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C A P I T U L O. 24

Era domingo por la tarde y se encontraba acompañado a TaeHyung a realizar las compras del supermercado para las siguientes dos semanas. Y debía admitir que sus ánimos no eran los más propicios en esos momentos y todo gracias a agotador que habían sido los días previos donde se vio a sí mismo cuidando solo de Gookie. Y a decir verdad, desde que el cachorro mecánico había activado su nueva función de caminar, su cuidado se había dificultado más de lo esperado y a todo eso, sumándole el sin fin trabajas que se le había otorgado en varias de sus asignaturas. Así que, lo único que deseaba era estar tendido en la cama sin mover músculo alguno, más allá de los necesarios para respirar.

La única razón por la cual había aceptado acompañar a TaeHyung a hacer las compras, fue porque había pensado que salir a despejarse un poco le ayudaría de algo, y porque Hoseok se había comprometido a cuidar de los tres cachorros mecánicos, mientras ellos hacían las compras, y eso era algo que de cierta forma le favorecía. Se tomaría un pequeño descanso de su pequeño y rebelde Gookie al menos por un par de horas.

Con una pequeña mueca formada en su rostro, colocó el pequeño tarro de salsa dentro del carrito de compras del supermercado, al mismo tiempo en él arrastraba la mirada por los estantes en busca de uno de los alimentos que estaban dentro de la lista de compras.

—¿Te has sentido cómodo estos días en mi departamento?—TaeHyung cuestiono mientras empujaba el carrito entre los pasillos.

Jimin asintió con levedad.

Durante los cuatro días previos, Jimin se había mudado de manera temporal al departamento de TaeHyung y todo debido a que el celo de JungKook se presentó un poco antes de lo previsto. Y por tal razón le había tocado buscar refugio de manera urgente y con pocas opciones a su favor, se vio en la penosa obligación de pedirle a TaeHyung que lo acogiera en su departamento los días que durará el celo de JungKook. Como había sido de esperarse, TaeHyung no había tardado en aceptar de manera gustosa, aunque claramente había cuestionado el hecho de que no estuviera ayudando a JungKook en su temporada de calor. El omega de cabellos morados no dio mucho detalles en su respuesta, más allá del hecho de entre ellos no había una relación tan estrecha como para compartir el celo juntos.

A pesar de que TaeHyung no se mostró satisfecho con la repuesta y mucho menos con sus decisiones no se atrevió a objetar nada, algo que Jimin agradeció de manera silenciosa; Y algo que cabía a resaltar era el hecho de que, su presencia en el pequeño departamento no había incomodado en lo más mínimo a TaeHyung o a Hoseok, debido a que el primer mencionado se estaba quedando a dormir en el departamento del alfa mencionado.

—¿Mi aroma o el de Hoseok no te ha incomodado?—El omega de cabellos castaños se aproximó al estante donde se encontraban los paquetes de pan, para tomar uno de pan integral.

—En lo absoluto.

Ante su repuesta, TaeHyung se giró levemente sobre su eje, para dedicarle una pequeña mirada de incredulidad; esas tres palabras como respuesta no era algo que TaeHyung hubiera esperado por parte de Jimin, y menos cuando era plenamente consciente que muchas veces los omegas llegaban a sentirse incómodos cuando permanecían más tiempo de lo necesario en lugares donde una pareja que hubiese comenzado a emprimarse. Y es que, siendo plenamente sincero, él y Hoseok habían comenzado a emprimarse de manera inconsciente.

—Lo que trató de decir es que, en el departamento, no había mucho rastro de tu aroma o el de Hoseok, era como si no hubieran estado ahí por semanas.—Jimin agregó. Y ante ello, TaeHyung sonrió levemente al mismo tiempo en el que asentía.

Esas palabras tenían un poco más de sentido para el omega de cabellos castaños. El hecho de que Jimin no se hubiese sentido incómodo durante esos días por su aroma mezclado con el de Hoseok, gracias a que estos estaban casi disipados tenía absoluto sentido, porque con base en su propia experiencia sabía cuán incómodo podía ser el aroma de una pareja emprimándose, en un omega o alfa. Y todo gracias a que, cuando había ido a recoger sus cachorros mecánicos al departamento de JungKook y Jimin, la fuerte mezcla de aroma de estos, pero sobre todo el de Jimin, quien trataba de marcar el departamento de JungKook como su territorio y que por ende no quería a ningún omega de intruso en el departamento.

Era muy probable que, Jimin hubiese comenzado a imprimarse con JungKook de manera inconsciente. Pero dudaba que, el alfa mencionado se hubiese imprimado con Jimin inconscientemente. Hasta se atrevía a jurar que su amigo lo había hecho en sus cinco sentidos y con el objetivo de alejar cualquier alfa que tuviera planes de cortejar a Jimin. Y no era de esperarse menos, cuando era consciente de lo posesivo y territorial que JungKook podía llegar a ser; pero claramente eso no era algo que TaeHyung fuera a comentarle a Jimin, al contrario, esperaría pacientemente a que Jimin se diera cuenta de lo que estaba sucediendo entre JungKook y él.

—¿No duermes en tu departamento?—Jimin preguntó obligando al castaño a salir de su pequeño mar de pensamientos.

TaeHyung negó levemente.

—Me he mudado temporalmente con Hoseok.—TaeHyung empujó levemente el carrito de compras para avanzar por el pasillo. Y Jimin le siguió de cerca.—Como ya te pudiste dar cuenta, mi departamento no está diseñado para más de uno o dos habitantes. Y a eso sumándole que los vecinos habían comenzado a incomodarse por el llanto de los muñecos que estaban a nada de echarme a patadas del edificio. Así que, con Hoseok creímos conveniente que me mudara de manera temporal a su departamento, al menos hasta que el proyecto termine.

Claramente no estaba siendo totalmente sincero y honesto con su repuesta, pero no consideraba que fuera el momento, ni mucho menos el lugar indicado para comentarle que se estaba emprimado con Hoseok y que probablemente estuvieran a un solo paso de formalizar su extraña relación. Y es que, a decir verdad, tenía miedo de que Jimin, JungKook o cualquier otro le juzgara y recrimina por ir a pasos "agigantados" con Hoseok. Pero, las cosas entre ellos se habían dado de manera espontánea que, sin darse cuenta, habían llegado a un punto de no retorno en su relación, por no decir que habían encontrado su otra mitad en el otro, y era muy probable que los demás no pudieran entenderlo.

—Eso tiene sentido.—Jimin murmuró por lo bajo.

Y entre pequeños intercambios de palabras, ambos continuaron realizando las compras, hasta que llegó la hora de pagar por todos los productos. Varios minutos después, ambos omegas abandonaron el supermercado con bolsas llena de productos entre sus manos, para encaminarse hasta el estacionamiento donde el auto de Hoseok—el cual le había prestado a TaeHyung—se encontraba estacionado; colocaron las bolsas en el baúl del auto, y seguidamente ingresaron al interior de este, para arrancar y partir en dirección al departamento de Hoseok.

Para cuando llegaron al departamento a su destino, ambos omegas descargaron las compras y subieron por el ascensor hasta el piso diez, donde se encontraba el departamento de Hoseok. Y al llegar a la puerta de este, TaeHyung no tardo en abrirla e invitarlo a pasar.

En cuanto Jimin dejo las compras sobre la superficie de la mesa, corrió hacia su muñeco mecánico, para asegurarse de que todo estaba en orden con este y una vez estuvo seguro de que todo estaba bien, se permitió compartir un poco de tiempo con sus amigos, hasta que la incomodidad por la mezcla de olores fue demasiada que no tuvo más remedio que despedirse y partir hasta su hogar de manera temporal. Y claramente no sin antes decirle a TaeHyung que, una vez tuviese que regresar al departamento con JungKook dejaría todo en orden y limpio, así como también agradecerle por haberle ofrecido hospedaje por esos días.

Con Gookie sentado sobre su cochecito y la pequeña pañalera sobre su hombro izquierdo, Jimin se abrió paso hasta la puerta principal del edificio, donde un taxi aguardaba por él.

El trayecto hasta el pequeño departamento de TaeHyung fue relativamente corto debido a la distancia que había entre en el departamento de Hoseok y el de TaeHyung, pero no había tenido ni el más mínimo ánimo de emprender una caminata hacia el departamento del último mencionado.

Para cuando el taxi arribó frente a la puerta principal del modesto edificio, Jimin no en cancelar la tarifa del taxímetro y desbocar el vehículo con la ayuda del chofer, quien amablemente le auxilió con el cochecito.

—Tenga un buen día, joven.—el conductor dijo con amabilidad.

—Muchas gracias. También tenga un buen día.—Jimin le dijo al chofer antes de ingresar al edificio.

Tras saludar al portero, se encaminó hasta el ascensor, el cual no tardó más de treinta segundos en abrir sus metálicas puertas para que él pudiera ingresar al interior de este y presionar el botón que lo llevaría hasta el piso seis. Durante el lento trayecto, Jimin se cercioró de su cachorro mecánico y para suerte suya, Gookie se encontraba tomando su siesta, lo cual le permitió usar el tiempo de ascenso para revisar sus redes sociales; cuando las puertas metálicas del ascensor se volvieron abrir, Jimin se dispuso a empujar el cochecito donde Gookie yacía dormido, para desbordar el ascensor.

Camino por atravesar del pasillo de apartamentos. Sin embargo, detuvo sus pasos a mitad del pasillo cuando sus ojos captaron una conocida figura sentada al pie de la puerta del departamento de TaeHyung.

Su corazón y su lobo se alteraron al percibir el imponente aroma de alfa de Jeon JungKook, ¿Qué hacía JungKook ahí? ¿Acaso su celo ya había terminado? Jimin no tenía respuesta alguna para sus interrogantes, así como no tenía la menor idea de en que momento había comenzado a moverse para acortar la distancia entre él y JungKook.

Y tan pronto como el alfa previó su presencia, se colocó de pie y le dedicó una pequeña sonrisa. Cuando la distancia entre ambos fue mínima entre ellos, JungKook soltó un pequeño suspiro de alivio. Jimin por su parte, se sentía ofuscado y sin saber qué hacer o decir.

—Manzanita.—JungKook murmuró en voz baja.

—¿Tu celo termino?—Jimin preguntó y JungKook asintió.—¿Todo está en orden?

JungKook asintió con levedad. Y antes de que Jimin pudiera preguntar o decir algo más, se atrevió a actuar para calmar a su tonto lobo. Con sutileza y agilidad llevo su brazo hasta la cintura de Jimin, para atraerlo hasta su cuerpo y así sostenerlo entre sus brazos en un cálido y prolongado abrazo. Y Jimin no dudó en corresponderle el abrazo con la misma intensidad.

Por varios segundos se permitió disfrutar de la calidez que Jimin le transmitía en el abrazo, pero sobre todo se permitió llenar sus pulmones del delicioso y embriagador aroma de Jimin.

Vamos a casa, Manzanita.—JungKook dijo en voz baja luego de un par de segundos.—Volvamos a casa con nuestro cachorro.—agregó para dejar un casto beso sobre la cabellera de Jimin.

Volvamos a casa, Puchunguito.

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