Capítulo 12
Esa noche más de uno se mantuvo pensando y reflexionando. Drew sentía que cierta rubia se le había instalado en la mente desde el segundo uno en que la visualizó y quiso acercarse pero ante la negativa de la chica, se obligó a retirarse y dejarla a solas con los evidentes demonios que la atormentaban, con esa simple sensación se había ido a tratar de dormir el de cabello celeste.
Por el otro lado, Carlos desde que había abandonado la habitación de ese ático aquella mañana, el nombre de Roger Martin se reproducía en el fondo de su cabeza, no podía creer que el muy imbécil volviera a aparecer en su círculo y sus menciones. Había permanecido todo el día con la cabeza ocupada en eso, sus compañeros notaban el cambio, que estaba medio distante y aislado, su comida la tocó por encima y sus asignaciones del día las había llevado a cabo a duras penas. Cuando se metió a su cuarto en la noche, duró unas horas para dormirse pues se la pasó investigando cosas sobre Roger y planeando mil formas de asesinarlo o de encontrarlo y ponerle la mano encima. Con ese solo pensamiento terminó de cerrar los ojos para dejarse acoger por el sueño.
***
En cuanto al tan nombrado Roger Martin, el mismo no se creía que los cuatro chicos a los que les asignó la tarea de ingresar en la casa de la jefa ateniense habían sido abatidos todos juntos y que Ophelia había salido airosa del enfrentamiento, para él ahí olía a gato encerrado y debía de mandar a alguien a investigar qué sucedió con dicha chica, él sospechaba que Androutsopoulos y su grupo tenían algo que ver.
—Juliane, busca todos los datos que puedas conseguir sobre el cuartel Bloobrig con su jefa y su equipo, también una visión detallada acerca de la rubia Ophelia Evans, si es posible, que tu contacto de los norteños te colabore con algo —el hombre con blancos cabellos a los lados de su calva se dirigió hacia una mujer de pelo gris y curvas pronunciadas —, y en cuanto tengas todo, venme a buscar.
—Haré lo que pueda, jefe, pero generalmente ellos usan programas de encriptación muy avanzados.
—Haz lo necesario, no te dejes intimidar por sus habilidades, nosotros somos mejores.
Le sonrió y esta le correspondió el gesto no muy segura, pero era su jefe, no podía tampoco cuestionarlo, por lo que se metió en su computadora a descifrar y decodificar la información disponible en el amplio universo de la internet.
***
Volviendo a los atenienses, la gran mayoría estaba despierto en esa casa y una gran parte también había desayunado o se había tomado su dosis diaria de cafeína, energía o proteína según cómo lo vieran. Ethan Dubois se hallaba desde altas horas de la madrugada terminando de reunir los últimos datos acerca de las dos chicas que habían salvado el día que encontraron a Selena en aquella mugrienta celda y estaba finiquitando detalles del informe que estaba rápidamente tecleando para terminárselo de entregar y explicar a su jefa, así que se le veía una buena cara de trasnochado, se había esforzado por indagar hasta en el último punto del más pequeño foro existente, no se podría quejar, ninguno de los dos, el pelirrojo poseía en sus manos información demasiado valiosa y estaba casi seguro de que Stef lo recompensaría de una u otra manera (o eso esperaba).
Tal vez muchos lo llamarían interesado pero en varias ocasiones había estado a punto de ser descubierto o de que su vida corriera peligro y apenas estaba en el equipo de Estefanía unos días, todavía no tenía la suficiente confianza con ella, de lo que, al parecer, Tobías opinaba distinto, por lo que no tenía por qué dudar de este desde el principio.
Pasadas unas horas más, los rayos del sol hicieron acto de presencia en las ventanas de la habitación de Dubois pero él seguía más imperturbable que nunca redactando ese informe como si le fuera la vida en ello, en añadidura, en los últimos tres días había sido capaz también de interrogar a las dos chicas para hacer más acertada y completa la investigación, tal y como Stef le había sugerido que podía hacer y había llegado a varias conclusiones importantes de las que comentaría en cuanto fuera el momento.
Un rato largo después, ese registro con su informe estaba completamente acabado y lo imprimió para luego salir de su cuarto literalmente brincando de la emoción porque se le habían ido ese peso y ese estrés de encima de no poder dar ni un paso en falso y no querer decepcionar a Estefanía o alguno del equipo, así que tomando la carpeta con su mano se dirigió directo a encontrarse con la nombrada a primeras horas de la mañana, pues sabía que estaría levantada, y si no lo estaba, no tendría problema con comunicarse con Isabella, le había caído bien y le generaba cierto grado de confianza, quizá un poco más que los demás en esa gran casa para ser el inicio.
