35.- Lo que debió de haber sido
Kyle
Es curioso como cuando has actuado toda tu vida de una manera, cuando lo que te ha guiado en los últimos años desaparece, es como transitar sin rumbo, como si de pronto todo se hubiese perdido tan de repente.
No debería ser así, siempre supe que una vez que consiguiera mi venganza podría tener la vida que los Anderson me arrebataron, pero ahora, ya no estoy tan seguro de eso.
Ahora que todo ha acabado, no sé muy bien qué esperar del futuro, y la incertidumbre se siente como una amenaza de la cual no puedo defenderme.
—¿Qué se supone que pretendes con esto? —Josh me observa con cautela, no se atreve a cuestionarme, pero sé que tiene muchas preguntas. Preguntas que definitivamente no responderé.
—No pretendo nada, esto es lo que debió haber sido desde el inicio —tomo una inhalación. —Esto debe de ser así.
—Ella no ha dicho nada al respecto.
Tomo una inhalación, observo por el ventanal de mi despacho hacia el jardín, una leve sonrisa aparece en mis labios cuando reconozco a Aria disfrutar de la piscina, en las últimas semanas había estado más sonriente que nunca, también diseñaba, muchísimo, y parecía incluso estar trabajando en serio en el traje que le pedí.
Ambos retomamos nuestras vidas, o bueno, tanto como se nos fue posible. Mi madre y Fanny han vuelto y aunque no tienen la mejor relación, sé que no tengo que preocuparme porque mi familia pueda lastimar a Aria de alguna manera.
Johnson también estaba intentando adecuarse a ya no tener que fingir estar muerto, por ser el mayor le correspondía a él la dirección de la empresa pero cuando sugerí transferirle el poder, se negó.
Tuvimos que responder muchas preguntas de los accionistas cuando Johnson se presentó, pero nada más.
—No he hablado con ella, aún —regreso la vista a mi amigo —lo haré pronto.
Asiente, se acomoda mejor en el asiento y centra su completa atención en mí, eso es suficiente para dejarme saber que no planea quedarse callado.
—¿Por qué?
—Oh, joder, habías tardado mucho en hacer preguntas —me quejo —¿podrías solo no cuestionarme esta vez?
—Es que no lo entiendo —sacude la cabeza —Kyle, después de todos estos años al fin puedes tener la vida que mereces, con la familia que deseaste. No entiendo porque tienes que hacer esto exactamente ahora, justo cuando todo comienza a alinearse para que seas feliz.
—Esto no significa que no vaya a serlo —objeto —solo...solo estoy corrigiendo mis errores del pasado.
—Bueno, entonces me conformo con saber que lo estás haciendo por una buena razón. ¿No es cierto?
—Claro que es una buena razón.
No tenemos oportunidad de continuar con nuestra conversación, porque Johnson llega. Nuestra convivencia aún era un poco...extraña. Es decir, ¿Cómo se puede actuar con naturalidad delante de tu hermano al que creías muerto durante seis años?
Una parte de mí se ha convencido de que nuestra relación sigue siendo la misma antes de que los Anderson nos jodieran, pero supongo que hay cambios que no pueden ser revertidos. Y no sé cuanto he cambiado, o si he llegado al grado de no poder dar marcha atrás.
Johnson ve los documentos sobre es escritorio pero no dice nada. Parece que no ha perdido su habilidad de detectar los temas en los cuales no debe inmiscuirse.
—¿Necesitas algo? —inquiero cuando Josh se ha ido y me quedo a solas con él.
—No, es decir, sí —sonríe a medias y se coloca sobre uno de los asientos —desaparecí por mucho tiempo, y aunque los seguí de cerca, realmente no creo que pueda compararse con haber vivido con mi familia ciertos momentos que no podrán repetirse, sin importar cuantas fotografías mire.
—¿Qué tratas de decir?
—Que siento que no eres el mismo, y lo sé, es completamente entendible pero creo que una parte de mí esperaba volver y que todo siguiera como antes.
Una sonrisa triste curva mis labios.
—Nada va a ser como antes, John. Fueron seis largos años, y si nos seguiste de cerca, sé que habrás visto el hombre que fui. No soy el hermano que recuerdas.
—El hermano que yo recuerdo estaba loco por cierta rubia de ojos grises—se burla —a mi parecer no has cambiado tanto.
—Oh, púdrete —me rio —¿Qué hay de ti? ¿No tuviste a nadie en este tiempo? ¿Una esposa oculta?
Arruga la nariz.
—Nada fuera del rollo de una noche, es decir, no tenía tiempo para algo serio. Estaba cuidado de mí, y tratando de encontrar el mejor momento para volver a mi familia, tener un amorío...
Una risa abandona mis labios.
—Definitivamente hay cosas que nunca cambian.
—Según recuerdo no hablábamos de mí —objeta.
—Ya no hay nada que hablar, John —sonrío con ligereza —va a llevarnos tiempo, y creo que más a ti para poder recuperar toda la vida que tenías antes, pero si algo he aprendido en estos años, es que nada es imposible. A veces las mejores cosas suceden sin siquiera esperarlas.
