Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Extra: Un acuerdo de paz, ¿o tal vez no?

El dolor punzante en mi cabeza comienza a volverse insoportable. Aprieto los párpados por un par de segundos antes de tomar una inhalación y tratar de concentrarme en los documentos que tengo al frente. Es tarde, y debería irme a casa pero dado que no tengo absolutamente nada más que hacer, prefiero pasar el tiempo haciendo algo productivo.

La mayoría de los empleados se han ido, así que los pasillos son silenciosos, me siento aliviado de no tener a gente entrando y saliendo de la oficina, me he acostumbrado a la soledad, he aprendido que no hay nada más reconfortante que el silencio.

El mundo ya es un caos total que tener unos minutos de silencio es casi como la gloria.

Sin embargo, eso no dura demasiado porque un par de toques en la puerta interrumpen mi momento tranquilo.

Mi secretaria entra, asomando la cabeza lentamente.

—Señor Beckham —se desliza al interior —hay alguien interesado en hablar con usted.

Miro la hora en mi reloj.

¿Quién viene a casi las diez de la noche para una reunión?

—No tengo tiempo ahora, dile que vuelva mañana —ordeno — y que saque cita.

—Se lo he dicho, pero insiste en que es importante.

Suspiro.

—¿Te dejó su nombre?

—No quiso dar información, dijo que era importante hablar con usted —frunzo el ceño —tengo la impresión de que no se marchará hasta conseguirlo.

Cierro la carpeta y me echo hacia atrás.

—Bien, dile que pase.

Ella asiente, el sonido de sus tacones se escucha mientras se aleja por el pasillo. El silencio vuelve a caer sobre mí y me ocupo en apartar las carpetas para hacer espacio en el escritorio, no quiero que quien sea que venga miré todo el desorden.

Los pasos vuelven a escucharse por el pasillo, esta vez más firmes y pesados lo que me deja saber que quien me busca ha llegado, permanezco con la atención puesta en la puerta y un par de segundos después, alguien entra.

Pero no es ningún desconocido.

No. Conozco bien al hombre que ingresa con paso firme y una sonrisa en los labios.

—Hola, Kyle.

La ira estalla en mi cuerpo, reacciono rápido y casi por instinto tomando el arma que está debajo del escritorio esperando a ser usada en momentos como este, él no se inmuta cuando lo apunto con el arma, mi corazón late con ira mientras mis ojos observan al mal nacido de Benjamín Anderson plantarse frente a mí.

Los recuerdos vuelven a mí de forma instantánea, reproduciéndose en mi memoria como si hubiese sucedido ayer.

Los cuerpos cayendo, la sangre, el funeral de mi familia. Aprieto la mandíbula tan fuerte que mis dientes comienzan a doler, pero incluso el dolor, funciona como un distractor para no ceder ante el impulso que tengo de apretar el gatillo sin medir las consecuencias.

—No has cambiado nada —dice dando un paso más

—¿Qué mierda haces aquí? Si no quieres morir será mejor que te vayas, Benjamín —amenazo.

—He venido en son de paz, Kyle.

Sonrío.

—Lástima que yo no quiera recibirte de la misma manera. Largo de mi empresa ahora.

—Ha pasado tiempo, ciertamente —dice ignorando mis palabras, le da una rápida mirada a la oficina y considero lo que pasaría si decidiera apretar el gatillo justo ahora. —Eres tan exitoso como tu padre.

La mención de mi padre me enfurece.

—Dame una buena razón para no matarte—espeto —y hablo en serio.

Benjamín me mira, con su porte elegante y refinado, su andar seguro, nadie pensaría que es un maldito asesino.

Un hombre que no tiene remordimiento de asesinar a personas inocentes.

Mueve su saco, me pongo en alerta dispuesto a matarlo aquí mismo si es necesario, pero no muestra un arma, al contrario, solo saca una simple fotografía.

—He venido a ofrecerte un acuerdo de paz —dice con tranquilidad.

No miro lo que sostiene entre las manos, me concentro en su rostro, y en controlar las ganas que tengo de disparar. En controlar el impulso que tengo de acabar con el hombre que asesinó a mi familia, y aún así tiene el descaro de aparecerse frente a mí.

—No quiero nada que venga de ustedes, así que fuera, o voy a apretar el gatillo, créeme, deseo hacerlo con cada una de mis fuerzas.

—Quieres matarme, lo sé, te has vuelto poderoso, y no creo que tenga sentido enemistarnos...

—¿Has olvidado lo que tu maldita familia hizo? —mascullo —no quiero una amistad, quiero asesinarlos a todos, no quiero un jodido acuerdo.

Benjamín sonríe, desliza la fotografía y en el segundo en el que miro el rostro de la persona que aparece, toda la furia se va, y quedo en blanco. Siento como si mi cuerpo cayese al vacío, y me sumiera en un trance que me arrebata la estabilidad.

—Mi hija Aria acaba de cumplir veintiuno, está en edad de casarse.

En realidad no estoy escuchando lo que tiene por decir, estoy concentrado en el rostro de la chica que aparece en la foto, en los ojos grises que me roban el aliento, y en el cabello rubio que le cae sobre los hombros.

Sigue igual de bella que la última vez que la vi. Es como si mi mente se apagase, como si la furia se disipase, bajo el arma sin dejar de mirar a la chica que llevo años sin ver, pero que sin duda alguna no he olvidado.

—¿Vienes a ofrecerme a tu hija para que no te mate?

—Un ojo por ojo ¿no es cierto?

¿Qué tan hijo de puta tienes que ser para usar a tu hija como moneda de cambio?

—Un hombre como tú necesita una buena esposa, Aria lo es, te aseguro que podrás hacer con ella lo que desees, pero quiero que nos dejes en paz.

Me obligo a dejar de mirar la foto para encarar al hombre que tengo delante.

—Piénsalo, tú ganas una buena esposa, y a nosotros nos dejas en paz. Es un buen trato.

—Sabes que puedo asesinarla, ¿cierto? Que puedo matarla si quisiera apenas lleve mis apellidos.

Se encoje de hombros.

—Un ojo por ojo, ¿no es cierto? —repite sin inmutarse —nadie te puede culpar si lo deseas, yo lo único que quiero, es que nos dejes en paz.

—Tú hija no te importa en lo más mínimo si me la ofreces con tanta facilidad, ¿crees que en serio la tomaría a ella en modo de venganza? No gano nada.

—Los hombres poderosos necesitamos a buenas esposas a nuestro lado, mujeres que sepan obedecer, que destellen a nuestro lado, te aseguro que mi hija es eso y mucho más, ha sido educada para ser una buena esposa, para complacer. Estoy seguro de que no puedes negarme que es bellísima.

—Eso no significa nada —sonrío dejando el arma a un costado. —No necesito una esposa florero, no quiero una chica que solo sirva para complacer, me estás subestimando, Benjamín.

—Nunca subestimo a nadie —sonríe acomodándose el traje —piénsalo, pero no demores demasiado porque tengo una larga lista de candidatos para ella.

Mis manos se cierran con fuerza, clavando las uñas contra la piel. No debería de estar considerando siquiera su propuesta, debería solo limitarme a disparar, en acabar con uno de los hombres que arruinó mi vida, pero no lo hago. Me quedo inmóvil mirando la foto.

—Podemos acabar con esta guerra, Kyle, la decisión está en ti.

No me da tiempo de responder, deja la fotografía sobre el escritorio y se marcha.

Acabar con la guerra, no, esta guerra nunca acabaría hasta que los Anderson estén bajo tierra.

Porque ellos asesinaron a mi familia, y tengo que vengar sus muertes, se los prometí y ni siquiera una inocente chica de mirada angelical va a poder cambiar eso.

—Dime que no lo estás considerando —mi madre me observa furiosa —después de todo lo que esas personas nos hicieron, ¿realmente lo consideras?

—Mamá...

—No —espeta —ella es igual de culpable que toda su familia, seguramente está tan involucrada como todos ellos, es una Anderson después de todo.

Cierro los ojos por un par de instantes.

—Dime que no vas a hacerlo.

No respondo, miro la fotografía que tengo entre las manos. La sonrisa sincera que porta, la mirada iluminada. Aria Anderson, modelo reconocida de Washington y probablemente la única mujer en la que he pensado todo este tiempo.

Sus rasgos han cambiado desde la última vez que la vi, en ese entonces ella debía tener unos quince años pero ahora...ahora se ha convertido en toda una mujer, en una mujer que no debería despertar ni una sola sensación en mí porque forma parte de aquellos que nos dañaron.

Mi madre se aproxima y no puedo hacer nada cuando me arrebata la fotografía de las manos. Reacciono incorporándome para recuperarla y ella me detiene.

—No, ella ya no vale la pena —dice con firmeza —¿realmente podrías compartir tu vida al lado de alguien que comparte lazos con quienes nos arrebataron a tu padre, a Jonhson?

—No lo entiendes...

—¿Qué no entiendo? —los ojos de mi madre se humedecen y se aproxima, extiende la mano para acariciar mi rostro y sonríe suavemente —sé que la quisiste, pero eso fue antes, cariño. Antes de todo el infierno, no mereces ser infeliz al lado de esa mujer. Ella nunca podrá hacerte feliz, ¿Cómo podría? Su familia mató a la nuestra, es tan culpable como todos ellos.

¿Ser infeliz a su lado? Quiero decirle que no he dejado de ser infeliz desde que papá y John murieron, que hace mucho que no me siento feliz, que no sé cómo es que vivía antes de eso.

—¿Y si ella puede ayudarnos? —inquiero —¿y si podemos usarla para acabar con todos ellos?

Sacude la cabeza en desacuerdo.

—Puedes hacerlo sin ella, lo sabes. Tienes un plan, ella no vale lo suficiente.

Mis manos se aprietan con fuerza, ¿por qué maldita razón ahora estoy dudando de todo? Sé que no la necesito, pero una parte de mí quiere tenerla a mi lado, no quiere dejar pasar la oportunidad de hacerla mi esposa.

