38- Un absoluto final
Aria.
El embarazo trae consigo muchas cosas que nadie te dice. Conforme los meses pasan, la emoción crece, pero también se vuelve más difícil. Una parte de mí repite constantemente que todo saldrá bien, y que no tengo nada por que preocuparme, pero hay otra, una pequeña parte de mí que se siente increíblemente aterrada por lo que viene a continuación, y cuando el hijo de Bea nace, solo sé que ese miedo se vuelve muchísimo más grande.
Bea tiene un precioso niño al que llama Thiago, estuvimos con ella en el hospital aún cuando Kyle dijo que no estaba de acuerdo con que esperase en una sala pero no pudo hacer demasiado ante mi insistencia de quedarme. Bea aún no superaba del todo el hecho de que Ron no hubiese vuelto, y me partía el corazón ver a mi amiga destrozada en el nacimiento de su hijo.
Kyle no tuvo que decirme nada para que yo supiera lo que había pasado con él, algo que Bea seguramente no quería aceptar, ella prefería creer que su esposo había huido, y que nunca volvería. Supongo que eso no es algo que se supere con facilidad y ni los meses que habían pasado borraban ese hecho.
Pese a eso, estuvimos para ella, estuvimos a su lado e incluso me sorprendió cuando Kyle aceptó, algo dudoso, que seamos los padrinos del pequeño y adorable Thiago. Ahora, él tiene cerca poco más de dos meses de nacido, y yo estoy cumpliendo los nueve meses.
—No me iré de aquí aunque me eches —afirma Kyle esa noche cuando entra al departamento —no quiero tener que conducir como desquiciado cuando me llames diciendo que nuestra hija ya quiere nacer.
Sonrío cuando él deja una maleta de tamaño regular a un costado del armario.
—Y dado que no aceptarías venir a la casa, me quedaré aquí —sonríe y se cruza de brazos —¿alguna objeción?
—¿Por qué habría de tenerla? —cuestiono tratando de retener la sonrisa —no significa ningún problema para mí.
—Por primera vez me alegra que no me discutas —dice satisfecho —y aprovecharé tu disposición a no discutir para hablar el tema que no me has respondido.
Suelto un suspiro cuando lo escucho decir aquello, retrocedo hasta llegar al colchón, Kyle se mantiene en silencio, observándome, en espera de una respuesta. El tema que he estado evitando responderle, es sobre como será nuestra dinámica una vez que nuestra hija esté con nosotros.
Ahora tenemos "vidas separadas", no podría considerar apartar a Kyle porque es su padre, y sé que hay momentos que no debe perderse, momentos que tal vez solo pueda tener si estamos cerca el uno del otro.
—El tiempo se agota, querida, y no quiero agobiarte con estos temas una vez que estés en el hospital.
—Lo sé —tomo una inhalación y bajo la vista a mi abultado vientre —es solo que no he llegado a una solución, no vivimos juntos y no quiero...no quiero que los planes que tenemos tengan que modificarse para beneficio de alguno de nosotros.
—Escucha, no tienes que mudarte de nuevo, puedo quedarme aquí al menos las primeras semanas, solo por las noches para que puedas descansar, y luego...luego podremos llegar a un acuerdo.
—¿La clase de acuerdo que necesita abogados presentes?
Kyle suspira. Sus hombros se elevan y desvía la mirada, luego de nuestro divorcio, no hablamos mucho sobre como resolveríamos el hecho de la llegada de nuestra hija. Kyle se mantenía amable en el asunto, la decisión la tenía yo, pero con tantas cosas que se avecinaban, es aterrador no saber cual es la correcta.
—No he mencionado abogados en ningún momento —dice con calma —¿quieres que los haya?
—Solo digo que si vamos a tener un acuerdo, deberíamos asegurarnos que ninguno lo incumpla, ¿no crees?
Sus ojos se estrechan, se mantiene en silencio con la mirada fija en mí. Los segundos pasan y él no dice nada, lo que me hace comenzar a sospechar que tal vez mis palabras no le sentaron demasiado bien.
—¿Qué crees que podemos incumplir? —se cruza de brazos y ladea la cabeza —¿crees que puedo llevarme a nuestra hija así sin más? ¿Crees que haré algo como eso?
—No, pero creo que si estamos haciendo las cosas bien, deberíamos asegurarnos que todo siga exactamente igual. ¿No lo crees?
—Bien, entonces llamaré a un par de abogados de confianza para que podamos solucionar esto.
Se da la vuelta, lo observo tomar su teléfono mientras se aparta y parece tener toda la intención de marcharse de la habitación. Me incorporo, mi movimiento hace que voltee hacia mí y se detiene cuando ve que avanzo hacia él.
—Kyle, no tienes que tomarlo así, esto es solo para que las cosas sigan en orden.
—Lo sé —sacude la cabeza —es solo que nunca imaginé que esto...es decir, que tendríamos que recurrir a abogados y esas mierdas.
—¿Esas mierdas?
—No es esto lo que quiero —dice encarándome —no quiero tener que seguir las órdenes dictadas en un papel, quiero...quiero tener libertad con nuestra pequeña, ¿eso está mal? Creo que tengo miedo de que una vez que los términos se den por sentado...eso sea todo.
Una sonrisa suave se apodera de mis labios, este hombre que expresa sus miedos y temores no se parece en nada al hombre con el que me casé, este que muestra y habla ahora de sus miedos, debilidades, de lo vulnerable que puede sentirse...hace que mi corazón se derrita y lo quiera un poco más.
—No voy a alejarte de nuestra hija si eso es lo que temes, puedes quedarte las primeras semanas si lo deseas, sé que hay momentos que solo pueden tenerse esa vez y el hecho de que ahora estemos separados no quiere decir que tengas que perdértelos. Los acuerdos son solo una forma de asegurarnos que seguimos haciendo las cosas bien, ¿de acuerdo? No tenemos que poner días de visitas ni horarios.
—Es solo que no quiero que mi relación con nuestra hija esté condicionada por un papel —confiesa —sé que no me apartarías de ella, no lo hiciste antes así que sé que no lo harás ahora.
Una sonrisa crispa sus labios cuando mi mano envuelve la suya, sin embargo, antes de que pueda decir, o hacer algo más, siento el líquido escurrir por mis piernas. Bajo la vista alarmada, una respiración entrecortada brota de mis labios mientras mantengo la mirada fija en la humedad de la alfombra.
—¿Qué ocurre?
—Kyle, creo que la reunión con los abogados debe posponerse.
—Pero ni siquiera hemos dicho...—su mirada recae en mis zapatos, una maldición brota de sus labios cuando entiende lo que ocurre y luego...sus ojos se encuentran con los míos —¿debería ir por el bolso ahora?
—Teniendo en cuenta que he roto fuente, sí, Kyle, creo que sí.
—De acuerdo —me suelta y casi corre hacia el armario, tomo una respiración mientras cierro los ojos y recuerdo todas las indicaciones de las clases prenatales a las que Kyle y yo hemos asistido en los últimos meses.
—Llamaré al chofer porque...joder querida, si conduzco en este estado creo que voy a provocar un accidente.
—Soy yo la que va a tener un bebé —objeto —y la que está a punto de tener contracciones.
—Y a mi se me permite estar nervioso, ¿vale? —debate mientras se cuelga el bolso con estampado de ositos rosas en el hombro, toma su celular y le toma un par de segundos llamar al que creo es el chofer. Su mano se coloca en mi espalda baja, me apoyo de su cuerpo mientras salimos de la habitación y anoto mentalmente que pase lo que pase, Kyle no se tiene la culpa de lo que sufriré a continuación.
Bueno, técnicamente él fue quien puso su esperma en mí así que tiene grado de culpa.
—Quiero disculparme de ante mano por todos los insultos que pueden salir de mi boca hacia tu persona, a partir de este momento.
Me mira como si no entendiera pero cuando la primera contracción aparece y suelto una palabrota, parece entender.
—Claro, lo tengo.
—Y Kyle...
—¿Sí?
—Aunque diga que te odie no es verdad, ¿vale? Todavía te quiero, y te querré aunque diga lo contrario.
Se detiene, sus ojos se fijan en los míos y sonríe un poco más.
—Me alegra saber eso, yo también...
—¡Oh, joder! ¡Muévete! —exijo cuando una nueva contracción aparece —no es momento de sentimentalismos ahora.
Una risa ronca brota de sus labios.
—Vaya mujer de la que me he enamorado —dice con el tono que estoy segura es para el mismo, pero que puedo escuchar.
No respondo, pero la sonrisa en mis labios debe revelarle que lo he escuchado, y ahora mismo creo que puedo olvidarme del dolor para confesarle que yo también estoy un poco enamorada de él.
(...)
Sí, lo que dije antes era una mentira.
No estoy en lo absoluto enamorada de este hombre, he perdido la cuenta de las veces que le he dicho que no volverá a colocar su esperma en mi interior, y lo mucho que he repetido que tiene mi odio, sé que si no fuese por mi advertencia en la casa...ahora mismo Kyle lo creería.
Pero llevar cuatro horas en trabajo de parto...debería considerarse una tortura. Kyle sostiene mi mano, estoy bastante segura de que la tendrá entumecida una vez que esto acabe, pero ha sido un hombre inteligente como para no quejarse en lo absoluto.
Un grito doloroso brota de mis labios cuando el doctor indica que tengo que pujar, estoy agotada, el sudor me cubre por completo y creo que he agotado todas y cada una de mis fuerzas.
No sé en realidad como es que continúo despierta a pesar del increíble dolor que me atraviesa, y del esfuerzo casi sobrehumano que estoy haciendo.
—Vamos, Aria, una vez más —la voz del doctor me hace querer estrangular a todos —necesito que pujes una vez más.
—Kyle te juro que no volveré a tener sexo contigo en mi vida —exclamo con dolor.
—No me advertiste de estas amenazas —debate —pero las acepto, no diré nada.
Una nueva contracción me invade y me aferro a su mano sintiendo las lágrimas quemar en mis ojos porque de pronto siento que no soy capaz de continuar de este modo, el miedo vuelve convertido en una avalancha que puede enterrarme y de la cual no sé como escapar.
—Ya casi está, querida —la voz de Kyle me hace abrir los ojos —puedes hacerlo, eres tan valiente y puedes hacer esto.
—No lo creo —sollozo sintiendo el dolor incrementar en mi cuerpo —no puedo...
—Aria, necesito que pujes otra vez —el doctor insiste —vamos, hazlo por tu bebé.
Ahora es la mano de Kyle quien aprieta la mía, su otra mano libre me acaricia la frente, y sonríe. Sus ojos ahora son cálidos, el azul ha dejado de ser frío para mostrarme un mar claro en el que me siento segura.
—Puedes hacerlo querida.
No sé de donde saco la fuerza para hacer lo que el doctor me pide, me aferro a su mano mientras un grito adolorido se lleva toda mi fuerza, creo que son eternos segundos en los que siento el dolor traspasarme hasta que lo escucho...
Dicen que cuando escuchas el primer llanto de un bebé es un sonido angelical, uno lleno de vida, la clara evidencia de que alguien nuevo ha llegado al mundo.
En el segundo es el que escucho su llanto, las lágrimas se desbordan. Me siento agotada así que me dejo caer contra la almohada mientras los médicos hacen su trabajo, Kyle me observa, y tiene la mirada tan iluminada como nunca antes, sus ojos brillan y creo que puede romperse aquí mismo.
—Felicidades, señores Beckham. Son padres de una preciosa y saludable niña. ¿El padre desea cargarla?
Kyle parece no reaccionar mientras ve a la enfermera acercarse, su respiración está agitada y mi corazón se enternece ante la escena.
—Cariño —voltea hacia mí —te han preguntado si quieres cargarla.
—Oh, sí, claro que sí —parpadea y en ese segundo me doy cuenta de las lágrimas acumuladas en sus ojos.
Los miro con adoración, la enfermera se acerca y se la entrega, es demasiado pequeña para estar entre los brazos de su padre, pero Kyle la toma con sumo cuidado, como si no quisiera hacerle ni un solo daño.
—Oh, hola muñequita —su voz sale en un susurro lleno de amor —soy yo, papá.
Mis ojos se llenan de lágrimas mientras lo miro, mientras lo miro lucir tan feliz en mucho tiempo. Está absorto, mirando a nuestra hija con tanto amor y adoración, y me doy cuenta entonces de lo mucho que Kyle necesitaba esto, el tener una familia, el ser amado...y el tener a alguien a quien poder amar.
Se acerca con lentitud para entregármela, más lagrimas brotan de mis ojos cuando la sostengo, el cabello tan negro como el de su padre, sus mejillas sonrosadas y la forma en la que aprieta sus diminutas manos antes de llorar.
—Hola, Camille —susurro apegándola a mi pecho —bienvenida al mundo, cariño mío.
El cuerpo de Kyle se desliza a mi costado, siento sus brazos envolverme, y luego sus labios presionando contra mi frente.
—Eres lo mejor de mi vida —susurra —desearía haber tenido más tiempo, pero te prometo que a partir de ahora nunca más importará el pasado, porque quiero una vida junto a ti y junto a nuestra hija.
Lo miro, la sinceridad destella en su mirada y ahora, sosteniendo a nuestra pequeña entre mis brazos, sé que es el momento de decirle la verdad.
—Nos tendrás en tu vida para siempre —prometo.
—Te amo, querida —sus palabras me envuelven y me hacen sonreír.
Sí, el dolor me ha hecho decirle que lo odio muchísimas veces pero eso ahora ha pasado, ¿a quién le importa?
Ahora sé que no hay nada que pueda impedir lo que siento por Kyle, eso tiene un nombre, lo he reconocido, y no quiero seguir callándolo.
—Yo también te amo, Kyle Beckham.
Sus ojos chispean con emoción, sonríe antes de apegarme a su cuerpo y hacerme sentir tan segura como solo él puede conseguir. Kyle ahora se siente como un hogar, y no hay mejor sitio en el que desee estar.
Kyle.
Tres días después, Aria está de vuelta en casa junto con nuestra pequeña hija, Camille. Una preciosa niña con el cabello tan negro como el mío, pero con todos los rasgos de su madre.
Al final, optó por quedarse en mi hogar, su abuela vino con ella y organizamos una pequeña fiesta de bienvenida, sólo con Bea y el pequeño Thiago, mi madre, Fanny, Johnson, Lauren y claramente Ceci.
Luego se unieron Josh y Dominik, quienes sorpresivamente se comportaron como nunca antes.
Estuvimos varias horas reunidos antes de que Aria dijera que deseaba descansar, así que las acompañé arriba para que pudieran acomodarse.
—Lamento dejar a todos abajo así sin más —dice cuándo se ha acomodado en la cama.
La cuna de Camille está a su costado, tan cerca para que ella pueda tomarla si llora.
—No te preocupes por ellos, entienden perfectamente que debes descansar.
—No tienes que quedarte conmigo —dice con suavidad —puedes ir abajo y celebrar con Josh y Dominik.
—¿En serio crees que prefiero celebrar con ellos antes que estar contigo? —arqueo la ceja —por supuesto que no, prefiero mil veces estar aquí.
Me acomodo a su lado, ella no parece tener objeción por la forma en la que me acurruca a mi lado, recostando la cabeza contra mi pecho.
—Fue demasiado rápido, ¿no lo crees?
—Ni que lo digas —acaricio su cabello —es preciosa, Aria, sin duda alguna es la bebé más bonita del universo.
Escucho su risa, el sonido me llena por completo. Es un sonido alegre, genuino. Lleno de felicidad.
—Es increíble, ¿no crees? Él que ahora estemos aquí, que Camille exista...todo es tan...
—Increíble —termino la frase por ella —a veces creo que todo es un sueño, ¿sabes? Aunque suene demasiado cliché pero a veces creo que todo ha sido un sueño y que no estás aquí.
Sus ojos se enfocan en los míos. Su mano acaricia mi pecho y sus labios forman una sonrisa genuina.
—Pero estoy aquí, y lo estaré siempre. Nos tienes, somos tu familia ahora.
—Siempre has sido mi familia —susurro acariciándole el rostro —solo no podía darme cuenta, siempre has sido tú, fuiste como un jodido lazo que me atrapó desde el minuto en el que te vi, uno que no pude deshacer. Caí ante ti sin siquiera darme cuenta, te amé sin siquiera saber que lo estaba haciendo, y ahora que lo sé, juro que nunca más seré el hombre del pasado, tendrás la mejor versión de mí, y pondré todo mi esfuerzo en que tú y nuestra niña, sean felices.
—Vas a ser un padre excelente, lo sabes, ¿verdad? —tomo una pequeña inhalación, sintiendo mi corazón encogerse ante la mirada confiada que ella me dedica.
—No lo sé en realidad, puede que sea un asco —me encojo de hombros —pero haré mi mejor intento.
—No quiero abogados, ni reuniones, quiero que Camille tenga una familia —susurra y me pierdo en su mirada.
Sonrío, me inclino posando los labios en su frente.
—Claro que la tendrá, querida, claro que la tendrá.
Aria se recuesta mejor en mi pecho, su respiración se vuelve lenta y pronto me doy cuenta de que se ha quedado dormida, entonces sé que no puedo fallarles. Esta es mi familia, y haré lo que sea necesario, para garantizarnos un absoluto final feliz.
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¡Poco a poco nos acercamos más al final!
Nos queda 1 capítulo más, + el epílogo + 1 extra.
El epílogo y el extra los subiré el mismo día, que será el viernes aproximadamente a las 9/10 pm.
¡No se olviden de votar y comentar! Significa mucho para mí.
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