
C A P I T U L O. 26
Sus dedos tamborileaban sobre las metálicas superficie del capo de su vehículo y sus ojos se encontraban escudriñando la pequeña multitud que esa noche había asistido a ver la carrera y apostar por su corredor favorito en búsqueda de ganar algo de dinero esa noche. Con cautela y detalle estudio a casa uno del público en busca de dos alfas en específico. El primero era su "cuñado" y el segundo su "suegro".
Encontrar al primero no le tomó demasiado tiempo. Park JinYoung se encontraba cerca del área de apuestas rodeados de un par de omegas. Desde su posición podía observar con suma claridad como Jinyoung sacaba de su bolsillo un pequeño fajo de billetes para seguidamente entregar gran parte de él al beta que estaba encargado de anotar y recolectar el dinero de los apostadores. Jinyoung se encontraba entregando la mitad de lo que seguramente era su salario mensual. Dinero que debía ser utilizado en comprar las cosas necesarias para la llegada de su cachorra y en ahorrar para buscar un lugar donde vivir junto a su pequeña familia. A JungKook le fue totalmente imposible no sentir como su sangre comenzaba a hervir de cólera y como sus ganas de ir hasta donde se encontraba el hermano de Jimin, para darle una buena lección a base de sus puños, pero él no era un alfa que se dejaba guiar por sus impulsos violentos.
Dándole una última calada a su cigarrillo, JungKook continuó observando cada movimiento de JinYoung, hasta que Jackson apareció frente a él avisándole que la carrera estaba a punto de iniciar y que debía tomar posición. Tras un leve asentimiento, acató la pequeña orden de su amigo. Sin embargo, antes de mover su automóvil hasta la línea de salida le brindó una última mirada a JinYoung, y al hacerlo se encontró con este compartiendo un apasionado beso con una omega. Una omega que no era su pareja y mucho menos el padre o madre de su cachorra. Le fue totalmente inevitablemente no sentir pena por Yugyeom y rabia por el descaro que JinYoung tenía para serle infiel a su pareja.
No cabía duda la diferencia abismal que había entre Jimin y su hermano. Jimin era dulce, tierno, amable, educado, divertido, entre muchas otras cosas, pero la que sin duda destacaba era su sentido de la lealtad y responsabilidad, algo que Jinyoung carecía.
Con la rabia recorriendo su torrente sanguíneo y quemando cada fibra de su piel se coloco en la línea de salida y cuando la bandera fue alzada pisó el acelerador y sus manos movían el volante con destreza, evitando así perder el control del auto y liderando la carrera.
Ocho vuelta y ciento cincuenta minutos después, Jeon JungKook había sido el primero en llegar a la línea de meta. Y como era de esperarse la rabia y la adrenalina seguía recorriendo cada fibra de su piel y cada rincón de su torrente sanguíneo. Durante un par de segundos JungKook permaneció impávido en el asiento de su auto. Necesitaba un poco de tiempo para tomar el control de su cuerpo. No obstante, un par de golpes sobre el vidrio de la ventana le obligaron a abandonar cualquier intento de de poner en orden sus emociones y sensaciones.
Tras tomar un bocanada de aire movió su mano hasta el pequeño botón que se encontraba sobre el pequeño tablero de la puerta, para presionarlo y comenzar a bajar el vidrio de la ventana. Y al hacerlo se topó con los rostros sonrientes de Jackson y MinGyu.
—No se que te fumaste o bebiste, pero hiciste comer polvo a todos esos idiotas. ¡Eres grande Jeon!—Jackson dijo.—Esta noche nos has hecho ganar una fortuna.
JungKook sonrió ladino. Sabía que tanto él como sus amigos habían ganado demasiado dinero. Incluso podía arriesgarse a decir qué tal vez esa noche había ganado más de lo esperado. Y ciertamente eso era algo que lo beneficiaba y debía hacerlo sentir plena, pero esa noche era incapaz de sentirse orgulloso y satisfecho por haber ganado la carrera.
—¡Viejo eres grande!—MinGyu exclamó.—Y me gustaría que siguiéramos con el buen ánimo, pero tenemos un problema.
Ante esas palabras Jackson frunció su entrecejo y JungKook simplemente arqueó una ceja.
—¿Qué sucede?—JungKook y JungKook cuestionaron al unísono.
—Me temo qué hay un viejo alfa que dice que tu suegro y que lo citaste en este lugar.—A JungKook le fue imposible no sentir una pequeña sensación de vacío en su interior y un pequeño recargo de consciencia por lo que tendría que hacer, pero era demasiado tarde para retractarse.—JungKook, ¿Es cierto que es tu suegro y lo citaste?
—Lo es.—respondió luego de un par de segundos.—Es el padre de mi omega y lo cite aquí porque quiero mostrarle algo.—dijo con una mueca en su rostro, mientras habría la puerta del vehículo, para salir.
Sus amigos no tardaron en darle el espacio necesario para dejarlo salir del auto.
—¿Tu suegro aquí? Tienes que estar bromeando.—Mingyu murmuró.
JungKook negó con levedad.
—No. Esto no es una broma. Ven a ese alfa.—Jeon apunto con su dedo a JinYoung, sus amigos asintieron con levedad.—Bueno, es mi cuñado. Ese idiota está gastando su sueldo en apuestas y omegas, cuando tiene a un Omega a punto de dar a luz a su cachorra..., Mi querido suegro me ha juzgado de la peor manera por mis tatuajes, mi vestimenta. No me cree digno para Jimin, pero el que no es digno para ningún omega es su hijo mayor....
—¡Aguarda!—Jackson lo interrumpió.—¿Jimin es el omega embarazado de la otra vez? ¿El dulce bombón?
JungKook gruñó ante lo último. A él y a su lobo no le había gustado que su idiota amigo llamara dulce bombón a su omega.
—Si. El mismo.—murmuró entre dientes. No quería hablar de Jimin con sus amigos, no cuando su lobo amenazaba con lanzarse contra cualquiera de los dos que soltara cualquier tipo de comentario hacia su omega.
Tras hablar un poco más con sus amigos y explicar un mejor la situación le pidió a Mingyu que lo llevara hasta donde se encontraba el señor Park.
Llegar hasta el área donde el alfa Park se encontraba le tomó varios minutos. Minutos que ocupó para prepararse mentalmente, porque esa noche expondría la escoria de alfa que era Park JinYoung frente a su padre y probablemente eso detonaría a una ruptura familiar. Y no estaba haciendo eso por venganza por los malos tratos, sino por que tenía un poco de lástima por Yugyeom y la cachorra que venía en caminó.
—Señor Park, me alegra que haya venido.—JungKook saludo una vez la distancia entre él y el mencionado fue relativamente mínima.
—No sé que hago aquí, pero será mejor que vayas al grano y no me hagas perder mi tiempo, niño alfa.—el mayor espetó.
JungKook asintió con levedad.
—Verá, todo este tiempo usted me ha criticado por mi apariencia, ¿cierto?—Park Haejoon no dio respuesta alguna más que una pequeña mueca.—Pero, usted sabe que su hijo mayor JinYoung trabaja en un pequeño despacho contable..., oh bueno, eso si logra mantenerse su trabajo.—Haejoon frunció su entrecejo sin comprender.—No tiene caso de hablar del trabajo de su hijo. Lo cite aquí por otra cosa.
—Al grano, Jeon.
JungKook tomó una pequeña bocanada de aire antes de pedirle que lo acompañara. En completo silencio se encaminaron hasta la zona donde se encontraban los espectadores de la carrera recibiendo sus ganancias y otros sufriendo las consecuencias de haber apostado mal. Ciertamente, JungKook detuvo su andar cuando se encontró a una distancia prudencial.
—Para usted, yo no soy digno de llamarme alfa, ni mucho menos de estar con Jimin, porque cree que no soy capaz de darle una buena vida.—JungKook comenzó a decir.—Sin embargo, todo lo que usted piensa de mi, es lo que su hijo es. JinYoung no es digno de ser llamado alfa, ni mucho menos de tener como pareja a Yugyeom.
—¿Qué quieres decir?
—Su hijo tiene un sueldo lo suficientemente bueno como para ser capaz de conseguir un lugar donde vivir con su omega. Su sueldo es lo suficientemente bueno como para cubrir las necesidades de su omega embarazado.—JungKook hizo una pausa para suspirar.—Sin embargó, su hijo es un miserable adicto a las apuesta, que hasta la mayor parte de su salario en apuestas y el resto en complacerse con cuanto omega se le cruce enfrente, cuando tiene un omega en cinta que mantener.
Para Park Haejoon no fue mucho de su agrado que JungKook tuviera la osadía de hablar tan osadamente de su hijo mayor. JinYoung era un buen alfa y de eso podía dar fe.
—Cuida tus palabras, muchacho insolente...
—Oh, créame que he cuidado bien de mis palabras, porque he dicho la verdad y sino me cree, solo mire allá.—JungKook dijo al mismo tiempo en el en el apuntaba donde JinYoung se encontraba teniendo una pequeña pelea por el dinero que había perdido y siendo acompañado descaradamente del mismo omega con el que había compartido un beso minutos antes de que la carrera comenzará.
En cuanto los ojos de Haejoon divisaron a su hijo sintió como todo el orgullo que había sentido por su hijo durante años se desplomaba y convertía en escombros. Su mayor orgullo se encontraba discutiendo porque había perdido más de la mitad de su salario al mismo tiempo en el sostenía a un omega desconocido de la cintura. Ahora comprendía porque muchas noche llegaba bebido y apestando a omegas. En un principio había atribuido a que tenía reuniones de trabajo luego de la hora laboral y que se había pasado copas. Y también comprendía a la perfección el cambio tan radical en Yugyeom y su parecer sobre muchos de los gastos hacia su cachorra. Y es que, si JinYoung gastaba todo si dinero en este tipo de apuestas lo más seguro era que le brindara una miserable cantidad al omega.
Ysi pudiera describir como se sentía en esos momentos lo haría diciendo que estaba decepcionado, herido y sobre todo humillado, porque quien le había mostrado la verdad sobre la doble vida de su hijo era el alfa que le había robado su pequeño gran tesoro.
—Le diré algo señor Park.—JungKook murmuró.—Gracias a alfas como su hijo es que yo ganó dinero de manera fácil.
—¿Qué?
—Yo no soy un santo, ¿de acuerdo?—dijo.—Yo soy parte de esto también, pero a diferencia de su hijo yo soy quien sale beneficiado de idiotas como su hijo. Él apuesta y yo conduzco mi auto a una velocidad fuera de lo permitió para llegar a la meta ante que lo demás y ganar dinero.—explicó con sinceridad.—Eso no me hace mejor que él. Pero sin duda alguna, todo lo que ganó se va directamente a los gastos del departamento y a suplir las necesidades que Jimin y yo podamos tener, y creo que eso hace una diferencia abismal entre su hijo y yo.
JungKook hizo una pequeña pausa para soltar un pequeño suspiró.
—Y podré ser todo lo que usted quiera, pero al menos siento que soy un alfa digno a la altura de Jimin.—Haejoon bajo levedad su mirado con vergüenza.—Ahora, que ya me probé ante usted, creo que es momento de marcharme.—JungKook hizo un pequeño amagó de ponerse en marcha, pero antes de dar un paso se giró hacia Haejoon.—¡Ah! Y dígale a JinYoung que la próxima vez que vaya apostar lo haga por mí y no por idotas que le harán perder su dinero.
Sin agregar más de lo dicho se puso en marcha hacia su auto. No miro atrás, ni mucho menos le importo cuando a lo lejos pudo escuchar la voz del señor Park reprendiendo a hijo y exigiéndole abandonar el lugar, porque tenían una conversación seria en casa.
Tras recibir su dinero y conversar algunos asuntos de poca importancia con Jackson y MinGyu, JungKook condujo hacia su departamento. Donde al llegar se encontró con las luces apagadas, pero el televisor encendió y con su linda manzanita dormida sobre el sofá. Con una pequeña sonrisa en su rostro se acercó hasta él, para cargarlo y llevarlo hasta la habitación donde lo depositó con sutileza sobre la cama.
Jimin había comenzado a trabajar cuatro días atrás y desde entonces solía quedarse dormido después de Gookie tomará su biberón de la ocho de la noche. Su linda manzanita se estaba aventurando por primera vez al mundo laboral, mientras cumplía su rol como estudiante del último año y eso era un total reto, y era por ello que lo admiraba.
Tras asegurarse de haberlo arropado y dejarlo en una posición cómoda, se encaminó hasta la habitación de Gookie, para asegurarse de que todo estuviera en orden con él. Y al estarlo se permitió tomar una ducha rápida. Tras ello se coló bajo las sábanas y se atrevió a atraer el cuerpo de Jimin hacia el suyo, para fundirse en el calor y dulce aroma de este. Gracias a esa combinación no tardo en sentirse en casa y fundirse completamente en el mundo de los sueños.
Sus pies se movían con rapidez, permitiéndole desplazarse sobre los pasillos de su edificio. Necesitaba llegar a su salón en menos de cinco minutos o de lo contrario su amada docente no lo dejaría entrar a la clase por haber llegado tarde. Y muy probable no estaría en esa molesta situación si la beta de la pequeña guardería de su facultad no le Hobi irse complicado el llenado del papeleo para dejar a Gookie por un par de horas al cuidado de los encargados de la guardería, pero no había resultado como había esperado y ahora se encontraba caminando lo más rápido que sus piernas se lo permitían, mientras el reloj jugaba en su contra.
A tan solo un par de pisos de distancia a su destino, Jimin continuó su camino al mismo tiempo en el que esquivaba a los diversos alumnos que se encontraban en los alrededores de los pasillos a la espera de que su docente llegara o disfrutando de alguna hora libre. Alejando cualquier pensamiento y esquivando a cualquier que se le cruzara en su camino.
Y Justo cuando había llegado a el piso cuatro y estaba a solo un par de salones del suyo sintió como todo paso demasiado rápido que no fue capaz de procesar lo que estaba ocurriendo hasta que se vio dentro de un oscuro salón vacío y acorralado contra un pares y un formidable cuepro. Todas sus alarmas se encendieron y estaba a nada de hacer su mejor movimiento para alejar a quien lo apresaba, pero a sus fosas nasales llegó ese aroma a brisa silvestre con un toque a tabaco.
No le costó demasiado reconocer al dueño del aroma y sobre todo relajar cada célula de su cuerpo. Al reconocer a JungKook dejó de sentirse amenazado y ese sentimiento fue reemplazado por uno de confort y de encontrarse en su lugar seguro.
Por un par de segundo se permitió llenar sus pulmones del reconfortante aroma del alfa, y una vez prenso que había tenido lo suficiente del aroma de JungKook, elevó levemente su cabeza para toparse con unos redondos y bonitos ojos.
—Hola, pequeña manzanita escurridiza.—JungKook saludo casi en un susurró que únicamente era audible para ambos.
—Hola puchunguito.—Jimin saludo con una sonrisa en su rostro.—¿Qué haces aquí?—preguntó sin borrar su sonrisa.
Antes de siquiera contestar la pregunta, JungKook dejo que sus ojos observaran a detalle las hermosa facciones de Jimin. El tenerlo ahí a solo unos centímetros de distancia le hacía darse cuenta lo mucho que lo había extrañado esos últimos días. Y no era que había dejado del departamento o cualquier otra por el estiló, sino el hecho de lo poco que lo veía y cuando lo hacía Jimin estaba demasiado sumergido en sus libros y en cuidar de Gookie, para después caer completamente dormido en cualquier superficie que le resultara cómoda.
Con sus ojos recorriendo cada rincón del rostro de Jimin y sus manos posándose delicadamente sobre las mejillas de este, le fue imposible no acortar la distancia entre ambos y unir sus labios.
En primera instancia fue un leve roce entre sus labios, pero no pasó mucho, para que convirtiera un dulce y lento beso que duró lo necesario. Cuando el beso llegó a su final, ambos se permitieron tomar un poco de distancia y así recuperar un poco el aliento y controlar la revolución de emociones que se había generado en ellos, pero como había sido de esperarse, tan pronto como se habían separado, sus labios volvieron a fundirse en otro beso. Beso que había dejado atrás la ternura, para convertirse en un angurriento beso.
