al mismo tiempo en el que su lobo bajaba las orejas avergonzando. Y es que, estar recibiendo tal cumplido por parte de la madre del alfa que le cortejaba le hacía sentirse complacido y levemente cohibido.

—Gracias.—susurró.—Quise darle un respiro a mi cabello después de tanto tinte fantasía..., supongo que hice una buena elección.

—Estoy segura de que cualquier color que escogieras te sentaría bien.—Jeon Yejin no mentía al decir tales palabras. Para ella Jimin era un omega hermoso y agradecía que estuviera al lado de su hijo.—Por cierto, ¿Dónde esté mi hijo?

Antes de que Jimin pudiera dar una respuesta, JungKook hizo acto de presencia en compañía de su padre alfa.

—Bueno, creo que los alfas Jeon hicieron acto de presencia.—Yejin murmuró con diversión.—DongHae, querido, ¿has visto el nuevo look de nuestro Jiminnie?

El alfa mencionado llevó la mirada hacia su yerno. Y vaya que en primera instancia había pensado que se trataba de alguien más.

—¡Vaya! ¡Ese color te sienta bien, Jimin!

—Gracias.—Jimin susurró al mismo tiempo en el que acercaba hacia su alfa para esconder su rostro en el pecho de este.

—¿Acaso no soy afortunado de que la luna me haya brindado un omega tan hermoso como Jimin?—JungKook pregunto hacia sus padres, quienes asintieron.

La conversación entre los cuatro continuó su curso por varios minutos, hasta que el sonido de algo golpeado contra un cristal llamó la atención de todos. Jimin llevó su mirada hasta el lugar donde se encontraba una pequeña tarima y al hacerlo se topó con los padres de Hoseok y los familiares de TaeHyung y la pareja mencionada sobre esta.

—Buenas tardes.—El padre alfa de Hoseok saludó.—Primero que nada nos gustaría agradecerle a cada uno por honrarnos con la presencia de cada uno en este tarde tan importante para mi familia y para la familia Kim.

Todos los presentes se acomodaron para prestar atención a lo que estaba por ocurrir.

—Como bien saben, el día de hoy estamos anunciando la unión de la familia Jung con la familia Kim a través de nuestros hijos.

Desde su sitio, Jimin pudo observar como Hoseok apretaba sutilmente la mano de TaeHyung para ayudarle a calmar los nervios.

—Así que, me honra anunciarles que mi hijo, mi primogénito, Jung Hoseok ha encontrado en Kim TaeHyung el omega que desea para su vida.—el alfa hizo una pequeña pausa al mismo tiempo en el que le indicaba a Hoseok y a TaeHyung que dieran un paso al frente.—Desde hoy, TaeHyung es un miembro más de mi familia, por el cual velaré como si fuese uno de mis hijos.

El discurso del señor Jung continuo su curso y todos los presentes parecían demasiado concentrados en sus palabras. Bueno, casi todos, a excepción de Jeon Yejin quien a pesar de ser la hermana menor de Jung DonSeok siempre le habían resultado aburrido la forma en la que su hermano daba los discurso. Para ella nunca estaba de más agregar un pequeño chiste o comentario que hiciera reír a los demás. Bufando levemente se acercó hasta el pequeño mesero para tomar una copa de champán y rápidamente darle un sorbo.

Con la bebida en mano volvió a su lugar, pero esta vez se acercó más hacia Jimin.

—Desde que tú y JungKook formalizaron su relación, espero el día en el que me den la noticia que se han enlazado.—la omega Jeon susurró hacia el menor.—Vivo soñando con la llegada de ese día, así como también el día que se casen.

Los ojos de Jimin se abrieron con asombro, porque jamás había esperado escuchar tales palabras de la madre de JungKook y menos cuando sabía lo reacia que esta se encontraba al hecho de que JungKook pudiera enlazarse.

—Sé que lo harán en su tiempo, solo no tarden mucho, ¿de acuerdo?

—Como usted lo dijo lo haremos en nuestro tiempo, cuando JungKook y yo nos sintamos preparados para dar ese paso.—Jimin dijo con suavidad.—Además, aún estamos en la etapa de conocernos como pareja.

Yejin sonrió con levedad. Sin duda alguna JungKook era alguien afortunado por haber encontrado un omega tan puro, maduro y sobre todo hermoso como lo era Jimin.

—También está el hecho de que ambos por el momento tenemos como prioridad el graduarnos y establecernos económicamente antes de tomar cualquier decisión.

Para él y para JungKook era importante el cumplir esas metas personales a las que por mucho tiempo estuvieron aferrados a cumplir y que solo sería cuestión de tiempo para alcanzarlas, pero que ahora solo debían mantener la marcha hasta el final. Una vez lograrán su cometido, podían darse el tiempo de comenzar a trabajar en sus metas como pareja y seguidamente animarse a dar pasos fundamentales como pareja. Tal vez, era eso los que diferenciaba de Hoseok y TaeHyung, y de cualquier otra pareja que pudiera existir.

—Estoy orgullosa de la pareja que son. Gracias por llegar a la vida mi hijo, Jimin.—Jeon Yejin dijo al mismo tiempo en el que se les indicaba que pasarán a tomar asiento porque la cena les sería servida en unos minutos.

—Espero no decepcionarla...

—Tú nunca decepcionarías a nadie, Jimin. Solo tenlo presente.

Fue así como tras ese pequeño intercambio de palabras, ambos omegas se integraron nuevamente a la celebración, para que minutos después de la comida, Jimin fuera vilmente secuestrado por TaeHyung, quien no paró de parlotear de la felicidad que sentía por haber dado ese paso con su alfa y lo mucho que esperaba que el tiempo pasara para comenzar a formar su pequeña manada. Jimin por su parte lo escuchaba con una sonrisa implantada en su rostro y de vez en cuando le animaba a seguir trazándose metas.

—Es hora de volver a casa, manzanita.—JungKook susurró contra la oreja de su omega.—Creo que esta noche he sido un alfa bien portado y, por tanto, merezco mi premio.—tras asegurarme de que nadie estaba viéndolos se atrevió a restregar su creciente erección contra su omega.—Vamos a casa que tengo unas bonitas bragas y redondo culo que destrozar.

Las mejillas de Jimin se colorearon violentamente y su lobo comenzó a mover el rabo con emoción y soltar suaves aullidos hacia su alfa.

—Si alfa..., llévame a casa y hazme tu puta personal.—Jimin susurró dichas palabras tan bajas para que únicamente ambos fuesen capaz de escucharlas.

—¡Oh, mi dulce manzanita! Esta noche te llenaré tanto de mis cachorros que en unos meses tu barriga albergará a toda una camada de mis cachorros.

Y tal vez era la excitación de ambos los que lo tenía soltando esas palabras o eran sus lobos deseosos de dar inicio al crecimiento de su pequeña manada. Fuese lo que fuese a ambos los tenía sin cuidado alguno, porque lo único que importaba era el llegar a casa lo antes posible.

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