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🔸06🔸

—¡De Nile estuviste genial!— exclamaba con gran admiración un pelirrojo a la chica que apenas estaba entrando al aula —¿Verdad Baku-bro?—

Leah no pudo evitar sorprenderse de las palabaras de aquel energenitico chico que había conocido su primer día.

—Para ser una extra no estuvo tan mal— la chica, que llevaba poco tiempo en conocer al pelicenizo, sabía que aquellas palabras eran como una especie de cumplido.

La oji ambar estaba por contestarles cuando siente a alguien acercarse por detrás y no evita girarse de manera brusca, logrando asustar al que estaba detrás de ella.

¿Qué es eso?—pensaba al ver como al que identifico como Koda, le estaba extiendo una especie de frasco pequeño.

Shoji al ver a su compañero en un posible ataque de pánico, intervino para salvarlo.

—Perdonalo él es muy timido— 

Leah no evito sorprenderse al ver como aquel normie se comunicaba con un tipo de extremidades que tenían bocas u ojos en estas.

—Él tiene un quirk relacionado con los animales y le preocupo ver a tu serpiente en la batalla— explicaba el peliplata lo que trataba de decir el contrario.

—Webster esta bien, ya lo cure— mientras decia esto, hacia que la serpiente se extendiera y se enrollara en su mano para que el chico la pudiera ver.

"Tierna y aterradora"— pensaban algunos chismosos al ver a la serpiente con una venda en su cabeza y lo más tierno era que la venda estaba amarrada en un tipo de moñito.

Koda miraba con un poco de nervios a la serpiente que le sacaba la lengua en modo de saludo.

—Dice que para que pueda sanar más rápido le pongas esta crema cada noche— explicaba Shoji mientras Koda le extendía el frasco que tenía en las manos.

Antes de que Leah lo tomara, uno de sus sirvientes lo tomo por ella.

—Guardalo— ordenaba —Y gracias a ambos— agredecía la chica a ambos chicos, mientras se dirigia a su asiento.

Cuando la mayor se alejo, Koda pudo volver a respirar normalmente.

—Tranquilo, igual no aguantaba tanto su presencia— calmaba el peli plata a su amigo que casi sufría un ataque al corazón por la fuerte aura de la chica.

Una vez Leah se sento, pudo sentir la mirada de su compañero de asiento.

—¿Puedo ayudarte Todoroki?— el contrario no evito dar un pequeño brinco, ya que la mayor no lo estaba viendo.

El chico tardo en responder a su pregunta, debido a que le avergonzo que Leah lo atrapara viendola.

—Sabías que ellas no te iban a permitir usar tus habilidades, ¿verdad?— ante esa pregunta, que era más una confirmación, la chica volteo a verlo.

Shoto trago con disimulo, debido a que se sentía nervioso ante la mirada penetrante de la contraria y sumandole que sus serpientes lo miraban con suma atención.

La oji ambar asintio —Cuando convives con alguien que juega sucio, sabes detectar a quienes lo hacen— comentaba la chica, teniendo en mente a dos de sus tías.

El bicolor se quedo con la palabra en la boca debido a que su profesor había entrado al aula.

—Sus compañeras aun siguen en la enfermería y se quedarán ahí hasta el final del día— Leah no titubio en ningun momento al sentir las malas miradas, nada disimuladas, que le daban algunas chicas —Recuerden que la tarea se entrega mañana, ya se pueden ir al descanso— finalizo sus avisos.

¿Se verá cómodo?— pensaba nuestra protagonista al ver a Aizawa encerrarse en su capullo y ponerse a dormir.

Un llamado por parte de sus guardias la interrumpio de seguir en sus teorías sobre el saco de dormir de su profesor.

—Si, vamos— contestaba mientras se levantaba, sus guardias le habían preguntado si iba a querer ir a comer en la cafetería.


Me veré mal si le pido a mamá que me construya un espacio para comer— pensaba con cierto fastidio Leah al sentir que todos la miraban atentamente en la cafetería.

Nuestra protagonista se encontraba sentada en el lugar que le correspondía para poder comer en la cafetería, pero esta no se encontraba nada comoda desde el primer paso que dio al entrar. En todo su trayecto de la puerta a su mesa, sentía y escuchaba lo que murmuraban los demás alumnos; claro que no la hacia sentirse menos, pero si la estaba llegando a cansar debido a que no podía ni poder meterse un bocado de su comida sin que sintiera las penetrantes miradas.

—Leah-chan— aquel llamado hizo que despejara sus pensamientos.

Giro a su derecha y pudo ver como su nueva amiga, junto con el par de chicos estaban con sus bandejas enfrente de su mesa, pero estos no podían pasar debido a sus guardias.

—Dejenlos pasar— los guardias dieron paso a los tres estudiantes.

—¿Qué comes ahora De Nile-san?— preguntaba curioso Kirishima mientras tomaba asiento a lado del peliceniza, que estaba enfrente de la mayor.

La contraria dejo el bocado al aire —Pasta a la boloñesa— contesto para después meterse el bocado de pasta que tenía su cubierto.

—¿Por qué traes de tu comida Leah-chan?— preguntaba Tsuyu mientras desenvolvía el onigiri que había comprado en la cafetería.

—No como nada que no haya hecho mi padre o mis sirvientes— informaba mientras tomaba su copa con vino rosa —Solo confío en ellos en lo que trata de mi alimentación— aquellas palabras generaron inquietud en los tres "intrusos"

—¿A qué se debe eso De Nile-san?— preguntaba con dificultad el pelirrojo debido a que no había terminado de pasarse el trozo de hamburguesa.

—Oe pelos de mierda no hables con la boca abierta— se quejaba Bakugo al ver a su compañero.

Después de unas disculpas por un avergonzado Kirishima, la ojiambar contesto.

—Desde que me trataron de envenar mis padres tomaron esa decisión— contestaba como si nada la chica, sin medir la gravedad de sus palabras.

—¡Te envenenaron De Nile-san/Leah-chan!— exclamaban al mismo tiempo sus nuevos amigos, junto con una mirada sorpresiva del chico explosivo.

Las serpientes de Leah al escuchar el grito no evitaron en ponerse en modo defensa, esto se debe a que el ruido sorpresivo había asustado a su dueña.

—Lo siento— exclamaban ambos responsables del ruido, al ver como las serpientes de la chica los estaban amenazando con los colmillos de fuera y listos para morderlos.

—Tsuyu aunque ya te considere un poco una amiga, mis serpientes no van a dudar en morderte si haces algo que no les gusta— la peliverde asentía un tanto apenada de sus acciones —Y contestandoles, sí me trataron de envenenar—

—¿Hace cuánto tiempo fue?— preguntaba sorpresivaente Bakugo, muy dentro de él le preoucupaba la manera tan normal de decirlo la chica, como si siempre trataran de envenenarla fuera cosa de todos los días.

Leah hizo memoria tratando de acordarse —La verdad no recuerdo muy bien, pero sé que fue cuando se quiso hacer un tratado de paz entre monstruos y humanos— 

—¿Este no es el primer tratado?— preguntaba muy anodada Tsuyu y la negación por parte de su amiga la hizo querer saber más.

—En si este es el segundo tratado de paz, el primero fue cuando apenas se creaba la profesión de héroe y este no fue completado debido a que era una trampa para encerrarnos o matarnos—

—Por eso son muy protectores tus padres— lanzaba al aire Kirishima 

—Si— contestaba —Lamentablemente fui parte del grupo al que le dieron una especie de bebida con un veneno fuerte para ustedes, pero para nosotros no tanto— tomaba su copa mirando el liquido en esta —Por si los calculos no me fallan, en ese tiempo tendría como unos 6 años humanos—

—Solo eras una niña— murmuraban los tres chicos

—Exacto— afirmaba la chica, para dejar su copa en la mesa —Aunque el veneno no nos hiciera mucho efecto, sus acciones fueron los que empeoraron todo— el peliceniza que tenía enfrente a Leah, podía ver como su mirada se volvía más seria —Desde ese día la comunidad monstruo juró no hacer un tratado de paz con los humanos mutados— 

—¿Qué fue lo que los hizo cambiar?— la ojí ambar levanto la mirada, hacia el dueño de la voz.

La chica dio una sonrisa altanera —Que esta vez si nos llegan hacer algo, no seremos tan empáticos con los responsables—


Una vez acabado el almuerzo los 4 estudiantes regresaron al aula. Tres de ellos ya entendían la forma de actuar de su nueva compañera junto con la de sus padres y dos de ellos estaban decididos a proteger a la oji ambar el tiempo que se quede con ellos, aunque uno de ellos tenía muchos sentimientos encontrados por la información que acababa de recibir.

"Los héroes no pueden ser asi, ¿no?"— era lo que rondaba en su cabeza


Leah estaba sentada en su lugar viendo la pizarra que cada vez se llenaba más de fórmulas por parte de su profesor de matemáticas.

—Señorita De Nile, porqué no está apuntando nada— las palabras del héroe Ectoplasm hicieron que absolutamente todos dirigieran la mirada hacia la chica, esta solo tenía afuera su libreta y su estuche pero estos estaban cerrados.

—No entiendo porqué pregunta— decía un tanto confundida la ojiambar 

Ectoplasm se dio la vuelta para ver directamente a su estudiante, en todo este tiempo él estaba de espaldas —Desde que comenzo mi clase eres la única que no ha a apuntado nada de lo que he dicho—

—De seguro no sabe escribir— debido al comentario hecho por un rubio, fue que algunos de la clase no evitaron reirse de ello y solo siete personas miraban mal a los que se estaban riendo.

Su tutor al escuchar eso, no pudo evitar darse una bofetada mental por no haber checado antes sus registros.

El tutor estaba por decir algo, pero la voz de su nueva alumna interumpio las pequeñas risas de sus compañeros de clase.

—No escribo porque me han enseñado que solo debo de tomar notas cuando no sepa algo o cuando me sienta insegura de un tema y como el deber de una De Nile no se me permite ser ignorante— aquellas palabras habían sido como una cachetada con guante blanco para sus compañeros que se reían de ella.

—¿Cómo es su educación De Nile?— preguntaba un tanto intrigado Ectoplasm mientras dejaba de escribir en el pizarrón.

—Como soy la primera descendiente de la nueva generación de monstruos, fui instruida por los que considero mis tíos en varios ámbitos—

—Ya decía yo que las matemáticas daban miedo, hay un monstruo de ello— las risas no se evitaron escuchar por el comentario de cierta castaña.

Leah cansada se levanto de su asiento, tomando desprevenidos a todos y con paso decidido se acerco a la pizarra.

—No puede ser— murmuraba impresionado Ectoplasm al ver como la ojiambar había resuelto los 50 problemas de cálculo diferencial en menos de cinco minutos.

—Sus problemas los aprendí a resolver cuando tenía 5 años humanos— aquello le dolío a todos en su ego, incluso al profesor, ya que los problemas que para ellos eran dificiles para la hibrída eran pan comido.

—¿Quién te enseño matemáticas?— preguntaba muy impresionado su maestro.

—La verdad han sido varios monstruos que me han enseñado y dudo mucho que los conozcan — básicamente Leah estaba llamando idiotas a sus compañeros —Pero creo a uno ustedes lo conoces como un gran cientifíco, pero para mi es mi tío que me daba clases en la tarde— nadie se esperaba la respuesta de la chica.

—Jackson Jekyll fue uno de los monstruos que me daba clases—

—¡EL DOCTOR JEKYLL!— exclamaban sin poderselo creer los que habían podido escucharlo, uno de los más grandes cinetificos de su mundo le daba clases a un monstruo.

—Espera— llamaba su atención Iida —Antes dijiste que eran varios monstruos, hablando en plural— Leah no evito dar una sonrisa complice.

—No soy la única monstruo hibrída que existe— aquellas palabras crearon un pequeño pánico en los estudiantes.








Nota:

🐍Aquí Jackson va a ser un gran científico en el mundo normie




Muchas gracias por el gran apoyo que le estan dando a la historia💕




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