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El sonido de sus tacones, el teléfono en su oído y la compañía de su fiel perro guardián, siempre estas tres cosas estaban a su lado cuando Kim Sakuraba entraba por esa empresa

De inmediato todos dejaban de hacer lo que hacían para recibirla con una reverencia respetuosa, muchos «por no decir todos» temían de su jefa o más bien temían del tipo de las cicatrices que siempre estaba detrás de ella con una pistola o un filosa katana

Ambos entraron al elevador que directamente fue al último piso, lugar donde solo pisaban los que tenían el puesto más alto, ella o el personal permitido

—Dile que a las ocho en punto en mi oficina, solo le voy a dedicar veinte minutos de mi tiempo, aclara bien que espero que su proyecto sea bueno como para esperar por el después de mi hora de trabajo— Kim había colgado el teléfono y masajea el puente de su nariz —¿me puedes recordar por qué acepte el puesto de mi padre?—

—Porque eres una Diosa empoderada que da a respetarse— le daba gracia que Sanzu siempre le dijera lo mismo desde hace muchos años, recordaba como le dijo eso cuando le hizo la misma pregunta por primera vez —y porque te gusta el dinero—

—Soy avariciosa lo admito— rió un poco

Cuando el elevador llegó al último piso las puertas se abrieron y ambos empezaron a caminar por aquel lujoso pasillo

—Señorita Kim alguien le espera en su oficina— le avisó su secretaria algo nerviosa —le-le dijo que no podía pasar pe-pero di-dijo que la conocía a usted—

—¿Que mierda?— murmura molesta, no le gustaba que nadie entrara a su oficina si ella no estaba, solo Sanzu podía entrar pero solo con su autorización

Le dedicó una rápida mirada a Sanzu, colocándose delante de su Reina sacó una pistola y empujó con suavidad a Kim detrás de el, entraron a la oficina donde alguien estaba sentado en su sillón con los pies encima de su brillante mesa de madera barnizada, la cara aquella persona se cubría por una revista

—Yo que tu quitaría ese culo de mi sillón— habló ella con un tono serio hacia dicha persona

—Que agresiva eres con tus visitas— Ran tiró por ahí la revista y entrelazó sus manos —yo vengo aquí a visitarte para que me apunten con una pistola y me hablen mal— negó con la cabeza —que feo de tu parte Kim—

—No puede ser— murmura como claro desagrado Sanzu, bajando la pistola

—¡Ran hijo de puta!— Kim empezó a soltar algunas carcajadas

Con una sonrisa Kim se dirigió a el para abrazarlo, Ran la cargó en el aire dándole vueltas

—¿Que haces aquí después de tantos años?— Kim fue dejada en el suelo por Ran —la última vez que te vi eras un adolescente hormonal—

Conocía a Ran desde muy joven, su padre era muy amigo del padre de Ran y eso les llevó a conocerse, se hicieron muy grandes amigos, se veían como dos hermanos

Pero a la vista de Sanzu Ran quería quitarle a su preciosa Reina, ¿que hacia su mano en la cintura de ella?, obviamente la puso allí a propósito, quería quitarle a Kim para que ella solo fuera de el

—¿Las drogas te pusieron de mal humor o que?— pregunta en un tono burlón hacia Sanzu, Ran podía notar el claro desagrado de Haruchiyo hacia el, no era idiota

—Haru ya no se droga, yo misma me encargué de que recibiera el mejor tratamiendo para que estuviera limpio— aclara Kim, al girar su cabeza Sanzu sonreía —¿verdad que si Haru?—

—Por supuesto— asegura también sonriendo, cuando Kim giró su cabeza borró su sonrisa para seguir mirando mal a ese Haitani

A Ran le daba demasiada risa como Sanzu se volvía sumiso y obediente al lado de Kim pero cuando no, parecía querer matar a todo el que quisiera mirarlo

—Es es una buena noticia— dice Ran hacia Kim

—Is ini biini niticii— susurró Sanzu con burla rodando sus ojos, odiaba a ese tipo y era muy claro

¿Que tenía ese idiota que Kim lo quería tanto?, el era mucho mejor que el en todos los sentidos

—¿Y cual es tu verdadero motivo de haber venido hasta aquí?—

Kim se sentó en el sofá, al lado suyo Ran también se sentó con una sonrisa

—¿Kim podríamos tener una charla privada solo tu y yo?—

Quiso soltar una carcajada, nunca en su vida dejó a Kim sola con nadie en ninguna reunión o charla "privada", además ella nunca lo mandaría salir de su oficina

—Está bien— gira su cabeza hacia Sanzu —¿Hatu podrías dejarnos solos unos minutos?—

Su mandíbula se desencajó, pero asintiendo en silencio salió de la oficina

Iba a golpear a ese malparido de Ran

...

Estuvieron media hora, media hora donde solo rechinaba los dientes de la furia, aunque también una pequeña parte de el se sentía triste

¿Por qué lo alejó por Ran?, ella nunca hizo eso, ¿por qué lo hacia?, tal vez Ran era mejor y más guapo que el, seguro que si, Kim prefería mil veces a alguien sin feas cicatrices en la cara y que no era un ex-drogadicto

Momentos como este quisiera una de esas pastillas mágicas o cigarro especial pero hizo una promesa de no volver a consumir nada que podía acabar con su vida, no iba a volver a recaer en las drogas pero quería tanto inhalar ese polvo mágico que lo hacia olvidar de tantas cosas y su poca autoestima subía por las nubes

—¿Celoso Haru~?— miró molesto a Ran, tenía una horrible sonrisa burlona

—No me digas así— ordenó frunciendo el ceño —solo Kim puede decirme así y no, no soy celoso de alguien como "tú"— le dio una rápida mirada de desagrado para volver a mirar al frente

—Tu no estás celoso y las vacas vuelan— chasqueo su lengua molesto, Ran soltó unas carcajadas —pero aclaremos algo— se acercó más a el acortando la distancia —Kim te aprecia mucho así que promete no joderla o hacerle sufrir porque yo si te tengo que matar para no verla sufrir, te mato las veces necesarias—

—Recibo amenazas peores—

—No es una amenaza, para nada— el Haitani se alejó de el con una sonrisa —es solo una advertencia de lo que podría pasar—

A pasos calmados se alejó de el, cuando lo perdió de vista al entrar al elevador entró a la oficina de su Reina que estaba viendo papeles en su escritorio

—Disculpa por sacarte de la oficina Haru— Kim agarró un bolígrafo para firmar algo —quería tener un momento a solas con Ran, teníamos que hablar de algo importante—

—No tiene que disculparse, yo solo sigo sus ordenes—

Kim conocía a Haruchiyo Akashi como la palma de su mano, sabía que pensaba, como pensaba, lo que iba a decir o hacer, levantó su mirada para verlo a la cara, cualquiera diría que no tenía nada malo pero podía ver en sus ojos inseguridad

—Haru quiero dejarte algo claro— se levantó de su silla y se acercó a el, lo tomó de la mano y besó la palma de esta —en mi vida solo estás tú, no hay otro hombre al que quiera más en mi vida que tu— se acercó más a el para rodear su cuello con sus manos, inconscientemente llevó sus manos a la cintura de ella —yo te amo mucho, eres mi vida entera—

—Alguien como yo no puede ser su vida—

—Pues lo es—

Lo besó de manera suave, sus mejillas se tiñeron de rojo al ver su linda sonrisa, una sonrisa que era dedicada a el

La amaba tanto, Kim siempre se encargaba de hacerlo sentir emocionalmente bien, Kim si que era su vida entera y el estaría a su disposición para siempre



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