—Joder, ¿qué has hecho con mi hermano? ¿Quién carajos eres tú?
El despacho pronto se llena de carcajadas, del sonido divertido del cual me privé durante muchísimo tiempo.
—Sé que probablemente estás ocupado —señala los documentos —así que no te quito más tu tiempo.
—¿Has pensado en lo que te dije?
—No.
—Johnson...
—No —repite con firmeza —las empresas son tuyas, tú eres quien ha trabajado por lo que tenemos ahora, fuiste tú quien las levantó, quien creo su propio imperio, ya no me pertenece, tal vez antes lo hacía pero ese imperio quedó en cenizas, este...este es solo tuyo, hermanito.
Una sonrisa suave crispa mis labios cuando él deja un par de golpes sobre la mesa, tal y como mi padre solía hacerlo luego de dar algún consejo, o de haber tenido una plática amena, supongo que hay rasgos que se heredan...hay cosas de las personas que amamos, que se quedan con nosotros para siempre, y están ahí hasta que se convierten en parte nuestra.
(...)
Llevo dos semanas pensando si esto es la decisión correcta. Antes, estaba convencido de que lo era, ahora...ahora no estoy tan seguro de eso.
Aria está en el baño, y yo estoy aquí, con la carpeta sobre mis piernas tratando de armarme de valor para lo que haré apenas ella salga.
Sé que no puedo seguirlo postergando, sé que si realmente quiero tener una oportunidad...una real...tengo que hacer esto.
—La doctora dice que es probable que en la siguiente cita sepamos el sexo del bebé —Aria habla del otro lado de la puerta —¿tienes alguna preferencia?
—No —continúo mirando los documentos mientras hablo —sabes lo que pienso, siempre y cuando sea un bebé sano, el sexo no me importa.
—¿Deberíamos hacer una revelación sorpresa?
Mi esposa sale con la toalla enrollada en la cabeza y una fina bata de seda, Aria luce preciosa aun en camisón, y creo que esta imagen de ella, la natural, es sin duda alguna la que me tiene fascinado por completo.
—¿Crees que sea necesario? —inquiero —si tú quieres, podemos hacerlo.
—No se trata solo de lo que yo quiero —resopla —es una decisión de ambos.
Sonrío levemente. Aguardo en silencio hasta que ella se suelta el cabello y comienza a cepillarlo, le doy su espacio mientras hace su rutina facial, y solo cuando se acerca a la cama, parece notar que algo ocurre.
—¿Pasa algo? —sus cejas se fruncen —estás muy callado, no es habitual.
—Siéntate, querida —palmeo el colchón —hay algo de lo que debemos hablar.
Su ceño fruncido se profundiza muchísimo más. Asiente levemente antes de deslizarse sobre el colchón, sus ojos se posan entonces en la carpeta sobre mis piernas, carpeta que parecía haber estado ignorando hasta ahora.
—¿Qué ocurre?
Lentamente deslizo la carpeta hacia ella, Aria la toma con duda, sus ojos se fijan en los míos como si estuviese haciendo un intento por encontrar respuestas, pero no halla ninguna.
En cuanto abre la carpeta y sus ojos leen el interior, cuando eleva la mirada con los sentimientos explotándole en la pupila, mi corazón cae al vacío y requiero toda mi fuerza de voluntad para decir:
—Aria, creo que tenemos que divorciarnos.
En sus manos, sostiene el acta de divorcio. Un documento que ya ha sido firmado por mí, y que solo necesita de su firma para poder culminarse.
—Kyle, ¿qué...? —cuando me mira, luce herida así que tengo que apresurarme a hablar antes de que ella saque conclusiones erróneas.
Extiendo la mano para tomar la suya pero se incorpora con rapidez, lanza la carpeta hacia el colchón consiguiendo que los papales se esparzan.
—¿Así que es todo? ¿Solo me das los malditos papeles diciendo que quieres el divorcio?
—Aria...
—¡No! —exclama y sus ojos se humedecen —creí que al menos significaba algo para ti, pero creo que después de todo...sigo equivocándome contigo.
Sus palabras me golpean, retengo la respiración sintiendo la habitual punzada atravesarme por completo. Realmente sopesé todas las reacciones que mi esposa podría tener, pero ni el haberles imaginado miles de veces, ayuda ahora que tengo que hacerle frente.
—No es como piensas. ¿Puedes dejarme que lo explique?
—¿Qué más explicación hay detrás de esto? —su voz tiembla y me siento un jodido imbécil. Verla llorar siempre ha sido mi punto débil, mirarla herida es una daga más que se suma a todas las que ya tengo en el pecho.
Mientras más la miro, más me doy cuenta de lo que esta mujer significa para mí. Lo mucho que la amo, lo mucho que significa en mi vida. Y es por eso que tengo que hacer esto, no porque quiera que esté lejos de mí, sino porque quiero que del mismo modo en que yo la quiero tanto, ella también lo sienta por mí.
—Querida, nunca quisiste casarte conmigo. Nuestro matrimonio nació por la venganza, por el odio de dos familias que querían destruirse la una a la otra. Nació con un hombre que buscaba culpables y una mujer dispuesta a asumir un sacrifico que no le correspondía.
Sus ojos brillan por las lágrimas, luce preciosa con el cabello cayéndole sobre los hombros y el vientre más notorio, revelando el avance de su embarazo. Nunca consideré poder tener una familia, nunca pude imaginar ser un padre pero ahora lo soy y estoy experimentando tantas cosas para las cuales nadie nunca te prepara.
Nadie te prepara para enamorarte perdidamente de alguien más.
—¿Así que ahora decides que ya no quieres estar conmigo?
—No —me incorporo para conseguir acercarme aún cuando ella parece rehuir a mi presencia —claro que quiero estar contigo, y esto no quiere decir que voy a olvidarme de nuestro hijo, porque nada podrá hacer que lo olvide.
—¿Entonces por qué haces esto, Kyle?
—Porque te amo —la emoción cruza por su rostro —te amo tanto, Aria, que no puedo retenerte por más tiempo. Te amo de una manera feroz, te amo tan salvajemente que no puedo con la idea de que tú continúes a mi lado solo porque no tienes opción. Porque claro que las tienes, ahora tienes cientos de opciones delante de ti, y odiaría que no pudieras darte cuenta de eso.
—Kyle...
—Te quité tu libertad, te arrebaté sueños que nunca debí de haber tocado. He tratado de remediar mis errores del pasado pero solo hay una forma de conseguirlo.
Retiene la respiración, sus labios tiemblan y una lágrima desciende por su mejilla.
—Tengo que dejarte ir, querida.
Me acerco, mi mano traza una caricia por su rostro, eliminando la lágrima que ha conseguido escaparse de sus preciosos ojos. Ella aprieta los párpados consiguiendo que más lágrimas desciendan.
—No llores, Aria...
—Es que no sé si realmente quiero esto —suspira —ahora...
—Escucha, mereces ser libre, mereces poder diseñar tanto como quieras, mereces recuperar la carrera a la que renunciaste por mi culpa. Querida, tu lo dijiste aquel día que viniste a mi despacho, tenías una vida antes de este matrimonio, es momento de que lo recuperes.
—¿Qué pasa con nosotros entonces?
—Quiero estar contigo, pero también deseo que seas libre, que hagas lo que más amas y que seas feliz. Yo estaré ahí, cuidado de ti, cuidando de nuestro hijo, y luchando por la oportunidad de que me ames también.
—Kyle...
—Quiero que hagamos las cosas bien —susurro —quiero que hagamos lo que todos hacen antes de casarse, conocernos, ir a citas...
—Vamos a tener un bebé, dudo que podamos conocernos más —se ríe a pesar de las lágrimas.
—Quiero conocer cada parte de ti hasta aprenderme todo de memoria, quiero convertirme en un hombre digno de ser tu esposo.
Cuando veo el alivio en sus ojos, cuando reconozco la chispa encenderse de nuevo, sé que tomé la decisión correcta.
A veces tenemos que dejar partir aquello que amamos, confiando en que volverá a nosotros, sin importar el tiempo que tarde.
—Hice muchas cosas mal, Aria. Un matrimonio no debería ser creado sobre cimientos débiles, sobre odio y rencor, debería ser algo sagrado, algo por lo cual celebrar, algo que te haga reír y te convenza de volver a casa cada noche. Esa es la clase de matrimonio que quiero para nosotros, querida, pero para conseguirlo, debemos desechar todo aquello que nos lastimó.
—Divorcio, ¿eh? ¿Qué acaso no encontraste una mejor manera?
—Tu y yo sabemos que no hay otra manera —sonrío y doy un paso más, acercándome a ella —eres una tentación a la que no puedo resistirme, una ante la que caería sin dudar, nunca creí poder amar a alguien pero ahora que soy capaz...me alegra que ese alguien seas tú.
—Kyle...
—No tienes que sentirlo ahora, pero te juro que me esforzaré para que cuando esas palabras salgan de tus labios, no te arrepientas jamás.
La suavidad envuelve su mirada y confirmo que esta es la decisión correcta, es lo que debe de ser. Aria da un paso al frente, envuelve los brazos alrededor de mi cuello y pronto sus labios se presionan contra los míos.
Es un beso fuerte, feroz, un beso que deja entrever todos los sentimientos que ambos experimentamos pero que no somos capaces de expresar.
—Te prometo esforzarme tanto para que cuando el momento llegue, no dudes en darme el sí.
Se ríe, me observa como nunca creí que pueda hacerlo y luego susurra:
—Ya lo tienes, solo asegúrate de no hacerme cambiar de opinión.
Sonríe, luego toma la pluma que hay sobre el colchón, busca la hoja correcta...y firma.
_______________________________________________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro