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C A P I T U L O. 16.2

kookmin's first week.

La primera semana junto al cachorro mecánico había transcurrido sin mucho problema, gracia a la ayuda de su madre, quien, fue una guía desde la primera noche en la que le tocó lidiar con el muñeco.

Esa primera noche se levantó a mitad de la madrugada cuando el desesperante y tormentoso llanto de su pequeño Gookie. Y cabía mencionar que dicho llanto había sido capaz de despertar a su madre quien, rápidamente, corrió hasta su habitación para ofrecerle su ayuda. Con paciencia le enseño cuáles eran los aspectos que debía revisar en el muñeco para encontrar la fuente de su llanto. Ya que, este podía llorar por hambre, cólicos o porque tenía su pañal sucio.

Para desgracia del omega de cabellos morados, había resultado ser lo último. Fue gracias a la ayuda de su madre que aprendió a limpiarlo y cambiarle el pañal sin causarle molestia al pequeño alfa mecánico, posteriormente le mostró la forma en la que podía hacerlo dormir; y de esa forma su madre fue enseñándole las cosas básicas cada que Gookie despertaba.

Sin embargo, durante el día las cosas eran completamente diferentes, para el bonito omega quien, cada mañana, le entregaba el cachorro mecánico a su padre, para que este lo cuidara por las primeras seis horas del día, horas en las que JungKook debía asistir a las clases de sobre como cambiarle el pañal al cachorro, como bañarlo, como alimentarlo y sobre todo sobre cómo tener que lidiar con los insaciables llantos que los cachorros mecánicos soltaban ante la falta del aroma y la presencia de su padre o madre omega. Mientras que él recibía esas clases durante algunas horas de la tarde.

Y se podía decir que todo estaba marchando bien, bueno, casi todo. Para Jimin no todo está bien, había algo que lo incomodaba, algo que le formaba una extraña y desagradable sensación en su pecho. La cual se formaba cada mañana cuando le entregaba a JungKook el cachorro mecánico, y cuando lo recibía después del almuerzo. Y es que, a pesar de que tenían esos pequeños encuentros durante toda la semana, muy pocas veces habían intercambiado palabras, y las pocas veces habían sido para coordinar la hora de entrega del cachorro, o para que él se negara a que JungKook se llevara a Gookie por las noches.

Y aunque está plenamente consciente que, él no es del todo del agrado del alfa, y que difícilmente podría surgir una relación de amistad entre ellos, no puede evitar que el sentimiento de pesadumbre lo embargue cada que lo ve alejarse. Y como todo ser con raciocinio trata de mantenerse a raya antes de que sus propios sentimientos, emociones y sobre todo su lobo interno terminen llevándolo hasta la humillación y el dolor.

Dejando escapar un profundo y sonoro suspiro, observa como su pequeño cachorro mecánico duerme en el centro de su cama, rodeado de una muralla de almohadas. Si bien era casi medio día, Jimin se encontraba sufriendo de un aburrido domingo, porque para su desdicha no había sido capaz de encontrar ninguna serie o película que lograra distraerlo durante el par de horas que Gookie tomaba como siesta luego de su baño.

Ligeramente frustrado por el aburrimiento, decidió bajar, abandonar su habitación, no sin antes cerciorarse de que el cachorro mecánico no corría ningún riesgo de caerse, —porque sí, el pequeño muñeco mecánico, se movía como cualquier cachorro de carne y hueso.— y una vez salió de la habitación dejando la puerta abierta, bajo hasta la planta baja donde se encontraba su familia.

Su hermano ChanYeol se encontraba sentado en uno de los sillones de la sala disfrutando de alguna película, su madre se encontraba en la cocina junto con su cuñado Yugyeom quien, parecía estar ayudándola y por último estaba su padre que posiblemente se encontraba en el jardín regando las flores y los dos árboles que años atrás habían sembrado. El resto de sus hermanos posiblemente se encontraban fuera de cada realizando alguna pequeña diligencia o disfrutado con sus amigos.

Encogiéndose de hombros se encaminó hasta la cocina, donde su madre y cuñado rápidamente notaron su presencia.

—Hola, cariño, ¿Todo bien con mi nieto el robot?—y sí, esa era una de las tantas formas en la que su madre se refría a Gookie.

—Si mamá, todo bien. Posiblemente, se despierte luego del almuerzo.—respondió con una pequeña sonrisa.—¿puedo ayudarles en algo?—cuestiono.

—Sí, claro.—dijo su madre.—Le estoy enseñando a nuestro Yugyeom a preparar la comida favorita de tu hermano—explicó la mayor.—Así que, por favor, ve ocupándote de cortar las verduras, que nosotros nos ocuparemos del resto, ¿de acuerdo?

