Capítulo 9
*Selena POV*
Caminaba, caminaba y caminaba por un sendero que parecía no tener final pero tenía una sensación inquietante en mi pecho que me lo oprimía y no entendía lo que estaba sucediendo y por qué, solo entendía que debía seguir avanzando por alguna razón aún desconocida, por lo que decidí aumentar el paso y comenzar a trotar, pasando después a correr hasta que bajo mis pies sentí agua salpicar, miré hacia abajo, dándome cuenta de que no tenía zapatos puestos, arrugando el entrecejo continué mi camino, yo recordaba haber sentido mi calzado hace unos momentos.
Quizá había sido mi mente jugándome algún tipo de broma, sin prestarle mucha atención a ese hecho, proseguí por la penumbrosa senda y volteé a los alrededores, el paisaje ahora había cambiado, habían muchos árboles sin hojas en sus ramas, estábamos en una tarde de invierno al parecer y digo "estábamos" puesto que podía observar una silueta a lo lejos no definida del todo, vestía con ropas negras pero no parecía reparar en mí, vi abajo de vuelta, reflejándome en el cuerpo de agua que se había hecho camino en mi visión junto al cambio de paisaje, tal vez era un lago, no lo sabía con exactitud, me miré a mí misma en el reflejo, contaba con un vestido floral un poco desgastado, era como el que mamá me había dejado en sus cosas, sonreí nostálgica acariciando la tela de la prenda, luego eché un vistazo a mi cara, tenía profundos círculos bajo los ojos, parecía otra persona.
Mi mirada ahora cayó en la silueta antes mencionada, esta había volteado por fin a verme, me acerqué a ella, la reconocía, Estefanía se hallaba de pie frente a mí, poseía sus botas militares negras junto a su pantalón negro y una chaqueta de cuero también negra abrochada hasta arriba, observé su rostro, me encontré con una expresión sombría no era la que solía utilizar conmigo, retrocedí un pasó algo asustada por el cambió un poco repentino a lo que acostumbraba, su comisura derecha se elevó en una cáustica mueca que más que agradable parecía forzada.
—Estefi, ¿pasa algo?
Me escaneó con su mirada de arriba abajo por cortos segundos.
—Sí, sí pasa, hubiera sido mejor si seguías en esa celda, fue un error haberte buscado...
—¿Oyes lo que estás diciéndome? Te recuerdo que seguimos siendo hermanas, que me prometiste que estaríamos juntas.
La interrumpí sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas viendo como su rostro cambiaba a uno de rabia y se aproximaba un par de pasos hacia mí, mismos que retrocedí sintiendo mi espalda chocar contra una pared que hace unos minutos no existía, fruncí el ceño, aun así era evidente que mis lágrimas no tardarían en darse rienda suelta por mis pómulos como si tuvieran vida propia. De repente, sacó del bolsillo de su chaqueta un cuchillo con hoja redondeada, mejor conocido como "Talon", abrí grandes mis ojos y traté de escapar, me fue imposible, me tenía acorralada.
—Entraste a mi vida de imprevisto y así mismo saldrás de ella —fue como si murmurara algo para ella, algo que escuché pero ella no hizo ningún esfuerzo por no hacerse escuchar.
Lo último que supe fue que sentí un dolor punzante debajo del estómago, me llevé una mano temblorosa a la zona, tenía los dedos llenos de un líquido rojo y algo espeso que conocía bien.
Era sangre.
Mi sangre.
Me había apuñalado. Estefanía me había apuñalado.
—Estefi, no hagas esto... Soy tu hermana.
—Ya no más —la frialdad en su tono se podía palpar.
Otra puñalada... y otra...y otra más, escuchaba mis quejidos y podía ver la maldad en los ojos marrones de mi hermana junto a su sonrisa de satisfacción. Mi agonía duró un minuto que me pareció eterno pero fue suficiente para que abriera de vuelta los ojos y se me dispararan las pulsaciones al mil, Estefanía ya no estaba, en su lugar, estaba aquel hombre,‹‹no de nuevo este mandril››, pensaba mientras veía como él mantenía la empuñadura del cuchillo, pero se lo llevó a los labios pasando el filo por estos y observándome con lascivia a la vez que se relamía un rastro rojo, supuse que era mi sangre y había otro detalle.
Parte de la suya también estaba en ese rastro.
—Hasta que te he vuelto a encontrar, caramelito —sin más se lanzó sobre mí.
Mis reclamos pasaron como siempre al vacío y nadie podía oírlos, mis movimientos desesperados no parecían moverlo ni un milímetro fuera de mi cuerpo, antes de ver cualquier otra cosa sentí mi mirada nublarse por el dolor y la sangre perdida.
*Fin del POV*
Llantos y gritos, fue lo que escucharon las hermanas antes de que Selena se despertara de golpe, sudada, roja de tanto llorar, temblando y viendo a todos lados, su barbilla fue tomada de manera firme y sintió su cabeza virarse a un punto, ahí tenía a su hermana mayor sentada frente a ella y la del medio parada junto a su cama con un vaso de agua. Portaban las mismas expresiones de preocupación, ambas.
—SEL, está bien, ya pasó todo, estás con nosotras, mírame —le dirigió la mirada a la suya, ella la miró asustada unos segundos, intentó quitarla pero cuando supo dónde se encontraba y con quién, se relajó notablemente pero su respiración seguía acelerada —. Shhh, tranquila, pequeña, estamos aquí.
Le limpió las lágrimas con la palma de su mano mientras acariciaba su mejilla con el pulgar y la observaba profundamente esperando que se calmara, a la vez, acariciaba también su cabello de forma reconfortante, Isabella le había ofrecido el vaso con el agua de igual forma y ella se lo tomó bastante rápido, luego se lanzó contra las dos con el fin de recibir un abrazo, el cual le fue dado con mucho gusto, claro que, como casi siempre, estaba más abrazada a una que a la otra. Cuando se hubo tranquilizado procedió a contar su pesadilla.
—Fue horrible, caminaba sola, tenía el vestido que me dejó mamá y yo... te vi a ti, Estefi —sus orbes mieles se habían vuelto a humedecer recordando todo —, decías que era un error haberme sacado de ahí, ¡tú m-me apuñalaste! Después apareció é-él y lo hacía... otra vez, ¿sabes qué? A lo mejor es verdad, soy una carga y un error en esta casa, p-papá tenía razón —divagaba.
Cada palabra era como un puñal para el corazón de Stef, como si se lo estrujaran más fuerte cada vez y cada oración le traía una sensación de rabia más profunda, claro que intentó camuflar ese hecho, sin decir nada al principio volvió a tomar su mentón para hacer que la mirara y seguido de eso habló.
—No vuelvas a decir eso en tu vida, no eres un error ni nada parecido, papá —esa palabra había abandonado los labios de la castaña como si estuviera escupiendo ácido, sin más continuó —, no sabía lo que decía, siempre tuvo una lógica pobre, en cuanto a ese cerdo, me voy a encargar yo, no te preocupes —sonrió cínica y volvió a la conversación que mantenía —. Ahora, respecto a mí, yo puedo decir que soy más feliz de lo que era antes de tu llegada, ¿no lo entiendes? Eres la razón por la que sonrío —esa confesión hizo a la pelinegra esbozar una pequeña sonrisa y se abrazó más fuerte a ella.
»Yo te quiero mucho pequeña, no te desprecies. Eres importante para todos nosotros, si algún día llego a decirte algo así y a intentar una hazaña como esa dame un buen golpe para quitarme lo idiota, mi cabeza te lo agradecerá —modificó su voz un poco generando una carcajada en la menor y en Isabella, la cual permanecía escuchando la conversación de ese par.
—Si no se lo das tú, con mucho gusto lo haré yo, así que no te preocupes.
Le guiñó Camila que también había hecho acto de presencia en la escena, Estefanía entrecerró los ojos viéndola ahora a ella pero seguido de eso volvió su cabeza hacia Selena arqueando una ceja, a la vez hacía muecas algo cómicas, lo cual provocaba el aumento del volumen de las carcajadas de la pelinegra. Isabella se retiró con la excusa de que debía calentar lo que había para desayunar, por lo que dejó a Camila con las hermanas restantes en la habitación antes de dirigirse a la escalinata de mármol.
—¿Te estás riendo de mí acaso? —Stef puso la misma voz modificada, lo que hizo que Sel se riera más —. Con que esas tenemos, ¿no? Te daré una razón para reírte y con ganas.
A continuación, la mayor se sentó a horcajadas encima de Selena, le inmovilizó las manos con una de las suyas (la que no tenía afectada, para ser precisos) y empezó a hacerle cosquillas con la otra mano mientras esta se retorcía y reía fuertemente, tenía lágrimas en los ojos de tanto reírse y respiraba con dificultad, esto aumentó cuando la otra chica presente también se sumó al tormento de la menor para sorpresa de ambas, aunque eso no evitó que siguiera con su tarea en compañía de Mila.
—¡Ya, está bien... está bien, ustedes ganan! —seguía riéndose y removiéndose mientras ellas la miraban divertidas.
—¿Crees que tuvo suficiente? —habló por sobre el carcajeo de la ojimiel.
En respuesta, Camila simplemente clavó sus uñas en las costillas y costados de la más baja y mantuvo su tortura un poco más, aumentando la velocidad e intensidad de sus movimientos, Selena explotó con un nuevo nivel de risas y gritos al sentir aquello, no podía hacer mucho más, estaba contra las cuerdas y no fue hasta que empezó a toser un poco que las chicas cesaron su ataque casi de inmediato, la risa bajó su volumen y poco a poco se fue calmando, mantenía su respiración entrecortada y liberaba todavía pequeñas risitas.
—Las odio —fue lo primero que soltó apenas se recuperó, las apuntaba a las dos con su dedo pero su mirada era algo tierna —. Me voy a vengar... pero gracias, a las dos.
—¿Por qué? —Cuestionaron al mismo tiempo.
—Por animarme en todo momento —la respuesta de la más alta fue abrazarla como solía hacerlo solo con ella —. Ah, sí, toma tus pastillas, antes de que se me olviden y te debemos cambiar el vendaje.
Stef se tomó los medicamentos, le retiraron las vendas, la herida le estaba sanando rápido y parecía que no le dolía. Solo se ponía el vendaje para seguir con el tratamiento, además no tenía tiempo para recuperaciones, estaba ocupada a más no poder y sus asuntos no los iba a frenar por un par de días que faltaban para quitarle el vendaje de forma definitiva.
—Vamos con los chicos.
Habló luego de haber agradecido por el vendaje, al bajar, raramente no estaba nadie en la cocina aún a excepción de Isa, que estaba de espaldas a ellas y no se había percatado de su presencia. A Estefanía se le dibujó una sonrisa malvada y les indicó que hicieran silencio, ellas hicieron caso y se dedicaron a observar cómo esta se acercaba lentamente por detrás a la hermana del medio y sencillamente ocurrió.
—¡BU! —Gritó en su oído haciendo que esta brincara y se pusiera una mano en el pecho.
—COÑO, ¿ME QUIERES MATAR DE UN INFARTO? —Bramó Isa y Teffa junto a las otras dos trataron de contenerse, palabra clave aquí sería: trataron, pues luego de eso las tres estallaron.
—Hu-bieses vis-to tu ca-ra —exclamó Estefanía entrecortada agarrándose el estomago y riendo a carcajada limpia.
—Me voy a vengar, cuida tus espaldas —la vio fulminante con la señal de 'Te estoy vigilando', lo que hizo que Estefa se riera más fuerte, si era posible —. ¿Terminaste? —Preguntó, claramente algo molesta.
