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34.- Una verdadera oportunidad

Kyle.

El hecho de que Benjamín y Henry estén muertos, junto con sus hijos, marca el fin de años de venganza, una venganza que estuve llevando en los hombros y sin la cual realmente ahora no sé como actuar.

Luego de haber llegado a casa, y de asegurarme que Aria está fuera de peligro, me concentré en eliminar a aquellos que ayudaron a Henry para conseguir llevarse a mi esposa.

Y el primero de la lista, fue Ron.

El hijo de puta que estuvo fingiendo por meses ser mi amigo, el mismo al que le confíe una parte de mi vida, y de lo que ocurría con Aria. Logró entrar a mis empresas, tener cierto poder de acción, y todo por ordenes de Benjamín.

Johnson se encargó de todo, pudo localizarlo con más rapidez de la que yo siquiera pude haber aplicado, y una parte de mí se alivio cuando aseguró que Bea no tenía nada que ver. En realidad, la esposa de Ron estaba en el hospital, delicada por una complicación con su embarazo y parece que fue entonces cuando el hijo de puta encontró la oportunidad para tomar el teléfono de Bea, y mandarle el mensaje a Aria.

Quise encargarme, pero Jonhson dijo que no necesitaba tener más sangre en mis manos.

Así que acepté.

Mi madre y mi hermana llegan a la mañana del día siguiente, y realmente es un milagro que ninguna colapse al ver a Jonhson. Fanny estuvo llorando un largo rato hasta que por fin pudo recomponerse, y mi madre apenas y pudo hablar cuando se abrazaron.

Todo esto se siente como una locura, como parte de un sueño del que temo despertar y darme cuenta de que todo sigue exactamente igual.

Mi madre tampoco estaba enterada del embarazo, así que decidí que era mejor tener esa conversación en privado. Temía que su reacción pudiera incomodar o herir a Aria. Y no me equivoqué, porque no lo tomó de la mejor manera.

—Creí que querías herederos —mi voz sale tensa —creí que estarías feliz por esto.

—Kyle, ahora que todo ha acabado, no quiero tener un recordatorio de esa familia. Jonhson está vivo gracias a Dios, esa mujer...

—Esa mujer es mi esposa —la firmeza envuelve mi voz —es la madre de mi hijo, un hijo al que no me importa si tu quieres o no, porque yo lo hago.

—Tenías un plan, dijiste que te olvidarías de ella...

—Por si no lo has notado, las cosas salieron muy distintas a lo que habíamos planeado. Ahora no planeo olvidarme de ella ni de mi hijo, será mejor que lo aceptes.

—¿Qué? ¿Ahora me dirás que la quieres?

—Siempre la he querido mamá, y tú lo sabes bien.

—Eso era antes, Kyle —sacude la cabeza —antes de todo el dolor, de toda la locura, antes de que...

—Por Dios, ¡Basta! —exploto perdiendo la paciencia —Soy muy consciente de lo que pasó antes, soy muy consciente de que su familia nos hizo mucho daño, pero ella no es su familia.

—Kyle...

—No —la detengo antes de que pueda seguir hablando —me convencí por mucho tiempo de que ella también era culpable, me porté como un hijo de perra, le herí y la lastimé cuando no lo merecía. Ambos lo sabemos, pero me convencí de lo contrario y lo jodí todo, mandé a la mierda la oportunidad de ser feliz desde el inicio porque estaba cegado por una venganza que no me correspondía, pero vengué a papá, esos hijos de puta no volverán a hacernos daño así que, merezco esto.

Tomo una inhalación sosteniéndole la mirada a mi madre.

—Merezco la oportunidad de ser feliz, mamá. Hace seis años que no soy yo mismo, hace seis malditos años que me vivido persiguiendo una venganza que ahora ya tengo. Llevo seis años de mi vida viviendo con odio, y con rencor. No quiero que mi hijo tenga un padre así. Lo único bueno que he hecho por él es darle una madre maravillosa que lo amará a pesar de todo, pero me necesitará, ella me necesitará, y no planeo seguir haciéndole daño.

Cierra los ojos y suspira, sus hombros se desploman y sé que se ha dado cuenta que no hay nada que pueda hacer.

—Lo has decidido.

—Sí, y si no estás de acuerdo, entonces no creo que haya algo que hacer.

—Son tus hijos también —dice al cabo de unos segundos —tu padre hubiese estado encantado de tenerlos.

Una suave sonrisa aparece en mis labios.

—No seas dura con ella, significa más para mí de lo que puedes imaginar. Es la mujer a la que amo, mamá.

Esta vez sonríe con sinceridad, se acerca hasta quedar a escasos pasos de distancia y eleva la mano para acariciar mi rostro.

—Vuelves a lucir como mi niño —dice con dulzura —creo que ella tiene mucho que ver en eso. Así que si tu me lo pides, el tema nunca será mencionado.

—Gracias, significa mucho para mí.

Nuestra conversación se corta cuando mi hermano aparece, se lleva a nuestra madre y yo me quedo en medio del estudio, sintiendo como si ahora tuviese que empezar de nuevo.

La imagen de mi padre sigue alzada frente a mí, su retrato mirándome como siempre lo ha hecho. Desearía que él también estuviese vivo, desearía que hubiese vuelto junto con Jonhson pero me temo que hay cosas que no pueden ser concedidas.

Estoy tan absorto mirando la fotografía que no noto la presencia de la mujer que se cuela en la habitación, hasta que llega a mi costado. Su fragancia floral llega hasta mí, haciéndome sonreír antes de mirarla.

—Tu hermano es agradable —dice con una sonrisa —tal cual me lo describiste.

—Parece que sigue teniendo treinta, me lo ha explicado, pero aún no entiendo como es que pudo sobrevivir. Como es que fue capaz de hacernos pasar ese dolor, quiero decir, perder a nuestro padre nos hubiese devastado pero lo tendríamos a él.

—A veces las personas actúan por razones que jamás entenderemos, eso no quiere decir que no nos quieran, al contrario, a veces actúan así porque nos quieren más de lo que deberían.

Un silencio se instala entre nosotros, permanecemos de pie mirando el retrato de mi padre, como si fuese la obra más interesante de todo el mundo.

El recuerdo de mi promesa vuelve, lo que dije que haría una vez que todo esto terminara, una vez que consiguiera mi objetivo.

—Johnson dijo que tu madre desapareció.

Ella asiente lentamente.

—Tal vez estaba esperando el momento exacto para huir. Mi padre la golpeaba, mucho. Así que debe de ser un alivio para ella que esté muerto.

—Tus hermanos...

—Ellos jamás fueron unos hermanos para mí. Nunca hicieron nada para defenderme, aún cuando podían. Nunca les importé, ahora están muertos y debería sentir dolor pero...

Suelto un suspiro, dejo de mirar el retrato para poder verla a los ojos.

—Después de lo de la bodega, tenía miedo de que me odiaras.

—¿Miedo?

—Significas más para mí de lo que siquiera puedo admitir, Aria. Lo que dije...es verdad.

Sus ojos chispean con un sentimiento que me cuesta reconocer, porque nunca antes lo he visto en otros ojos. Porque jamás ninguna mujer me ha mirado como ella lo hace.

Después de todo lo que hice, debería detestarme, debería odiar mi nombre, debería desear alejarse de mí. Pero no lo ha hecho, continúa a mi lado. Y sé que aunque no quiera, debo cumplir mi palabra.

—Y para demostrarte que hablo con la verdad, quiero que sepas que planeo cumplir mi promesa.

—Kyle...

—Te dije que cuando esto acabara serías libre, ¿no es cierto? No planeo fallar a mi palabra.

Sus ojos parecen esperanzados y eso me rompe el corazón porque tenía la vaga esperanza de que ella decidiera quedarse.

—No puedo irme ahora —susurra —con el asunto de tu hermano, de mi familia, con toda la locura, no creo poder dejarte. Me necesitas.

—Claro que te necesito, querida, pero estaré bien, sobreviviré.

—Sé que sí, pero eso no significa que, por ahora, quiera quedarme. Tengo...tengo muchas cosas que pensar, además el médico dijo que no puedo viajar por un par de semanas y prefiero...prefiero dejar que todo se calme antes de tomar una decisión.

Asiento lentamente, ella mira de nuevo hacia el retrato de mi padre y se aparta apenas un poco, permanece en silencio antes de hacer el ademán de marcharse pero se detiene antes de llegar a la puerta.

—Él estaría orgulloso, ¿sabes?

—¿Por qué cumplí mi promesa?

—No —sonríe de esa forma tan dulce que la caracteriza —de que al fin te estás dando la oportunidad de ser feliz.

No encuentro que responder, Aria me mira por un par de instantes más antes de salir, dejándome con la sensación de que aún cuando decida partir, lo que ahora siento por ella no cambiará jamás.


Aria.

Todo es tan extraño, saber que ya no hay nadie detrás de mi esposo, que ahora puedo estar tranquila y tener la vida que deseé para mi bebé y para mí...son demasiadas cosas para procesar.

Y tampoco debería estar aquí. Frente a la habitación de Bea.

Jonhson me dio toda la información, fue un verdadero alivio el saber que ella no formaba parte de todo lo que mi familia intentó hacer, Bea se convirtió en una amiga, no hubiese soportado una traición de ese grado.

Cuando al fin abro la puerta y ella me ve, la culpa cruza de forma inmediata por su rostro. Bea tuvo una pequeña complicación que la ha mantenido en el hospital, pero que según el informe médico, se ha controlado.

—Hola —sonrío levemente mientras me acerco —¿Cómo estás?

—Bien —su voz tiembla —Aria, lo siento...

—No, no es culpa tuya.

—Era mi esposo —dice con voz rota —era mi esposo y no pude darme cuenta. Ese hombre, Johnson, vino y dijo todo lo que ocurrió, quería saber si yo tenía algo que ver pero te juro que nunca me hubiese atrevido.

—Lo sé —sonrío para tranquilizarla.

Me siento a su costado, la silla está lo suficientemente cerca como para permitirme tomar su mano y apretarla.

—Johnson dijo que no tuviste nada que ver. Aunque Ron...

—Ese hijo de puta —solloza —debí haber sospechado algo, te juro que de haber sabido...dios, todo es mi culpa.

—No —la detengo porque sé muy bien como se siente el cargar con una culpa que no te pertenece —no es culpa tuya, no sabías sus planes, nadie pudo saberlo. Y...gracias a Dios todo tuvo un buen final para nosotros, no debes alterarte, no le hará bien.

—Ron ha desaparecido —susurra —creo que sé lo que ha ocurrido, pero tengo miedo de confirmarlo. Después de todo...—sacude la cabeza —toda nuestra historia fue cierta, creí que al fin estábamos consiguiendo todo lo que deseábamos pero...lo lamento, Aria.

Aprieto su mano un poco más para tratar de reconfortarla.

—Nadie te culpa, ni yo, ni Kyle...todos sabemos que no sabías nada. No puedo decir que siento lo que ocurrió con Ron porque...sé que es tu esposo pero trató de dañar a mi familia, así que no puedo compadecerme, Bea.

—Entendería si esto hace que no quieras volver a verme, de verdad. No te culparía...

—No —me veo en la necesidad de interrumpirla —no voy a culparte por los errores de alguien más, somos amigas, ¿no es cierto? Además, me prometiste que sería la madrina.

Una risa combinada con un sollozo me estruja el corazón, me acerco para abrazarla y permanecemos así por largo tiempo antes de apartarnos.

—Supongo que los problemas con Kyle...—asiento levemente —lamento todo, Aria. Espero que ahora todo mejore.

—Han mejorado desde hace algunas semanas —admito —pero ahora que todo realmente ha acabado, creo que me doy cuenta de todo lo que puedo obtener.

Una sonrisa comprensiva se adueña de su rostro.

—Ese hombre te adora, pero a veces, debemos pensar en nosotras mismas. Mucho más cuando vamos a convertirnos en madres. Sin embargo, sé que sea lo que decidas, Kyle no va a olvidarse de ti.

—Vamos a tener un bebé, dudo que pueda olvidarse —ambas reímos —no lo sé, es solo que nunca pude imaginar realmente un futuro con él, creo que...en el fondo ambos sabemos que no estábamos destinados.

—Como yo lo veo, es que definitivamente estaban destinados. Dijo que se enamoró de ti apenas te vio, y luego, te casaste con él. De todas las mujeres, terminó casándose contigo. Puedes llamarlo destino o casualidad, como mejor te parezca, pero realmente creo que las cosas pasan por algo.

—Esa frase no consuela a nadie —sonrío con tristeza —porque a veces nunca encontramos la razón.

Bea es ahora quien aprieta mi mano, sus ojos destellan comprensión y sé que ahora es ella quien mejor me entiende. Su esposo ha desaparecido, probablemente Jonhson lo ha enterrado, y ahora tiene que enfrentar su embarazo sola. Como yo lo veo, es quien mejor entiende esa frase.

—Tal vez porque no buscamos en los sitios correctos. No importa lo que decidas, siempre y cuando te haga feliz. Solo a ti, a nadie más. Todos merecemos la oportunidad de ser libres, y alcanzar aquellos sueños que nos hacen encender el corazón.

Sus palabras se quedan conmigo aún cuando vuelvo a casa, y encuentro a Kyle dormido en la habitación. Los golpes aún son notorios en su rostro, y en sus brazos. Rastros morados que dejan la evidencia de la crueldad de las personas.

Me cambio la ropa con lentitud y tratando de hacer el menor ruido posible, luego, me deslizo por debajo de las sábanas. Mi intención de no despertarlo se va al caño cuando él se remueve y abre los ojos apenas.

—¿Todo bien?

—Todo excelente —respondo cubriéndome.

Kyle se acerca, hemos dormido juntos muchas veces, en infinidad de ocasiones pero nunca tan cerca. No sé si lo hace consciente o inconscientemente pero su mano cruza por encima de mi abdomen, y su rostro se esconde en el hueco de mi cuello.

Sus palabras se repiten en mi mente, dejándome la sensación de incertidumbre porque no sé que es lo que debo hacer.

Volteo ligeramente, encontrándome con su rostro sereno, profundamente dormido. Puede que tal vez al fin tengamos una verdadera oportunidad.

La cuestión es...

¿Realmente puede ser lo nuestro más fuerte que todo nuestro pasado?

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¡Así acabamos este pequeño maratón!

¡Denle mucho amor! ¡Nos leemos pronto!

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