Cuando llegó a su destino, Estefa tenía un gran vaso de batido de galletas proteico en una mano con el extremo de la pajita entre sus dientes y un sándwich de cuatro pisos con todo dentro reposaba en un plato plástico frente a ella, ojeaba su teléfono en silencio hasta que levantó su mirada en cuanto Ethan se había aclarado la garganta y le había tendido el folio color anaranjado oscuro con algunas manchas azules. La confusión momentánea se leyó en su expresión hasta que hizo memoria y recordó lo que le había pedido al chico que hiciera.
Con calma dejó su teléfono en la mesada, soltó el popote y colocó el vaso en el pintoresco posavasos con diseño de pequeños fuegos coloridos, se reclinó en la silla y agarró el portafolio abriéndolo y examinándolo cuidadosamente.
—Siendo tu primera asignación para conmigo, te has lucido, Dubois —le dedicó una mirada satisfecha —, ahora, dime brevemente lo que has descubierto, puedo leerlo pero quiero oírlo de tu parte, si no es mucha molestia —agregó al final.
Le indicó que tomara asiento junto a ella a la vez que le señalaba los alimentos en señal de que si quería podía servirse lo que gustara. A lo que él le dio una mirada de agradecimiento mientras llenaba un par de tostadas con queso crema y mermelada, en cuanto hizo eso se preparó para darle la debida explicación.
—La chica de cabello enrollado se llama Claudine y la de pelo corto, Brigitte, según me contaron, son hermanas de padre, ya que la madre de Brigitte se murió y tiempo después, el padre conoció a otra mujer pero al parecer, el hombre no tuvo suerte con las mujeres y esta también falleció, los tres miembros Lefebvre quedaron solos pero eran felices aun así. Un día las chicas despertaron en una celda como lo hizo Selena.
Paró un corto segundo en el que la chica dejó que continuara no sin antes asegurarse igualmente de que comiera un bocado de lo que se había preparado.
—¿Despertaron juntas? —Quiso saber.
—No, en celdas separadas pero al parecer estaba una al lado de la otra y cuando los guardias no se encontraban cerca, trataban de hablarse y comunicarse todo... mientras que a Claudine la sometían a tratamientos extremos, Brigitte era empleada de esclava sexual y al revés, eran alternadas y generalmente al lugar entraba y salía personal médico para examinarlas pero también para hacerles estudios.
—¿De qué tipo?
—De todos los posibles, porque en ellas probaban sustancias, drogas, virus, vacunas y cualquier compuesto que se les ocurriera solo para ver el efecto en sus cuerpos y organismos, asimismo experimentaban en sus cuerpos y como resultado de uno de los estudios, Claudine ha quedado con manchas en la piel y no llega la sangre necesaria a sus dedos, lo que produce que se le acalambren o se le coloquen blancos y Brigitte según entendí, está falta de un riñón por culpa de unos descerebrados —concluyó.
—Claro, cómo no se me ocurrió que ese cerdo intentaría mantenerse a flote con el negocio de los órganos...
Esto lo había murmurado por lo bajo pero tampoco le importó que el muchacho de ojos grises la escuchara, lo dejó seguir.
—También piensan que están creando versiones de las drogas que ya existen para asegurar la permanencia de la marca, los escucharon diciendo que tienen laboratorios a lo extenso de Europa y prueban sus muestras en niños, adolescentes o chicas como ellas al igual que hacen experimentos, pensaban probar sus próximas sustancias en los ojos de ambas pero con nuestra llegada no pudieron proceder a la siguiente fase.
—¿El señor Lefebvre a qué se dedica?
—Es una figura política en Francia o al menos lo fue —aquello hizo que una pequeña sonrisa surcara las facciones de la muchacha.
—Podría ser nuestra conexión con altos mandos... ambas partes ganamos, él tiene a sus hijas de vuelta y a cambio tenemos ojos dentro y fuera del sistema político francés.
—Puedo ver por qué Tobías me insistió para quedarme estas dos semanas de prueba contigo, admito que ese es un muy buen plan —masculló bajando la mirada hacia su plato, ya vacío —, ¿pero eso no sería como usar a las chicas? —ahora su mirada se topó con la de ella.
—No lo creo, sería un mutuo acuerdo, pero deja que se vayan mejorando, cédanles lo que necesiten, han pasado por mucho —cerró la carpeta y volvió a mirarlo —, Ethan, muy bien hecho... sé que te presioné pero necesitaba probarte para comenzar a confiar, sé que yo tampoco es que te genero aún demasiada confianza.
—No, tienes razón, no me la generas pero es cosa de tiempo, no eres tú, soy yo a quien suelen tachar de desconfiado.
—Y desconfiar es muy válido y normal, yo no te obligaré a confiar en mí de no sentirte seguro —lo palmeó en el hombro y se levantó —, si alguien pregunta por mí, estoy en el campo de tiro.
Dicho esto se dirigió directamente hacia allá para despejar a su cabeza, digerir toda la información obtenida y sopesar sus próximos movimientos.
***
Por su parte, Daniel se hallaba aquella mañana teniendo una conversación por teléfono con el jefe sureño, se había estado tratando de comunicar con él toda la mañana y no había podido hacerlo hasta ese momento, iba de un lado al otro con manía cuan león enjaulado oyendo lo que le estaba diciendo Martin del otro lado de la línea.
—¿Cómo los tuyos dejaron escapar tal oportunidad? ¿Tan imbéciles eran que no podían seguir un comando? —Preguntaba a decir verdad, algo indignado e incrédulo con lo que oía.
—La chica parecía haber planeado una estrategia, se encargó de que en los escombros y cimientos no hubieran rastros que la inculparan y la chica Ophelia desapareció también.
—¿No se te pasó por la mente que a lo mejor se la quedó Androutsopoulos para su equipo?
—¿Y qué podría aportarle alguien recién llegada que apenas conoce?
Una carcajada irónica y seca inundó el canal auditivo de Roger Martin a través del auricular, no entendió a qué se debía hasta que el hombre habló de vuelta.
—Estefanía tiene algo que quizá puede resultarle un tanto contraproducente a largo plazo pero parece que lo ignora o se lo pasa por la faja, no le interesa... tiende a ‹‹salvar gente›› y luego si ve que le sirven de algo los recluta, por eso su equipo se encuentra en constante crecimiento, posiblemente le consiguiera ‹‹utilidad›› a tu rubia y la haya reclutado.
—¿Y qué hago? —Preguntó confundido.
—Aguarda un momento... ¡Ed! —giró su cabeza encarando al recién entrado —, dime que tienes algo bueno y cerramos este capítulo de una vez.
—Jefe, me informaron que habrá una carrera en las afueras de Inglaterra en un mes, aparecerán muchos compradores... si tenemos suerte puede que Estefanía también esté ahí apoyando a algún competidor, yo decía que podemos aprovechar la volada ese día, invita a Zapata, que ya me confirmó que podría venir cuando lo llamemos, realiza sus tratos y le agua la fiesta a la otra.
Lanzó esa idea sabiendo que su jefe había colocado el altavoz y ambos tenían su atención en lo que decía. Supo que aquello había sido bastante acertado en cuanto vio una sonrisa torcida aparecer en los labios del ojiazul.
—¡Alguien estuvo haciendo su tarea!, muy bien, pues solo nos queda organizar, ¿no? La idea es que no nos esperen, yo te avisaré, Roger.
—De acuerdo, así quedamos, Winchester.
***
Pasada una hora, en la mansión todo parecía mucho más calmado que de costumbre, pues la mayoría de los miembros del equipo ya habían salido a hacer lo que fuera que la jefa les ordenó o algún trabajo personal que tuvieran, nadie se metía en asuntos de nadie pero al mismo tiempo, de algún modo, todo el mundo sabía qué hacía todo el mundo aunque no lo dijeran.
Selena estaba recostada en uno de los sillones del gran salón, ojeando el periódico de ese día, no consiguió alguna noticia relevante pero incluso de esa forma, ojeaba los artículos por encima hasta que su teléfono celular empezó a sonar y se paró para ir corriendo en busca del aparato, el número de la pantalla era desconocido para ella y por eso contestó algo distante y curiosa.
—¿Hola...?
—No p-puede ser... de verdad es ella —escuchó a la otra persona murmurar y luego respirar algo errática.
—¿Con quién hablo? —Hizo una mueca esperando una respuesta.
—Soy Adriana, tú eres Selena, ¿no? —Trató de mantener la compostura.
