C A P I T U L O. 27
Con las pequeñas ruedas del cochecito para cachorros rodando sobre los pulcros azulejos del piso y si vista centrada en su camino, JungKook se abría paso entre la multitud sin prestar atención al bullicio del lugar, ni mucho menos a los diversos cambiaformas que se encontraban a su alrededor. Y es que, JungKook tenía un objetivo, y era el llegar a lo más rápido posible a la ferretería donde Jimin trabajaba desde hacía un mes.
Necesitaba llegar antes de que la hora de almuerzo comenzará, para poder entregarle la pequeña lonchera con comida que el omega había olvidado esa mañana en el departamento. Estaba preocupado por la alimentación del omega, desde que lo había visto reducir sus raciones de comida y saltarse algunas comidas. Y aunque había tratado de hablarlo con él, Jimin solo se había excusado en que últimamente había perdido el apetito o que no tenía tiempo suficiente para comer debido al trabajo en la ferretería. Un trabajo con el cual JungKook ya no estaba demasiado conforme.
Durante las últimas semanas había notado cambios negativos en el comportamiento de Jimin que ya no solo se regían a su alimentación, sino también a su estado de ánimo y la forma en la que parecía haber perdido su sonrisa. Y ni hablar de como su aroma denotaba tristeza y las pequeñas heridas en sus manos.
Jimin ya no era ese omega brillante y con un aroma lleno a felicidad que había conocido y necesitaba saber que había sucedido con él, para traerlo de regreso. Pero para ello necesitaba saber qué estaba ocurriendo en el trabajo de Jimin y dado que este había olvidado su almuerzo, ahora tenía la excusa perfecta para presentarse y tener la oportunidad de descubrirlo por su propia cuenta. Y era por ello que tanto él como Gookie se encontraban adentrándose al elegante elevador del centro comercial para subir hasta el piso dos donde se encontraba la ferretería.
La caja metálica no tardó más de un minuto y medio en llevarlo hasta su piso de destino. Luego de que las puertas metálicas se abriera y él desbordara, el elevador camino entre la multitud y las tiendas. Estaba concentrado en llegar a su destino. Sin embargo, a mitad del trayecto un pequeño anuncio en uno de los escaparates de una de las tantas tiendas llamó su atención.
Era una de las tiendas de zapatos deportivos más grandes del centro comercial y estaban buscando empleados. Observó el anuncio por varios segundos hasta que decidió retomar su camino. Y tan solo cinco minutos después se encontró a sí mismo entrando en el local donde Jimin trabajaba.
La campanilla de la puerta se hizo sonar al momento de empujar la puerta, llamando la atención de varios empleados y uno que otros compradores. En primera instancia recorrió el lugar con la mirada, pero para su desdicha no logró encontrar a su bonito omega, no hasta que tras un par de minutos lo vio asomarse entre los pequeños pasillos del local en compañía de un cliente de mediana edad. Y como había sido de esperarse, Jimin se encontraba demasiado ocupado atendiendo a su cliente, que ni siquiera notó su presencia, ni la de Gookie.
Soltando un pequeño y denso suspiro, JungKook se movilizó hacia un costado donde no sería un estorbo, ni mucho menos una molestia tanto para los empleados, como para los clientes. Permaneció en ese pequeño espacio un par de minutos hasta que unas de las empleadas notó su presencia.
—¿Puedo ayudarle en algo?—la omega preguntó con una falsa amabilidad.—¿Busca algo en específico?
—Sí. De hecho, tengo que comprar algunos materiales para una maqueta.—JungKook dijo sin prestarle más atención de la necesaria.—Pero, estoy esperando que él—señaló a Jimin.—se desocupe, para que me pueda atender.
La omega, al notar que el nuevo y apuesto cliente señalaba al nuevo, le fue imposible no formar una mueca de desagrado y fastidio, ¿por qué todo querían ser atendidos por ese tonto omega? A decir verdad no lo sabía, porque para ella Jimin no era más que un Omega tonto que creía que poner una cara bonita podía obtener todo lo que quisiera.
Para JungKook no pasó desapercibida la mueca de la omega, ni la forma tan despectiva en la que miraba a Jimin, ¿Qué le sucedía a esa omega?
—Créeme, no querrás ser atendido por el nuevo.—murmuró con amargura.—Es tonto y demasiado torpe. Seguramente te terminará vendiendo unos clavos de cinco pulgadas, cuando seguramente le pediste uno de ocho pulgadas.
—No habla muy bien de ti, ni de esta ferretería, la forma en la que te expresas de un compañero de trabajo.—JungKook dijo con molestia, la cual comenzaba a ser notoria en su rostro.
A la omega le fue imposible no sonrojarse por la vergüenza y murmurar un pequeño "lo siento."
—Como sea, esperaré a que él se desocupe.—fue lo único que JungKook dijo antes de desviar su atención de la dependiente.
Fue cuestión de un par de minutos, para que Jimin terminara de atender a su cliente y para cuando lo hizo, fue capaz de notar la presencia de JungKook e inevitablemente una sonrisa se formó en su rostro y sintió como su lobo interno comenzaba a mover su rabo y a soltar aullidos cargados de alegría. No sabía que hacía JungKook ahí, pero le alegraba verlo. Sin perder tiempo se aproximó hacia él.
—¡Hey! ¿Qué haces aquí?—inquirió en voz baja.
—Bueno, resulta ser que a cierto omega se le olvidó su almuerzo y como el alfa que lo está cortejando decidí traérselo.—la sonrisa en Jimin se ensanchó más. Y JungKook no dudó en sacar la pequeña lonchera del pequeño compartimento del cochecito para bebé y mostrársela a Jimin.—¿Llegue a tiempo para el almuerzo?
Jimin giró levemente su rostro hacia el reloj de pared y al notar que solo restaba cinco minutos para que su hora de comida empezará.
—Justo a tiempo, puchunguito.—susurró al girar hacia JungKook.—Pero, ¿al omega que estás cortejando le gustaría que estés aquí y más si traes a su cachorro?
JungKook soltó una pequeña carcajada al mismo tiempo en el que negaba con levedad.
—Bueno, será mejor que no se entere o podría echarme de mi propio departamento.
—Sí, será mejor que no se lo digamos o seguramente tirar tus cosas desde el balcón.—Jimin dijo divertido.—Solo bromeó, JungKook. Yo no soy de los que tiran las cosas por la ventana.
—Lo sé, manzanita. Lo sé.
—Pero si soy de los que te cortarán la polla, si te atreves a engañarme.—JungKook trago al escuchar la seriedad con la que Jimin pronunció esas palabras.—Ahora, ¿me vas a acompañar a almorzar o tienes que marcharte?
—Te acompaño a almorzar.
Con una sonrisa en su rostro y sus feromonas destilando felicidad, el omega de cabellos malva los condujo hasta la pequeña sala de descanso para empleados. La estancia contaba con dos sofás pequeños, una mesa del tamaño mediano y cuatro sillas alrededor de ella, y como bonus de la situación se encontraba totalmente desocupada. La mayoría de sus compañeros tendrían su hora de almuerzo minutos después que el suyo o más de alguno ya había tenido su hora de almuerzo. Y no, ninguno de ellos trataba de evitarlo o de marginarlo, porque tenía una buena relación laboral con más de la mitad, pero el problema radica únicamente en cada quien tenía su propio horario de descanso y a él le tocaba la mayor parte del tiempo comer solo. Y bueno, tenía que darle las gracias a wooyeon por ello.
Pero no gastaría más energía de la necesaria en ella.
Dejando todo de lado, Jimin se dispuso a disfrutar de su almuerzo y sobre todo de la agradable compañía de JungKook.
No obstante, lo que debía ser una hora de almuerzo agradable y relajante para él se convirtió en nada, cuando solo quince minutos después de haber empezado a comer, la tranquilidad de la sala de descanso se vio interrumpida por la presencia de Wooyeon.
—Jimin, ¿Me permites un momento?—la castaña preguntó. El mencionado frunció su entrecejo antes de dejar de lado su almuerzo, para seguidamente asentir.
A regañadientes se disculpó con JungKook y salió de la pequeña sala para seguir a Wooyeon. Tan solo un par de pasos alejados de la pequeña habitación, la omega habló.
—Tu hora de almuerzo ha terminado.—sentenció la castaña.
—¿Qué? Pero, solo han pasado quince minutos.—Jimin dijo con desconcierto.
—No me importa. Tu hora de almuerzo termino, la tienda está llena y necesitamos que todos los empleos estén presente
Jimin giró su rostro levemente hacia los pasillos del local y para su sorpresa la tienda no estaba abarrotada de clientes, al contrario de ello, no había más que un par de clientes, que estaban ocupando los servicios de tres de sus compañeros.
—No estamos llenos, así que no entiendo por qué debería dejar mi hora de almuerzo cuando apenas ha comenzado.—Jimin refuto con clara molestia.
—No se trata de que no entiendas. Si te digo que tu hora de almuerzo termino, es porque así es.—Wooyeon se estaba ganando unas cuantas bofetadas y Jimin estaría dispuesto a dárselas, pero claro, no era algo que haría cuando su trabajo estaba en riesgo.—Ahora, despides a ese alfa y vuelves a tu trabajó.
—Pero, él es mi...
—¿Qué vas a decir? ¿Qué es tu alfa?—preguntó con divertido.—Todos sabemos que no lo es. Eres un Omega bastante patético como para conseguir un alfa como él y a eso sumándole que tiene un cachorro..., a solo que seas su jodido amante.
Antes de que Jimin pudiera defenderse o propinarle la merecida bofetada a Wooyeon, JungKook hizo acto de presencia.
—Quiero hablar con tu supervisor. Ahora.—el alfa exigió con molestia.
Desde que Jimin había seguido a la omega, JungKook no fue capaz de no ceder a la tentación de escuchar y fue por ello, hizo todo lo posible por escuchar sin ser notado, y gracias a ello ahora podía comprender que era lo que había cambiado en Jimin en los últimos días y porque desbordaba tristeza. Su lindo Jimin no era bien recibido en este lugar y eso claramente lo hacía infeliz, algo que a él no le agradaba en lo absoluto.
—Yo soy la supervisora.
—No, no lo eres.—Jimin dijo.—Iré en busca del señor Jang.
Sin decir más, el mencionado fue en busca del gerente y tan solo un par de minutos después regresó junto a un beta de mediana edad.
—¿Qué está sucediendo aquí y quién me busca?—el beta inquirió.
—Necesito resolver un asunto entre su dos empleados.—JungKook dijo con seriedad.—Me presentó, soy Jeon Jungkook el alfa de Jimin uno de sus empleados.
El mayor asintió con levedad y JungKook no tardó demasiado en explicar la situación y exponer su molestia sobre el trato que Jimin estaba recibieron. Y como era de esperarse la omega, había trato incontables veces defenderse, pero en su infortunio varios de sus compañeros de trabajo salieron en su contra, expresando el mal trato que siempre le daba a Jimin o la forma en la que solía humillarlo frente a los clientes.
—No puedo comprender como permite que este tipo de situaciones sé dé, y usted se haga el ciego y el sordo ante ellas. Está más decir que todo esto no dice nada bueno de su desempeño como gerente y mucho de la forma en la que cuida de sus empleados...
—Señor Jeon, comprendo su molestia, pero le prometo que no volverá a ocurrir.—el beta dijo.—Tomaremos las medidas necesa...
—Sí, créanme que no volver a ocurrir, porque no voy a permitir que mi omega trabaje en un ambiente como esté.—Jimin frunció el entrecejo antes las palabras de JungKook y aunque quiso objetar, no fue capaz de ello y no por miedo, sino porque no quería empeorar la situación.—Así que, espero que tengo lista la chequera y le pagué a mi omega su mes de trabajo aquí.
Lo siguiente qué pasó fue qué pasó a formar su hoja de renuncia y a recibir su paga. Y seguidamente se encontró abandonando su lugar de trabajo en compañía de JungKook y su pequeño cachorro.
Para ser sinceró jamás pensó que su día terminaría con él siendo desempleado y mucho que esto fuera gracias a que JungKook había actuado sin siquiera consultar si él estaba de acuerdo, pero era demasiado tarde para quejarse de ello; por varios minutos caminaron bajo un silencio incómodo entre ellos, hasta que JungKook detuvo sus pasos y se giró hacia él.
—Lamento lo qué pasó, pero quiero decir que no me arrepiento de lo que hice, ¿de acuerdo?
—No tenías que tomar una decisión por mí, JungKook.—Jimin dijo con cierta molestia.—Agradezco que intentaras ayudarme, pero..., ¡aaah! Ahora no tengo trabajo y no hice nada para impedirlo.—Hizo una pequeña pausa.—Por un segundo sentí que me convertí en un omega que no tiene voz ante las acciones de su alfa...
—Eso no es así, Jimin.—JungKook dijo con firmeza.—Si me atreví a hacer eso es porque tengo una mejor opción para ti.
¿Una opción para él? De que estaba hablando JungKook. Pero, su respuesta llegó demasiado rápido, cuando JungKook le mostró un pequeño anuncio de una de las tiendas del centro comercial.
—Lo vi cuando iba directo a la ferretería y creo que podría ser una mejor opción para ti.—fue lo único que JungKook susurró.—¿Te gustaría entrar y hacer la entrevista?
Jimin no tardó en asentir, y tras ellos ambos se adentraron la tienda, donde fueron atendidos por una bonita omega de cabellos morados y de una sonrisa genuina. No estaba de más mencionar lo cómodo y relajado que Jimin se sintió durante la entrevista, ni mucho menos lo emocionado que se encontraba por empezar a trabajar.
—Es un gusto que te unas a nosotros, Jimin.—la omega de cabellos malvas, dijo.—Puedes venir mañana a firmar tu contrato y traer tu horario de clases, para distribuir tus horas laborales conforme a tus clases, ¿Te parece?
—Me parece Perfecto, Dahyun.—Jimin dijo.—Nos vemos mañana.
—Hasta mañana, Jimin.
Tras una pequeña reverencia, Jimin y JungKook abandonaron el local. Una vez se encontraron lo suficientemente lejos de la tienda, el alfa se atrevió a hablar.
—¿Soy yo o ella es como una versión femenina tuya?
—¡Oh! ¡Vamos! Solo tenemos el mismo color de cabello.—fue lo único que Jimin dijo.
—Puede ser, pero tienen un parecido..., y ya sabes lo que dicen.
—¿Qué dicen?
—Hay siete caras parecidas en el mundo.
Ante ello, Jimin solo se limitó a negar con levedad y sentenciar a JungKook a preparar la cena esa noche.
El auditorio central de la universidad se encontraba completamente abarrotado por estudiantes convocados. La mayor parte ellos se encontraban sentados junto a su pareja de proyecto y en compañía de su cachorro mecánico a la espera de la rectora para que diera inicio a la conferencia que había sido programada con poca anticipación y casi de improviso. Con el pequeño bullicio resonando con eco a través de las enormes paredes del auditorio, un omega de cabellos malva se encontraba mordiendo su dedo pulgar y tratando de no ser carcomido por la impaciencia. Tenía solo dos horas y media para presentarse a la tienda de zapatos que había visitad el día anterior para entrar su horario de clases y firmar su contrato.
Y por como las cosas pintaba, podía asegurar que no llegaría a la hora estipulada por él mismo.
Molesto y frustrado, soltó un bufido.
—Tranquilo.—JungKook le susurró con Gookie sentado en su regazo.—Será una reunión corta. Solo darán un pequeño anuncio y nos podremos ir.
—Seguramente.—dijo sarcástico.—tenemos más de veinte minutos esperando a que la reunión comience.
JungKook comprendía al omega, porque a decir verdad, él también se encontraba algo desesperado y no dudaba que el cualquier momento los cachorros mecánicos comenzaran a soltar en llanto por sentirse sofocados e irritados.
Sin embargo, fue cuestión de minutos, para que la rectora hiciera acto de presencia en la pequeña tarima. Y tas un intercambio de palabras con lo que seguramente era un empleado de administración, se acercó el podio y comprobó el micrófono.
—Buen día, jóvenes. En primera instancia quiero disculparme por la demora, pero surgió un asunto de mayor importancia.—explicó la alfa.—también una disculpa por la poca anticipación de esta reunión, pero creí conveniente hacerla hoy, ya que necesito explicarle la siguiente etapa de este proyecto.
Hubo un par de murmullos y varios entrecejos fruncidos ante las palabras de la mayor.
—Como saben el final del ciclo académico se acerca y con ello ustedes entrarán a unas pequeñas semanas de interciclo.—JungKook hizo un pequeño baile interno al escuchar la palabra vacaciones.—Un día antes de entrar a sus vacaciones deberán entregar sus respectivos cachorros mecánicos a los diferentes encargados que estarán distribuidos en las primeras tres facultades. Las cuales son Medicina, arquitectura e ingeniería y por último la facultad de humanidades.
¿Entregar a su Gookie? Debía ser una broma, ¿Pobre iba a entregarlo? Y tan pronto como esas interrogantes se formularon en su cabeza, la respuesta llegó.
—Las razones por las que deberán entrar sus cachorros son dos.—la alfa dijo con calma.—La primera es porque los muñecos deben pasar a mantenimiento y se les debe integrar cierta información, para que sean capaces de pasar a la última etapa que les ayudará en su proyecto y la segunda es para que disfruten un poco de sus vacaciones.—explicó.
Las exclamaciones que rebosaban de felicidad no se hicieran espera. Sin embargo, Jimin no mostró emoción alguna. Para él no solo significaba vacaciones, sino también la llegada de su celo, el cual debería programar lo más pronto posible.
Y es que, a diferencia de los demás omegas, él debía programar sus temporadas de calor, ya que de lo contrario todo su cuerpo sería un desastre. Su nivel hormonal era más elevado al resto y era por ello que debía tener todo bajo control.
La conferencia continuó por varios minutos más, hasta que por fin se dio por finalizada con un pequeño anuncio que las semanas de las pruebas finales estaban cerca y que comenzarán a prepararse. Tras ello, JungKook y Jimin compartieron un par de palabras antes de que el Omega se marchara hasta la zapatería a formar su contrato y dejar su horario de clases.
Sin embargo, esa no sería su única prioridad, por a penas abordó el autobús, se dispuso a llamar a su hermano ChanYeol para programar una cita con él esa misma tarde.
Su celo estaba a solo unas cuantas semanas y JungKook debía comenzar a prepararse para ayudarlo.
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