Es claro que no le importa mucho a su familia si me la están entregando con tanta facilidad, pero si ella realmente...

Mis pensamientos se interrumpen cuando la puerta de mi estudio se abre y Josh, uno de mis mejores amigos, ingresa.

—¿Qué...?

—Lo he llamado para que te haga entrar en razón —dice mi madre

Suelto una maldición por lo bajo, me revuelvo el cabello y le doy la espalda a ambos mientras me fijo en el retrato de mi padre.

—Sabes que no la necesitas —Josh me observa con escudriño —así que no entiendo porque quieres hacerla parte.

—Quiero acabar con ellos, quiero mandarlos al infierno, a donde pertenecen, y no esperaré más tiempo para lograrlo. Si me caso con ella podré estar más cerca de esos hijos de puta, podré cumplir mi promesa y estar al fin en paz.

—Si te casas con ella estarás en todo, menos en paz.

Josh sacude la cabeza.

—Es una locura, odias a su familia, ¿cómo podrás manejar eso?

Lo miro, él entiende perfectamente sin necesidad de que diga algo.

—Ella es inocente, Kyle.

—Nadie que venga de esa familia es inocente —espeto y las palabras me queman por dentro —y si lo es, tal vez entonces es el karma de los Anderson, porque nosotros éramos inocentes, y a ellos no les importó.

—¿Serás igual que ellos entonces? —inquiere con cautela.

Sonrío con malicia.

—No, seré mucho peor.

Llevo dos noches sin dormir.

Y sé bien cuál es el motivo.

Le he dado vueltas y vueltas intentando apartar la idea de mi mente, pero no lo he conseguido. Sé que es una locura, y sé que no debería hacerlo pero hay algo dentro de mí que me impide rechazarlo.

No puedo casarme con ella porque eso solo me conducirá a mi propia destrucción, pero necesito vengar a los míos y en este punto, esa parece ser la forma más rápida de llegar a ellos.

He investigado todo cuanto he podido, y lo único que he obtenido en todas las horas de tormento, es descubrir que Aria Anderson en realidad no parece tener demasiada relación con su familia, pero debe de haber algo, sé que lo hay.

Es irónico que mi propio enemigo sea quien vino a mí para acabar con una guerra que ellos comenzaron, ¿Qué tan cruel puede ser la vida para poner en mi camino a la única mujer con la que podría pensar en un matrimonio? Pero eso fue hace seis años, eso fue antes de perder a las personas que más amaba en este mundo, eso fue antes de que esos hijos de puta me convirtieran en un monstruo.

Porque sé que los soy, sé que solamente un hijo de puta puede estar considerando casarse con una mujer para vengarse, una mujer que tal vez no tiene la culpa de nada, pero si algo he aprendido, es que la vida no es ni remotamente justa.

A veces somos simples peones en un juego que hemos perdido desde el inicio.

Yo lo fui.

Desee haber muerto esa noche, por mucho tiempo desee estar en una tumba junto a mi padre y hermano, y ese sentimiento sigue incrustado en mi pecho, ¿qué tengo que perder? Nada, y sí mucho por ganar.

En el peor de los casos, ellos terminarán asesinándome, en el mejor... ellos obtienen su merecido, pudriéndose en el infierno, el sitio en donde pertenecen.

Así que lo decido, tengo innumerables opciones, pero la elijo a ella.

Tomo el celular antes de arrepentirme, buscando el contacto que he conseguido de mis innumerables investigaciones, y llamo.

Él responde al segundo tono.

—Kyle, ¿tienes una respuesta?

—Tú hija será mía, y una vez que lo sea, no habrá nada que puedas hacer para recuperarla.

—¿Vas a dejarnos en paz?

Sonrío. —Tal vez.

El silencio se prolonga por varios segundos.

—Creo que correré el riesgo. No vas a arrepentirte, Kyle.

No, no seré yo quien lo haga. Cuelgo la llamada, aprieto los párpados sintiendo la amargura llenarme por dentro como un maldito veneno.

Volteo brevemente hacia la mesita de noche en donde la fotografía descansa, extiendo la mano, acariciando el rostro de la mujer que sonríe y en cuanto reconozco el sentimiento comenzar a incrustarse en mi pecho, lo aparto.

Mi mano se cierra entorno a la foto, arrugándola hasta que queda hecha una bola arrugada que termino lanzando lejos de mí. Porque esto sería así, ella sería solo un escalón para obtener mi venganza.

Pero ya lo dije antes, para la vida a veces somos un simple peón. Creí que ella sería el peón de mi juego, pero lo que nunca pude imaginar, es que Aria Anderson sería todo, excepto un peón, porque ni siquiera pude imaginar que ella sería la auténtica reina y yo sería quien terminara a sus pies. 

______________________________________________________________________

Holaaa, he trabajado mucho en este extra y al verdad es que ningún resultado me convencía, pero espero que les guste mucho!

Pronto tendremos noticias de la historia de Johnson, así que estén pendientes!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro