24.- Limites del colapso
Kyle
Amanda me observa con tranquilidad desde el otro lado de la bodega en la que nos encontramos. Luce más en calma de lo que esperé.
—Este fue tu plan desde el inicio, ¿no es verdad? Siempre has buscado esto.
—Acabar con ustedes siempre ha sido parte del plan, pero tu familia me facilitó las cosas, Amanda. No creí que fuesen tan descuidados con su información, pero vaya sorpresa, robarles resultó más fácil de lo que esperé.
—¿Por qué haces esto, Kyle?
La miro, reconozco en ella ciertos rasgos de mi esposa, por ejemplo...tienen el mismo jodido carácter.
—Tú sabes bien porque hago esto. No quieras fingir que no tienes conocimiento.
—¿Es por lo que pasó entre tu padre y Henry? —insiste —no puedes hacer toda una venganza solo porque algo salió mal, nosotros...
—¡Ustedes asesinaron a mi familia! —espeto perdiendo el control por un segundo —No quieras fingir que eres inocente. Ninguno de ustedes lo es.
—¿Pero de que hablas? —el tono de su voz sale casi desesperado —¿qué...?
Algo parece activarse en ella, como si acabase de recordar algo importante.
—Es lo que Aria intentaba decir, ¿no es cierto? —la mención de mi esposa capta mi atención —¿qué mentiras le contaste? ¿Es así como conseguiste que se apartara de su familia?
—Ustedes nunca han sido su familia —una risa brota de mis labios —¿qué clase de familia entrega a uno de los suyos para un ojo por ojo? No tuve que mentirle, solo le dije la verdad que ustedes le ocultaron todo este tiempo. Se ha dado cuenta de la clase de familia que son, una familia que nunca la tomado en serio, que la han subestimado.
—Nunca he subestimado a mi nieta.
Amanda vuelve a su habitual calma. No sé porque luce como si no le importara estar aquí con un hombre que puede matarla en cualquier segundo. O tiene mucha confianza en que su esposo la rescatará con vida, cosa que no sucederá, o no le importa morir.
—Claro que la subestimaron.
—¿Sabes que intenté evitar que se casara contigo? —sonríe cuando se da cuenta de que tiene mi atención —sí, estaba preparando absolutamente todo para sacarla del país, podría lidiar con la furia de mi hijo, Henry podría lidiar también con eso. Íbamos a sacarla, le daríamos aquello que siempre soñó, estaría lejos de nosotros y eso la salvaría.
—¿Por qué no lo hiciste?
—Porque sabía que ella podría contigo —se incorpora y la apunto con el arma. —Sobreviviría a ti.
—Vuelve a tu sitio, no quero matarte antes de tener la oportunidad de hablar con tu esposo.
—Tú la subestimaste ¿verdad? Todos lo hicimos.
—Sí, ¿pero sabes cual es la diferencia? Que ella me importa, Amanda. Ella es valiosa para mí y no por los motivos por los cuales es valiosa para ustedes. La he librado de una familia de asesinos, tendrá la libertad que deseó, ustedes no la merecen, ni siquiera yo. Y es por eso que para librarla, tengo que acabar con ustedes.
Le hago un gesto al guardia que está en la puerta para que la mantenga vigilada. Salgo tomando una inhalación, este es el momento por el que esperé seis años. El momento en el que al fin cumplo mi promesa.
Henry responde al tercer tono. No soy tan estúpido como para llamarlo desde mi celular, hemos preparado absolutamente todo para no dejar rastro, ahora mismo hay otras personas dejando un rastro mío que me coloca muy lejos de este lugar.
Pero no tiene que ser adivino para saber que se trata de mí.
—La tienes, ¿cierto? Hijo de perra, sé que la tienes.
—Hola, Henry —sonrío y miro lo oscuro de la noche —te dije que me vengaría. Ahora, escúchame bien, si quieres que ella siga con vida por ahora...harás lo que yo diga.
—Si te atreves a lastimarla...
—No estás en posición para amenazar, Henry. Voy a enviarte la ubicación, y quiero que tú y Benjamín vengan...solos. Y te juro que si te atreves a hacer algo, tu esposa muere.
—No la dañes, Kyle —oh, ese tono, se siente jodidamente satisfactorio encontrar un punto débil del hombre que te arrebató todo. —Ella no sabe nada, no tiene nada que ver en esto.
—Por lo que recuerdo, tu estabas muy dispuesto a asesinar a mi madre, ¿no es verdad? —la amargura llena mis palabras —el hecho de que tu esposa salga ilesa de este sitio, depende de ti. Haz lo que te digo, estoy siguiendo cada uno de tus movimientos, Henry. Si decides jugar sucio voy a acabar con tu esposa, y luego seguirá tu nieta. Sabes bien que no estoy jugando.
Cuelgo la llamada, le envío un mensaje al celular que Josh tiene en su poder para poder enviarle la ubicación y cuando me confirma que la han recibido, siento la satisfacción crecer un poco más dentro de mí.
Creí que tendría que pasar mucho tiempo más antes de poder al fin tomar venganza por lo que le hicieron a mi familia, pero parece que todo está por volverse una realidad.
Cuando vuelvo al interior, Amanda permanece en su sitio, en la silla que hemos destinado para ella.
—¿Qué harás cuando llegue?
—¿Qué crees que haré? Lo mismo que tu esposo hizo con mi padre. Aunque claro, antes tendrá que suplicar para que no te mate, será tan satisfactorio escucharlo suplicar, eso si te quiere lo suficiente.
—¿Cómo planeas tener un futuro con Aria si estás haciendo esto? ¿Crees que ella te perdonará por matar a su familia?
—La cuestión aquí, Amanda, es que no estoy buscando el perdón de nadie, mucho menos el de mi esposa. No me interesa que me perdone y mucho menos busco un futuro que sé que no tenemos, contrario a ustedes, soy muy realista. Me centro en el presente, y en lo que tengo que hacer para conseguir lo que quiero.
—Dices que somos una familia de asesinos, ¿no es lo que tu serás después de esto?
—¿Quieres tener moral ahora? —me burlo —sé bien lo que soy, y sé bien lo que seré. Y no fingiré que soy una buena persona, yo, contrario a ustedes, tengo motivos que me orillaron a esto, motivos que nunca hubiese poseído si tu esposo e hijo no hubiesen decidido matar a mi familia.
El dolor en sus pupilas me confirma las sospechas, ella no sabe nada, o al menos, no los motivos reales. Reconozco un atisbo del mismo dolor de Aria, pero en menor grado, recuerdo sus palabras y lo segura que estaba de que su abuela era inocente.
Ahora lo sé.
Pero Henry no se ablandó con la inocencia de mi familia.
Los asesinaron sin tener el mínimo grado de consideración, así que yo no debo tenerla para ellos.
Antes de que pueda seguir perdiéndome en mi mente, los disparos me alertan. Las detonaciones hacen eco en el interior y los gritos de los guardias me dejan saber que nos han encontrado.
—De pie —ordeno.
Amanda no protesta, la tomo del brazo colocando el arma justo detrás de su espalda mientras la obligo a avanzar. Los guardias que están adentro nos siguen de cerca, hay más disparos y sé que no hay forma de que nos hayan encontrado antes de tiempo, a menos que uno de los nuestros nos haya traicionado.
Todo sucede demasiado rápido, en cuestión de segundos los guardias caen y pronto me encuentro rodeado de numerosos hombres que me apuntan con sus armas, tan pronto como reconozco al hombre que se abre paso entre ellos, algo en mí enfurece.
Christian Carsley.
—Suéltala —exige —a menos que quieras morir.
—No lo creo —sonrío —¿Henry no te advirtió lo que ocurriría si muero? Estoy seguro que te importa más Aria que esta mujer.
Coloco el arma justo al lado de la cabeza de Amanda.
—¿Crees que no cumpliré mi amenaza?
—¿Aria? —el idiota ladea la cabeza, con una sonrisa de suficiencia en el rostro—ella está conmigo.
Entonces la veo. Ella baja de uno de los autos, y algo en mí...algo en mí se rompe. Camina hasta nosotros, no se supone que ella esté aquí, pedí que la llevaran a un lugar seguro, ella no...
¿Creíste que ella realmente estaba de tu lado?
¿Fuiste tan iluso como para pensar que en serio estaba ayudándote?
Las voces en mi cabeza hablan fuerte y claro. Sus ojos se encuentran con los míos, esos malditos ojos grises que esta noche me miraban como si fuese alguien importante para ella. Pero ahora está aquí, del lado de aquellos a los que debo destruir.
—Kyle...
—Fuiste tú —una risa amarga brota de mis labios —debí imaginarlo.
—Déjala ir —pide —por favor, ella es inocente, al igual que yo.
Comienza a caminar hacia mí pero el imbécil la detiene, algo en mi arde con un fuego intenso cuando lo miro tomar su mano, ¿Cómo pudo escapar de los guardias? ¿Cómo encontró a Christian?