Jimin asintió, para posteriormente disponerse a realizar su tarea. Si bien no le habían dado una tarea sumamente difícil, sabía que había sido porque él era un completo desastre en la cocina. Inclusive podía jurar que él y la cocina eran enemigos mortales, pero eso era algo que solo su familia sabía.

Tras lavarse las manos y tomar los utensilios que iba a necesitar, se puso manos a la obra. Y mientras cortaba las zanahorias en tiras finas y delgadas, escucho como su madre le explicaba, pasó a paso cada procedimiento a su cuñado, quien de vez en cuando hacía pequeñas preguntas o soltaba una que otra broma.

Bromas a las que no les prestaba demasiada atención, pero reía junto con ellos, para evitar momentos incómodos. Su mente divagaba en la profundidad de sus pensamientos, los cuales eran diversos como vegetales que estaban frente a él; soltando un disimulado suspiro, terminó de cortar las zanahorias, para comenzar con las cebollas, con las cuales inevitablemente comenzó a derramar pequeñas lágrimas.

—¿Estás bien, Jimin?—cuestionó su cuñado con un deje de preocupación en su voz.

El omega mencionado asintió levemente.

—¡Oh, Cariño! ¡Las cebollas te están haciendo llorar!—exclamó su madre con diversión y ternura.—Si no quieres que te hagan llorar más, apresúrate o inundarás toda la cocina con tus lágrimas.

—O posiblemente me termine cortando un dedo.—Jimin agregó entre pequeños sollozos.

Su madre negó con diversión.

—Dudo mucho que eso suceda, Minnie.—su madre profirió.—Por cierto, ¿te molestaría invitar a JungKook a almorzar?—su madre pregunto.

En el momento en el que, Jimin escuchó la pregunta de su madre, detuvo toda acción que en ese momento pudiera estar realizando, para dirigir su mirada hacia ella. ¿Había escuchado bien? ¿Su madre quería que JungKook almorzara con ellos? No, mejor dicho, ella quería que él lo invitara a almorzar.

—¡Oh, no! ¡Ese delincuente no vendrá nuevamente a vaciar mi cocina!—exclamó su padre tras sus espaldas, interrumpiendo así cualquier pensamiento suyo.—La última vez que vino, casi termina vaciando la nevera. ¡Luna! Ese pequeño gran delincuente parece ser un barril sin fondo.

Yugyeom soltó una pequeña risa por las palabras del señor Park.

—Si quieres que ese venga a comer, asegúrate de que pague por su comida. Tal vez así modera su estómago.—su padre sentenció.

Su madre negó al mismo tiempo que rodaba sus ojos.

—Es un alfa joven, necesita alimentarse bien. No veo lo malo en que coma un poquito más.—su madre dijo, encogiéndose de hombros.—Además, recuerda que es el padre de tu nieto robotín.

Como era de esperarse, su padre soltó un pequeño, pero grotesco, gruñido, por las palabras que su esposa había pronunciado.

—Doy gracias a la luna de que mis genes no se han mezclado con los de ese delincuente, y que Gookie no es un cachorro de verdad.—Jimin observo como su padre se adentraba de lleno en la cocina, y se encaminaba hacia el lavamanos.—Solo imagina. Mi lindo pastelito de mora emparejado con ese, o peor aún, teniendo un cachorro de ese delincuente.

Y con ello quedaba más que claro que Jeon JungKook, no era del agrado de su padre, bueno, ningún alfa soltero que rondara a su alrededor era de su agrado. El lobo del omega, por su lado, aulló emocionado ante la idea de un pequeño cachorro del apuesto alfa creciendo en su vientre, y ante la idea de una marca de emparejamiento; ante el comportamiento de su lobo interno, Jimin le reprendió. Ellos no podían darse el lujo de fantasear con cosas tan absurdas como esas, porque ellos no eran del agrado del alfa, y debían recordarlo siempre.

—Mmm..., Yo digo que Minnie y JungKook hacen linda pareja.—Su madre dijo.

Jimin escucho un sonido afirmativo por parte de su cuñado.

—Incluso si tuvieran cachorros, estos serían demasiado bonitos.—agregó la omega.

—¡Es un delincuente!—los dos omegas jóvenes soltaron un suspiro.

—Está bien. Si crees que es un delincuente adelante. Pero recuerda que, el que escupe para arriba en la cara le cae, cariño.

Y Jimin quien había permanecido en silencio, se dignó a hablar.

—Papá, JungKook no es un delincuente. De hecho, es el alumno más inteligente y responsable de su curso, además, es muy respetuoso, jamás intentó sobrepasarse conmigo o con ningún otro omega. Así que te sugiero que no lo juzgues solo por sus tatuajes, ni por su pinta de alfa, busca problemas, ¿de acuerdo?—probablemente se hubiese quedado corto con sus palabras, pero esperaba que estas hubiesen sido las suficientes como para defender a JungKook.—Además, despreocúpate, porque JungKook y yo no vamos a emparejarnos o a tener un cachorro. Nosotros solo somos pareja/compañeros de proyecto.

El bonito omega hizo una pequeña pausa, para girarse hacia su madre, quien tenía su cadera apoyada contra la encimera.

—Y con respecto a lo tuyo, mamá..., No creo que JungKook pueda venir. Ha de tener muchos pendientes, así que dejemos la invitación para el siguiente fin de semana, ¿te parece?

Y no, no era que no deseara ver al alfa, sino que, temía llamarle y ser rechazado por JungKook o que su llamada pudiera incomodarlo o enfadarlo. Así que, como un cobarde, trato de aplazar el tener que llamarlo. Y esperaba que su madre no insistiera.

Tras unos cuentos segundos, su madre asintió y volvió a sus labores. No obstante, antes que de él pudiera continuar con lo suyo, el llanto de su pequeño Gookie se escuchó desde su habitación.

—Supongo que nuestro Gookie robótico ha despertado.—escucho a su padre decir, antes de abandonar la cocina, para salir en busca de su cachorro mecánico.

El resto del día pasó sin mayor contratiempo que, el omega fue capaz de tomar una pequeña siesta luego del almuerzo, junto a su cachorro mecánico. Para cuando despertó era casi media tarde, por lo que agradeció que Gookie se despertara llorando por su pañal sucio.

Tras estirar su cuerpo por millonésima vez, hizo sonar el pequeño juguete, para captar la atención del pequeño quien, seguía sorprendiendo al omega, con el parecido que tenía con cualquier cachorro real. Que inclusive muchas veces sentía que en lugar de un cachorro mecánico, le habían otorgado un cachorro de carne y hueso, pero luego de un par de segundos la idea resultaba tan absurda. Era inverosímil que le hubiesen entregado cachorros de verdad, cuando posiblemente había parejas que se olvidarían de los cachorros mecánicos, al punto de dejarlos morir de hambre o pudieran cometer errores más grandes como dejarlos caer.

Así que, si idea no solo era absurda, sino que también totalmente inviable en todos los sentidos.

Una pequeña sonrisa se formó en su rostro cuando pudo apreciar como los ojitos de Gookie perseguían el pequeño sonajero, para luego realizar pequeñas muecas con su boquita.

—Eres toda una monada, Gookie.—le susurró al pequeño al mismo tiempo que con sus dedos le tocaban tiernamente la nariz al muñeco.—Me preguntó..., ¿Cómo crees que serían mis cachorros, si los llegase tener con tu papá JungKook?

—Serían los cachorros más bonitos. Eso es seguro.—respondió una segunda voz. Inmediatamente, Jimin llegó su mirada hacia el lugar de donde provenía la voz, para encontrarse con Yugyeom recargo sobre el umbral de la puerta.

Las mejillas de Jimin inevitablemente se tiñeron de un rosa carmesí por la respuesta que había recibido. Puesto que, nunca habría esperado que alguien lo escuchara.

—Lamentó ser un entrometido, pero solo quería ver un poco a Gookie. ¿Puedo pasar?—el omega de cabellos morados asintió.

Su cuñado sonrió, para adentrarse a la habitación, y posteriormente sentarse en el borde de la cama, para así poder observar al cachorro mecánico. Con cautela el alto acercó su mano hasta el muñeco, para tocarlo.

—Es como estar tocando a un bebé de verdad.—murmuro Yugyeom. Y es que, en todo ese tiempo, nunca había tenido la oportunidad para tocarlo, o siquiera verlo más allá de una distancia prudencial.

—Lo es.—Jimin dijo.

Su cuñado asintió en silencio.

—¿No es difícil?—Yugyeom preguntó luego de un rato. La mirada de Jimin seguía puesta en su pequeño.

—¿Que cosa?

—El cuidarlo.—Jimin formó una pequeña mueca.—Siendo sincero, tengo miedo de ser un mal padre omega, para mi cachorro.—Yugyeom llevo sus manos hasta su pequeño vientre.—Aún no estoy seguro de poder cuidarlo, ¿sabes?

Esas palabras fueron las suficientes, como para que Jimin centrara su atención en su cuñado, quien, tenía una expresión de miedo y tristeza en su rostro. Si bien, él no había estado embarazado verdaderamente, podía comprender de cierta forma el sentimiento, porque en el lapso de tiempo en el que creyó fervientemente estar embarazado, llegó a cuestionarse, si de verdad sabría cuidar del cachorro, así como también llegó a sentir temores de no ser un buen padre.

—Es normal que sientas ese tipo de temores o que ese tipo de pensamientos embarguen tu mente.—Jimin dijo con cautela.—Durante el embarazo estás propenso a cualquier tipo de pensamiento, y a cualquier tipo de emociones, tu lobo se vuelve más caprichoso, también suele ponerse un poco más a la defensiva con todos.—hizo una pequeña pausa, para remojar sus labios con la punta de su lengua.—Todo eso lo sé, porque de cierta forma, yo también estuve embarazado.—Yugyeom se giró hacia él con preocupación—Y no, no lo perdí. Lo que me sucedió a mí, fue que me pusieron una inyección que me hizo pensar que yo estaba en gestación.

La expresión en el rostro de Yugyeom se relajó.

—Serás un buen papá omega, Yug. Tendrás a mamá para que te guíe, incluso a mí. Con gusto cuidaré de mi pequeño sobrino o sobrina, ¿de acuerdo?

—Gracias, Jiminnie.—susurró este.—Es bueno saber que cuento contigo.

Y fue así como los dos jóvenes omegas se sumergieron en una amena conversación que consistía en diversos temas. La cual los mantuvo entretenidos durante un par de horas.

El omega de hebras moradas y de aroma a manzanas acarameladas, se encontraba terminando de cambiarle el pañal a su pequeño Gookie, mientras le relataba a su cuñado lo difícil, exigente y cruel que podía ser el mundo del teatro para un omega; cuando desde la planta baja de la casa escucho la voz de su madre llamarle.

—Bueno, supongo que llegó la hora de la cena.—susurro. Con su pequeño cachorro en brazos se giró hacia su cuñado quien, ya se encontraba caminando hacia la puerta.

—Solo espero que esta vez, el olor de la cena no me provoque náuseas.—murmuro el alto.

—Esperemos que no.

Tras decir eso, Jimin abandonó su habitación con su pequeño en brazos, para bajar junto a su cuñado.

Cuando por fin llego a la planta baja, un conocido aroma a brisa silvestre con un toque a tabaco se colocó por sus fosas nasales, y de forma casi inmediata su lobo se inquietó en su lugar. Él, por su parte, rápidamente buscó con la mirada el dueño de ese tranquilizador y exquisito aroma. Y no le tomo mucho tiempo encontrarlo.

JungKook se encontraba parados en el centro de la sala de estar, viendo algunas de las fotos familiares que estaban dispersas por toda la estancia. Y fue ahí cuando su lobo comenzó a mover su rabo eufóricamente. JungKook estaba ahí en su sala.

—Creo que tu alfa ha venido a verlos.—Yugyeom bisbiseó, al mismo tiempo que lo codeaba.—Como sea, me iré a ver en qué puedo ayudarle a tu madre.

Jimin frunció levemente, para luego aclarar su garganta y captar la atención del alfa, quien rápidamente se giró hacia él.

—Jimin.—dijo este con cautela.—Hola.—saludó.

—Hola, JungKook.—saludo.—¿Qué te trae por acá? ¿Ocurrió algo?

JungKook negó lentamente con su cabeza, mientras una pequeña y ladina sonrisa se le formaba en la comisura de sus labios. Y Jimin tuvo que reprimir el jadeo que atentaba con brotar su boca, por ese pequeño y simple gesto.

—Tranquilo, no sucede nada malo.—JungKook llevo sus manos hasta el interior de los bolsillos de sus pantalones, para posteriormente encogerse de hombros.—Tu madre me ha llamado esta tarde para invitarme a cenar. Y bueno, aquí estoy.

La boca de Jimin se desencajó, cuando escucho las palabras del pelinegro, ¿Qué su madre había hecho que cosa?

—¿Te molesta que haya venido?—pregunto JungKook.

Jimin negó.

—No, es solo que tomo un poco de sorpresa. Eso es todo.—dijo.

Y antes de que cualquiera de los dos pudiera decir algo más, la madre de Jimin hizo acto de presencia en la estancia.

—Supongo que ya se saludaron, ¿no?—los dos menores asintieron.—Bueno, siendo así, pasen a la mesa, mientras que yo voy en busca de su padre.—dijo y lo último iba dirigido a Jimin.

Sin decir nada al respecto, ambos asintieron, para encaminarse hasta la mesa, donde tanto Jimin como JungKook tomaron asiento juntos. Y donde el alfa tomo entre sus brazos al muñeco mecánico, para hacerle espera al alfa de la casa, quien al ver la presencia del JungKook en su mesa puso el grito en el cielo.

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