Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3.- Una unión para la destrucción


Aria

No he encontrado nada que pueda devolverme la tranquilidad que gozaba antes de saber con quién mi familia había atado mi futuro. Antes de saberlo, aún pensaba que las cosas podían cambiar, que tal vez yo sería la excepción a la estúpida y ridícula regla impuesta.

Pero no.

Evidentemente no.

—Dolly...—la voz de Lauren, mi mejor amiga, me trae de regreso. —No creo que sea una buena idea hacer esto.

—¿Por qué? —volteo hacia ella —quiero poder hablar con él sin que haya alguien controlando cada cosa que digo.

—Si, bueno, tampoco creo que debas venir a su casa —dice casi con horror —escucha, sé que todo lo que está pasando es malo, muy malo pero...

—¡Tú deberías entenderme! —exclamo girándome hacia ella —creí que tú serías la que más me apoyaría.

Lauren resopla. Se apoya en el asiento de copiloto y eleva las manos.

—Sí, bien, entiendo —cierra los ojos por un segundo y luego gira la cabeza hacia mí —y es porque lo entiendo, que considero que no debes entrar ahí con él. Soy tu mejor amiga desde los cinco años, y esta es la primera vez que no te apoyaré porque es una locura. Entrar a casa de Kyle Beckham para decirle lo que sea que pretendas...es una locura.

—Como yo lo veo, es la solución más razonable —tomo una inhalación —tal vez el señor Beckham sea razonable, y considere atrasar la boda. No puedo...no puedo arruinar toda mi carrera ahora.

—Dolly... —la mirada que Lauren me lanza me hace apretar los párpados porque sé bien lo que va a decir.

No hay forma de que pueda continuar con mi carrera una vez que me convierta en la señora Beckham. Una parte de mí, una estúpida e ingenua, quiere creer que aún es posible, que tal vez mi futuro esposo pueda tener esa pizca de consideración hacia mí.

—No planeo someterme a su voluntad —siseo —al menos no sin antes darle una verdadera pelea.

Me bajo del auto con prisa sin darle la oportunidad de debatirme o intentar hacerme cambiar de opinión. Sé bien que no debería de estar aquí, soy plenamente consciente de que de todos los lugares, este no es el mejor, en realidad, debería de mantenerme tan alejada de los Beckham como me fuese posible. Pero no, aquí estoy, plantándome con fuerza delante de las enormes rejas que se alzan frente a mí.

Uno de los guardias repara en mi presencia, se acerca con lentitud, como si no entendiera que es lo que hace una mujer plantada en la entrada de la mansión.

—Quiero hablar con el señor Beckham. Dígale que Aria Anderson lo busca.

El guardia parece sorprendido, pero no hace nada por impedir mi entrada a la casa. Habla con alguien por lo que creo que son intercomunicadores, y me permiten ingresar.

Mientras atravieso la gran entrada, me permito admirar con más detalle la casa. Hay un largo camino de piedras por el que podemos caminar sin problema, aparte, están las entradas para autos, el pasto es probablemente el más verde que he visto en mi vida, parece como si en esta casa, toda una familia viviese y no solo un hombre que probablemente es un completo monstro.

Mientras me dejan en la lujosa sala, comienzo a creer que mis razones no fueron lo suficientemente válidas.

—Ya estás aquí —susurro para mí misma mientras cierro los ojos por un par de segundos —no puedes echarte para atrás.

Mi celular vibra en mi regazo, lo tomo, mirando el mensaje de Lauren en la pantalla.

Lauren: Detesto seguirte en todas tus locuras, pero realmente espero que el señor Beckham tenga aunque sea una sola pizca de consideración.

Antes de que pueda teclearle una respuesta, una mujer aparece.

—Señorita Anderson, el señor Beckham la recibirá en su estudio. Sígame.

Le regreso la sonrisa y me incorporo, alisando la falda del vestido con el movimiento y concentrándome en avanzar detrás de la mujer pero sin verme demasiado apresurada. Conforme nos acercamos, el nerviosismo explota en mi sistema haciendo replantearme si es buena idea continuar, o si es mejor salir corriendo con la excusa de que me surgió algo más importante. Tal vez debí de haber escuchado a Lauren, tal vez...

No, Aria. Si estás aquí es porque realmente merece la pena, me reprendo antes de que pueda continuar arrepintiéndome.

No tengo mucho tiempo para seguir meditando mis opciones, porque nos detenemos frente a un par de grandes puertas de madera. La mujer deja un par de toques y reconozco su voz firme y gruesa diciendo un escueto "Pase".

Me obligo a mí misma a mantenerme firme cuando la mujer me hace el ademán para ingresar, tan pronto como pongo un pie dentro, una ola de nervios más fuertes me envuelve por completo, ahí está él.

Kyle Beckham se incorpora apenas me mira, porta un impresionante traje gris, luciendo tan impecable como siempre.

—Señorita Anderson, que sorpresa —sonríe con un gesto que carece de sinceridad —no esperaba verla pronto.

—Yo tampoco esperaba tener que venir, si soy sincera —trato de sonreír lo mejor que puedo —pero con la presencia de mis padres la otra noche, creo que no pudimos tratar los temas como debimos de hacerlo.

El señor Beckham arquea la ceja, hace un ademán, señalando una de las sillas de terciopelo rojo que están frente al escritorio.

—¿Hay algo que pueda hacer por usted?

Tomo una inhalación, manteniéndome erguida y tratando de aparentar una fortaleza que dudo poseer ahora mismo.

—De hecho, sí. —me aclaro la garganta —es respecto a la fecha de la boda.

—¿Tiene algún problema al respecto?

—No, en realidad, algo así —cierro los ojos por una fracción de segundo —soy modelo, señor Beckham, antes de saber si quiera de este matrimonio, tenía contratos, planes. La pronta fecha de la boda es precisamente cercana a la semana de la moda en París y yo...

—Oh, entiendo el rumbo —me interrumpe con una sonrisa —pero como entenderá, es preciso que la boda se celebre pronto.

Mis manos se cierran en puños sobre la tela de mi vestido. Él lo nota, y por alguna razón, eso parece satisfacerlo.

—Con todo respeto, creo que nadie saldrá perjudicado si retrasamos una semana o dos la fecha de la boda, ¿no lo cree?

—Aria...—es la primera vez que lo escucho decir mi nombre de esta forma, con un tono firme, lleno de autoridad.

Permanece en silencio, con mi nombre flotando entre nosotros.

Los ojos fríos y calculadores me observan desde el otro lado de la sala. Sé bien que está examinándome, tratando de descifrar si esto es una buena decisión o no. Me mantengo erguida en mi asiento, intentando ocultar el sentimiento que me hace querer ponerme de pie y echarme a correr, pero sobre todo, esa punzada de coraje que ha comenzado a crecer.

Su mirada celeste me recorre, probablemente está evaluando las consecuencias que puede tener el estar aquí ahora, sentado serenamente frente a la hija de su mayor enemigo.

No hay motivo lógico para que estemos aquí, no hay ni una sola excusa lo suficientemente fuerte para obligar a nuestras familias a unirse, sin embargo, aquí estamos.

Yo no tuve ni una sola posibilidad de elegir, pero él...él es poderoso, influyente. El seguramente tuvo miles de posibilidades, y sin embargo, está aquí, mirándome como si quisiera asegurarse que el arrepentimiento no será futuro.

—Creo que esta boda está significando muchos sacrificios para todos —habla con calma —los planes están hechos, la boda se celebrará el día veintisiete de febrero.

Oh, hijo de puta.

La sonrisa que plasma en sus labios me deja saber que él ha estado de mis compromisos, que la fecha de la boda no es al azar, es exactamente el día que la semana de la moda comienza.

Trato desesperadamente de contenerme, de retener todos los sentimientos bajo el límite, soy buena haciéndolo, lo he hecho desde que tengo memoria en todas las veces que tenía que enfrentarme a mi padre, pero ahora es distinto.

—No sabía que ya había pactado una fecha —la tranquilidad de mi voz me sorprende —eso es en tres semanas.

—Sí, y la fiesta de compromiso será en dos —se incorpora —esta noche pensaba llamar a su padre para comunicarle las fechas, supongo que... ¿no hay problema entonces?

—¿A caso nos has dejado otra salida? —me incorporo también.

Kyle arquea la ceja, sus labios se elevan en una sonrisa retadora. Sale detrás de su escritorio, avanzando los pasos que nos separan. Mi respiración se corta tan pronto como lo tengo de frente, a escasos centímetros.

Tengo que elevar el mentón porque es varios centímetros más alto.

—¿Tienes idea de lo que serás ahora? —su voz profunda me corta el aliento. Es fuerte, autoritaria, llena de firmeza.

—Sí —elevo el mentón —lo sé bien.

—Serás la señora Beckham —habla con suficiencia —serás mi esposa.

—Eso me ha quedado claro desde el momento en el que mi padre me dio la noticia —me obligo a mantener la sonrisa —sé lo que eso conlleva, estoy dispuesta a aceptarlo, si eso quiere saber.

Esta vez es su turno de sonreír, no sé si es un gesto sincero o si es tan falsa como mis expresiones hace unos momentos.

—No creo que lo sepas, Aria —extiende la mano, sus dedos se apoderan de mi mentón —quiere decir que mis decisiones no se debaten, que lo que digo, es lo que se deberá de hacer. Quiero saber si eso te ha quedado claro desde ahora, o si tengo que ser más específico.

Debí de haberme dado cuenta en ese momento que aceptar aquello, sería mi propia sentencia. Kyle Beckham no tiene compasión por nadie ni por nada. Debí suponer que conmigo no sería diferente.

Sonrío, empleo la mejor de mis sonrisas antes de dar un paso al tiempo que digo:

—Ha sido bastante claro, señor Beckham.

—Supongo entonces que eso soluciona el asunto que la trajo hasta aquí.

Aprieto los dientes, trato desesperadamente de no perder el control frente a un hombre que parece tenerlo absolutamente todo bajo el límite.

—Espero que el modelaje no sea un problema para usted —hablo con tranquilidad.

Sus ojos me escanean, como si intentara encontrar la verdadera intención detrás de mis palabras.

—No estoy seguro si su padre habló con usted al respecto —dice alejándose de mi cuerpo —pero...una vez que nuestro matrimonio se lleve a cabo, no existirá nada más.

Mi respiración se corta en el instante en el que entiendo sus palabras, lo que ese "nada más", quiere decir.

En vez de darle la razón, de aceptar que es él quien tiene todo el poder, me limito a sonreír.

—Estaré esperando ansiosa la fiesta de compromiso —el frunce el ceño —supongo que nos vemos ahí.

No responde, el silencio es la contestación.

—Le agradezco el tiempo, hasta pronto, Kyle.

Arquea la ceja, una sonrisa comienza a filtrarse en sus labios y vuelvo a sentir como si le hubiese dado exactamente lo que está buscando. Le dedico un asentimiento antes de darle la espalda, y salir del lugar.

Antes de que pueda salir, él me llama. Mi nombre brotando de sus labios como una advertencia. 

—¿Sí? —Kyle se acerca, su mano se envuelve alrededor de mi cintura y jadeo cuando me apega a su pecho. Coloco las palmas contra su pecho, tratando de ignorar la firmeza y dureza del mismo. —¿Qué crees qué...?

—No me gusta la desobediencia, mucho menos en mi futura esposa —dice con un toque de malicia —así que no me hagas perder la paciencia antes de nuestra unión. 

—¿O qué? —reto saliendo de su agarre —he sido el títere de mi familia por mucho tiempo, Kyle. No seré el tuyo también. 

Él tenía un plan, debí saberlo en ese momento, pero yo también tendría el mío. Esta vez me deja marchar, cuando salgo, tengo el corazón martillando contra el pecho, y los nervios carcomiéndome entera.

Creí que nuestra unión era un tratado de paz, cuando en realidad, fue el inicio de una sangrienta guerra de poder.

Y para sobrevivir, tendríamos que destruirnos por completo el uno al otro.

Dos semanas después.

El vestido me pica, el corsé está demasiado sujeto y siento que mis costillas pueden quedar rotas cuando al fin las libere.

Soy modelo, he usado muchísimos trajes de todos los diseños, pero nada se compara con este. Y claro, usarlo es una tortura, y evidentemente, ha sido regalo del señor Beckham.

Sé que es demasiado cuando hasta Lauren parece impresionada.

—Dolly, el vestido es impresionante pero... ¿Cómo no te has desmayado? Parece que no puedes respirar.

Fuerzo una sonrisa.

—Apenas y puedo —admito —pero creo que mi futuro esposo espera ver que lo use esta noche.

Lauren hace una mueca pero no insiste más en el tema, en realidad tampoco es buen lugar para mantener esta conversación, no en medio de la que es mi fiesta de compromiso.

Me cuesta creer aún que esto realmente está pasando, que esta noche todo el mundo sabrá de mi unión con los Beckham, que después de esta noche, mi vida como la conocía no existirá más.

Incluso ahora, mientras jugueteo nerviosamente con mis manos, todavía no puedo creer lo que va a suceder. Siempre supe que un matrimonio arreglado ocurriría pero nunca que tendría que ser con el enemigo de toda mi familia.

Esposa del enemigo. Parece que no puede haber un mejor castigo.

Todo ha ocurrido con rapidez, los días se han esfumado acercándome cada vez más al infierno que me espera.

—Aria —la voz de mi madre solo llega a darme más pesar —los Beckham han llegado.

Toma mi codo, alejándome de mi amiga y conduciéndome hasta la entrada. La mirada de las personas recae en mi mientras avanzamos y nos detenemos frente a la puerta.

—No lo arruines, Aria.

Las palabras se clavan en mi pecho, ¿arruinarlo? ¿Después de todo aún sigo siendo la maldita responsable de todo?

No respondo, es como si mi mente no consiguiera formular ni una sola respuesta, simplemente aprieto la mano, sintiendo las uñas clavarse en mi palma, el dolor funciona como un método de distracción para lo que está a punto de suceder.

La puerta se abre con lentitud, delante de nosotros, aparece la familia que nos odia tanto como nosotros a ellos.

Los rostros duros, fríos, unos rostros que tienen la expresión de saber exactamente que es lo que están haciendo.

Kyle es el primero en avanzar, lanza una sonrisa encantadora, pero que dudo que sea real, y extiende la mano para tomar la mía.

—Aria, que bellísima luces esta noche —se aproxima, mi respiración se corta en el segundo en el que su cuerpo roza el mío, y sus labios se plantan en mi mejilla.

Todo mi cuerpo reacciona, mis latidos se aceleran y todo a mi alrededor parece moverse. Entiendo lo que hace, parece que ha llegado el momento en el que tiene que ser encantador y comportarse como un verdadero "novio".

Su mano sujeta la mía con firmeza mientras ese par de ojos me deja una advertencia silenciosa.

No lo entendí en ese momento, pero Kyle Beckham decía mucho con una sola mirada. No necesita expresiones verbales. Sus ojos lo dicen todo.

En ese momento, esos luceros celestes gritaban con furia: Voy a destrozarte.

Ojalá lo hubiese sabido, ojalá hubiese entendido el significado, de esa manera, pude haber hecho algo para evitar todo el desastre que su sola presencia trajo consigo. 

_________________________________________________________________________

**He editado los primeros dos capítulos así que si encuentran alguna diferencia en la cronología es por eso **

¡No se olviden de votar y comentar!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro