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vivienda mal de nubes

     
2002

Tener un mal nivel económico es una cosa, pero bajar a un rango peor del que estabas, es la mierda más horrible.

Mi padre, que recientemente perdió su empleo en unas oficinas lamentables con un salario miserable. Mi madre, trabajando en la limpieza de hogares ajenos, también recibiendo una cantidad ínfima. Me daba lástima ver los sueldos más repugnantes que solo ajustaban para dos comidas al día.

Yo también intentaba poner de mi parte. En la escuela que asistía, me quedaba horas extras para ayudar a dar clase a los profesores del turno de la tarde, dando asesorías de historia e inglés. Aún así, seguía sin ser suficiente, admito que era una cantidad de dinero más que podía aportarse en la casa, a pesar de eso, seguíamos en donde estábamos, estancados.

Nos vimos obligados a mudarnos, sin importar dejar atrás a quienes más significaban para nosotros. Tuve que despedirme de mis amigos, Emma y Norman, lo cual me llenaba de remordimiento, ya que siempre habían sido mis únicos amigos. Comenzar sin ellos sería un reto: nuevo lugar, nuevas amistades, nueva vida...

¿Qué otra opción teníamos? Los recursos no eran suficientes para mantener nuestro antiguo hogar; debíamos elegir entre sobrevivir o continuar pagando rentas exorbitantes.
Me sentía humillado, no por la situación económica ni por el esfuerzo de mis padres, que siempre he admirado. Sentía que podía haber hecho más para ayudar a obtener ingresos; si hubiera hecho un esfuerzo adicional, podríamos haber mantenido nuestra vida anterior. Sin embargo, los cambios son inevitables en la vida.

Íbamos en camino a lo que sería un cambio radical a lo que antes era mi día a día, no me atrevía a suponer nada para no crearme ideas fantasiosas de lo que podía ser o no ser.


Me entere qué hay chicos de tu edad viviendo en mal de nubes. habló mi mamá desde el asiento del copiloto.

Wow, genial... conteste desinteresado.

Tienen un patio de juegos al frente, también.

Increíble. voltee la hoja de mi libro para continuar con mi lectura.

Ray, no seas así, velo por otro lado, conocerás nuevos chicos que viven en el mismo edificio que nosotros. intervino mi papá. Puede y hagas nuevos amigos.

No estoy interesado en eso.

Tómalo en cuenta, viviremos un buen rato allí, tendrás que hablar con alguien tarde o no.



Solté un ligero suspiro, no tenía ni la emoción ni la ganas de conocer gente desconocida, no tenía la intención de hacerlo.



Sabemos que vas a extrañar mucho a tus antiguos amigos, pero esta puede ser una oportunidad para hacer más amistades. No queremos que te cierres y sientas que no disfrutaste esta etapa.

Es que yo no pedí esta etapa... susurré.



Mis padres reconocían lo desanimado que estaba por más que lo negara. No podía hacer nada más, ya no había vuelta atrás.

Intente despabilarme del tema conectando mis audífonos a mi iPod, dejé reproducir la música en aleatorio mientras continuaba mi lectura. Necesitaba relajarme un rato y que mejor que haciéndolo mientras realizaba mis tres cosas favoritas, leer, escuchar música y valer mierda.

Me esforzaba por contener las lágrimas saladas que deseaban escapar, debía mantenerme firme; mostrarme vulnerable no era una opción. No quería causar tristeza a mis padres, quienes se dedicaban a apoyarme en cada paso. Les agradecía profundamente, desde el fondo de mi ser.

Una hora después, llegamos afuera del edificio.

Habían pocos autos estacionados y varios chicos de mi edad en el patio de "juegos", que solo lo conformaba: una canasta de basketball y unas cuantas bancas.
Vi todo al rededor, la humedad ya estaba consumiendo las paredes pintadas desde afuera. Aunque, no se porque me esperaba tanto, sabía que esta zona sería todo menos lujosa u "acogedora", simplemente habitable, y ya.

Mi padre aparcó el auto al lado de la vivienda. Ambos salieron para supervisar el lugar, dieron un vistazo y dijeron que saliera.
El olor a humedad y hoja seca inundó mis fosas nasales, bastó solo un suspiro para que mis padres supieran que me encontraba cansado. Ellos también lo estaban, ¿quien no lo estaría?

¿Serías feliz de ver cómo tu economía va disminuyendo?

Ahora manteniendo a una familia, es una puta pesadilla.

Me acerqué a la cajuela para sacar las pocas cosas que traíamos; la mayoría tuvimos que venderlas para pagar la gasolina del camino y traer dinero extra. Tomé unas cuantas decoraciones y seguí a mi mamá. Pasé junto a una puerta roja de metal, la entrada. Subí las escaleras, la señora que nos entregaría la habitación nos dijo que viviéramos en el tercer piso.

La habitación tenía sus detalles que la volvían abrumadora, pues la humedad carcomía todo el ambiente, volviéndolo deprimido. La señora hablo unas cuantas cosas más y se fue.


No esta tan mal. habló mi madre tratando de animar. Yo la mire fijamente.

Podemos pintar esas paredes de allí. siguió mi padre.

¿Con qué dinero? murmure, ambos pudieron escucharlo perfectamente.

Tengo muchas ganas de ir a ver las recámaras, ¿quieres ir, Ray? cambió el tema mi progenitora. Acepte para que olvidara lo que dije hace unos segundos.



Al igual que todo lo demás, parecía que en un punto se caería todo por lo descuidado que estaba, más no dije nada.


Está bien. dije.

Cuando tu papá comience a trabajar en la fábrica, podremos comprar lo necesario para decorarla. abrió la cortina desgastada que adornaba la ventana.

¿Cuándo volveremos a la ciudad? pregunté cambiando el tema.

Cariño... mi madre se acercó, acarició mi mejilla como acto de "comprensión". entiendo que estes triste y enojado por todo lo que está sucediendo, créeme que lo que más me pesa a mi es verte así de bajoneado, pero ten la seguridad de que saldremos adelante, los tres juntos.

Odio verlos esforzándose el doble para que no ganen lo que es justo y merecedor. conteste. Mi madre solo sonrió.

Vamos por las cosas que nos quedan, acomodáramos todo para que luzca más hogareño. — asentí una sola vez, aceptando.



Bajamos las escaleras y nos dirigimos al auto. Mamá se adelantó para subir lo que restaba, yo tomé mi maleta, que era lo último que faltaba por sacar, cerré la cajuela y me quede observando.
El cielo seguía azul, lo único vivo que resaltaba en un panorama tan gris. El sonido de una lata chocando con el suelo me saco de mi concentración. Un niño de unos cuantos años menor que yo lanzaba una lata de refresco como "balón". Disimuladamente, solté una pequeña sonrisa, el niño estaba tan inspirado por poder atinarle a la canasta que en ningún intento lo lograba.

Me acerqué a él cuando la lata volvió a resonar en el concreto.



Estira más tus brazos. dije detrás suyo, el se asusto por mi repentina aparición.

¿Mmh? preguntó aún desconcentrado.

La lata no llega porque no estiras tus brazos lo suficiente. agarre el objeto, me posicione frente a la canasta, tomando una distancia considerable, y la lancé, metiéndola en el aro.

¡Eres muy bueno! dijo con emoción Voy a internarlo.



Agarro devuelta la lata, siguió las indicaciones que le dije, logrando su objetivo.



Debes ser el chico nuevo, jamás te había visto por aquí.

No pensaba que se fueran a enterar. susurré.

Los que vivimos en el tercer piso descubrimos que vendría gente nueva. ¿Cuál es tu nombre?

Ray. ¿El tuyo?

Varek. sonrió.



Parecía que el niño llamado Varek iba a hablar, no hasta que aquel grupo de chicos comenzara a abuchear algo, o más bien, a alguien.

No se escuchaba con gran claridad lo que decían, mire a quien inundaban de comentarios. A lo lejos logré ver a una chica, caminando al edificio donde habitaba.

En ningún momento giró a ver a quienes le decían de cosas, caminando con la cabeza en alto y con pasos un poco apresurados.



Es Natasha. dijo. ¡Natasha! la menciono en voz alta, la chica miro a Varek, lo saludo con la mano sin decir nada.



Después, su mirada se fue a la mía, solo unos cuantos segundos, ya que regreso a su caminata, entrando ahora si, por la puerta.



Ella... espere que dijera algo.

Es Natasha, vive en el piso de arriba. llevó la lata a su pecho. Es la chica más bonita que he visto, algún día será mi novia. quise reír por su comentario, este niño apenas salía de la pubertad.

¿No estás muy chico para andar en relaciones?

Natasha dice que aún estoy pequeño para estar con ella, cumpliré los 14 dentro de poco, tampoco es tanta diferencia. estaba realmente ilusionado.

Suerte con eso.



Me despedí del puberto de cabellos cortos y volví a donde me esperaban. Subí, llegando a mi piso.
Estaba a punto de abrir la puerta cuando escuché a lo lejos a dos personas conversar.

❝ Tu madre no ha mandado ninguna carta ❞

Yo creo que ya se olvidó de ti❞.

Se escuchó como aventaban un objeto a una puerta, presentándose los pisoteos ruidosos de alguien, que se desvanecieron al momento de azotar otra puerta.

Intente ignorar lo qué pasó y entre.

Mis padres acomodaban las pocas cosas que traíamos, se veía similar a lo que antes era nuestro hogar.

Me uní a ellos, sería más fácil seis manos que cuatro. Platicamos durante la ordenación de cosas, me sentí mejor hablando con ellos, hace tiempo que no pasábamos tiempo en familia.

Fuera de eso, Valek me agrado, a pesar de ser alguien menor, se veía que era un chico agradable.

» Todo saldrá bien.

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