C A P I T U L O. 25.2
La punta de su zapatilla deportiva golpeaba con insistencia la madera que cubría el piso del pequeño elevador, mientras soltaba un pequeño bufido de exasperación. Estaba demasiado apresurado y la caja mecánica parecía subir los pisos con tanta lentitud que podía asegurar ue se jalaría los cabellos hasta arrancárselo en cualquier momento. Y es que, justo en esos momentos se encontraba maldiciendo el momento en el que optó por el ascensor en lugar de las escaleras de emergencia, porque tenía menos de media hora para llegar a su departamento cambiarse de ropa a una más formal y buscar entre sus cosas lo que necesitaría para presentar su proyecto.
Su departamento se encontraba en el piso seis y no recordaba que el elevador se demorará tanto en subir hasta su piso, ¿se habría descompuesto el ascensor? TaeHyung realmente esperaba que no y mucho que se llegara a atascar en cualquier momento porque de lo contrario terminaría reprobando. Sin embargo, fue cuestión de un par de segundos para que las puertas metálicas se abrieran y él soltara un suspiro de alivio antes de abrirse paso hacia el pasillo.
A pasos rápidos y ligeros recorrió la extensión del pasillo hasta llegar a la puerta de su departamento, donde con rapidez ingresó el código de acceso de la cerradura digital. Cuando la cerradura se desbloqueó, TaeHyung no tardó en abrir con rapidez la puerta, para seguidamente ingresar. Sin embargo, todos sus movimientos se congelaron cuando sus ojos se posaron sobre la conocida figura que se encontraba sentada sobre su cama.
TaeHyung no iba a mentir, se sentía asustado, molesto y consternado por esa conocida presencia, pero no se permitiría demostrarlo, no cuando sabía que la omega frente a él disfrutaría verlo afectado.
—SunAh.—murmuró por lo bajo con su entrecejo fruncido.—¿Qué haces aquí y como entraste?—trató de que su voz fuese firme y que no hubiera rastro alguno de las emociones que lo invadían.
La presencia de SunAh no era de su agrado y creía haberse encargado de ella un par de meses atrás, cuando esta se presentó frente a su puerta después de tantos años.
—Nam TaeHyung.—la omega murmuró con un tono de voz que demostraba desaprobación.—¿Es así como saludas a tu madre?
TaeHyung quiso reír con sorna.
—Dejaste de ser mi madre hace mucho tiempo, así como yo también deje de ser Nam TaeHyung.—se deshizo de su calzado para subir el pequeño escalón que había en la entrada.—Mi nombre es Kim TaeHyung. Así que recuérdalo.
SunAh sonrió con petulancia, para seguidamente negar con su cabeza con un deje de diversión.
—¿Qué pensaría tu padre de ti si te escuchara?—pregunto.
—¿Qué pensaría el tuyo de lo mala que eres como omega, madre e hija?—TaeHyung contrastó.—Estaría más que avergonzado y humillado.
Todo rastro del diversion que pudo haber existido en el rostro de la omega se evaporó con rapidez, para dejar consigo una mueca de molestia.
—Como sea. No estamos aquí para hablar de nuestro padres.— a pasos firmes se adentró por completo al pequeño departamento.—Dime qué haces aquí y como entraste a mi casa. ¿Qué es lo que quieres SunAh?
—Tú sabes porque estoy aquí, TaeHyung.—La mayor respondió.—Y sobre cómo entre. Bueno, eso es fácil, teniendo en cuenta que eres tan predecible que tu jodido código de acceso sería la fecha en la que naciste. Y claro, como soy tu madre, ¿Cómo no iba a saber la fecha en la que nació mi lindo cachorro?
Ante lo último TaeHyung soltó un fuerte gruñido y su lobo interno se posicionó en una postura de ataque.
—No soy tu lindo cachorro. Eso todo lo sabemos.—espetó.—Déjate de juego, ¿quieres?. Dime lo que realmente estás buscando, ¿Qué es lo que quieres?
Para ser completamente sincero, TaeHyung podía hacerse una idea bastante clara sobre lo que SunAh estaba buscando y la razón por la que había vuelto después de tanto años.
—¡Eres un completo malcriado! De haberte criado yo, tendrías un poco más de modal...
—Agradezco que no me hayas criado. Realmente agradezco que tú y tu miserable alfa decidieran abandonarme.—TaeHyung corto las palabras con las suyas.—Por qué, realmente tú y el que dice ser mi padre desconocen lo que es la decencia, el honor, la responsabilidad y el amor. Ahora dime que quieres, porque no tengo todo el día.
SunAh solo se limitó a asentir.
—Bien. Quiero lo que me pertenece por derecho.—la omega dijo.—Así que, hagamos las cosas rápidas. Dame lo que es mío y no me volverás a ver.
—¿Y que es eso que supuestamente te pertenece por derecho?
TaeHyung observó como SunAh se colocaba de pie con un elegancia y coquetería innata que muy probable él no había heredado. Y es que, a pesar todo TaeHyung siempre había estado consciente que SunAh era una omega hermosa, elegante y coqueta por naturaleza, algo que muy claramente carecía en todos los aspectos. Él era sonso, algo torpe y sin duda alguna no poseía la gracia para atraer a los alfas, así que, era un completo milagro que Hoseok se hubiese fijado en él a pesar de tener miles de omega hermosas y hermosos detrás de él.
—Quiero mi parte de la herencia. Se que mi madre dejó un testamento, así que quiero lo que me pertenece.—fue lo único que SunAh dijo.
Inevitablemente una fuerte carcajada brotó desde la garganta de TaeHyung. Le resultaba realmente gracioso que a esas alturas de la viva la que para desgracia suya tenía como madre tuviera el suficiente descaro para pedir herencia.
—Tengo entendido que me corresponde la granja que se encuentra al sur de Daegu y la casa en la que antes vivíamos.—SunAh ignoró la carcajada que su hijo había soltado.—Entrégame las escrituras de esas propiedades, porque supongo que ya están a mi nombre.
—Supones mal, Nam SunAh.—TaeHyung hizo una pequeña pausa para limpiarse la inexistente lágrima de su ojo derecho.—Seré claro contigo. No has heredado nada.
SunAh frunció el entrecejo.
—La abuela no dejo nada para ti en el testamento.
—¿Eso no puede ser posible? ¡Soy su hija!—TaeHyung se encogió de hombros.—No pudo haberme dejado fuera del testamento.
—Bueno, si te dejo afuera. Ahora que ya sabes que no te ha tocado nada puedes retirarte, para no volver nunca.—sin esperar mucho hizo un pequeño amago con su mano, para darle a entender que era momento de que se fuera.
Sin embargo, la omega no pensaba marcharse, no cuando estaba totalmente segura de que su madre no había podido ser tan miserable en sus últimos días como para dejarla fuera del testamento y más cuando sabía que en cualquier momento necesitaría de la herencia para sobrevivir. Con su mente maquinando un sinfín de conclusiones, llegó a una que no le gustó demasiado. Si en el pasado hubiese sido más inteligente se habría deshecho del pequeño estorbo que ahora le había robado su herencia. Si su madre no le había dejado nada era porque seguramente todo se lo había dejado a TaeHyung; desde que el momento cero en el que fue consciente de su embarazo tuvo muy en claro que TaeHyung era solo un jodido estorbo y tal vez debió deshacerse de él antes de que si quiera viera la luz del día, pero para su desgracia había sido demasiado ingenua.
—¡Te la dejó a ti!—exclamó colérica.—¡A ti te dejo lo que me correspondía! ¡Devuélveme mis propiedades!
—¿Qué?—TaeHyung preguntó con incredulidad ante las palabras de su madre.—¿Siquiera te estás escuchando? ¿Crees que me dejó algo a mi? Realmente debes estar loca como para pensar algo así.
TaeHyung tomó una bocanada de aire antes de volver a hablar.
—Lo que pudo haberte dejado a ti o a mi lo vendí para pagar las malditas deudas que dejaste cuando te fuiste.—TaeHyung dijo con dureza.—Y la única propiedad que quedó a mi nombre está siendo utilizada para pagar una de tus deudas, pero si tanto la quieres, creo que podría cedértela, para que comiences a pagar la deuda por ti misma y me libro de una vez por todas de todas ti y tu alfa.
Claramente sus palabras no eran del todo ciertas, porque las deudas habían sido salidas varios años atrás y él si había sido beneficiario de varias propiedades, pero su abuela había sido demasiado inteligente hasta en sus últimos días que había previsto esta situación, por lo que tanto ella, los abogados y su tío SungKyu había armado un pequeño plan. Habían realizado dos testamento donde solo el auténtico detallaba correctamente la distribución de todos los bienes que Kim TaeHee poseía hasta su lecho de muerte.
Y antes de que siquiera SunAh pudiera reclamar, un fuerte sonido proveniente de la entrada del departamento hizo que tanto la omega como TaeHyung se giraran. Al hacerlo, TaeHyung se topó con la figura de Hoseok quien estaba empujando el cochecito de los muñecos mecánicos dentro del departamento. Tan rapido como este ingreso al interior, fue capaz de percibir su aroma el cual hizo que cualquier rastro de enojo o incomodidad de desvaneciera casi por completo; Hoseok por su parte no noto la segunda presencia al entrar al departamento y todo gracias a que toda su atención se encontraba centrada en TaeHyung.
—¡Hey! Pensé que tenías prisa.—Hoseok dijo al notar que TaeHyung no había cambiado su atuendo.—¿Por qué esta tardando tan...
La pregunta del alfa quedó inconclusa cuando su olfato percibió un tenue aroma a rosas con frambuesas y frunciendo su entrecejo llevó su mirada hasta el lugar donde creía que provenía dicho aroma. Al hacerlo se topó con una omega. Si bien no sabía quién era dicha omega, podía asegurar que conocía esas facciones y ese porte elegante y coqueto. Hoseok no necesitaba demasiado para notar el parecido entre TaeHyung y la omega.
—¿Todo bien?—preguntó hacia su lindo omega quien tenía una expresión indescriptible en su rostro.
—Si.—TaeHyung respondió con pesadez.—SunAh estaba por irse.—agregó.
La mencionada rodó sus ojos con fastidio.
—Aún no hemos terminado TaeHyung.—la mirada de SunAh se posó sobre el alfa que estaba en la entrada del departamento y también el cochecito para gemelos.—Por cierto, ¿No nos vas a presentar?
—No eres nadie que merezca ser presentada.—TaeHyung gruñó.—Ahofa vete de mi casa.
Sin embargo, pese a las palabras de TaeHyung, SunAh negó con levedad al mismo tiempo en el que se abría pasos hasta el cochecito de cachorros. En cuanto TaeHyung previo la intención de su progenitora, su cuerpo se movió con rapidez para interponerse en el camino de esta.
—Vete de mi casa.—dijo entre dientes.—Aquí no hay nada de lo que buscas.
—¿Y que si no me voy?—inquirió con sorna.—Tal vez podrías darme esta pequeña caja de cerillo en compensa de lo que mi madre no me dejó, ¿no lo crees querido?
—No. No volveré a repetirlo SunAh. Vete de mi casa y déjame en paz.—su tono de voz estaba coloreado fuertemente de advertencia.—Reúnete con los abogados familiares y confirma por ti misma mis palabras.
Tras un profundo y denso suspiro SunAh se apresuró a tomar sus cosas, para salir del pequeño departamento no sin antes informarle a TaeHyung que volverían a verse cuando menos lo esperar. Claramente el omega le había advertido que no la quería cerca pero mantenerla a raya sería sumamente difícil y lo sabía a la perfección. No obstante, un verdadero suspiro de alivio abandonó su nariz cuando la presencia de su madre abandonó por completo el departamento.
Todas las emociones que se había encargado de mantener en las profundidades de su ser comenzaron a salir a flote junto con las incontrolables lágrimas. Hoseok no tardó en alarmarse al notar como el cuerpo de su omega se estremecía y las lágrimas cubrían por completo el rostro de TaeHyung. En todo el tiempo que llevaba conociéndolo jamás había presenciado que este presentara un ataque de pánico, pero pese a su inexperiencia con tales situaciones se permitió poner el práctica todo lo que había leído en un blog sobre los ataques de ansiedad que había encontrado meses atrás.
El que TaeHyung lograr dejar atrás y superar su crisis de ansiedad tomó más de lo que a Hoseok le habría gustado. Su corazón y su lobo se habían sentido demasiado afligidos al ver al hermoso omega sometido en esa difícil situación y el hecho de que él no pudier hacer mucho para ayudarle le había sentirse un verdadero inútil y un mal alfa; cuando TaeHyung logró recomponerse casi por completo se metí río dejarse caer sobre los brazos de su alfa para ser consolado. Permaneció por varios minutos en los fuertes brazos de Hoseok, hasta que este se permitió preguntar.
—¿Te sientes mejor?—TaeHyung asintió con levedad.—Se que es una pregunta tonta, pero, ¿Quieres hablar de lo ocurrido?
El omega castaño permaneció en silencio por varios segundos. Durante ese intervalo de tiempo se cuestionó si debía contarle su trágica vida a Hoseok o hacer como si es parte de él no existiera más. Sin embargo, su lobo se encontraba insistiendo que confiara en su alfa, que no temiera en contar esa parte de él. Y por mucho que quisiera negarlo, sabía que si deseaba unirse con Hoseok en un futuro próximo este debía saber esos aspectos de su pasado que amenazaban con destruirlo.
Le tomó varios minutos tomar el valor necesario para contarle todo a Hoseok, pero la hacerlo sintió como si le hubiesen quito la carga más pesada de encima. Entre lágrimas y recuerdos dolorosos TaeHyung termino de relatar esa historia familiar trágica que se había encargado de ocultar, así como también el hecho de lo amenazado que se había sentido con la presencia de su progenitora y del miedo que le producía pensar que podría volver allanar su departamento. Hoseok por su parte había escuchado con atención las palabras de su omega, así como también había calado cuando había sido necesario. Para él significa demasiado que TaeHyung se estuviera abriendo de esa manera con él y por supuesto se había prometido que no permitiría que nadie se atreviera a lastimar a TaeHyung. No iba a consentirlo nunca, porq se encargaría de destruir a todo a que que amenazara con lastimarlo e incluso si se traba de sí mismo.
—Tomaermos cartas en el asunto, precioso.—Hoseok dijo con voz suave.—Pondremos una demanda por allanamiento de morada e incluso haré que pague hasta el último centavo que tú abuela debió pagar debido a sus deudas. Créeme que se arrepentirá de haber sido una pésima madre, hija y omega.
—No es necesario. Solo quiero que se mantenga alejada de mí...
—Y lo hará, pero primero deberá pagar por todo lo que ha hecho.
TaeHyung mordió levemente su labio inferior.
—No me mires así, precioso.—Hoseok dijo con cierta dulzura.—Eres mi lindo omega y estoy dispuesto a destruir a todo aquel que te haga dañó. Deja que me preocupe y haga cargo de ti de ahora en adelante, ¿de acuerdo?
TaeHyung asintió con levedad antes. Sabía a ciencia cierta que Hoseok cumpliría su palabra hasta el final.
Luego de varios minutos en silencio, TaeHyung fue consciente de la razón por la que ese día había subido a su departamento y al estar consciente del tiempo comprendió que había reprobado y que sus compañeros de grupo debían estar más que molestos con él. Dispuesto a disculparse TaeHyung buscó entre su bolso su móvil y al encontrarlo se dispuso a desbloquearlo encontrándose así con varios mensajes de sus compañeros. No obstante, entre todos ellos había uno que destacaba en relevancia e importancia.
El mensaje mencionaba que la presentación y defensa de su proyecto se pospondría para la siguiente semana, puesto que la omega del catedrático había entrado en celo y como buen alfa se haría cargo de su omega. El sentimiento de alivio no tardó en embargarle, no había reprobado si proyecto, y como extra tenía más tiempo para prepararse.
El tarareo de una suave y bonita melodía resonaba entre las paredes de la habitación donde un apuesto alfa se encontraba terminando de acomodar el bonito traje—que consistía en una bonita camisa verde menta con estampados de dinosaurios y unos pequeños shorts de mezclilla.—en el pequeño cuerpecito de su cachorro mecánico. Escoger las prendas de ropa le había tomado menos tiempo de lo que le había tomado escoger para suya, y todo gracias a él hecho que tan solo horas antes de comenzar a preparar para salir, JungKook había planificado la vestimenta del pequeño Gookie.
Y si había de culpar a alguien del hecho de que hubiese planeado con anticipación la vestimenta del muñeco debía ser a Park Jimin. Después de todo ese tiempo se le había pegado esa costumbre que el omega tenía para con Gookie; sin dejar de tararear la suave melodía, JungKook se dispuso a colocarle las pequeñas calcetas al cachorro mecánico. Todo sus movimientos era delicados y precisos. Su atención se encontraba centrada en terminar de alistar a Gookie que no fue consciente de la esbelta figura bajo el marco de la puerta.
A pasos lentos y con una sonrisa en su rostro Jimin se había aproximado a la habitación, pero al escuchar la suave melodía y captura la tierna imagen de JungKook vistiendo a Gookie detuvo sus pasos y se posicionó bajo el umbral de la puerta con el objetivo de no interrumpir al concentrado alfa. Desde su posición podía observa la dedicación y la suavidad con la que JungKook se hacía cargo del cachorro mecánico. Sin duda alguna Jeon JungKook sería un buen padre y podía dar fe de ello. Y pese a que el alfa se ocupará de ocultarlo en lo más profundo de su ser tenía todos los elementos necesarios para ser un padre amoroso, dedicado, responsable, pero que sin duda alguna debía trabajar un poco más la virtud de la paciencia.
No obstante, era consciente de que esté no tenía en sus planes el ser padre, pero había un interrogante que rondaba en su cabeza cada que recordaba ese hecho. El omega habría navegado en el mar de sus pensamientos por varios minutos de no ser por su lobo interno quien con molestia le recordó que contaban con el tiempo justo para terminar de alistarse, claro todo y cuando tuvieran la intención de si asistir a la cena familiar que sus padres habían organizado para esa noche. Sacudiendo si cabeza con levedad, Jimin volvió a estar plenamente consciente de lo que ocurría a su alrededor y entre todas esas cosas estaba el hecho de saber lo incómodo que JungKook podía llegar a sentirse a veces gracias a los comentarios nada oportuno que su padre le hacía. En reiteras ocasiones hizo todo lo que estaba a su alcance para que su padre dejara de soltar ese tipo de comentarios, pero todo resultaba ser en vano.
Y si, le molestaba el hecho de que su progenitor no respetara a JungKook y sobre todo que lo juzgara por su apariencia, porque estaba totalmente seguro que una vez se diera la oportunidad de conocer a JungKook se daría cuenta que no era un vándalo, que tampoco era un sin vergüenza, ni un alfa que seducía a los y las omegas para llevarlos a la cama y luego dejarlo, sino que al contrario se daría cuenta de lo educado y respetuoso que es, así como también lo buen estudiante y sobre todo que aún portaba un cachorro interior el cual salía a flote cuando hacía algo que le gustaba o cuando realizaba una rabieta por algo tonto. JungKook era el tipo de alfa que él consideraba perfecto y que todo omega anhelaba, pero para desgracia del mundo solo había un afortunado en el mundo que se uniría con él hasta sus últimos días.
Era por ello que creía que lo mejor era no asistir a la cena familiar y así evitar cualquier momento incómodo para JungKook. Pero, primero debía hablarlo con el anterior mencionado.
Tras tomar una pequeña bocanada de aire se animó a acortar la distancia que había entre él y JungKook.
—Pensé que te quedarías ahí mirándome durante toda la noche.—Jimin escucho las palabras del alfa e inevitablemente sus mejillas adoptaron un rosa carmesí. No había esperado ser descubierto.
—Solo disfrutaba un poco de la vista.—admitió por lo bajo.—Te ves bien de papá. Seguramente en un futuro serás un padre maravilloso.
JungKook negó con levedad al mismo tiempo en el que rodaba sus ojos.
—Pero lastimosamente no quiero ser padre.—el alfa se encogió de hombros.
Jimin formó una pequeña sonrisa en su rostro.
—Sabes, siempre me he preguntado, ¿Realmente no quieres ser padre o alguien te hizo creer que no querías serlo?
La preguntó de Jimin había desconcertado por completo a JungKook, porque no comprendía a que se refería con lo de si alguien le había hecho creer que no quería ser padre, porque él podía asegurar que nadie había influenciado en el sobre ello, sobre todo porque podía recordar que fue gracias a YoonGi que se había dado cuenta del porque no deseaba ser padre.
—Como sea, eso es algo que no me incumbe.—Jimin murmuró.—Olvidemos eso, ¿de acuerdo?—con movimientos suaves Jimin se aproximó más hacia el pequeño cambiador donde Gookie se encontraba sentado, para comenzar a dejar leves caricias sobre su suave cabellera.
—Entonces, ¿ya estás listo?—Jeon cambio de tema en una clara respuesta a lo último.—¿Nos vamos?
El omega sonrió porque sin siquiera buscarlo la oportunidad se había presentado ante él.
—De eso quería hablarte.—dijo.—¿Realmente quieres ir a cenar con mis padres?—inquirió a lo que JungKook simplemente asintió.—¿En serio?
—Si, ¿Por qué lo preguntas?
—No sé, creo que lo mejor es que no vayamos..., ademas también tenemos la invitación a cenar con tus padres.—Jimin recordó cómo esa misma tar los padres de JungKook los habían invitado a cenar.—Siempre vamos con mis padre y no es justo que cancele...
—Manzanita, ¿porqué no quieres ir a cenar con tus padres?
Jimin soltó un profundo y denso suspiro antes de tomar un poco de distancia. En su rostro se había formado un pequeño mohín.
—Sabes, no tienes que ir a cenar con mis padres por complacerme o cualquier otra mierda, ¿cierto?—Jeon frunció su entrecejo.—No quiero que papá te haga sentir incómodo con sus comentarios fuera de lugar. He trataron de pararlo, pero parece no entender.—confesó con un deje de vergüenza en su voz.
Escuchar las palabras del omega ocasionaron que inevitablemente una pequeña y cálida sonrisa se formara en su rostro. La intención de Jimin era buena, y la agradecía en su totalidad, pero era más que consciente que el padre Jimin no lo aceptaría ni un millón de años y era algo a lo que debía acostumbrarse si planeaba seguir al lado del hermoso omega. Además, debía de admitir que si bien en muchas ocasiones llegó a sentirse molesto e incómodo con los comentarios del señor Park, ahora era capaz de restarle importancia, pero sobre todo de ignorarlos, puesto que no eran comentarios que pudieran sacarlo tan fácilmente de sus casillas como para perder la compostura.
Y si bien podía ahorrarse pasar pequeños momentos desagradable esa noche, JungKook realmente disfrutaba más de lo que le gustaría admitir el ambiente familiar de la familia Park, pero sobre todo de la calidez y el cariño que la señora Park le brindaba. Sin duda alguna, Jimin había heredado esas virtudes su madre, así como también su belleza.
—Comprendo tu punto y agradezco esto, manzanita.—JungKook profirió.—Pero, no tienes de que preocuparte. Los comentarios de tu papá hacia mi son solo eso. Simples comentarios. Además, no podemos faltar. Es una cena importante para ti familia, por fin sabrán el sexo del cachorro que tu hermano y Yugyeom están esperando.
Jimin comprendía la importancia y más porque también estaba emocionado por saber si sería una linda cachorra o un lindo cachorro, pero la presencia de ambos no era tan indispensable esa noche. Podía llamar y poner alguna excusa de que se encontraba indispuesto u alguna otra cosa, todo con tal de evitar cualquier mal rato. JungKook por su parte al notar la renuencia de Jimin sobre asistir a la cena tomó una bocana de aire antes de hablar.
—Hagamos algo, ¿vale?—con rapidez tomó a Gookie en brazos para seguidamente acercarse más a Jimin.—Asistiremos a la cena, y si alguno de los comentarios de tu padre me hace sentir incómodo o te hace sentir incómodo a ti, nos lo haremos saber y nos iremos, ¿de acuerdo?
El omega titubeó un par de segundos antes asentir con levedad. No estaba del todo convencido de que asistir fuera una muy buena idea. Algo en su interior se lo decía.
—Perfecto. Ahora ve por tus cosas para que nos podamos ir.—JungKook vociferó antes de dejar una suave caricia sobre la mejilla izquierda de Jimin.
A Jimin le tomó menos de cinco minutos tomar sus cosas y asegurarse de que llevaban todo lo necesario en la pañalera. A solo unos pasos de abandonar el departamento el omega detuvo al apuesto alfa.
—Aún podemos no ir.—murmuró por lo bajo, pero JungKook solo rodó los ojos y le dedicó una pequeña mirada que Jimin entendió.—Esta bien, ya entendí. Pero, quiero que sepas que tienes que dejar de quedarte callado ante los comentarios de mi padre.
—Manzan...
—Prométeme que si te dice algo feo le dirás algo. Prométeme que te defenderás. Promételo JungKook.
El alfa mencionado suspiró.
—Lo prometo, Jimin.—fue lo único que dijo.
El omega formó una pequeña sonrisa de alivio en su interior, para luego colocarse sobre la punta de sus pies y dejar un pequeño y casto beso sobre la pronunciada nariz de JungKook.
Ese pequeño e inocente beso fue todo lo necesario para desestabilizar al imponente alfa.
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