32.- Un ojalá.
Aria.
No puedo saber el momento exacto en el que todo se fue a la mierda. No puedo identificar el segundo en el que terminé aquí, en medio de una vieja bodega rodeada de los hombres de mi abuelo.
—No puedo creer que realmente estés haciendo esto —él voltea cuando escucha mi voz.
—Escucha, cielito, es algo que debe suceder —sonríe acercándose —deberías estar feliz, al fin vas a poder librarte de ellos.
Sonrío sin querer hacerlo.
—Vas a matar a mi esposo, ¿quieres que esté feliz por eso? —inquiero con brusquedad —creí que eras diferente, mataste a su familia...
Mi abuelo resopla. Se aparta cuando parece entender que no tendrá una reacción de completo recibimiento viniendo de mí.
—No lo entenderías.
Sí, parece que esa es la respuesta para absolutamente todo. La excusa perfecta para dejarme fuera de todos los planes.
—Esto es algo que debió de haberse terminado hace muchísimo tiempo. Kyle lo sabe mejor que nadie.
Coloco la mano sobre mi vientre. Volteo brevemente encontrándome con los guardias, el sitio en el que encontramos es una vieja bodega que parece abandonada desde hace mucho. He reconocido algunos roedores escabulléndose por las paredes, y el olor a humedad comienza a darme nauseas.
—Vas a matarme, ¿realmente crees que estaré feliz?
—No voy a matarte, cielito —esconde las manos en los bolsillos de su pantalón y me mira de nuevo —al menos no si haces lo que quiero, de lo contrario, creo que tendré que ser un poco más duro contigo.
—No voy a volver a esa familia, si eso es lo que pretendes...
—Es que no tienes opción, Aria —establece —una vez que haya asesinado a Kyle, no tendrás ninguna otra opción más que volver con nosotros. Si quieres que tu bebé nazca, por supuesto.
Un escalofrío me recorre por completo ante sus amenazas.
—Eres inteligente, y tomarás una buena decisión, ¿verdad que sí?
Aprieto los dientes, una respiración entrecortada brota de mis labios ante la forma tan fría en la que mi abuelo ahora me observa. Siempre creí que el abuelo me quería más que mis propios padres, pero nunca signifiqué otra cosa que algo por lo cual podría conseguir sus objetivos.
Mi pecho aprieta con fuerza cuando recuerdo a Kyle. Es imposible que el venga solo, es muy consciente de lo que pasará si lo hace.
Y no creo poder cargar con la culpa de llevar su muerte en mis hombros.
Él debe tener un plan.
Kyle Beckham no hace nada sin un plan.
Esta no debe de ser la excepción.
—Está tardando más de lo que debería —el abuelo parece impaciente, mira el reloj de su muñeca y luego dirige su atención a mí. —Tal vez en realidad no le importas lo suficiente, aunque creí que lo haría por el hijo que llevas en el vientre.
—Kyle me detesta, ¿realmente crees que vendrá? ¿Qué se someterá a su voluntad? —me incorporo.
No hace el ademán de detenerme cuando me acerco, tal vez cree que no significo una amenaza, después de todo, siempre me han subestimado. Necesito encontrar algo, lo que sea, que me pueda garantizar una salida.
—Si no lo hace, encontraré otra manera para acabar con él —dice sin darle mucha importancia —aunque nunca va a volver a verte. Pero, por la forma en la que reaccionó cuando le pedí que te dejara volver, creo que estás equivocada. Porque el cabrón ya te quiere, Aria, y esa es la principal debilidad de cualquier hombre.
No tengo oportunidad de responder, su celular suena, y en el segundo en el que la sonrisa se apodera de sus labios, hace un gesto con la cabeza a los guardias y ellos se acercan.
—Toma asiento, cielito. Tu querido esposo ha llegado.
Mi corazón colapsa, un nudo se forma en mi garganta mientras uno de los guardias me toma del brazo con brusquedad para obligarme a sentarme de nuevo en la vieja silla. Los pasos se escuchan afuera, mi corazón late con rapidez, a un ritmo en el que estoy segura que nunca lo ha hecho, y luego...él entra.
Su rostro está tenso, viene con su habitual traje, camina con calma pero sé que es tan solo una fachada. Lo sé por la manera en la que su mano se abre y se cierra, por como con discreción, recorre toda la bodega hasta que sus ojos se posan en mí.
Mi visión se cristaliza cuando noto el alivio en sus pupilas. Me basta ese pequeño gesto para saber que él ha hecho exactamente lo que le han pedido.
—Kyle, sabía que no me equivoqué contigo —el abuelo se mantiene en el centro, Kyle camina seguido de los guardias quienes tienen sus armas desenfundadas, dispuestos a disparar si es necesario.
—Ya estoy aquí —dice con la voz tensa —ahora déjala ir.
—No —mi abuelo sonríe dando un paso hacia adelante —no creerás que esto va a ser sencillo, ¿cierto? Apenas estamos comenzando.
Kyle sonríe con amargura.
—¿Por qué no me sorprende que no cumplas tu palabra? —se cruza de brazos —siempre tienes el jodido mal habito de jugar sucio.
—Yo que tú no hablaría con tanta confianza, recuerda quien tiene el poder ahora.
—¿El poder? Nunca has tenido el poder, Henry. Solo eres un jodido hijo de puta que se aprovecha de los demás, eso no es tener poder. Poder es tener la capacidad de acabar con alguien sin tener que amenazar a una mujer embarazada. Un hombre que cree que asesinando a todo cuanto lo amenaza va a conservar su poder, no dura tanto.
El rostro de mi abuelo se contrae, pero es lo suficientemente capaz de ocultar su disgusto.
—Llámalo como quieras, Kyle. Pero, estás aquí, ¿o no? Hiciste exactamente lo que te pedí, así que, por ahora, yo soy el poderoso aquí.
Mi abuelo saca el arma, mis latidos se disparan y me incorporo casi por instinto, los guardias me detienen al instante. Kyle no me mira, tiene la vista fija en mi abuelo quien eleva el arma entre ambos y sonríe de forma escalofriante.
—Contrario a ti, Kyle, no me ando con rodeos. Ambos sabemos como va a acabar esto —parece casi extasiado de lo que hará —esta vez no te daré oportunidad alguna.
—Entonces hazlo. —la forma en la que mi esposo eleva el mentón y sonríe me aprieta el pecho, ¿por qué no se muestra asustado? ¿Por qué parece tan dispuesto a morir? —no lo pienses demasiado, pon esa bala que sé que deseas hacerlo. ¿Qué te detiene?
—¿Recuerdas que fue lo que te dije esa noche? —el cuerpo de Kyle se tensa entonces —te dije que iría por tu madre, y por tu hermana. Y que luego, me tomaría el tiempo contigo. Tengo que admitir que fuiste más inteligente de lo que esperé, y para que te des cuenta de que puedo ser benevolente, ellas seguirán vivas.
—¿Pretendes ser gentil? Vamos Henry, ambos sabemos que eso no te va en lo absoluto.
—Solo digo que el hecho de que hayas obedecido, las va a dejar vivas. Son dos mujeres indefensas, no significan un riesgo para mí. Pero, no creas que todo va a ser benevolencia. Aún la tengo a ella.
Su arma me apunta y Kyle da un paso hacia adelante.
—Si avanzas más, muere.
—¿Realmente piensas que voy a creer que matarás a tu nieta? —la voz de Kyle pretende sonar firme, pero soy capaz de reconocer el temblor en ella.
—Si no lo pensaras, no estarías aquí.
—Abuelo, basta —mi voz se rompe —no hagas esto, detente, por favor.
—Cierra la boca —me ordena —ahora, Kyle, si no quieres que tu esposa muera...ponte de rodillas.
—¡No! —me sacudo entre el agarre de los guardias —¡Kyle, no lo hagas!
Soy consciente de como su respiración se agita. Los recuerdos vuelven a mí, sé que lo que mi abuelo pretende es hacer lo mismo que pasó esa noche, quiere verlo suplicar. Su rostro se descompone y sus ojos chispean con un sentimiento casi desgarrador.
—¿Kyle? Vamos, no tengo todo tu tiempo. Quiero que te arrodilles, y supliques por la vida de tu esposa.
—No vas a matarla —dice como si tratara de convencerse a él mismo.
Mi abuelo suspira, hace un gesto con la cabeza hacia uno de los guardias y apenas proceso lo que ocurre. Su puño se encuentra con mi vientre, jadeo mientras mis rodillas se doblan y un golpe en el rostro me hace caer.
—¡No! ¡Hijo de puta! —jadeo buscando oxígeno, mi cuerpo choca contra la sucia superficie mientras me encorvo protegiendo mi vientre. El dolor se extiende en mi rostro, por todo mi abdomen mientras el pánico crece en mi pecho, adueñándose por completo de mí. —¡No, déjala!
Cuando recupero el aliento y elevo la mirada, los guardias tienen sometido a Kyle, tiene la mirada oscurecida mientras observa en mi dirección.
—Haz lo que ordeno, Kyle, o juro que le saco al bebé a patadas —mi abuelo se planta frente a mí y por primera vez en mi vida me asusto de él, del hombre que me arropaba de niña, del cual me leía cuantos para dormir y me abrazaba haciéndome sentir segura.
—Abuelo...
—Tengo que hacerlo, cielito —dice casi con culpa —lo siento mucho por ti.
En el segundo en el que hace el ademán de golpearme de nuevo, el grito de Kyle rompe el silencio.
—¡Lo haré!
—¡No! —un sollozo brota de mis labios —Kyle, no lo hagas. Por favor.
Apenas soy capaz de incorporarme, el dolor permanece en mi vientre y trato de no pensar que ha dañado a mi bebé.
Cuando noto que sus rodillas comienzan a ceder, lucho por incorporarme.
—¡No! —mi grito lo detiene —Kyle, ellos no merecen tenerte de rodillas otra vez.
El dolor se apodera de sus ojos, sonríe con tristeza y sacude la cabeza.
—Es lo que tiene que ser, querida.
Un sollozo brota de mis labios cuando Kyle, el hombre imponente, el ser cruel y despiadado que he creído que era todo este tiempo...se arrodilla delante de mi abuelo.
Reconozco la presencia del otro hombre que sale de la oscuridad, mi padre. El dolor me atraviesa mientras observo como cada musculo del cuerpo de Kyle se tensa al mirar a mi padre, las lágrimas se deslizan por mis mejillas siendo incapaz de contenerlas.
—Ahora, suplica.
Cierro los ojos, envuelvo los brazos alrededor de mi vientre y siento todo el dolor apoderarse de mi cuerpo, el sentimiento explota en el momento menos indicado, porque nada de esto tenía porque acabar así, porque no se supone que él deba estar arrodillado, suplicando a los hombres que lo dañaron primero.
—Por favor, Henry, no lastimes a mi familia.
—No fue tan difícil, ¿cierto? —mi abuelo carga el arma —dije que me tomaría el tiempo contigo, esto le servirá a tu familia y a esos amigos tuyos a no considerar siquiera una venganza.
Los ojos de Kyle se posan en mí antes de que el primer golpe llegue a su cuerpo, no hace nada para defenderse, y el grito que brota de mi garganta es todo lo que puedo escuchar.
Kyle.
Reconozco la mirada de dolor en sus ojos antes de sentir el primer golpe, la empuñadura del arma me golpea justo en la sien, no preveo la ola de golpes que vienen hacia mí después de eso, estoy rodeado de los cuerpos de los guardias sintiendo las oleadas de dolor derribarme.
Escucho el grito de Aria, como suplica llorando porque se detengan y solo desearía que ella no estuviese presenciando esto.
Ella no tiene porque ver como su abuelo acaba con mi vida.
—¡Déjalo! ¡Abuelo por favor, déjalo en paz!
Mi mente está apenas reaccionando del dolor cuando siento los golpes detenerse, y el pequeño cuerpo colocarse sobre el mío.
La sangre en la boca me provoca nauseas, mis costillas duelen y cuando abro los ojos, me encuentro con su mirada aterrada.
—Querida...
—No tenías que hacer esto —solloza tomando mi rostro.
—Cuídalo, ¿Quieres? —sonrío a pesar del dolor.
—Siempre —alguien la arrebata de mi cuerpo, extraño su cercanía, la calidez de su cuerpo contra el mío.
No sé como consigo incorporarme, como a pesar del dolor en mi cuerpo consigo elevar la mirada y observar al hombre al que odio tanto.
—Si vas a matarme, es mejor que lo hagas ahora —espeto.
Henry sonríe, eleva el arma y me apunta. Siempre supe que esto acabaría de una sola manera, con la muerte de alguno de nosotros, no podía ser distinto. Ahora, mientras cierro los ojos y espero el disparo final, me arrepiento de todo, tengo dos palabras atoradas en la garganta, dos palabras que no quiero llevarme a la tumba.
Cuando la miro, cuando mis ojos se posan en los de ella, sé que lo sabe.
—Te amo, querida.
Ojalá hubiese tenido más tiempo para demostrarlo, ojalá no hubiese tomado todas las malas decisiones que me trajeron hasta aquí, ojalá le hubiese demostrado mi amor desde el primer día.
Pero sé que ella será feliz sin mí, se merece todo lo bueno del mundo, merece ser libre.
No tiene tiempo para responder, el disparo ocurre, solo que...en lugar de sentir dolor...no hay nada.
Alguien grita y me toma dos segundos darme cuenta que Henry ya no se encuentra frente a mí. Está en el piso, doblándose de dolor mientras una de sus piernas se tiñe de rojo.
Benjamín se acerca pero otro disparo al aire lo hace encogerse, volteo y creo que en realidad he muerto y esto no es nada más que un sueño.
Porque reconozco bien al hombre que entra sosteniendo a Amanda del cuello.
—Si alguien le dispara a mi hermano, esta mujer muere, no quieres eso, ¿verdad Henry?
—No puede ser —Henry se arrastra tratando de retroceder, de alejarse del fantasma que ha llegado.
No puedo reaccionar, no consigo hacerlo cuando él se detiene frente a mí, me tiende una mano y dice:
—¿Me echaste de menos, hermanito?
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¡Hola, hola!
¡Tendremos el siguiente capítulo a las 5:30 pm hora méxico!
Voten mucho y comenten mientras tanto!!!!!
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