A Jimin le fue imposible no dejarse llevar por el beso, pero sobre todo le fue imposible no disfrutarlo. Había pasado días de la primera y última vez que había disfrutado de la forma tan devastadora y abrumadora en la que JungKook besaba que en esos momentos le resultaba difícil de explicar las diversas emociones y sensaciones. Fueron varios minutos en los que se perdió en los labios del alfa, hasta que su mente hizo un pequeño click y su lado racional le hizo darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Estaba llegando tarde a su clase y si ponía todo su empeño en poner una buena excusa podría lograr que su docente le permitiera entrar a la clase; a regañadientes se alejó del alfa y con la poca fuerza de voluntad que tenía lo empujó con ayuda de sus manos.
—Y-yo..., estoy llegando tarde a clases y tengo que irme.—Jimin no se atrevió a mirar al alfa, porque tenía miedo de que este notara el rubor en sus mejillas y sobre todo a mirarlo y no poder resistirse a él.
JungKook ladeó levemente su cabeza y una divertida sonrisa surcó en su boca.
—No estas llegando tarde a ningún lado, manzanita.—Jimin frunció su entrecejo sin comprender las palabras de JungKook.—No vas entrar a clases hoy.
El desconcierto en el omega fue tanto que se vio obligado a levantar levemente su cabeza para comprobar por sí mismo que JungKook no estaba bromeando con sus palabras, y al notar la seria expresión en este frunció más su entrecejo.
—¿Qué? ¿No puedes estar hablando en serio? Tengo clase y no puedo faltar...
—Y lo harás. ¿Sabes por qué?—Jimin negó con levedad.—Por que te estoy secuestrando.
—¿Qué?—inquirió sin dar créditos.
—Te estoy secuestrando.—JungKook respondió al mismo tiempo en el que acercaba su rostro al de Jimin.—En las mañanas cuando me levanto tú ya te has marchado, y durante el día solo te veo cuando tienes que entregarme a Gookie porque debes marcharte a tu trabajo y para cuando llega la noche estás tan ocupado con tus cosas y Gookie que no soy capaz de interrumpirte..., y comprendo que estás tratando de acoplarte a tu nueva etapa a menos...
—¿A menos que?—Jimin preguntó.
—A menos que me estés evitando, pero dudo que sea eso, ¿cierto?
A Jimin le habría gustado negar y decir que no había estado huyendo, pero desgraciadamente no era así. Desde aquella noche se había sentido tan avergonzando que no se había encontrado con el valor suficiente para verlo a la cara sin sentir vergüenza por haber confesado sus sentimientos de esa manera tan absurda. No se suponía que debío permitir que sus sentimientos se vieran involucrados y aunque no fue rechazo o humillado por ello, Jimin sentía vergüenza. Así que como acto de reflejo de manera inconsciente había comenzó a evitarlo y para ello agradecía el hecho haber empezado a trabajar y tener un excusa válida a su favor.
Pero, eso era algo que no aceptaría en voz alta, así como solo se limitó a negar con levedad.
—Entonces, tienes dos opciones, nos quedamos aquí y nos arriesgamos a que alguien nos descubra o vamos en busca por Gookie y nos vamos a casa.—dijo para luego dejar un casto pero sugerente bedo sobre los labios del omega.—Tú decides, manzanita.
A Jimin no le tomó demasiado tomar unas decisiones, porque la única que deseaba tomar era la segunda opción.
Tras un par de besos más, ambos abandonaron el vacío y oscuro salón, para encaminarse hacia a la guardería, donde al llegar JungKook se hizo cargo de recoger a Gookie.
Y fue así que cargando a Gookie sobre su costado izquierdo y tomado de la mano con Jimin se encaminó hasta el estacionamiento donde se encontraba su automóvil. Y entre pequeñas bromas y uno que otro beso llegaron hasta donde se encontraba su auto estacionado. Sin darse cuenta que había sido visto y seguido por cierto omega.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro