C A P I T U L O. 17
Luego de haber cenado junto a la familia Park, JungKook se vio obligado a regresar a su departamento, con una extraña sensación implantada en su pecho, de haber dejado en la casa de los Park algo que le pertenecía, y ni mencionar lo apesadumbrado que su lobo se encontraba; con una mueca formada en su rostro, el azabache se adentró a su hogar, donde fue recibido por la penumbra de la sala de estar, y la desolación. Y esta última era quien lo recibía cada día desde que, Jimin había abandonado el departamento, para volver a su hogar.
Desde que el omega había regresado a su casa, las cosas habían cambiado drásticamente en la vida de JungKook. Sus mañanas se habían tornado opacas, su departamento había comenzado a sentirse solitario y sin vida, su cama había comenzado a perder el aroma a manzanas acarameladas, obligándolo a mudarse al sofá por temor a perder el aroma , pero, sobre todo—y aunque se negara a admitirlo. —, extrañaba la presencia de Jimin en su departamento, pero más que todo en su vida.
Y es que, por extraño que resultara, se había acostumbrado tanto a la presencia de Jimin en su vida que, sin darse cuenta, había dejado de sentirse incómodo e incluso de irritarse con la presencia y las ocurrencias de Jimin, hasta el punto en que, había intentado por todos los medios posibles evitar que Jimin volviera a su hogar, pero, sus intentos fueron fallidos.
Soltando un profundo y denso suspiro, JungKook encendió las luces del departamento, para iluminar la estancia. Y en cuanto, la luz iluminó por completo la sala de estar, se encaminó hasta uno de los sillones, para dejarse caer sobre este con peso muerto, para posteriormente cubrir con uno de sus brazos sus ocelos. Estaba exhausto, y no era para menos, su domingo había estado demasiado ajetreado, gracias a que, tuvo que visitar varias tiendas de manualidad hasta encontrar uno de los materiales que necesitaba para terminar la maqueta del proyecto que debía entregar a la mañana siguiente y a eso agregándole que, esa misma tarde se había llevado a cabo una carrera de autos en la que, él había participado, pero lastimosamente había quedado en segundo lugar. No obstante, cantidad monetaria del premio le serviría para pagar la mensualidad de su universidad y saldar varias cuentas.
Tras varios minutos en los que se permitió relajarse contra la comodidad del sofá, JungKook abandonó su postura y levantarse, para así estirar sus contraídos músculos y hacer los huesos de cuello y los de sus dedos. Tras ello, se abrió paso hasta su habitación, donde el tenue—casi imperceptible— aroma a manzana acaramelada se coló por sus fosas nasales, haciendo que su lobo aullara melancólico en su interior y rasgara exigiendo por el dueño de dicho aroma.
Sacudiendo su cabeza con brusquedad, trato de ignorar las exigencias de su lobo, para centrarse en realizar su tarea de darse una ducha, para relajar su cuerpo e intentar despejar su mente; el tiempo bajo la regadera no fue de gran ayuda para él, sin embargo, se encontraba tan empecinado en seguir actuando como si la ausencia de Jimin no le afectará, o como si todo a su alrededor transcurriera lo hacían antes de conocer al ocurrente y hermoso omega de cabellos amoratados.
Porque sí, debía de admitir que Park Jimin era un omega sumamente hermoso, y pese a su gran atractivo físico, lo que más le cautivaba era lo amable y ocurrente que podía ser ante cualquier situación, como la vez en la que, ambos se toparon con YoonGi, y Jimin supo manejar la situación a la perfección, o como esa misma noche se había ganado los corazones de sus padres con sus ocurrencias.
Y una estúpida sonrisa se formó en la comisura de sus labios antes los diversos recuerdos de Jimin, sin embargo, esta no duró más allá de unos segundos en el rostro de JungKook, puesto que, cuando este fue plenamente consciente de su propia expresión, se reprendió a sí mismo, para posteriormente maldecir por lo bajo.
—¡Mierda! ¡Debo estar, volviéndome loco! —siseó para sí mismo, al mismo tiempo en el que arrastró sus pies fuera de su habitación, para encaminarse hasta la sala de estar.
Al llegar a la sala de estar, su mirada se posó sobre la maqueta y a la bolsa de manualidades que hacía sobre la mesa del comedor. Y tras un pesado suspiro, se encaminó hacia ella, para disponerse a terminar de afinar los detalles que, él, creía conveniente mejorar.