—POR DIOS —exclamó la otra en cuanto ubicó de quién se trataba —NO HE SABIDO DE TI DESDE ESE DÍA, ADRI.
—No sabes lo preocupada que estaba en cuanto supe de ese horrible suceso, necesito detalles, tus hermanas no podían decirme mucho y por eso perdí contacto hasta recientemente de cierta forma, larga historia —restó importancia.
—Te contaré todo, lo prometo... ya no vuelvo a separarme de ti, ¿me oyes?
Aspiró con su nariz momentáneamente, volver a escuchar a su mejor amiga la había puesto algo emocional ya que la creía desaparecida o muerta, pues por un tiempo no había sabido acerca de esta, no quería preguntarles a sus hermanas porque se temía la respuesta y que después no pudiera soportar otro golpe de magnitud importante por sí sola.
—Como sea, yo te llamé también porque si me respondías quería avisarte de una carrera que se hará en Inglaterra en un mes y como sé que te gusta todo eso, podrías animarte, prepararte y anotarte, tienes chance y todas las de ganar si quieres una opinión sincera.
Por unos segundos, Sel quedó sin hablar mientras se pensaba y volvía a pensar en esa posibilidad. Kurten la había estado preparando desde hacía años, mañana, tarde y noche aunque con el secuestro no habían podido y recién esos días lo habían estado retomando a full pero no sabía realmente si se sentía del todo preparada pese a que hubiera ganado un par de carreras amistosas en el pasado.
—Sel... Seeeel, hoooola, ¿sigues ahí o estoy hablando sola?
—Eh, sí, aquí estoy.
—¿Te anotarás? Recuerdo que eras bastante decente al volante. Si gustas te envío la info en un mensaje la revisas con calma —ofreció.
La pelinegra liberó un suspiro pero después asintió lentamente como si la chica del otro lado la estuviera mirando.
—Está bien, la leeré con cuidado y lo conversaré con Kurten y mis hermanas a ver qué opinan.
—Piénsatelo, ese talento tuyo tendrías que pensar en explotarlo para algo bueno y con mucha adrenalina —exclamó medio chistosa haciendo reír a su amiga.
—Okay, me lo pienso, lo converso y ahí te voy avisando... por ahora, me importa que nos encontremos —declaró.
—Si estás libre hoy a las cinco de la tarde podemos pasarnos por el café de la esquina, puedes ir acompañada si así quieres —sugirió.
—Perfecto, nos vemos a esa hora en la esquina... adiós, Adri.
—Dale, hasta más tarde, Sel —colgó la llamada con una sonrisa radiante en su rostro.
Sel tenía la misma sonrisa para cuando Isabella pasó por ahí con su hermana mayor y se quedaron observándola medio expectantes y con expresiones ligeramente extrañadas.
—¿Por qué me miran así? —dijo, rompiendo el silencio.
—¿Pasó algo que tengamos que saber? —La primera de las dos en contestar fue Estefi elevando una ceja.
—¿Saben quién me llamó y pensé que estaba desaparecida o algo? Adriana —agregó en cuanto sus expresiones se pintaron de duda claro que, la duda se transformó en sorpresa cuando ese nombre había dejado los labios de la menor de las tres —, me contó sobre una carrera que habrá en Inglaterra en un mes y que debemos de vernos, acordamos en hacerlo en la cafetería de la esquina a las cinco para actualizarla con lo que ocurrió, además me dijo igualmente que puedo ir acompañada por si quieren venir conmigo —, la mirada de la mayor se suavizó y le asintió una sola vez —. Me estoy pensando además el competir en la carrera pero no sé realmente qué y cómo hacer —bajó la mirada y esperó a que le gritaran o algo, cosa que raramente no pasó. Sintió que levantaban su mentón, encontrándose con los ojos de Isa.
—No tienes que bajar la cabeza, si de verdad es eso lo que deseas hacer, entonces nosotras como tus hermanas te apoyaremos siempre, ¿verdad?
Le dio una mirada a la otra chica presente, a quien se le había formado una línea recta en los labios con la mención de tal petición.
—No quisiera que te expusieras de esa forma en territorios enemigos, pero no puedo tampoco retenerte aquí y pretender que sigues siendo una niña pequeña falta de protección... tendré que decirle a Kurten que te coloque un intensivo y te logre pulir para que les patees el trasero a todos.
Le pellizcó una mejilla de forma chistosa y le sonrió levemente, Sel devolvió el gesto pero se sentía más aliviada luego de expresarles lo que en serio quería. Seguido de esto, se acercó a abrazar a sus dos hermanas, una de ellas dejó un beso en su coronilla y la otra en su frente, la verdad se sentía también agradecida de tenerlas a las dos de hermanas, con sus personalidades tan distintas pero tan complementarias a la vez.
—Gracias por estar aquí y por creer en mí, a las dos —su voz se oyó un tanto ahogada con la camisa de Isabella y finalmente se separaron.
Estefanía permaneció unos cuantos segundos con una expresión seria e imperturbable hasta que habló una vez más mirando a Isabella.
—Estoy casi segura de que Daniel y sus hombres estarán por allá, después de todo es su territorio, por esa misma razón nosotros y nuestro equipo estaremos presentes por igual. No te dejaremos sola en esto, estoy segura de que vas a quedar en primer lugar con mucha práctica y asesoría... en cuanto al auto, déjamelo a mí, el que Kurten considere como el más idóneo, lo tendrás listo y reforzado para utilizarlo —le mandó un guiño ganando otro abrazo que aceptó gustosa.
—Gracias, Estefi —besó su mejilla otra vez —, es mejor que vayamos arreglándonos para estar a la hora acordada, Isa ¿quieres venir también? Podría ser una salida de hermanas —ofreció.
La nombrada asintió, sentía que requerían una salida ellas tres como en los viejos tiempos. Así, las tres fueron en busca de lo que se iban a poner. Quince minutos después, las hermanas estaban completamente listas... Estefanía tenía una camisa de botones con lunares, un pantalón oscuro y unas botas moradas con un chaquetón también morado el cual tenía un bolsillo interno donde se guardó una pistola con sus respectivos cartuchos de repuesto y dentro de la bota, un cuchillo de combate.
Isabella se llevó un pantalón blanco, un suéter sin mangas de rayas negras y blancas y una chaqueta larga color crema con unas botas de tacón en el mismo color, ella solo se llevó una daga, también dentro de la bota.
Selena por su parte optó por una franela color negra con un chaleco beige para el frío y un pantalón blanco con unos botines color negro en los cuales guardó un par de cuchillos mariposa y bajaron. Al bajar estaban algunos chicos repartidos en los muebles, al voltear a verlos, Jack tenía una mirada de admiración, Tobias y Ophelia una sonrisa enternecida pero no dudaron en escanear a las tres (más a una que a las otras), Ethan había quedado algo estupefacto y Cristian observaba fijamente.
—Cierren la boca, hay moscas —exclamó la mayor de las tres con burla y luego siguió —, en fin, nosotras vamos a salir por ahí, si pasa algo, me avisan inmediatamente —los señaló y ellos asintieron —. Hasta luego... vámonos —agitó su mano y después, estando entre las dos, enrolló sus brazos con uno cada una.
Salieron de la casa dirigiéndose caminando hasta la esquina, disfrutaron de un clima algo frío pero agradable pues no contaba con viento ni nubes en el cielo, era un día que favorecería a cualquier persona que se hallara cruzando por las concurridas avenidas de la alegre gran ciudad. Apenas llegaron al café, la menor sintió que la separaban del "grupo" y un cuerpo de complexión delgada se apretaba al suyo, cuando se vino a dar cuenta de que se trataba de Adriana, ambas comenzaron a gritar de la emoción mientras saltaban como pequeñas niñas y se abrazaban como si no se hubieran visto una buena cantidad de años y solo llevaban un par de estos.
—¡No me creo que estás aquí! —Exclamó Adriana con voz temblorosa —, te extrañé mucho, no te das una idea de cuántas noches sufrí creyendo que no te volvería a ver, culpándome mil veces por aquello, se me pone el pelo de punta cada que lo recuerdo... todos es por mi maldita culpa —ahí largó un sollozo y a este le siguieron unos más.
Selena ante esto apretó un poco más el delgado cuerpo entre sus brazos y negó, tratando de normalizar la situación, las otras dos hermanas solo se miraron entre ellas y simplemente se dirigieron a una mesa alejada para dejarles algo de espacio y que fuera sel la que decidiera cuándo encaminarse hasta allá, se sentaron dándose miradas en silencio mientras del otro lado del local, las amigas se mantenían abrazadas, la menor pasando un mano por el cabello y la espalda de la otra chica.
—Adriana, por favor, no fue tu culpa, tú no tuviste que ver en esa experiencia horrible, mírame —pidió, pero la aludida no hizo caso, por lo que Sel tomó su barbilla entre sus dedos índice y pulgar secando sus lágrimas con el otro pulgar, se vio obligada a dirigir su mirada hacia la de Sel —. No fue tu culpa, no pudiste haber sabido que ellos tendrían pensado realizar tal hazaña, yo estoy aquí ahora y eso es lo único que importa, no sigas echándote culpas, no vale la pena —la volvió a abrazar a ella y sintió luego de un rato como se iba relajando.
—Ven, vamos a la mesa, vine con mis hermanas, espero no te moleste.
—No, no, al contrario.
Llegaron a su destino halando dos sillas más e incorporándose al lado de las hermanas restantes, el mesero ahora hizo su aparición colocando frente a cada chica un vaso de agua junto a algunas galletas, las cuatro sonrieron cordiales y cuando el chico sacó de su delantal una libretita para tomar el pedido, Stef pidió dos cafés batidos con caramelo, uno para Isa y otro para ella mientras que Sel optó por un capuccino doble con crema y canela y Adriana se decantó por una buena taza de chocolate caliente; teniendo todo anotado, el amable muchacho se retiró hacia el interior del lugar para dejar la orden. Ahora, estando las cuatro frente a frente entre ellas, sonreían calmadas, las dos amigas con mucha más emoción y efusividad porque aún les parecía increíble todo aquello.
—Me parece que esa noche te vi en aquel bar hablando con Stephan, ¿puede ser?
Stef comenzó la conversación mirando fijamente a Adriana, esta arrugó el entrecejo curiosa por lo que le decía, se la quedó mirando un corto segundo hasta que la duda abandonó su expresión en el mismo momento en que le había llegado al recordar aquella noche, estaba algo bebida, pero sí había tenido éxito conectando datos en su mente respecto a eso que le comentó, por lo que sonrió.
—¡De verdad que sí!, tienes toda la razón, estabas ahí también, el mundo es pequeño, se dice, no me acordaba de que te había visto, estaba algo ida, discúlpame... ¿Stephan cómo anda? —Preguntó luego de un rato.
—No tienes por qué disculparte, todo está bien y él está perfectamente, ha guardado bien tu número, te lo aseguro —le guiñó provocando un leve sonrojo.
—¿De qué me estoy perdiendo? —Intervino Selena medio confusa.
—Verás, el día antes de que te encontráramos habíamos salido Tefa y yo con los chicos a un bar para divertirnos, ya sabes —empezó a explicar la chica sobrante —, después de que pedimos nuestras bebidas conocimos a Ethan y a Tobías, habíamos ido a bailar con ellos dos mientras que mientras Stephan estaba hablando con Adriana y los otros dos chicos andaban entretenidos haciendo otras cosas... En la mañana temprano amanecimos Tobías y Ethan, cuando salimos Stephan estaba entretenido con Adriana, Estefanía se les acercó un momento, bromeó con ambos pero luego tuvimos que irnos porque debíamos irte a buscar a esa celda.
Ahí concluyó su explicación, las tres asintieron ante esta, Sel con entendimiento, Stef en forma de confirmación y Adriana igual. En cuanto llegaron las bebidas, la hermana grande pagó de una vez para no tener que hacerlo después y ahí se acomodaron para seguir platicando muy a gusto y mucho más calmadas de lo que quizá comenzaron.
Surgió el tema de qué había sucedido en esos doce meses en que Sel se había encontrado dentro de una celda, ella comenzó a contar por lo que pasó pero un poco más por encima y de forma general, sin querer volver a entrar en detalles. Básicamente relató que fue secuestrada por su mismo padre, que era abusada por varias personas, que a veces no comía, no bebía y no dormía, que la drogaban y maltrataban, y que había perdido la realidad y la cuenta de los días que estaba allí encerrada. A cada cual le contaba, Adriana ponía más y más una expresión de mandíbula desencajada y mirada horrorizada, debajo de la mesa, apretaba su mano en forma de apoyo hasta que culminó con su narración.
—No puedo creer que pasaste por todo eso tú sola, que difícil tuvo que ser para ti —no sabía bien qué decirle —. Yo te dije que me sentía culpable porque ese día yo estaba yendo a una estación de tren cerca de aquí pero ellos me siguieron y apenas te visualizaron vinieron por ti. Yo no sabía que ellos eran gente de ese señor, qizá pude haber evitado algo si no me iba —explicó su posición ella también, las tres le negaron —, tuve que haberme quedado en la casa —Sel apretó más duro su mano en señal de que todo estaba bien —. Fuera dejado que me agarrara también, así no te dejaba sola y luego desaparecía por un año sin visitar a Stef y los demás.
—Basta, Sánchez, no sigas... sufrir lo que yo, no se lo deseo a nadie, mucho menos a ti, bajo esa perspectiva, fue mejor que te fueras y no aparecieras, pues podían vigilarte y hacer algún movimiento en tu contra... importa que estamos aquí y estamos bien en teoría, porque en práctica, los británicos del Norte y del Sur están en contra nuestra y quieren herir a la familia o al equipo de ser necesario, con tal de cumplir con su objetivo de perseguir y conseguir el puesto número uno.
—Sea lo que sea, esos idiotas tendrán que pasar sobre mí también, si desean hacerle daño a mi mejor amiga y los suyos, cuenten conmigo para lo que les haga falta —sentenció con algo de decisión.
—Gracias, Adri, eres muy dulce... Por cierto, Stephan te quiere ver un día de estos. Pasa por la casa cuando gustes —añadió Estefi.
La mencionada sonrió de manera genuina mientras asentía, luego ojeó la hora en su reloj de muñeca de correa flexible, dándose cuenta que se estaba haciendo tarde, por lo cual se levantó dejando un último sorbo a la taza que estaba ya vacía y la dejó sobre el platito en la mesa.
—Bueno, está bien, yo me paso. Me debo ir, me esperan en casa para la cena, un placer hablar con ustedes, estaremos en contacto... Adiós, Teff, adiós Isa, Sel —dio un beso en la mejilla de cada una y un abrazo corto a cada una —, Sel, piensa lo que te dije, estaremos por el chat.
Con esto dicho, la menor afirmó con su cabeza y la chica se retiró tomando su cartera, yéndose un segundo después en dirección contraria de la que habían llegado las hermanas. Por su parte, las demás también terminaron de tomarse sus cafés también y se pararon de sus asientos. A continuación, emprendieron camino de vuelta a la casa, estuvieron sumidas en un extraño silencio las tres, Selena no estaba segura de si sentía que alguien la observaba o no y estaba algo nerviosa, Isabella por su lado sentía una sensación extraña en su cuerpo y Estefanía sentía algo de tensión, aun así continuaron su camino.
—Estefi, siento que algo no anda bien —expresó, la mayor la miró y se detuvieron.
Observaron alrededor, las tres sacaron un cuchillo de sus botas y botines y esperaron un momento más hasta que entró a escena un hombre trajeado y bastante bien arreglado, fue como si hubiera salido de las sombras, ninguna lo reconoció, se les fue acercando, instintivamente, Estefanía interpuso su cuerpo entre sus hermanas y él.
—Vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿Qué hacen unos bombones como ustedes en la calle a estas horas sueltos?
Preguntó con una sonrisa ladina paseando sus ojos por los tres cuerpos deteniéndose en el de Selena por un poco más de tiempo mientras se relamía, Estefanía entornó los ojos, ¿en serio estaba presenciando esa asquerosidad o era producto de su imaginación?, inmediatamente se adelantó ante él en forma de protección, pero él se las arregló para aproximarse a su objetivo.
—Ponle una mano encima y no querrás saber lo que te espera —soltó Stef amenazante y muy fría.
—¿Y quién eres tú para impedirme hacer esto?
Había logrado esquivar a la hermana del medio y pudo acorralar a la menor contra el muro del callejón, le besó el cuello largamente, Selena aunque tenía el cuchillo en su mano, con esa acción se había paralizado con una expresión de terror en su rostro níveo, sentía que su cuerpo no le respondía ni para moverse ni para gritar, Isabella se quiso acercar pero el hombre apretó su agarre en las muñecas de la hermana pequeña haciéndola soltar el objeto punzante, lo que hizo detenerse a la del medio que miró a la mayor comenzar a tensar cada músculo facial, a Sel le dio mucho asco toda aquella situación, sin embargo no pudo seguir pensando en eso, ya que en un veloz y brusco movimiento sintió sus manos liberadas y seguido de esto, el sujeto fue agarrado, elevado y estampado contra la pared por la misma Estefanía.
—Te... lo... advertí.
Pronunció cada palabra con una calma bastante tensa, la tensión podía cortarse con tijeras, lo miró fijamente, lo tomó del cuello de la camisa con ambas manos mientras lo mantenía pegado a ese muro sin posibilidad de moverse. Al tipo se le notaba el miedo en las facciones aunque trataba de ocultarlo. Lo siguiente que hizo la chica fue separarlo de la rocosa pared y pegarlo contra el suelo con mucha fuerza, luego se le lanzó encima y lo empezó a golpear en la cara. Él logró voltearse a duras penas y le dio un golpe en el labio junto a uno en la mejilla, las dos hermanas iban a acercarse para ayudarla pero de alguna forma lo inmovilizó y siguió golpeándolo hasta que lo hizo escupir sangre y ver nubecitas.
—B-basta, y-ya no m-más.
Esto lo murmuró él con nerviosismo, todavía escupía sangre y trataba de reponerse, ella muy a su pesar se levantó de encima de él y lo levantó del cabello para ponerlo de pie, después lo tomó del mentón y se lo levantó toscamente clavando sus fríos y rabiosos ojos en él.
—¿Cómo te llamas? —Preguntó demandante.
—H-Henry, Henry R-Robinson —dijo este como pudo.
—Muy bien, Henry, debo decirte que si vuelves a aparecer en mi camino o me entero que le pusiste un dedo encima a mis hermanas o a cualquier mujer, juro que no dudaré en buscarte y matarte con mis propias manos —, lo tomó del cuello y lo mantuvo en la pared una vez más —. MÍRAME A LOS OJOS CUANDO TE HABLO, ES CONTIGO, NO CON EL MURO —gritó y él levantó la vista, nervioso —. Llégale a tocar un pelo y me vas a conocer, ¿quedó claro? —El asintió con temor y ella lo soltó, le acomodó el chaleco y le dijo —: por cierto, ve a limpiarte y a curarte. No te favorecen esos golpes.
Eso lo expresó con falsa voz melosa, dio unos golpecitos en la mejilla de él y el tipo salió corriendo cuando pudo hacerlo, a la vez que estaba de espaldas a ellas, Estefanía sacó su pistola, la cargó y colocó su dedo en el gatillo, estaba a punto de apretarlo hasta que Isabella puso la palma de su mano en torno al cañón del arma bajándola de forma firme, Estefi estaba tensa no, lo siguiente, respiraba bastante pesado, le dio una mirada cargada de pura rabia a su hermana en señal de que la dejara hacerlo pero esta le negó de lo más calmada hasta que la guardó con resignación rodando los ojos justo después.
—Ya le has dado su lección, la muerte solo sería el camino fácil para él, no te rebajes —aconsejó.
—Intentó... abusar... de nuestra... hermana —cada sílaba de cada palabra fue pronunciada como si de ácido se tratara.
—Lo sé, pero no todo se puede resolver así, además es un sitio público, cualquiera podría sacar sus conclusiones apresuradas y meterte en otros problemas.
Razonó o intentó razonar con ella, esta se la quedó mirando en silencio.
—Vamos a la casa, ¿sí?, no lo hagamos más grande o le demos más importancia al asunto, no te amargues, ya pasó.
Fue Selena esta vez la que habló y la miró algo suplicante, cierto era que no tenía ganas de revivir ningún recuerdo y estar ahí aumentaba sus pensamientos. Estefanía ante esto liberó un suspiro muy largo, no dijo nada más, guardó el revólver y así por fin volvieron a la casa sin ningún tipo de contratiempo adicional...
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¡Hola mis buitrecitos del señor!
Nuevo viejo capítulo al fin, espero que se encuentren bien, me gustaría saber sus opiniones, qué tal les va pareciendo todo hasta ahora, si tienen alguna sugerencia o cualquier observación díganme en los comentarios o al dm, que yo los estaré leyendo y contestando C:
Ah, otra cosa, para el que sepa inglés y le interese leer una historia con este tipo de temática mafiosa y así, una amiga está escribiendo una, por si les interesa el dato, se las dejo por aquí, se llama "Like Romeo And Juliet" y les dejo también su perfil para que vayan por allá: katherina-k, espero disfruten ε:
En cuanto al siguiente capítulo, no les prometo tenerlo rápido porque además empieza la asquerosa jornada de exámenes >:c pero ténganme paciencia, que se viene más pronto de lo que esperan, probablemente y mejor no digo nada.
✌🏻️Comenten y voten si quieren y si les gustó✌🏻️
Se les quiere y se les aprecia 💘
Con parte de mi amor
Tiniebla.
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