C A P I T U L O. 2
La facultad de arquitectura estaba siendo tomada por dos omegas que caminaban hurtadillas entre los pasillos y escondiéndose entre las columnas, y cabía destacar que ambos omegas se encontraban completamente preparados para su misión de espionaje. Vestidos totalmente de negro y con un binocular volcando del cuerpo del omega de cabellos amoratados.
A pesar de que estaban haciendo todo lo posible para pasar desapercibido entre los estudiantes de la facultad, el vestirse de negro y correr como fugitivos, solo lograba llamar la atención de los estudiantes, quienes los observan entre una mezcla de diversión y de incertidumbre. Estaba claro que para los futuros arquitectos les era curioso ver a un par de omegas de cabellos coloridos vagar en sus pasillos y más haciéndolo como si fuesen espías, a los cuales les hacía falta la típica música de espionaje de fondo.
Cuando al fin llegaron al segundo piso de la facultad, los dos omegas se detuvieron tras una gruesa columna, y desde su posición estudiaron el audiroom donde el objetivo se encontraba recibiendo clases. Jimin apoyó sus manos sobre la estructura de cemento y evaluó como que estrategia utilizaría para poder ver entre la pequeña ventana que se encontraban en la pared que daba al pasillo.
Lo que menos deseaba era ser visto, por lo que no le quedaba de otra más que colocarse de cuclillas para que quienes estaba dentro de este no le notaran.
—Sigo pensando que esto es una muy mala idea.—murmuro su acompañante.—Deberías solo esperar a que salga de clases para que lo conozcas, no hay necesidad de espiarlo.
Jimin chasqueó su lengua en desacuerdo con su amigo.
—¿Si no lo espió como sabré que será un buen padre para mi cachorro? Dame una respuesta lógica, Lee Taemin.—exigió en voz baja para no ser escuchado por quienes rondaban los pasillos.—Además, si esperó a que salga de clases como sabré que tipo de alfa es mi futuro alfa.
Taemin solo se dedicó a rodar los ojos y a murmurar para su mismo "ni siquiera sé porque somos amigos." Con un pequeño intervalo de tiempo de espera, el pasillo comenzó a quedarse desolado, gracias a que los estudiantes que lo rondaban se encontraban entrando a sus respectivas clases, dándole a Jimin la oportunidad de acercarse a la pequeña ventana.
Luego de cerciorarse de que no había nadie más en el pasillo, salió de su escondite con rapidez hasta centrarse bajo el umbral de la ventana. El corazón le palpitaba a mil por hora y sus pequeñas manos sudaban por el nerviosismo de ser descubierto por cualquier decano o por el mismo alfa que sería su compañero de proyecto
Jimin espero unos cientos minutos para que su amigo se le uniera, y bueno, tenía que mencionarse que el platinado solo salió de su escondite gracias a las infinitas señas y malas miradas por parte del primer mencionado. Una vez ambos estuvieron hombro a hombro dispuesto a llevar a cabo la parte más esencial de su misión, ambos omegas tomaron una bocanada de aire antes de poder asomar sus ocelos por el cristal de la ventana.
—Ya conoces al objetivo, así que no te distraigas con cualquier otro alfa o beta.—susurro en modo de advertencia hacia Taemin, quien únicamente rodó en forma de fastidio sus ojos por segunda vez.—Jeon JungKook, alfa supermega guapo, de cabellos azabaches y seguramente porte dominante, ¿de acuerdo?—Taemin asintió.
Dicho eso, ambos estiraron un poco sus piernas para poder ser capaces de ver por el cristal de la ventana, de forma que solo sus pintorescos cabellos y sus ojos quedaron expuestos ante los que se encontraba recibiendo clases.
La mirada de Jimin recorrió las primeras filas del gran salón, y no obtuvo resultados de su búsqueda, por lo que rodó los ojos al tipo arde con un sin fin de omegas y betas que de seguro pretendían ser los mejores. Su mirada siguió recorriendo las demás filas, y no fue hasta la última fila que tuvo éxito. En el último asiento que daba a la esquina más oscura del audiroom encontró a un imponente alfa de cabellos azabaches, que mantenía su plena concentración en la explicación del docente, que parecía hablar como si un tren le persiguiera.
Con su vista completamente concentrada en todos los movimientos que el alfa hacía; lo observó mover el lápiz de carbón con elegancia sobre su cuaderno de apuntes, probablemente anotando los puntos más importantes que el viejo beta impartía en la clase.
Un suspiro soñador abandonó su boca ante la imagen tan aplicada del futuro padre de su cachorro, y sobre todo por lo apuesto que era, no cabía duda alguna que JungKook tenía era el combo completo, así que era casi imposible que estuviera soltero, y una ráfaga de decepción le azoto en su interior sin razón alguna, ya que era más que obvio que un alfa como lo era JungKook no estuviera solo, más de algún omega ya lo habría reclamado como suyo, y de ser así, se ocuparía luego de la pareja del alfa para que no interfiriera en el éxito de su proyecto.
Sacudiendo levemente su cabeza, dispersó el sin fin de pensamientos que comenzaban a distraerle del objetivo principal de su misión; tras volver a concentrarse en JungKook, perdió el hilo del tiempo que no fue consciente de cuando la clase se dio por finalizada hasta que observó como el audiroom comenzaba a quedarse vacío.
Batiendo reiteradas veces su pestaña trató de despegar la vista del alfa, pero era una tarea imposible y más cuando esté sonriendo de tal manera que Jimin podía sentir su corazón latir desbocadamente, ¿Quién diablos tenía una sonrisa perfectamente torcida y que sobre todo fuese cautivadora? Bueno, la respuesta era fácil, únicamente Jeon JungKook.
Soltando un suspiro soñador, lo observó guardar sus cosas mientras charla con uno de sus compañeros que más bien parecía ser uno de sus amigos. ¿Omega, beta o alfa? No importaba lo que el chico junto a JungKook fuese, sino lo bien que se llevaban.
—¿Espiando clases, señorito?—dijo una voz gruesa tras Jimin logrando que este se tensara en su lugar y maldijera internamente.—¿Puedo saber de qué año es?—inquirió la misma voz.
Tragando grueso se giró levemente para encarar al desconocido que sin duda alguna tenía que ser un docente, y así fue, al girarse, se topó con el rostro del anciano que minutos antes habías estado impartiendo clases. Sin saber qué decir se giró en busca de su amigo, pero para sorpresa de Jimin este no se encontraba a su lado, o que le decía que le había abandonado a media misión, un cobarde claramente.
Los segundos pasaron con lentitud y Jimin seguía sin saber que decir para defenderse, por lo que el anciano volvió a hablar.
—Por tinte en su cabello supongo que es de primer año, y como estamos iniciando año académico no seré tan duro con usted, porque supongo que su docente ya le ha advertido que debe cambiarse el tinte a uno más neutro.—el anciano llevo una de sus manos hacia el bolsillo de su anticuado pantalón, y la expresión cansada de su rostro cambió a una más dura.—Ahora le sugiero que se levante y vaya a su respectiva clase en lugar de espiar a los cursos superiores.
Park Jimin no sabía qué estaba sucediendo, pero se estaba viendo intimidado por un beta, y uno que tenía una mirada fuerte a decir verdad, por lo que asintió levemente antes de levantarse de su lugar para disculparse con el beta de mayor edad.
—Lo lamentó mucho.—susurro en un hilo de voz al mismo tiempo que hacía una pequeña reverencia.
Aún desconcertado por la situación, comenzó a caminar rumbo a las escaleras donde se encontraba el traicionero de su mejor amigo, al cual le dio una mirada de reproche por haberlo abandonado en medio de la misión. Sin embargo, a pesar del pequeño incidente se encontraba satisfecho por haber sido capaz de ver al padre de su cachorro, por lo que antes de comenzar a bajar las escaleras dio una última mirada sobre su hombro para ver al alfa salir en compañía de su amigo.
Y una sonrisa se formó en el rostro de Jimin.
El bullicio de la única cafetería que estaba cerca a su facultaba comenzaba a sofocarle y más cuando todo ese bullicio era gracias a la nueva convocatoria que se les había programa para el día siguiente. JungKook sabía que la nueva convocatoria era para darles la fecha en el que nuevo proyecto daría inicio y cuando se daría por finalizado, así como también sabía que el día siguiente debía sentarse junto al omega que sería su pareja, el cual aún no se dignaba a conocer.
Bufando con fastidio, siguió con los cálculos para los nuevos planos que debía entregar en menos de una semana, los cuales debían ser entregados a una de las compañías constructoras más importantes de Seúl, y ni siquiera tenía la mitad de los cálculos terminados porque lo que estaba más que seguro que esa noche se desvelaría trabajando.
—Sigo pensando que sería buena idea que te encontraras con Jimin.—bisbiseo TaeHyung sin despegar la vista de su trabajo.—Digo, mañana tendrás que sentarte junto a él y ni siquiera le has visto en persona.
JungKook rodó sus ojos.
—¿Por qué tendría que buscarlo yo? Él también es parte del proyecto, por lo que también puede buscarme.—al alfa no le hacía mucha gracia que TaeHyung le estuviera exigiendo que se encontrara con Jimin desde hace dos días, exactamente la mañana siguiente del proceso de selección, y es que para él, también debía haber interés por parte del omega.
—¡Luna! Te estás haciendo el importante y difícil.—JungKook dejo de lado su labor para llevar su mirada hacia su mejor amigo.
—¿Lo estoy?—preguntó con una ceja arqueada.
—Sí, si lo estás y por eso estás soltero.
Una sonrisa divertida se formó en los labios de JungKook para luego negar levemente su cabeza con un deje de diversión.
—Pero no te preocupes que he hecho mi trabajo de mejor amigo y cupido.—susurro TaeHyung con su vista fija en la entrada de la cafetería.—Sé que en un futuro no muy lejano le agradecerás al gran Kim cupido TaeHyung.
Frunciendo el entrecejo al no comprender lo que su mejor amigo decía, se dispuso nuevamente a seguir con sus cálculos y dejar en el olvido todo lo referente a Jimin y el maldito proyecto del cual se desobligaría si pudiera, pero antes de que siquiera pudiera retomar su lápiz de carbón y su calculadora, un exquisito aroma a manzanas acarameladas con un leve toque a canela llegó a sus fosas nasales confundiéndolo no solo a él, sino también a su lobo, el cual aulló eufórico en su interior y exigió ir en busca de la fuente de aquel exquisito aroma.
Sacudiendo levemente su cabeza, intentó dispersar la confusión que se había formado en su cabeza gracias al aroma que con cada segundo que pasaba se intensificaba, y solo fue cuestión de minutos para tener la fuente de este embriagador aroma parado frente a su mesa.
—Jeon JungKook, soy Park Jimin, tu compañero y omega para el proyecto.—fue lo primero que dijo el omega recién llegado mientras extendía su mano con una encantadora sonrisa en su rostro.
Dejándose caer sobre el respaldo de la silla, encarnó una ceja para estudiar con desdén al omega frente a él, piel nívea, contextura rellena, pero tonificada que hacía resaltar sus atributos, facciones delicadas y cabellos amoratados. Sin duda alguna la personificación de lo que JungKook llamaba omega caprichoso y consentido, un sin fin de problemas.
Con los minutos pasando, la mano de Jimin se fue retirando con lentitud e incomodidad, al mismo tiempo que su sonrisa desaparecía. Si bien se sentía atraído por el aroma del omega, no era motivo suficiente para dejar de lado su comportamiento huraño, y su lobo ladró molesto en su interior ante su actitud.
La situación hubiese seguido incómoda de no haber sido por TaeHyung quien intercambió un par de palabras con el Omega de cabellos amoratados antes de que este decidiera marcharse, no sin antes despedirse con un "nos vemos mañana en la convocatoria, JungKook."
—¡Fuiste un todo un hijo de puta!—exclamó TaeHyung una vez Jimin estuvo lo suficientemente lejos de ellos.
JungKook por su parte, solo se dedicó a ver sobre su hombro para asegurarse de que Jimin había abandonado la cafetería.
—Tengo cosas más importantes que hacer, como para perder mi tiempo con ese omega.—se encogió de hombros como restándole importancia.
—Bien, entonces me marchó, no vaya a ser que también te haga perder el tiempo.—TaeHyung estaba molesto y podía notarlo en la forma en la que comenzaba a guardar sus cosas.—Creo que deberías aprender a tener un poco más de tacto con los demás.—Fue lo último que dijo el castaño antes de marcharse.
JungKook suspiro profundamente una vez se quedó solo, y en la soledad de su mesa cayó en cuenta que ya había visto la singular cabellera morada de Jimin, y sin tremor a equivocarse podía asegurar que lo había visto esa mañana cuando salía de su segunda clase.
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