—Sí... —respondió como pudo, tratando de normalizar su respiración —. Vamos... Fue una pequeña broma —añadió viendo sus cejas ligeramente unidas en el medio de su frente, le dio un beso en la mejilla.
—Agh, no me puedo enojar contigo... Pero ten por seguro que me vengaré —repitió, finalmente abrazó a las tres —, tengan sus desayunos.
Sirvió un plato a cada una, recibiendo un "gracias" colectivo, se sentó con ellas a comer hasta que bajaran los demás, las saludaron y se sentaron a comer también. Cuando todos terminaron fueron hasta el bosque que había en la parte de atrás de la casa, Stefan y Drew llevaban distintas armas en dos bolsos grandes. Normani y Ally cargaban dos estuches con cuchillos, Estefanía presionó un botón y de los árboles salieron unos blancos para su entrenamiento de ese día.
—Hoy veremos cómo está tu puntería y tu agarre en el arma —explicó viendo a Selena brincar como una chiquilla.
Todos tomaron un arma Sel imitó a todos, se decidió por la Mauser mientras que Isa tomó la Glock y Estefi tomó una CZ 85, de igual forma se colocaron los protectores de oído y unas gafas protectoras.
—Muéstrame tu agarre en la pistola —pidió observándola, Sel lo hizo como recordaba, Estefanía se acercó atrás de ella evaluando toda su posición —. A ver, tu mano derecha está bien ubicada, pero la izquierda ha de ir recta, el músculo del dedo pulgar de esa mano tiene que reposar en el pequeño hundimiento que está bajo la corredera, el dedo debe ir a lo largo y el pulgar de la otra mano debe ir respaldando el otro, de forma que exista un agarre o soporte de trescientos sesenta grados en el mango del arma y que el retroceso o la presión no se vaya por donde no debe, ahora, párate derecha y flexiona un poco los codos —corrigió su postura —, ya que sabes o recordaste cómo agarrar la pistola, apunta y dispara al blanco, quiero ver dónde estamos con la puntería —miró a Selena, ella solo asintió.
Agarró el arma con manos temblorosas, observó el llamativo cuerpo circular de colores blanco, negro y rojo, cerró un ojo mientras apuntaba, respiró profundo y efectuó el primer disparo. La bala dio diez centímetros por encima del centro.
—Eso estuvo bien, al menos la bala dio en el blanco. Solo falta pulirte un poquillo más en puntería.
Expresó y tomó su propio arma en la mano izquierda puesto que la derecha era la que estaba herida y apuntó (luego de haber ubicado la otra mano como le había explicado a la pelinegra), cuando disparó, la bala habría quedado en el centro de no ser porque faltaron dos centímetros, en su boca se formó una línea recta viendo que había fallado por tan poco.
—Fue por muy poco, ¡fue genial! —Se le iluminaron los ojos, Stef movió su mano con algo de desdén. Los demás también dispararon al objetivo dando en el centro o fallando por muy poco —. ¿Puedo probar ahora con un rifle? —Preguntó ganando un asentimiento.
Lauren le alcanzó un rifle y le picó un ojo, la menor se limpió las sudorosas palmas en el suéter y cogió el rifle, se apoyó la cantonera en el hombro como le habían explicado y apuntó. Colocó un dedo en el gatillo y liberó el tiro, esta vez la bala pegó dos centímetros por abajo del punto central.
—Eso, Sel, estás mejorando —felicitó Félix.
Ellos siguieron disparando con distintas armas en diferentes blancos, estáticos y en movimiento, incluso hacia unos blancos pintados en unos muñecos para tiro, al final, Tobías se aproximó a Selena con los dos estuches de cuchillos abriéndolos frente a ella para que tuviera una gama amplia de donde escoger.
—Doce cuchillos, ¿te los conoces o recuerdas todos? —La observó con sus ojos azules intensos por un momento y cuando vio que hizo más o menos con sus manos continuó —, bien, vas a agarrar cada uno de ellos, lo vas a nombrar y vas a atacar con este, si no te acuerdas lo dejas clavado, estaré corrigiéndote la posición en caso tal de que esté incorrecta y si confundes alguno también déjalo clavado. Recuerda que algunos pueden ser lanzados pero estos recomendaría que no, solo un par de ellos pero te diré cuáles al final de todo. ¿Lista?
No esperó confirmación, ella ya se había puesto manos a la obra, tomaba uno por uno y si se los sabía lo nombraba y corría con alguno en la mano directa a clavarlo, cosa que Tobías se lo complicaba atravesando algún obstáculo y cuando llegaba aprovechaba a corregirle la postura. Le había acertado a siete de ellos: el Talon por obvias razones y más ese día, Karambit, Stiletto, las Shadow Dagers, Butterfly, el Huntsman y el Ursus.
—Nada mal, confundiste dos pares y te faltó uno pero recordabas la mayoría, confundiste el Falchion con el Flip y la M9 Bayonet con el Bowie y te olvidaste del Gut, es más de lo que seguro habría recordado yo en tu posición, te lo aseguro —intervino Cristian dándole una suave mirada de aliento.
—¿Y cuáles puedo lanzar de esta colección?
—El Falchion y el Flip son buenos para tirar y de resto existen cuchillos especiales para ese fin, ¿recuerdas cómo se lanzan? —Interrogó de vuelta Tobías.
—Por el mango o por el filo —sonrió al ver la expresión de él.
—Enséñame cómo lo lanzas.
Selena agarró primero el Flip por el mango, le temblaba ligeramente la mano al sostenerlo, se armó de valor, respiró hondo y echó hacia atrás la mano, la cual fue agarrada por otra mano, era más grande y cálida que la suya propia. Miró atrás y vio a Cristian otra vez ahí parado, él le sonrió mientras ella por algún motivo se sonrojó levemente, seguido de eso bajó un poco su mirada.
—Te puedo ayudar, si quieres.
Susurró junto a su oreja provocando que se le erizara la piel. Tomó luego su mano nuevamente, le giró la muñeca y le mostró de qué forma inclinar el cuerpo, cuando ella efectuó aquella movida, el cuchillo voló de sus dedos a la dura corteza del árbol contiguo clavándose pero cayéndose después. Esa parte no la dejó del todo satisfecha, por lo tanto decidió que el Falchion lo agarraría por el filo, mismo movimiento, diferente postura. Esta vez logró clavarlo de lleno y comenzó a festejar mientras se colgaba del cuello de Cristian y este la agarraba en el aire.
—¡Lo hice, gracias Cris! —se abrazaron por varios segundos más y lo soltó —, Estefi, ¡lo logré! ¿Lo viste? —preguntó con notable entusiasmo.
—Sí, pequeña, lo vi, ¿qué me dices de reconocer los cuatro modelos de cuchillos arrojadizos, tienes ganas?.
Sonrió suave y cuando volteó a mirar al pelinaranja lo vio con una mirada un tanto frívola, Cristian tragó un poco fuerte viéndola. Sel afirmó con la cabeza y perfectamente había reconocido los Boker Magnum 02GL193, los Buck Kinetic y Kershaw Ion, solo le había faltado el Cold Steel Shanghai Warrior, lo cual dejó a la jefa bastante satisfecha cuando de la misma manera la vio lanzar esos y se quedaron adheridos al árbol. Pasados unos minutos, se regresaron todos a la casa ya que había oscurecido, la hermana chica subió a su alcoba a pensar un poco.
—Jack, Cristian, ¿tienen unos minutos? —Los llamó, ellos palidecieron levemente pero se acercaron aun así.
—Dinos, Stef —comenzó Jack.
—Es porque ese paquete estaba en la estantería en vez de en el cuartel, ¿cierto? —Le siguió Cristian.
—¡¿Cómo que en la estantería?! —Exclamó, Cris empezó a sudar frío, la había cagado —. Cristian, cuando acabe de hablar con ustedes quiero una jodida explicación —siseó con la mandíbula levemente tensa —. Seré clara, ¿qué pretenden ambos con mi hermana? Hablen ya pero no al mismo tiempo —Los fulminó respectivamente con la mirada.
—Yo... emm... yo... la he ayudado algunas veces...
—Cristian, no te pregunté qué hiciste por ella, te pregunté qué pretendes —gruñó, exigiendo la explicación.
—M-Me parece atractiva y e-eso...
—A mí me gusta también, s-sabemos que sufrió pero quiero hacerla feliz.
A Teffa se le escapó una carcajada seca, llena de burla e ironía, luego los tomó a los dos de las solapas de la camisa y clavó sus ojos en ellos.
—¿Me están diciendo que les parece atractiva para jugarle a la pelota? ¿Que solamente piensan con la de abajo o cómo es el asunto?
Inmediatamente los dos negaron rápidamente para luego responder, aún algo nerviosos, pero su jefa esperaba una respuesta lógica, así que camuflaron sus nervios y se dispusieron a dársela.
—Nos gusta, parece que a ambos... no sé qué querrá ella pero estoy dispuesto a esperarla hasta el fin del mundo.
—¿Te sacaste el diálogo de una película romantiquera barata, Aggelidi?
—N-No, jefa, solo digo la verdad, seguro Jack quiere agregar algo —lo miró en forma de pedirle ayuda, él respondió.
—Haremos cualquier cosa por protegerla de idiotas.
—Es el deber ser, no tendrían que prometerlo, se supone que es su trabajo respetar y proteger a todo aquel que lo necesite... como sea, si cualquiera de los dos le hace algo, considérese muerto —apretó los dientes mirándolos, al final se volteó hacia Cristian —, y tú tienes un minuto para darme una explicación de lo otro.
—Ethan me pidió una muestra de dicha droga para poderla examinar y poder sacar la información que le pediste —ella rio ligeramente, pero sin gracia.
—La próxima, me informan de todo lo que se haga si no quieren problemas de otra índole —los soltó bruscamente —, ¡fuera de mi vista!
Escupió al final viendo que ambos se largaban como si el diablo los llevara y así ella misma se largó a su habitación. Ya dentro, abrió las puertas del armario sacando una camisa color morada oscura con estampado de palmeras junto a un pantalón morado también, sus militares y su fiel chaqueta, se escondió también un cuchillo en la bota y una glock en el cinturón.
—Me voy, cualquier cosa me llaman solo por alguna emergencia, Stefan, estúdiate este expediente, es el que me pediste, en dos días queda eliminado ese hijo de puta si todo sale bien, Kurten, mandé a pedir unas autopartes, revisa que todo esté ahí y Michael, ese depósito debe hacerse lo antes posible.
Todos afirmaron y se fueron a hacer sus respectivas tareas, ella se metió al volante de su auto pisando el pedal a todo lo que daba, claro que uno casi se le atravesó en el camino, a lo que gritó un insulto por la ventana para así continuar con su música a todo volumen antes de llegar a aquel lujoso hotel a las nueve en punto, sin más se fue a sentar en su mesa acostumbrada de siempre en el buffet del hotel, Montoro ya la esperaba en una de las sillas.
—Te comiste a Meteoro por lo que se ve —rio suave haciendo que ella también se riera.
—Bueno, uno debe ser puntual en la vida, inspectora.
—Sabes que no me agrada que me llames así cuando no estoy en horas de trabajo, Stef —reprendió, esta solo sonrió con diversión.
—¿Ni siquiera en nuestros... encuentros? —Preguntó en tono sugerente, la mujer chasqueó la lengua y sonrió.
—Eso podrás averiguarlo después, no seas impaciente.
La mayor que ella por cinco años le dio un suave golpesito bajo la mesa junto a una pequeña caricia que no pasó desapercibida por su acompañante la cual curvó sus labios hacia arriba en una sonrisita.
Pronto estuvieron con un trago cada una mientras se platicaban cosas banales por si a alguien se le ocurría escuchar la conversación, pasaron al menos dos horas en las que bebieron y comieron un bocadillo mientras se daban miradas.
—Y dime, ¿prefieres vino champanizado o champaigne?
—Un champanizado de manzana me llama.
—Póngame dos botellas.
Le indicó al mesero dejando dos billetes sobre la mesa y dándole uno extra al hombre antes de agarrar las botellas y dirigirse hacia su habitación apartada para esa noche, tenía a la inspectora por detrás haciendo ruido con sus tacones en las láminas del suelo, ahora que la miraba mejor, era una mujer bastante elegante, el color rojo realzaba y contrastaba con sus lentes de contacto anaranjados y su cabello por igual. Llevaban al menos diez minutos andando hasta que la castaña dio con la habitación que buscaba, abrió la puerta con la tarjeta de esta y al pasar apoyó las botellas en el mesón, ayudó a Vanessa con su bolso y su saco, seguidamente le dio una pasada con sus ojos a toda su figura antes de hacer que se apoyara de cara a la pared con vista juguetona.
—¿No es así como se arresta a la gente, inspectora? —se había acercado a su oreja a susurrarle.
Se estremeció entera y los vellos se le erizaron, aun así, se las arregló para contestar de forma coherente, siendo capaz de camuflar sus tartamudeos.
—Sí... pero no sería un arresto si uno se entrega voluntariamente.
—¿Qué me está diciendo, Montoro?
Esa pregunta nunca obtuvo una respuesta, ella colocó una de sus manos en el cuello ajeno acariciando suavemente con sus uñas y fue bajando la misma, luego pegó sus cuerpos de forma que tenía a la mayor de espaldas a ella mientras dejaba sus manos vagar por las curvas que se le ofrecían con suma delicadeza, eso sí, era la delicadeza justa para arrancarle a la mujer unos cuantos suspiros, en una de esas, coló su mano debajo del doblez del vestido sin acercar sus dedos a la zona, a mitad de camino se detuvo y en su lugar se dedicó a repartir besos húmedos en todo su cuello, provocando que saliera un gruñido un poco frustrado de la garganta de la inspectora.
—¿Qué me está diciendo, Montoro? —repitió la pregunta pero esta vez murmuró pegada a su oído, del cual mordió y succionó su lóbulo extrayéndole un jadeo algo pesado.
—Como me sigas vacilando... —hablaba con los dientes apretados, había estado bastante tiempo sin tener contacto con ella o con alguien más de esa clase.
—¿Que acaso tu marido te tiene en abstinencia? —medio se burló.
—Stef, no es hora de hacer referencia a ese.
—¿Y de qué es hora?
La ahora ojinaranja volteó su cabeza, plantándole un beso devorador a su acompañante tomándola por sorpresa, por supuesto que después se lo correspondió con las mismas hambrientas ganas que ella, mientras se besaban y mordían los labios (o se comían la boca), las inquietas manos de la más pequeña volvieron a hacer su camino hasta su zona, esta vez avanzando un poco más allá pero no demasiado, lo justo para generar que se arqueara su espalda y chocara con la otra chica de manera algo tosca, una cosa daba paso a otra, prenda iba, prenda venía, guturales sonidos salían de ambas mientras iban apenas empezando su apasionado encuentro...
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¡Hola mis buitrecitos del señor!
¡Nuevo capítulo! Espero se encuentren bien... yo sí lo estoy aunque me tardé un poco mentalizándome para subir este.
Como siempre, les dejo estos collages con los modelos de las armas, en este caso, cuchillos, a que son bonitos? C:
En fin, nos leeremos en el próximo cap
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Se les quiere y se les aprecia ❤️
Con parte de mi amor 💘
Tiniebla.
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