El concentrarse en terminar de detallar su maqueta le ayudó a mantener a su lobo interno completamente a raya, y sobre todo a evitar que su mente generara cualquier tipo de pensamiento dirigido hacia cierto omega de cabellos amoratados; luego de un par de horas, JungKook se encontraba estirando su cuerpo, para relajar los músculos de su cuello y espalda, los cuales se habían contraído por las horas en las que había permanecido en la misma posición. Una vez, termino de estirar su cuerpo, un involuntario bostezo abandonó su boca, al mismo tiempo en el que, se colocaba de pie, con la intención de ir en busca de un vaso con agua, el cual consiguió un par de minutos después.
Una vez sació su sed, abandonó la cocina, para encaminarse hacia el sofá, el cual, como ya había sido mencionado, ahora era su nueva cama; claramente contaba con la intención de sumergirse en su sueño reparador, por lo que, se dispuso a prepararse con rapidez, para poder descansar. Sin embargo, cuando se encontró acostado sobre el sofá y con todas las luces de su departamento apagado, no fue capaz de conciliar el sueño, para su desdicha, su mente comenzó a generar un sinfín de pensamientos. Tras soltar un bufido, JungKook pensó en la forma en la que, TaeHyung debería estar tratando de estudiar para su presentación de mañana, mientras cuidaba de dos muñecos mecánicos, junto a Hoseok.
Con el entrecejo levemente fruncido se cuestionó, lo difícil que podía llegar a ser el tener que cuidar y lidiar con el llanto de un cachorro durante las horas nocturnas, y es que, siendo sinceros, desconocía cuán difícil podría ser ello, ya que, Jimin no le había permitido que él cuidara de Gookie una noche; Jimin solo le permitiría cuidar del cachorro durante el día, y para ser más específicos, se lo permitía los días en los que tenían clases.
El hecho de que, el omega se encontrara reacio a separarse de su cachorro mecánico, dejaba muy en claro que, tanto despertado el instinto paternal que la mayoría de tiene cuando han dado a luz.
JungKook no estaba del todo informado de las acciones o comportamientos que, los/as omegas, llegaban a tener luego de haber dado a luz, pero, de lo único que podía estar seguro, era que, estos se volvían demasiado sobre protectores con sus crías, y muchas veces se encontraban demasiado propensos a atacar a aquellos que ellos creían que podían dañar a sus cachorros. Y por la forma en la que, Jimin cuidaba del pequeño Gookie, JungKook podía asegurar que, Jimin no dudaría en atacar a cualquier, incluso si este se trataba de algún alfa.
El simple hecho de pensar en Jimin defendiendo a su cría a capa y espada, logró que su lobo interno aullara con orgullo e inflara el pecho, para luego hablar.
Nuestro omega cuidará bien de nuestros cachorros.
JungKook solo se limitó a fruncir más su entrecejo, puesto que, no comprendía del todo las palabras de su lobo, o más bien, quería no entenderlas.
No importa cuánto te resistas o lo niegues, tarde o temprano terminarás aceptando que, él es nuestro omega, y como su alfa, es nuestro deber el cuidarlo, protegerlo y amarlo.
Y como era de esperar, nuevamente hizo oídos sordos a las palabras de su lobo, ocasionado que, esta vez, su lobo comenzara a rasgar en su interior, mientras le exigía ser escuchado.
Humano tonto, no pienso perder a mi omega por tu terquedad y tu maldito orgullo.
Y en lo más recóndito de su interior, JungKook tampoco deseaba perderlo. Tras una larga y tediosa lucha contra el mismo, se dio cuenta de que, ya no podía ir en contra de sus deseos, pero, sobre todo, ya no podía luchar contra su lobo. Ambos querían a Jimin devuelta en sus vidas, y él haría lo posible, para que, eso pasara.
Jimin volvería a su departamento y a sus vidas, pero esta vez, de forma definitiva.
Y para ello ya tenía una idea en mente, pero sabía que ocupaba la ayuda de ciertos omegas, y entre ellos estaba la madre de Jimin, por lo que, JungKook realmente esperaba que, la señora Park, estuviera completamente dispuesta a ayudarlo, pero sobre todo que estuviera dispuesta a permitir que su cachorro se apartara de su lado, porque él estaba completamente dispuesto a tener a Jimin en su vida con o sin la aprobación de los señores Park, porque, Jimin era todo lo que necesitaba, para que su vida se llenara de felicidad y colores brillantes.
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