
C A P I T U L O. 28
Con las palabras que su hermano había dicho días atrás aun resonando en su cabeza sin descanso alguno, Jimin mantuvo el ritmo de sus pasos firmes y algo lentos sobre el pulcro suelo del amplio y extenso pasillo. Con cada paso se acercaba cada vez más a su hogar, donde JungKook y su pequeño Gookie estaban a la espera de su llegada.
Muy probablemente el alfa y el cachorro mecánico estarían tirados sobre el sofá con la televisión proyectando alguno de los capítulos de la serie que el alfa estaba viendo últimamente. Ante la imagen que apareció en su mente, Jimin sonrío con levedad y soltó un suspiro cargado de cansancio. Había sido un día ajetreado y agotador que lo único que deseaba era llegar a su hogar, tomar un baño con agua caliente y luego fundirse en el mundo de los sueños, pero eso era algo que haría hasta varias horas después, ya que esa noche tenía planeado hablar con JungKook sobre ese tema que venía rondándole la cabeza desde que Chanyeol le había programado su celo.
No podía seguir posponiendo esa charla, el tiempo se le estaba acabando. Así que, esa noche, se armaría de valor y hablaría con JungKook. Pero, antes de ello, planeaba disfrutar un poco del pago que había recibido esa tarde. Invitaría a JungKook a salir a algún restaurante o en su defecto pedir algo a domicilio.
Con esa idea clara en su cabeza, Jimin dio los últimos pasos hacia la puerta de su departamento. Cuando se encontraba a punto de ingresar el código de acceso en la cerradura digital, se percató de que la puerta se encontraba abierta. Su entrecejo se frunció notoriamente.
¿Por qué la puerta estaba abierta? ¿Acaso JungKook había salido y se le había olvidado cerrarla? No, no podía ser eso, causando conocía cuan obsesionado estaba el alfa con la seguridad. Y es que el alfa tenía que asegurarse hasta tres veces que dejaba bien cerrada la puerta antes de marcharse y ni hablar de las veces que se aseguraba que la puerta contará con seguro antes de irse a dormir. JungKook se le podía olvidar cualquier cosa menos cerrar la puerta del departamento.
Sin comprender lo que estaba sucediendo y con miles de escenarios en su cabeza, Jimin se animó a entrar al departamento. Con pasos lentos y tratando de hacer el menor ruido posible para no llamar la atención por si había algún ladrón dentro del departamento, Jimin ingreso al interior; con lo primero que se encontró al ingresar al departamento fue con una ola de feromonas que denotaban incomodidad y enojó, y ni hablar de aquel aroma a omega que había puesto a Jimin en alerta y a su lobo en posición de ataque.
Aun en la entrada del departamento, Jimin agudizó su oído, para intentar acostar cualquier sonido, y lo logró. Desde su lugar era capaz de escuchar la voz de JungKook y lo molesto que se encontraba.
—No sé a qué has venido, pero lo mejor será que te largues.—Jimin escuchó a JungKook decir.—Además no creo que a tu adorado alfa le haga gracia saber que estás aquí. Vete de mi casa antes de que Jimin llegué. No quiero que se encuentre contigo.
Jimin frunció más su entrecejo y se preguntó quién era esa vista que tenía a JungKook de tan mal humor como para que hablar de una manera tan hostil, pero que sobre todo que él no debería encontrar.
—¿Qué? ¿Acaso ya vives junto a ese tonto omega?—pregunto el visitante.—Ahora entiendo el cambio en la decoración del departamento y ese horrendo aroma a manzanas. No cabe duda, has ido en decadencia, JungKook, pero supongo que era lógico que sucediera una vez termine contigo.
—Estaba en decadencia mientras estuve contigo. Estar contigo fue lo peor que me pudo pasar.—JungKook interrumpió.—Ahora lárgate antes de que llame a Seokjin.
A Jimin no le tomó demasiado darse cuenta de que esa inoportuna visita se trataba de la ex pareja de JungKook y por ende no lo pensó dos veces, para hacerse notar. A pasos largos y firmes se aproximó a la sala de estar.
—Buenas noches.—saludó tajante.
La atención del JungKook rápidamente pasó a estar sobre la figura de Jimin, dejando a todo lo demás en un segundo plano.
—Buenas noches, manzanita.—JungKook salido con una pequeña sonrisa que únicamente iba dirigida al omega recién llegado.
