26.- Una elección
Aria
Kyle está extraño
Es como si no pudiera dejar de preocuparse por mí, pero al mismo tiempo está...distante.
El médico dijo que debía quedarme un par de días en el hospital para monitorear la herida, Kyle se ha quedado, aunque no hemos intercambiado muchas palabras. Es como si él estuviese lo suficientemente centrado en sus propios pensamientos como para fijarse en las personas de su alrededor.
Veo la preocupación en sus ojos, en sus palabras mientras habla con el médico, pero la distancia que hay entre nosotros parece nueva, distinta a las anteriores.
Hoy es mi último día en el hospital, Bea y Lauren han venido a verme y su compañía resulta refrescante. Bea trajo un enorme arreglo de flores que hace que la habitación pierda el aroma a antiséptico y sea sustituido por uno floral, fresco.
—El chofer vendrá pronto —Kyle entra a la habitación cuando Lauren aún está aquí —te he traído ropa para que puedas cambiarte.
—Gracias —le dedico una sonrisa pero él no corresponde el gesto.
—Cuando el chofer llegue, te avisaré.
Lauren me lanza una mirada interrogativa cuando mi esposo vuelve a salir, un suspiro es la única respuesta que obtiene.
—¿Qué le ocurre ahora?
—No tengo idea, ha estado así desde que llegué al hospital —un nuevo suspiro brota de mis labios —como si se preocupara por mí pero al mismo tiempo ignorara mi existencia, es extraño, ¿sabes?
—Tal vez no sabe que hacer con el hecho de que le salvaste la vida.
Sacudo la cabeza, no, no es eso. Podría distinguir fácilmente si Kyle se sintiese contrariado por el hecho de que lo apartara del camino de una bala, pero esto es diferente. Está demasiado perdido como para ser el Kyle al que me he acostumbrado.
Cuando vi el pequeño punto rojo en el pecho de Kyle, dejé de ser razonable. Entendí que había alguien dispuesto a dispararle al corazón así que no dudé en lanzarme hacia él. Apenas sentí que la bala me había rozado, mi cuerpo solo pudo procesarlo cuando Kyle se percató de la sangre.
Parece que mi abuelo estaba completamente dispuesto a acabar con Kyle, tanto que es capaz de enviar a alguien para asesinarlo justo en su propia casa, delante de mí.
—No quiero darme los méritos que no merezco, cualquier persona hubiese hecho eso en mi lugar.
—No, Dolly, no cualquier persona se hubiese interpuesto en el camino de una bala por un hombre que no significa nada.
Aprieto los dientes. La mirada divertida de Lauren me irrita más de lo que debería.
—Estás sacando todo de contexto —objeto mientras tomo la ropa que Kyle trajo —vi el punto rojo, y no pensé en apartarlo. No quiero que lo asesinen, Lau, así como tampoco quise que asesinara a mi abuela. Estoy harta de que todo el mundo intente matarse entre sí.
Me incorporo con cuidado, hago una mueca cuando el dolor por la herida me atraviesa, pero consigo ponerme de pie con éxito a pesar del dolor. Lauren no dice nada mientras camino hasta el baño, y me meto dentro.
Me observo en el espejo, la mujer al otro lado me devuelve la mirada y de pronto me siento como otra persona. No sé en qué punto llegamos a esto, no entiendo siquiera como es que de pronto tengo el deseo de que toda esta locura acabe y que Kyle siga con vida.
Nunca lo he querido muerto, una parte de mí entiende los motivos de su venganza, mi familia mató a la suya, ¿debo pedirle que olvide todo y lo deje pasar? No podría. Pero el hecho de que involucre a personas inocentes en medio de su plan vengativo...no es tolerable para mí.
No acepto la ayuda de Lauren aún cuando ella insiste al otro lado de la puerta, así que me toma el doble de tiempo vestirme, luego tomo un poco del maquillaje que Lauren ha traído consigo y logro que mi aspecto sea mucho mejor.
Kyle está en la habitación cuando traigo, Hay una silla de ruedas a su lado y sospecho que no va a permitir que camine.
—El chofer ha llegado —informa —¿estás lista?
Asiento, no trato de debatir para pedirle que se olvide de la silla porque soy perfectamente capaz de caminar, simplemente me siento y aguardo que él termine de recoger las pertenencias antes de marcharnos.
Lauren no viene a casa, pero Kyle se ofrece a pagar el auto por ella lo que hace que mi amiga me lance más de una mirada interrogativa. Quiero decirle que si ella no lo entiende lo que pasa, yo mucho menos.
Kyle se mantiene en silencio durante todo el camino, está concentrando en su celular, tecleando con rapidez así que asumo que debe estar tratando algún tema de la empresa. Cuando el auto estaciona frente a la casa, Ceci sale de inmediato a recibirnos.
Ella había sufrido una crisis nerviosa según lo que Kyle me contó cuando le pregunté por su estado, estaba cerca del sitio en donde se originaron los disparos pero no resultó herida, lo que es un alivio.
—Cariño, que bueno que has vuelto —me recibe con un cálido abrazo y me siento reconfortada ante el gesto —estábamos muy preocupados por ti, aunque Kyle dijo que no teníamos nada de que preocuparnos.
—Estoy bien, no fue una gran herida.
—Lo fue en realidad —interviene Kyle lanzándome una mirada —pero estuvo en las mejores manos.
Doy un pequeño respingo cuando la mano de Kyle se posa en mi espalda baja, y me empuja levemente para que camine, mientras nos adentramos a la casa Ceci nos sigue de cerca diciendo que ha preparado todo para que esté cómoda, cuando llegamos a las escaleras, Kyle me ofrece su brazo para apoyarme.
Una sonrisa se filtra en mis labios cuando me percato del colorido letrero que Ceci ha puesto para darme la bienvenida a casa, también hay un par de chicas que ayudan con la limpieza y comida de la casa y quienes me sonríen cuando aparezco.
—Oh, ha sido un gesto muy lindo, gracias.
Volteo hacia Kyle tratando de ver su expresión, y me sorprende la suave sonrisa que hay en sus labios. Su mirada también ha perdido la dureza y cuando voltea hacia mí, no espero que continúe con la misma expresión.
Mucho menos que se acerque hasta rodearme la cintura e inclinarse hasta conseguir que sus labios se posen en mi frente, todo colapsa a mi alrededor, el gesto es protector y casi...cariñoso.
—Me alegra que estés de vuelta en casa, querida.
Kyle Beckham tiene una forma de desestabilizarme que no me gusta en lo absoluto, cuando se aparta, me encuentro extrañando su cercanía. Y sé que no debería, pero es como si la parte racional de mi cerebro no funcionara con él cerca.
No respondo, me ayuda a dejar las cosas y luego a meterme en la cama.
—El médico dijo que deberías estar en reposo, al menos hasta que te retiren los puntos de la herida. No tendremos que volver al hospital, tengo un buen amigo médico que podrá atenderte con cualquier cosa que suceda.
—De acuerdo.
Kyle se aparta de la cama, lo observo caminar hasta la puerta pero se detiene antes de salir.
—Yo, no he dicho esto pero...—se gira de nuevo, regresa los pasos que ha caminado y me sostiene la mirada —gracias por lo que hiciste. No debías...
—Es lo que toda esposa haría por su esposo, ¿o no?
—No esperé que lo hicieras por mí.
Su confesión suena más sincera de lo que esperé.
—¿Por qué actúas tan extraño? —mi pregunta parece sorprenderlo, parpadea un par de veces y me toma desprevenida lo fuera de balance que luce —Kyle...
—No ocurre nada —le toma una fracción de segundo recomponerse y volver a ser el hombre frío que conozco —no estaré en casa las próximas horas, si necesitas algo...habla con Ceci.
Se marcha con rapidez antes de que pueda darle una respuesta. El silencio me envuelve cuando la soledad llega, volteo hacia el bolso que ha sido dejado con cuidado sobre la mesa de noche, me extiendo para tomarlo tolerando el dolor y lo abro buscando las hojas que le médico me entregó antes de que Kyle entrara.
—Mierda, bebé, ¿ahora como le decimos a tu padre de tu existencia?
Creí que podía manejar el asunto sola, resistir hasta que encontrara un plan para lo que se venía, pero no tuve éxito.
Así que llamé a Lauren, y ahora parece como si ella quisiese estrangularme con sus propias manos.
—¿Embarazada? —ahoga un grito —¡Mierda, Aria!
Se incorpora con brusquedad, agradezco que Kyle no se encuentra en casa porque de lo contrario, no sabría cómo reaccionar para enfrentar la verdad. En realidad no sé como fui capaz de no decir ninguna palabra mientras estuve en el hospital, supongo que su actitud distante ayudó, pero sé bien que esto no es algo que pueda esconder para siempre.
Cuando el médico vino con los resultados y comenzó a hablar sobre las semanas de gestación...algo en mí dejó de reaccionar.
Embarazada.
Estoy esperando un hijo de Kyle.
Un hijo que él no desea. Un hijo al que seguramente aborrecerá por el simple hecho de llevar la sangre de la familia de la cual quiere vengarse.
Tuve una crisis nerviosa y solo por esa razón pude convencer al médico de que no le dijeran absolutamente nada a Kyle, no sé en realidad que tan ética fue esa petición, pero conseguí que se mantuviera oculto mi estado.
Pero no sé en realidad cuanto tiempo más podré mantenerlo oculto.
Una parte de mí quiere creer que esto va a acabar antes de que siquiera lo note, que Kyle me enviará lejos y entonces podré tener la vida que soñé, ahora con un hijo, al que no le hará falta el odio de su padre.
Seré suficiente para él.
Pero una parte de mi grita que no puedo ocultarlo, ¿Cómo justificaré los medicamentos? ¿Las visitas al médico? Kyle va a descubrirlo tarde o temprano.
Y no sé como enfrentaré el hecho de que él sepa la verdad.
—¿Vas a tenerlo? —la pregunta de Lauren cae como un balde —Aria, tenerlo en una locura. ¿En serio lo estás considerando? Escucha, si quieres librarte de eso, podemos hacerlo. Puedo conseguir un buen médico, Kyle no tiene porqué enterarse...
—¿Crees que puedo hacerme un procedimiento como ese y mantenerlo oculto? —me rio con ironía —nunca podría ocultar algo como eso.
—No puedes tenerlo —no sé que esperaba al llamar a Lauren, pero claramente no fue esto. —Aria, escucha, no quiero...no quiero que pienses que estoy siendo cruel pero...Kyle no podrá ser un buen padre para ese bebé, y lo sabes.
Las lágrimas se agolpan en mis ojos, aprieto los parpados y mi respiración se corta, siento mis latidos volverse más fuertes, más salvajes. Mi herida duele con mi respiración agitada, parece que toda la fortaleza que estuve aparentando en el hospital y frente a Kyle me dejó agotada, porque ahora no encuentro un motivo para mantenerme fuerte.
Un sollozo brota de mis labios, me siento tan vulnerable y odio como el infierno el tener esa sensación, mi pecho arde, una sensación que me quema por completo, el fuego abriéndose paso por todo mi sistema.
Estoy tan cansada de mantenerme firme ante algo que está acabando conmigo.
—Dios, lo siento, Aria —Lauren suaviza el tono y me abraza, me refugio en sus brazos, mi amiga acaricia mi cabello mientras trata de calmarme —Lo lamento, debí suponer que tú lo deseabas.
No puedo hablar, las lágrimas se escapan de mis ojos, se deslizan por mis mejillas dejando un rastro húmedo.
—¿Quieres escapar? ¿Qué quieres hacer, Dolly?
—Quiero que todo esto acabe —sollozo sintiendo todo el mar de emociones desbordarme —solo quiero que esta locura se acabe, Lau. Y tienes razón, tenerlo es una locura pero...
Pero tenerlo me hace sentir menos sola.
Sé que Lauren tiene razón, sé que Kyle jamás será un buen padre, sé que aborrecerá a nuestro hijo, que lo odiará tanto como odia al resto de mi familia y eso me desgarra el corazón. Eso toma cada músculo cardiaco y lo hace trizas.
Porque no se tiene la culpa, porque el hecho de que exista es solo por culpa mía. Por pensar que podíamos tener sexo y nada iba a pasar. Y yo lo deseo, ya tiene una parte de mi corazón pero no sé si eso será suficiente para él o ella.
—No puedo ser egoísta, soy su madre, debería...debería no querer que sufra pero...
—No debes sentirte culpable por tus deseos, Dolly —sus manos envuelven las mías —si quieres mantener la noticia oculta de Kyle, te ayudaré con eso. Puedo...puedo encontrar una manera de preparar todo por si quieres huir, alejarte, lo planeamos muchas veces, ¿lo recuerdas? Podemos hacerlo ahora.
Bajo la vista hacia mi vientre que se mantiene aún plano.
—¿Harías eso por mí?
—Haría cualquier cosa por mi mejor amiga —afirma con una sonrisa —estoy segura que Kyle no irá detrás de ti. Él puede terminar esa venganza por si solo, tú no tienes porque seguir en medio de una venganza que no te pertenece. Mereces ser feliz, tal vez este es el impulso que necesitabas para dejar todo atrás, para comenzar a pensar en ti.
Mi pecho se aprieta ante la certeza, es momento de pensar en mí, en mí y en el bebé que viene en camino, en un pequeño ser del cual no tenía idea de su existencia, pero que tal vez, ha llegado para salvar la mía.
—De acuerdo, lo haremos —me limpio las lágrimas —hay que preparar todo.
Lauren sonríe, asiente y se incorpora tomando el celular.
—Comenzaré de inmediato. No te llevarás nada, eso es lo primero, cuando tenga todo listo, te avisaré —se acerca de nuevo y me proporciona un abrazo reconfortante —todo irá bien, Dolly.
Quiero confiar en sus palabras así que me aferro a la certeza de que podemos conseguirlo. Lauren se marcha después de eso, mi mano viaja hasta mi vientre y aprieto los ojos sintiendo un dolor en el pecho, esto no debería estar sucediendo así, pero está pasando.
—Te prometo que serás feliz —susurro hacia mi vientre —lo juro, haré lo que sea necesario para que seas.
Nunca antes luché por mí, pero ahora...ahora quiero hacerlo más fuerte que nunca. Kyle y yo nunca debimos estar juntos, esta unión nunca debió ocurrir, así que tiene que acabar de una vez por todas, y tengo que hacerlo antes de que sea demasiado tarde.
Kyle.
Algo ocurre en mi interior y no lo entiendo. Me he pasado los últimos días tratando de escapar de la realidad, sumergiéndome en el trabajo, escapando de casa tanto como me es posible para no tener que estar a lado de mi esposa.
En realidad, claro que lo entiendo lo que pasa, pero no quiero aceptarlo. Porque no debería estar sucediendo.
—Tienes una pinta terrible —Josh deja una lata de cerveza frente a mí —lo que me hace suponer que esto tiene que ver con tu esposa.
—No entiendo...no entiendo que está pasando —aprieto los párpados —es decir, se supone que ella tiene que serme indiferente, no puedo considerar...
No me atrevo a decirlo. ¿En que momento mis sentimientos cambiaron tanto? ¿Cómo es que llegué a este punto sin darme cuenta?
—Está pasando, ¿cierto? —me atrevo a mirarlo a los ojos, Josh tiene una mirada comprensiva, sostiene su propia lata de cerveza y le da un largo trago antes de volver a mirarme.
El silencio cae entre nosotros. Mi mente ha intentado encontrar el momento en el que todo se fue a la mierda, ¿acaso no había olvidado mi atracción por ella? Era una jodida adolescente, muy diferente a la mujer que se convirtió en mi esposa.
—No puede estar pasando.
—Estás bastante jodido si ni siquiera puedes admitir que comienzas a querer a Aria.
—No —mi negativa lo hace suspirar.
—Kyle, por una vez en tu vida admite tus jodidos sentimientos —espeta con molestia —no eres un adolescente, tus sentimientos no tienen nada que ver con lo que ocurrió, no eres culpable por querer a la mujer que te prometiste odiar. Una que, en primer lugar, ni siquiera tiene la culpa de la muerte de tu padre y de Johnson.
—No lo entiendes —me incorporo sintiendo la frustración crecer en mi pecho —ella y yo no podemos estar juntos, ella no merece...
—Sí, no merece la mierda que le diste, y tal vez no merezca a un esposo que quiere convencerse del odio que le tiene, pero eres capaz de cambiar eso. Lo que ocurre, es que no deseas hacerlo, no quieres cambiar ni aceptar por una puta vez en tu vida que la quieres. Y que nunca las has odiado. ¿Por qué otro motivo habrías de casarte con la hija de tu enemigo?
Mis manos se cierran en puños, siento las uñas clavarse en mis palmas, mi respiración se vuelve pesada mientras me enfrento a la verdad que nunca quise aceptar.
—Yo te diré lo que no eres capaz de aceptar —exclama incorporándose —nunca la has odiado, has estado eclipsado por ella desde que la viste por primera vez, aceptaste este matrimonio con ella porque siempre la has querido, porque de no hacerlo, hubieses rechazado la unión. Sabías que ella no significaba nada para su familia, te excusaste en el hecho de que querías que te ayudará cuando tú y yo sabíamos que eres perfectamente capaz de acabar con ellos sin requerir ayuda de Aria.
—Basta...
—No —Josh me enfrenta —no voy a parar porque es la verdad de la que huyes. Me he dado cuenta de lo que ocurre contigo, eres cruel con ella porque si la tratas bien, te sientes culpable por hacerlo. Porque tienes la jodida idea de que ella es culpable al igual que su padre y su abuelo, te has convencido de que no merece que seas bueno, que no merece que la quieras, y al fin, te estás dando cuenta de eso. Por eso no entiendes lo que ocurre, porque eres tan cabezota como para aceptar que ya la quieres, Kyle, que tal vez siempre la has querido y que ahora no puedes hacer nada al respecto.
Que alguien te grite toda la verdad a la cara es como un puñetazo en la tráquea. Uno fuerte que te arrebata el aliento y amenaza con dejarte inconsciente.
—¿Hace cuanto no vuelves a casa más que a dormir? —continúa —desde que salió del hospital no has hecho más que trabajar y buscar excusas para no estar cerca de tu esposa. Y el hecho de que ella te salvara la vida, solo te despertó del trance en el que tú mismo te has obligado a estar.
No debo sentir nada de esto, ella es mi enemigo, por sus venas corre la sangre de las personas que me quitaron lo que una vez más amé.
Su maldito ADN es compartido con aquellos seres que detesto tanto.
No debería sentir nada por ella más que odio. Entonces, ¿por qué no siento nada de eso? El odio, el rencor, todo se ha apagado. No hay nada.
¿Por qué he deseado protegerla? ¿Cuidarla?
¿Por qué deseo tanto poder...amarla?
Aria ha cambiado todo aquello que tenía preestablecido. Nada de esto entraba en la ecuación. Nunca debió siquiera considerarse.
Las palabras que Bea dijo en la primera cena a la que asistimos vuelven a mi mente.
"A veces el odio no se transforma en amor, a veces solo te das cuenta de que en realidad no odias a la persona, que nunca la has odiado"
Cuando has ignorado tanto tiempo algo y de pronto tienes que enfrentarte de lleno a la verdad, esta se siente como un golpe fatídico. Tomo una inhalación, como si hubiese estado conteniendo el aliento por demasiado tiempo.
—Es hora de que te permitas sentir todo eso que has suprimido —Josh me observa con comprensión —querer a tu esposa no te hace culpable, Kyle. Ellos nunca te culparían por esa decisión.
Mi respiración está agitada cuando me dejo caer de nuevo en el sillón, toda mi mente es una maraña de pensamientos que no parecen tener solución, pero de algo estoy seguro...no puedo continuar así.
—Le prometí que la dejaría libre.
—Entonces cumple tu palabra, aunque eso no significa que tengas que alejarte de ella. Aria solo necesita saber que no la culpas, pero no solo tienes que decirlo, tienes que demostrárselo. Tiene que darse cuenta de que tus sentimientos son sinceros. Habla con ella y por primera vez, mírala como tu esposa, no como tu enemiga.
Poco a poco los hilos comienzan a desenredarse, formando la línea recta hacia la decisión que debo tomar, una que nunca estuvo en consideración pero que ahora es la única forma en la que puedo evitar acabar más destrozado de lo que ya estoy.
Vuelvo a casa más temprano esa noche. No creí que nadie se estuviese dando cuenta de la forma en la que me refugiaba en cualquier otra cosa para no tener que volver a casa y enfrentarme a mi esposa.
Sin embargo, cuando entro a la habitación, hay algo distinto.
—Aria, he llegado —mi voz se extiende por la habitación pero no tengo una respuesta. —¿Aria?
Salgo de la habitación y bajo hasta la cocina.
—Ceci, ¿has visto a Aria? No está en la habitación.
—Salió con Lauren hace un par de horas...
—¿Salió con Lauren? Le quitaron los puntos apenas ayer por la noche, no debería estar paseando por la ciudad —espeto —¿por qué no se me avisó?
—Dijeron que irían de compras, Kyle, se ha sentido muy sola en la última semana, apenas has estado en casa. ¿Qué debía hacer? ¿Negarle una salida con su amiga?
Suelto una maldición por lo bajo, tomo mi celular y marco el número que está fijo en mi memoria. El timbre suena una, dos, tres veces, pero no hay una respuesta. La preocupación comienza a abrirse paso en mi sistema, trato de nuevo pero es el mismo resultado.
—¿Qué guardia fue con ella?
—Ellas no...
—Ceci, dime que no dejaste salir a mi esposa sin guardias, y solo en compañía de su amiga.
Parece entender el punto al que quiero llegar, me lanza una mirada preocupada que me deja más inquieto de lo que siquiera pude considerar.
—¡Joder! ¡Maldita sea! —mis pasos se apresuran hasta la entrada en donde los guardias se encuentran —¡Dickens!
El encargado de seguridad se acerca.
—¿Señor?
—Quiero que localices a cada guardia y averigües si alguno de ellos está con mi esposa, llama a la familia de Lauren Rogers y exígeles saber el paradero de su hija, si se niegan, demuéstrales que no tengo paciencia.
—Entendido, señor.
Vuelvo adentro, casi corro de nuevo a la habitación intentando localizar alguna pista que me pueda decir en donde ha ido Aria, cuando reparo en el bolso que está sobre la mesa de noche, sé que ella no ha ido de compras.
Porque su jodido celular esta a un lado, junto con la cartera. Algo en mi se enciende cuando me acerco y tomo el bolso, vacío el contenido con brusquedad sobre la cama y cuando un par de hojas caen, las tomo intentando encontrar algún indicio del paradero de mi esposa.
Pero lo que encuentro...es mucho...peor.
Es un resultado de laboratorio.
Un análisis de embarazo.
Mi garganta se cierra, toda mi energía se drena de mi cuerpo, soy capaz de sentir cada latido salvaje que mi corazón da contra mi pecho, la adrenalina abriéndose paso en mis venas. Mis piernas pierden fuerza y termino cayendo sobre la alfombra, mi mente se nubla, la razón se va y todo parece dar vueltas.
Es como si un tornado viniese directamente hacia mí, con toda su fuerza y destruyera cada parte de todo lo que he construido, siento la presión en el pecho, el peso en los hombros.
Todo colapsa mientras mis ojos leen una y otra vez el resultado.
Prueba inmunológica de embarazo: positiva.
—¿Señor?
No reacciono ante la voz que me llama.
—Señor, lamento informar esto pero me temo que su esposa...ha abandonado Washington hace una hora.
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¡Hola, hola!
¿Qué creen que pase ahora entre nuestros protas?
¡Me encanta leerles en los comentarios!
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