—Kyle, por favor, no puedo dejar que la asesines.
Debería disparar. Debería causarles el mismo dolor que ellos nos causaron, tal vez no pueda matar a Henry, pero puedo asesinar a la mujer que le importa. Pero entonces pienso en Fanny, y en mi madre.
Si disparo, ellos lo harán. Y no habrá nadie que pueda cuidar de ellas. Esto es lo que pasa cuando confías en tu enemigo, de alguna forma ella supo mis planes, y está aquí, salvando a quien no debería.
Bajo el arma.
—Ve.
Amanda voltea, me encuentro con su mirada y hay algo en ella que me inquieta, espero ver dolor, o rencor, la retuve por horas y ella no muestra ningún signo de resentimiento.
Mi mano se cierra con fuerza alrededor de la empuñadura del arma. Mis nudillos se tornan blancos cuando observo a Aria abrazar a su abuela, los hombres de Christian siguen apuntándome, sé que es cuestión de tiempo para que Josh se de cuenta de que algo va mal y envíe al resto de los hombres, pero para entonces, yo estaré muerto...y tal vez ellos se hayan ido.
—Aria, sube al auto. —Christian se acerca pero ella se aparta, viniendo hacia mí.
—Más vale que vayas con él, querida —advierto —porque juro que vas a arrepentirte de haber hecho esto si vienes conmigo.
—Aria...
—Llévate a mi abuela, ponla a salvo, yo estaré bien. —se aproxima hasta mí, demasiado confiada.
—No voy a dejarte con él.
Es demasiado tarde, estoy demasiado cerca de ella como para alguien pueda hacer algo. Aria grita cuando envuelvo el brazo alrededor de su cuello y presiono el arma en su sien.
—Llévate a quien viniste a rescatar —mascullo hacia Christian—yo me quedo con mi esposa.
—Voy a matarte —advierte cargando el arma —suéltala.
Escucho a Aria quejarse cuando aumento la presión alrededor de su cuello, mi codo presionando en su piel, Christian también lo nota, la duda se siembra en sus ojos y decido eliminarla.
—Lo dudo.
Las pisadas apresuradas lo alarman, en menos de un minuto el resto de los guardias salen, fácilmente son el doble de los que él ha traído. Ellos tienen orden de disparar, así que lo hacen.
El grito de Aria penetra en mis oídos mientras tiro de ella llevándola detrás de los cuerpos de los guardias, lejos de los disparos. No me doy cuenta lo fuerte que estoy apretando su brazo hasta que ella emite un quejido tan adolorido que me hace reaccionar.
La suelto, una marca roja se forma sobre su piel y la culpabilidad se abre paso en mi sistema, pero la ignoro. Porque ella ha arruinado todo. Ella me ha traicionado para salvar a su familia.
Por mucho tiempo creí que estaba de mi lado, pero me equivoqué.
Es igual a ellos. después de todo... es una Anderson.
—Kyle...
—Cierra la boca, Aria —espeto con desdén —eres igual a ellos, no sé porqué creí que podía confiar en ti.
—Yo no...
—Espero que las personas a las que has salvado puedan darte protección—su mirada se cristaliza —porque a partir de este momento, tú ya no cuentas con la mía.
Envío a Aria en otro auto directo a casa, con la orden de que la encierren en la habitación de invitados apenas llegue.
—No debí confiar en ella —la amargura tiñe mi voz —ni siquiera sé como nos encontró.
—Sabía que eras tú, no estábamos vigilando a Christian, ellos pudieron rastrear tu celular, o, no lo sé, Kyle. Pudieron hacer cualquier cosa.
—Después de todo, ella aún sigue eligiéndolos.
—Ella eligió a su abuela —corrige —tal vez no elegimos bien...
—No, claro que elegimos bien —me incorporo mirando a Josh —ella no debió interferir, ¡joder! ¡Ella no tenía por qué intervenir!
El control se me va de las manos y termino lanzando el vaso de cristal contra una de las paredes. Josh arruga el rostro, permanece en silencio dejándome sacar toda la ira acumulada en mi cuerpo.
—¿Qué planeas hacer ahora?
—Tengo que prepararme, poner segura a mi madre, y a Fanny —cierro los ojos —Henry no dudará en tomar venganza. Lo hará de la mejor forma que conoce. Debo estar preparado para cuando ataque. Tal vez las envíe a Italia con un amigo de la familia, podrá ponerlas seguras mientras tanto.
—¿Hablas de los Lombardi? —asiento —¿Crees que puedan cuidar de ellas?
—Tenemos una amistad de algunos años, Antoni Lombardi nos ayudará, colaboramos hace un par de años en uno de los diseños de autos, si le pido el favor, podrá asegurarse de que ellas estén bien.
—¿Y qué pasa con Aria?
Aria.
El malestar vuelve a mi cuerpo, el corazón sufre un vuelto y no entiendo el sentimiento que me llena.
—Mi esposa tendrá que aprender a no meterse en asuntos que no le corresponden, si para eso tengo que encerrarla en una habitación hasta que logra matar a toda su familia, entonces lo haré. Luego la enviaré lejos, y tendrá que arreglárselas sola.
—Encontraremos la manera de terminar lo que quedó inconcluso —afirma.
Quiero creer que será así, pero ahora, con Henry sabiendo lo que pretendemos, será muchísimo más complicado acercarnos. Antes lo tomamos con la guardia baja, ahora nos estará esperando.
Quiero acabarme el alcohol del bar de Josh, pero no puedo permitirme estar con la mente nublada ahora. Y mi casa es el último sitio al que quiero ir, pero debo volver.
Volver y enfrentarme a mi primer y gran error.
Josh no hace muchos intentos por impedir que me vaya, los guardias me acompañan de regreso a casa, mientras el auto se mueve, trato de ignorar el sentimiento que se vuelve más fuerte con cada segundo que pasa, trato de apagar esa chispa que esta noche había comenzado a crecer.
Ella no lo merece.
No merece siquiera considerar un futuro. Mentí antes, porque una parte de mí esperaba que al terminar esta locura, pudiera tener una oportunidad, algo que no hiciera que ella terminara apartándose, pero ahora...
Ahora sé que eso es exactamente lo que tiene que pasar.
—Kyle...
—Ahora no, Ceci —la detengo antes de que pueda decir una palabra —si te atreves a intervenir, voy a despedirte. Y esta vez en serio.
—No seas tan cruel —pide y sonrío.
—Créeme, seré jodidamente cruel con ella.
Subo los escalones con rapidez, mis pasos hacen eco en la silenciosa casa mientras avanzo hasta la habitación de invitados. Cojo la llave que está al costado, escondida cerca de una de las lámparas y en cuanto abro...me enfrento a esos ojos grises que son mi tormento.
—Esta será tu habitación a partir de ahora —hablo antes de que ella pueda decir algo —no tendrás tu celular, el único contacto que tendrás será con Ceci y conmigo, no saldrás, y olvídate de ver el mundo exterior...al menos hasta que haya acabado con todos ellos.
—Kyle...
—Lo jodiste todo —espeto —y espero que haya valido la pena.
—¿Lo jodí todo? —inquiere con los ojos llenos de lágrimas —¡Tú me usaste! ¿Cómo puedes tratarme como la villana aquí? ¡Me usaste para llegar a ella!
—¡Porque tenía que hacerlo! —estallo —¡Y lo arruinaste todo! ¿Tienes idea de lo que pasará ahora? ¡Tú abuelo vendrá por todos! ¡Tengo que jodidamente cuidar de mi madre y mi hermana, enviarlas a otro continente porque mi esposa decidió traicionarnos!
—¡Solo quería salvarla! —solloza —ibas a matarla. Ibas a matar a alguien inocente, a la mujer que ha sido como mi madre. Ella no sabe nada, Kyle, y tú no ibas a tentarte el corazón para perdonarla. No podía dejar que la mataras.
—¿Y por eso corriste a sus brazos? ¿Por eso buscaste la ayuda de Christian? Confié en ti, Aria. Fui considerado, fui bueno contigo aún cuando me decía a mi mismo que no debía serlo, confíe en ti porque me diste tu palabra que de que serías leal. Me permití bajar la guardia delante de ti y a la primera oportunidad, corres a los brazos de alguien más.
—Yo no...
—Me dijiste que hiciera lo que sea necesario, ¿lo recuerdas? Llorando en esa cama me dijiste que lo hiciera, y de pronto tú...de pronto tú jodes todo. Tienes suerte de estar teniendo esta conversación, si me hubiesen asesinado, ¿crees que tu abuelo tendría consideración con mi madre, o con mi hermana? ¿Tienes siquiera una idea de lo que les hubiesen hecho?
—No lo entiendes...
—No, claro que entiendo, Aria. Entiendo que prefieres ayudar a aquellos a los que nunca les has importado, prefieres darle tu ayuda a una familia a la que no le importas, a unos hombres que no dudaron en venderte, en entregarte a un hombre para que te asesinara, creí que eras más inteligente que esto.
Odio la sensación que me provoca el mirarla, detesto el sentirme herido porque no debería poseerlo.
—¿Quieres que lo llame y le diga que fuiste tu quien me dio el acceso a su información? ¿Qué fuiste tú quien tomó su celular y nos permitió infiltrarnos? Puedo hacerlo, o puedo enviarte a tu padre para que continúe golpeándote. ¿Eso es lo que quieres?
La mirada herida que me dedica se siente como un puñal. Como una daga que se incrusta y me deja una herida sangrante.
—Puedo enviarte de regreso a la familia que te humilló y maltrató por años. Tal vez te encuentren otro esposo.
—Estás siendo cruel.
—Porque te lo mereces —espeto con ira —ahora eso es lo único que mereces.
—Así que me usas a tu antojo, me usas como una maldita carnada y cuando algo para salvar a alguien a quien amo, yo soy la mala aquí. ¿Qué hay de todo lo que tú me has hecho, Kyle? ¿De la forma horrible en la que me has tratado? ¿A caso eso se te olvidó?
Sus ojos están húmedos, llenos de lágrimas contenidas, pero no pierde la firmeza.
—Eres muy bueno señalando que te he traicionado, pero, ¿qué hay del trato que tu me has dado? ¿Por qué solo miras lo que yo te he hecho pero no reconoces que tu has sido un esposo horrible y cruel? No eres mucho mejor que ellos, Kyle.
—Nunca he dicho que sea mejor que ellos...
—Pero lo crees, te crees superior y...
—¡Porque ellos asesinaron a mi familia!
—¡Ellos, no yo! —estalla golpeándome el pecho —¡Ellos lo hicieron! ¡Y yo solo hice lo mismo que tú hiciste por tu madre! ¡Lo mismo que hubiese hecho si mi abuelo te tuviera y quisiera matarte!
Un sollozo brota de sus labios.
—¡Yo lo haría por ti! Nadie te salvó, nadie los salvó a ellos pero yo si podía salvarla a ella. Si hubieses tenido a mi abuelo, a mi padre, o incluso a mi madre, no hubiese intervenido. Pero ella...ella es la única persona que me ha amado sinceramente, Kyle. Y no puedo permitir que me la arrebates, no de esa forma.
—Aria...
—No quise traicionarte, pero tú me usaste, es lo único que has hecho conmigo, creí que es serio estabas dejándome ser yo de nuevo, en esa pasarela cuando me sonreíste, en el camerino cuando me besaste me permití creer que estabas siendo sincero, pero, ¿qué es lo que hacías? Solo estabas usándome.
—No fue así, eso no...
—¿Cómo tienes el descaro de mentirme? —cuestiona con la voz rota —eso es lo que has hecho...
—No permití que vayas solo para esto —susurro —acepté que fueras porque sé que lo echabas de menos, porque vi la manera ilusionada en la que hablabas del modelaje. Y me sentí un hijo de perra por habértelo arrebatado, tal vez no debí llevarme a tu abuela cuando estaban en el mismo auto, pero tenía que hacerlo, Aria. No puedo...no puedo detenerme en esto. Y tú no tenías ningún derecho de arruinarlo.
Comienzo a sentirme vulnerable ante ella, es como si Aria poseyera algo que me arrebata la fortaleza, por mucho que me esfuerce por mantener mis barreras altas, ella las destruye todas.
—No iba a matar a tu abuela —ella retrocede ante mi confesión —iba a matar a tu abuelo, y a tu padre. Iba a matar a tus hermanos y luego...luego la dejaría ir, junto contigo. Obligaría a tu abuelo a suplicar por su vida y luego acabaría con la de él. Tú me quitaste la oportunidad de conseguirlo.
—¿No ibas a...? ¿Por qué...?
—¿Por qué no te lo dije? Porque tenía que confirmar que ella en serio no sabía nada sobre lo que ocurrió. Ahora lo sé, pero me temo que las cosas han cambiado Aria, y si tengo que matarla para proteger a los míos, lo haré.
—Así que si tienes que matarme, ¿lo harás?
El nudo aprieta en mi garganta, ella sabe la respuesta. ¿Cómo matas a la mujer que te ha cautivado desde que era una adolescente? Creí que el odio ayudaría con eso, pero nuestro matrimonio lo ha cambiado.
—No puedo matarte aunque quisiera —susurro —incluso ahora, cuando jodiste todos mis planes, no puedo hacerlo. Y debería, todo sería muchísimo más fácil si pudiera poner una bala en tu corazón y acabar contigo, pero no soy capaz. Y quiero odiarme por eso, porque debería poder, no debería ser débil cuando se trata de ti.
—No eres débil...
—Lo soy, lo soy cuando se trata de ti. Lo soy cuando corres peligro, lo soy cuando pienso que si no fuese por ti podría acabar con ellos con facilidad, lo soy cuando te miro y pienso que puedo acabar con esto y continuar teniéndote a mi lado. Soy jodidamente débil cuando me doy cuenta de que te aprecio más de lo que debería.
—Kyle...
—Soy débil porque debería deshacerme de ti luego de lo de hoy. Pero no lo hago, porque no puedo tenerte lejos, porque pierdo el control cuando estoy contigo, porque desearía que nada de esto hubiese pasado así, y desearía volver seis años antes y decirle a mi madre que quiero convertirte en mi esposa y sellar nuestras vidas antes de que ellos pudieran joderme la mía.
Se acerca y yo me alejo.
—Y soy tan débil porque no puedo luchar por ti. Porque prefiero acabar con ellos y cumplir mi promesa, aún si eso significa perderte para siempre.
Retrocedo, mirándola una última vez.
—La próxima vez que tengas noticias de tu familia, será para avisarte que están muertos.
Ignoro el dolor en sus ojos mientras me alejo, ignoro sus llamados mientras cierro la puerta y le coloco la llave.
Pero sobre todo, ignoro los gritos de mi propio corazón que me dicen que soy un hijo de puta por hacerle eso, ignoro las lágrimas mientras me alejo y dejo en aquella habitación a la única mujer por la que podría atreverme a sentir algo.
Aria.
Han pasados dos días y él no ha venido a verme. Cumplió su palabra, me ha tenido encerrada sin contacto con nadie que no sea Ceci, ella solo viene cuando tiene que traerme la comida, y apenas intercambiamos algunas palabras.
La habitación tiene un gran balcón pero las puertas que conducen a él están bloqueadas, no hay teléfono, o televisión. Ceci me trajo un par de cambios de ropa y he estado sumida en esta apremiante sensación de soledad.
Y lo echo de menos. No creí que pudiera echar de menos tenerlo en la cama, despertar y encontrarme en una habitación solitaria me clava un sentimiento de ser desechada que no me gusta en lo absoluto.
El único consuelo que tengo, es que ella sigue con vida.
Fue fácil deshacerme de los guardias, fue sencillo llamar a Christian y decirle que Kyle tenía a mi abuela, pude haber aprovechado la oportunidad y haber huido de mi esposo, pero creí, ingenuamente, que podría hacerlo entender.
Claramente me equivoqué.
Al tercer día que pasa, pierdo la esperanza de que él venga. Intento obtener información de Ceci pero no consigo nada, ni una sola pizca.
Y es al cuarto, cuando alguien viene por mí.
—¡Si no me dejas verla juro que voy a llamar a la policía! —salgo de la cama tan pronto como reconozco la voz de Lauren —¿por qué no me responde el teléfono?
—Lauren, querida, estoy seguro de que no es necesario llamar a la policía —¿esa es Bea?
—Si, Lauren —mi corazón se apachurra cuando escucho la voz fría de Kyle —¿por qué cargos me acusarías?
—Secuestro, estoy segura de que le has hecho algo —continúa mi amiga —no me importa llamar a la policía, ¡y no te atrevas a correrme sin dejarme verla!
—Lauren...
—Si le has hecho algo juro que voy a...
—Estás gritando justo frente a su puerta.
La cerradura suena, y luego...luego la puerta se abre.
Lo primero que veo es a mi esposo, me lanza una fría mirada antes de girarse a mis amigas.
—Esta viva, ¿lo ves? Y en excelente estado, así que deja de hacer un escándalo, carajo.
Apenas reacciono cuando Lauren viene hacia mí y me envuelve en un abrazo.
—¿Estás bien? —sonrío ante su tono preocupado —no me respondías el celular y creí...
—Estoy bien —la tranquilizo, luego miro a Bea —Hola, Be.
—Oh, Lauren nos puso un poco paranoicos a todos —se ríe —me alegra ver que estás bien. Intentamos llamarte pero...
—No tengo el celular justo ahora, no tenían que venir...
—Oh, claro que teníamos —Bea se acerca y me da un corto abrazo —ahora que estamos aquí, ¿por qué no vamos a comer algo? Te ves un poco desanimada. ¿Peleaste con Kyle?
—Algo así —sonrío incómoda —agradezco la invitación, pero...
—No te atrevas a darnos una negativa.
Ambas me miran insistentes, suelto un suspiro derrotado y asiento.
—Bien. Solo iré a cambiarme. —Me señalo —¿Pueden esperar por mí abajo? No me tardo.
—Seguro.
Salgo con ellas de la habitación, nos apartamos en las escaleras y mientras ellas bajan, yo me quedo ahí, de pie dudando si debo ir a la habitación. Es extraño que Kyle esté en casa, habitualmente estaría en la empresa, hace tres días que no lo veo, y una parte de mí quiere ir a su encuentro y decirle tantas cosas.
Dejé que mi familia me tuviera bajo su poder por mucho tiempo. No estoy dispuesta a dejar que ocurra de nuevo.
Cuando llego a la habitación, él no se encuentra ahí. He tomado una ducha mañanera así que solo me cambio de ropa por un fresco vestido con estampado floral, me recojo el cabello en una coleta alta, y pongo unos minutos de empeño en mi maquillaje.
Cuando salgo del baño, él está ahí. Mi corazón se acelera, me mira tan frío, tan distante. Me observa de la misma manera en como solía hacerlo cuando llegué a esta casa.
—Vas a ir con ellas solo porque no deseo que tu amiga haga otro escándalo.
—Kyle...
—Vete.
Cierro los ojos por una fracción de segundo, antes de hacer lo que pide. Lo dejo atrás, sintiendo que hemos llegado a un punto en el que claramente no tenemos retorno.
El almuerzo con Bea y Lauren consigue subirme los ánimos, ellas hablan sobre el maravilloso desfile y me muestras las opiniones en internet. Me siento un poco mejor cuando me veo en aquel vestido, sonriente, radiante.
Lástima que el sentimiento solo haya durado unas pocas horas.
Es evidente que Lauren no quiere que vuelva a casa, lo sé por la manera renuente que tiene al hablar, pero yo sé que tengo que hacerlo. Solo cuando Bea se marcha, me atrevo a contarle lo que ocurrió.
—Oh, Aria —su mano se envuelve sobre la mía —hiciste lo que tenías que hacer. No debes sentirte culpable.
—Y no me siento culpable por salvarla pero...pero a veces creo que él tampoco merecía...
—No, detente ahí —exige —Kyle claro que lo merecía, te ha tratado de forma horrible todo este tiempo, su comportamiento "amable" no tiene porque ser recompensado, debería tratarte como su esposa todo el tiempo. Kyle ha sido alguien horrible y cruel, merece sufrir muchísimo, merece sentir todo lo que tú has sentido desde que te convertiste en su esposa.
—Prometí que le sería leal...
—Y él te prometió muchas cosas que no cumplió. Te prometió fidelidad y permitió insinuaciones de otra mujer, te obliga a hacer absolutamente todo lo que desea, te obligó a renunciar al modelaje, ¿y te sientes culpable por lo que hiciste? Aria...solo estabas salvando a tu abuela.
—Lo sé —un suspiro tembloroso brota de mis labios —pero creo que ahora me odia más. Creí que al fin estábamos conviviendo bien y ahora todo...todo se ha reducido a nada.
—No te culpes por eso. Porque no tienes responsabilidad alguna.
Me repito sus palabras cuando volvemos a casa, espero encontrármelo y que me obligue a volver a la habitación en la que me ha tenido estos días, pero cuando entro a nuestra recámara...él no dice absolutamente nada.
No parece interesado en tener una conversación, se limita a ignorar mi presencia y a ocuparse de sus asuntos. De nuevo, el silencio se vuelve nuestro mejor acompañante.
Pero por alguna razón, esta vez no estoy dispuesta a tolerarlo.
—Basta —él se detiene a mitad de la habitación, se está acomodando el traje y permanece dándome la espalda por algunos segundos antes de mirarme —no vamos a volver a eso.
—¿Qué te ocurre ahora?
—No voy a dejar que me castigues por lo que ocurrió. Me niego a que me trates de nuevo de esta forma.
Sonríe, el corazón se me encoje cuando reconozco su gesto malicioso, la sonrisa fría.
—Me temo que no eres nadie para...
—Claro que soy alguien —me planto frente a él —soy tu esposa, por mucho que eso ahora te moleste, y no voy a permitir que me trates de esta manera otra vez. ¿Quieres culparme? ¡Bien! Pero asume tu grado de responsabilidad en todo lo que has hecho, no finjas que te he traicionado cuando tú antes también has roto promesas que me involucran, solo que...como a ti no te afectaban... no les das importancia.
—No voy a discutir contigo de nuevo.
—¡Pues yo si quiero discutirlo! —exploto colocándome en su paso, deteniéndolo antes de que pueda llegar a la puerta —con lo que pasó, estamos a mano, Kyle. Si vuelves a tratarme de esa forma horrible, juro que voy a encontrar la manera de irme y no vas a obtener nada más de mí.
Su mandíbula se cuadra por la tensión que emplea. Sus manos se aprietan en puños y sé muy bien que está conteniéndose.
—Para ser una mujer a la que dices apreciar, estás muy lejos de hablar con la verdad.
Eso parece ser suficiente para él, me sobresalto cuando sus brazos me toman y me empujan hacia atrás.
—¿Crees que no hablo con la verdad? Si no te apreciara te habría colocado una maldita bala en la frente. Si no te apreciara te hubiese asesinado desde el momento en el que dejaste de ser útil.
—¿Y debo de agradecerte por eso? ¿Por no matarme? —sonrío con ironía —vaya, pues gracias por tenerme aprecio, Kyle.
—Eres jodidamente insoportable.
—Al fin tenemos la misma opinión el uno del otro.
No me he dado cuenta de que nos hemos acercado demasiado, es un rápido movimiento, Kyle coloca las manos a los costados de mi rostro, y me besa. No es un beso suave, es uno salvaje, casi furioso.
Coloco las manos sobre las suyas sintiendo mi cuerpo reaccionar ante él. No de supone que deba tener tanto poder sobre mí, no se supone que deba permitirle arrinconarme contra la encimera, ni mucho menos debería desear tanto su toque.
Pero cuando se trata de Kyle, supongo que nunca sigo las decisiones correctas.
Sus manos se pierden por debajo del vestido, es demasiado hábil para deshacerse de mi ropa interior, sus labios siguen robándome el aliento, siguen exigiendo más y más de mí. Su toque es firme en mi cuerpo, esta vez no hay suavidad en sus manos, ni en el roce de nuestra piel.
Escucho el sonido de su cinturón y observo como se deshace de sus prendas con rapidez. El vestido es lo suficientemente suelto como para permitirle elevarlo hasta la cintura y tener un acceso total a mí.
Kyle no se molesta en el juego previo esta vez, sus manos se aferran a mi cintura y pronto empuja dentro, jadeo sorprendida por el dolor y la repentina penetración, no me da tiempo de adaptarme a él antes de volver a embestir con muchísima más fuerza que la primera vez. Su mano se pierde en el interior de mi cabello y tira de forma casi dolorosa, pero la sensación apenas dura unos segundos antes de que mi propia excitación se adueñe de mi mente.
—¿Estás tomando las pastillas? —jadea contra mi oído.
—Sí —mis palabras se ahogan con un gemido.
Sus movimientos son duros, sus caderas chocan contra las mías con frenesí, siento sus manos apretar en mi piel, mi espalda se arquea con la fuerza de sus movimientos, una de sus manos se pierde en mi nuca y sujeta mechones de mi cabello.
El mueble se mueve con los fuertes movimientos de Kyle, mi espalda choca contra la pared mientras mi excitación crece, lo siento adueñarse de cada pedazo de mí. Tengo la mente nublada por la lujuria, por la forma en la que él se introduce en mí, por como sus manos reclaman mi cuerpo.
Y continúa creciendo y creciendo, acumulándose a cada minuto, llenándome por completo hasta el punto inevitable de la explosión.
Y cuando ocurre, lo siento liberarse en mi interior, sus manos apretando mi piel, su gemido de liberación antes de que de nuevo, sus labios me arrebaten toda la voluntad.
—Debería acabar contigo —susurra con la respiración entre cortada —pero no soy capaz.
Lo miro, sus ojos se encuentran con los míos, el celeste de su mirada me eclipsa y me permito imaginar como sería si mi esposo no guardara tanto rencor en su interior.
—No vuelvas a traicionarme, Aria. Por favor.
La suplica cae como agua fría, sale de mí y no se molesta en mirarme de nuevo mientras me da la espalda, y se marcha, dejándome atrás con la suplica flotando en el aire, y mi corazón justo en el límite del colapso.
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