—Oh, veo que tenemos visitas y una muy inoportuna a mi parecer. —Jimin dijo antes de que JungKook pudiera decir algo.—Pero bueno, hay que tratar a las visitas como es debido, ¿Gusta un vaso de agua?
JungKook frunció su entrecejo y ladeó su cabeza sin comprender que era lo que Jimin tramaba.
—No. Gracias. No planeo quedarme mucho.—JungKook escuchó a YoonGi decir.—Solo pasaba por aquí, para hablar un poco con JungKook.
—¡Oh! ¡Perfecto! Entonces, puedes marcharte ya de mi casa.—Jimin dijo con simpleza.—Tu presencia perturba la paz de mi hogar. Ahora largó.
La falta de amabilidad y de tacto en sus palabras se debía a la simple razón de que a Jimin le agradaba el omega en lo absoluto y no por el hecho de ser expareja de JungKook, sino por la forma tan borde en la que se dirigía a este. Con lo poco que había logrado escuchar se dio cuenta de que el omega no era más que un idiota presumido que creía que JungKook no era nada sin él.
—Vaya, pero que tan falto de modales los de tu omega, Jeon. Pero supongo que es algo que deberíamos de esperar de un omega de tu clase.—YoonGi dijo con cierto desdén en su tono de voz.
Jimin por su parte sonrió levemente con sorna.
—Y tú qué omega tan falto de dignidad. Mira que insistir quedarte en un lugar donde no eres bienvenido, habla mucho de tu nivel de dignidad, pero supongo que es algo que debería de esperar de un omega de tu tipo.—Jimin contraatacó.—No sé cuáles son tus intenciones con esta visita, pero te sugiero que te marches antes de que las cosas entre tú y yo se pongan feas.
JungKook por su parte solo bufo y rogó a la luna, para YoonGi se marchará de una buena vez y lo dejará en paz.
—Tanta hostilidad.—YoonGi murmuró para sí mismo.—Bien, me voy a ir, porque no estoy en condición para meterme en una pelea.—dijo al mismo tiempo en el que se colocaba de pie y abandonaba la comodidad del sofá.—Pero antes de irme, voy a decirte la razón de mi visita.—esta vez sus palabras fueron dirigidas a JungKook quién arqueó su ceja.
—Habla, para que te largues de una buena vez.—JungKook dijo con fastidio.
YoonGi suspiro antes de sonreír con cierta malicia.
—He venido a decirte que estoy en cinta. Estoy esperando mi primer cachorro con Seokjin.—YoonGi dijo sin perderse ni el más mínimo detalle de la reacción de JungKook.
Para YoonGi la reacción de JungKook era todo lo que había esperado y de una manera muy gratificante estaba alimentando su ego y su deseo de ver destruido al alfa.
—¿Qué?—fue lo único que JungKook pudo decir luego de unos segundos.—¿En cinta? Pero tú dijiste que no querías tener...,
—Sí, dije que no quería tener cachorro, lo recuerdo.—YoonGi profirió.—Pero no quería tenerlos contigo y es por eso que te hice creer que tú tampoco los querías tener..., siempre fuiste alguien tan fácil de manipular, Jeon.—agregó con alevosía.—Pero Seokjin es alguien tan diferente a ti. Seokjin siempre será mejor que tú, pero supongo que lo sabes, ¿no?
Jimin no podía dar crédito a lo que estaba escuchando. Ese jodido omega había jugado y manipulado a JungKook durante su relación y ahora tenía el descaro de venir a restregárselo en su cara de la manera más vil y cruel. JungKook por su parte, sintió como el mundo le caía encima al escuchar las palabras de YoonGi. No importaba cuánto tiempo pasara y cuando pensara que ya había superado su ruptura, porque YoonGi siempre volvería a recordarle que no era nada más que un alfa con el que todos podían jugar.
—Vete de mi casa, YoonGi.—JungKook bramó en advertencia.—Largo.—Sin decir más, JungKook giro sobre sus talones, para encaminarse hacia la habitación de su cachorro mecánico sin mirar atrás.
Si bien YoonGi no esperaba que las cosas tuvieran ese final tan inesperado, estaba satisfecho con haberle causado daño a JungKook y recordarle cuán miserable era como alfa. Soltando un suspiro, se giró levemente para encontrarse con el omega que ahora vivía con JungKook y por la expresión en el rostro de este, llevó sus manos de forma instintiva a su vientre.
—Ya escuchaste a mi alfa. Lárgate.—Jimin dijo entre dientes.—Tú no eres más que un omega miserable que disfruta el dolor ajeno, pero recuerda que todo se paga en esta vida. Y todo lo que has hecho con JungKook lo pagarás con creces y lágrimas de sangre.
Y con un movimiento rápido, Jimin tomó del brazo a YoonGi, para sacarlo arrastras del departamento. Y una vez, YoonGi estuvo fuera del departamento Jimin volvió a hablar.
—Espero que esta sea la última vez que apareces en la vida de JungKook, porque créeme que la próxima vez voy a destruirte.—advirtió con su mano apretando el marco de la puerta.—¡Ah! Y una cosa más. Lamento que ese cachorro que llevas en tu vientre vaya a tener un padre como tú. Un ser tan puro no merece un padre omega tan miserable.
Sin decir más Jimin cerro la puerta del departamento de un portazo. Estaba colérico y de muy mal humor que podía jurar que ese omega no estuviese en cinta, se le lanzaría encima. Y es que, no podía creer que existiría alguien tan vil y cruel que disfrutara del dolor ajeno y sobre todo no podía creer que hubiera alguien que estuviera dispuesto a dañar a JungKook a tal punto de venir después de tanto tiempo a restregarle su felicidad y cuán fácil le había sido manipularlo.
Sin embargo, esa visita había respondido varías preguntas que Jimin jamás se atrevió a formular en voz alta por temor de tocar una fibra sensible del alfa. Tomando una bocanada de aire y expulsándolo en un profundo y denso suspiro, Jimin trato de relajarse y recuperar el buen humor que lo había acompañado desde que esa mañana, pero fue en vano. Su lobo no paraba de gruñir y amenazar con derramar sangre en cualquier momento.
A Jimin le tomó un par de minutos el lograr calmarse a sí mismo y a su lobo, y una vez lo logró, no dudó en dirigirse hacia la habitación de Gookie, para ir en busca de JungKook. Al llegar a la habitación se encontró con un alfa parado frente a la cuna donde el cachorro mecánico dormía, y con la mirada perdida.
—Jungkook.—Jimin llamó entre susurros y a pasos lentos se acercó hasta este.—No tienes por qué prestarle atención a sus palabras, porque no son ciertas. Eres un alfa maravilloso e inteligente..., yo te admiro demasiado.—sus manos envolvieron suavemente el formidable cuerpo del alfa y su rostro se enterró en la espalda de este.
JungKook permaneció impávido en su lugar, incapaz de hacer o decir algo. Su mente se encontraba divagando entre los recuerdos dolorosos de cómo había terminado su relación con YoonGi, pero sobre todo en la forma tan cruel en la que YoonGi lo había usado para llegar a Seokjin. A pesar del tiempo, la herida que YoonGi había dejado en él no había sanado del todo y ahora parecía que en su lugar aumentó de tamaño y había comenzado a sangrar nuevamente.
—Las heridas no sanan de la noche a la mañana y hay unas que tardan incluso décadas en sanar, pero que eso no te impida volver a sentirte enamorado y permitirte ser feliz. Eres un alfa maravilloso y cualquier omega daría cualquier cosa por permanecer a tu lado para siempre.—Jimin agregó con suavidad en su tono de voz. Logrando dispersar los pensamientos autodestructivos que rondaban la cabeza de JungKook.—No lo olvides JungKook. Ahora te dejaré un momento a solas.
Jimin hizo el amagó de separarse, pero JungKook lo detuvo.
—Quédate conmigo.—susurró.—No quiero estar solo. No está noche.
Jimin asintió.
—Me quedaré contigo el tiempo que me lo permitas.—Jimin dijo con suavidad.—¿Te parece si vamos a la sala, buscamos una película para ver, mientras te doy mimos?
A pesar de que era consciente de que no prestaría atención a la película, porque su cabeza no estaba para ello, JungKook asintió. Porque tal vez, lo que necesitaba era sentir el contacto y el calor del omega que había comenzado adueñarse de su corazón y de su lobo.
Fue así como esa noche ambos se dirigieron al sofá, donde sin prestarle atención a la película se concentraron el calor del otro y en sus aromas hasta que el cansancio del día había tomado control de ellos, para hacerlos caer al mundo de los sueños.
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